Fin de semana de esparcimiento (2)

Quien dijo que las chicas no podemos salir de caceria de hombres?

Fin de semana de esparcimiento 2

Después de la tardecita de ayer y la salida de la noche, donde hubo mas de unos intercambios de besos y caricias con algunos nenes que se encontraron en el boliche; que antes frecuentábamos con mi amiga y donde encontramos varios conocidos que nos convidaron con las mas variadas bebidas, el sábado debía descansar y reponer energías.

Dormí gran parte del día y a la noche seguí con algo de sueño y la voz bastante tomada así que no podía casi hablar.

Mi amiga se quedo haciendo cosas y yo con la hermana nos recostamos un rato antes de salir, la noche estaba muy fea ya que llovía mucho y hacia frió.

Ir hasta el centro era complicado y mas en esas condiciones pero no nos detendríamos por una lluvia copiosa.

De casualidad nos despertamos a las 2 de la mañana; hora que recién el otro grupo de chicas llegaba al boliche y nos mandaba un mensaje que nos esperaban.

Nosotros tardamos 5 segundos en cambiarnos y llegar a una esquina que de mucha casualidad pasaba un taxi.

Llegamos al lugar y cuando entre le hice el comentario a mi amiga, que sentía en el aire como la sensación de que pasaría algo, que esa noche seria distinta e irrepetible y así fue

Estábamos en la pista, tomando algo con mi amiga y el grupo de su hermana cuando veo en un grupo, un chico con los ojos más hermosos y llamativos del mundo.

De inmediato pensé alguna excusa tonta para acercarme y hacer contacto con el para ver que onda tendría.

Me acerco y al tocarle el hombre le murmuro al oído si esos ojos eran de el o los había comprado… (Una frase bastante tonta pero efectiva en este caso). El chico me miro y me sonrió y se volvió a charlar conmigo y a mostrarme muy cerca de mi cara sus ojos.

Ahí sentí un perfume tan rico como atrayente. En ese momento uno de sus amigos pasa y se lo lleva con el grupo y la conversación quedo en nada.

Obviamente toda la noche lo observe, hasta que casi terminando la noche lo veo que andaba solo dando vueltas. Pasa cerca de nuestro grupo y al verme se acerca y me pregunta que haría después de salir de ahí

Mi respuesta fue tan pronta como descarada: me voy a dormir con vos a tu casa

El chico, que se llamaba Gabriel, me miro y sonrió como no creyendo que una mujer le dijera tan en su cara las intenciones que tenia con el y no le diera vueltas.

Entonces me dijo que primero fuéramos a dar unas vueltas por ahí en el boliche y charláramos

Esas charlas son siempre dos frases obsoletas, porque el paso siguiente fue tenerlo apoyado sobre una pared y yo sin perder tiempo lo bese.

Gabriel respondió sin demora y paso seguido, me invito a que fuéramos a dar una vuelta en su auto.

Yo volví por mi abrigo y a avisarle a mi amiga que volvería en poco tiempo, pero llevo más que ese poco tiempo el encuentro.

Nos fuimos a dar una vuelta y cuando detuvo el auto no podíamos sujetarnos ninguno de los dos con las manos y la boca.

Parecía una guerra a ver quien podía darle mas placer al otro, decidimos entonces ir a su casa.

Llegamos y yo fui al baño de su habitación. Cuando salí estaba arrodillado en la cama y me tomo de la mano muy suavemente, me acerco a el y mirándome a los ojos me beso muy suavemente, mientras que me acariciaba los brazos, la cintura y llego a mi cadera para empezar a bajar mi pantalón muy despacio.

No dejaba de besarme y de hacer todo suave y lentamente, eso me excitaba cada vez más hasta que yo empecé a sacarle la camisa también

Luego me acerco a la cama e hizo que me recostara, el se puso sobre mi y comenzó a besarme sobre la ropa el pecho y fue bajando, mientras termino de sacar toda mi ropa en la parte de abajo.

Tiernamente separo mis piernas y dejo mi cosita toda mojada a su merced. Levanto la cabeza me miro y con un sonrisa picara me dijo que tenia muchas ganas de estar con una mujer de verdad.

Bajo la cabeza y comenzó a lamer la parte interna de mis piernas, luego fue yendo mas al centro hasta llegar a acariciar con su lengua mi cosita que estaba mas que mojada, para esa ocasión.

Con sus dedos acaricio mi clítoris y notaba que estaba atento a mi respiración y a mis tímidos gemidos de placer para planear el próximo lugar donde me acariciaría con su lengua.

Después de unos segundos, comenzó a succionar todo el flujo que me empapaba y a introducir sus dedos en mi vagina como si fuera su pene; que hasta ese momento no había tenido el gusto de conocer.

Eso despertó mi ansiedad por tenerlo dentro mío y sin mas me incorpore bruscamente y me abalance sobre el, arrancando su pantalón.

El no se negó, es mas me ayudo a sacárselo y allí encontré uno de los penes más gruesos que he visto hasta ahora.

Estaba mas que duro y yo estaba tan caliente que lo necesitaba dentro de mi, así que lo tome firmemente y lo metí en mi boca, el lanzo un gemido de alivio y yo comencé a meterlo y sacarlo de mi boca, mientras lo apretaba con mis labios y jugaba con mi lengua a mojarlo y recorrerlo todo.

En segundos quedo mas duro que antes, brillante y todo húmedo.

Fue ahí cuando el se abalanzo sobre mi ahora y con fuerza me sujeto los brazos sobre mi cabeza y muy diestramente se ubico entre mis piernas y de una sola vez, con fuerza, me penetro de golpe.

Comenzó a bombear con su pene grueso y duro dentro de mí, mientras lamía mi cuello y buscaba de vez en cuando mi boca para besarla intensamente.

La situación tan intensa hizo que en pocos segundos llegara a tener un orgasmo tan intenso como hacia tiempo no tenia.

Después de sentir mi cuerpo estremecido, por mi orgasmo, sin dejarme disfrutarlo siguió penetrándome, mas suave y mas lento ahora.

No se detenía nunca, y eso me gustaba mucho porque hacia tiempo que no encontraba un amante así.

Ahora cambiamos y yo fui sobre el, me puse en cuclillas sobre su pene y lo fui introduciendo bien adentro, con la almohada bajo su cadera logramos una profundidad en la penetración que es incomparable.

Allí comencé a trabajar yo, subía y bajaba mientras el me sujetaba por la cintura y al cabo de un momento soltó una mano y la llevo a mi clítoris para acariciarlo mientras yo me penetraba con su pene grueso y duro.

Eso también me encanto y así me dio mi segundo orgasmo.

Yo estaba bastante cansada y me recosté a su lado, allí el me abrazo muy tiernamente y charlamos unos minutos. Me contó que le había asombrado que una mujer le expresara que tenia ganas de estar con el, porque estaba acostumbrado a las mujeres histéricas que no saben ni pedir lo que quieren y como lo quieren. Ahí me dio pie para preguntar su edad y confesarle la mía verdadera.

El dijo que tenia 20 años y no 25 como me había dicho y yo le dije que tenia 29 y no 27 como el había escuchado de mi. Sin perder más tiempo, y con mis fuerzas un tanto recuperadas lo mire a esos hermosos ojos, que me habían llevado a el, y le dije: tengo ganas de que me hagas la cola, sabes?

Nuevamente su cara de asombro, pero también su prontitud para complacerme y mientras me decía: si, claro…para vos todo mi reina.

Giro mi cuerpo y poniéndome boca abajo, se coloco sobre mi y de una forma muy dulce beso mi cola, la abrió y sentí su lengua recorrerla y dejarla toda húmeda; lista para que le hicieran los mas tiernos mimos.

Así fue, dulcemente puso su pene grueso en mi cola y empujando suavemente lo fue introduciendo. Cuando estuvo todo dentro y esperando a que yo me adecuara a su forma, empezó a bombear despacio para ir aumentando el ritmo lentamente, paso su mano por adelante y mientras me penetraba por mi cola acariciaba mi clítoris para hacerme llegar a mi tercer orgasmo.

Esta vez también fue de lo más suave y dulce a lo más fuerte e intenso. En el mismo momento que estaba teniendo mi tercer orgasmo siento que su respiración ya no se contenía y que pronto acabaría conmigo.

Así fue y sentí llenarme toda la cola; a pedido mío, por supuesto, de incesantes chorros de leche caliente, que desbordaron hasta mis piernas.

Después de eso se tendió sobre mí y besándome la espalda me dijo que le encantaba haberme encontrado.

Luego de unos minutos se levanto y fue al baño. Nos cambiamos y me acerco a la casa de mi amiga.

Lo mas cómico es que eran las 9 y media de la mañana y el entraba a trabajar a las 12 del medio día. No sabría decirles si llego ese día al trabajo, yo me recupere el resto de la mañana y parte de la tarde.

Fue uno de los fines de semana de cacería como en las viejas épocas; es una sana costumbre que no hay que dejar y lo más importante es que cura todas las heridas de desamor que una lleva. Nos vemos en el próximo relato.