Fin de semana de chicas(i)
Elena, Julia, Ana empiezan su fin de semana de lujuria, se les une Asun, aparece Aitor y otras personas y se convierte en una picante orgía
FIN DE SEMANA DE CHICAS(I)
Elena mientras veía esa prenda en su cajón, aunque divertida, estaba alucinando. Elena cerró el cajón mientras Nuria se iba a su sitio.
Y llegó el viernes. Elena ya había preparado la maleta el jueves. La metió en el maletero de su SUV y condujo hacia el centro de la ciudad. Allí estaban Julia y Ana. Metieron sus maletas en el maletero y montaron atrás en el vehículo.
¿Muy elegantes vais no?, vais a necesitar poca ropa jiji------ Preguntó Elena.
Bueno, no sabía que ponerme y como hacía calor, he querido traerme este conjunto. --- respondió Julia.
Elena condujo fuera de la ciudad. Iba camino de recoger a su novia. Vieron de lejos a una chica vestida con unos jeans verdes que le dibujaban un culo de diez. Julia y Ana cuando pararon a su altura y la chica entró en el coche no pudieron menos de excitarse. Elena se dio cuenta y quiso empezar a jugar.
Lo primero os voy a presentar. Irene, estas son mis compañeras de trabajo, Julia y Ana. Julia y Ana, ella es Irene, mi novia, mi compañera de aventuras sexuales y cuando lo hacemos mi sumisa y esa es una parte del secreto. En el sexo cuando queremos jugar ella es mi sumisa y, por cierto, obedece y este fin de semana va a serlo también. Empieza el juego. A vuestros pies hay dos bolsas. Voy a parar el coche y os diré que hacer con ellas.
Elena aparcó el coche en un área de descanso de la autopista y les ordenó.
En una de ellas hay dos antifaces, en la otra hay una cadena con varios mosquetones. Primero uniréis con la cadena los tiradores internos de las dos puertas. Ayudaron con los mosquetones. Luego hay dos esposas. Esposar vuestras muñecas y unir las esposas a la cadena con los mosquetones. Os ayudará Irene porque hay que tirar una segunda cadena que vaya por el suelo. En ella esposará vuestros tobillos a ella. Luego Irene orinará en la calle y se secará con dos braguitas de algodón que hay en la bolsa. Os las meterá en la boca y tapará vuestras bocas con cinta americana y tapará vuestros ojos con los antifaces. Ahora es el momento si queréis renunciar, podéis hacerlo.
Julia y Ana se miraron, estaban muy excitadas y aunque no era el comienzo que esperaban, al contrario, les excitó más de lo que esperaban. Obedecieron y se fijaron como Irene se bajaba del coche, se soltaba los pantalones y se bajaba las braguitas, a su lado las dos que iban a servir para tapar sus bocas. Abrió sus piernas y orinó. El espectáculo era muy excitante. La chica se secó con las braguitas. Se vistió y volvió al coche. Les metió las braguitas en la boca y luego tapó sus bocas con la cinta. Las dejó tapadas con los antifaces.
Elena salió del área de descanso y condujo cien kilómetros hasta que llegaron a la casa rural. Allí Irene les quitó la cinta americana y sacó las braguitas de su boca para luego quitarles los antifaces. Vieron como era una gran casa con un tejado a dos aguas. Detrás de la construcción había otras edificaciones. Julia y Ana sacaron sus maletas. Irene la suya y la de Elena. Julia y Ana estaban un poco descolocadas, pero creían que entendían lo que estaba sucediendo y estaban muy excitadas. Ellas pensaban que les adjudicarían una habitación para cada una, pero nada más lejos de la realidad. Fueron conducidas hasta la recepción y allí una mujer madura rubia con un moño, blusa blanca y falda de tubo azul saludó a Elena con un par de besos y luego un morreo.
Veo que has añadido a dos pupilas---- dijo Asún
Son compañeras de trabajo que parece que les apetecía probar con mujeres y como las vi obedientes pensé en introducirlas en esto. ---- respondió Elena.
Pues las sumisas bien educadas saben lo que tienen que hacer---- dijo Asún.
Elena se rió por lo bajo. Irene supo lo que había que hacer. Soltó las maletas y comenzó a desnudarse. Primero la camisa botón a botón. Julia iba a imitarla, pero Elena la hizo parar. Irene ahora comenzó con los pantalones. Descubrió su torneada figura y su culo prieto y perfecto. Luego colocó sus manos en la cabeza y separó las piernas. Elena hizo un gesto ahora a Ana. Ana hizo lo mismo. Ana con su melena castaña y mechas rubias, pelo largo a mitad de espalda, pechos pequeños, proporcionados y pezones pequeños, un pubis bien recortado y un culo redondo y aunque no tan perfecto como el de Irene era muy apetecible.
Elena, después que Ana terminase de adoptar su postura, cogió a Julia de la mano y la colocó delante de Asun que se acercó hasta que Julia pudo oler su perfume y su aliento. Esa seguridad en sí misma, aparte de su atractivo físico y ese Dominio hizo que Julia se mojase. Estaba nerviosa mientras se quitaba la ropa. La blusa primero y luego esos pantalones que se transparentaban y en los que Elena se había fijado. Se los quitó y todas vieron como tenía unas nalgas altas y respingonas y un vello púbico negro y recortado. Unos pechos medianos con pezones rosa apenas perceptibles por el color.
Ana y Julia temblaban como las hojas de un árbol. Asún se entretenía jugando con Irene, valorando su cuerpo, sus pechos, acariciando su sexo húmedo. Elena, mientras tanto, se acercó a sus compañeras de trabajo y comprobó cómo estaban excitadisimas. Como sus dedos entraban en sus vaginas con suma facilidad. Ahora les ordenó besarse y ellas cumplieron. No tenían experiencia, pero se dieron un beso que empezó siendo casto para ser un auténtico morreo. Luego ella morreó a cada una de ellas, lo mismo que hizo Asún e Irene.
Lo que no imaginaban Julia y Ana era que estando en la recepción iban a pasar más gente y evidentemente lo hicieron. Tres Amos que venían con sus sumisos. Los sumisos completamente desnudos. Al pasar a su lado pidieron permiso a Asun que les indicó que la Ama era Elena y se la pidieron a Elena. Esta les dio el plácet y éstos se limitaron a darlas unos azotes, pellizcar un poco sus pezones y pasar de largo. Pero la sorpresa mayúscula fue que uno de los sumisos era Aitor. Aitor que se había follado a Julia y a Nuria era sumiso. La reacción de Julia fue extraña, primero se excitó porque todavía se acordaba de su polvo, pero luego se quedó fría por su sumisión.
Los Amos con sus sumisos desaparecieron por el fondo de la recepción. Elena cuando se fueron tomó la palabra.
Pues Julia, tu amante parece que será buen empotrador, pero es muy obediente, así que me parece que me voy a divertir mucho. Ahora vamos a ir a dejar en su “dormitorio” a Irene y luego vosotras ya veremos donde pasáis la noche.
Colocaron a cada una de las sumisas un collar y una cadena para las tres. Caminaron por el mismo camino. Julia y Ana vieron como traspasaban una puerta de madera con refuerzos de hierro. Pensaban que Irene que iba delante de ellas sabía dónde iban, pero tampoco lo sabía. Bajaron por una escalera de caracol de hierro y entonces lo vieron, eran mazmorras cerradas con unas puertas de hierro macizo con una pequeña ventana para mirar dentro.
Asun les aclaró que dentro estaban los tres sumisos que habían llegado con los Amos. Elena pidió que abrieran la mazmorra de Aitor y Asún se lo concedió. Allí estaba sentado y cuando vio asomarse a las dos Amas y vio como detrás venían las tres sumisas enseguida se excitó. Elena se acercó y le pegó una suave patada en la polla. Se agachó, pellizcó sus pezones logrando que el hombre chillase antes de recibir un sopapo.
Luego se retiró con Asun que hizo venir a Ana y la hizo ponerse de pies encima del hombre y le susurró al oído que se orinase encima y Ana, no quiso hacerlo, pero luego cuando se lo ordenó Elena lo hizo mojando entero a Aitor que estaba desnudo.
Tranquilas, van a ser llevados a las duchas dentro de poco así que no pasa nada. --- aclaró Asun.
Bueno Irene, tú duermes en la mazmorra del fondo esta noche. Vosotras dos, podéis elegir dormir aquí esta noche o elegir habitación porque la noche del sábado después de la fiesta lo haréis a saber dónde jijijij. ---- dijo Elena.
Julia y Ana pidieron dormir en las celdas. Asún y Elena subieron arriba a cenar con los otros tres Amos. No vieron como media hora después un par de empleadas de la casa abrían las celdas y conducían a los sumisos y las sumisas a las duchas. Julia y Ana que eran las que menos experiencia tenían estaban alucinando, pero muy mojadas.
Era unas duchas abiertas. Un pasillo con 20 duchas a cada lado y una separación entre una banda y otra de un metro. Había algún hombre y mujer duchándose. Una chica de tez morena y rizos se acercó a Julia y se puso a coquetear con ella, pero fue parada por una de las empleadas que la dijo que Ana y Julia eran intocables todavía. Entonces se fijó en Irene y empezó a acariciar su espalda y a besarle la nuca y el cuello.
Julia y Ana estaban juntas, pero no se les dejaba juntarse más que para jabonarse la espalda. Ellas intuían que algunas sorpresas les habían preparado. Vieron como la morena masturbaba a Irene mientras ella se apoyaba en la pared. Por otro lado, un hombre maduro y muy grande había cogido a un veinteañero, pellizcaba sus tetitas, azotaba con la mano sus nalgas a la vez que le jabonaba y con los dedos aprovechaba para acariciar su ano antes de penetrarlo contra la pared. Había uno de los sumisos que masturbaba al otro. A Aitor le tenían sujetado entre dos y le sacaron hasta el lavabo donde le hicieron sujetarse al grifo antes que un hombre lo penetraba. Julia y Ana comenzaron a masturbarse. Las vigilantas se lo permitían, pero cuando notaron que se iban a correr les mojaron con una manguera y agua muy fría y les cortó el rollo.
Cuando todos terminaron fueron vestidos con unos trajes especiales, en el caso de las chicas unas faldas de amplios vuelos y una especie de corsé que dejaba al descubierto los pechos. En el caso de los hombres solo llevaban un suspensorio, pero abierto por delante y con un cb metálico.
Fueron conducidos a la planta principal. Aitor caminaba delante de Julia que le susurró:
¿Qué sorpresa verte aquí, tenías experiencia? Yo estoy nerviosísima pero muy, muy cachonda.
Un poco si tengo, pero no demasiada.
Callaos y el chasquido de un látigo cortó el aire antes de golpear en la nalga por encima de la falda.
Llegaron a la sala donde iba a ser servida la cena. Fueron arrodillados al lado de cada Amo. Julia y Ana fueron arrodilladas a los lados de Asun. A l@s sumis@s les fue dado de comer en platos en el suelo. Todos los sumisos tenían una relativa experiencia menos Julia y Ana que tenían sensaciones encontradas. Por una parte, se sentían ridículas, pero por otra estaban excitadisimas por todo.
Terminaron la cena y Elena se acercó a Asun y le dejó a Irene para coger a Julia y a Ana. Fue con ellas a una cama redonda que habían colocado en el centro de la estancia. Elena fue muy cariñosa y las invitó a besarse. Ellas primero lo hicieron tímidamente por toda la gente que había estado mirando. Luego los besos se hicieron más apasionados y Elena entonces cogió a Julia y se subió en la cama con ella. Elena estaba todavía vestida. Irene se acercó y se arrodilló detrás de ella y comenzó a quitarla la camisa celeste. Luego soltó el botón del pantalón y empezó a bajarle los pantalones. Elena llevaba unas braguitas que se abrían por los lados. Se las quitó, ahora desnuda frente a Julia. Irene subió a la cama a Ana. Elena lamía los pechos de Julia y la hizo tumbarse para seguir bajando desde los pechos hasta llegar a su coño. Se lo comía. Julia por su parte gemía y jadeaba como una posesa. Irene había situado de tal forma que pudiera ver todo. Con su mano izquierda Ana acariciaba a Elena, su espalda y sus nalgas. Irene que estaba a su espalda había ido bajando por su espalda besando su columna hasta sus nalgas y allí recorrió con su lengua su culo hasta llegar a su ano donde lamió lubricándolo. Luego hizo que Ana pusiera su coño cobre la boca de Julia y usara la lengua de Julia para masturbarse. A su vez Irene penetraba con sus dedos el culo de Ana. Julia estalló en un orgasmo e hizo que moviera la lengua más rápido y hacer que Ana también se corriera.
Asun cogió del pelo a Elena y entonces su novia descubrió que esta, aunque Ama también obedecía y era usada algunas veces. Elena se vistió como estaban otras sumisas, lo mismo como se volvieron a ser vestidas Julia, Ana e Irene. Con esa ropa fueron colocadas en la misma mesa donde habían cenado. Las manos atadas y sujetadas en la mesa, las piernas separadas. Luego una de las asistentes fue levantada las faldas. Se acercaron Amos y Amas y fueron penetrando a las mujeres de una sola vez. A Julia le tocó un Amo que la penetró sin miramientos. Un Amo muy dotado en anchura que la hizo abrirse mucho. A Ana le tocó un Amo muy musculado y también bastante dotado, pero en largura. A Irene una Ama que la penetró con un strapon. A Elena Asun la penetró con el strapon. Aitor estaba situado entre Julia y Ana. Ellas pudieron ver como primero le introducían una cánula en el ano con lubricante para que lo pudieran follar con facilidad.
Un Amo se acercó. Maduro, enjuto, pero con un pene ancho en la base y con bastante anchura en la punta y aunque más largo que la media no excesivamente. Acercó la polla al culo de Aitor. Lo cogió de las caderas y lo penetró duro, de una vez. Luego las mujeres les fue colocada el mismo lubricante y también fueron penetradas analmente. Pero a Irene fue especial porque se acercó un Amo enorme en todos los sentidos y sin casi lubricante empujó, pero no lo lograba, lo intentó varias veces hasta que entró el capullo, sacó el capullo varias veces hasta que en una de las veces empujó con fuerza y entró. La mujer chilló primero por el dolor, pero luego eso se transformó en un gran placer. Todas las mujeres les fueron colocadas un vibrador en el clítoris.
Cuando terminaron de follar todos y todas con todos y todas, los sumisos fueron atados con las manos elevadas y con fustas, floggers etc fueron azotados para divertimento de los Am@s. A lo largo de la madrugada se fueron retirando los Amos y Amas a la cama, Elena a la cama de Asun y los sumisos y sumisas a las mazmorras.
Este es un relato imaginario, pero me encantaría escuchar vuestras opiniones. Hacerlo a: