Fin de semana con sumisa. Monica.
Un hombre, Diego, que mantiene una relación amo-sumisa con una chica, Mónica, por Internet queda al fin con ella para disfrutar de las fantasías que se habían contado. Diego no está muy ducho en el SM aunque ha ido informándose mucho. Dominación y algo de sadomaso.
Diego y Mónica van a un motel típico de parejas. Meten el coche en el garaje. Mientras suben ya va manoseando ese culito de Mónica. Realmente es una chica muy guapa y con un apetecible cuerpo. Ella va con un pantaloncito corto tan ceñido que parece un culote, arriba una blusa anudada mostrando un amplio escote, va sin sujetador como le había ordenado.
Al llegar a la habitación esta ya tiene varias cosas que sorprenden a Mónica. Ya había llevado y preparado la cama con algunas ligaduras para atarla. Tenía pinzas, y una cubriera con hielos en la nevera. Nada más entrar ordene a Mónica desnudarse y que no volvería a ponerse más ropa hasta tener que irnos.
Mientras ella se despojaba la poca ropa que llevaba encima. Yo preparé la cubitera cerca de la cama. Fui a por la mordaza, consolador y plug anal.
La até a las ligaduras de la cama quedando en cruz. La amordace y empecé a lamer y chupar esas tetas que se gastaba la muy putita. Cogí un par de hielos y se los empecé a frotar en esas areolas oscuras que se gasta. Quería ponerle duros los pezones para que las pinzas se engancharan mejor, esas pinzas estaban unidas por una varilla de metal, hacían que sus pezones apuntaran hacia el centro.
El plug anal lo unte con lubricante y se lo metí sin mucho miramiento como me había dicho que le gustaba por Internet.
Me metí a comer su coño y a darle caña con el consolador. Dejé que se corriera una vez así, con el consolador dándole placer.
Luego de eso le vende los ojos. Solté las pinzas y volví a aplicarle hielo y golpes con la mano a esas tetas. Fui deslizando el hielo por su cuerpo, humedeciéndolo.
La solté para que su pusiera en cuatro patas. Quite el plug anal y empecé a sodomizarla, la primera estocada fue relativamente fácil por lo dilatado que tenía el ano. Cogí el consolador y lo volví a meter en su coño, le ordene que lo moviera ella misma como más placer le diera. Yo luego de dos-tres embestidas la sacaba y le azotaba ese culo que tanto placer me estaba dando, volvía a metérsela y tras otras embestidas repetía azotes. Me corrí copiosamente en su ano, ella creo que ya se había corrido alguna vez más pero ahora quería que sintiera el sabor de mi polla después de hurgar en su interior. Se la puse en la boca y empezó a mamar como si fuese un polo.
Fuimos al baño, ella como la perrita que era a cuatro patas. La metí en la bañera y la duche con mi orina. La bañe como si fuese una perrita, luego se lavó los dientes y me limpió la polla, cuando me volví a empalmar la paré. Le puse un collar al cuello y volvimos a la cama.
Espose las manos de Mónica a la espalda y le puse de nuevo el plug. Coloqué un dildo grande fijado al suelo. Instalé la cámara en el trípode y ordene a Mónica que se masturbara con el dildo, pero cuando estuviera a punto de correrse parará para venir a hacerme una mamada.
Estuve disfrutando de su imposibilidad de correrse durante una hora larga. Aproveché a hidratarme bien. Ella ya no podía más con esa postura, estaba en cuclillas para poder introducirse el dildo.
La libere de las esposas, la tumbe boca abajo en la cama y volví a atarla. Con un par de plumas empecé a hacerle cosquillas como a una niña pequeña. Le puse la mordaza para no oírla. Iba con las plumas haciendo cosquillas por las plantas de sus pies, sobacos.
El consolador se lo volví a meter en el coño. Empezó a correrse al poco rato. Como castigo azote su culo 13 veces, le pregunté cuántas veces la golpeara y quite su mordaza para que contestara. Fallo. Volví amordazarla y repetí nalgadas esta vez fueron 17 veces. Repetí pregunta y esta vez me contestó bien. Como premio me la folle duro, desate sus pies para que levantara el culo y así follarla más cómodamente. Me corrí en su coñito prieto.
Volví a desatarla para que paseara un poco por la habitación a cuatro patas. Cuando vi que volvía a tener ganas de orinar volvimos al baño. Esta vez hice que la bebiera directamente. Después de que se aseara un poco. Volvimos a la habitación.
Me entró hambre, con lo que ordene que se pusiera a mondar y trocear fruta que teníamos allí. Fui a por yogures griegos cremosos como me gustan. Cuando ya tenía varias piezas de fruta preparadas, las ligue con un par de yogures.
A Mónica la hice ponerse encima de la mesa como si fuese una fuente e iba poniendo la fruta por su barriga y tetas. Estas últimas las unte bien con el yogur y fui comiendo y lamiendo de ahí. Le mordisqueaba esos pezones apetitosos mientras de vez en cuando hurgaba con mis dedos en su vagina. Cuando sacie mi hambre con la comida, fui a por un cuenco para mi perrita. Se lo puse en una esquina con los restos de mi comida aderezada con mi orina.
Estaba algo cansado con lo que le ordene a Mónica un buen masaje. No lo hacía mal del todo. Quería estar en plena forma para lo que le haría algo más tarde.