Fin de semana al desnudo (parte 1)
Fin de semana en la playa.
Jueves por la mañana
Tengo una amiga que se llama Sole. Es de mi edad, de unos 50 años. Los dos estamos casados y los cuatros somos amigos desde hace muchos años. Hace tres años nos fuimos un fin de semana largo, de esos de jueves a domingo, los 4 juntos a un hotel en Vera para pasar unos días de vacaciones a final de junio.
Mi mujer y yo no habíamos hecho nudismo nunca ya que ni tuvimos la oportunidad ni tenemos el cuerpo como para exhibirnos. Somos más bien gorditos y qué decir tiene que siempre es más agradable ver un cuerpo atlético o normal que no uno gordito. La otra pareja, Sole y Adrian son normales, en la media del cuerpo nacional. Eso sí, hay que decir que ella tiene unas buenas tetas, que no están nada caídas y un culo redondo que ya quisieran muchas.
Mi mujer y yo estábamos preocupados por si iríamos a la playa nudista y tendríamos valor para desnudarnos, pero como veréis, las cosas nunca ocurren como parecen. Realizamos el viaje en un coche los cuatro y dado que no vivimos muy lejos del Sur, pues en unas tres horas estábamos en el hotel. Dejamos las maletas y como teníamos media pensión llevábamos un bocata para la comida, así que nos cambiamos y nos dispusimos a ir a la playa.
¿Vamos a la playa nudista? Preguntó alguien a lo que todos respondimos que sí.
En menudo berenjenal nos vamos a meter, parecía decirme mi mujer cuando me miraba.
El primer choque fue al llegar al parking y ver familias en pelotas, gente en bici desnudos, en los chiringuitos tomando algo desnudos, en el jardín de su casa desnudos. Claro, nos llevaron a la zona donde hay villas y apartamentos naturistas.
Superada esa primera impresión nos pusimos cerca del chiringuito con una bandera pirata (seguro que la gente sabe donde es) y ellos ni cortos ni perezosos se despelotaron delante nuestra. Hay que decir que el tamaño de la polla de él es normal no llega a casco alemán pero tampoco es trompa de elefante y de gorda lo normal creo yo. Pero Sole tiene unas tetas grandes y bien proporcionadas, nada de caídas, con un pezón y areola tipo galleta de oreo. El coño lo tiene depilado y el culo es redondo y respingón que madre mía que culo tiene. Así que ya que habíamos decidido ir allí, pues no tocaba más que despelotarse.
Así lo hice yo aunque mi mujer estaba mala y se quedo con la parte de abajo del biquini puesta. Yo no soy muy dotado, pero que decir que aquel día, entre el corte, el pelín de brisilla, la vergüenza, la lorza, en fin que la tenía como un niño de dos años. Yo soy trompa de elefante pero pequeñita y no muy gorda, pero está bastante escondidilla por la lorza que rebosa. A mí me dio mucha vergüenza pues allí vimos unos aparatos de toda forma y tamaño, pero al final pensé “mira cada uno tiene lo que tiene y estos que la tienen grande, mejor para ellos. Tú disfruta y no te preocupes por el tamaño de tu polla” Eso pensé. Mi mujer también tiene lorzilla y unas tetas grandes con unas aureolas del tipo galleta María. Están un poco caídas, pero no tiene mal pecho.
Nos quedamos un momento los cuatro mirándonos, como diciéndonos ¡Esto es lo que hay! Pasamos allí el día protegiéndonos con crema y yo la verdad es que disfrutaba viendo a Sole desnuda. Un par de veces que volvíamos del agua Adrian y yo ellas estaban boca arriba con las piernas un poco abiertas. A mi mujer no se la podía ver nada ya que tenia puesta la braga del biquini, pero a Sole se la veía todo el chumino con esos labios que la sobresalían por en medio de los labios mayores. Ella me miraba a los ojos y los dos sabíamos que yo la miraba el coño con deseo. Un par de veces se dio la vuelta y arregló la toalla poniéndose de rodillas. Madre mía, tenía ante mí todo su culo abierto, su coño. La veía el agujero del culo y esos labios tan preciosos que incluso me parecía que brillaban con un poco de jugo. Un par de veces la dijo su marido que si seguía así se la follaba allí mismo. Yo me tumbaba boca abajo, bueno mejor dicho polla abajo para que no se viera mucho mi empalmaera.
Serian cerca de las nueve de la noche cuando recogimos y nos fuimos al hotel. Nos duchamos y mi mujer y yo comentamos lo bien que estaba Sole. En eso ella me dijo que le vio un par de veces a Adrian como se empalmaba e incluso le salía alguna gota de juguillo de la punta del capullo y que eso la puso a cien. La verdad es que estaba excitada y aunque tuviera la regla nos las arreglamos para echar un polvo en la ducha. A las diez bajamos a cenar y después habíamos comprado unas botellas de champagne para los cuatro días, para celebrar el que por fin podíamos ir sin hijos de vacaciones.
Fuimos a nuestra habitación y en la pequeña terracita nos sentamos a beber los cuatro. Sería sobre la una cuando nos habíamos bebido tres botellas de champagne y habíamos empezado una nueva. Para no hacer más ruido y no molestar a la gente nos metimos en la habitación. De repente se le ocurrió a mi amigo que ellas podían echarse el champagne por las tetas y nosotros beberlo directamente en su cuerpo. Los 4 no estamos acostumbrados a beber y el alcohol creo que nos sienta bastante mal. Dicho y hecho. Sole y mi mujer Mariluz se quedaron en tetas y se empezaron a echar champagne por encima de sus tetas. Adrian y yo nos abalanzamos sobre ella, cada uno en las tetas de su mujer. Yo la chupaba a Mariluz todas las tetas, arriba, abajo. El pezón se endureció y la aureola se contraía. Miraba al lado y veía como Adrian estaba metido entre las tetas de Sole, las chupadas se oían a kilómetros. En ese momento miré a Sole, ella me miró y dijo “Cambio de parejas”.
No sé si fue el alcohol, la situación o qué pero nadie dijo que no. De repente me encontré entre sus tetas, chupándoselas y tocándoselas. Madre mía era un sueño hecho realidad. Me encanta esa textura que tienen de mullido por dentro. Son blandas, sedosas, gelatinosas. Sus pezones estaban tiesos y sus aureolas eran canela pura. Ella acariciaba mi pelo, se acercaba a mí y me lamia la oreja, incluso nos dimos un morreo y aún recuerdo el sabor de su lengua, la suavidad, el calor de su boca, en aquel primer morreo. No sé cuánto tiempo pasamos Sole y yo así pero lo que sí recuerdo es que lo siguiente que vimos es que Adrian y Mariluz estaban tumbados en la cama durmiendo de la cogorza que tenían. Sole y yo teníamos una buena encima. Nos levantamos de la cama morreándonos y todo el alcohol nos subió en ese momento de golpe.
Apenas pude quitarme porqué Sole vomitó todo lo que tenía en su cuerpo. Yo andaba un pelín mas despejado y no suelo devolver aunque beba mucho. Pero es que desde hacía muchos años que no cogíamos una borrachera así. Como pude la llevé al servicio a que terminara de vomitar. La dejé agarrada a la taza del váter y con toallas sequé, como puede del pedal que llevaba, la vomitona del suelo. Había un olor en la habitación a vomitona que tiraba para atrás. A todo esto Adrián potó por un lado de la cama, Mariluz estaba tumbada y también había potado entre la cama y el suelo. Vamos, un poema de noche que me comí con un pedal de campeonato. Me acerqué al servicio y allí estaba Sole agarrada al váter. La levanté como pude y la acosté en la cama entre los dos coloquetas.
Yo por mi parte cogí su tarjeta y como pude me fui a dormir a su habitación. Yo que pensaba que íbamos a tener un intercambio de parejas, ay iluso de mí. Pero antes de poder desnudarme y hacerme una paja como quería, aunque dudo mucho pudiera con el alcohol que llevaba en el cuerpo, creo que me dormí tirado en la cama.
A la mañana siguiente me despertaron unos golpes en la puerta y con la resaca increíble que tenia abrí la puerta. Allí estaban Sole y Adrián que venían a dormir. Eran sobre las nueve de la mañana y decidimos no ir a desayunar y dormir lo que nos pidiera el cuerpo.
Esa era la mañana del viernes.