Fin de semana aburrido 2

Cerré la puerta y lo dejé atrapado entre mi humanidad y la pared, lo apreté y comencé a mordisquear su cuello, mientras sobaba mi polla contra su culo, mis brazos se multiplicaron, como un pulpo.

Abrí un poco la puerta, y Pablo se metió por el pequeño espacio, restregando su espalda contra mi pecho y sus nalgas contra mis caderas.

Cerré la puerta y lo dejé atrapado entre mi humanidad y la pared, lo apreté y comencé a mordisquear su cuello, mientras sobaba mi polla contra su culo, mis brazos se multiplicaron, como un pulpo.  Abrí los botones de su camisa blanca vaporosa y la deje caer, deshice el nudo de la toalla anudada a mi cintura, desabroche su pantalón y lo deje caer…todo esto mientras Pablito se movía como una serpiente, pegando su piel a la mía y todo el calor que generábamos nos hizo sudar a cantaros lo que permitía que las pieles se deslizaran en un concierto de éxtasis y deseo.

Pablo se deshizo de sus sandalias y yo le baje el boxer…La ultima frontera…permitiendo que mi pene entrara entre la rajadura de sus nalgas. Mientras exploraba su precioso látigo de carne…valla sorpresa…18 cm que apuntaban mas allá de los 75 grados…que delicia!

Lo voltee y quedamos frente a frente…

Nuestros alientos delataban el licor que habíamos tomado…delicioso almizcle que aumentaba mi deseo.

El chico comenzó a recorrer mis labios con los suyos…sin pegarlos, solo rozándolos…pasando del superior al inferior y volviendo al primero…solo un rocé, eso me hizo entrar en un estado de desespero, lo cogí fuerte de atrás y pegue su cabeza a la mía, metí mi legua y recorrí su boca…el se dejo simplemente hacer…asumiendo una actitud un poco pasiva, pero cuando saque mi lengua, me mordió el labio inferior, produciéndome una sensación de dolor y placer al mismo tiempo.

Lo separe un poco de mi, lo tome de su mano y lo llevé al cuarto vacío, que llamamos “de huspedes”.

Allí, nos echamos en la cama y volvimos a nuestro morreo. Comencé a besarle cada rincón de su maravilloso cuerpo, mordí su cuello, sus tetillas, lamí sus sobacos, chupe sus bíceps, tríceps, sus abdominales… o mejor, su pequeña panza cervecera y llegue a su triangulo de deseo, donde me saludo un rosáceo glande circunciso.

Lo metí en mi boca, que babeaba, hasta el fondo, lo que me produjo arcadas…ese manjar de 18 cm había que disfrutarlo al máximo, lo chupe como una golosina, como un helado…mientras Pablo se daba mañas, para atrapar mi pene, fundiéndonos en un maravilloso 69…Oh glorioso numero!

Solté su estaca y comencé a chupar sus testículos, me introduje a la boca uno y otro alternativamente y los dos a la vez.

Fui un poco mas allá y mordí su perineo, produciendo temblores en mi amante; cuando me dirigía a su ano, sentí que el ya había llegado al mío, nos proporcionamos mutuamente esplendorosos besos negros y sentí que sus dedos exploraban mi  asterisco.

Me separe de Pablito…sentí el vacío al sacar sus dedos de mi culo. Fui a mi escondite secreto y traje condones y lubricante.

Me tumbe sobre mi amante y comenzamos a besarnos nuevamente, mientras el metió sus dedos en mi ano  y mordió mi tetilla.

Sintiendo su estaca alborotada, le puse el condón, lo unte de lubricante y unte en mi culo.

Enseguida, teniéndolo todavía así debajo de mi, me fui empalando, yo mismo, suavemente, resistiéndome al dolor, sintiendo entrar cada centímetro, mientras disfrutábamos los dos de nuestras caras de placer y dolor.

Cuando tuve toda su extensión dentro de mi, me agache un poco y lo bese, estaba en el cielo.

Esperamos unos instantes y comencé el sube y baja, levantándome hasta tener su pene casi afuera y bajando de nuevo hasta que su pubis tocara mis nalgas…durante en un periodo sin tiempo…una eternidad.

En una de las veces mi chico saco su pene totalmente y se movió un poco al lado, pidiéndome que me acostara de espaldas a la cama. Cuando lo hube hecho, levanto mis piernas hasta sus hombros y me atravesó nuevamente. Yo estaba apoyado solo en la parte alta de mi espalda y el resto de mi tronco y nalgas estaban casi verticales, mientras Pablo entraba y salía de mí.

Nuevamente la eternidad se hizo presente, hasta que comencé a sentir que Pablo temblaba y bufaba como un toro, me pellizco muy fuerte los pezones y descargo su lefa…

Apreté lo que mas pude mi culo y me deje llevar…comencé a ver borroso, oscuro y a sentir que mi cuerpo explotaba en placer, todos mis músculos temblaban…no se cuanto tiempo se prolongo mi éxtasis…pero si puedo decir que ha sido uno de mis mejores polvos.

Después Pablo salio de mi, se quito el condón y así, untados y sudados nos abrazamos y besamos en esa calidez y camaradería que se produce después del orgasmo.

Nos quedamos dormidos abrazados, disfrutando de nuestros olores y cercanías.

No se cuanto tiempo había pasado cuando escuche ruido en la casa vecina. Me despegue de Pablo, me puse la levantadora y fui a mirar por la ventana.

Henry mi vecino estaba fuera de su casa, con su esposa y sus padres; hablaba por celular y gesticulaba, como si algo le preocupara.

Salí inmediatamente, para ofrecerle mi ayuda y me comento que Pablo había, desaparecido había salido borracho del apartamento y no lo encontraban.

Sin pensarlo mucho le informé que estaba en mi casa, me miro intrigado.

Le dije: lo encontré sentado en la entrada de tu casa, borracho y  dormido, las luces estaban apagadas, así que lo invite a dormir en el cuarto de huéspedes. ¿Quieres verlo?, le pregunté e hice con mis brazos una seña para que viniera conmigo.

Henry entro y le acompañe hasta el cuarto donde estaba Pablo dormido, lo vio y se regreso hacia la entrada de la casa. Me dijo voy a avisarles que esta bien.

Cuando nos acercábamos a la puerta, vio la ropa tirada por el suelo…Solo me miro y me dijo: ¡Te lo culiaste…Huelen a sexo, carajo!...y me miro con cara, no se si de complicidad o de reproche…