Fin de Semana (3)

Mi mujer se libera y asume que le gusta mostrarse desnuda en un paseo por el campo.

Me desperté pronto, a las primeras luces de la mañana. La verdad es que no pude dormir a gusto durante la noche. No se si de excitación por lo ocurrido, o por remordimientos y mezcla de celos. Mi mujer nunca había sido tan lanzada y ahora la veía tan deshinibida que me producía una sensación rara, como un nudo en el estomago. La veía a mi lado tan dulce durmiendo, con su carita relajada , tan inocente. ¿No se nos estaría escapando el juego de las manos?.

Por fin despertó y al abrir los ojos me descubrió a su lado mirándola, una sonrisa y un beso fueron sus buenos días. Nos vestimos para desayunar e ir a hacer un poco de senderismo por esos parajes tan hermosos de alrededor. Cuando llegamos al salón los encargados ya tenían preparado el desayuno y tras degustarlo subimos a cambiarnos. Yo me puse unos vaqueros tipo bermudas y una camiseta, ella un top verde de tirantes y unos pantalones de montaña tan cortos y ceñidos que se le empezaban a ver los cachetes del culo (lógicamente sin ropa interior pues estaba prohibido). Una vez vestidos cargamos una mochila con algo que picar y agua, y nos salimos dirección al campo. Cuando nos internamos por el bosquecillo nos topamos con un pequeño río que serpenteaba montaña arriba. Pese a ser pequeño corría bastante agua y decidimos seguir paralelo a el, pues el ruido del agua resultaba agradable. Subíamos hablando como pocas veces teníamos ocasión de hacer como no podía ser de otra manera salio el tema de lo ocurrido en lo que llevábamos de fin de semana. Ella- Bueno cariño, imagino que mi exhibicionismo era una de las fantasías que querías cumplir este fin de semana, porque en un día me han visto desnuda mas tíos que cualquier otro en mi vida.

Yo- Esta claro que si, siempre he querido ver que se siente al saber que otro tío te esta viendo desnuda y lo cachondo que puede llegar a ponerse al verte así, como también quería que tu te sintieras una mujer deseada y vieras que tu cuerpo es realmente deseable no solo para mi.

Ella- ¿Y que has sentido?

Yo- Pues una mezcla de excitación y celos.

Ella- ¿Celos? pues eso lo podías haber pensado antes, no he hecho nada que tu no provocaras...

Yo- Por supuesto, y no me arrepiento pues realmente me sentido mas excitado que celoso.

Ella- No tienes porque estar celoso, si lo he hecho a sido por ti.

Yo- Me vas ha decir que tu no lo has disfrutado.

Ella- En la gasolinera la verdad, lo vi como una travesura, todo fue muy rápido, al fin y al cabo no volveré a ver al chaval. Pero en la casona la verdad me estuve divirtiendo viendo lo mal que lo estaba pasando Carlos, intentando mirarme y que nadie se diera cuenta.

Yo- Hasta que le has pillado..

Ella- JAJAJAJAJA, que habrá pensado de mi...

Yo- Pues que estabas para follarte, JAJAJAJAJAJA.

Ella- Pues no digo que no le deje hacerlo...

Yo- ¿Como? ¿Serias capaz de...?

Ella- Hombre, Si tu me lo pides... - Me dijo con una mirada de niña buena, a la vez de picara.

Yo- ¿Yo? Me parece que la que quieres eres tu y encima quieres que parezca que es cosa mía, golosona.

Ella- Ya sabes, alguna vez hemos fantaseado con que era otro el que me estaba follando cuando hacíamos el amor y no ha estado tan mal.

Yo- Si pero una cosa es fantasear y otra realizar.

Ella- ¿No es este el viaje de cumplir lo que siempre hemos fantaseado? Al fin y al cabo eso no cambiaría nada entre nosotros, yo solo te quiero a ti.

Yo- Entonces si eso deseas, tus deseos son ordenes para mi. Pero con una condición, que yo lo vea.

Ella- Ya veremos, una cosa es decidirse y otra hacerlo.

Seguimos hablando de como podíamos provocar la situación y la verdad solo con imaginarlo ya lo estábamos disfrutando. Quedamos en que veríamos como se iba desarrollando la noche y si se daba la oportunidad aprovecharla.

El día era caluroso, pese a que camináramos protegidos por la sombra de los pinos los dos íbamos sudando. Siguiendo el río corriente arriba llegamos a una especie de presita, hecha por alguien, en la que se embalsaba el agua y tenia una pequeña cascada natural producida por un desnivel en el terreno. Lo suficientemente grande como para bañarse y nadar. A mi mujer le encanta el agua, yo siempre le digo que en una vida anterior debía de haber sido sirena. Allí donde ve un charco se mete, pero claro, no tenia bañador y tampoco ropa interior. Si se bañaba tenia que ser desnuda.

Ella- Tiene que estar buenísima y encima con este calor, mas.

Yo- Pues date un baño...

Ella- Si claro, sin bañador, si al menos tuviera la ropa interior...

Yo- Pero si estamos solos, además en las 2 horas que llevamos caminando no hemos visto un alma.

Ella- Pues la presa no se ha hecho sola, seguro que la utilizan para algo, podría venir alguien.

Yo- Pues la utilizarán para los animales o algún cultivo cercano.

Ella- Me refresco y me lo pienso mientras descanso un poco.

Yo- Vale, pues mientras te lo piensas voy a subir río arriba a ver si hay algo mas en la parte de arriba. Ahora vuelvo.

La di un beso y me encamine río arriba a ver si había algún pueblo o casa al pasar el desnivel que hacia el terreno. No había nada, mas río y arboles. Continué subiendo y un poco mas arriba un sendero de tierra bajaba paralelo al río y lo cruzaba perdiéndose entre los pinos. Continué por el sendero y al salir de un recodo que hacia el río y el sendero me crucé con dos chavales que bajaban hablando y riendo despreocupadamente. Nada mas cruzarnos, no había andado 50 metros cuando recordé a mi mujer y caí en la cuenta de que los chicos cargaban toallas de baño. Ahora sabia para que se utilizada la presa, para bañarse. Tan pronto los perdí de vista en el recodo del camino, me di la vuelta y internándome en el pinar para que no me vieran, me dirigí a la presa.

Cuando alcancé el claro de la presa con la vista, me quede paralizado, mi mujer estaba nadando en el agua y su ropa estaba en la orilla, donde la había dejado doblada. Los chavales, que no tendrían mas de 18 años, llegaron al borde del agua, plantaron sus toallas y se preparaban para meterse en el agua sin darse cuenta de la desnudez de mi mujer. Mi mujer a su vez, con cara sorprendida, les miraba desde el otro lado, con el agua por el cuello, imagino que pensando en como salir sin mostrarse tal y como vino al mundo. Los chavales se pusieron a jugar en el agua a la pelota sin prestar mucha atención a mi mujer.

Yo me acerque a donde había dejado la ropa y me senté junto a ella en la arena. Mi mujer me miraba como pidiéndome una solución y lo único que pude contestar era un encogido de hombros y una sonrisa burlona. No tenía toalla, ni otra cosa con la que taparla, así que poco podía hacer. Ella me devolvió una mueca como diciendo "con que esas tenemos..." y se dirigió nadando hacia donde me encontraba. Ni corta ni perezosa hizo pie y emergió de las aguas como una diosa, despacio, deleitándose en sus movimientos como si se encontrara sola en el lugar. El agua escurría por su cuerpo y acentuaba el efecto. Sus pechos se notaban duros y los pezones desafiantes a causa del frío agua. Echándose los brazos a la cabeza, enrolló su pelo negro en una coleta, lo retorció escurriéndole el agua. Sus movimientos eran lentos y sensuales, permitiendo que pudiéramos admirar la belleza de sus curvas. Con un suave contoneo de sus caderas continuo saliendo del agua, estaba impresionante, la escena era sobretodo erótica. Mire hacia donde se encontraban los chavales y miraban hipnotizados por el bello cuerpo que salia del agua. Mi mujer sabiéndose observada, se agacho sin doblar las rodillas a echarse agua en los brazos, con lo que les regalo una visión perfecta de su culo y la raja de su coño depilado. Se incorporo y continuo su salida hasta que llego a mi lado y se sentó al sol, satisfecha de lo que había hecho. Seguro que como a mi, les debió dejar con una erección de narices.

Yo- Guau! Eso si es una salida triunfal, si señor.

Ella- No me ha quedado otra opción. tenia que salir del agua tarde o temprano.

Yo- Seguro, pero hay formas y formas. Has dado un espectáculo a los chavales de aupa.

Ella- Si hay que hacer las cosas, mejor hacerlas bien ¿no?

Yo- Mejor imposible, te quiero.

Los chavales seguían en el agua asimilando lo que acababan de ver. Nos miraban disimuladamente (imagino mas a mi mujer que a mi) e intercambiaban comentarios. Al rato salieron y se sentaron en las toallas a fumarse un cigarrillo.

Yo- ¿No te vistes?

Ella- Ya da igual, ya me han visto desnuda y la verdad, no se si les habrá gustado mas a ellos o a mi.

Yo-  ¿Te ha gustado?

Ella- Me ha encantado, al final va a resultar que soy una calientapollas.

Yo- A eso no le llamaría ser una calientapollas -le dije para quitarle importancia. Pero mi mujer se lo debió de tomar como un reto pues se levantó y se fue directa hacia donde estaban los dos chicos.

Ella- Hola majos, ¿podéis darme un cigarro?.

Con los ojos como platos, ambos sacaron un cigarro y se lo ofrecieron. Ella se agacho a coger uno, en cuclillas con las piernas abiertas. Los dos se quedaron mirando su coño expuesto a escasamente un metro.

Ella- ¿Tenéis fuego?

La ofrecieron fuego, ella aspiro y de manera sensual exhalo el humo hacia ellos.

Ella- Gracias, sois muy amables.

Se levanto y volvió a mi lado. Estaba orgullosa de si misma, es como si se hubiera liberado.

Ella- ¿Y ahora?

Yo- Vas ganando puntos...

Ella- Ah ¿si?, estoy muy caliente, démonos un baño pero tú también y en pelotas, me lo debes...

No podía decir que no, era lo pactado. Me quite la ropa y cogidos de la mano nos metimos al agua. Estuvimos nadando, dándonos el lote y metiéndonos mano debajo del agua. Después de un rato jugando, salimos, nos vestimos y despidiéndonos de nuestros vecinitos, nos encaminamos de vuelta a la casa rural. Mi mujer antes de irnos se volvió y les lanzo un beso a lo que ellos la respondieron con silbidos de aprobación.