Fin de Semana (1)
Porque solo me pediste que lo calentara, pero si tu me lo pides, seria capaz de esto y mucho mas.
Por fin disponíamos de un todo un fin de semana para disfrutar el uno del otro. Por motivos de trabajo, ya fuera por uno u otro, no habíamos podido coincidir y hacer una escapada en todo el año. Este fin de semana lo íbamos a dedicar al placer, a ese que no habíamos podido tener por todos los problemas laborales acontecidos. Para ello nos prometimos, de mutuo acuerdo, no negarnos a nada de lo que el otro pidiera para satisfacernos sexualmente.
Nos pusimos a hacer las maletas y lo primero que le pedí era que no llevara ningún tipo de ropa interior en ella. Cuando conocí a mi mujer era bastante tímida, vestía bastante formal y con el paso del tiempo he conseguido que vista de manera mas sensual enseñando algo mas de carne, pero nunca le había pedido no llevar ropa interior. Me miro sorprendida, pero acepto mi deseo y sonrió de manera pícara. Lo segundo es que ya que íbamos a una casa rural y vimos que daban buen tiempo para los tres días, llevara la ropa mas liviana que tuviera (tops, culotes, pantalones cortos, transparencias, vestidos cortos, minifaldas, ...). Una vez hicimos las maleta, nos montamos en el coche y pusimos rumbo al campo.
De camino empezamos a hablar sobre lo que necesitábamos este tiempo juntos y de lo que seriamos capaces de hacer o no. Mi mujer decía que haría todo lo que le pidiera pero con reservas, pues a pesar de confiar plenamente en mi, no quería que la hiciera pasar vergüenza recordando su timidez. Para empezar a jugar y divertirnos la empecé a acariciar el muslo, con suavidad, cada vez mas arriba por debajo de la minifalda de vuelo que llevaba. Mi mujer empezaba a calentarse y cuando lo hace pierde el control, no se acuerda de lo tímida que es y se convierte en una loba deseosa de placer. Hasta ahora esto siempre ocurría en la intimidad, pero este viaje yo quería cumplir una de mis fantasías, esta era la de mostrar el cuerpo de mi mujer, que perdiera esa timidez y calentar a algún que otro macho para que a su vez se volviera la zorra que lleva dentro y pudiera disfrutar yo de su cuerpo a mi antojo. Le pedí que se desabrochara dos botones de la blusa que llevaba, al hacerlo y debido a la ligera tela se le adivinaban sus pechos con el aire de las ventanillas. Continué acariciándola y llegando cada vez más a su intimidad. La acaricie el coño y lo tenia empapado. Ella a su vez estaba con los ojos cerrados, mordiéndose el labio y respirando agitadamente. La introduje un dedo y con otro apreté su clítoris arrancándole un gemido prueba de lo que disfrutaba. Empecé a masturbarla primero lentamente para luego torturarle el clítoris hasta conseguir un orgasmo que la hizo retorcerse en el asiento del coche.
¡Pídeme lo que quieras! .- dijo una vez recuperado el aliente, con las mejillas todavía coloradas.
En ese momento pasábamos una indicación de gasolinera a 1000mts, puse en intermitente y entramos.
Te pido que te desabroches un par de botones mas y vayas a pagar la gasolina, espera allí hasta que termine de llenar .- la dije mientras parábamos.
¡Pero se me van a ver las tetas al mínimo movimiento!
Aquí no te conoce nadie y quiero que el dependiente se quede con un calentón de cojones. Yo te veo desde aquí, a ver de que eres capaz...
Pe.. pero... ¡vale¡ pero es lo que tu quieres, luego no te enfades.- respondió con una mirada desafiante.
Cogió su bolso, se desabrocho otros dos botones y salió del coche dirección a la tienda. No cabía en mi de gozo, mi mujer con su minifalda de vuelo, su blusa ligera casi desabrochada, sin ropa interior y su andar decidido, iba a cumplir mi deseo. Me dispuse a llenar el deposito, con el gatillo del surtidor lo menos apretado posible para disfrutar del momento el mayor tiempo posible. Entró en la tienda, saludó al dependiente y fue hacia las neveras. Ni que decir que el dependiente no la quitaba ojo. Mi mujer hacia que buscaba alguna bebida, unas veces de espaldas al mostrador, otras de frente, agachandose y levantandose. Cogió dos refrescos y se fue hacia el mostrador, vi que intercambiaba unas palabras y me señalaba. Yo seguía llenando el depósito lo más lento posible. Se apoyó con los codos en el mostrador de frente al dependiente que permanecía de pie intentando dar conversación a mi mujer. En esa posición le tenía que estar dando una sesión de sus tetas increíble. Empezo a acariciarse el escote, habriendose disimuladamente la blusa. El chico no dejaba de mirarla el escote mientras mi mujer hacia que miraba algo, se hizo la sorprendida e intercambio unas frases con el. Al rato la señalo algo y mi mujer fue hacia esa dirección. Veía al chico pero no a mi mujer, el miraba inmóvil en dirección por donde había se habia ido. Termine de llenar el deposito y me subí al coche a esperar que volviera. Después de unos minutos apareció mi mujer, vio que yo había terminado, pago al dependiente y salio hacia el coche con los refrescos. Su cara era de satisfacción, alegre, como si hubiera superado el examen más difícil del curso y encima le hubiera salido perfecto. El chico no perdía de vista a mi mujer, antes de subirse al coche se volvió y le lanzo un beso con la mano. Arrancamos volviendo a la carretera.
¿Contento? ¿Lo he hecho bien? ¿Es lo que tu querías? .- me preguntó.
Uff, me has puesto a cien, pero el dependiente se ha debido quedar con ganas de ver mas. JAJAJA.
No lo creo Ver ha visto todo lo que se puede ver. Encima los refrescos nos han salido gratis.
¿Cómo? No entiendo .- respondí con cara de tonto.
Pues eso, cuando estábamos esperando, le pille mirándome las tetas que yo le mostraba disimulaamente y le pregunte si le gustaba lo que estaba viendo. El me pidió disculpas pero que era muy difícil no mirar un escote tan sensual. Le propuse cambiar los refrescos por enseñarle más si quería, y acepto. Me indico donde estaban los servicios pense en quitarme la blusa pero al final me desnude completamente. Salí a la puerta de los servicios y pudo recrearse la vista.
¡No jodas!, eso no lo he visto.
Estaba poniéndome tan caliente que no he podido evitar acariciarme y meterme un dedo mientras me observaba. Lógicamente no me ha cobrado los refrescos así que ha debido quedar satisfecho por la cara que se le quedaba. .- ahora se reía ella - ¿Lo he hecho bien cariño?
De maravilla, incluso mejor de lo que me imaginaba, mira como me tienes.- tenia la polla a reventar.
Mi mujer sin decir nada, me acaricio por encima del pantalón y lo desabrocho, metiendo la mano para sacarla y empezar a masturbarme lentamente. Después de masturbarme durante un rato con la mano, se soltó el cinturón de seguridad y poniéndose de rodillas en el asiento, comenzó una mamada increíble. De todas las mujeres que me han hecho una mamada en mi vida, mi mujer es la mejor mamadora que he probado. La encanta comer polla y sabe como hacerlo. Empezó a lamerme la polla en toda su longitud, jugando en el capullo con su lengua. Cuando consiguió ponermela lo mas dura posible coloco sus labios en el capullo para empezar a tragársela y llevarla hasta la garganta, comenzó un sube y baja, cada vez a mayor velocidad, que me estaba llevando al cielo. Volvió a jugar con su lengua en el capullo y cuando vio que yo ya no aguantaba mas, se la metió hasta la garganta, momento en el que empecé a descargar chorros de semen que no dejo escapar y trago relamiéndose. Termino de limpiarme la polla hasta que no quedo rastro de la corrida y volvió a su asiento orgullosa.
Necesitaba comerte la polla, si no hubieras estado afuera esperando, hubiera sido capaz de comérsela al dependiente de lo cachonda que estaba poniéndome.
Ya te veo, ¿de verdad hubieras sido capaz?.
Porque solo me pediste que lo calentara, pero si tu me lo pides, seria capaz de eso y mucho mas, si a ti te pone...
El resto del viaje continuamos hablando de lo ocurrido y de lo sorprendido que yo estaba. Me prometió sorprenderme mucho mas durante el fin de semana si así lo quería.
Llegamos al hotelito rural y nos registramos.
Lo que ocurrio a lo largo del fin de semana lo contare en sucesivos relatos, si este ha sido de vuestro agrado.