Fin de curso en la cabaña del profe

Para festejar el fin de curso, Marco nos invita a su cabaña y siempre cosas interesantes pasan ahi.

Fiesta de fin de semestre en la cabaña del profe.

Antes que nada quisiera agradecer los comentarios a mis anteriores relatos, así como los correos que me han enviado; les aseguro que tomaré en cuenta sus consejos para mejorar mis escritos. Quisiera aclarar que los relatos son reales, aunque los adorne un poco para que sean más eróticos. Espero no les moleste. Aquellos relatos que no sean reales, lo aclararé en su caso.

Recordarán que ya les había platicado sobre un profesor que tuve en la universidad, con el que tuve –y aún lo hago- varias experiencias sexuales; Marco. Con él fue que experimenté muchas cosas; estaba obsesionada con él y se aprovechó de eso –al igual que otras de sus “putitas”- para satisfacer sus antojos. Este relato es prueba de ello.

Luego de ser alumna de Marco, me convertí en una de sus ayudantes o asistentes para la clase; por lo regular tenía de dos a tres asistentes. Una costumbre que tenía como profesor, era que al finalizar el semestre hacía una pequeña reunión en una cabaña que tiene cerca de ciudad, con sus alumnos –o algunos de ellos- sus ayudantes y alguno que otro profesor. Yo ya había asistido a estas reuniones de fin de curso y no en pocas ocasiones, cuando ya había muy poca gente, se convertían en una especie de orgía. Esta ocasión, siendo ayudante de Marco, me fui en su coche junto con Adriana –otra asistente- y un joven amigo de Marco, de la empresa en la que trabaja. Como en ocasiones hace frío en la cabaña, llevaba puestos unos jeans azules ajustados y una blusa negra de botones desfajada. Mi ropa interior negra y pequeña.

La reunión, a la que entre otros profesores asistió el director de la carrera (Roberto), transcurrió con bastante bebida –para variar- y mucho baile. Algunos alumnos aprovechaban el baile para darme algunos arrimones y una que otra manoseada. Conforme pasaban las horas y la noche se acercaba, fueron quedando menos alumnos y las bromas comenzaban a subir de tono. De hecho recuerdo que hubo un alumno que comenzó a ligar conmigo; estaba guapetón, pero por el momento sólo dejaría que se diera gusto viendo mis tetas que se asomaban por la blusa abierta. Paco, el amigo de Marco, desde que veníamos en el coche venía echándole los perros a Adriana y en la bailada le toqueteó lo que quiso. Y sabiendo lo puta que es Adriana, pensé; “Estos seguro cojen”.

Siendo la noche temprana todavía los profesores comenzaron a ponerse serios, hablar de política, asuntos de la universidad, etc., y los alumnos –a excepción de tres alumnas y un par de ex alumnos de Marco- ya se habían regresado a la ciudad para seguir la fiesta. En realidad todo era una estrategia para que se fueran y cambiar el tono de la reunión. Marco, Roberto y yo, estábamos platicando en la barra y tomando un rico vino tinto de la cava; yo estaba de pie recargada en la barra, Marco sentado a mi lado en un banco y Roberto –el director- sentado en otro banco frente a mí, del otro lado de la barra. Como todo hombre, no dejaba de ver el escote que yo traía y para coquetearle un poco me inclinaba más sobre la barra ocasionalmente –después de todo hay que estar bien con el director. Mientras platicábamos, Marco pasaba levemente sus dedos por la parte posterior de mi muslo, moviendo sus dedos un poco hacia la parte interna de la pierna…mmmmmmm…eso comenzaba a excitarme, ya imaginaba la cogida que se venía. Detrás de Roberto, estaban Paco y Adriana fajando en un sillón de la sala, yo los veía en ocasiones de reojo; siempre me ha excitado ver a otras personas fajando o cogiendo. En un momento, Roberto fue al baño y me quedé viendo el faje. Veía cómo Paco acariciaba la pierna a Adriana –que llevaba falda- y subía por su muslo y dirigía su mano hacia las nalgas de ella; Adriana a su vez, acariciaba la verga de Paco, sobre el pantalón. Luego él desabotonaba la blusa y acariciaba las ricas tetas de Adriana. En ese momento, Marco subía su mano por el interior de mis piernas, hasta llegar a mi concha.

-¿Se te antoja? Mmmmm, ya mojaste el pantalón, yo creo que sí se te antoja. ¡Qué rica te ves con este pantalón! –acariciaba mis nalgas y volvía a bajar a mi conchita mojada. Estás caliente, ¿verdad? –me jaló y me sentó sobre él. Sentí su rica verga ya dura, mientras él me masturbaba sobre el pantalón y me hablaba al oído. Yo veía cómo Paco le lamía las tetas a Adriana y la masturbaba; ella sólo gemía y decía “Sí, qué rico”. Quieres que te coja, ¿verdad Tere? Quieres verga, quieres mi verga, ¿verdad?

-Sí, doctor.

-Me encantas por pu-ta. –él me seguía masturbando y yo movía la cadera como si me estuviera cogiendo. Te vi coqueteando con el chavito ese…andas caliente, Teresita, aquií te lo vamos a quitar, putita. –yo estaba cada vez más caliente. Marco subió sus manos a mis tetas y sentí otra mano en mi entrepierna, volteé y antes de recibir una lengua en mi boca, alcancé a escuchar: “Mojadita, Tere…”. Era Roberto, el director. Mmmmm, tenía a Marco agarrándome las tetas y restregándome la verga en mis nalgas y Roberto besándome y dedeándome sobre el pantalón. Luego Roberto me agarró la mano y la llevó a su paquete…mmmmmmm, estaba durísimo y grande.

-Te dije y coje y la mama delicioso. –Roberto subió las manos a mis tetas y Marco bajó las suyas de nuevo, pero ambos comenzaron a desabrocharme. Cuando acabaron de desabrocharme, Marco me masturbó ahora debajo de la panty y Roberto se paró frente a mí, abrió mi blusa y me acarició con su dedo pulgar mis labios; le lamí el dedo y comencé a mamarle el dedo como si fuera su verga.

-A ver las tetas…estás riquísima. –yo mientras le acariciaba la verga sobre el pantalón, le bajé el cierre y metí la mano en su pantalón. Entonces se hizo hacia atrás, se sentó en un banco, se abrió el pantalón, lo bajó, sacó su deliciosa verga y llevó su mano a mi cabeza; yo obedecí y me incliné para mamársela. Me la metí enseguida a la boca, nada se lamidas, a mamársela. Aaayyy, ¡qué boquita, Tere!

-Mmmmmmmmmmm…mmmmmmmmmmmmm…mmmmm; Mientras, Marco me quitaba el pantalón, se hincaba detrás de mí y me lamía y mordisqueaba las nalgas.

-Síguele, síguele, Tere.

-Mmmmmmmm….mmmmmmmmmmm…mmmmmmmmmm; después de unos momentos, sentí cómo Marco me dedeaba la concha y sin previo aviso me hizo a un lado la panty y me la metió de una embestida. Marco me levantaba la blusa de mis nalgas para ver mejor cómo me cogía.

  • Este culo me fascina. Me encanta ver cómo te la ensarto, Teresita.

-M-m-m-m-m-m-m-m-m…ayyyyyy, sí-í-í-í-í-í, cójeme papi…mmmmmmmmmm.

-Se le ve un culo…delicioso, pinche Marco; él seguía bombeándome y yo mamándosela a Roberto, quien me agarraba del cabello y me cogía la boca.

Luego de unos minutos nos fuimos a un cuarto, me tiraron en la cama boca arriba y mientras Roberto me agarraba y abría las piernas, deteniéndolas con sus brazos y me la metía, Marco se paraba a mi lado, debajo de la cama y yo se la mamaba.

-Mmmmmmmmmm….mmmmmmmmmmmmmmmmmm.

-Mámamela, Tere, mámamela, preciosa. Cómo me acuerdo cuando me la chupaste en la oficina

-Mmmmm…mmmmmmmmmmm…mmmmmmmmmm; sólo de acordarme de aquella vez me calenté más.

-Está riquísima esta vieja, Marco. Te la voy a pedir para uno que otro proyecto, cabrón. Mira cómo bailan sus tetas…ay, cabrona vas a hacer que me venga

-¿Sabes cómo le gusta a la muy puta?

-Hey

-Mira, siéntate en el sillón; Roberto se sentó en el sillón, Marco en la cama –detrás de mí- y me pidió que me fuera gateando hacia Roberto. Así lo hice moviendo lo más cachondo que pude las nalgas y con una mirada de puta miraba a Roberto y su verga. Él estaba sentado, masturbándose esperando mi llegada; seguro Marco hacía lo mismo. Cuando llegué hasta él, le acaricié la verga, lo masturbé un poco, le pasé la lengua desde sus huevos hasta la punta de su palo una par de veces y después comencé a mamársela. Mantuve la espalda derecha y levantando las nalgas, esperando que Marco me cogiera. No tuve que esperar mucho, instantes después sentí cómo agarraba mi cadera, acomodaba su verga en el entrada de mi hinchada panochita y me la metía…aaaaahhhhh, qué delicia; una verga en la concha y la otra en la boca. En efecto, me encanta que me cojan así.

El bombeo era constante y Marco me daba una que otra nalgada y Roberto me cogía la boca, agarrándome del cabello.

-Así, Tere, así, chúpamela.

-¿Te gusta, eh? ¿Te gusta que te cojan?

-Mmmmmmmmm…sí, me encanta…mmmmmmmmm.

-Métetela toda, así….qué rica boquita, Teresita.

-¿Te gusta la verga, putita? ¿eh?

-Sí, me encanta…me encanta la verga…mmmmmmmmmmm…-Marco acariciaba un poco mi culo con su dedo mojado.

-¡Qué culito tan rico y apretadito, Tere! ¿Quieres verga en el culo, eh? ¿Te la meto en el culo? –la sola idea me excitó muchísimo. Roberto seguía cogiéndome la boca.

-¡Qué culoooooooo! Aaaaaahhhhhhhhh….; sentí cómo se hinchaban las vergas casi al mismo tiempo. Eso me calentó muchísimo y tuve un orgasmo.

-Me voy a venir, me voy a venir…-aceleré las chupadas para recibir su leche en la boca y apreté mis labios vaginales para ordeñar a Marco y vaciara su lechita en mi panochita.

-Aaaaaaaaahhhhhhhhh….qué rico aprietas, Teee-ree…aaaahhhh.

-Aaaaaaaaaaaaaaaaaaa….ay, mamita, sí chúpalos, tómatelos todos.

-Mmmmm…mmmmmmmmm-mmmmmmmmmmmm…;lamía su verga que poco a poco se desvanecía; sentía cómo la de Marco también se debilitaba dentro de mí.

-Estas fiestas valen la pena, Marco.