Fin de curso con los amigos - Parte 2

Nuestro viaje avanza y los primeros polvos comienzan a tener lugar. Pajas, lefazos y polvazos entre nosotros...

Para entender este segundo relato tenéis que leer la primera parte.

…yo me puse el pijama y salí al balcón de nuestra planta, en el 2º piso, a fumar un cigarro. Se respiraba paz y tranquilidad, no se oía nada. Pero de golpe oí voces en el balcón del piso de arriba. Subí sin hacer ruido por las escaleras exteriores, y cuando llegué arriba no di crédito de lo que vi. Eran Oscar y Javi.

Estaban los dos sentados alrededor de la mesa que había en el balcón, polla en mano, y pajeándose. Debo decir que de Oscar no me extrañó para nada, puesto que es tan pajero como yo. Pero Javi me sorprendió, porqué además lo veo bastante reservado para estas cosas. No dije nada, di media vuelta, volví a bajar a mi dormitorio por las escaleras exteriores y, desde dentro de la casa, subí hasta la planta de arriba. Desde la ventana de la cocina veía perfectamente delante de mí lo que estaban haciendo. La verdad es que lo primero que hice fue sacar mi móvil para echar unas fotos a sus pollas. Luego la excitación me superó y me comencé a pajear en medio de la cocina.

De golpe, Oscar se levantó de la mesa. Me pilló desprevenido y tuve que disimular de la mejor manera que pude: me subí los pantalones de pijama y hice ver que había subido a por agua. Entró por la puerta que daba del balcón a la cocina sin ni siquiera haberse puesto los calzoncillos, con toda la polla apuntando al cielo.

-       Ostia Alex, no esperaba encontrarte aquí. – dijo sorprendido.

-       He subido a por agua – dije sin girarme, para disimular aún más – ¿tú de dónde sales? – y me giré en ese momento.

-       Mmmh estamos Javi y yo aquí en la terraza… no podíamos dormir y hemos salido a tomar el aire – dijo irónicamente.

-       Ya, y de paso a cascaros la polla, no? – dije riendo

-       Si, nos ha entrado el calentón porqué estábamos hablando de tías. Si te apetece unirte, no problem.

-       Hombre, pues la verdad es que no tengo nada de sueño, y María ya está dormida y no puedo charlar con ella, así que me apunto.

Salí para la terraza y Javi pegó un salto, tapándose la polla. La verdad es que mis expectativas eran bastante acertadas: una polla larga pero no demasiado gorda, súper apetecible. Bien rasurado y marcando cada uno de sus músculos, incluida la V que se la marcaba en la cadera que me estaba volviendo loco.

-       Joder Alex, pensaba que era una de las tías – dijo exaltado.

-       Jajajajaja más quisieras tú, pero no caerá esa breva, están todas dormidas ya.

-       El cabrón de Oscar ha comenzado a hablarme de tetas y me ha puesto a cien – me dijo sin dejar de pajearse, aunque había reducido el ritmo.

-       Ya lo sé, me lo he encontrado en la cocina con la polla apuntado al techo

-       Ha entrado a por papel de wc, para secarnos el lefazo luego. Tu que, ¿te la cascas o solo nos mirarás? – preguntó con un cierto interés que me sorprendió.

Le respondí con una mirada picarona, y sin perderle de vista me bajé el pantalón de pijama hasta los tobillos. En ese momento salió Oscar muy sobresaltado.

-       Chicos, vamos para abajo. Guille y Carla están follando, los he escuchado desde aquí.

Los tres nos subimos los pijamas pero dejando la polla fuera. Bajamos a la planta de abajo, donde estaban los dormitorios, y nos pusimos detrás de la puerta. Estaban pegando el polvazo del siglo, ambos gemían mucho, y el ritmo era frenético. Oscar ya se estaba pajeando con la escena. Sin decir nada, les di un toque en el hombro a cada uno para que me mirasen. Les dije que me siguieran y así lo hicieron. Fuimos por el pasillo y cruzamos por mi habitación hasta el balcón. María estaba dormida, pero como yo había salido por esa puerta, aún estaba abierta.

Como ya os había comentado antes, el balcón recorría toda la fachada de la casa, es decir, que todas las estancias daban a una gran terraza en lugar de tener balcones individuales.

Fuimos muy despacio hacia la ventana que daba a su habitación, y para nuestra suerte tenían la luz encendida. Estuvimos admirando la escena mientras los tres nos hacíamos una paja. Yo fui el primero en correrme. La escena me estaba poniendo tan cachondo que aguanté poquísimo. Javi se corrió al poco de hacerlo yo, y acto seguido Oscar me dijo:

-       Alex, te importaría pajearme? – dijo muy flojo.

-       Hombre, ya sabes que yo no tengo problema, pero esta me la apunto eh, me debes una. – Oscar y yo ya nos habíamos pajeado en otras ocasiones, e incluso habíamos hecho un par de pajas a mano cambiada. Sin duda alguna éramos los más pajeros de todo el grupo. Y los dos compartíamos una cosa en común: nos encantaba hacernos pajas en cualquier lugar. Y cuando digo cualquier lugar me refiero a pajearnos en el coche, en la universidad y en la piscina. La verdad es que ese tema nos unía bastante.

Le agarré la polla a Oscar, que empalmada era muy apetitosa, y comencé a pajearle a un ritmo bastante rápido, mientras el gemía muy flojo y contemplaba el polvazo que Guille le estaba pegando a su novia. Todo el rato hacia comentarios del estilo: “que cabrón, puto Guille, que polvazo le está pegando, ¡mira que postura!...” Javi se había marchado poco después de correrse, antes de que yo pajeara a Oscar, porqué dijo que le sabía mal por Guille y Carla.

Oscar se corrió a los 2 minutos de que yo le pajeara, pero no nos fuimos de allí hasta que Guille se corrió. Los dos celebramos el lefazo como si nuestro equipo de futbol hubiera marcado el gol de la final. Nos echamos a reír y cada uno se fue para su habitación.

Me metí en la cama y no podía dormir. La verdad es que el exhibicionismo y la heterocuriosidad que estaban demostrando mis mejores amigos me estaban sobrepasando un poco. Nunca habíamos sido reservados entre nosotros, quizás Guille y Javi eran los más tímidos en ese sentido, pero de eso a las escenas que habíamos vivido desde el primer día de viaje me estaban causando un gran impacto.

La mañana siguiente cogimos los coches (habíamos llevado nuestros coches en el ferri) y nos fuimos a descubrir la isla. El día transcurrió sin más novedades, y a media tarde, hacia las 6, decidimos volver a casa. Merendamos un poco y luego nos dividimos por grupos. Las chicas se quedaron en casa2 tomando el sol, pintándose las uñas y descansando. Los chicos fuimos a la piscina de casa1, nos estuvimos bañando y tomando unas cervezas.

Estuvimos hablando de temas varios y decidimos ir a la ducha, pero como todos queríamos ducharnos a la vez, nos repartimos en las diferentes duchas que había en la casa: Javi en el baño del primer piso, pues era el que estaba al lado de su cuarto, Guille y Juan en los dos baños que habían en la 2ª planta y Nacho, Oscar, Carlos y yo en las 4 duchas exteriores que había en la piscina. Al principio bajamos todos con el bañador puesto, y de hecho yo no creía que nadie se fuera a despelotar, pero para mi sorpresa Nacho se quitó el bañador enseguida y Oscar le siguió el ejemplo. A Carlos y a mí no nos quedó más remedio e hicimos igual que ellos. Yo detecté que Carlos llevaba algo entre manos, puesto que tenía pendiente la venganza contra Oscar después de que este le echara el lefazo encima el primer día. Mientras nos duchábamos hacíamos las típicas bromas, hasta que llego un punto que sin darnos cuenta estábamos empalmados los 4. La situación rozaba un poco el surrealismo, teniendo en cuenta que ellos 3 son heteros. Carlos se pajeó disimuladamente y de repente fue hasta Oscar y le pegó un lefazo en toda la espalda. Quedaron en paces y acabamos de ducharnos. Mientras nos estábamos secando, Nacho se me acercó y me dijo:

-       Tío, no sé qué me ha pasado en la ducha, pero llevo un calentón encima que no me aguanto.

Mi cara era un poema. El ligón, el buenorro, el guapo del grupo me estaba diciendo que iba caliente.

-       ¿Y qué quieres que le haga yo? – dije lo más normal que pude.

-       Nada, nada, jajajaja! Creo que intentaré liarme con Marta esta noche.

Nacho y Marta eran follamigos y de vez en cuando se saciaban el uno al otro. Lo que Nacho consiguió fue contagiarme el calentón a mí.

A todo esto ya era la hora de cenar, y nos reunimos todos para hacer unos bocadillos calientes y un poco de picoteo. La verdad es que después de cenar ya estaba bastante cansado, pero unos cuantos dieron la idea de salir de fiesta. Yo enseguida dije que no, prefería descansar después del tute de todo el día pateando la isla, y a mi rechazo se sumaron Nacho, Guille, Carla, Gisela y Paula. Los demás se arreglaron y se fueron a una discoteca.

Nosotros nos hicimos unos cócteles y estuvimos bebiendo y charlando en la piscina. Cuando fui en busca de mi paquete de tabaco me di cuenta de que estaba en mi habitación, en la otra casa, así que anuncié que me iba a buscarlo. Nacho se levantó y dijo:

-       Te acompaño Alex!

La verdad es que debo decir que me sorprendió que Nacho me acompañara. Nos llevábamos muy bien pero no éramos íntimos. Entramos en casa y vi que cerraba con llave. Me extrañó porque íbamos a salir enseguida. Bajamos a mi habitación y me puse a buscar el tabaco, cuando de repente noté la mano de Nacho en mi cadera. Me giré para mirarlo y me estaba mirando con una cara de seducción que me hizo derretir. Nos quedamos mirando, a escasos centímetros el uno del otro y de golpe me plantó un beso en los labios.

-       ¿Qué haces, Nacho? – susurré, cachondísimo, intentando disimular que moría de ganas de seguirle besando.

-       Tranquilo, Alex. Sé que te gustan los chicos también. Vamos a pasarlo bien un rato. – dijo, convencido pero con voz seductora.

Nos dejamos llevar por la pasión, nos tiramos en la cama y nos comenzamos a desnudar. Enseguida ataqué su polla. Era enorme, bien proporcionada, con un capullo rosado súper apetecible. Me la metí en la boca y comencé a hacerle una mamada. Después de un rato intercambiando saliva y de que el me la chupara (hizo lo que pudo, era su primera polla), le pedí que se girara y se pusiera a cuatro patas. Me dijo:

-       Alex, me encanta lo que estamos haciendo, pero no quiero que me des por el culo. – dijo en tono preocupado.

-       Tranquilo que no iba a hacerlo. Tú relájate y prepárate para flipar.

En cuanto acabé de decir esa frase, saqué mi lengua y la pasé por su ano. Nacho gimió como si de un orgasmo se tratara, y consiguió musitar un “no pares” que me motivó para hacerle una comida de culo que iba a olvidar. Después, cogí lubricante y condones, se lo puse y unté bien su pollón con lubricante para que me entrara más fácilmente. Con él tumbado en la cama, abrí un poco mi culo y me metí media polla del primer golpe. A Nacho se le pusieron los ojos como platos. Estuvimos un buen rato así, hasta que de golpe sonó mi teléfono. Era Guille:

-       Tío Alex, que hacéis? Me habéis dejado solo con las chicas…

-       Mmmh estamos buscando mi tabaco, que no lo encuentro!

-       Claro que no lo encuentras, si lo tienes aquí! Estas medio ciego tío! – dijo riéndose.

Se me congeló el cuerpo por un momento. Debíamos ir ya para la otra casa para no levantar sospechas. Pero reaccioné enseguida.

-       Si, lo sé! Pero estoy buscando un paquete nuevo que tengo por aquí en algún lado, en el otro solo quedan un par de cigarros. Ahora vendremos! – y colgué enseguida.

Nacho y yo nos corrimos al instante, supongo que la llamada de Guille nos calentó a los dos porque casi nos pillan. Al acabar, nos vestimos y fuimos hacia la otra casa. Mientras andábamos, le dije a Nacho que le había parecido.

-       Alex, siéndote sincero, no considero ni gay ni bisexual. Pero contigo siento una atracción especial que me pone muy cachondo. Y quiero que sepas que ha sido el mejor polvo de mi vida, nada comparado con hacerlo con chicas.

En ese momento creí desmayarme. Pero conseguí mantener la compostura y contestarle:

-       La verdad es que para mí eres uno de los más atractivos del grupo, y me ha encantado lo que ha pasado esta noche. Para la próxima ya sabes, en lugar de llamar a Marta me llamas a mí.

-       No lo dudes, esto hay que repetirlo. Pero será un secreto entre nosotros, vale?

-       Genial! – dije contento y muy excitado.

Continuará.

Dejadme en comentarios que os ha parecido, que os gustaría mejorar de esta serie de relatos o qué queréis saber de mis amigos. Un saludo!