Fin de año, tumultuoso, excitante y con sorpresas
Una SOBRINA caliente, TRES PAREJAS amigas, un joven MULATO salido. Bebida, risas, celebración y el halo que envuelve el fin de año.
El encuentro entre mi sobrina, Javier e Ismael, me obligaban a hacer un control de “daños” porque mi marido no se tenía que enterar y porque viviendo Javier, mi sobrina y yo bajo el mismo techo me tocaba poner y hacer cumplir normas estrictas. Para compensar a mi marido y sobre todo para reducir mis remordimientos, que no eran muchos, le daría una sorpresa esa misma noche.
Al llegar Luis e ir a nuestra habitación fui detrás y le enseñe el plug anal, se quedó sin saber que decir y le dije, es una sorpresa que te tenía guardada, he estado utilizando esto para prepárate mi culito y he decidido que esta noche sea tuyo. Se que mentí, pero él se puso como loco, no quería esperar ni a la noche quería hacerlo en ese mismo momento y salí de la habitación riéndome.
Esa noche fui una buena actriz, sé que no está bien, pero todo era por un bien mayor. Si no andaba con cuidado, se daría cuenta de que ya había sido bien “usado” por eso mientras lo intentaba, yo protestaba, me quejaba, le hacía salirse sin apenas haber empezado, lo mismo que había hecho otras veces. El me animaba como siempre y después de casi una hora me logro meter su verga a pesar de mis “quejas” tanto calentón le dio, que en pocas penetraciones se corrió y fue la primera vez que fingí un orgasmo, pero lo debí hacer todo tan bien, que Luis quedo maravillado y plenamente satisfecho. A partir de ese momento mi culo estaba ya libre de hacer lo que quisiera.
Había quedado con Ismael en que lo que pasara en mi casa, no debía de saberlo nadie excepto los implicados y me juro que así seria. Por eso el día 29 en el desayuno con el resto de las amigas, mi atención estaba puesta especialmente en Carmina, para detectar si Ismael le había dicho algo y no note nada raro en ella, actuaba como siempre. Hice por quedarme a solas con ellas y cuando lo conseguí ella me decía que estaba ansiosa por hablar conmigo.
-Se me ha ocurrido hacer un cambio en la fiesta de fin de año.
-¿Qué cambio?
-Pues cenar en el local social como estaba planeado con el resto de la gente, pero luego irnos a una de nuestras casas, mejor la tuya que estáis sin niños y “montarnos” la fiesta.
-Cuando dices montarnos, ¿es lo que pienso yo?
-Si, no me digas que no sería bueno empezar el año así.
-Entiendo que seriamos vosotros y nosotros, pero habría que convencer a Luis.
-Lo he hablado con Luis y me ha dicho que de Luis se encargaba el, que tu marido en un poco “manso” y que, seguro que aceptara y otra cosa, sería mejor si vinieran Juan y Sonia.
-Cada vez lo complicas más. Lo de mi marido no lo veo tan claro y ¿es que lo has hablado ya con Sonia y Juan?
-Sigo viéndolo muy complicado y luego acuérdate de que en casa tengo a Javier y a mi sobrina. Que no se todavía que harán.
-Por mí al negrito invítalo, que lo dejare seco, que cada vez que lo veo me pongo “tontona” y tu sobrina seguro que tiene plan, que está muy buena para pasar desapercibida y que nadie la invite.
-Es que, si fuera en una de vuestras casas, estaría más fácil.
-En casa de Sonia estarán sus padres y en la mía los míos. Que son los que se quedan a cargo de los hijos.
-Tanteare a mi marido y a los otros para saber cómo estará todo ese día.
En cuanto vi a mi marido le puse al corriente de lo que me había propuesto Carmina, se lo expliqué con todo detalle. No le pille de sorpresa porque Ismael ya se lo había contado a él. Pero solo lo de hacer la fiesta, sin más detalles. Tuve la sensación de que no le había gustado la conversación con Ismael, esta contrariado e imaginé que tal vez le había disgustado, el que Ismael supiera que era un cornudo. No me pude aguantar más.
-Luis, pero ¿qué te pasa? Te veo cabizbajo. Que no tenemos por qué hacerles caso, decimos que no y acabamos la fiesta en el local social.
-Que va, si me ha parecido muy buena idea.
-¿Y esa cara?
-Es que Ismael, me ha tratado como si supiera que soy un cornudo consentido o que sabe que deseo ver como otros se lo montan con mi mujer. Ha sido tan descarado, pero a la vez tan prudente, que se ha pasado la mayor parte del tiempo elogiando tu cuerpo.
-¿Mi cuerpo? ¿Es que te ha dicho algo más de lo que debiera?
-No, no me ha contado nada de lo de su casa. Solo que ha repetido una y otra vez, que se te intuye que si un culo precioso, que unas tetas que deben ser dos joyas, tu boca. Que se te ve mucha mujer para un solo hombre, etc.
-¿Qué le has dicho tú?
-Pues que tena razón.
-No me puedo creer que le hayas dicho solo eso.
-Por eso estaba preocupado, porque según me lo decía, me venía a la cabeza ya que por fin te has decidido a hacerlo por detrás, a Juan e Ismael, follándote los dos a la vez.
-Luis de verdad, no sé qué pensar.
-No pensemos, disfrutemos de la vida.
-Pero será difícil, en casa estarán Javier y Noelia, si no se van de marcha, estará complicado.
-Con Javier no, uno más para la fiesta y de Noelia, no sé qué decirte, quien la conoces mejor eres tú. Puedes decirle que se vaya esa noche con tus padres, que tenemos una fiesta en casa. Por una noche tu hermana no se enfadará.
-Ya lo solucionare.
No me disgustaba para nada la fiesta que se podía avecinar. Sería muy entretenida. Esa noche después de que Luis se fuera a dormir, me quede hablando con mi sobrina, para decirle lo que había y que tenía que irse esa noche a casa de sus abuelos. Se enfado y me decía que quería estar esa noche con nosotros. Le decía una y otra vez, que se me hacía muy cuesta arriba dejarla esa noche en la fiesta. Trate de argumentárselo de una manera clara, Noelia date cuenta de que no puedo llegar y decir, que mi sobrina también se queda a nuestra “particular” fiesta que ya nos hemos enrollado ella y yo, no ves que no se puede. Con mucha vehemencia y algo enfadada me respondió , tía hay muchas maneras, sin necesidad de decir eso. Para todos yo no estaré y cuando tú me mandes un wasap, aparezco como si no supiera nada, os pillo y me uno a la fiesta, eso sí, me tendréis que “convencer” no me digas que no está bien pensado.
No estaba muy convencida y acepte, pero pensaba que todo se me estaba saliendo de madre. Al ve mi cara de no estar muy convencida, empezó a ponerse cariñosa conmigo y cuando me di cuenta de que me estaba tocando mi chocho, me levante y me aparte, recordándola que, estando su tío en casa, no se hacía nada.
Todo se había desbocado, iba de culo, nunca mejor dicho, tenía que comprar bebida y otras cosas para preparar la fiesta. El más contento Luis, que se había vuelto muy perverso y cada vez que podía, me susurraba o me contaba lo que me harían, Ismael y Juan, detallándomelo de tal manera que me tenía todo el día mojada.
Y llego el domingo 31. El día amaneció bastante frio y esperaba que no fuera el vaticinio de una noche fría. Había dejado de preocuparme, las cosas pasarían y saldrían, como tuvieran que pasar y salir. Me preocupe en estar arreglada perfectamente y en preparar la ropa para la noche. Nos encaminamos hacia el centro social donde se celebraría la cena. Iba bien abrigada por el frio que hacia esa noche y Luis no paraba de preguntarme que como iba vestida, porque solo podía ver mis media negras. No quise darle ninguna pista. Luis iba con traje y corbata.
Ya estaba casi todos los comensales allí. Me quite el abrigo y note clavadas muchas miradas en mí, como me ponía eso. Fui consciente del impacto que cause cuando se acercó Carmina y me dijo, que cabrona que eres, vienes vestida de lujo, pero exhibiéndote como una puta, nos has puesto a mil, me he mojado solo al verte e Ismael me ha dicho que pasaba de esta cena y que te comía entera. Se acerco Sonia también y fue más suave con sus comentarios, pero venían a decir lo mismo que los de Carmina.
En la cena más de uno aprovecho para darme algún roce de forma “accidental” y muchas mujeres me miraban con “odio” y mucha rabia. Porque el vestido que llevaba era para ponérselo sin sujetador, lo que hacía que mis buenos y exuberantes pechos, quedaran bien a la vista y que los pezones se me marcaran un montón. Varios me dijeron que luego tenía que bailar con ellos y no les quise desilusionar diciéndoles que no estaría. Me limitaba a poner mi cara de siempre, la de mujer “inocente”
No me entraba bocado, me costaba un montón, porque estaba nerviosa pensando en lo que pasaría y como se iniciaría. O era un éxito o un tremendo fracaso. Llegado el momento de las campanadas y las uvas, hubo más gente que se “aprovecho” en las felicitaciones y después de eso nos fuimos para mi casa las tres parejas. Mis amigas y yo íbamos delante y me cuchicheaban que era mala por no haber traído al “negrito” como ellas sobre la relación con el no sabían nada, les decía que era un chico muy tímido. Se reían y decían que ellas le hubieran quitado la timidez.
Entramos en mi casa y había luz, lo que nos extrañó, porque le había dicho a mi sobrina que ya la avisaría y Javier estaba de fiesta con sus compañeros de universidad. Sorpresa y desconcierto, sobre todo en Carmina, Sonia, Juan y mi propio marido, cuando apareció Javier a saludarnos. Me aguante la risa, Ismael y yo nos miramos con mucho morbo, pero sin descubrir nada. Recompuestos de la sorpresa, le felicitamos el año. Se disculpo y dijo que no molestaría que se iba para su habitación, todos le dijimos que se tomara algo para celebrar el año.
Luis y yo recogimos los abrigos de los invitados y lo llevamos a colgar. Entonces Luis incrédulo me decía, ¿sabías que estaría? ¿no dijo que se iba con sus amigos y que no vendría en toda la noche? Pues nos ha jodido bien jodida la noche. Lo decía muy cabreado, le había sentado muy mal y le tranquilice. Luis tampoco seas tan pesimista, que se ira a su habitación y total, no creo que se asuste, ni que se lo vaya a contar a nadie, lo más que puede suceder es que se una a la fiesta, que, por mí, no hay problema.
Vi que a mi marido no le hizo mucha gracia mi comentario, pero no quise continuar con la conversación. Ya se habían servido las copas y mis amigas “tonteaban” con Javier y este no sabía a donde mirar, porque ellas iban también con unos modelitos de escándalo. Desde ese momento era ver quien tomaba la “iniciativa” que el que no lo iba a hacer era mi marido, tenía puestas las esperanzas en Ismael, que era siempre el más lanzado.
Llevábamos ya un rato, que a mí se me hacía interminable y estábamos todos mirándonos con cara de tontos. Entonces Ismael se levantó, hizo poner música a Luis, mientras el apartaba la mesa para dejar espacio y se puso a bailar solo, invitándonos al resto. Quien no se fue a su habitación y se animo fue Javier, que se puso a bailar y lo hacía muy bien y muy sensual. A Carmina y a Sonia se les caía la baba de mirarlo.
Los únicos que no bailaban eran Juan y mi marido, que estaban con sendas copas en la mano y cada uno sentado en un sitio. Ismael paro de bailar y se sentó junto a Luis y de seguido Juan se sentó con ellos, quedando Luis en medio de los dos. Veía que hablaban entre los tres, luego me enteré de que hablaban de nosotras tres. Que ellos dos alababan mi culo y mi cuerpo en general, que provocaban a Luis, tratando de llevarlo a su terreno y Luis se moría de ganas por dejar llevarse.
Me acerque a ellos para tantear como iba todo y también para provocar un poco, por si les faltaba un empujoncito. Ismael me agarro y me sentó sobre sus piernas, en plan descarado y le decía a mi marido, macho que suerte que tienes, menuda mujer más guapa y más simpática, que durita que esta, como se nota que hace deporte, mira Juan, toca, ya verás, es todo fibra. La reacción de Ismael nos cogió a todos sin saber que decir, pero Juan no perdió la oportunidad y me toco los muslos también.
A mí ya me pusieron al rojo vivo y para ayudar más, Carmina que estaba pendiente de la jugada les dijo, pues además de durita, tiene una piel increíble, suave, suave. Ismael en plan muy correcto le pregunto a mi marido si podía tocar un poco más arriba, donde acababan las medias, que al estar sentada como estaba, se me veía parte de los muslos sin estar cubierto por las medias. Luis, que sé que estaba ya cachondo le dijo con las mismas formas, por mí no hay inconveniente, es ella quien decide, pero inténtalo, eso sí, sin pasarte. Según pasaba todo, notaba perfectamente como la verga de Ismael cambia de tamaño.
Delante de todos, porque mis amigas, aunque bailaban, miraban como se producían los acontecimientos, Ismael me empezó a tocar y me subieron los calores, tocándome de pronto mi chocho y me salió hacerme la modosita y le dije, Ismael, quita la mano de ahí, que la has subido más de lo aceptable y Luis ya te ha dicho que sin pasarte. Se lo decía, pero ni intente quitarle la mano y miraba los ojos de salido de Juan, pero sobre todo de mi marido esperando una respuesta y la respuesta vino del mismo Ismael que se le notaba super salido. Te respondo yo zorrita, el cornudo de tu marido está deseando ver cómo te follamos, que se lo tiene muy callado, pero se le nota. Pararon de bailar los que bailaban y no me gusto ese tono, ni las formas, por humillar de esa manera a Luis.
Quise salir en ayuda de mi marido y se lo reproché de forma seria y contundente, NO TE CONSIENTO que hables así a mi marido, lo siento, pero la fiesta se terminó. Ismael se quedó desencajado y el resto por el estilo y mi marido que yo ya me había puesto de pie, me agarro la muñeca y me dijo, Ana, frena, respira y no seamos tontos, no nos engañemos y vamos a empezar bien el año. Luis no perdía la capacidad para sorprenderme, aunque fuera a costa de hacerme enfadar por dejarme “tirada” con esa contestación. Lo que causa en mí una “rabia” inusitada y le replique, que cerdo y que cabrón, quieres verme ser una puta, pues no, vas a ver a una GRANDISIMA PUTA y tú serás el más cornudo de todos los tiempos, me los voy a follar a todos. Su única respuesta fue una sonrisa pérfida y viciosa.
Pasé de decirle nada más y me fui directo a donde estaban mis dos amigas y Javier, me puse de cara a los tres y me quité el vestido lanzándoselo a mi marido, quedándome únicamente con unas bragas negras de encaje con su correspondiente liguero, con medias negras. Mis pechos quedaron libres, porque no llevaba sujetador, me fije más en la cara de Juan, que era la primera vez que me veía así y me gusto la cara que puso, me excito. No me conforme con eso, quería ponerlos más cachondos, me fui hacia Javier y le di un morreo muy rico, quise hacer lo mismo con Sonia y aparto su cara, diciéndome casi “escandalizada” que ella eso no le iba, sin embargo, cuando lo hice con Carmina, no lo rechazo, ya lo sabía y nos lo dimos muy bestial, ahora la que tenía cara de no creérselo era Sonia. Ni se lo esperaba ni se imaginaba la respuesta de Carmina.
Poniéndoles cachondos a ellos me puse muy cachonda. Sin decirnos nada Carmina y yo nos fuimos por Javier y en un segundo lo habíamos desnudado. Me puse a comerle la verga y mis amigas se desnudaron por completo, a excepción de las medias. Una vez desnudas me quitaron de mi sitio y se pusieron ellas, haciendo todo tipo de comentarios sobre la verga de Javier. Mire a los tres hombres y les llame con un dedo provocándoles. Iban a venir cunado les dije que les sobraba mucha ropa, me hizo gracia y me excito ver la rapidez que tuvieron en desnudarse y cuando ya estaban desnudos, le dije a mi marido, no tu no, querías cuernos, pues es mi regalo de año nuevo, muchos cuernos y cuando ellos acaben, entonces sí, me saborearas con todos los sabores, ni protesto, ni puso mala cara, se sentó de nuevo.
Ismael y Juan estaban ya sobando y comiendo mi cuerpo. Juan estaba más lanzado que Ismael, mientras me metía mano, me iba diciendo las ganas que me tenía de siempre. Juan se puso detrás de mí y se agacho, me separo las nalgas y sentí la punta de su lengua en mi culo y todo se puso mejor cuando Ismael se agacho y se puso a lamer mi clítoris, me imaginaba a los dos follándome a la vez y me derretía del placer. De vez en cuando oía a Sonia decir a Sonia, que no, que eso no me va, venga Carmina que me harás enfadar, ya vale. Mire y veía a Carmina que trataba de “comerse” a Sonia y esta la rechazaba.
Solo se oía la respiración agitada de todos y algún gemido fuerte que se me escapaba a mí. De pronto todo el mundo se quedó callado y parado. Al primero que vi fue a mi marido, que se tapaba con sus manos sus partes “nobles” y es que había entrado mi sobrina, la jodía además de ir espectacular, de rojo total, con una minifalda, que cualquier movimiento dejaría ver todo lo que había por debajo, se le veía el reborde de las medias, tenía pinta de “putón” si mi hermana la viera se moría. Lo más memorable la cara de sorprendida que puso, que, con la cara de inocente, dejaría a cualquiera helado.
A excepción de Ismael, Javier y yo, los demás se quedaron petrificados. No quería que se cortara el buen momento, decidí saltarme lo que habíamos planeado, que se resumía en que ella se marchaba desolada y escandalizada a su cuarto, íbamos a tranquilizarla, la seducíamos, etc. Y para que no siguiera se lo deje claro, Noelia, no perdamos el tiempo, siéntate y aprende que luego te tocara a ti, que ya verán lo zorrita que eres. Y vosotros follarme de una maldita vez, que no aguanto más.
Ismael reacciono rápido, se sentó en un sillón y me dijo que fuera para él, le hice mover un poco el sillón, para que mi marido tuviera una buena visión de la puta de su mujercita, siendo follada por dos buenos machos. Ahora si me puse sobre Ismael y me clavé ese vergón que tenía. Juan estaba algo timorato y le dije que a que esperaba, que no mirara para Luis, que el culo era mío.
Carmina Y Sonia se pararon y miraban como era follada por sus maridos, como, aunque me dolía un poco, le iba indicando como tenía que avanzar poco a poco. No me sentía la apocada, que todo el mundo pensaba que era, me sentía la REINA de la fiesta. Eso hizo que el dolor fuera algo secundario, los animaba a follarme con más fuerza, el ver esas miradas clavadas en mi me ponían muy cachonda, como ver a mi marido con los ojos desorbitados y mi sobrina haciéndole una suave paja. Sonia se fue junto a mi marido y se puso con Noelia a meterle mano.
Carmina se fue a otro sillón con Javier y ya solo podía oírla diciéndole barbaridades a el muchacho, estaba muy cachonda también. Mientras mi placer era interminable, vi a mi sobrina como se agachaba y se metía la verga de mi marido en la boca, mientras Sonia que había hecho tumbarse a mi marido sobre el sillón, estaba sentada sobre la boca de mi marido sin quitarnos ojo a nosotros tres. Mi sobrina ahora protesto, vaya mierda si me la cabo de meter a la boca y se ha corrido, no ha aguantado ni tres segundos, no me extraño oír eso, porque estaría tan excitado que el pobre no podría aguantarse. Es que últimamente en el sexo era una “calamidad”
Sonia también se quejó porque fue correrse y por lo que se ve, dejar de “mover” la lengua. El panorama era frustrante para ella. La habían dejado a medias y mientras su marido estaba haciendo un “trabajo” de lujo conmigo. Que no para de gemir por lo que me estaban haciendo gozar. Se me había oído perfectamente como había tenido dos orgasmos brutales, mientras ellos me decían todo tipo de “guarrerías” que me ponían más cachondas según subían el tono. El primero que apretando los dientes me anuncio su corrida fue Juan, que lo hizo metiéndome su verga de forma salvaje y mordiéndome en el hombro, me hizo daño pero que placer me dio. Parece que eso espoleó a Ismael que de una manera también “brutal” se corrió dentro de mí y me provoco otro “orgasmazo” indescriptible, me habían dejado KO.
Mientras me recuperaba de esa tremenda follada, me quede agradablemente sorprendida, no sé cómo se dio, pero ahí estaba mi sobrina comiendo el chocho de Sonia que estaba con sus ojos cerrados acariciando con una mano la cabeza de mi sobrina y con la otra mano se toqueteaba un pezón, si esa que hace bien poco, decía no, no, no y ahora estaba tumbada en el sillón recibiendo la lengua y los dedos de Noelia. Verla así, me revitalizó y mientras Juan se iba a lavar e Ismael me preparaba una copa, me acerque a ella y la bese suavemente, abrió sus ojos y se dejó llevar, Sonia me beso efusivamente y que bien besaba.
Mientras mi sobrina seguía comiéndole el chocho a Sonia, me puse detrás de ella y empecé a comerme el culo y el chocho de mi sobrina. Llego mi marido por detrás y me empezó a acariciar, al ver que era el, me aparté de mi sobrina, me puse sobre un sillón y me abrí bien de piernas, mi marido me empezó a lamer como un perrito, que cachonda me puso verle lamiendo mi corrida y la de mis dos amantes de esa noche, me hizo tener un orgasmo rápido y sonoro. Después de un buen raro follando, los hombres estaban derrengados y descansando.
Eche de menos a las mujeres, que se habían ido a asear, como tardaban me acerque a mi habitación y estaban las tres enrolladas entre ellas y la que se había convertido en toda una “pájara” era Sonia, que s comía el chocho de mi sobrina como si fuese una delicatesen. Me uní a ellas y fue un final de fiesta mas que asombroso. Nos quedamos al final dormidas en la cama.
Al despertar me encontré en la cama a solas con mi sobrina, había un olor profundo, a puro sexo. No había nadie más. Aunque todavía era temprano, había que preparase para ir a casa de los abuelos, que la primera comida del año se hacía en compañía de toda la familia y mi sobrina se iría. Algo que me ocasiono un respiro, porque con ella se había desmadrado todo. Después de bañarme me fui a preparar café para todos. Las otras parejas se habían ido y no me había enterado.
En el salón estaban Javier y mi marido durmiendo. Los desperté, a Javier para que se fuera a la cama y a mi marido para que se fuera duchando y vistiéndose. Volví a mi habitación para despertar a mi sobrina y me llevo la sorpresa de que mi marido se esta haciendo una paja mientras la ve desnuda. Le regaño le digo que se tiene que arreglar y lo único que es capaz de decirme que tiene ganas de echar un polvo y le digo que cuando regresemos.
La comida en familia fue una repetición calcada a la de otros años, solo con la variación de que mi hermana no paraba de preguntarme por el comportamiento de su hija y mi respuesta era que había sido una sobrina ejemplar. Y ella con mucha picardía decía que nos había servido para estrechar lazos y que en cuanto pudiera quería volver. La diferencia era que yo no quería y no quise dar oportunidad a que ocurriera, avara el curso ya lo hablaríamos.
Que no se porque, pero estaba pensando en todo momento en todo lo vivido esos días, me mojaba solo de pensarlo, pero me entraban mis dichosos “remordimientos” y por eso lo de no dar pie a mi sobrina y también había pensado quitarme a Javier de en medio, no podía seguir todo así, había que hacer un stop y tranquilizarme y tranquilizarnos.
En el coche de vuelta a casa, mi marido no paraba de estirar su mano, para tocarme, que era lo que le faltaba a mi chocho, solo eso. Mi idea era haber hablado con el de lo que tenia pensado, pero así era imposible. Tuve que darle un grito para que parara.
-Estate quieto, que quiero hablarte de algo muy serio.
-No te enfades, ¿Qué es eso tan importante?
-Le voy a decir a Javier que esto no puede seguir así y que se tiene que buscar otro sitio y nada de un mes, ni una semana, tiene que ser ¡YA!
-Pero
-Ni, pero ni nada, he dicho ya y es ¡YA!
-Vale si eso lo tengo claro, pero como despedida podíamos darle una alegría y dárnosla nosotros.
-Luis es que no piensas, si es ya es ya, no podemos decirle te vas, pero antes a follar.
-¿Y por qué no?
-Es que no aprendes. Si provocas la situación, atente a las consecuencias.
La casa estaba que era un horno del calor que hacia y Javier estaba con unos pantalones cortos de deporte y una camiseta de manga corta, nada más vernos nos dijo, menos mal que habéis llegado, que no se como va lo de la caldera y estoy “asado” de calor. Entonces nos acordamos de que la noche anterior la pusimos la temperatura mas alta de lo normal, porque sabíamos que la posibilidad de quedarnos desnudos era grande y para no pillar una pulmonía y senos olvido cambiar la temperatura.
Mande a Luis a regular la temperatura y no me espere a nada, me senté con Javier y le explique cómo veía la situación y lo que creía mas conveniente, sobre todo por mis hijos. Javier me sorprendió gratamente con su madurez y mas con su respuesta, no te preocupes ni te sientas mal, lo entiendo y como lo veía venir, por si te preguntaran mis padres, ya les había dicho, que sois una familia buena y simpática, pero que, con niños pequeños por medio, me es difícil estudiar y concentrarme, que por eso quería irme a una residencia de estudiantes o a un piso compartido con otros universitarios. Mis padres me han dicho que, si encontraba algún sitio que se lo dijera a ellos, porque os llamaran ellos para decirlo, así que no sabéis nada, que ya he encontrado dos sitios.
Me quedé muy relajada cuando le oí. Hasta ese momento nada más hablábamos él y yo, porque pensaba que estábamos solos y que va mi marido estaba en la puerta del salón y dijo, pues ya que esta todo arreglado, que tal si hacemos una despedida que no olvidemos ninguno, ¿Qué os parece la idea? , Javier dijo sin dudarlo que la idea era buena, se lo había avisado a mi marido, que no era buena idea, que se atuviera a las consecuencias y si además sumamos que por la pernera del pantalón corto, a Javier se le veía toda la cabezota de su verga y a pesar de eso y haciendo un esfuerzo titánico, mi respuesta fue, mejor no, que sea una despedida tranquila y relajada, no tengamos sobresaltos y vamos a relajarnos viendo la televisión. No estaba dispuesta a ceder y aunque me hubiera gustado, tenemos que ser capaces de si tomamos una decisión, mantenernos en ella.
Me fui a cambiarme de ropa y preparándome a que llegara mi marido para regañarle por su actitud y provocación. Pero ya podía esperar en mi habitación, que el muy listo no apareció. Estaban los dos sentados viendo una serie de los cambios que realizan en una casa, para mi un tostón, pero ellos estaban muy interesados. Me senté con ellos y me dejaron ponerme en medio. Antes de hacerlo le eche una mirada a mi marido para que no se equivocase y viera que estaba como mínimo disgustada.
La temperatura ahora era mas fresca y como soy friolera, me puse encima una manta pequeña, que uso habitualmente cuando veo la televisión. Me fui relajando porque el comportamiento de mi marido y de Javier, era totalmente correcto. Ninguna insinuación ni nada raro. Se les veía muy concentrados en el programa y los comentarios que hacen era de estar interesados en lo que veían. Me estire un poco en la dirección de Javier y fue para coger una revista de las que había en el revistero. Al hacerlo no pude quitar la vista del paquete que se le notaba, que era muy visible, pero no estaba empalmado, que tentaciones.
Estando todos a lo que estábamos, que ya no hacia oídos a los comentarios que hacían de las casas, sentí la mano de Javier sobre mi muslo, protegido por la manta. Me dio “electricidad” el sentirla y estaba claro de que mi marido no se dio ni cuenta, pero si seguía se daría cuenta. En el momento que llego a mi chocho, me costaba no hacer ningún ruido. Luis se fue a poner cómodo y una vez que salió del salón, Javier, bajo la cintura de su pantalón y me mostro su gran verga, me dio todo igual y me puse a comérsela.
Mi marido entro en el salón y ni me enteré hasta que lo vi haciéndose una paja mirándome. Ya está fuera de sí, mi marido lo sabía, cuando me ponía cachonda era otra mujer bien distinta. Él había provocado todo, como le avise pagaría las consecuencias, aunque me daba que no le importaría. Controlaría yo la situación.
Ante el estupor de los dos le dije a mi marido , te lo avisé, cornudo, no provoques situaciones, ven acércate y agáchate que vas a compartir esta verga conmigo. Paro de hacerse la paja, su cara era de pavor y la de Javier de pánico. Me hacia gracia provocar eso en dos hombres, se lo repetí, pero con más furia y se agacho, se acerco y sus ojos estaban clavados en la verga negra de Javier. Le ayude un poco, lamiéndola y metiéndomela en mi boca, luego una vez que me la saque, hice que el se la metiera en la boca, estaba congestionado, pero se la metió en su boca, menudo calentón me dio, en contra de lo que pensaba.
Como la mamaba, con que ganas, ya no me hacia falta agarrar la verga, lo hacia el y acariciaba los huevos de Javier, el cual disfrutaba de la mamada y me miraba con mucha excitación.
Me levante y haciendo filigranas, me puse de tal manera que Javier me pudiera comer mi chocho, lo hacia tan bien, que cuando me llego el orgasmo me tuve que agarra a su cabeza para no caerme. Estaba desmandada por mi excitación, me puse delante de Javier y nos besábamos, mientras hacia que mi marido me comiera el culo, para que me lo llenara de saliva, notaba su lengua y mas de un dedo en mi culo.
Ahora me coloque de espaladas a Javier y le ordene que me la metiera por el culo, me fui sentando sobre su verga y me lleno completamente el culo, me deje reposar sobre él, que paso sus manos por delante y me agarro mis pechos. En esa posición mi chocho quedaba a disposición de mi marido, para que me lo comiera sin parar, mientras me follaban el culo. Era algo sublime lo que gozaba y como me sentía, aun con los pezones doloridos que me estaba dejando Javier, ese punto de dolor me gustaba. Algo desconocido para mi hasta ese momento, como lo fue también el sexo anal.
No pude aguantar mucho sin correrme, era tan grande el placer que consiguieron entre los dos uno de mis mejores orgasmos, aunque últimamente estaba habiendo muchos “mejores” que me volvían “loquísima” y Javier se corrió casi a la misma vez, notando perfectamente su corrida en mi culo. Me levante rápido para que no manchar el sillón. Como la verga de Javier se había ensuciado, en plan “dominante” le dije a mi marido, acompaña a mi macho al baño y límpiale bien su verga, déjasela reluciente. Javier puso una sonrisa de “maldad” le estaba gustando.
Al quedarme solo, de una caja de pañuelos de papel, cogí varios para limpiar lo que salía de mi culo, pero como no había manera de que parase, decidí ir al baño y no esperarme más. Me quede a cuadros porque llegue en el momento justo en el que Javier decía, Luis me gusta lo cornudo que eres y ahora comete mi rabo un rato, prepáramelo para follarme a la puta de tu mujer y da gracias que no me ordena que te folle el culo, porque ya puestos te lo follaría. Me asome y ver como se comía la verga, las ganas que ponía, me calentó de tal manera, que me hacia una paja sin que ellos me vieran.
Pero no pude aguantarme más y entre, quitándose Luis de golpe y le dije que continuase y a Javier le dije que se corriera en su boca. Una vez que Javier le lleno la boca a mi marido con su corrida, le mande para su habitación y en ese momento se acabo todo. Luego mi marido estaba, acobardado, arrepentido, avergonzado y como buena esposa le tranquilice, Luis no te amargues, que no se ha acabado el mundo, que yo también me he enrollado con una mujer y sigo viva. No le des mas vueltas, a lo hecho pecho. Pero todo esto se acabó, vamos a recuperar un poco de cordura. Que hemos pasado de un extremo a otro. Luis que me escuchaba con total atención y que movía su cabeza afirmando lo que yo decía, una vez acabe de hablar me respondió, tienes razón, que de una cosa que tenia que haber sido light se nos ha ido de las manos. Es mejor como tu dices, recuperemos la cordura.
Al día siguiente Javier se marcho y por la noche sus padres nos llamaron, excusando al hijo por la decisión que había tomado, nosotros les dijimos que le entendimos y quedamos en que cuando quisiera el o ellos algo, que ya sabían dónde vivíamos y además al día siguiente yo empezaba de nuevo a trabajar, se había terminado mi tiempo sabático. Lo que haría que me distrajese y no pensara todo el día en lo que no debía pensar.
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