Fin de año con mi amante

Una sola frase te puede lanzar a los brazos de otro, y sobre todo en fechas donde la nostalgia invade tu corazon.

Fin de año con mi amante

Era la víspera de año nuevo mi marido estaba en su maquina personal sin hacerme el menor caso, aburrida entre a internet y no estaba nadie conectado, me puse revisar correos atrasados y de repente se conecto mi compañero de trabajo con el que le había sido infiel a mi marido, de inmediato me saludo, con su frescura de siempre empezamos a platicar y me preguntó que cuando íbamos a volver a salir, en ese afán que me genera el picar a las personas, le dije que cuando el quisiera, y me propuso escaparme la noche de año viejo, por un momento no supe que decir, como le explicaría a mi marido que necesitaba salir, deje la maquina como estaba y me pare de tras de él, lo abrace y le di un beso en la nuca y solo volteo molesto y me dijo "déjame trabajar", con esa frase regrese a mi ordenador y quedé de acuerdo con mi amante para ir a un pueblito cerca de la ciudad, decidimos que nos veríamos al día siguiente a las tres de la tarde, apague la computadora y me fui a dormir.

Al día siguiente, inicie como siempre mis actividades, todo normal cuando eran cerca del medio día, no había preparado nada para la salida, pero de ahí se fueron desatando poco a poco todas las situaciones favorables para hacerlo, mi marido recibió una llamada de su jefe y me dijo que iría a la cena de fin de año de él, y que como era solo para socios no podía llevarme, me dijo que me fuera con su familia, sin decir una sola palabra arregle una pequeña maleta, agarre el coche y sin decirle nada me fui.

Quedamos de vernos en la oficina donde trabajamos ya que esta cerca de la salida hacia donde nos dirigíamos, llegó puntual a la cita, y así salimos de la ciudad en poco tiempo, cuando íbamos en camino nos detuvimos a comprar algo para beber, llegamos al Pueblito que habíamos elegido y hacia un rico clima cálido en parte por los festejos en parte por el ambiente, dejamos el carro en el centro y empezamos a caminar por las calles, la gente saludaba a todos, era un ambiente muy agradable, fuimos buscando donde hospedarnos, sin embargo no había nada disponible, llegamos a las afueras del pueblo y vimos un lugar donde rentaban cabañas, entramos y pedimos informes, nos enseñaron una, no muy convencidos dijimos que iríamos por nuestro carro, salimos un poco decepcionados pero platicando alegremente riéndonos y jugando, nos detuvimos a comer algo al darnos lo que habíamos ordenado nos dijeron esta es la de la señora y esta la de su esposo, Aníbal y yo nos vimos y nos reímos sin parar un buen rato.

Llegamos al centro de nuevo y decidimos regresar a las cabañas, al llegar entramos y nos bajamos del carro para pagar, cuando caminábamos por el sendero se acerco a mi y me abrazó por atrás, sentí sus labios rozar apenas ni mejilla, y un escalofrío recorrió mi espalda. Nos entregaron la llave y fuimos para allá, bajamos todo y al entrar ya no la vimos tan mal, no teníamos leña para la chimenea que había, así que la revisamos y bromeábamos con cualquier cosa, la conversación subía de tono cada vez más, sirvió las primeras copas y después de poner algo de música, nos sentamos en el sillón para beber, Aníbal extendió su brazo para que me recargara en el, al acercarme no pude evitar darle un beso y poco a poco fuimos juntando nuestros cuerpos, yo llevaba ropa muy gruesa y con el calor de los cuerpos, el alcohol y el clima no podía soportar más, le dije que me iba a poner algo más fresco y me levante saque una camiseta y fui hacia atrás de la chimenea me quite el polo, y cuando estaba por ponerme la camiseta se acerco él, y me dijo que si me daba pena que me viera desnuda, sentí como mis mejillas se encendieron.

Un escalofrío recorrió mi espalda, y me abrazó por atrás, sus manos recorrieron mi estomago logrando que me estremeciera aún más, desabrocho mi sostén dejando al aire mis senos, con los pezones ya erectos, su boca recorrió mi cuello hasta llegar a la espalda y con delicadeza me giró prendiéndose de mis labios, mis manos empezaron a desabrochar su camisa hasta que llegue a su cinturón el cual sin esfuerzo lo desabroche baje poco a poco todo y me tope con un pene bastante crecido ya, Aníbal me llevó hasta una mesa donde estaba la ropa que me iba a poner y de un manotazo la tiro al suelo tomándome por la cintura y subiéndome a ella, con delicadeza bajo mi pantalón hasta los tobillos y nuestros labios no dejaban de estar juntos, el calor que había dentro de nosotros era comparado con cualquier fuego que ardiera en una chimenea, lentamente su boca fue bajando por mi cuello, por mis senos, y sin previo aviso abrió mis piernas, y su lengua jugueteo con mi clítoris, haciendo que me retorciera de placer, no pude soportar mas y estalle en un orgasmo increíble.

Aníbal apareció poco después entre mis piernas, se levantó y me bajo con delicadeza de la mesa, caminamos hacia el sillón sin dejar de besarnos, se acostó y me llevó encima de él, me penetró como nunca lo habían hecho, con cada embestida me hacia temblar, el cosquilleo en mi vientre era cada vez mas intenso, y sentí como él, se corría dentro de mí, un nuevo orgasmo me alcanzo pronto. Me iba a retirar pero el me lo impidió así que sin fuerzas me quede acostada sobre su pecho, al sentir que su pene salía de mí, nos acostamos de lado mi amante me abrazaba por detrás y nos quedamos dormidos plácidamente.

No supe cuanto tiempo pasó, cuando abrí los ojos sentí los brazos de él apretándome fuertemente, con voz suave me dijo que si estaba bien, le conteste que mejor que nunca, nuevamente nuestros labios se juntaron y empezaron a jugar nuestras lenguas, una vez más sentí que su pene iba creciendo poco a poco, hizo que me montara otra vez sobre él y empezamos de nuevo, tomo mi cara y me dijo que lo dejara mirarme que le excitaba ver mi cara, eso hizo que me estremeciera aún más, no tardamos mucho en llegar nuevamente al clímax, todo junto al juego de luces que anunciaban la llegada de un nuevo año, la mañana nos sorprendió sin ropa en la cama abrazados, el roce de nuestros cuerpos me recordó lo vivido la noche anterior, un escalofrío recorrió mi espalda desnuda, el silencio me estaba haciendo sentir lo que había hecho.

De momento cerré los ojos y con un suave roce de sus dedos recorrieron mi piel desnuda y sin decir nada volvió a penetrarme con fuerza ahí como estábamos acostados yo frente a el, sentí la fuerza de su miembro chocar contra mí, volví a asentir esos espasmos tan ricos, me volví a subir en su abdomen y juntos llegamos al orgasmo por tercera vez, nos quedamos sin aliento acostados, reposando, casi daban las diez de la mañana cuando nos levantamos entre un ir y venir yo me puse su camisa, cuando me dijo que iba a bañarse fui con toda la coquetería que podía entre al baño y mientras el veía si había agua caliente le dije que le iba a dar su camisa, la desabroche dejando al aire mis pechos, Adrian se me quedó viendo y me abrazó y empezó a besarme una vez más, me fue guiando hacía la recamara y suavemente me acostó sobre a cama, una vez más llegamos al orgasmo casi al mismo tiempo, y se quedó ahí tirado sobre mí, sin fuerza abrazados como las veces anteriores, nos quedamos dormidos el sobre mí.

El camino de regreso fue corto hablamos de cualquier cosa para que el silencio no nos traicionara, llegamos a la ciudad nos acercábamos a mi casa y el decidió quedarse bastante lejos de donde yo vivía, me dijo que dejara todo atrás y que fuera libre, que empezara el año nuevo con nuevas esperanzas y sobre todo una nueva vida.

Cuando llegue a casa todos los sentimientos de esa noche se juntaron en mi pecho un calor recorrió todo lo que tenía dentro, y una increíble sensación se apoderó de mí, me sentí llena de vida de energía y no pude mas que recordar todos y cada uno de los segundos que pasé con el, no podía dejar de sentir sus manos en mis senos, en mi cadera sentía todavía su pene dentro de mí, me recosté y seguía pensando en él, no había notado que mi marido estaba en la azotea, cuando bajó se me quedo mirando y solo dijo que se llevaría todas sus cosas ese mismo día.

No se que va a pasar ahora, no se cual es el siguiente paso, lo que si no puedo negar es que lo que sucedió en esa cabaña siempre va a estar en mi mente y siempre va a ser el punto medio del antes y el después.