Fin de año compartiendo masaje a mi novia
No importaba, ella quería su masaje, y nuestro amigo ayudó...
Todo pasa en la noche de fin de año en Castelldefels. Un grupo de amigos, de los de toda la vida, decidimos pasar la noche de fin de año en la casa de verano de uno de ellos, entre los cuales, estaba mi novia, Anna, una mujer morena de estatura media, con un culazo que quita el hipo. El otro protagonista de la historia es Gerard, muy amigo de ambos, con el que tenemos mucha más relación que con otros miembros del grupo de amigos, con él pasamos muchas experiencias, momentos, viajes, anécdotas... con lo que nuestra relación es más íntima. Lo mismo nos pasa con Carla, la novia de Gerard, castaña, risueña y con otro culo que quita el hipo. La verdad, ninguno de los dos nos podemos quejar de las mujeres que tenemos.
La noche pasa como cualquier otra. Bebemos en casa de nuestro amigo y sobre las dos de la mañana decidimos todos marchar a un local del pueblo a bailar y seguir riendo, en total seriamos unas 10 personas, todos con ganas de jarana y música. Mientras estábamos en la discoteca, Anna, con su sonrisilla picarona, me susurró al oído que esta noche le diese un masaje, yo no pude decir mas que “sí”. No voy a negar que me encanta darle masajes, pero sabia donde nos tocaba dormir y estaba seguro que ni se acordaría cuando se acabase la fiesta.
Al volver a casa, alrededor de las 6:30 de la mañana, todos menos Gerard subieron a dormir. La casa tiene dos plantas y una guardilla, y esta vez a Anna y a mi nos tocaba dormir en el comedor con un colchón hinchable.
Comenzamos a hinchar el colchón mientras seguíamos hablando y riendo los tres. Íbamos bastante mareados y ninguno de nosotros quería dormir, Anna y Gerard sentados en el sofá, mientras me tocaba estiraba las sabanas.
Por fin acabé, teníamos el colchón listo para descansar. Al instante, mis ojos se abrieron como platos al escuchar:
Quiero mi masaje. -dijo Anna.
Gerard, también abrió los ojos. Se despertó de golpe. Él estaba en el sofá, mirándonos, pero sin intención de marchar. Se limitaba a escuchar la conversación, como tantas veces hemos hecho.
Me has prometido que me harías el masaje cari, no te voy a dejar dormir hasta que me des mi masajito. -reprimía Anna.
Así, estuvimos un buen rato, mientras seguíamos hablando los tres de chorradas, conversación de alcohólicos vamos.
A una de tantas exigencias de Anna, le contesté que no solo habría masaje, dibujando una sonrisa en mi cara delatando mis pensamientos... Con lo que los tres los pusimos a reír, cruzando miradas de complicidad. Entre nosotros siempre hablamos con doble juego, la confianza y sentirnos a gusto nos permite abrirnos y decir lo que cada uno siente y piensa. Pero no fui yo quien tomó la iniciativa.
Anna, ni corta ni perezosa y viendo que yo bostezaba una y otra vez, soltó que se iba a poner cómoda para que le diera el masaje. En menos de un segundo estaba en tanga y sujetador. Imaginad nuestra cara, y nuestras pollas. Aunque solo puedo hablar de la mía, sé que Gerard estaría igual o más cachondo que yo, dado que muchas veces me ha confesado lo buena que estaba mi novia, y la de cosas que le haría, llegando a fantasear con un trio, aunque sabiendo que ella se negaría.
Los dos nos quedamos boca abiertos mirándola. Se estiró en el colchón boca abajo, nosotros seguíamos en el sofá sin reacción alguna, salvo la que no podemos evitar.
Gerard, se levantó con la excusa de beber agua, sin saber si debía estar o no ahí, pero en vez de marchar, se sentó en una de las sillas del comedor con visión directa al culo de Anna.
Anna, volvió a decir que se lo había prometido, y mientras lo decía, se ajustaba el tanga dejando ver su entrepierna bien depiladita. Yo miraba a Gerard, tenía los ojos clavados en el culo de Anna, sin dejar de parpadear y mordiéndose el labio, ajustándose la polla que ya comenzaba a molestar.
Yo viendo que la noche prometía, me levanté del sofá dirección a Anna y solté “Gerard, Anna quiere masaje, y si no te importa se lo vamos a dar los dos”.
Gerard ni se lo pensó, solo puedo gesticular un “ok” entre tímido y ansioso mientras ninguno de los dos quitábamos la vista del culo de Anna.
La crema está en mi bolso. -Soltó Anna
Yo alucinaba, Anna estaba de acuerdo, en ningún momento se negó o se lo pensó siquiera. La situación me estaba produciendo una erección brutal, no me disgustaba en absoluto compartir mi novia con uno de mis mejores amigos, quería que pasara. Se me pasaban por la cabeza la de conversaciones entre Gerard y yo de lo bien que nos llevábamos los cuatro, confesándome que le gustaría sentir a su amiga y imaginándonos a los cuatro jugando... pero la realidad superaba las tantas fantasías imaginadas..
Vuelvo a la situación, cogemos la crema y yo me pongo en las piernas y Gerard se arrodilla frente de Anna, dejando su polla encima de su cabeza. Una vez ya empezamos a coger la crema para echarla, ella se quitó el sujetador, diciendo que si no se mancharía… mi corazón latía tan rápido que mis movimientos eran torpes.
Estuvimos dándole con delicadeza, Gerard disfrutaba de cada centímetro de la espalda de Anna y yo hacía lo propio por las piernas, abriendo y cerrando el culo cada vez que subía, comprobando que Anna no se oponía. No sé la de minutos que estuvimos, pero no queríamos que acabase, estábamos saboreando a Anna. Yo cada vez más confiando, metía mi mano por dentro de sus piernas rozando su entrepierna, y Gerard bajaba sus manos por Anna sin detenerse llegando a medio culo, y con más frecuencia, más bajaba, más empujaba con su polla en la cabeza de Anna.
Al rato dije de cambiar de posiciones, para que Gerard se pusiera en sus piernas. Pero Anna dijo que se daría la vuelta, se giró sin más, enseñándonos las tetas, ella tenía los ojos cerrados y nosotros como platos. Ella estaba estirada boca arriba solo en tanga. Un tanga finísimo, negro y de corte bajo, Gerard podía intuir que no llevaba pelo. También es cierto, que la novia de Gerard, Carla, depila con fotodepilación a mi novia, y en este momento podía comprobar el buen trabajo que hacia su novia con su amiga.
Me puse de rodillas presionando mi polla en su cabeza. Él empezó desde abajo, desde los pies, pero son quitar su objetivo de vista, subir y poder gozar del coño de mí novia. Yo por lo propio unté sus tetas en crema, y no salí de ahí. Anna no paraba de dar gemidos mientras le apretada una y otra vez las tetas delante de mi amigo.
No es justo que estéis con ropa, además me molesta el tacto de vuestros tejanos. -Dijo Anna con voz muy sensual.
Los dos nos miramos y dijimos que era cierto, y dije, “Gerard, quédate en calzoncillos, que estaremos más cómodos”. Yo me levante y me quede en calzoncillos marcando mi polla, y él hizo lo mismo.
No volví a sus tetas, me puse al lado de mi amigo, me arrodille en las piernas, una me la quedé yo y la otra él, y te dije, venga Gerard, “un mano a mano”.
Anna abrió las piernas para que estuviésemos cómodos haciendo el masaje en las piernas, subíamos y bajamos sin importar ya si rozábamos ya con descaro su coño.
Ella boca arriba con las piernas separadas, en tanga y con las tetas apuntando hacia al techo. Nosotros encima de sus espinillas con las pollas casi al estallar. Todos en ropa interior y masajeando las piernas y sin tapujos metíamos la mano por la tela del tanga casi tocando el coño. Estábamos en el cielo, los dos nos mirábamos y sonreíamos, la polla de Gerard se asomaba por sus calzoncillos, es más grande que la mía, Anna va a disfrutar, pensé.
Anna no dejaba de gemir, y le exige a Gerard que se pusiera arriba, como le estábamos haciendo antes. Él comienza a tocarle las tetas, a apretarlas, a pellizcarle los pezones... y presionando su polla en la cabeza, mientras ella la movía para que notara que le estaba encantando.
Yo, ya estaba solo masajeando por debajo del tanga, por su monte venus, libre de pelos. Y le baje el tanga, ella no dijo ni hizo nada, todo lo contrario, levanto el culo para facilitar que saliera.
Al instante, Anna, con una de sus manos empezó a tocarle la polla a nuestro amigo, por encima de los calzoncillos. Yo empecé a besarle muy muy cerca de su rajita, hasta que le metí toda la lengua. Ella gemía, todo en voz baja. Ninguno quería que acabase ni que nos pillasen el resto de amigos que dormían en el piso de arriba.
Ella ahora con las dos manos tocaba la polla de Gerard, le bajó los calzoncillos y masajeaba la cabeza de su polla, él seguía masajeándole las tetas... se agachó y comienzan a besarse, a jugar con las lenguas...
Aquí ya todo fue rodado, se levantó, nos quitó los calzoncillos y empezó a comernos las pollas, miraba como mi novia disfrutaba... intentando gemir lo menos posible.
De repente me dio por mirar a la escalera, y me di cuenta que alguien estaba al final de estas, escuchando, mirando, quien sabe que estaría haciendo... se escuchaba algo, pero no estaba seguro porque podríamos ser nosotros y con el alcohol y la situación podrían ser imaginaciones mías.
Anna, al rato de estar comiéndose las dos pollas, se puso a cuatro patas, sin soltar la polla de Gerard, mientras yo empecé a metérsela por el coño desde atrás, le daba pequeños cachetes y cada vez que lo hacía se escuchaba un “ah” desde la escalera, era una mujer por el tipo de tono. Ahora si sabía que no éramos nosotros por el ruido, sino que alguna de las chicas que debían estar durmiendo estaba mirando y lo mejor de todo, tocándose.
Después de un rato, Anna se giró boca arriba estirándose en el colchón, y era el turno de Gerard para metérsela. Sé iba a follar a mi novia, a su amiga, la mujer que llevaba tiempo deseando. Al principio iba lento, gozando de las paredes de Anna, sintiendo su calor, su líquido... hasta que emprendió a darle embistes, en cada uno de ellos ella me mordía la polla y más cachondo me ponía.
No duramos mucho, llegó el momento del orgasmo, Gerard se estremecía mirando a los ojos de Anna, echando su leche encima de su barriga.
Anna continuó chupando mi polla mientras disfrutaba de la leche de Gerard. Vi entonces, desde mi posición, una chica masturbándose en la primera escalera con las piernas abiertas. Como estaba oscuro no descubría quien era la afortunada que estaba contemplando el espectáculo y estaba pegándose una fiesta privada.
Era mi turno, Anna me estiró en el colchón, y se metió mi polla de golpe, me cabalgó mientras nuestro amigo se puedo detrás de ellas, besándole el cuello, pegado a su cuerpo y sus manos en las tetas.
La situación me superaba, notaba como Anna estaba a punto de correrse, y sin control tuve un orgasmo bestial, mientras ella gemía, y seguía cabalgándome con fuerza, buscando su clímax. Sé corrió, teniendo pequeñas sacudidas...
Los tres estirados, juntos, abrazados a Anna... estábamos súper a gusto, ahora nos unía algo más... pasados pocos minutos volvimos a la realidad, Anna corrió hacia el lavabo para limpiarse y vi como la chica de la escalera corrió y se cerró una puerta. No sabía quién o quienes estaban despiertos, nos quedamos los 3 parados muy nerviosos. Anna siguió su camino hacia el lavado llevándose la ropa en la mano, aun iba desnuda por la casa y no sabía con quien se iba a topar y como era oscuro se sentía segura que no le verían. Entró al lavabo durante unos minutos, mientras Gerard y yo nos mirábamos, recordando lo que había pasado hace un rato...
Gerard subió a su cuarto a dormir, a los segundos subí al lavabo con la intención de mear y vi unas bragas rojas en la escalera, seguramente de la chica que nos espió, las bajé y las dejé en las estanterías del comedor, con la intención de averiguar quién era la propietaria...