Filmamos una película

Unos amigos y yo pasamos la noche en mi casa. De los juegos surgen las apuestas, de las apuestas los castigos y de los castigos las películas. Y para película la que grabamos.

Un día de verano unos amigos y yo nos quedamos a dormir en mi casa aprovechando que mis padres habían salido de viaje de negocios. Éramos cuatro, Marcos (Mark), Ben, Álvaro y yo, Miguel (Micho). Teníamos 18 años. Todos fueron llegando, cenamos pizzas y vodka y luego nos fuimos a escuchar música a la salita y mientras nos viciamos un poco a pipas y vodka y echamos unas partidas de cabrón. Pero para darle emoción decidimos que los dos perdedores serían castigados. Al principio íbamos ganando Álvaro y yo, pero en una mala racha también empecé a perder varias consecutivas. Con todo y eso, Mark fue el primero en perder y ser eliminado. Seguimos jugando y tras una sorprendente remontada de Ben, también perdí yo. Era la hora de ser castigados y el castigo fue cascárnosla mutuamente y morrearnos durante dos minutos y sin ningún tipo de tapujos cumplimos (los cubatas anteriores también tuvieron algo que ver). Por la paja no había problema, pero el beso sí resultó algo asqueroso al principio, pero no sé porque luego hasta me acostumbré o algo así y me acabó gustando. Finalizados los dos minutos y calientes como toros así nos quedamos y preguntamos a ver si podíamos ir al baño a acabar pero nos lo prohibieron; bueno era un juego… Para solucionarlo les propuse ver una película porno, así nos la cascaríamos todos y ya está; y todos aceptaron.

Elegí una en la que un negrazo cuadradísimos y depilado, con una polla gorda y de unos 22 o 23cm era dominado por tres irresistibles rubias nórdicas. Al principio el tío se ligó a una vestida con lencería fina rosa y cuando estaba desnudo lo ató al techo e hizo pasar a las demás, todas vestidas con un traje de cuero que les dejaba agujeros para meter las tetas, y su lampiño coño al descubierto. La de rosa echó nata montada en la polla del negrazo y la empezó a mamar. A su vez, la otras dos le azotaban la espalda y el culo con una fusta y un pequeño látigo. Luego la de rosa se puso detrás a acariciar su culo solo con sus pezones, duros como timbres mientras que las otras le ponían correas atando sus huevos, sus pies al suelo, lo tumbaron sobre una barra de hierro impidiéndole dar un paso al frente y atando sus manos muy adelante para inmovilizarlo dejando su culo totalmente expuesto. Es en esto cuando la de rosa delante de todos se empieza a cambiar la ropa ante la pareja de mujeres que ya se estaban haciendo un dedo mutuamente. Tras un excitante striptease, la antes modosa mujer aparece ahora como reina de las amazonas. Cada una coge un consolador y se posicionan: la reina se pone en la cara del negrazo ordenándole que le hiciera una mamada.

Las otras dos empiezan a meterle al hombre los consoladores por el culo, haciéndole gritar, llorar y gemir. Cuando ya tenía los dos dentro, con una sonrisa perversa la reina se dirige hacia las otras y le empieza a meter el tercer consolador por el culo al negrazo, quien responde con cara de agonía y resignación. El culo empieza a sangrar y las damas paran la tortura no sin antes concluir con un verdadero capón a los llenos y grandes huevos del negro. Sin ser desatado, y ante el espectáculo que las tías le ofrecen al hombre, se corre en el suelo. Luego es desatado y obligado a lamer toda su corrida sin dejar gota antes de irse de la casa sin ropa alguna.

La película nos dejó muy calientes, por eso me fue fácil convencerlos en que nos la cascáramos, pero motivado por el alcohol y la película, Ben propone que el último en correrse tendría que tragar la corrida de todos. Así pues, todos nos la empezamos a menear. A los 10min el primero en correrse fue Ben, 2min más tarde lo izo Mark y por último Álvaro: yo había perdido y sería quien me hartaría de semen. No se hicieron esperar, y uno por uno, según habían ido acabando pasaron para que les lamiese la mano en la que habían guardado su néctar. Era asqueroso, pero me atraía la idea de pensar que ahora todos pasarían a ser parte de mí. Tenía su esencia en mis entrañas.

Nos gustó la idea de las apuestas, por lo que seguimos el juego. El que haga menos flexiones se la chupa al que más haga. Nos pusimos y el que primero tuvo que parar fue Álvaro, luego paré yo, y por último Mark. Ben había ganado, así que se la sacó y cogió la cabeza de Álvaro con fuerza y se la metió hasta la campanilla, que por la cara que puso este, le dio una arcada. Así empezó una larga mamada, a pesar de lo bien que mamaba el cabrón: las mamadas son mejores si te las hace otro hombre, ya que sabe muy bien lo que gusta, como gusta y cuando… ya me entendéis. El final se corrió en su garganta directamente, ya que aprisionó la cabeza con fuerza y le hizo tragarse todo todo.

Lo siguiente fue, otro juego. Ahora el último en quedarse en pelotas debería dejarse filmar mientras hace un striptease que luego sería colgado en una página gay. Ben, por ser el anterior ganador dio la salida. El perdedor fue Mark. Se puso un traje elegante, cogimos una videocámara y empezó. Lentamente se fue quitando la ropa, de vez en cuando bailaba. Tenía un cuerpo precioso. Con casi ningún pelo, con chocolatina marcada… un delicia. Cuando ya estuvo totalmente desnudo siguió bailando para deleite nuestro.

El siguiente fue de inteligencia. Cada uno debería dar dos letras que a el le pareciese, se juntarían las de todos y en un minuto habría que formar la palabra más larga posible. El que hiciese la palabra más larga le debía hacer un dedo al que perdiese. Las letras fueron: C A N E S O R E. Yo dije secaron, Mark cesaron, Álvaro renos y Ben…córnea. Álvaro volvía a perder. Y como yo y Mark empatamos, los dos le meteríamos el dedo. Además decidimos que fuera al mismo tiempo para joder más. Se puso a cuatro patas y se lo metimos. Ser era un asco, pero merecía la pena por la cara de dolor que ponía. Se lo hicimos durante más de un minuto.

Entonces Mark propuso algo nuevo. Era mucho arriesgo, pero en eso consistía jugar. Sólo habría un único ganador. Los demás deberían ser sus esclavos durante tres horas y hacer TODO lo que el ganador quisiera. Ser era muy arriesgado, pero llegado a los límites a los que habíamos llegado, no nos opusimos.

El juego esta vez fue distinto. Una competición de lucha libre al estilo griego, en bolas. Empezamos Mark y yo y ganó él. Luego de los otros ganó Álvaro. Y en la final Mark contra Álvaro ganó… Álvaro. Ahora podría devolvernos todo lo que le hicimos. Lo primero que dijo fue: "venga, que tenemos que grabar una peli porno".

Nos explicó lo que debíamos hacer. No queríamos, pero dimos nuestra palabra, debíamos hacerlo, y empezamos.

Empezamos Ben y yo a acariciarnos, luego a besar, luego ya más apasionadamente, en el cuello, nos abrazamos, nos quitamos las camisetas, besó mis pezones, me los puso duros, luego yo fui bajando todo por su pecho hasta quedar de rodillas delante suya, le desabroché los pantalones, se los bajé, olí lamí y besé su polla por encima de su slip, se lo quité con los dientes, desaté su polla, me la metí en la boca aun flácida, la chupé hasta empalmarla, le lamí los huevos y empecé a hacerle una mamada. Un minuto más tarde paré y lo dejé así, ahora le tocaba a él. Yo ya estaba suficientemente empalmado, así que empezó directamente por la mamada. Mientras Mark se la había estado cascando en una esquina y ahora le tocaba entrar en acción; ya desnudo me abrazó por detrás y me empezó a besar el cuello, me rozaba su polla contra mi culo, luego nos besamos, mientras Ben seguía con su placentera labor. Mark paró y se puso a mi lado para que Ben también se la trabajara a él. Este juntaba nuestras pollas y las rozaba para poderlas mamar las dos a la vez. Tras un rato así, el siguiente grado.

Ahora yo estaba acostado en el suelo, con la polla hacia el techo, y Ben se debía sentar en ella. Esto lo asustaba mucho, su culo iba a ser perforado por primera vez, pero aun así lo hizo y ahí se quedó un buen rato esperando a que su culo se acostumbrase, o eso es lo que decía su expresiva cara de dolor. Sin quitar la polla de su culo, se acostó sobre mí, Mark le debía meter la suya también. Todo un reto para un culo virgen. Le costó mucho, y Ben gritaba, pero al final acabó entrando. Ben se descomponía de dolor. Ahora entraba en acción otro juego: el que más tarde se corriera de los dos satisfaría a los otros dos con su boca y su culo. Y como llevaba más tiempo con la mamada, ese fui yo. Ben se levantó y se puso detrás de mí. Mark se puso delante, agache la cabeza y se la empecé a mamar. Ben empezó a rozar primero su polla por mi culo, y cuando ya la tuvo muy dura me la empezó a meter con dificultad, pues mi culo se oponía a ser penetrado. Como veía que no entraba, desistió y me empezó a comer el culo. ¡Eso era la gloria! Hacía fuerza con su lengua para abrirme el culo. Cuando ya estuvo suficientemente ensalivado volvió a intentarlo, y esta vez, para mi infortunio, entró a la primera.

El dolor era atroz a pesar de que su polla no era muy gruesa. Lo peor iba a ser la longitud. Tenía una polla muy larga. Lentamente la fue introduciendo. Según la iba metiendo, el dolor se iba convirtiendo en placer. Cuando llegó al final no pude aguantar el no soltar un alarido. La volvió a sacar casi entera, y esta vez, bruscamente de un solo empujón, me la metió hasta el fondo. Al mismo tiempo, en tremendo chorro de corrida inundó mi garganta. Mark ya se estaba corriendo, una corrida a lo bestia. Me la tragué enterita, y dejé su polla reluciente, no quedó ni una gota por exprimir. Se dio la vuelta y le empecé a comer su culo. Era algo asqueroso el comerle el culo, pero me tuve que joder hasta que Ben se corrió en mi culo. La corrida salía caliente de mi culo. Solo quedaba Mark por ser penetrado. Primero le hicimos abrazar una columna y atamos sus manos. Ben se lo folló. La verdad es que el pobre ya no podía más, aun no se acababa de correr y ya se tenía que volver a follar a otro.

Luego lo paseamos a cuatro patas por el salón con la correa de mi pello, dándole alguna que otra patada en los huevos. Lo dejamos atado a una pata de una mesa y me lo follé. Aun tenía corrida de Ben en su culo, por lo que me fue fácil. Luego entre Ben y yo, lengua contra lengua, le lamimos el culo para limpiárselo de la mezcla de corridas. Al rato, Mark se apartaba al ver que nosotros ya no seguíamos, sino que nos fundíamos en un apasionante beso. Nosotros nos acostamos en un sofá y Mark se va, y al irse apaga la luz y cierra la puerta, todo se acabó. Sin embargo no es todo como parece, ya que cuando, ya con la cámara apagada y las luces encendidas, Álvaro nos mandó parar, nosotros le mandamos irse, así que se largó para la habitación junto Mark, y seguimos disfrutando de la noche nosotros dos solos. Ellos ni sé lo que hicieron ni me importa. Al siguiente día por la mañana acordamos no decírselo a nadie, como si nunca hubiera pasado lo que sí pasó