Filial Taboo 5: Sofí
Daniel y su familia, comenzaran una relación un tanto complicada, rompiendo todos los esquemas de la sociedad. E incluso encargándose de llevar muchos a su pequeño y cómodo rincón del mundo donde todo vale y todo se puede. Incluso si eso es continuar con su hermana menor
Taboo 005 :Hermanita
Me subí a la cama, miré como Sofi se acariciaba el principio de su vagina, no tenia vello púbico, estaba rasurada por completo y su rajita se veía limpia e impoluta, solo algo abierta y rosa por las caricias y las comidas de coño que se acababa de llevar.
-Yo si soy virgen, pero te deseo- dijo Sofí con una voz sensual y alargando su mano para que la sujetara.
La tome acercándome a ella, y a su cuerpo. Le acaricie la otra teta, ya que Erika no dejaba de jugar con la otra, mire como Sofí estaba impaciente, pero deseaba ir mas despacio con ella. Le acaricie el cuerpo y tome su rostro para besarla, mientras me acomodaba, pero de rodillas mi miembro estaba a la altura de su ombligo, y ella aprovecho para tomarlo y masturbarme con delicadeza, dejando mi glande al descubierto.
-Deja que se ella este arriba- sugirió nuestra madre a nuestro costado atenta de todo, mas seria y con una mirada llena de temor- Deja que ella decida como…-
-No importa, mientras el disfrute- susurro Sofi en un jadeó.
-Has caso a mamá. A mi me hubiera encantado llevar cuando me desvirgaron - dijo Erika mordiéndole el lóbulo y sonriendo con malicia.
Lo pensé y acariciando el mentón de mi hermanita y mordiendo su labio le dije- Además… eso me excita mucho, que me montes… como cuando éramos niños-
Se rio y asintió diciendo -Pero yo estaba sentada en tu espalda, no en tu polla-
-El cambio será lo que disfrutaras-
Le hicimos caso a las que sabían, o mejor dicho pasaron por ello, ya que yo nunca tuve algo con una virgen, y era inexperto en saber como hacerlo. Lo probable es que la lastimara, por lo que me concentre en que era mi hermanita y lo que menos quería era hacerle daño. Mu madre se puso sentada con las piernas en forma de loto, mientras me dijo que recostara mi cabeza en ella, y lo hice, quedando acostado, y con la polla apuntando casi al techo, pues con la tremenda erección estaba mas hacia mi ombligo que nada. Erika y Sofi se levantaron, dejándome verlas desde un ángulo espectacular, como sus largas y torneadas piernas parecían pilares y en su centro se ocultaban sus coños, en el caso de Erika brillando y aun con rastros de la anterior corrida y Sofi con su vagina rosa. Y a mas arriba, sus pechos, que no eran pequeños, ambos tenían una redondes y desafiaban a la gravedad manteniéndose erectos.
Aproveche para deleitarme sin decir nada, mientras ellas aprovecharon para colocarse, Erika a un costado y de rodillas, mientras que Sofi paso las piernas a un costado de mi cuerpo cada una. Dándome la imagen mas deliciosa de esa noche, una vagina virgen, rosa y depilada. Una mujer en regla, sensual, atractiva y que cualquier hombre con un miembro funcional terminaría excitándose con solo que le guiñara el ojo.
Era bastante caliente, se notaba la lujuria en su mirada, y lo brillante de sus labios, daba a notar su flujo y que estaba lista para comenzar con su vida sexual. Antes de que pudiera continuar, ella comenzó a bajar, estirando sus manos, las cuales tome para que se apoyara mejor. Bajo del todo, sentándose en mí, dejando mi polla entre sus labios, por todo el largo, sin penetrarse y sintiendo como mi palpitante polla estaba entre mis carnes y las de ella.
Si necesitas parar… - dije con voz fuerte, pues aun era su hermano y estaba preocupado por ella. -… hasta que estes lista-
¡No! Voy a continuar, te necesito…- dijo inflando las mejillas y dando una imagen tierna al intentar lucir enojada.
Dicho y hecho. Comenzó a mover las caderas, pasando su coño por mi verga, siempre en un ritmo lento, mientras cerraba los ojos y disfrutaba de nuestro contacto. Mire a Erika, y le toque la pierna, ella me miro antes de entender y abrirlas, dejándome verla y acercar mi mano para acariciar sus labios. No quería que mi mamá se quedara atrás y pase mi mano tras de mi nuca, de inmediato encontré su sexo abierto y disponible para mis caricias. Comencé intentando turnar mis manos, concentrándome en ello, mientras que Sofi se concentraba en lo que tenia debajo de su coño.
No pasaron ni cinco minutos, cuando mi hermanita comenzó a gemir y viendo su estado de excitación, sabia que continuaba. Agarro mi polla con fuerza y la dirigió a su entrada, haciendo que el glande pasara entre sus labios varias veces viéndome. Estaba algo ocupado con mi madre y hermana, aun así, le sonreí y alcé un poco mi cadera en señal de que quería follarla ya.
Ella bajo las caderas y, cada centímetro que entro fue sentir una presión aterciopelada increíble, su calor era mucho mas de lo que imaginar y sin darme cuenta ella abría la boca entre un gesto de dolor y placer. Tenia el coño lleno de flujo, se notaba que Sofi estaba un poco rígida, pero que no se echaría atrás y tampoco quería quedarse detrás de su madre y hermana. Se penetro a su propio ritmo, cuando por fin llegue a su barrera, una fina capa que le provoco que soltara un leve grito y abriera los ojos.
- ¿Estas bien? - pregunto mi madre, mas alterada que antes.
-Si, si…- gimió, pero de dolor -Solo… denme un momento, para mentalizarme.
Pensé un momento y recapacité, era un momento especial para mi hermana y no quise que pasara por ese amargo momento. O no de esa forma. Dejé a mi madre y hermana, tal vez sorprendiéndolas, me senté y Sofí volvió a gemir de dolor, pues había echo que nos moviéramos un poco. Me miro con los ojos llenos de lágrimas, comencé besando su frente, bajando a sus ojos, su nariz, y su boca, donde le abracé y comencé a acariciar su cuerpo. Espere con paciencia, acariciando y besando, intentando llevar
Ella se animó, su boca buscaba en la mía con impaciencia, como si se le fuera oxigeno para ella. Mirándome a los ojos, por fin ella se dejó caer hasta el fondo dejando todo mi miembro dentro de ella, soltando un grito de dolor y abrazándome con fuerza.
- ¡Duele! - soltó, ocultando su rostro en mi pecho, y apretando sus manos en mi espalda.
Mi mamá se acerco con preocupación, muy alterada, pues no deseaba que a su niña le pasara como a ella y que el evento fuera traumático. Pero era muy diferente, el dolor de Sofí era de un daño físico, pero el mental estaba en sus brazos, él estaba demostrándole el amor que sentía por ella, besando sus mejillas, frente, el cuello y labios. Bajando una mano entre nosotros y acaricie su clítoris, intentando darle placer y que eso la relajara y le quitara el dolor.
-Déjame acostumbrarme- murmuro mientras continuábamos besándonos con pasión.
En ese momento mi polla estaba siendo estrangulada por su interior, sentía como era una presión fuerte y que hacía sentir a mi miembro sentirse más grande, como si fuera a explotar. Pero poco a poco ella estaba dejando de hacerlo, entre más lo hacia su dolor pasaba. En unos segundos note sus gemidos, ante las caricias que le daba y sonrió con lágrimas.
Me empujo mi pecho hasta quedar acostado de nuevo y subió su cadera, sacando mi miembro de su vagina hasta casi sentirla fuera y volvió a bajar de golpe.
- ¡Ahhh!- Soltó entre un quejido de placer y de dolor.
-No te esfuerces a tu ritmo- le dije tomando sus caderas para ayudarla a subir de nuevo.
-Quiero… que me folles- dijo Sofí mirándome con los ojos lujuriosos. -Como a mamá o a Erika-
Por instinto las busque con la mirada, encontrando a Erika besándola, acostadas en mi cabeza, con las piernas entrelazadas y acariciándose el cuerpo y pechos.
Al principio ella subía y bajaba con tiempo, cada minuto, y luego entre más sus gemidos se incrementaban ella comenzaba a llevar el ritmo de las penetraciones con más rapidez. Sus caderas bajaban y subían, su rostro estaba mirándome, sus manos en mi pecho apretaban con fuerza y gimiendo más.
Con mis manos sujetas a su cadera comencé a moverme a su ritmo, disfrutando de su interior, era incluso mas estrecha que mi madre, su coño virgen se amoldaba a la perfección a mi polla y cada vez que sus paredes rosaban con fuerza y me enviaba una onda de placer que me estremecía. Tal vez era mis dos corridas anteriores, pero era una sensación que antes no tuve, tanto que comencé a subir las caderas con velocidad mientras ella bajaba y bajarla mientras subía.
- ¡Sí! ¡Sigue hermanito! ¡Me gusta mucho! - sus jadeos eran música para mis oídos su cuerpo temblando y su velocidad era bastante.
Solo la observaba subir y bajar sobre mi polla, como desaparecía en su interior con un placer intenso y salir con una succión de su cuerpo sorprendente, tanto que de inmediato regresaba a su interior. Al principio era un poco raro su movimiento, ya con la excitación y fuerza que llevaba le imprimía muchísima energía. Sus tetas botaban delante de mí y no podía evitar lanzarme a amasar sus pechos y apretar sus pezones, a acariciarla mientras que seguía cabalgando.
Ella era una fantasía, si mi madre y Erika eran bellezas despampanantes, pero Sofí no se quedaba detrás, añadido a esa ternura y amor que me demostraba con cada caricia. Me fascinaban sus curvas, su olor, el sabor de sus labios, incluso sus gemidos me eran perfectos. Me volvía loco de placer.
Le tome y en un movimiento gire en la cama, ella quedando de debajo sorprendida y yo encima empalándola con mi miembro, la mire y sus ojos se notó la expectación de lo que le haría. Nunca pensé follarmela, ni siquiera el poderle besar como deseaba o incluso que se volviera mía. Siempre fue mi hermanita menor, la consentida, la que me contaba sus tristezas y alegrías, y ahora, estaba bajo mi cuerpo volviéndose mi mujer.
-Te amo- susurro acariciando mi mejilla y me atraía con sus hipnotizantes ojos.
Nos besamos con pasión, con amor, con tanta fuerza que no quería separarme de su boca. Mas mi cadera ya estaba fallándola duro, fuerte, con mis testículos palmeando su culo y sus piernas apretando cada lado de mi cadera. Su coñito era delicioso, en cada embiste era una ola de placer que nos inundaba a ambos, que nos empujaba a continuar como animales en celo.
Era mi hermanita, mi familia y aun así me estaba volviendo loco lo delicioso que era hacerlo con ellas. No quería parar, no podía frenar, solo continuar embistiendo sus adentros con esa necesidad de sentirla.
Nos estábamos fundiendo, no solo en nuestras bocas y sexo, si no también en nuestro cuerpo, con sus pezones duros y parados acariciando todo mi pecho con fuerza, sus manos en mi espalda anclando las uñas con vehemencia. Nuestro beso era el mas largo de hasta el momento, era muy sexual, pues nuestras leguas batallaban por tener el control, por acariciar la otra y al mismo tiempo entregar todo, en una guerra sin cuartel.
Le sujete la cadera bajando a sus nalgas, alzando su culito y permitiéndome sentir mas su interior y tocar su punto más sensible. Lo supe pues profirió un grito de placer y dijo- ¡HERMANITO, FOLLAME DURO, HASME CORRER, HERMANITO DAME TU POLLA! -
La complací, comenzando a penetrarla con toda mi fuerza, en cada embestida sentía como no aguantaría nada en correrme. Pero ella merecía que la lleva a su orgasmo. Note como su espalda estaba curvada y alzada por mis manos, no parecía molestarle o dolerle, por lo menos no por el momento. La cama ya estaba crujiendo, pues era tanta fuerza, tanto movimiento que era un vaivén de velocidad.
- ¡ESO! ¡SI! ¡ME VENGO! ¡ME CORRO! - Grito con desespero, con tanta fuerza que estaba seguro de que se pondría ronca.
Pero continue, apoyando mis pies en la cama, alzándola más y agitándome con velocidad, cada vez más chocando con su vagina de forma brutal. Soltó un alarido que retumbo en las paredes, ella temblaba y se aferro a las cobijas con fuerza y mordió su labio. Le llego con tal fuerza que sentí húmedos los huevos, y como comenzábamos a escurrir, como un líquido espeso y caliente caía de donde nuestro placer nos conectaba.
Baje la velocidad un poco, pues sentía que estaba a punto también de correrme y no quería, la verdad deseaba seguir en su interior y poderle dar cuantas veces fuera necesario hasta hartarme.
Mi polla no aguantaba más, estaba lo más dura de lo que recordaba haberla tenido nunca, sentía tanto placer que los huevos a punto de explotar. La embestía mientras notaba como los huevos rebotaban contra su culo y la polla llegaba hasta el cérvix, pero en vez de sentir dolor parecía que a ella le gustaba, y a mí me estaba haciendo ver las estrellas.
-Sofi- dijo mamá a un lado para besarle, y ella acepto los labios de su madre.
-Que corrida mi hermanita- dijo Erika amasando su pecho y mordiendo el otro.
Mientras tanto, yo llevaba un ritmo mas lento, bajando a mi hermana e intentando controlarme para no correrme sin más. Si quería que aquello funcionara, debía tratar a los tres iguales, y aun le faltaba otro orgasmo a mi hermanita.
Saque mi miembro un momento, pues estaba por correrme y al estar fuera el placer disminuyo, pero pude observa a mi glande pulsando rojo hinchado mas brilloso que nunca y con rastros semi blancos, supuse que de la corrida de mi hermana. No tarde mucho en volver a dirigir mi misil a su cueva deliciosa y tras mirar como mi mamá y hermana le daban con todo a su boca y pechos, decidí rematar otra vez en su coño.
Con la visión de su coño brilloso e hinchado, goteando del culo y todas las cobijas bajo de ella, decido volverla a penetrar con energía y fuerza.
Me encanta ver desde tan cerca como ese coño tan bonito se adapta a la anchura de mi pene y como su vagina lo abraza de forma maravillosa. Al estar desprovista de vello se ve a la perfección sus labios mayores expuestos al máximo y los menores aferrados a mi polla que se cuela casi hasta el fondo. El primer gemido de mi hermana es ahogado por la propia boca de su madre, pero me fascina verlas así, siendo tan amorosas y como se dan placer entre ellas, mientras yo las follo.
Para recrearme mientras comienzo un bamboleo lento, miro a mi madre desnuda con las piernas abiertas y tocándose su coñito, a mi hermana de costado a nosotros y comiéndole una teta mientras se estruja la propia. Y mi verga da un salto volviendo a tocar la zona mas sensible de Sofi que alza la cadera pidiendo el mismo trato anterior.
Juego con su coño un poco sacándolo por completo, acariciando sus labios con mi glande y volviendo a meterlo en su tierno y juvenil coño. Comienzo por follarla igual que antes, desbocado, con la fuerza que me queda y ya buscando el explotar dentro de ella. Vuelve a soltar un grito con fuerza y gemir como si no hubiera un mañana. Mientras mi madre y hermana observan nuestra faena y sonríen. Sofi jadea cada vez más aprisa, mecida con brusquedad y constancia movimiento de mi cuerpo chocando con el suyo. Ella abre los ojos levemente para observar cómo le follo enérgicamente, y yo como su precioso cuerpo desnudo ahora empapado en sudor, saliva y flujos vaginales le hacen ver como la misma afrodita.
Mis rodillas tiemblan y noto como mis muslos tienden a cerrarse, presagiando que pronto me vendré. Pero no soy el único su cuerpo se tensa y de pronto abriendo la boca expulsa por su garganta un fuerte gemido echando su cabeza hacia atrás, corriéndose con todas las ganas sin que yo deje ni un instante de penetrar con fuerza su rajita que empapa hasta mi pubis. La imagen es tan impactante pues ella se retuerce y tiene una leve convulsión mientras varios chorros salen de ella, esparciéndose con salpicaduras en cada embestida. Ni soy consciente de que mi orgasmo estaba a la vuelta de la esquina y que estaba entrando y saliendo de mi hermana menor. Pero siento el primer chorro salir con algo de dolor y un placer que apenas puedo describir, el segundo solo inunda mis sentidos y me hace salir un poco para volver a entrar por pura inercia, no sé si hay un tercero, solo que caigo sobre los pechos de mi hermana y me quedo jadeando y metido entre sus piernas.
Paso un rato, sintiendo desinflarse mi pene, y al mismo tiempo caricias en mi cabello y costado. Abro los ojos un momento después, jadeante y sudado como nunca, miro a mi madre y hermanas, como me miran con amor y esa complicidad que ahora tenemos. Luego de ese cumpleaños tan fantástico, se que no pararemos de tener sexo entre nosotros.
Se moja los labios mamá, para besarme, luego es Sofi y por último Erika. No decimos nada, los cuatro ya hemos tenido suficiente placer y aunque tal vez ellas puedan continuar, yo estoy molido, no puedo ni siquiera pensar en una segunda ronda con ellas. Solo me dejo caer de costado, quedando a media cama, con la polla manchando lleno de liquido y sintiendo la humedad que hemos dejado en toda la cama. A mi costado se queda mi madre abrazada a mi cuerpo, a mi derecha esta Erika y sin pensar mucho, Sofi se acuesta en mí, no pesa y ya lo ha hecho antes, pero tiene un efecto somnífero inmediato, pues sus suaves cuerpos, su calidez y voces me hacen cerrar los ojos.
Lo ultimo que escucho es un -Feliz cumpleaños-