Filial Taboo 3: Mamá

Daniel y su familia, comenzaran una relación un tanto complicada, rompiendo todos los esquemas de la sociedad. Y incluso encargándose de llevar muchos a su pequeño y cómodo rincón del mundo donde todo vale y todo se puede. Incluso si eso significa follar con su familia.

Taboo 003

Mi madre se levanta con sensualidad, al tiempo que un hilo de su saliva recorre su barbilla y cuello, algo blancuzco por el semen que acaba de ingerir. Estaba agitado, sentía mi miembro cubierto de su saliva, caliente, más duro que nunca y queriendo más. Me mira con unos ojos llenos de lujuria y coquetería, mientras se gira un poco, al hacerlo mostrándome su culo, esas nalguitas redondas paradas y que ocultan su coño de mi vista.

¡Dios me da escalofríos y tiemblo!

Erika pega sus pechos desnudos a mi brazo, una de sus manos recorriendo mi abdomen y la otra acaricia mi rostro. A mi izquierda Sofí no pierde, tiene mi mano apretada contra sus pechos, mientras que su pierna recorre la mía y esta rumbo a mi miembro.

Giran mi mirada a una y me plantan un beso con fuerza y pasión, su lengua recorre cada rincón de mi boca, y yo no hago menos con la suya. En un juego frentico y apasionado, buscando no solo conectarnos, si no buscar excitarnos mucho más. Luego de que Sofí y yo buscáramos aire de nuestro beso, Erika tomo con brusquedad mi rostro y beso de igual forma. No sé en qué momento mi boca no solo estaba llena de su lengua y la mía, si no también de saliva caliente y combinada. Tuve que tragar, sintiendo nuestras salivas combinadas y tan calientes que mi cuerpo pidió más acción.

Una vez se escucharon los clics de las fotos que saca mi madre, mientras que nos acariciamos y besamos. Sus labios de ambas son tan suaves y cada vez que nos separamos, ellas buscan aire y sus rostros están rojos.

-Estas mas que listo- ríe mamá señalando mi miembro. Con unas gotas preseminales que lubricaban ya mi glande, y caen cerca de mi ombligo.

-Con tal trato, quien no lo estaría- rio Erika también y luego se mordió los labios- Que ansias me dan…-

-Ya habíamos acordado como vamos- dijo Sofí, aunque también se notaba algo ansiosa.

Mi madre sonríe, antes de comenzar a ir a la caja de regalos que me dieron, saca un producto, muy parecido a crema en tubo, solo que dice lubricante. Me imagino que vendrá y mi verga se levanta casi del todo.

-Chicas… ¿Si aun quieren cambiar? - dijo mi madre, con otro tono de voz.

-Má, dijimos que tu…-

-Pero …. No me siento preparada y…-

El ambiente cambio, ahora el centro de atención era mamá, con el lubricante en mano se notaba que temblaba, y sus piernas parecían apenas aguantarla. Me levante, sin objeción o que me detuvieran mis hermanas. Aproveche para quitarme bien las prendas que aun me cubrían. Desnudo, con la polla apuntando hacia mi madre, y con una seguridad que nunca creí posible, mas en tal situación, le tomé el rostro.

-Tranquila, no voy a tocarte si tu no quieres, o hacer algo que no te guste… te amo, como mi madre, como amante, como mujer- dije y deje un suave beso en sus labios.

Acaricia la cabeza de mi madre, y bese su frente, para después pasar por la mejilla de Erika y Sofí que tenían una mirada en mi madre. Sonrió, pero aun temblaba, se aferro a mis brazos y pego la cara a mi pecho. Mis hermanas se nos unieron al abrazo, y por un segundo todos estuvimos en silencio. Después de todo, sabíamos que fue violada, pero también que el bastardo de mi padre había abusado sexualmente de ella por mucho tiempo. Puede que supiera lo que era sexo e incluso lo soportara, pero disfrutarlo… eso era otro tema.

Mi objetivo era cambiar eso, hacerla sentir tanto que olvidara aquellos terribles momentos que vivió.

Me di cuenta el cuadro que pintábamos, mi madre y hermanas con los pechos al aire, con sus atuendos a semi sacar y yo con la polla aplastada por el vientre de mi madre y ella aferrada a mí; mientras mis hermanas detrás le apoyaban con leves caricias.

Levanto la mirada, llorosa y sonriendo. Tiro de mi cuello, dándome un beso profundo, no tan lascivo como los de mis hermanas, ella tomaba su tiempo para jugar con mi lengua, para recorrer mi boca, para que yo también explorara en ella.

-Hazme tuya cielo- murmuro

Me empujo hasta la cama con suavidad, me deje caer de espalada y ahora, era mi madre la que estaba sobre de mí, presionando su culo contra mis piernas, mi sexo contra la tela que aun la cubría. Su cuerpo embriagador y sensual hicieron que mis manos buscaran sus caderas y mas abajo. Que le tocara su culo y comenzara a masajearlo con suavidad, mientras sus ojos se posaban en los míos y nos dábamos cortos y suaves besos.

Su cadera era mas ancha que las de mis hermanas, pero atraían tanto que me estaba perdiendo en pasar mis manos sobre de ellas. Sus dedos se aferraban a mi nuca, y sus turgentes pechos se presionaban contra mi torso, y percibía esa suavidad y la dureza de sus pezones.

Puro placer es lo que me daba.

No se cuanto estamos así, solo que se separa y pasa su lengua por sus labios llenos de mi saliva. Me mira con aquellos ojos.

-Se que aún no soy ninguna jovencita y que esto no es normal, si no quieres hacerlo con tu vieja madre…-

-No podría pedir algo mejor- murmuro acariciando su culo con un poco mas de fuerza y mirando sus pechos moverse un poco.

-Que niño más atrevido- dice con una gran sonrisa y leves lagrimas – Pero… debes llevar las riendas… confió en ti y quiero que me hagas olvidar todo-

Asiento, sin perder la cabeza, tengo que tenerla bien puesta para no lastimarla o hacerla recordar algo horrible. Miro a mis hermanas, que sentadas a nuestro costado esperan. Aunque noto a Sofí con la mano entre sus piernas; Erika tomaba las fotos o video, no se ya que no escuchaba nada de sonido.

Con lentitud acaricio su cuerpo, arrastrando mis manos por su cuerpo con suavidad, disfrutando cada tramo, buscando la fina tira de tela que tiene, sujetándola sus braguitas por los costados de sus caderas. La miro una ultima vez hacia sus ojos antes de continuar y ella sólo se limita a sonreír confirmando que continúe con la operación.

Deslizo la tela hacia abajo, y siento como acaricia sus piernas, también la humedad que ya tiene la prenda. No veo nada, quiero disfrutar de su cuerpo completo, su desnudes y belleza frente a mí, así que haciendo fuerza le alzo un poco y con un movimiento un poco más rápido, sorprendiéndola la dejo acostada. Beso su cuello y acaricio esas tetas que tanto me encantan y que alguna vez me dieron leche.

Sacando la ultima prenda por sus tobillos, le bajo el resto subiéndole las piernas y sin que ella se niegue. Quedando por completo desnuda, me separo un poco para contemplarla, mirando hermoso rostro, sus pechos hacia sus costados por el peso, su pubis plano, cubierto de bello oscuro y unos pliegues anunciando su sexo. Al final queda frente a mí, con las piernas apretadas, solo quedándose quieta y mirando a un costado.

Tomo sus tobillos con delicadeza y hago un poco de fuerza, intentando separarlas, ella cierra los ojos con fuerza.

-Mírame-le digo con suavidad, esperando ser lo más gentil, pero con esa decisión imputable en mi voz.

Ella abrió los ojos, y giro la cabeza a verme, sus manos se fueron a sus pechos y se puso roja. Continue abriendo sus piernas, sin quitar mi mirada de sus ojos, indicándole que me siguiera viendo sin necesidad de indicárselo.  Al final, la tenia abierta de piernas, mientras que yo bajaba mas y más, dirigiendo mi cabeza hacia sus preciosos labios vaginales. Le sentí temblar, y levanté la mirada, aun me miraba, pero al contrario parecía ansiosa. Me acerco del todo y sin pensarlo ella acaricio mi cabeza con amor, pero también haciendo presión para que le diera placer.

Observe como se ha recortado el pubis, dejando un poquito, no lo suficiente para que fuera por completo liso, pero si tenía una larga tira que se perdía hasta llegar a cada lado de sus labios que se veían enrojecidos. Cada detalle de sus pliegues, la largura de su rajita, los labios un poco hinchados y abiertos y su clítoris empezando a salir. El olor de hembra en celo, ese aroma tan delicioso me sobre excito.

-Amor, ¿Te gusta? -

No respondo, le miro desde mi posición y beso con suavidad sus pliegues, ella suspira y se retuerce.

-Hermanito, ya deja de torturarla- susurra Erika a mi costado acariciando mi espalda y en dirección a mi culo.

-Luego nos hará lo mismo, y te estas tardando mucho- gruño Sofí con una mano entre sus piernas y acostada a un lado de mi madre.

A estas alturas ya ni me asombra lo que pasa, después de todo solo tengo que disfrutarlo y hacerlas disfrutar. Con lo que con seguridad pasaría con ellas, no podía ni imaginarme que continuaría, solo tenia que dejarme llevar a ello. Pues las tres son unas mujeres preciosas y ya ni mencionar cuantos babean por ellas, ahora incluyéndome.

Me concentro en mi madre, que gimió en cuanto mis pulgares separaron sus labios, para ver la puerta que me conduce a sus dulces adentros. Comiendo a comerme su coño, saboreando cada rincón, pasando la lengua por su botón hasta que ella gime con fuerza y se retuerce. Me meto de lleno en lamer otra vez la largura de esos labios cada pliegue, y con un dedo comiendo a jugar entrando y salir de esa gruta tan abierta y apetitosa. Oírla gemir a cada una de mis lamidas es el mejor regalo que puedo recibir, pues entiendo que lo estoy haciendo de maravilla. Sus jugos se mezclan con mi saliva y noto que mamá está cada vez más empapada. El sabor va cambiando, además de caliente lo noto ligeramente salado y muy espeso en mi lengua, en el paladar.

A su costado Sofí, sobreexcitada mueve la mano de mamá y su boca se prende a su pecho, haciéndola que salte y gima más.

  • ¡¿Sofí?!- gime con fuerza, pero en lugar de parecer enojada, esta sorprendida, mas su mano acaricia su cabeza y comienza a pegarla mas a su pecho –Cariño, más fuerte… así me gusta-

No se si me lo dice a mi o a Sofí, pero ambos reanudamos fuerzas y atacamos con todo a mi madre, comiendo su coño y pecho con devoción. Erika se acerca gateando a mama, que viendo como estamos ya desnudos, acariciando nuestras cabezas, cada uno atacando putos erógenos de mi madre. Se miran un momento, antes de que Erika se pase el cabello de un lado, permitiéndome observar, me sonríe tomando el mentón de nuestra madre y besándola. No es un beso de un piquito, es un morreo en toda regla, con sus labios moviéndose contra la otra, sus leguas saliendo por momentos para buscar el contacto máximo y de vez en cuando mordiendo sus labios con sus rostros excitados. El pecho restante de mi madre es estrujado y estirado por ella misma, gimiendo con total fuerza, alzando la cadera buscando mas contacto y más placer.

Lo tomo una lo mejor que este pasando, pues los tres estamos dando ese placer a mi madre, y al mismo tiempo disfrutamos de aquel encuentro. Muy cerca de lo que es una escena porno de las mejores, pues la escena lésbica, el incesto y orgia que estaba comenzando era una locura, y ni yo me lo creía. Tras un largo beso, se separaron soltando hilos de saliva que cayeron por el mentón de mi madre, que abría la boca buscando aire y gimiendo. Otra lamida muy cerca del botón, y un segundo después un roce directo a ese clítoris que se mueve al contacto con mi lengua, entonces mamá no puede aguantar más, aprisionando mi rostro con sus piernas contra mi cara y se corre entre jadeos, gemidos y una respiración entrecortada.

Soltando un pequeño chorro que impregna mi boca, pero no lo desperdicio, ya que tal vez es la primera corrida real de mi madre y lo noto al verla gemir con fuerza, retorcerse y buscar el contacto mas de cerca de sus hijos. Pues ahora Erika había tomado el pecho restante y también lo mamaba con fuerza, mientras mi madre acariciaba sus cabezas.

Ella me mira expectante.

Tardó en reaccionar y ahora son mis manos recorren sus piernas, sus caderas y le levanto un poco su culo, para acomodarme entre sus piernas. Amo esto debo admitirlo, es tan excitante, tan delicioso y con las mujeres más cerca de mí, las que amo de verdad y sin reparos.

Sin quejas o ninguna palabra me dejo colocar mi miembro sobre su pubis, espere para cualquier arrepentimiento, ella solo continúo gimiendo ante las caricias de sus hijas. De tal forma que mi miembro estaba presionando sus labios, con todo su largo sobre ellos, y sintiendo el calor del otro.

-Vamos amor… te necesito- murmuro melosa y dulce mientras mis hermanas me observaban, ellas tomaron sus piernas y la abrieron un poco mas con una sonrisa llena de lujuria.

Tomando mi verga la coloco en su entrada, pasando varias veces por sus labios y sintiendo aquellos pliegues calientes, húmedos y que tanto deseo, aquella sensación sublime. El tacto directo es increíble, mas cuando mi glande se apoya en su entrada y con un suave movimiento me introduzco en ella. Tan solo es la punta, pero me parece algo increíble, siento la estreches de su vagina, e incluso como se mueve y se estremece directo en mi polla. No puedo evitar sentir un arrebato y la introduzco de golpe, llegando a lo más profundo de mi madre y ella soltando entre un gemido y un grito de dolor. No es virgen, lo sabemos, pero al no tener sexo en tanto tiempo, el tamaño de mi miembro y el repentino movimiento la sorprende.

-Lo siento- digo

-No pasa nada- dice mi mamá, sonríe y con su mano acaricia mi pecho.

Me doy mi tiempo, sintiendo todo su sexo alrededor del mío, su calidez, la humedad y el gozo que me da solo tenerla dentro. Me inclino y miro sus pechos, con los rostros de mis hermanas a cada lado. Les sonrió y parecen entender, beso primero a Sofí para que luego ambos comencemos a comerle la teta de nuestra progenitora, enroscando nuestras lenguas y chupando de ella como si aun tuviera leche. Cambio a la de Erika y repetimos, solo que ella es un poco más aventada, haciendo que mordamos su pezón y que la succionemos con fuerza.

-Hijos… que delicia- dicta mientras gime con fuerza a cada tacto.

Ni le aviso, comienzo a mover la cadera, saliendo y comenzando a sentir como sus paredes hacen presión intentando que no la abandone. Se que le gusta, que empieza a disfrutarlo, pues se sujeta de mi cuello y sus piernas se cierran. El calor de su interior abandona mi miembro, pero no del todo, y antes de que salga regreso a su interior, con algo de fuerza. ¡Una maravillosa sensación nos inunda! Se me olvida todo, incluso que la que esta bajo mi cuerpo, recibiendo mi pene y que gime es mi madre. Le tomo la boca y beso con lujuria.

-¡Si!  alcanzo a escuchar entre sus gemidos y mis besos.

Se retuerce y alza la cadera, esta vez en un profundo temblor al tiempo que acaricia mi nuca, mientras yo me agarro a las cobijas, sintiendo que su cuerpo se volverá mi adicción. No tarda en subir sus caderas buscando más contacto y ella comienza a oscilar su cuerpo de tal forma que mi polla sale por entero con la misma parsimonia, notando como hace un “plop” por la humedad que tenemos ya ambos.

Tomo ese momento, para ver a mis hermanas, ambas masturbándose, mirándonos y disfrutando de una vista única. Noto que mientras las dos me miran se muerden el labio y que acarician mi cuerpo.

Mi madre toma mi cadera como puede e intenta penetrarse ella misma, pero mi miembro solo recorre su vagina hasta que se aprisiona entre su pubis y la mía. Al no lograr lo que desea, me mira con una cara lasciva y llena de algo que nunca vi en ella, el deseo de que se la follen fuerte y duro. Le beso, reacomodándome y de sopetón se la vuelvo a meter, provocando que ambos emitamos un gemido prolongado.

  • ¡Qué rico, hijo! - suelta sin darse cuenta.

  • ¡Apúrense, quiero ya su polla! - susurro Sofí entre un lindo gemido.

  • ¡Nunca creí… que tanto liquido produjera por necesitar ser penetrada! - dijo Erika mostrando sus dedos llenos de liquido de su vagina.

No paro llevo su mano a nuestras bocas y, tal vez por la lujuria y el deseo, por el estar penetrando a mi madre y mi madre recibiendo mi polla, comenzamos a comernos los jugos de mi hermana. Tan deliciosos, un poco salados, pero me estimulo lo suficiente para agitar con fuerza la cadera, y chocar con el cuerpo de mi madre con violencia.

-¡Dios!- soltó mientras sus uñas se clavaban en mi espalda - Tu padre no la tenía tan grande, y nunca he visto una tan gruesa - gime mamá ya desbocada.

A partir de ese momento comencé a follarla como si la vida se me fuera en ello, no era tan rápido, pero si disfrutando cada momento de estar a dentro y sintiendo mis huevos chocar con su ano cada que la penetraba. Su respiración se hizo rápida y comenzamos a sudar, mis hermanas se dedicaban con más entusiasmo a masturbarse, para luego darnos sus jugos, que saboreábamos mi madre y yo con vehemencia.

Era un paraíso, que me estaba llevando al éxtasis máximo, sus paredes me envolvían de forma que parecía el lugar indicado para darme placer, su cuerpo bajo el mío, sus pechos contra mi piel y su boca y la mía besándonos era todo para mí en ese momento. No sabía si lo estaba haciendo bien, solo que la follaria hasta que me cansara, que ella era mi madre y mi amante ahora. Era una locura, pero ya la había aceptado y no pararía.

¡El mejor regalo que me hacía!

Me observa detenidamente, siguiendo mis instrucciones, cosa que tal vez era lo que hacía más morboso todo, mi cara evidente de placer le hacía continuar. Sentir entrar y salir incesantemente es un placer que se acumulaba y cada vez lo hacía más fuerte, llegando al punto de que movía el cuerpo de mi madre y sus pechos saltaban y sus pezones se rosaban contra mi piel. Notaba todo de ella, el calor, el sudor e incluso como sus paredes vaginales me atrapaban cada que intentaba salir y me succionaban con fuerza en cada embestida.

No parecía querer que terminara y yo tampoco, pero ambos estábamos llegando a un punto donde nuestras voces salían solas y donde se notaba el orgasmo cerca del otro.

Sofí y Erika no dejaban de amasar sus enormes pechos, de pellizcar sus pellones e incluso de mover sus manos en sus piernas, disfrutando de todo lo que pasaba.

Hay un momento en el que noto a mi madre vibrar, cruzar las piernas por mi culo, aferrar sus manos a mi espalda con las uñas, mientras la embisto sin remordimientos con tal fuerza que siento que alguno de los dos se lastimara. Pero nuestra excitación renovaba nuestras energías y el sonido del choque contra nuestros cuerpos desnudo era algo increíble.

-¡Hijo mío! -expulsa ella en un largo suspiro buscando mi boca, mientras  tiembla con fuerza y se retuerce bajo de mí. - ¡MAS DAME MAS! -

Mi mente nublada no me deja procesar que quiere que vaya más rápido, que está llegando a un orgasmo, pero no me detengo, continuo sin tregua a su coño, cavando en lo mas profundo. En un momento dado me mira y suelta un grito de placer que le provoca que su cuerpo se mueva con violencia, que se contorsione y nuestros sexos ahora estén empapados en su orgasmo. El placer es mutuo, pero aún no llego a correrme, además quiero que mi madre disfrute más, mucho más, porque quiero que se repita que se me entregue otras veces y disfrutemos de tan maravillosa sesión, algo con lo que solo he podido soñar.

Ladea su cabeza de una forma tan sensual, que me encanta y nuestras bocas vuelven a unirse en un beso frenético y entregado a esa danza que no quiero que termine nunca.

Tengo que admitir que es difícil control el placer, que mis puntos débiles están siendo acariciados por mi madre, que su cuerpo tensionado bajo el mismo, su boca hurgando en la mía dispara todo en mi directo al orgasmo. Ella al verme en éxtasis, aprieta más su vagina, haciendo imposible que casi salga y teniendo que tomar más tiempo entre cada penetración, pero con sus suaves y cálidas paredes dándome el tiempo para un rose completo. Acelero mis movimientos, y mi polla parece crecer mucho mas en su vagina, consiguiendo que por su boca expulse todos los suspiros del mundo, mientras seguimos gozando y sintiéndonos en cada acometida. Solo se escucha el sonido de nuestras respiraciones, y el choque de nuestros cuerpos desnudos, marcando un ritmo erótico que disfrutan mis hermanas.

Esto es algo increíble y excitante. ¡Me estoy follando a mamá!

  • ¡Mamá! ¡Mamá! ¡Me corro! ¡No aguanto más! - Le digo casi en un grito, pues el orgasmo viene incontrolado.

No dice nada, pero el que me apriete con toda esa fuerza hace que no piense y acelere hasta que casi la aplasto con toda mi fuerza y exploto en el fondo coño palpitante de mamá, continúo meneándome, sintiendo como aun suelto largos chorros en su interior y como cada vez más mi fuerza se debilita.

Mi mamá sigue apretando su interior en cada embestida, cada vez más débil, y volvimos a fundirnos en un beso largo y húmedo, mientras mi polla sigue palpitante allá adentro. Ella me mira a los ojos y de pronto los pone en blanco, parece estar en trance, pero esta vez con más energía y más placer. Sus dos manos ahora sostienen mi cara y veo en primer plano sus hermosas facciones contorsionándose por el placer. Entonces suelta un largo suspiro y percibo intensamente cómo oprime los músculos de su vagina contra mi verga aun dura

Una de mis manos dibuja su silueta, buscando las zonas en que más sienta, sujetando sus nalgas y apretando con fuerza, acariciando su cadera y cintura, cada parte de ella, mientras ella no deja de seguir recibiendo otro orgasmo, hasta que su respiración se aminora y se queda quieta insertada en por mí, que palpita y continúa buscando el calor de su encharcado coño.

Así permanecemos unidos durante un buen rato, en el que sin decir nada lo decimos todo con nuestros besos y nuestros agitados jadeos.

  • ¿Te gustó? - le pregunto al fin con su radiante sonrisa, una cálida mirada y llena de amor, ahora con enorme placer que nos hemos proporcionado.

  • ¡Muchísimo, amor! ¡Nunca lo voy a olvidar! ¡Es mi primer orgasmo, la primera vez que he sentido placer, la primera vez que deseo que se repita! -

  • ¡Para mí también ha sido increíble, mamá! -

Beso su frente y comienzo a retirarme de su interior pausadamente de nuestra incestuosa unión. Cuando salgo, veo como mi miembro esta brillante, hinchado y el glande rojo, ella respira agitada aun, sudorosa, con el coño hinchado y con unas gotas blancas saliendo de su entrada.

Eso es increíble, la vista me fascina y mas aun cuando mis hermanas se acercan y mientras Sofí va a los labios de mi madre, mi hermana Erika comienza a lamer sus pechos. La escena lésbica es increíble, permitiéndome caer sentado en la cama y respirar un momento.

El beso de Sofí y mi madre se intensifica, pero ella me mira, mira mi miembro y en un segundo gatea a mí. Mientras Erika continúa lamiendo a mi madre y bajando ahora por su pubis y observando ya un hilo de mi semen caer por el culo de mi madre.

Sofí se deja caer de estomago y deja su cara a centímetros de mi miembro. En las porno he visto lo que sigue, y no dudo en cercar su rostro con mi mano y restregar la punta de mi polla en sus suaves labios. Ya nada me importa, las deseo y quiero poseer por completo.

-¡Aun sigues muy duro!- Murmuro mientras sonreía.