Fiesta que terminó yéndose de las manos
Durante una cena de empresa, dos compañeros de trabajo, Isabel mujer casada y fiel, y Jaime, hombre soltero y serio, tras diversas vicisitudes ocurridas en la noche, terminan follando en el apartamento de aquel, con consecuencias insospechadas
Isabel era una mujer casada, de 35 años de edad, residente de la capital catalana, la cual trabajaba en una empresa internacional dedicada a la importación. Por las fiestas navideñas, la empresa acostumbraba a celebrar la correspondiente cena de navidad, pero ese año, por diversos problemas de gerencia no se pudo organizar. No obstante, los trabajadores se pusieron de acuerdo y tras la jornada laboral, un viernes decidieron realizar un brindis tipo coctel, al que acudieron gran cantidad de compañeros.
El cóctel se llevó a cabo en una de las zonas bajas del edificio donde trabajaba Isabel, especialmente en la zona de almacén. Una vez allí, a medida que iban llegando, empezaron a comer y beber, hablando de cómo pensaban pasar esa navidad, etc.
Isabel no era una persona que acostumbrara a beber mucho, pero ese día, el ambiente y los compañeros, le llevaron a propasarse un poco. Le había indicado a su esposo que quizás llegaría bastante tarde.
Durante la bebida y charla con los otros compañeros, se percató como un trabajador de la empresa la estaba observando con bastante atención. Se dio cuenta que se trataba de Jaime, un compañero de una de las oficinas de reparto, bastante mayor que ella, y que todos conocían por ser una persona bastante sería y poco venida a meterse en follones. Pero, parece que esa noche, la bebida le había desinhibido un poco, e Isabel percibía que aquel hombre la estaba observando demasiado. Tenía conocimiento de que se encontraba soltero pese a su edad, y nadie le conocía novia. Jaime, pese a su edad era una persona muy bien parecida, guapo, elegante, musculoso, y realmente no aparenta la edad que decía tener.
Pese a que aquel dudaba, por fin se decidió acercarse a ella, concretamente hasta el grupo donde ella se encontraba. Casi desapercibido se fue integrando un poco en el grupo, pero intentando mantener conversación en ella. Al principio hablaron de cosas sin importancia, del trabajo y de las fiestas próximas. Pronto el hombre comenzó a piropearla, cosa que jamás había escuchado de la boca del mismo. Isabel, aunque extrañada le siguió un poco la corriente, ya que tampoco su conversación era molesta, y sus comentarios eran sobre su forma de vestir tan elegante, que era una mujer bastante bonita, etc.
En un momento dado, uno de los compañeros tropezó con ella, vertiendo todo el vaso de alcohol y refresco que llevaba, dejando la blusa de Isabel y parte de su falda bastante mojada.
- Oh lo siento Isabel. Ha sido sin querer.
-Oh Luis, ¿pero mira cómo me has dejado? Me has pringado toda .
Ella se disculpó de Jaime y marchó hacia la zona del baño existente en la zona del almacén con la intención de limpiarse un poco. Pero, cuando llegó al mismo comprobó que no solo había un cola para entrar, sino que se encontraba en un estado casi lamentable. Aquello la desespero, obligándola a volver a donde se encontraban los demás, con la intención de marcharse para su casa.
Cuando se lo comentó a Jaime, este le manifestó: - Isabel. Si quieres puedes utilizar el baño que está en la primera planta.
-Ya, pero esa zona está cerrada. ¿a quién le pido yo ahora la llave?
-No te preocupes, yo la consigo. Espérame unos segundos y vuelvo.
La mujer, entonces viendo la buena disposición de éste decidió esperarle. Al poco tiempo observa como Jaime regresa con la llave, indicándole que lo siguiera. Ella se quedó un poco nerviosa, ya que iban a ir solos, ya casi de noche, a una zona de la empresa donde no había nadie más. No obstante, dadas las circunstancias optó por seguirlo. Subieron la escalera de acceso a la planta primera, y tras abrir la puerta de acceso general, continuaron hasta llegar donde se localizaban unos baños destinado al personal en esa planta.
Isabel entró en uno de los dos baños, y comenzó a secarse la blusa con papel, pero pronto aquel se acabó. Tampoco había secador, así que se acercó, abrió la puerta y le pregunto a Jaime que esperaba en el pasillo: - ¿ no tendrás papel por ahí? El papel de este bañó se ha acabado y no tengo con que limpiarme.
Creo que en mi oficina tengo papel. Pero, pensándolo mejor, creo que el baño destinado al público tiene secador de manos.
-¿ Dónde queda ese baño? . le pregunto ella.
Ven, está cerca - y la llevó hasta un baño algo más retirado, donde ambos entraron. Existía una secador de manos.
-¿será difícil secarme la blusa con este aparato?.- dijo ella al comprobar que estaba empotrado en la pared.
Jaime la mira y le dice: Bueno Isabel, puedes quitarte la blusa y colocarla bajo el secador para que se seque. No veo otra solución .
La mujer se quedó algo recelosa, pero tampoco era una mala idea. No obstante, le dijo: - ya, pero ¿no pretenderás que me quite la blusa en tu presencia ?
- Si quieres me giro. Te quitas la misma y yo la pongo a secar.
Nerviosa, viendo que el hombre se colocaba de espaldas, ella se desprendió de la blusa que llevaba puesta, quedándose solo en sostén, que también observó se encontraba algo manchado. Luego colocándose las manos delante de su sostén, se lo entregó al hombre quien lo puso bajo el secador. Era evidente que aquella operación de secado iba a llevar su tiempo, pero veía que se iba secando.
Comenzaron a hablar mientras tanto. Al rato, viendo que ella no se quitaba las manos delante del sujetador, él le dijo: -¿ no me digas que vas a estar todo el rato con la manos cubriéndote el sujetador?
Ella se agitó ante aquella pregunta y le contesta: ¿ Qué quieres? ¿Qué me las quite para que me veas los pechos?
-Tienes el sostén puesto. ¿No creo que por ello vaya a asustarme? – Tu lo que tienes es mucha cara. Le contesto ella.
Ella, aunque indecisa, verifica que llevaba tiempo de esa forma, por lo que decidió quitarse la manos dejando a la vista de su compañero de trabajo su sujetador. Notó como se le iluminaron los ojos la hombre al contemplar su pechos solo cubierto por el sujetador. La realidad es que Isabel tenía un pecho algo grande, pero sobre todo bastante firme, y con unas pezones tan grandes y negros, que traspasaban la tela y se marcaban claramente en el sostén de color blanco medio trasparente que llevaba.
Viendo como la miraba, le insto: - Pero… Jaime. ¡No me estes mirando los pechos!
-Perdona. ¿No pensé que los tuvieras tan grandes y firmes? Son unos pechos preciosos.
-Quee… ¿Cómo sabes que son grandes y firmes si no los has visto?
-Bueno Isabel. Creo que puede verificarse el tamaño de estos con la simple vista. Pero no obstante “me gustaría verlos al desnudo”. Seguro que tienes unos pezones negros y pronunciados.
-que.. ¿Me estas pidiendo que me quite el sostén para que me los veas? Semejante morro de gastas. No pensé que fueran tan …
-relájate, Isabel. No te he pedido que me dejes tocarlos, o mamarlos. “Solo te he sugerido que me gustaría verlos en vivo”.
La mujer comenzó a sentirse algo excitada con aquel hombre. Siempre lo había conocido como un tipo bastante serio. Por ello, resultaba una verdadera sorpresa oír sus palabras. No obstante, aquella palabrería en lugar de molestarla, con las copas ingeridas esas noche, al contrario le había levantado su libido sexual y se notaba excitada, sin comprenderlo.
- No te pases Jaime. ¿Qué te has tomado hoy ? ¿acaso no sabes que soy una mujer casada?
-El que estés casada, nada tiene que ver al respecto. De todas formas, “creo que vas a tener que quitarte el sostén para poder secártelo”.
La mujer se quedó parada. En el fondo el cabronazo tenía razón. Tenía el sostén todo calado por la bebida vertida sobre ella, que había traspasado la blusa. ¿No iba a estar toda la noche con aquel sostén húmedo? Había percibido que las palabras de aquel hombre la habían excitado. Aquella pretensión de Jaime, un hombre bastante mayor que ella, instándole a dejarle ver sus pechos, la estaba comenzando a mojar las bragas. Recordó que llevaba días sin hacer el amor con su esposo, y notaba que además se encontraba caliente. La palabras de Jaime la habían despertado sus ansias y por ello comenzó a mostrarse algo morbosa. Tras pensarlo se dijo: total, ¡qué más da! Este siempre ha sido un soltero empedernido. Seguro que ver unos pechos al desnudo le darán pie para poder masturbarse luego.
Y sin contestarle, la mujer se desabrocha el sostén y deja que sus pechos boten al aire, sueltos.
Jaime, quedó embobado con la visión de la delantera de aquella compañera de trabajo. Isabel tenía unos pechos, no solo generosos, sino también bastante firmes. Aunque lo que más le llamó la atención fueron las aureolas de sus senos y especialmente unos pezones bien negros.
-¿Qué pasa? ¿te has quedado mudo? ¿Es que no te gustan mis pechos? - le pregunto la mujer ahora morbosamente, pasando de ser la víctima, a adoptar el papel de depredadora.
-¡ Claro que me gustan!. Es más, son preciosos. Déjame también el sostén para poder secártelo . - le contesto Jaime, intentando disimular su tremenda excitación.
Isabel, se acerca al compañero de trabajo y le entrega el sostén. No intentó taparse en ningún momento su pechos, al contrario, los mostró perfectamente a fin de que aquel se saciara con la vista de los mismos. El comportamiento de la mujer dejo a Jaime embobado, al tiempo que despertó el vástago que llevaba entre sus piernas, el cual formó un tremendo bulto en el pantalón del mismo. En cuanto la mujer se percató de ello, le dijo: - Pero… ¿no me digas que te has empalmado? ¡Serás cabron!
-perdona Isabel. Lo siento, ha sido intuitivamente. Ver unos pechos tan generosos como los tuyos, ya sabes…
La mujer en modo alguno se molestó por ello, ya que en el fondo le agradó verificar que aquel hombre se había empalmado con la visión de sus pechos al desnudo. No obstante, le dijo: - Ya. ¿Tú lo que buscabas era verme los pechos para luego hacerte una paja?… ¡eres como todos los otros! Un enfermo.
-te juro que en ningún momento pretendía eso. Le respondió el hombre algo turbado ante el papel dominante de la mujer.
-¿ Qué pasa? ¿Acaso no estoy buena como para que luego de casques una paja? Le pregunto la Isabel con mayor morbosidad.
El hombre, se puso algo agitado, al tiempo que intentaba secar las prendas de la mujer. La miro con aire desafiante y le dijo sin paliativos: No es mi intención tocarme una paja. “Yo te metería un buen polvo”.
-queee. Exclamo la mujer ante aquella respuesta machista: ¿Qué forma es esa de hablarme?. ¿Para eso querías acompañarme hasta aquí? ¿Qué intenciones tenias conmigo?
El hombre entonces de deja de monsergas y le manifiesta abiertamente: Mira Isabel, me has estado poniendo caliente toda la noche en la fiesta, pero mis intenciones iniciales fueron ayudarte. Pero, ahora…. Viéndote así… “te bajaría las bragas y te clavaría ahí mismo mirando contra el espejo”. - le manifestó desafiante el hombre mostrando el espejo del baño.
Isabel no estaba acostumbrada aquella forma de hablarle, pero estaba calando en ella de tal forma, que noto que estaba mojando sus bragas. Aquel cabronazo bastante mayor que ella, la estaba calentando. Y, encima, le había manifestado abiertamente a la cara que quería follarsela allí mismo.
Entre excitada y molesta, le contesta: - ¿ follarme tu a mí? ¡a mí solo me folla mi esposo! Además, ¿no creo que tengas polla suficiente para una mujer como yo?
Lógicamente, la contestación de la mujer hirió el ego del hombre. Por ello, dejando sobre el secador las prendas de la mujer, se acerca hasta ella y le dice desafiante: -¿así que no tenga polla suficiente?. Ahora vas a ver si tengo polla bastante para ti
La mujer se quedó sorprendida con la nueva actitud de Jaime. Había pensado solo en calentarlo, pensando que siempre dominaría la situación. Pero al comprobar como aquel se le acercaba decididamente casi le grita: ¿qué vas a hacer? ¿acaso pretendes violarme? si te sigues acercando gritaré.
Pero Jaime estaba ahora bastante excitado, y aquellas amenazas poco efecto le hicieron. Continuó acercándose, haciendo que la mujer intentara meterse en uno de los baños, y pretendiendo cerrar la puerta. Pero Jaime se adelantó e impidió que la mujer cerrara la puerta del baño. En ese momento Isabel se dio cuenta de la tremenda fuerza de aquel hombre. Retrocedió dentro del baño, hasta el punto de que tropezó con el inodoro, quedándose sentada sobre el mismo. ¡ oh detente cabron! ¡Te juro que gritaré !
Jaime, aquel lejos de asustarse se colocó delante de la mujer, que ahora se encontraba sentada ante él sobre el inodoro, y procedió a soltarse la correa de su pantalón, y luego bajarse la cremallera, Pero ¿Qué vas a hacer?... exclamó aquella, entre asustada y excitada.
El hombre se había bajado el pantalón y ahora se mostraba ante ella portando solo un slip con un bulto considerable. Pese a su nerviosismo, Isabel quedo extasiada con el tamaño del bulto del slip. Pese a su nerviosismo, su curiosidad le llevó a quedar a la espera de ver que iba aparecer debajo del slip. No se hizo esperar mucho, ya que Jaime, se bajó al momento el slip, y ante la cara de la mujer apareció un pene, que aquella se la antojó descomunal, no solo por su longitud sin por su grosor . Oh joder… es lo más que pudo exclamar ella al ver el instrumento de su compañero de trabajo.
-que pasa Isabel. ¿Aún sigues opinando que no tengo polla suficiente para ti?
-Pero. …¡tapate eso!. No pretenderás… la mujer, pese a todo estaba como embobada. Ella lo más que había conocido era el pene de su marido, y cuando adolescente, el de algún noviete, pero lo que ahora tenía delante no se parecía en nada aquellos. Concentró la visión en las la venas que discurrían a los largo y ancho del mismo, que le daban una apariencia mayor. Sin poder evitarlo, su mirada se dirigió a los testículos del mismo, ¡tan grandes como su tranca! Jamás había visto algo semejante. Aquel compañero de trabajo, algo mayor, que todos tenían por serio y que no le conocían novia ni mujer, se mostraba ahora ante ella con un pene que duplicaba con creces el de su esposo.
- Bueno preciosa. Ya la has visto suficiente. Es hora de que te pongas manos a la obra.
-¿qué pretendes? Le pregunto ella, aunque se lo imaginaba.
-¿ No me digas que aún no se la has mamado a tu marido?. No lo creo, especialmente con boquita que tienes.
-Como… ¿pretendes que te la mame?... Yo jamás he hecho eso. Eso es una cochinada. - le contesta ella.
-¡ Pues una vez es la primera!. Con esa boquita que tienes, ¡parece mentira que no te hayas mamado una polla! ¡hoy te comerás la mía!
-Ni lo sueñes. Jamás lo hare. Exclamo ella con absoluto rechazo.
Bueno. Tienes unas buenas tetas. ¿Al menos si sabrás hacer una cubana?
Isabel se quedó indecisa. Esa alternativa que le daba, le pareció menos gravosa. Por ello, pese a su negativa inicial, tomo sus pechos con las dos manos y los colocó atrapando la verga del hombre entre ellos, y comenzó a moverlos de arriba abajo. En esa acción, pudo apreciar la dureza de aquella tremenda pieza. No obstante, Jaime se comenzó a excitar y el mismo hizo gestos de arriba abajo con su cuerpo para hacer pasar su pene por entre los hermosos pechos de su compañera. Tras unos compases, la mujer se quedó más sorprendida al verificar como el glande se descapulla, y apareció totalmente desnudo la cabeza del tremendo falo.
-Anda Isabel. Se que lo estas deseando. Ponla en tu boquita .
Isabel, notaba que sus bragas se encontraban ya más que mojadas. Jamás le había sido infiel a su esposo. Pero, por cuestiones del destino, en ese momento se encontraba allí, sentada sobre el inodoro de un baño de la empresa, haciéndole una cubana a un compañero de trabajo. Ver como aquella polla discurría entre sus pechos, y que cada vez se le acercaba más a su cara, le tenía obnubilada. Era algo que no esperaba.
Pese a su prejuicios, soltó sus pechos, y con decisión tomo por primera vez en su mano aquel manubrio. Lo sopeso adecuadamente, comprobó no solo su longitud y diámetro del mismo, sino su extremada dureza. Luego, mirando hacia la cara de Jaime, lamio con su lengua la punta del capullo. Pese al sabor inicial algo salado, pronto se atrevió a meter en su boca una parte de aquel trozo de carne. Su boca no era muy grande, por lo que pensó que nunca podría engullir todo aquel falo. Sin embargo, pronto cogió carrerilla y comenzó a hacer pasar por su boca el pene de Jaime, que se retorcía de placer. No tenía experiencia, pero ahora se comportaba como “una autentica experimentada en el arte de mamar pollas”
-Oh Isabel. Sigue así preciosa. Lo estás haciendo fenomenal. Joder que bien la mamas.
El hombre se excitó tanto que, observando los perfectos pechos de la mujer, al descubierto, no pudo más, y una de sus manos se apoderó de uno de ellos, y comenzó a sobarlo. Ella, la polla de la boca y le dijo: - los pechos no. Oh joder no me los toques…
-vamos Isabel. Son preciosos. Solo me gusta acariciarlos. Anda continúa mamando, que lo estabas haciendo muy bien.
Isabel, pese a todo, aceptó y volvió en engullir en su boca el falo de Jaime, pese a que éste continuaba manoseando sus pechos. Era uno de los puntos débiles de ella, y el la forma en que aquel hombre con una mano grande, mayor que la de su esposo, tomaba sus pechos, concentrándose en los pezones negros, la excito al máximo. Se notaba caliente. Una de sus manos, se fue hacia los testículos del hombre por primera vez, tomándolo y sopesándolos. Se estremeció al comprobar que parecían estar llenos. Pensó, seguro que este cabronazo no se ha corrido en los últimos días .
Cuando Jaime observó que podía correrse, dio por terminada la mamada de verga, y le dijo: - Oh nena. Ni sigas más. ¡quiero follarte!
Ella le miró y le dijo: - Ni lo sueñes. Te sigo tocando una paja. Pero follarme ni hablar. Además, ¡no estoy protegida!
-Puedo correrme fuera si lo deseas. Le contestó Jaime.
-Ni lo sueñes. ¿acaso quieres embarazarme?...
-¿No me digas que….?.... ¿estás en días fértiles? - le preguntó aquel, sin prestarle mucha importancia.
La mujer no le contesto. Aquello extraño a Jaime. En ese momento se dio cuenta que Isabel, su compañera de trabajo, podría estar ovulando. Lejos de echarse atrás, aquello lo enceló más, y colocando a la mujer en pie, la forzó a ponerse en posición de perrito sobre la taza del baño. Ella se opuso abiertamente, y el entonces le manifestó:
- Vale. Pues entonces, al menos déjame ver tu coño. Me correré con la vista del mismo.
-Jaime. So seas pesado. Tampoco voy a mostrarte mi vagina. ¿pero que te hascreído? Le insistió ella negándose.
- Pues, “te aseguro que no me vas a dejar a dos velas”. ¡O me corro yo viendo tu coño, y te juro, que termino follandote! ¡aunque no quieras? ¿así que elige? exclamó con voz bastante amenazante Jaime.
Isabel se quedó con un dilema: aceptar lo que le pedía su compañero de trabajo o gritar para que alguien la oyera, lo que conllevaría un escándalo, que tampoco le interesaba. Tras meditarlo, introduce las manos por el interior de sus piernas y al momento muestra en sus las bragas de esta: “se había quitado las bragas”. En el fondo Isabel tenía una calentura de mil demonios, lo que motivo que se decidiera a exhibirle a su compañero de trabajo de su vagina. Lo hizo, incluso contoneándose un poco.
Jaime quedo embobado de nuevo contemplando por primera vez el coño de aquella mujer, con un monte de Venus bastante poblado, pero bien recordado. Sus labios vaginales no eran muy grandes, pero el hombre percibió que aquella mujer estaba mojada. ¡De eso estaba casi seguro!.
¿ Qué pasa ahora te quedas embobado? ¿No me digas que no te gusta? - le reclama la mujer al ver la cada del compañero de trabajo.
¡Claro que me gusta! Joder Isabel, tienen un coño bien poblado. Y esta perfecto para meterle una buena follada . -le contesta Jaime, completamente salido.
-Pue solo te permitiré correrte con una paja. Nada más - le respondió ella tajantemente.
El hombre, en ese momento se echo mano a su cipote y comenzó a masturbarse, mientras contemplaba el coño de aquella hembra. La polla del hombre comenzó a pasar por entre los dedos de la mano de Jaime con gran fuerza, en un acto masturbatorio de gran envergadura. - Joder Isabel, ¿Has visto como se me ha puesto la polla contemplando tu chochito? ¿de verdad no quieres tenerla dentro?
-acaba de una vez y calla. - le contestó ella.
Cuando estaba a punto de correrse, escuchan unas voces y unos pasos en el pasillo de acceso a donde se encontraba el citado baño. La mujer se asustó tremendamente, bajándose la falda al momento, y colocándose las braga en un periquete. Se mostraba asustada, y recelosa, como si esperara que se abriera a puerta y alguno de los otros empleados se percataran de lo que estaba ocurriendo entre ellos.
Jaime también se subió el pantalón, y ambos se pusieron a escuchar tras la puerta. Estaban previendo que de un momento a otro se iba a terminar abriendo aquella puerta, “ y los iban a pillar ingranti ”. En cuanto pareció que las voces se alejaron un poco, Isabel logró abrir la puerta del baño, e inmediatamente se colocó el sostén y la blusa que ya estaba más que secos, y sin más, con bastante nerviosismo se marchó hasta el lugar donde se celebrara la fiesta.
Jaime, se había quedado de una pieza. Le cortaron en el mejor momento en que estaba a punto su eyaculación, y ahora todo se había esfumado. Tras vestirse de nuevo y asearse, bajo con el resto de los celebrantes. Isabel intento evadir cualquier contacto con el mismo.
Pronto gran parte de los compañeros de trabajo estaban cansados y se fueron retirando de la fiesta, quedando solo algunos compañeros más jóvenes, que pronto decidieron marchar a una discoteca cercana para acabar la fiesta. Aunque Isabel no estaba muy por la labor, pronto fue animada por varias compañeras a aceptar. Como la mayor parte estaban bastante tomados, decidieron llamar varios taxis y de esta forma marcharon para la citada discoteca. Isabel no tenía coche, y había quedado con su marido en que le vendría a buscar, por lo que ésta llamo al mismo indicándole que iría en un taxi hasta su casa. Jaime, al ver como aquellas se iban en varios taxis, logró introducirse en uno de ellos y pronto entraron en una discoteca bastante famosa de la zona.
Ya dentro de la discoteca, fueron tomando varios asientos, y tras pedir más bebida, comenzaron a bailar en la pista. Jaime se quedó en una de las mesas tomándose una copa. Pronto observó como dos personas que el no conocía de nada, se pegaban como una lapa a Isabel en la pista de baile y la rodeaban con sus manos. Isabel estaba como ida, y se dejaba toquetear por aquellos jóvenes, al tiempo que en algunas ocasiones miraba hacia la mesa donde se encontraba Jaime, pavoneándose ante él.
El resto de las amigas comenzaron a sentarse en mesa más ocultas, constatando que se estaba pegando el lote, y que más de una, estaba follando, amparadas en la semioscuridad del lugar. Isabel, pronto fue seducida por aquellos chavales hasta una mesa algo alejada, comprobando Jaime que los mismos le estaba metiendo mano a la misma entre sus piernas.
Aunque Isabel parecía intentar impedírselo, pronto los jóvenes le lograron abrir su blusa y comenzaron a lamer y jugar con los pechos de aquella. Nadie se metía con nadie, y pese a las protestas de Isabel, esta se vio manoseada por los dos chavales, constatando Jaime desde donde se encontraba, que aquellos se habían sacado sus penes y le estaban obligando a mamársela a los mismos. Jaime se acercó un poco con la intención de ver si ella necesitaba ayuda. Sin embargo, Isabel al contemplar a Jaime, hizo algo que el no se esperaba: comenzó a meterse el pene de los jóvenes en su boca , pasando de uno al otro, al tiempo que miraba a su compañero en forma desafiante.
Jaime, desilusionado, se retiró a su mesa. Isabel por su parte estaba tan ebria que realmente no sabía lo que estaba haciendo. Pero, la presencia de Jaime, le llevó a mostrarle celosa ante el mismo, por lo que se aceptó las caricias y felaciones que aquellos chavales le estaba solicitando. La misma había comprobado los penes de aquellos jóvenes, y recordó las dimensiones de su compañero, percatándose de la gran diferencia de tamaño. Estas eran miniaturas al lado de la de Jaime.
En ese momento se percata que los jóvenes la colocan sobre una mesa, viendo como uno de los chavales se coloca un condón, y se dirige decidió a meterse entre las piernas de ella. Intento impedirlo, pero el otro chaval la sujetó, mientras el otro le quitaba las bragas y la dejaba con toda su vagina a disposición del joven. Pese a su estado, se dio cuenta de la locura que estaba cometiendo. Al tiempo que lo pensaba, el joven había logrado clavarle su polla en su coño. Menos mal que este tenía un pene largo, pero más bien delgado.
- oh cabron no me folles. Protesto ella.
-a callar putita. Te vamos a follar como mereces esta noche. Toma polla..cabrona.
Al mismos tiempo el otro chaval, llevó su polla a la cara de ella, y le instó a que se la mamara mientras era follada por su otro amigo. Casi no le dio tiempo a negarse, ya que el joven le logró meter su polla, algo mas gruesa que la otra en su boquita, haciendo que tuviera varias arcadas. El otro joven la follaba con decisión, por lo que pronto se corrió dentro de ella. Menos mal que estaba provisto de condón.
Tras acabar, el otro joven le quitó la polla de la boca, se colocó un condón, y tras colocarla en plan perrito sobre la mesa, se coloca detrás de ella. Isabel observa que aquel joven lejos de follarla por su coño, le estaba hurgando su ano. Jamás la habían follado por allí. Aquel joven se la quería follar por el trasero. Trató de impedirle, pero pronto el joven hizo presión y sintió como poco a poco el pene del joven se iba a alojando en su culo. - oh cabrones. Me estáis enculando. Os voy a matar.
-a callar putita, que tienes un buen trasero también. Joder que bien te entra uhhh.
En ese momento, pese a sentirse ultrajada, llevó su mirada hacia Jaime, y observó la cara de circunstancias de este. Recordó que esa misma noche ella se había negado a ser follada por el mismo, y, sin embargo, ahora estaba siendo penetrada por dos chavales, y encima la estaban enculando.
Cuando el joven acabó igualmente, ella se levantó y colocándose la bragas se marchó hacia otra mesa donde se encontraban sus amigas. Lo chicos cesaron de seguirla. Al pasar por la mesa de Jaime, le miro altiva, pese haber sido ultrajada por aquellos, yéndose a sentar con el resto.
Jaime en ese momento, se dio cuenta de que nada tenía que hacer allí, y tras lo visto, decidió abandonar la discoteca. Se despidió de algunos de los compañeros, y tras enfilar la puerta de salida, se puso a esperar la llegada de un taxi, ya que había varias personas delante esperando.
En ese momento, Isabel verificó que sus otros compañeros estaban tan ebrios que poco asunto le ponían a ella. Decidió que era hora de marcharse también, aunque fuera sola. Sin pensarlo mucho más, decidió salir igualmente de la discoteca. Ya en la salida, observó varias personas haciendo cola para tomar un taxi. En ese momento, se percata que Jaime era la persona que había tomado el taxi que acababa de llegar.
Isabel sin pensarlo, bajo los escalones rápidamente y alcanzó al taxi diciéndole a Jaime: ¿ te importa si compartimos el taxi?
Jaime se quedó totalmente extrañado. No entendía nada. Aquella compañera se había mofado del mismo ante sus narices follando con unos chavales, y ahora pretendía que compartiera el taxi con ella. Pero, Jaime en el fondo era buena persona, y le dijo al taxista que espera un momento, y le permitió que entrara en sillón trasero con él.
La mujer le pregunto: ¿ Dónde te diriges?
El le manifestó que iba a su apartamento que se situaba a varias manzanas de donde se encontraban. Ella le contesto: - perfecto, mi casa esta un poco más alejada de allí, pero en la misa ruta.
Durante el trayecto, Isabel no pudo evitar el mirar la bragueta de su compañero. En ese momento recordó la enorme tranca de este en comparación con la de aquellos chavales. Para colmo, aquellos se habían corrido, pero no la dejaron satisfacerse a ella. En esos momentos su calentura era evidente, y pensó que necesitaba correrse a gusto.
Cuando estaba llegando al apartamento de Jaime, este sin mucho convencimiento de que aceptara, le comento: -¿ quieres subir y tomar la última copa?.-
-¿ quieres que suba contigo a tu apartamento? No creo que este nada bien. Además, es ya bastante tarde . - le contesto ella.
-¡ como quieras! le contesto Jaime, en el fondo decepcionado por haberlo intentado.
Jaime tras pagar al taxista, se apeó, viendo como se alejaba el taxi con Isabel dentro. Sin embargo, sorpresivamente, a unos poco metros de recorrido, observa que el taxi se detiene de neuvo. Al momento ve apearse a Isabel de este y viene hasta donde se encontraba . -¿sigue en pie esa copa en el apartamento ?
-¿ Porque has cambiado de opinión?- le pregunto Jaime.
-Bueno. Total, es tan tarde, que mi esposo estará durmiendo la nana. Dentro de poco se estará despertando para ir al trabajo. Total, prefiero ir un poco más tarde y no despertarlo ahora .
Pese a parecerle razonable, tampoco convenció mucho a Jaime. No obstante, lo que importaba es que aquella mujer casada, con la que estuvo cortejando esa noche, iba a subir con el a su apartamento.
Isabel verificó que el apartamento era bastante espacioso, bien decorado, constando que era una persona bastante meticulosa y que todo estaba en su sitio. Observó como Jaime la invió a sentarse sobre uno e los sofá, mientras sacaba dos copas y unas copas de whisky.
Tras servir las dos copas Jaime se sentó junto a Isabel. Jaime ya estaba bastante sobrio, por lo que se le notaba cierto nerviosismo a su lado. No era la misma persona que había intentado abusar de ella en la fiesta. Ahora era la persona que siempre había conocido, bastante amable, y serio.
- tienes un apartamento muy bonito.
-¿te gusta?. Bueno intento tener lo necesario .
-Me supongo que es aquí donde traes a todas tus novias. ¿Acostumbras a traer aquí a tus amiguitas? Le pregunto Isabel morbosamente.
- ¿Mis amiguitas? Yo no salgo con nadie. – le contesto algo molesto, aunque Isabel se dio cuenta que parecía ser sincero.
-¿De verdad no sales con nadie?. ¡Quién lo diría!, …. No sé, por lo que he visto, “no parece que seas gay”. Entonces que, ¿acostumbras a follar con putas? Le pregunto aquella con evidente maliciosidad.
-¿Porque tengo yo que follar con putas?. ¿No te entiendo?
-No se. De alguna forma tendrás que desahogarte. Y seguro que lo haces, “porque esta noche estabas bien lanzado”.
-Lo siento de veras. No sé porque lo hice, pero no quise ofenderte. Quizás fue producto de las copas, y verte tan .. ya sabes…. ¡Siempre me has gustado! Le reconoció Jaime.
Isabel quedó alagada con su contestación, al mismo tiempo se sentía excitada. Se tomó un poco de su copa, lo mira de nuevo y le dice: ¿aún te sigo gustando?
- ¿Cómo?... pues. Bueno siempre me has gustado. Se que eres una mujer casada y que estabas fuera de mi alcance, pero creo que por esa razón cometí la locura de esta noche . – contesto el hombre.
Isabel se quedó más excitada al contemplar aquel hombre casi indefenso y disculpándose. Estaba tan excitada que instintivamente, cogió su mano y la deposito en el pantalón del hombre justo donde sabía se encontraba el vástago del mismo. ¡ Necesitaba volver a ver de nuevo aquella tranca que había visto y tenido esa noche en su boca ! Se quedo satisfecha al comprobar, como pensaba; su compañero de trabajo se encontraba empalmado .
- Jaime. Sigues así. ¿No te has desahogado en toda la noche? ¿Seguro que aún estas con esa carga en tus pelotas?
Jaime no le contesto, se limitó a contemplar como la mujer le quitaba el cinturón del pantalón y tiraba de sus pantalones hacia abajo, el cual cayó enrollado a sus pies. Acto seguido, la mujer lascivamente, agarró el slip con ambas manos y lo bajó de un tirón. Nuevamente sus ojos se concentraron en aquel enorme cipote, que había tenido esa noche en su boca.
-joder Jaime. ¿Sigues igual? Cabronazo, tienes una polla descomunal.
Extendió su mano y cogiéndola con delicadeza empezó nuevamente a acariciar la verga de Jaime. Tras manosearla de arriba abajo, su morbo fue mayor y decidió tocar los testículos del mismo. Los volvió a sopesar y constato que seguían repletos.
-Joder Jaime. ¿Tienes que estar sufriendo con esa carga en tus huevos?
El hombre estaba con una empalmadura de caballo, pero no contestaba a la mujer. Ello encelaba más a ésta. Isabel, mientras manipulaba la polla de aquel hombre. Había bajado una de sus manos y hará había alcanzado su entrepierna, mientras comenzó a acariciarse el sexo por encima de sus bragas. Observó la cara de deseo de aquel hombre, y eso la encelaba mas.
- Tienes una buena polla ¿sabes? nunca había visto algo igual.
-¿de verdad te gusta? - le dijo por fin … ¿me gustaría follarte?
Ella le miro entre dudosa pero sumamente caliente, ante la reacción del hombre, y le contesta: -que pasa ¿quieres follarme el culo?..¿ es eso lo que quieres?. Te puso cachondo el joven que me la metió por el culo en la discoteca…eh..
-No. ¡Yo quiero follarte por el coño!. Quiero enterrártela completamente .- le dijo con bastante excitación.
- Si quieres follarme el coño, tienes que ponerte un condón -le dijo ella lacónicamente sin dejar de meneársela. Ya te dije que no estoy protegida y sin condón no puedo. ¿tienes alguno?
Yo no tengo condones. Además, nunca los he usado. Le contesto decepcionado.
-¡que cabron!. Te gusta follarte a tus amiguitas a pelo. Pues a mi solo me follarás con condón.
Al verlo preocupado, ella rebuscó en su bolso y extrajo un preservativo. Antes de salir de la discoteca había ido al baño a orinar, y al ver una máquina de condones, decidió adquirir uno. No sabía para que, pero intuía que lo podía necesita. Se lo dio a Jaime, pero este le dijo:
- - Pónmelo tu. De verdad Isabel, me encantan tus tetas .
- Y, cogiendo el condón le contesto: - Pues si tanto te gustan, cuando te corras puedes hacerlo sobre ellas.
Isabel, con hábiles dedos rasgó el envoltorio, y se dispuso a colocar el preservativo sobre la punta de la polla. En cuanto intento colocárselo se dio cuenta de que no entraba. El grosor del nabo de aquel hombre era sumamente mayor que el diámetro del condón.
-joder Jaime. ¡que locura no te sirve! Tu polla es enorme. Pero, ¡a pelo no podemos!.
La mujer observó la cara de disgusto de aquel hombre al saber que nuevamente se iba a quedar sin follar. Le miró a los ojos, y vio que estaba desencajado, aquel hombre necesitaba metérmela cuanto antes . Su polla estaba a tope. Coincidió que igualmente ella, necesitaba un buen polvo. Entonces le dijo:
-¿ quieres intentarlo por el ano?
- me apetece más tu coño. Te juro que cuando me vaya a correr la saco. ¡Anda no me dejes así otra vez!.
- estoy ovulando. Por delante es muy peligroso. No puede ser.
Como para instarlo, ella misma se bajó desprendió de la falda, quedando solo en bragas, que luego también se quitó, quedando con todo su coño ante el hombre. Y, sin esperar mucho se colocó en plan perrito sobre el sofá y le instó a clavársela por el ano: anda clávamela en el culo. Así al menos te puedes correr sin problemas.
Jaime tenía una erección impresionante. A punto de reventar. Se colocó detrás de la mujer, observó las hermosas posaderas de la misma, aumentado su excitación. Agarró a la mujer por la cintura y colocó su enorme polla entre los muslos de la misma. Al sentirla aquella le increpó:
-te he dicho que por delante no puede ser.
-espera, solo quiero embadurnar mi polla con tus jugos, así te entrará mejor. Solo eso.
El hombre, totalmente excitado paso su nabo por las paredes externas del coño de Isabel, mojando y empapando su glande en los jugos abundantes de la misma. Isabel escucho decir a Jaime:
- dios ¡Nena como estás de mojada! Además, “estás quemando”.
-ya te lo dije. Estoy ovulando . le contesto ella.
Por fin puso el glande en la entrada del ano de la mujer, e intentó que entrara, pero solo pudo entrar un poco el prepucio, y gracias a que estaba algo dilatado, debido a follada que le dio el chaval en el discoteca. Pero es que Jaime tenía una tranca muy gruesa. A pesar de haber sido calvada analmente esa misma noche, ella misma constató que no iba a entrar.
- No sigas Jaime…. No va a entrar. La tienes enorme. Me reventarás. Por ahí no podemos.
Jaime, no obstante, paso la polla nuevamente por los labios del coño de Isabel, y puso su glande en la abertura de la raja . La mujer sintió un escalofrío por al atrevimiento del hombre, pero al propio tiempo sintió una ganas enormes de que el hombre se decidiera a meterla. Sabía que no debía, pero sentir la punta de aquella enorme verga, caliente y casi descapullada entre los labios de su vagina, aumentaron su calentura.
Jaime, viendo que Isabel no protestaba comenzó a restregar su nabo a lo largo de toda la raja de la mujer hasta que por fin se decidió y, entró la cabeza.
La mujer se percató al momento del enorme grosor de aquel falo. Estaba sumamente excitada, y eso había permitido que entrara sin dolor. Entonces reaccionó y le dijo: No Jaime… detente … o joder…….es peligroso ooo..
Jaime totalmente decidido, y de un solo golpe de riñones le introdujo más de dos terceras partes de aquella inmensa tranca. La mujer sintió como las paredes de su vagina se abría violentamente para permitir el paso de tamaño agresor, emitiendo un gemido que posiblemente se oyó en una parte del edificio.
Pero, ahora Jaime no estaba dispuesto a retroceder, así que la sujetó con fuerza por la caderas, obligando a la mujer a quedarse quieta con todo el trozo de carne dentro de su coño: oh no Jaime… saca la.. oh es muy grande… no seas loco oo.
En esa posición se inclinó sobre la espalda de la mujer, al tiempo que una de sus manos comenzó a palpar los pechos de la misma, aún sobre la blusa. Isabel se sentía llena, ultrajada, violentada, …aquel hombre la estaba clavando contra su voluntad, pero en el fondo sabía que lo necesitaba.
Jaime entonces comenzó a salir y entrar poco a poco, pero arremetiendo con fuerza cada vez que empujaba hacia delante, haciendo que su pieza cada vez se fuera introduciendo más dentro del coño de aquella compañera casada. Se dio cuenta de que la vagina de la mujer parecía una caldera en ebullición. Y peso para sí: “esta mujer está bien caliente”.
Excitado, comenzó a moverse lentamente apretándose con fuerza contra la mujer, sin dejar de manosear sus tetas, las cuales pronto logró sacar de su atadura, dejando que colgaran, mientras sus poderosas manos se apoderan de los pezones empitonados de aquella.
- Uh Isabel que caliente estas. ¡Me estas quemando la polla! ¿Estas bien deseosa verdad? ¡No te bastó la polla de aquellos niñatos! ¡Necesitas la polla de un buen macho ¿verdad?
Esa forma de hablar, lejos de molestarla, la excito aún más. Entonces giro su cabeza hacia atrás y le dijo como una puta en celo: ¿ Te puso celoso eh?, te puso celoso ver cómo me la metían aquellos chavales. Oh cabron despacio ooooo
Jaime entonces, incrementó el bombeo constante y cada vez más fuerte y penetrante, clavándola completamente una y otra vez. La enorme verga entraba ahora con menor dificultad en el ardiente coño de Isabel, haciéndola gemir de gusto. En el fondo, reconoció que por fin tenía la tranca que necesitaba esa noche . Al instante, la misma entro en un tremendo orgasmo, mientras el hombre no paraba de manosear su pechos.
-oh cabron ooo me vengo oo siii
Tras el primero vino otro más.
Tras un par de movimientos, él se apartó, y la obligó a ponerse boca arriaba sobre el sofá, abriendo la piernas, en forma de tijera para enfilar su polla y volver a clavarla nuevamente. Pero esta vez, lo hacía mirando a la cara a su compañera de trabajo. En esa posición su polla entraba hasta el mismo útero.
- Dios que buena estás. Nunca pensé que estuvieras tan buena. Tu coño es una delicia…y además está hirviendo. Isabel ¡creo necesitas que te apague ese fuego con mi semen!
- Estás loco exclamo la mujer asustada. me preñarás. Ni se te ocurra….
La mujer observó en los ojos de su compañero que no bromeaba. Era evidente que estaba decidido a correrse dentro. Intentó quitárselo de encima, pero la tenía bien sujeta. Se percató de que la daga de Jaime comenzó a ponerse cada vez más gruesa dentro de su vagina, signo de que estaba a punto de eyacular. Vio claramente en los ojos dilatados del mismo que no se iba a quitar: ¡ quería correrse dentro!
- ¡Eres un cabron!. Veo que lo dices en serio…. “Quieres correrte dentro”…. Oh, hijo puta como estas. ¿sabes que me podrías preñar?
Aquella palabras no inmutaron a Jaime. Al contrario, comenzó a perforar al coño de la misma con tal intensidad, que sus penetraciones comenzaron a ser cada vez más profundas. La enorme verga entraba hasta cerca del útero de la mujer para salir casi totalmente, para nuevamente perforarla hasta el final.
La mujer pudo detectar que aquel semental se iba a correr, y en una arrebato de excitación, ella misma mirándole a los ojos le dijo: Hijo puta, ¿de verdad quieres correrte dentro?. Lo llevas deseando toda la noche...Pues…. ¡que esperas cabrón!… “vamos córrete de una vez” … préñame…. Hazme un hijo… venga cabrón hazlo
-oh Isabel… ya me viene. Te voy a llenar - fue lo único que la mujer pudo escuchar entre los gemidos de Jaime, al tiempo que su polla comenzaba a escupir semen dentro de la caliente vagina de aquella compañera de empresa y casada.
- Oh cabron te siento, o si que caliente. Venga, termina lo que empezaste. Córrete de una vez, demuéstrame que eres un buen semental. Le contestó la mujer tremendamente excitada al sentir como una y otra lechada invadía su vagina, soltando el semen en lo más profundo de su vagina.
Jaime viéndola entregada, comenzó a penetrarla con más ímpetu, y esta vez con más fuerza y menos delicadeza. Empezó a moverse perforándola una y otra vez, mientras iba soltando lastre. Parecía un auténtico animal. Aquello fue suficiente para que la mujer entrara igualmente en trance, consiguiendo un nuevo orgasmo, al unísono que su compañero de trabajo.
Isabel se percató que aquel hombre, prácticamente se está deslechado dentro de ella . Tomo consciencia de que, probablemente esa noche iba a quedar embarazada. Lo que no había conseguido su marido en los años que llevaban de casada, lo iba a remediar aquel compañero de trabajo en esa noche. Sentía cada lechada de aquel macho dentro de ella. Hasta que por fin la intensa y caliente lava ceso y dejó de fluir.
Tras acabar se quedaron quietos uno sobre el otro durante algunos instantes. El hombre aun mantenía toda la tranca dentro de coño de la mujer. Isabel despertó, observó las gotas de sudor que descendían por la cara de su compañero de trabajo, y sin poder contenerse, por impulso lo beso en los labios.
-- joder Jaime. ¡Al final te saliste con la tuya y me la clavaste en el coño!. Pero ¡estoy segura de que me has embarazado! nunca mi marido me había echado tanta leche. Pero, … reconozco que “me has follado de maravilla”.
El hombre entonces la tomo en brazos, y la llevó así hasta el dormitorio donde el dormía, y la depositó en la cama. Se echo al lado de ella, y le dijo:
- gracias. No sabes la de pajas que me he tocado pensando en como te follaría. Eres una diosa.
Ella la miro y le preguntó: -¿ de veras te has corrido pensando en mí?Pues lo hacías muy bien, ya que nunca me había percatado de que me desearas. Se sonrió diciéndole nuevamente: si supieran las compañeras de trabajo la polla que tienes y, como follas, creo que te asaltarían en la misma empresa .
Tras unos momentos de descanso, Isabel observó de nuevo la polla de Jaime. Aunque estaba en un placentero reposo, aun así era enorme. La toco con sus manos, sorprendiéndose de que al momento comenzara a crecer: ¡ pero…¿te estas empalmando de nuevo? Y mirándolo a los ojos le dijo: Jaime, ¿cómo puede ser? Si te acabas de correr. ¡Eres un auténtico semental!
Jaime se colocó boca arriba sobre la cama, y la instó a que lo cabalgara. Ella le sonrió y le dijo: ¿ es esta una de tus fantasías conmigo ?
- Hay muchas más. Pero ya te las iré enseñando. – le contesto el mismo.
Isabel, se sorprendió y le contesto: Pero… ¡acaso crees que me vas a tener más veces!
El se sonrió y le dijo: serás tu misma quien me buscarás. No podrás estar sin mi polla a partir de hoy.
La mujer sin contestarle optó por colocarse a horcajadas sobre el cuerpo del hombre, al tiempo que morbosamente fue acercando su vagina a la tranca del mismo, y mirándolo a los ojos, poco a poco se la fue metiendo poco a poco, dejándose caer hasta que se la clavó íntegramente en su coño. Se sentía ensartada, llena, abierta por aquella monstruosa polla .
Morbosamente, al ver la mirada del hombre hacia sus pechos, se los acercó hasta su boca y le dijo: -mámame los pechos. Se que te gustan. oo si así …asiiii
En esta posición la mujer comenzó a cabalgar a Jaime como si de un atentico semental se tratara. Su cuerpo rebotaba sobre el de Jaime. Su enormes pechos eran engullidos por la boca de aquel depredador, al tiempo que no dejaba de cabalgar al hombre. Su alocada galopada fue tal que pronto alcanzó dos orgasmos bien sonoro. En cuanto ella acabó, el hombre la volvió a girar en la cama, colocándola boca arriba, le fue elevando los pies hasta colocárselo sobre su propio abdomen, dejando todo el coño de la mujer abierto y a plene disposición de su cipote. Y así con todo el coño femenino a su disposición la volvió a clavar nuevamente hasta la misma empañadura.
Oh Jaime me matas., Oh no más ooo …
En esa posición la polla de Jaime llegaba una y otra vez hasta el útero de la mujer.
Tras varios bombeos en aquella posición, al final Jaime terminó vertiendo de nuevo su semilla dentro de la vagina de su compañera de trabajo.
- Oh Jaime me estas llenando otra vez … oh Dios oooo
Uno y otro quedaron rendidos en la cama. Dejaron pasar otra media hora, y con el cuerpo molido como si de una batalla real se hubiera tratado, se despidieron, tomando ella un taxi hasta su casa.
Ya en el coche, notaba como los restos de fluidos de aquel semental discurrían sobre su braga, temiendo que se manchara el traje y el sillón del vehículo, hasta que por fin llegó al edificio donde se ubicaba su casa.
Mientras Isabel ascendía por el ascensor intento arreglarse un poco para que no pudiera despertar sospechas en su marido. Ya dentro de casa, se percato de que su marido había marchado al trabajo. Tenia la necesidad de ducharse, pero estaba tan magullada y cansada que se echó sobre la cama y se quedó dormida casi hasta bien entrado el mediodía.
Cuando por fin se levantó, se fue al baño para ducharse. Mientras retiraba su braga, observó los restos de semen que aún existían en su coño y que se habían depositado en la prenda. ¡ Jaime la había llenado por completo ! Jamás pensó que ningún hombre tuviera un instrumento como aquel, y menos que tuviera unos testículos tan repletos de semen como el citado semental.
Pensaba en que ocurriría a partir de ahora y, como miraría a Jaime al llegar a la empresa el lunes siguiente. Pero también pensaba en si realmente podía estar embarazada o no. Mientras pensaba en todo ello, sonó el teléfono de la casa viendo que era su esposo, y se dispuso a contestarle.