Fiesta erótica en el vapor

Tardé un año en volver al baño de vapor.... estuve hospitalizado...pensé mucho en el retorno.... pero nunca imaginé que éste sería triunfal, de fiesta erótica.

FIESTA ERÓTICA EN EL VAPOR

Atiendo la petición de un gran amigo del Norte de México, me confía su anécdota en el paraíso que para él representa el baño de vapor. A ti, con todo el afecto y la admiración que me mereces Manuel.

Escribiré en primera persona para que el relato sea más directo, más creible:

"Desde siempre mi temperamento ha sido fogoso, ardiente y en los baños de vapor de mi ciudad percibí siempre un aroma a deseo que me subyugaba….. entonces me hice visitante asiduo de un lugar en especial, higiénico, discreto, cómodo y sobre todo sin problema para establecer relaciones hombre-hombre sin asombro para nadie puesto que todos frecuentábamos el lugar con intenciones similares: encontrar un desahogo físico y una descarga de adrenalina al amparo de la semi oscuridad del llamado "Cuarto oscuro" o simplemente recrear la pupila sobre los cuerpos masculinos que como manjares expuestos desfilaban en una pasarela interminable; hombres hermosos, de todos colores, tamaños y seguramente sabores….. era una delicia simplemente ver, mirar, admirar

Me hice un personaje inherente al sitio, me saludaban todos y me respetaban, me daban mi lugar como persona, como ser humano; nadie era capaz de señalarme porque cada uno teníamos una historia, una debilidad y coincidíamos en preferencias.

La mala fortuna quiso que yo dejara de visitar los baños de vapor. Como consecuencia de un terrible accidente automovilístico me vi precisado a permanecer en cama, en reposo absoluto durante diez largos y tediosos meses, terribles meses en que lloraba y me desesperaba por mi difícil situación, pero en mis momentos de soledad interna, añoraba aquellas épocas de morbosas experiencias, del deleite inenarrable que me producía el desnudarme frente a medio ciento de pares de ojos ávidos, lujuriosos, ansiosos de verme, tocarme y sentirme….. entonces mi verga se endurecía a tal grado que debía masturbarme y en esos momentos de solitario placer lanzaba torrentes de mecos, esa savia masculina que mueve al mundo y que en condiciones "normales" engendra más y más hombres que algún día serán los proveedores de ese néctar de vida que da vida….. Añoraba volver a vivir mis ya lejanas experiencias.

Dadas mis condiciones físicas, cuando empecé a caminar y a integrarme a mis actividades cotidianas, muchas veces, muchísimas me atenazó el deseo de acudir a los baños de vapor, pero me sentía extraño, como si algo me faltase, como marcado para siempre y temía ser rechazado.

Confié esta sensación a un amigo a la distancia, quien sin conocerme físicamente me apoyó y me proveyó de la fuerza, la convicción y el valor de enfrentarme a aquel mundo del que tantos años me albergó. Ese amigo, es Julián, mismo a quien le he encargado dar forma a mi anécdota que bien pudo haberse titulado "La vuelta a casa", "De nuevo en el vapor", hay tantos y tantos rubros con los que mi experiencia pudiese ser identificada, sin perder ni un ápice de la esencia misma de la vuelta al lugar generador del erotismo que me excita y mantiene con deseos de vivir y disfrutar.

Total, me decidí y fue una tarde gloriosa. Las cosas pasaron así: en poco menos de 3 horas me dí vuelo con el buffet!. Mis ojos consumían materialmente todos los rostros, los cuerpos y las vergas que desfilaban ante mí, y fue con esa motivación que me arriesgué a repetir antiguas hazañas.

Primero, en el cuarto "obscuro" me puse a cachondear a un tipo bigotón, de cuerpo atractivo, velludo y vergón; parándome detrás de él y restregándole mi verga hinchada en sus nalgas peludas, mientras le pellizcaba pezón por pezón y le acariciaba el cuello con mis labios. Él se dejó querer, pero en un momento se detuvo y se fue... yo pensé que ya no quería nada, pero estaba equivocado...

Después me fui a reposar al diván de mi cuarto y un cincuentón calvo pero hermoso, alto y fibroso pasaba muy frecuentemente por enfrente de mi cuarto, viendo como mi verga tomaba ritmo. Se animó a entrar, cerró la puerta y me dejó ir su lengua en mi verga y en el área del perineo, creando una corriente eléctrica cuando "accidentalmente" tocaba el remolino de mi piel cuyo epicentro era mi culo ansioso de ser penetrado.

Me puso a mil y le pregunté que si se quería empinar, me dijo que sí y me puse a hacerle el perrito. Fue el paraíso. Todavía estábamos en verano y terminamos empapados en sudor y explotando mares de leche. Yo dentro de él (encapuchado, por supuesto) y él en el suelo del cuarto, sin tocarse porque estaba tan caliente que le estaba clavando las uñas a la puerta... y no estoy exagerando!

Terminando este faje y buscando un poco de aire, me amarré la sábana a la cintura y me fui a un cuarto grande que está hasta el final de la galería de cuartos, donde hay un ventanal muy grande. Ahí me quedé retozando, estirándome y tirando barra.

En eso, llega a hacerme compañía un muchacho lampiño, de buen cuerpo, que vestía unos boxers blancos mojados y unas sandalias muy singulares.  Empezamos a hacer plática y yo, usando de pretexto el calor, me quito la sábana, dejando ver una erección en progreso... el chavo se anima, se acerca y empieza a tocármela... me dice al oído que nos vayamos a mi cuarto, y yo me adelanté para que él pudiera ver cuál era.

Cuál sería mi sorpresa que al momento en el que llegué a mi cuarto, veo que en el de enfrente estaba el primer hombre que ví esa tarde, (el bigotón), jalándosela a gusto con la puerta abierta de par en par para que todos lo vieran... me identifica y desde su posición me empieza a ofrecer su verga, larga y deliciosa... yo no me muevo (por respeto al amigo que venía en camino), pero empiezo a estimularme repasando las yemas de mis dedos por mi verga que ya estaba hinchada y soltando abundante líquido preeyaculatorio en gruesos hilos transparentes.... Así estuvimos un rato que aproveché mientras el otro muchacho se decidía a venir conmigo...

El bigotón ya estaba decidido a reunirse conmigo cuando llegó el otro... entró en mi cuarto y cerró la puerta. Quizá se lea como algo muy promiscuo, yo lo considero erótico, pero a mí siempre me ha gustado "calentar a distancia" a dos cuates en el vapor para formar tríos. Pero esta vez no se pudo y dejé a mi bigotón con el boiler prendido... me tuve que sacrificar con mi caliente y deseoso muchacho nada más.

Una vez en el interior del cubículo, nos pellizcamos los pezones, nos repasamos con las yemas de los dedos, nos mamamos la verga, me puso a mil rematando con un beso en la boca que para mí fue como tocar el cielo... al momento de ver de qué tamaño le puse la verga con mi boca, le rogué que me penetrara.

Ahora me tocó a mí ponerme de perrito y no saben cuánto lo gocé. Siempre he procurado ser discreto en mis gemidos, pero esa vez no me contuve y si grité, creo que fue poco. Eran gritos de un placer reprimido por un largo año de inactividad sexual. El placer que siente un hombre al intercambiar contacto con un igual... Terminando lo volví a besar y nos despedimos.

Cuando este chavo sale de mi cuarto, veo que la puerta del cuarto de enfrente está cerrada y veo cuatro piernas dentro de él, por el hueco que se deja entre el filo de la puerta y el suelo, que en los baños a los que yo voy es bastante grande. Me dió gusto ver que mi bigotón no se quedó con las ganas... y menos después de ver el mango que se chupó: minutos después, del gabinete salieron él y un hombre de unos 30 años, velludo, de pelo castaño claro y lacio y unos ojos verde oscuro que hasta ahora no se me han olvidado... Me dio gusto que no buscara satisfacción con el primero que pasara, sino con un hombre de verdad y su elección no pudo ser más acertada. Quizá nunca sepa que compartí su placer.

Pues esta fue la historia de mi regreso al vapor. Como pueden ver, con todo y mis infundados temores, logré conseguir lo que buscaba. He vuelto a ir un par de veces más, y he podido comprobar que, como dice Julián, "hay veces que el pato nada y otras que ni agua bebe"... y eso siempre ha pasado... pero la vida continúa! Y cuando nos toca gozar, hay que GOZAR en toda la extensión de la palabra!"

Podemos apreciar, amigos lectores que nada, ni nadie puede evitarnos el placer de ser.... y ser felices. Si hemos de disfrutar, que ese disfrute valga la pena…. Y sólo puede ser así si nos arriesgamos, desde luego que con las protecciones debidas.

Servido, Manuel…. Me sentí trasladado al escenario que fuiste presentando palabra a palabra. ¡Felicidades!