Fiesta en el local
Asisto con mi amo a un local de parejas liberales; conocemos a mucha gente, tenemos mucho y prueba mi primera polla negra. Al día siguiente seré el protagonista de un show erótico muy divertido.
Una de las mejores experiencias que he vivido junto a mi amo, fue cuando me llevó a un club de parejas liberales a ligar. Yo le había estado insistiendo, hasta que se decidió a ir. Como pensamos quedarnos hasta tarde, dormimos una larga siesta antes de marchar. Amo durmió tumbado bocarriba sobre la cama. Y yo dormí a su lado, abrazándole. Cuando sonó el despertador, me apartó con suavidad y saltó fuera de la cama con celeridad.
Se puso un bóxer blanco, un traje leather y unas botas negras. Una cadena de oro al cuello y una gorra de béisbol. Yo le miraba vestirse y me llevé la mano al pito, se estaba poniendo muy sexi para mí. Luego me maquilló muy sexi y me dió la ropa que debía llevar al local: un slip blanco y una minifalda negra muy corta que no me tapaba nada. Una camiseta fucsia holgada y unas zapatillas verdes. Y unos calcetines muy finos, que ni se veían. Me explicó que en un local liberal podíamos usar ropa que no se lleva normalmente y que debo estar muy lindo, para que los machos del lugar quieran follarme. También me pintó las uñas de rojo y me hizo una coleta, para que lucirá mi larga melena. Salimos muy emocionados. Fuimos andando, cogidos de la mano. Cuando llegamos al lugar, nos miramos a los ojos y nos decidimos a entrar.
Nos recibió un hombre de traje en la entrada. Amo compró dos entradas y el recepcionista nos explicó las normas y nos dió la bienvenida. Entramos a dentro: era un Guateque muy iluminado, con luces de discoteca y música rock. Una barra muy larga, con taburetes. Una bola de discoteca en el techo. Había mucha gente allí dentro. Había parejas y chicos y chicas solos ligando. La mayoría iban vestidos de forma sexo, con ropa ajustado o en ropa interior. Algunas chicas llevaban los pechos al aire. Amo me llevaba de la mano, nos sentamos a la barra, a ver si alguien se acercaba se acercaba a nosotros. Él se pidió un whiskie doble. Para mí un gin-tónic.
Mientras bebíamos, nos fijamos en la gente. Amo observó a una chica que estaba sola, con cara triste y me animó a llamarle. Yo me acerqué a ella y le miré a los ojos. Era una chica muy linda, era alta, rubia, llevaba el pelo suelto. Tenía labios finos, pintados de rojo granate y una nariz pequeña. Llevaba aretes grandes. Sus pechos eran pequeños, con unos pezones muy rosados. Un cuerpo esculpido. Sólo vestía una braga blanca atada a su cintura, y unos zapatos de tacón negros. Estuve un rato observando su cuerpo, antes de hablar:
-¡Hola! Mi nombre es Naki
-¡Encantada de conocerte, Naki!- me dió un beso en los labios- eres una chica muy mona.
-¡Gracias por el cumplido, amiga!- sonreí- pero soy un chico
-¡Lo siento!- dijo avergonzada.
-No lo sientas, soy un chico femenino y me siento halagado.
-Mi nombre es Azul-
Le cogí la mano.
-¿te gustaría venir con mi novio y conmigo, Azul?
-¡Claro!- sonrió.
Le lleve hasta la barra y le presenté a mi dueño. Ella le dió un beso en la boca. Él le posó sobre su cuerpo, abrazándole por el vientre.
-¿Qué quieres tomar, preciosa?
-Me gusta el vodka.
Amo le halagó, dándole mimos y diciéndole lo bonita que era. Al principio se mostró un poco tímida, pero no tardó en sentirse a gusto a su lado. Nos estaba contando su vida, cuando se nos acercó un negro enorme, que vestía un Bóxer blanco y una camiseta de tirantes. Era un trozo más grande que mi amo y se le notaba una gran ver ha dentro de los calzoncillos.
-Tiene usted dos novias preciosas, ¿no querrá que le ayude a satisfacerles?
-Me encantaría y a ellas también- se levantó y se colocó detrás mío- pero debo admitirle- me subió la falda, mostrándole mi entrepierna- de que Naki es un chico.
-No importa, es muy lindo y femenino, me vale
Se acercó a mí y me preguntó:
-¿qué te parece la idea, Pequeño?-
Yo le miré con deseo y le puse la mano sobre el bóxer, palpando su miembro
-Se me hace la boca agua, con una enorme polla africana, prométeme que la vas a meter en mi boquita- me relamí, mirándole a los ojos.
Ndongo rió y me cogió en brazos. Me llevó en sus brazos hasta una habitación. Era una habitación muy romántica, con una decoración elegante. Había varias camas y sillones, donde la gente follaba y se mimaba. En una de las camas había un chico de mi tiempo, que estaba siendo enculado por un hombre. Gritaba y jadeaba como una perra. Eso me puso caliente. Las camas tenían una funda roja de terciopelo. Ndongo me posó delicadamente sobre una cama vacía. Azul se tumbó a mi lado.
-¿qué les gusta a tus chicas?- preguntó Ndongo a mi amo.
-A Naki le vuelven loco los azotes. Pero lo que más le gusta es que le den por el culito-
Al oír eso me dí la vuelta, colocándome a cuatro patas y me subí la falda, mostrando mi culito.
-Y a Azul, pienso descubrirlo muy pronto- dijo mi novio acercándose a ella y haciéndole cosquillas.
Ndongo se acercó a mí y me dió un sonoro azote que se debió escuchar en todo el local. Me miró a los ojos y me preguntó:
-¿quieres que te dé por culo, Naki?-
Yo asentí.
-Pero si no quieres, no te sientas obligado...
-Sí quiero, por favor; hazme tuyo, hazme sentir uke. Demuéstrame lo hombre que eres- exclamé con deseo.
Me acarició la cara con ternura y me dió un besito en la mejilla. Luego se colocó detrás de mí y me bajó la falda y el calzoncillo de un tirón. Luego me los quitó y los dejó al pie de la cama. Me quitó los calcetines y me besó las plantas de los pies, ésto fue muy bonito. Me pegó otro fuerte azote, que me hizo hasta llorar.
-Perdonen- exclamó una voz varonil. Giré la cabeza, allí estaba la pareja de antes. Hablaba el hombre, era calvo y parecía algo mayor que mi dueño, aunque no mucho. Era muy fuerte y tenía un cuerpo musculado. Sólo vestía un boxer blanco y llevaba un piercing en el pezón derecho. Tenía varios tatuajes y unos pies grandes. Llevaba a su lado al chico que antes estaba enculando, al cual traía atado con una cadena. El chico era de mi edad, pero algo más alto, de la estatura de Dani. Estaba completamente desnudo, salvo por su collar de sumisión. Tenía algunos puntos femeninos, como el maquillaje o los aretes. Sin embargo llevaba el pelo corto, algo raro en un uke. Y su pene era de un tamaño medio. Ahora, su culo era gordo y hermoso. Se mostraba alegre, estaba ansioso por probar pillas, no dejaba de mirar a Ndongo.
-Hemos visto que vais a realizar sexo anal y nos gustaría participar- dijo el hombre con amabilidad- Por cierto: Me llamo "Jon". Y él es mi novio: "Tony"-
Yo me levanté y besé a Jon en un pezón.
-Podéis uniros, ¡Cuántas más pollas, mejor para mí!-
Jon sonrió, me acarició el pelo y le dió un azote a su novio y le pidió:
-Venga, Tony, sé educado; saluda a tu compañero-
Tony me dió un besito en los labios y me abrazó. Me magreó el culo y la espalda y al soltarme, me sacó la camiseta, dejándome desnudo. Jon me acarició el torso, pellizcandome los pezones y me manoseó la espalda, culo y piernas. Cuando terminó de manosearme, afirmó:
-Buen chico, tienes un cuerpo delicioso, será un placer follarte-
Yo sonreí.
Tony subió a a cama conmigo y me cogió la mano. Jon se colocó junto a Ndongo a los pies de la cama. Tony y yo nos miramos con lujuria y supimos lo que debíamos hacer. Nos acercamos lentamente a ellos relamiéndonos y le bajamos el boxer a Ndongo, dejando al descubierto su gran polla negra erecta. Pusimos cara de sorpresa al ver su pollón. Eso excita a los hombres. Yo intenté metérmela en la boca, pero no me cabía, así que Tony se decidió a ayudarme. Él chupaba por un lado y yo por el otro. Nuestros labios se tocaban en el ecuador del pene africano. Azul se decidió a ayudarnos y comenzó a chupar el glande morado con su boquita, mientras nosotros lamiamos el tronco. Nuestro macho se estaba excitando mucho, gemía y nos acariciaba la espalda. Jon y mi amo nos animaban y nos azotaban. Nosotros íbamos cambiando de posición, chupando los huevos, el tronco y el glande. Hasta que yo conseguí hacerle venirse, chupando su capullo con rapidez. Fue muy rápido, sentí como se venía y un gran chorro de semen caliente entraba en mi boquita. Sentí arder mi lengua durante unos segundos. Luego solté la ver ha, derramando gran cantidad de leche por mi cuerpo y tragando lo que pude. No me gustó el sabor de su leche, estaba muy amarga. Pero me relamí con lujuria, para provocar.
Azul y Tony me agarraron por los brazos y me tumbaron, para lamer toda la leche derramada en mi torso. Me hacían cosquillas y no paraba de reír. Le cogieron gusto y siguieron lamiendome, subieron hasta mis pezones, y me los chuparnos con cariño. Yo me excité mucho, gemía y respiraba, mientras mi pene se ponía tieso.
Los semes se estaban excitando con nosotros, se mturbaban mirándonos. Al verles, mis compañeros abandonaron mi cuerpo y se acercaron a Jon relamiéndose. Le bajaron el calzoncillo, descubriendo su enorme pene circuncidado, en erección. Yo me levanté y le miré con lujuria. Se me hizo el culo agua. Jon se tumbó sobre la cama y cerró los ojos, para relajarse mientras se la chupaban. Mientras Azul y Toni compartían su polla, yo me puse de pie y caminé hasta sus pies. Me arrodillé y comencé a chuparle los pies. Ésto le excitó mucho, ya que comenzó a exhasperar y a reír. Toni bajó a ayudarme, lamiéndole el otro pie. Azul seguía chupándole el pito. Alguna gente del local se había acercado a ver el show. Nos aplaudían y silvaban. Cuando se estaba acercando al éxtasis, Jon nos apartó y se levantó. Cogió un preservativo y yo me acerqué y le miré.
-¿quieres que te folle?- me preguntó sonriendo.
-Me encantaría, eres muy varonil- respondí- y además- añadí cogiéndome el pene- nunca he estado con un hombre circuncidado.
-Eso podría cambiar hoy. Pero antes de hacerte gozar, tenemos que hablar con tu amo...
-Por mí está bien, que se divierta- respondió mi amo, que ya se había desnudado, acercándose a nosotros- pero, entonces, debes dejarme a tu chico.
-Sólo si le haces disfrutar como una perra loca.
-Cuenta con ello- se dieron la mano.
Yo masturbé con curiosidad a Jon, para conocer su pene; era el primer pene circuncidado que tocaba y me resultó muy divertido. Le puse el condón y le miré a los ojos. Luego me dí la vuelta y coloqué mi culo en pompa. Oí comentarios obscenos, animándole a follarme, pero estaba concentrado en mi tarea. Tony se puso a mi lado, en la misma postura y Azul un poco más allá. Ví cómo Ndongo le quitaba la braga con delicadeza. Tony y yo nos miramos un segundo a los ojos, antes de que todo comenzase. Luego sentí la mano de Jon lubricando mi año. Comenzó a entrar lentamente, y pronto fue cogiendo velocidad. Me folló salvajemente. Mis gritos de placer debieron de escucharse en todo el local.
Apoyé los brazos en la cama y mordí la almohada para no gritar. Pero fue inútil, con cada embestida, aumentaba mi excitación, mi pirula estaba tiesa del todo, apunto de correrse. Jon me tenía agarrado de la cadera y me follaba rudamente. Yo sentía un gran placer, estaba en un estado de excitando muy potente; hasta que finalmente me corrí. Un gran chorro de lefa salió de mí, cayendo sobre las sábanas; mientras yo gritaba como loco. Pero Jon siguió dándome, hasta que, al poco, él también se corrió dentro de mí.
Cuando salió de mí, yo me acerqué a Tony, que gritaba como una perra, siendo follado por nuestro amigo africano. Yo le cogí la mano, para apoyarle, él me la apretó con fuerza. Al poco, Ndongo se corrió dentro suyo.
Tony se dejó caer en la cama. Me apretó la mano, luego me miró y sonrió.
-¡Ha sido maravilloso!
También Azul estuvo encantada. Y yo no podía irme de allí sin recibir una polla negra en mi ano. Así que, caminé de rodillas por la cama hasta Ndongo y le abracé.
-¿Ahora me follas a mí, por favor?
-Por supuesto Perrito- me besó- me pones como una moto-
Yo me coloqué delante suyo, a cuatro patas, mostrándole mi culito. Él me pegó un buen azote, que hasta me dejó las nalgas rojas. Y se dispuso a follarme. Sentí cómo se masturbaba, y luego cómo lubricaba mi orificio. Me la metió despacio, con suavidad. No le costó, pues yo dilaté mucho. Aunque me han dado por culo muchos hombres, y algunos negros; ésta vez me dolió especialmente, pues Ndongo la tiene muy gorda. Pero aguanté como un valiente, y no me quejé. Pronto me acostumbré y comencé a disfrutar. Gemí y grité de placer. Con cada embestida, me hacía ver las estrellas. Lo más excitante fue la gente que le animaba a follarme. Pronto me corrí, pero él siguió follándome con lujuria. Pronto se me volvió a poner tiesa, hasta que nos corrimos a la vez. Yo caí sobre la cama y él encima mío. Salió de mí y se levantó. Yo no tenía fuerzas para levantarme. Ndongo recibió el aplauso y la felicitación del público. Para mí hubo halagos y cariños. Muchos chicos se acercaron a acariciarme.
El negro volvió a la cama conmigo, me tomó en sus brazos y me acarició con cariño. Me invitó a pasar la noche con él, cosa que yo acepté. Nuestro show debió de gustar mucho; pues el dueño del local se acercó a nosotros y nos dió tarjetas para participar en un "espectáculo especial"; una pelea de barro. Entonces, nos despedimos y quedamos de vernos a la noche siguiente. Mi amo me preguntó qué me parecía que él pasará la noche con Azul.
-¡Me parece bien! Pero Ndongo me ha invitado a mí a dormir con él...
-De acuerdo, mi niño; ¡Pásalo bien!-
Así que marché con el africano a su casa, un modesto apartamento de soltero, lleno de revistas porno y disco de videojuegos. Se portó muy bien conmigo; me puso la consola para que jugará y, mientras, él preparó la cena. Después de cenar, jugó un rato conmigo y luego me llevó a la cama. No tuvimos sexo, sólo me abrazó con cariño y me acarició hasta quedarnos dormidos. Desperté entre sus brazos y entonces sí quise darle placer. Así que le destapé y bajé hasta sus enormes pies, para chupárselos con cariño. Se despertó riéndose y me miró con cariño. Se excitó mucho con mis lamidas, hasta que se corrió, descargando toda la lega sobre su cuerpo. Entonces subì, chupé su gran polla y lamí toda la leche de su vientre y pecho, lentamente, tragándolo todo. Subí hasta su cara y abrí mi boca, para enseñársela y demostrarle que me había tragado su lefa. Y me acosté en su pecho a descansar. Pasamos el día juntos y nos comenzamos a enamorar. A la noche me llevó al local, para el show y me animó durante el viaje a pelear duro y dar espectáculo. Ya estaban allí nuestros compañeros. El dueño del local nos llevó a una sala, donde nos explicó las normas. Nos dijo que podíamos en ropa interior, en ropa de baño o desnudos, como quisiéramos. Azul se puso un bikini rojo. Tony un bóxer blanco. Yo me desnudé totalmente, prefería pelear desnudo para que todos me vieran. El dueño llegó y nos mandó salir al patio de la mano de nuestros representantes (ellos, elegantemente vestidos). Yo le dí la mano a Ndongo, que me llevó al escenario. Habría más de 100 personas en aquel patio, para observar las peleas. Un gran foco nos iluminaba a nosotros en el escenario, donde el presentador nos presentó:
-En primer lugar, con un bikini rojo, y representada por Javier, tenemos a Azul- le acercó el micro.
-Para reivindicar que las chicas podemos luchar- todos le aplaudieron
-También tenemos, con un calzoncillo bóxer blanco, y representado por Jon, a Tony-le acercó el micro.
-Prometo pelear duro, grrr- gruñó. Todos rieron.
-Y por último, pero no menos importante; desnudo y representado por Ndongo, tenemos a Naki- me acercó el micro.
-¡Os pienso machacar a todos!- grité con mi dulce voz- todos rieron.
Estaba muy nervioso, pues el foco alumbraba ahora mi cuerpo desnudo y todos me miraban; pero contesté con determinación. El presentador me dió un besito en la mejilla y dió paso al show.
Primero les tocó pelear a mis amigos, que fueron a la piscina de la mano de sus representantes. El presentador les saludó, dándoles la mano y les dió paso a la piscina. Era una piscina pequeña, resonda y baja, cubierta de barro, mis amigos entraron, de la mano de sus representantes; el lodo les llegaba hasta los tobillos. Se abrazaron amistosamente, y cuando el árbitro tocó el silbato, se alejaron y comenzaron a pelearse. Peleaban de pie, pero Azul cayó al suelo por una patada y Tony se tiró con ella, para rematarla. Y pronto comenzaron a pelear en el suelo, cubriéndose de barro. Tony ganó la pelea. Y fue vitoreado por el público. En el siguiente combate, me tocaba luchar contra Azul. Entré en la piscina, de mano de Ndongo y miré a mi oponente. Ella se quitó el sujetador, dejando sus tetas al aire, porque el público se lo estaba pidiendo. Y todos le aplaudieron. Entonces nos abrazamos, y cuando sonó el silbato, peleé lo mejor que pude. Pero Azul me hizo una llave, tirándome al suelo. Y se puso encima de mí. Yo conseguí darme la vuelta y subirme encima suyo. Ella me rodeó el pecho con sus pies y me tiró al suelo. Pero cuando iba a volver, me levanté y le tiré al suelo. Y me coloqué rápidamente sobre ella, inmovilizando sus piernas y brazos. Y no le dejé levantarse, por lo que gané el combate.
Todo el público me aplaudió.
En el último combate, me tocó pelear contra Toni. Entré despacio en la piscina y le abracé. Sonó el silbato y comencé a darle patadas y esquivar sus golpes, hasta que le hice perder el equilibrio y le tiré al suelo. Pronto estábamos revolcándonos por el suelo, ñeleando alegremente y el público nos animaba. Fue muy divertido. Ganó Toni y me dió un besito. Después del combate, salimos los tres de la piscina y nos lsvaron con agua fría, para quitarnos el lodo. Luego nos llevaron a una cama, donde nos subimos de pie y nos cogimos de la mano. Todos nos aplaudían. Mis compañeros estaban en ropa interior, pero yo estaba desnudo, mostrándolo todo. El presentador nos entrevistó y luego nos dejó jugar un rato en la cama; jugamos los tres juntos, a hacernos cosquillas y pelear. Jugamos durantes media hora. En las teles se veía nuestra dulce pelea. Todos se reían y nos animaban. Fue muy divertido. Cuando terminó, nos pusimos de pie y nos abrazamos dulcemente. Una gran ovación recorrió el patio. Fue muy bonito. El presentador subió a la cama y nos saludó y nos dió un beso en la boca. A mí me dijo: - Oye, me gustas mucho, ¿te puedo dar un azote?
-Sí - sonreí y me coloqué bocabajo, con el culo en pompa, para recibir sus azotes. Ésto gustó mucho al público, que me aplaudían y me silvaban. Me dió cinco azotes y luego me dió un besito y nos acompañó hasta el vestuario, donde nos dió un fajo de billetes a cada uno. Estaba muy contento con nuestra actuación. Y lo mejor es que, de aquella experiencia, nos conocimos bien y nos hicimos muy amigos...