Fiesta de nabos
Un caluroso día de relax se convierte en una orgia junto a la piscina, eso si todos son hombres.
Me había quedado de rodríguez mientras mi mujer y los niños se habían ido al pueblo de mis suegros a pasar el agobiante bochorno de agosto.
No es que yo fuera a aprovechar estos días sólo para salir, emborracharme o ligar, no soy de esos. Soy un tipo tranquilo. Sólo pensaba relajarme y pasar los ratos de mas calor tirado en pelotas en el sofá o ir a hacer unos largos a la piscina y así quitarme el stress del curro.
Un sábado que me tocaba trabajar, Juan, un compañero me ofreció pasar el domingo con unos colegas en el chalet con piscina de otro amigo suyo.
No es que me apeteciera mucho pero tampoco quería pasar el domingo solo de bar en bar. Y lo de la piscina terminó de animarme.
Me dio la dirección, casi en medio del campo, para que llegara allí con mi propio coche y solo gracias al GPS. Y a la mañana siguiente me planté ante la verja de un amplio jardín con un viejo y tupido seto. Un chico joven y delgado con un reducido y ajustado bañador rojo abrió el portón al reconocer el automóvil del que mi amigo había dado la descripción. Me lo quedé mirando al pasar, un bonito espectáculo.
El chico era hijo del dueño, mi compañero ya había llegado y junto a una pequeña barra al lado de la piscina estaba con otros dos hombres uno de ellos el dueño de la casa y otro chico joven hijo de mi amigo y colega del chico del anfitrión.
Todos ya con el bañador puesto, por decirlo de alguna manera. Lo que llevaban todos eran slips y boxers ajustados que marcaban todo lo que había debajo. El que yo llevaba era mucho mas grande y suelto y había conducido con él y una camiseta.
Los cuerpos aun de los maduros estaban bastante bien trabajados y cuidados, alguno incluso atlético y yo no estoy mal del todo.
Procuro hacer algo de ejercicio, natación y bici, y soy capaz de reconocer un cuerpo bonito allí donde lo vea.
El recibimiento fue todo simpatía y sonrisas y de entrada todos me cayeron muy bien. Estuvimos charlando un buen rato mientras nos refrescábamos con las cervezas y algunos con un baño en la piscina.
Mi bañador había llamado la atención por lo grande y el tercero de los invitados, un tal Alex, de constitución parecida a la mía se ofreció a prestarme uno que había traído de repuesto. Me llevó al interior del chalet a buscar su mochila y me ofreció un slip bastante reducido. Sabiendo que desentonaba con lo que llevaba puesto me resigné a cambiarlo por tan escasa prenda.
Sin mas complejos me desnudé delante de aquel hombre, me quité la camiseta y las bermudas dejándole ver mi polla depilada. Con una sonrisa y su botellín en la mano no perdió detalle de la operación. Y no es que yo intentara taparme en absoluto. Al contrario me agradaba exhibirme de aquella forma.
Una vez que tuve puesto el nuevo bañador que se ajustaba a mi cuerpo como si no llevara nada me dio una palmada en la espalda. Salimos juntos de nuevo al sol. Viendo el bonito espectáculo de los demás cuerpos casi desnudos y dejando que ellos me vieran a mí.
Lo que nos esperaba fuera, aunque en parte ya me lo imaginaba, era todo un indicio de lo que podría pasar después. Los dos maduros que estaban junto a la barbacoa, "" y el dueño se estaban poniendo protector solar, unos a otros y el manoseo era mas que evidente. Alguien me puso una cerveza en la mano rozando mis dedos con confianza. Y mi compañero empezó a ponerme protector solar por la espalda en un agradable masaje que yo no había pedido pero que recibí con agrado. Incluso cuando sus manos bajaron mas de lo que en otras circunstancias habría aceptado y rozaban mi culo como en un descuido.
Los dos chicos se lanzaron al agua jugando, haciéndose aguadillas y divirtiéndose rozando sus pieles. Al terminar el masaje se tiró al agua dejándome charlando con los otros dos y conociéndonos mejor. Incluso recibiendo y dando algunas confidencias sube nuestra forma de ver la vida y pronto el sexo. Al fin y al cabo eramos unos cuantos tíos en bañador.
En el agua mi amigo jugaba con los dos chicos y me pareció que se frotaban mas de la cuenta pero lo achaqué a un principio de insolación.
Mi nuevo amigo, el del bañador, comentó como de pasada que yo me depilaba y el dueño de la casa admitió que yo no era el único. Incluso se bajó el bañador hasta la raíz de lo que aparentaba ser una buena polla para mostrarnos un pubis suave y sin un pelo. Alex lo imitó y también nos mostró su pubis moreno al completo de nudista integral y sin un pelo.
Empecé a darme cuenta, tarde, de que por allí no había muchos complejos. Eché un vistazo a la piscina donde los dos chicos le habían quitado jugando el bañador a mi amigo y lo habían arrojado fuera del agua, al césped. Mi colega no se preocupó mucho de recuperarlo y siguió jugando con ellos completamente desnudo y cada vez con una erección mas que evidente. Cada vez que saltaba fuera del agua jugando nos mostraba su polla cada vez mas dura.
Al poco rato los chicos lo imitaron y el hombre que me había dejado el bañador dejó su slip en una tumbona y se tiró al agua a jugar con ellos.
Me quedé solo con el anfitrión que se ofreció a ponerme algo mas de protector y en un momento sus manos recorrían mi espalda y esta vez también el pecho en un mas que placentero masaje. Mientras yo asombrado miraba a la piscina sus fuertes manos acariciaban la piel de mi espalda.
La verdad es que verlos jugar en el agua era un bonito y animado espectáculo, cuerpos bonitos retozándo mientras me acariciaban la espalda y yo le frotaba por delante.
Los dos que estábamos todavía junto a la barra nos estábamos poniendo calientes y no era precisamente por el sol. Hasta que el anfitrión con una amplia sonrisa me dijo:
-¡ venga vamos al agua! ¡Pero todos desnudos!
No me había durado mucho el slip prestado pero no iba a llevarles la contraria. Me lo arranqué como pude y me tiré al agua de cabeza para que no se viera mucho como mi polla ya dura apuntaba al frente. Y estaba claro que no era la única.
Pero no me duró mucho la ocultación, el hijo del dueño, Marcos se vino hacia mí para darme una agradable bienvenida, como si fuera jugando se colgó de mi cuello rodeando mi cintura con sus duros muslos. Tenia que notar mi pene justo en la raja de su prieto culo igual que yo sentía la suya igual de dura apretada contra mi vientre. Puse mis manos en sus duras nalgas para sostenerlo mientras por encima de su hombro podía ver como mi compañero de trabajo recibía un buen morreo del padre de Marcos, Mario.
El otro chico, Alex Jr., amigo del que me tenía bien cogido a mí e hijo de otro de los invitados, ya tenia bien agarradas las dos pollas de los otros dos maduros, uno de ellos su propio padre, y los pajeaba con suavidad.
Aparte del calentón que ya llevaba me rendí a lo inevitable, era eso o salir corriendo, y busqué la boca del chico con mis labios. Respondió a mi beso con ansia y pronto tuve su lengua jugando con la mía. Amasaba su prieto culito y él gemía contra mi boca. Por como se movía buscaba la punta de mi polla, el mismo agua que me ayudaba a sostenerlo hizo que mi glande se deslizara en su ano. No costó mucho
Colgado de mi cuello y con mis manos en su culo se movía despacio disfrutando sin prisa del polvo que echábamos, seguíamos comiéndonos la boca , las lenguas enredadas como serpientes en su nido.
Solo separábamos el beso para gemir o lamer el cuello del otro. Yo incluso alcanzaba a chupar sus pezones cuando lo subía un poco más. Y él llegaba a mi oreja.
La acción seguía a nuestro alrededor Juan y Mario se habían montado un sesenta y nueve sobre el césped y se estaban comiendo los pelados nabos con autentica hambre. Y donde al agua cubría menos el otro maduro estaba a cuatro patas entre el hombre que me había prestado el bañador al que le comía la polla y el hijo de éste que lo tenia clavado en su rabo por el culo, los dos Alex.
La visión de tanto sexo me excitaba más todavía. Lamiendo la oreja de Marcos le dije que me corría y el me pidió que lo hiciera dentro, de hecho no podía sacarla de tan caliente nido, me la estaba exprimiendo. Me fui acercando al borde del agua con el chico en mis brazos y cuando me corrí conseguí levantarlo hasta allí.
Sosteniendo sus rodillas con las piernas bien abiertas puse la lengua en ese culito tan caliente lamiendo mi propia lefa que rezumaba del ano. Juan y Mario separaron su caliente sesenta y nueve y se acercaron a nosotros para comerle la boca al chico.
Del ano pase a lamer sus huevos chupándolos en la boca y luego pasando a su polla. Quería su leche. Saborearlo, aunque Juan me lo disputaba cruzando su lengua con la mía sobre el glande del chico. La competición era amistosa y como tal nos repartimos el semen mezclándolo con nuestras salivas.
Mi colega parecía que me tenía ganas. Su lengua buscaba la mía sobre el rabo del chico. Tras acabar de dejar bien limpio a Marcos se dejó caer al agua junto a mí.
-¿Te alegras de haber venido?
-por supuesto, pero no me esperaba algo así. Creí que seria una barbacoa normal. Y me encuentro con una orgia.
-solo unos amigos que nos lo pasamos bien.
-sin mujeres, solo chicos divirtiéndose, ya veo.
Mientras conversamos estaba muy cerca de mí, su mano se deslizaba con suavidad por mi piel, por mi pecho y vientre, con la clara intención de volver a excitarme pellizcando mis pezones y de vez en cuando lamiendo mi cuello.
-¿Como te diste cuenta de que soy bisex?
-¿sabes el chico de la cafetería? ¿El guapo? Te he visto mirarle el culo cada vez que lleva esos vaqueros ajustados. Sabía que podías encajar aquí.
-me has pillado. ¿No me digas que ese chico también participa?
-no, pero para la próxima puedes invitarlo tu mismo.
Y los dos nos reímos antes de besarnos con pasión. Volví a probar su lengua esta vez solo con nuestras salivas de por medio. Nos lamíamos toda la cara con verdadera lascivia.
Marcos y Mario también se estaban besando con ternura cambiando baba tumbados sobre el césped. Me daba cuenta de que eran padre e hijo como los otros que después de haberse corrido habían salido del agua y descansaban en las tumbonas con nuevas cervezas. Pero todo eso del incesto me daba aún mas morbo. Creo que como a todos los demás.
Después de un rato de hacernos cariños en la piscina Juan y yo nos unimos a los demás en el césped. Todos desnudos mirándonos, riendo excitados y de vez en cuando rozándonos.
Aunque me habían presentado al resto de los participantes y uno de ellos era el primero que me había visto desnudo no me habían presentado "apropiadamente". Aprovecharon ese momento para acercarse a mí de uno en uno y darme un buen morreo.
Algunos me acariciaban o recibían mis caricias, Alex el otro chico aprovechó ademas para darle un meneo a mi polla que con tanto trajín volvía a estar en condiciones.
Mario les propuso a los dos que nos dedicaran un pequeño show. Ellos fueron los primeros que se habían recuperado y hacia rato que tenían ganas de mas marcha y lucían orgullosos sus erecciones.
Sin cortarse la dos se pusieron en el centro del corro que formábamos los mayores y empezaron a besarse y acariciar sus delgados y bien formados cuerpos. Podíamos ver perfectamente como hilos de saliva unían sus lenguas cada vez que separaban un poco sus caras. Como sus manos sujetaban las nalgas del otro abriéndolas y amasándolas.
Alex se inclinaba a lamer los pezones de su amigo y levantaba sus brazos para lamer sus axilas. Se agachaba más a meter su lengua en el ombligo y lamer su vientre. Como sus jóvenes y duras pollas se frotaban una contra otra.
Fue Marcos quien se colocó a espaldas de su bello colega para inclinarlo sobre su padre y arrodillado tras él comenzar a comer su apetecible culo. Culo que ese día aún no había probado polla. Apenas necesitaban lubricarse con su saliva bastaba para que todos calientes pudiéramos ver como la dura polla entraba en el otro chico como un cuchillo caliente en mantequilla. Eso sin separar la lengua de la boca de su progenitor. Que aprovechaba para masturbarlo despacito.
Los demás tampoco estábamos quietos. Nos juntamos un poco más para poder alcanzarnos sin tener que estirarnos mucho. A mí me tocó cerca la polla de Juan que no dudé en meterme en la boca. La regaba con mi cerveza y luego la chupaba, no sin antes pasar la lengua por los huevos pelados y meterlos en la boca. Parece que le gustaba el contraste del fresco de la cerveza con el calor de mi lengua pues se ponía muy dura y daba saltitos con las caricias.
Mis pies habían caído por casualidad cerca de Mario, yo estaba ocupado lamiendo los huevos de mi compañero de trabajo cuándo noté que me cogían uno de ellos y empezaban a chuparme los dedos. Y ¡Joder como me calienta eso! Pronto noté como su lengua recorría la planta del pie o se pasaba al empeine. O agarrando el otro pie repetía la maniobra de chuparme los dedos empezando por el dedo gordo como si fuera mi polla. La susodicha apuntaba al cielo como si fuera el mástil de un velero reclamando las atenciones de alguien más.
Fue Alex sénior quien dejó de morrearse con su hijo para venir a sentarse sobre ella usando con generosidad, tanto en mi polla como en su culo, el lubricante que el anfitrión había puesto a nuestra disposición. Hubo un momento en el que creí que terminábamos todos en el suelo, pero el mueble sobre el que estaba resistió tanta presión. Mario no dejó de comerme los pies aunque aprovechó para acariciar las nalgas de Alex y mis huevos mientras me cabalgaban. Juan también tuvo que acomodarse para que pudiera seguir comiéndole la polla sin desintegrar la tumbona.
Juan se besaba con Alex mientras este subía y bajaba sobre mi polla. Ninguno podíamos aguantar mucho tiempo la excitación que nos producía todo ello. No lo veía pero lo primero que sentí fue que alguien se corría sobre mis pies y una o dos lenguas lo lamían. Eso desencadenó mi propio orgasmo y me derramé dentro del culo que tenia encima. A esas alturas ya no ponía nombres ni caras solo eran cuerpos dispuestos a darme placer y a que yo se lo diera. Alguien se encargó de limpiar mi polla y ese ano del semen que rezumaba con la lengua. Y yo recibí en la boca segundos después la leche de la polla que lamía. Y ni siquiera me dejaron tragarla me besó de inmediato compartiéndola entre nuestras lenguas.
Alex junior aun tenia la polla dura y en esa ronda no se había corrido, el chaval aguantaba como un campeón a pesar de que se le habían comido y sobado. Y mí aun me faltaba que me follaran el culo. No lo había hecho muchas veces pero sin duda me gustaba y no pensaba negárselo a ese chico tan guapo.
Estaba a cuatro patas sobre la tumbona. No sé quien me estaba comiendo el culo a mí dilatándolo con la lengua y dos dedos y poniendo bien de lubricante. Estaba muy ocupado con lo que tenía delante, lamía el rabo del mozo y chupaba sus huevos. No había perdido ni un ápice de su dureza y en un momento se puso tras de mí. Entre mis pantorrillas apuntó con el rabo a mi pequeña diana y antes de que me diera cuenta me estaba penetrando. No muy deprisa suave pero firme agarrando mi cadera, ¡como si yo piensa en escapar!. Otra mano jugaba con mi polla y testículos aumentando mi placer y delante otro pene depilado había sustituido al del chico en mi boca.
Sabía que alrededor nuestro otros cuerpos masculinos se estaban dando placer, más relajados sin la urgencia de horas antes pero era un conocimiento intelectual no podía concentrarme mas que en las profundas penetraciones del chico en mi culo. Del gusto que su polla me daba y de como podía yo lamer los huevos y el nabo ante mi cara.