Fiesta de disfraces

Terminé cogiendo en una fiesta...

Hola, espero que se encuentren muy bien en esta época del año. Les contaré otra de mis historias.

El 30 de octubre mis amigas me invitaron a una fiesta de disfraces, así que nos pusimos de acuerdo para vernos en la tarde e ir. Yo me vestí de brujita, un vestido negro, sombrero negro, un collar de calaveras y unas lindas medias de malla. Nos juntamos en la casa de una amiga y de allí nos fuimos a la fiesta.

Al llegar saludamos a los invitados y comenzamos a platicar con ellos. En total éramos como 9 personas, todos estaban bebiendo alcohol, yo como no soy de beber solo tomé un poco. Todos empezamos a bailar, apagaron las luces y solo dejaron unos leds de colores pegados en las paredes, después de un rato se me acercó un chico con la cara pintada de calavera, al cual llamaremos Javier, cuerpo normal, mide aproximadamente 1.78.

Javier — Hola, ¿Cómo estás?

Yo — Muy bien, ¿y tú?

Javier — ¿Estuviste en la misma universidad que yo, ¿verdad?

Yo — Sí, ya te había visto caminar en la uni.

Javier — Sí, también yo te veía por así, ¿cuántos años tienes?

Yo — Voy a cumplir 23, ¿y tú?

Javier — Yo tengo 28.

Los 2 estábamos bailando y se fue acercado poco a poco más a mí, hasta estas casi enfrente.

Javier — Te ves muy linda. — Mientras me miraba de arriba abajo.

Yo — Muchas gracias. — Sonriéndole.

Javier — Me voy a servir más bebida, ¿no quieres también?

Yo — No tomo mucho, pero está bien.

Fuimos a servirnos más, platicamos por un rato y me estaba contado lo que había hecho después de terminar la carrera. Después de un rato me preguntó si quería bailar con él y le dije que sí. Cada momento que pasa estábamos más cerca el uno del otro, hasta que sus manos quedaron en mi cintura.

Javier — Estás muy bonita. — Mientras me miraba fijamente a los ojos.

Yo — Muchas gracias.

Fue acercando su boca junto a la mía, en ese momento pensé en moverme, pero algo me hizo no hacerlo, nuestros labios se juntaron. Los besos cada vez fueron más intensos, nuestras lenguas estaban jugando entre ellas. De repente sentí como sus manos comenzaron a apretar mis nalgas, eso hizo que me calentara a un más, pero a un así le dije que parara porque alguien podría darse cuenta.

Yo — Paremos, alguien puede darse cuenta. — Susurrándole al oído.

Javier — Está muy oscuro. — Me contestó

Yo — Pero igual se puede ver algo.

Javier — Vámonos arriba.

Me tomó de la mano y me llevó al piso de arriba, buscó un cuarto solo y lo encontró.

Javier — Este está solo, es el de los padres de mi amigo.

Yo — ¿Entonces conoces al de la casa?

Javier — Sí, el que organizó esta fiesta es mi amigo.

Al entrar al cuarto, cerró la puerta y comenzó a besarme apasionadamente, nos acostamos, nos quitamos los zapatos sin dejar de besarnos. Comenzó a besarme el cuello, mientras soltaba pequeños gemidos, fue bajando poco a poco hasta llegar a mi vulva, me levantó la el vestido, me quitó mi calzoncito y comenzó a hacerme sexo oral, ya no podía aguatar y comencé a gemir. Sentía como su lengua entraba y salía, lo tomé de la cabeza y lo presionaba sobre mi vulva, mis ojos estaban en blanco por lo rico que lo hacía. Me hizo sexo oral como unos 20 minutos, entonces me corrí mientras solté un fuerte gemido.

Yo — ¡Ahhhhh! — Grité con gran fuerza.

Javier — Me rico sabe, me llenaste toda la cara. — Mientras reía.

Después se bajo el pantalón con su ropa interior e iba a penetrarme.

Yo — ¿No tienes condones? — Pregunté.

Javier — Tengo un par en mi billetera. — Contestó.

Saco un condón se lo puso rápidamente, abrió mis piernas penetrándome.

Javier — Me gusta cómo te ves con esas medias, te ves bien rica — Mientras comenzaba a moverse.

Yo — ¿Te gusta?

Javier — Me encanta, siempre me pareciste una chica muy sexy.

Lo abracé con mis piernas mientras el seguía penetrándome mientras me besaba y acariciaba todo mi cuerpo, cada vez lo hacía con más fuerza, los 2 gemíamos bastante fuerte. Lo hicimos un buen rato, entonces sacó su pene de mi vagina, se quitó el condón para correrse en mi boquita, yo me bebí toda su leche. Yo estaba manchada de la pintura que él tenía en la cara y él despintado. Nos fuimos al baño, para limpiarnos y peinarme.

Yo — Ya me voy a mi casa.

Javier — Yo te llevo, tan carro.

Acepté, entonces me despedía de todos y les dije a mis amigas que me estaba esperando un uber a fuera. Yo salí primero y después de un rato salió Javier. Nos subimos a su carro, le dije por dónde vivía para que me dejara cerca de mi casa. A unas cuadras de llegar comenzó a besarme, se estacionó de bajo de un árbol, no se podía ver nada porque ya eran las 12 de la noche. Nos besamos y nos pasamos a la parte de atrás del auto, me puso de perrito me volvió a levantar la falda, me bajó el calzoncito y comenzó a chuparme como si estuviera hambriento. Estaba a punto de penetrarme, pero le dije que se pusiera el otro condón que tenía, así que se lo puso y comenzó a bombear aumentando la velocidad.

Javier — Que buenas estas, como no te cogí antes, nena sabrosa. Con voz agitada.

Yo — ¡Dame más fuerte! — Exclamé.

Todos los vidrios se empañaron.

Javier — ¿Me dejas meterlo por atrás?

Yo — Hazlo, pero con cuidado.

Sacó su pene, para comenzar a lamer mi ano, cuando sentí su lenga me estremecí. Comenzó a chuparme con más intensidad y a meter su lengua, mi ano se fue dilatando poco a poco. Puso su pene en la entrada trasera y con sus manos separó mis nalgas y fue metiéndolo despacio, yo sentía dolor, pero al mismo tiempo excitación. Una vez que entró, comenzó a moverse.

Yo — ¡Ah! Con cuidado.

Javier — Sí, no te preocupes.

Me sujetó de mis caderas y sentía como aumentaba la velocidad, no puede aguantar y comencé a gemir con fuerza. Él, al escuchar mis fuertes gritos, me penetró con gran fuerza, hasta que a lo lejos vimos a unas personas acercándose al auto, no de tuvimos y el apagó las luces de sui carro. Cuando pasaron esas personas volvimos a lo nuestro.

Javier — ¡Ya me voy a venir! Déjame venirme en tu culito. — Exclamó con voz super excitada y jadeante.

Yo ­— ¡Lléname toda! — Super excitada.

Se quitó el preservativo y me cogió sin piedad mi culito.

Javier — ¡Ahhh! — Corriéndose en mi culo.

Yo — Que rico lo hiciste, bebé.

Al terminar sentí como su semen salía de mi culito escurriendo sobre mis piernas con las medias. Condujo las cuadras que faltaban para llegar a mi casa, nos despedimos y me pidió mi número para volver a tener sexo, se lo di, pero le dije que no se volvería a repetir, sonrío y nos despedimos con un rico beso de lengua. Abrí la puerta de mi casa y me metí rápidamente al baño para bañarme y no se dieran cuenta de lo llena de semen que estaba.

Espero les haya gustado.

Contacto: faty.pop98@gmail.com