Fiesta de disfraces (3: La anfitriona)

Una inesperada propuesta dará un giro a los acontecimientos y a la vida de las hermanas

De pronto sentí como era zarandeada suavemente. Recuerdo que pensé ,¿Qué demonios pasa ahora?¿es que no me vana dejar dormir en este hotel o que?.

Entonces abrí lentamente los ojos y de golpe recordé todas nuestras pasadas experiencias de la noche anterior, la fiesta, nuestro miserioso seductor, la casa, la mamada, las cadenas.

¡ LAS CADENAS !- me medio incorporé de un salto para comprobar que efectivamente todo había sido real, y que me encontraba desnuda y completamente encadenada en una extraña y ajena mansión, al lado de mi hermana, que empezaba a despertarse también sin duda por el tirón que involuntariamente le había dado en el cuello a causa de la cadena que me mantenía unida a ella.

No era un sueño ni una fantasía provocada por el alcohol, me había ofrecido voluntariamente a ser una sumisa con aquel desconocido, y ahora ¿Qué iba a pasar?.

Bueno, espero que nada irremediable, me dije con toda la racionalidad de la que era capaz en esos momentos.

Sin duda muy pronto aclararíamos todo el asunto, desharíamos el malentendido y nos iríamos a casa.

Como experiencia había estado bien, pero ahora, en la claridad del día y sin los efectos del alcohol veía las cosas desde otra perspectiva y desde luego no tenia ninguna intención de seguir con el jueguecito o la farsa.

Para mi sorpresa, nuestro anfitrión, me negaba a seguir pensando en aquel hombre como nuestro amo, como recordaba haber hecho tan alegremente la pasada noche, se encontraba de pie frente a la cama observándome con infinita paciencia, como dándome tiempo a despertarme del todo y a recuperar la consciencia y los reflejos. Y una vez decidió que ya estaba lo suficientemente despierta y en condiciones de razonar me dijo, pues aunque sin duda se dirigía a las dos era a mi a quien miraba.

  • Espero que hayáis dormido bien y hayáis descansado

  • Si no os importa –siguió diciendo con toda educación- la dueña de la casa esta en la piscina deseando conoceros y daros la bienvenida.

No lo podía creer, ilusa de mi yo pensaba que nos iba a decir que todo aquel asunto no había sido mas que una broma deliciosa, muy morbosa y placentera, pero que ya había llegado a su fin.

Pero en cambio aquel hombre parecía tomarse aquello muy en serio y seguía desempeñando su papel de Amo a la perfección.

Cosa que yo estaba dispuesta a tolerar bajo ninguna circunstancia, una cosa era tener fantasías sumisas e incluso tener esporádicas e inocentes experiencias y otra muy distinta que me trataran como a una esclava de verdad, cosa que yo no me consideraba ni estaba dispuesta a permitir.

Así que haciendo acopio de toda la dignidad que me permitía mi poco digno aspecto, así como estaba desnuda, sucia, despeinada, con los restos de la loca y depravada noche anterior resecándose en mi piel y desprendiendo un tufo nauseabundo que me hacia parecer mas una cerda de granja que un ser humano, y encadenada como un animal, replique con una seguridad y aplomo que estaba muy lejos de sentir en realidad.

-Mira, como te llames. Lo de anoche fue divertido y todos nos lo pasamos bien. Me temo que mi hermana y yo bebimos demasiado e hicimos cosas y nos comportamos de una manera que estamos muy lejos de sentir.

-Así que si no te importa, me gustaría que nos quitaras estas cadenas, nos dieras nuestra ropa y nos dijeras como salir de aquí lo mas rápido posible.

El hombre se mantuvo completamente estoico y tranquilo mientras las palabras salieron atropelladamente de mi boca exigiendo nuestra inminente liberación. No movió un solo músculo de su rostro mientras escuchaba atentamente pero con semblante aburrido tal y como si hubiera vivido esa misma situación cientos de veces con anterioridad, lo cual me produjo una sensación de temor e indefensión inmediatas y el poco aplomo que estaba aparentando fingir se vino abajo completamente.

Para completar y corroborar mi derrota definitiva, vi como negaba lentamente con la cabeza con aparente falta de interés y complicidad con mi causa, al tiempo que me contestaba con toda calma y tranquilidad como si aquello no fuera con él.

-Lo lamento, señorita – y pronuncio la palabra señorita con un tono como si en realidad me estuviera llamando puta – No tengo la autoridad necesaria para satisfacer sus demandas.

-Le recomiendo que tenga un poquito mas de paciencia y me acompañe a conocer a la persona que sin duda podrá darle las explicaciones necesarias y ayudarla a recobrar su vida, si es eso lo que desea.

-Tranquilícese, se lo ruego, le aseguro que no tenemos ninguna intención de retenerla ni a usted ni a su hermana en contra de su voluntad y en pocos minutos podrán marcharse a casa si sigue deseándolo así.

La habitación quedó en silencio una vez hubo pronunciado su pequeño discurso. Parecía darme el tiempo suficiente para que reflexionara sobe lo que avalaba de oir y esperando que la cordura y el raciocinio me hicieran comportarme como exigían las circunstancias.

Finalmente asentí lentamente con la cabeza y empecé a levantarme con lentitud.

Estaba segura que pese a sus palabras no me quedaba otra opción, pues intuí que no nos dejarían marchar hasta que no conociese a nuestra misteriosa anfitriona o cautivadora que para el caso venia a ser lo mismo.

Aquel hombre, pese a todo, y mi anterior percepción no parecía ser el dueño de aquella fabulosa mansión rural, mas bien parecía ser un empleado, de confianza sin duda, pero sin capacidad de tomar decisiones imperativas.

Por otro lado, me causaba cierta perplejidad el tratamiento cuidadosamente respetuoso que empleaba aquella mañana con nosotras, ya que la noche anterior nos había tratado con toda familiaridad y, es mas, nos había invitado a comernos su deliciosa polla una y otra vez.

Mientras mi hermana y yo, salíamos tras sus pasos rumbo sin duda al jardín exterior donde podría conocer a nuestra misteriosa y por el momento secuestradora, debía reconocer para mis adentros que quizá estuviese exagerando un poco la nota.

Al fin y al cabo aquel hombre tenía razón. Hasta aquel mismo momento no habíamos sido obligadas a nada, le habíamos acompañado a aquella casa, se la habíamos mamado, e incluso nos habíamos quedado a dormir allí por propia voluntad y dichosas de hacerlo.

No nos habían forzado de ninguna manera, y su trato había sido en todo momento completamente educado y gentil.

E incluso ahora nos había prometido que en breve podríamos irnos si lo deseábamos.

Eso era lo que mas me extrañaba, aquella machacona repetición de la frasecita: "si aun lo deseáramos".

¿Qué sabría aquel tipo que yo no supiera ¿Cómo iban a convencerme de que me quedara en aquella casa donde era tratada poco menos que como una perra?

¡ Pues claro que iba a seguir deseando marcharme ! Y ni una o cien mil damas misteriosas me iban a hacer cambiar de opinión. ¿ o si ?. Me pregunté a mi misma con cierto temor.

La respuesta sin duda iba a conocerla muy pronto.

Saliendo de un estrecho y largo pasillo traspasamos una última puerta, y de golpe y porrazo el sol golpeó de improviso en mi cara haciéndome parpadear deslumbrada y desconcertada por su claridad.

Nos encontrábamos en el jardín de la mansión y cuando por fin dejé de parpadear y me acostumbré a la luz diurna, me di cuenta que nuestra pequeña comitiva habíase detenido al fin.

Traté de enfocar la vista lo mejor que pude, pues el ardiente sol me daba de lleno en los ojos y al fin pude distinguir a una mujer que se encontraba cómodamente recostada en una elegante tumbona de diseño y que por toda vestimenta llevaba puesto un sencillo pero a todas vista carísimo bikini, sin duda de alguna firma exclusiva.

Para mi sorpresa, me di cuenta que había estado esperando encontrarme con una mujer cuanto menos en la linde con la madurez, ya que nuestro seductor misterioso de la noche anterior parecía rondar la cuarentena, sin embargo la joven que tenia ante mi, no podría tener mas edad que yo e incluso parecía mas joven, yo le calculé unos veintidós o veintitrés años.

Se la veía muy hermosa y atractiva, desprendía ese tipo de glamour y elegancia que parece que solo se adquiere con el curso de lo años y por una vida regalada y acostumbrada al lujo y a la clase.

Alta, estilizada, delgada, pero con un busto muy prominente, protegía sus ojos con unas tupidas y grandes gafas negras de sol, y su larga y leonina melena castaña le caía descuidadamente sobre los hombros.

Parecía una diosa del amor, majestuosa y omnipotente.

Sin embargo lo que mas llamaba la atención en la escena y que no se muy bien si contribuía a tranquilizar mis alterados nervios o por el contrario los hacía ser mas acuciantes, era la presencia de una mujer de edad indeterminada, casi completamente desnuda, a cuatro patas, situada en clara actitud humillante y denigrante para cualquiera que tuviera una visión de ella.

Un collar ceñía su cuello y llevaba unas coletas que contribuían a acentuar su parecido con una perrita de compañía, que era indudablemente el cometido al que estaba destinada, pero sobre todo y casi mas que su servil y rastrera actitud resaltaba en su anatomía unas enormes y mas que colmadas ubres que sin duda habían sido obra de un cirujano plástico reñido con las mas elementales normas de la proporción.

Una cantarina y musical voz, con un tono grave y bajo, impropio de una hembra, pero muy cautivador y sugerente, y con un inconfundible acento sudamericano de aire indeterminado me sacó de mis pensamientos.

-Bienvenidas a mi humilde morada, muchachas. Soy Melania. ¿y vosotras, como os llamáis? Pues Leopoldo no ha sabido informarme – y dijo esto lanzando una rápida mirada con un dejo de reproche cuyo destinatario no era otro que nuestro misterioso dominador al que ahora ya podía ponerle un nombre.

No me di cuenta de que una vez mas me había dejado llevar por mis pensamientos y un silencio reverencial se esparcía por el recinto, hasta que me apercibí de que nuestra anfitriona nos miraba directamente como esperando una respuesta a su pregunta con un aire impaciente. Sin duda estaba acostumbrada a ser obedecida con prontitud y presteza.

Con aire vacilante y una repentina timidez, agravada por el contraste de verme en tan vejatorio estado, sucia, desnuda y encadenada como una animal, delante de una mujer de tan elegante y majestuosa presencia, contesté de una manera balbuceante , casi susurrando las palabras.

-Me llamo Berta, señora… y esta es mi hermana mayor, Beatriz.

Instintivamente me había dirigido a ella con toda educación de forma casi reverente.

Había algo en su persona que irradiaba majestad y me desarmaba e intimidaba, y toda mi indignación y actitud desafiante de apenas unos minutos se había evaporado como por ensalmo dejando paso a una de total inferioridad y servilismo.

-Veras, Berta. Como sin duda te habrá explicado mi secretario personal y administrador, tengo una propuesta que hacerte. Por tanto solo te pido que la escuches atentamente y la sometas a tu consideración. Si no te parece aceptable y apropiada, podréis iros de inmediato y proseguir con vuestra vida como si nada hubiera sucedido. ¿de acuerdo?

Y sin darme tiempo a contestar, acostumbrada como estaba a que se le prestara de inmediato toda la atención, prosiguió.

-Soy una mujer muy rica, tanto que ni yo misma tengo la mas mínima idea de todo mi patrimonio.

-Mi padre, del que omitiré el nombre porque no creo que os interese, es uno de los hombres de negocios mas poderosos de toda América Latina, y nos ocuparía toda la mañana si tuviera que enumeraros una lista de todas las propiedades y acciones en las que tiene participación. Baste deciros que pese a mi juventud, casi nada en esta vida puede sorprenderme, y por demás, consigue divertirme e interesarme.

-El sexo tal y como lo entendemos ya casi no me procura placer, y es por esto y donde vosotras entráis en esta historia y en mis planes.

-Como podéis ver, una de mis últimas aficiones y pasatiempo consiste en dominar y someter a cualquier tipo de persona, independientemente de su sexo, edad, o condición.

-Por ejemplo esa perra que veis allí con las tetas enormes, es Frufrú. La adquirí hace unos seis meses y entonces su pecho parecía una tabla de planchar, y ahora ya veis, ¡ ja ja ja ja ! – una cruel y espontánea carcajada surgió de improviso de su garganta, para después proseguir con su charla.

-Por cierto, hasta hace poco era concejala de cultura en su ciudad y licenciada en derecho y ciencias políticas, y ahora ya veis, solamente es una jodida perra que se pasa la mayor parte del día con la única ocupación "cultural" de comer, tumbarse al sol y estar pendiente de mis caricias y deseos.

-¡ Frufrú! – llamó sin levantar lo mas mínimo el tono de voz.

Inmediatamente, la morena tetona inicio un ágil y rápido trotecillo, siempre a cuatro patas, hasta cruzar los pocos metros que la separaban de su Ama, y postrándose a sus pies quedó expectante y con la lengua colgando de su boca, lo que la hacia adoptar una expresión entre estúpida y ridícula mirando a su Ama con infinita devoción esperando una caricia o alguna golosina.

Pero Melania, olvidándose deliberadamente de su presencia, tal y como se haría con un perro demasiado solicito y pesado, la apartó con desprecio mientras continuaba con su disertación, una vez satisfecha con la demostración de obediencia total por parte de su esclava, hecha en nuestro honor.

-Bueno, ya basta de explicaciones. Iré al grano, como dicen ustedes.

-Mi propuesta es de lo mas sencilla, aunque luego, como comprobareis si la aceptáis, tal vez no lo sea tanto.

-Tengo entendido que os quedan aun tres semanas de vacaciones. Así que lo que propongo es que las paséis aquí en mi casa, y en calidad de esclavas 24/7, es decir, a tiempo completo.

-Para ello firmareis un contrato por las tres semanas conjuntamente sin posibilidad de revocación, y a cambio recibiréis cada una y por cada semana cumplida la suma de 30.000$ . Como podréis calcular fácilmente, al término del contrato podréis salir de aquí con la bonita suma 180.000$ entre la dos.

-Ahora bien, os aseguro que os habréis ganado con creces hasta el último dólar.

-No voy a mentiros, no es mi estilo. Seréis tratadas con toda dureza y falta absoluta de consideración y miramiento, para mi seréis poco menos que un objeto de mi propiedad cuyo único papel será el de procurarme placer y diversión de cualquier manera que me apetezca y se me ocurra. Y el único limite que respetaré será el de no causaros la mas mínima marca o lesión permanente.

-Eso es todo, ya esta. Tenéis cinco minutos para tomar una decisión en un sentido u otro.

Yo no daba crédito a lo que acababa de oir, era la propuesta mas descabellada e increíble que jamás me hubiera atrevido a imaginar ni en mis mas pervertidas fantasías.

Sin embargo y sorprendentemente, me hallaba completamente excitada, y prueba de ello es que sentía mi coño completamente mojado y los pezones se me habían puesto completamente erectos.

Me giré para encararme con mi hermana que se encontraba apenas un paso detrás de mi, y no fue necesario que cruzáramos ninguna palabra para que me diera cuanta que ella estaba sintiendo parecidas sensaciones.

Simplemente bajé la cabeza en ademán interrogante como requiriendo su consentimiento y confirmación a tan loca propuesta que sin embargo e inexplicablemente yo ya estaba decidida a aceptar, y mi hermana hizo idéntico ademán confirmando a su vez su consentimiento a la indecente a todas luces proposición.

No se si fue por el mismo sentimiento de sumisión que yo experimentaba en secreto desde hacia años o la promesa de aquella fabulosa cantidad de dinero para el final del contrato, que aunque sin duda para nuestra futura Ama seria poco menos que calderilla, a nosotras no arreglaba el futuro de un plumazo.

Melania, que había estado en todo momento pendiente de nuestros gestos, adivinó que dábamos por buena la propuesta, así que dijo.

-Leopoldo, quítales las cadenas a este par de perras, de momento no las van a necesitar.

Una vez libres de ellas y mas desnudas todavía si cabe que antes, Melania continuo esta vez dirigiéndose a nosotras.

Vamos ¿a que esperáis? Acercaros y arrodillaros ante mi, ahora mismo comienza vuestra nueva vida.

Coged esta bronceador y dadme un buen masaje.

Inmediatamente ambas nos dedicamos a obedecer aquella sencilla y primera orden, y en breve estábamos arrodilladas cada una a un lado de nuestra Ama dedicándonos a tan aparentemente inocente tarea, aunque eso si, de una forma muy poco digna si algún casual y ajeno espectador hubiera estado viendo tal escena.

Estaré encantado de recibir cuantos comentarios, opiniones , y/o criticas merezca esta continuación del relato y asimismo quisiera agradecer el interés con que hasta ahora ha sido seguido.

Disculparme por la tardanza en escribir este último capitulo hasta la fecha, pero quisiera decir, si me lo permitís , que pese a que puede que tarde tal vez demasiado tiempo entre uno y otro, es mi intención terminar de una manera u otra esta historia.

Pues al contrario que hacen otros autores, yo considero una falta total de cortesía y consideración para con los lectores empezar una historia, crear la consiguiente expectación y dejarla sin terminar.