Fiesta de disfraces

En carnaval puede suceder de todo, ¡hasta un trío con mis amigos!

Fiesta de disfraces

Sábado de carnaval. Quedamos varios amigos para salir de fiesta disfrazados. A las siete de la tarde estábamos en la plaza donde siempre empezamos nuestras juergas. Como no nos pusimos de acuerdo de que disfrazarnos en grupo decidimos que cada uno fuese como quisiera. Yo me decanté por ir de príncipe azul (a ver si esa noche conseguía una princesita). Vestia con unos pantalones blancos, una casaca color azul celeste con adornos de pelo blanco, una capa del mismo color que la casaca, sombrero azul con grandes plumas blancas y unas botas negras altas de montar. Los demás iban muy diversos (de indio, astronauta, centurión, labriega, ...) pero el que más me llamó la atención fue el de Rosa, una amiga que se vistió de vaquera. Estaba impresionante con ese disfraz. Me acerqué a ella y saludé con dos tiernos besos en las mejillas. Le dije lo guapa que estaba y me respondió que yo también estaba genial. Que no se esperaba verme así. A mi las chicas vestidas de vaquera me ponen a cien y más cuando calzan esas botitas cowboy. Arrancamos a andar hasta un bar para tomarnos un trago. Alli nos encontramos con más amigos. Nos juntamos bastantes y montamos una juerga grande. Pusimos bote común para que no nos saliesen tan caras las consumiciones (a mi me beneficiaba pues no bebo alcohol) y empezamos a bailar y armar escándalo. Si fuesen otras fechas seguramente nos hubieran echado del local pero dado que era carnaval permitían más desmadre. Durante la noche cambiamos varias veces de sitio para que no se hiciese monótono estar siempre en el mismo local.

Sin darnos cuenta se dieron las cuatro y media de la mañana y los bares comenzaron a cerrar. A esas horas nos quedamos cinco de todos los que éramos pero una pareja tuvo que marcharse porque se les hizo tarde. Como se puso la noche un poco fresca (más bien tirando a fría) decidimos ir a mi casa ya que tenía bebida sobrante de una fiesta anterior y había que acabarla. Bajamos a la bodega del chalet, encendimos la calefacción para calentarnos y sacamos una baraja de cartas para entretenernos. Al principio nos entretuvimos jugando al tute pero cuando la bodega tomó buena temperatura decidimos jugar a mayor o menor con las prendas. El que perdiese se tenía que quitar algo del disfraz hasta que se quedara en pelotas. Nadie opuso resistencia aunque el que peor lo tenía era Pedro que vestía de oso por tener menos ropa que quitarse.

Comenzó el juego. La primera ronda perdí yo a si que empecé por quitarme el sombrero. La siguiente fué Rosa y ella también se quitó el sombrero. Voy a pasar de las primeras rondas si no les importa pues no son muy excitantes. Ya estábamos los tres casi en pelotas (Pedro se quedó en calzoncillos y con las deportivas, Rosa en sujetador, tanga y botas y yo en calzoncillos y las botas. ¡Rosa pierde! Pedro y yo nos alegramos mucho y esperamos a ver que era lo que se quitaba primero de las dos prendas que le quedaban. Se decidió por el sujetador (muy buena elección) y se dejaron ver dos bonitos pechos. No es que fuesen demasiado grandes pero estaban muy bien proporcionados. Las rosadas auréolas de los pezones llamaban la atención en contraste con su blanca piel. Al ver esto, nuestros miembros se pusieron durísimos. La siguiente ronda perdió Pedro. Se quedó totalmente en cueros. A pesar de eso no se preocupó demasiado y en ningún momento oculta su erección. Sólo quedamos Rosa y yo. ¡Rosa pierde de nuevo! Eso significaba que yo ganaba el juego pero además ganaba una imagen demasiado excitante. No se lo pensó dos veces y se quita el tanguita. Al ver esto me quité el calzoncillo y un tieso pene quedó a la vista. Esta situación provocó otro juego. Sin pensarlo dos veces me acerco a Rosa y acaricio sus pechos. No opuso resistencia y facilitó mucho el trabajo. Acaricio sus pezones que no tardaron en ponerse duritos y como si fuese un bebé en busca de leche me puse a chupárselos. Decidí hacer algo que llevaba deseando hacer. Me bajé hasta sus botas y las lamí desde la puntera hasta lo más alto de la caña. Seguí subiendo por sus piernas intentando no dejar ningún rincón con mi lengua hasta que llegué a su sexo. Estaba depiladito y rico. Acaricio los labios con suavidad hasta que mi lengua se abre paso al interior. Con suaves golpecitos de mis dedos en su clítoris consigo que empiece a gemir y retorcerse de placer. Me retiro de ahí y voy a su ano. Primero hago suaves círculos alrededor de su entrada e intento meter un poco la lengua dentro. Costaba bastante relajar el esfínter pero se acostumbó al masaje hasta que se la pude meter. Ella gemió un poco y al parecer la gustó a si que estuve un rato más jugando con su trasera. Seguí subiendo por su espalda, su cuello y finalmente sus labios. Nos fundimos en un beso larguísimo. Cuando acabé observo a Pedro con la mano en su polla bien erecta y pajeándose. No me lo pensé y me la metí en la boca. Era grande y costaba tragarla entera pero poco a poco me acostumbro a ella y va entrando más al fondo. Mientras se la mamaba a Pedro, Rosa se encarga de la mía. Me puse a pensar lo que sería tener dentro de mi culo tan hermosa verga. Sólo de imaginármelo subió mis pulsaciones y deseaba esa polla dentro de mi pero antes de disfrutar esa sensación dimos buena cuenta del cuerpo de Rosa.

La puse tumbada encima de la mesa y con mis dedos comienzo a dilatar su conchita mientras que ella mamaba la polla a Pedro. Al principio costaba bastante la penetración aún estando lubricada por los juegos anteriores pero a medida que se fué abriendo paso, insertaba más y más mi gran falo en su interior. Cuando entraba y salía fácilmente se la metí de golpe hasta dentro. Mis testículos golpearon fuerte contra ella mientras se retorcia de placer. Otro empujón para dentro y asi varias veces hasta que conseguí meter mis huevos dentro de ella. Quedamos un rato enganchados pues sentir el calor de su vagina en mis testículos era muy agradable. Mientras me entretuve con su clítoris, masajeándolo y dando golpecitos para que aumentase su placer. Pedro estaba a punto del éxtasis pero supo parar a tiempo. No quería acabar todavía y propuso una doble penetración.

Primero me entretuve en dilatar el culo de Rosa para que no doliese. Con suaves caricias de mis dedos en toda la circunferencia de su ano intento que se relaje y disfrute. Intenté meter un dedo y pasó bastante bien. Chupé bastante la entrada y mi dedo para que entrase mejor y conseguí jalarlo hasta el fondo. Haciendo círculos conseguí que otro de mis dedos se hiciese paso hasta su interior. El tercero no tardó demasiado en acompañar a los otros dos. Su culito subió de temperatura y quedó a la vista un agujerito lo bastante grande para albergar mi falo. Me tumbé boca arriba en la mesa y llevé el culo de Rosa hasta la punta de mi polla. La ensalibé bien y comencé a empujar el glande poco a poco hasta que entró sin dificultad. No tardé demasiado en meter media polla y comenzó a cabalgar para recibir lo que quedaba de ella. Cuando estuvo completamente dentro de su culo, Pedro metió la suya en su sexo. Al rato Rosa quedó insertada totalmente y comenzó un vaivén de movimientos. Gemía a más no poder mientras mis manos masajeaban sus suaves tetas. De repente gira su cabeza buscando mis labios para besarlos. Apenas tuvimos tiempo pues eyaculó salvajemente llenando a nuestro amigo de sus jugos quien no dudó en lamer su caliente concha hasta que quedó seca.

Para seguir con la noche propuse jugar al tren y asi, de paso, aprovechaba para que la polla de mi amigo se estrenase en mi culo. Puse a Rosa a cuatro patas en un pequeño sofá y dije a Pedro que me clavase por detrás. "¿Estás seguro? Nunca lo he hecho con un chico" Parecia algo retraído pero le expliqué que dilatando entraría sin problemas. Me dijo que le parecía sucia esa práctica y le propuse que me hiciese una lavativa y de esa forma mi recto quedaría limpio. Esa idea le gustó más y me ayudó a preparar el enema. Introdujo la boca de una pequeña botella por mi ano y descargó todo el líquido dentro. Apenas tardó en hacer efecto a si que salí corriendo al baño. Cuando quedé limpio, salgo y veo que Rosa está metiendo la botella a Pedro por el culo. Tampoco tardó demasiado en salir corriendo al sitio del que venia yo. Mientras dije a Rosa que fuese dilatando mi culo con un pepino que había en el frigo al cual metimos dentro de un condón. Cuando Pedro hizo su aparición se le veía con una cara sonriente y dijo: "Si yo te la meto a ti después me la vas a meter a mí. Quiero probar." "Por supuesto" le dije y empezamos el juego.

Puse a Rosa sentada en el sofá con sus piernas bien abiertas y meto mi polla hasta lo más hondo de su vagina. Cuando ya estuve preparado dije a Pedro que empezase a meterla poco a poco echando crema que había en la mesa para lubricar mejor. Se embadurnó la polla y , con miedo al principio, acercó su miembro a la entrada del culo. Como ya habíamos trabajado la zona no costó mucho y comencé a sentir algo caliente y gordo en mis entrañas. Yo me mantenía quieto hasta que su verga entró por completo. Al principio nos costó bastante acompasar nuestros movimientos pero cuando lo conseguimos aquello era un placer celestial. Sentir la polla dentro de mí era lo mejor que había probado nunca. Además el bombeo se hacía cada vez mas rápido y se mezcló una sensación de calor y placer que me llevó hasta límites nunca vistos. Cuando mi culo se acostumbró al gran falo de Pedro le pedí que me lo metiese de un empujón fuerte hasta el fondo. "¿No te haré daño?" pregunta. "Quiero probar que se siente" dije a la vez que un temblor recorre mi cuerpo. Noté salir totalmente su polla de mi orto y de repente estaba dentro de nuevo. Del empujón metí mi polla todo lo que daba dentro del chocho de Rosa provocándola un gemido terrible. "¡Hazlo de nuevo! ¡No pares! ¡Más, más!" dije con la voz medio apagada por el placer recibido. En cada brutal embestida mi polla se metia fuértemente en Rosa. Para hacerla callar un poco besé sus labios. Estaba recibiendo bien mi falo y llegó de nuevo a un orgasmo que me bañó por completo. Bajé hasta su coño lamiendo todos los jugos que habían salido de su interior y al poco rato mi amigo descargó toda su leche dentro de mí. ¡Qué sensación el tener ese líquido caliente dentro! Un escalofrío recorre mi cuerpo hasta que no puedo más y me corro encima de Rosa. No duda en meterse mi polla en la boca y dejarla limpia. Para recompensarla pasé mi lengua por todas las zonas que empapé con mi semen y me lo tragué todo. Me encantó el sabor de mi leche. Cuando Pedro saca la polla de mi culo todavía chorreaba semen y Rosa se encargó de limpiar tanto mi culo como la polla de él.

"Ahora me toca a mi recibir tu polla" me dice Pedro a si que en lo que me encargaba de dilatar su ano, Rosa se entretuvo en ponérmela dura de nuevo. Ya estábamos de nuevo en acción para sodomizar a mi amigo. Cuando comprobé que estaba bien dilatado empecé a meterla muy poco a poco. Los gestos de Pedro se confunden entre el dolor y el gusto. "¿Te duele?" pregunté. "Un poco pero quiero seguir" contestó a si que continué con la labor. Con prudencia metía mi polla hasta que pude tener una parte dentro. Sus sonidos me dejaban confuso. No sabía si estaba bien o sufriendo de dolor. "¿Quieres que siga?" "Si, si" dijo. No se lo volví a preguntar y continué con mi trabajo. Me costó un tiempo largo pero se la metí del todo. Sus gemidos ya eran de placer. Estaba disfrutando de una nueva experiencia. En el tiempo que trabajaba el culo de Pedro, Rosa se entretenía metiéndose el pepino y masturbándose sola. Se lo estaba pasando en grande con la verdurita. Cuando el recto de Pedro se acostumbró a mi falo procedí al mete-saca, primero a un ritmo lento que fué subiendo de intensidad hasta que le agarré de las caderas y bombeé con fuerza. De su boca salían grandes gemidos y Rosa se encargó de callarle besándole en la boca mientras le pajeaba. "¡Si!, ¡Más fuerte! ¡Fóllame duro!" gritaba mi amigo que estaba inmerso en el mejor de los placeres. Después de un intenso rato y empapados en sudor cambiamos la posición y nos tumbamos de lado en la mesa. Rosa aprovechó esa situación para hacer un 69 con Pedro. Él se encargaba de lamer su coñito mientras ella se la mamaba y metía hasta la garganta. En esa posición el roce de mi miembro con las paredes del recto nos provocaba una nueva sensación. Casi al mismo tiempo que mi amigo se corría en la boca de Rosa, yo llené su culo de leche. Permanecimos en esa situación un rato hasta que nuesta amiga se venía de nuevo debido al gran trabajo de Pedro con su lengua. Aproveché para limpiar el ano de mi amigo con lengüetazos y tragando de nuevo mi semen.

Pedro ya no podía más y se quedó sentado en el sofá mientras que Rosa y yo rematamos la noche. Encima de la mesa, colocado boca arriba y ella encima frente a mí, empieza a meterse la polla por el coño y comienza una cabalgadura intensa. Se dejaba caer fuerte para meterse todo el aparato dentro. "¡Fóllame vaquera!, ¡cabálgame duro mi yegua!" me puse a gritar entre sollozos. Ella pasaba sus manos por mi pecho acariciando suave los pezones mientras que yo agarraba sus caderas y, poco a poco, comencé a subir por su cuerpo hasta masajear sus pechos. De repente veo que se saca la polla y un gran chorro me baña de nuevo. Parte de ese líquido fue a parar a mi cara a si que aproveché y puse ese mojado coño a la altura de mi boca para saborearlo todo. La bodega quedó inundada de un fuerte olor a sudor y sexo.

Estábamos exhaustos de tanto trajín y cuando nos dimos cuenta ya estaba amaneciendo. Nos besamos los tres y a la vez aprovechamos para tocar nuestros cuerpos por última vez ese día. Nos aseamos mutuamente en el baño, volvimos a ponernos los disfraces y fuimos a desayunar a la chocolatería del barrio. Allí comentamos lo que nos pareció la experiencia y los tres decidimos repetirla el fin de semana siguiente. Pedro me dió las gracias por haber desvirgado su culo tan ricamente y que a partir de ahora lo mantendría dilatado a si que para ello se compraría un juguetito y lo usaría todos los dias. Rosa estaba impresionada por el espectáculo que provocamos con nuestros juegos y disfrutó muchísimo viéndonos. Cuando acabamos de desayunar nos despedimos hasta el fin de semana y propusimos llevar en mente nuevos juegos para practicar entre nosotros.

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