Fiesta con sorpresa
De cómo salir de fiesta para desconectar se convirtió en una gran noche
Un sábado por la noche me decidí a salir. No tenía con quien, tampoco me hacía falta. Había sido un duro día de trabajo rodeado de gente y necesitaba desconectar yo solo.
Me puse mis mejores galas porque también quería gustarme y sentirme cómodo.
Puse camino hacia la puerta del sol y desde allí iría a los garitos más cercanos.
En el primero no había mucha gente, lo que me vino bien. Me bebí una 1906 tranquilamente mientras contemplaba a las mujeres y a las parejas que había. Al acabarla fui al siguiente. Otra 1906 que me pedí y mismo entretenimiento, pero estaba vez pude contemplar a una mujer entre los 35 y 40 años con unas pechos grandes, que se podían ver casi por completo en ese escote de pico que tenía su vestido. También se podía entrever un culo redondo y firme. Vaya escándalo de mujer.
Iba acompañada del que me imaginaba que sería su marido.
El azar quiso que se colocaran al lado mío. Disimuladamente la miraba. Cómo me gustaba... pero de pronto se fueron. Me quedé un poco triste pero hubo una sorpresa, a esa mujer se le cayó la cartera.
Inmediatamente la cogí, la abrí y miré su DNI. Se llamaba Sofía. Rápidamente salí del local en búsqueda de la pareja. Los había encontrado.
R: ¡Sofía! ¡Sofía! ¡Esperar un momento! -Gritaba mientras los alcanzaba-.
S: ¿Quién eres?
R: Perdonar por pararnos así, pero estabais al lado mío en ese garito y al iris se te calló la cartera abierta por donde el DNI. -Era mentira, pero tenía que tener excusa para saber su nombre-.
S: ¡No me había dado cuenta! Muchas gracias...
C: Vaya cabeza la tuya... tienes que estar más atenta cariño...
S: Carlos cállate... vaya vergüenza...
C: Ven, te invitamos a tomar algo en agradecimiento. Somos Sofía, mi esposa, y yo Carlos.
Sabía que esta era la mía para poder ver más a esa mujer.
R: Vale, os acepto la copa. Yo soy Raúl.
Nos dirigimos a un pub con reservado y sofás, en los cuales nos sentamos mientras bebíamos unas copas y charlábamos para conocernos.
El era carretillero en una nave de snacs mientras que ella era ama de casa. Llevaban casados ya unos 20 años y tenían hijos, aunque ese fin de semana estaban con los abuelos, por lo cual habían aprovechado para salir.
Las copas se iban sucediendo una tras otra y nos levantamos a bailar junto a los sofás.
Como movia el culo Sofía... como movia las tetas... me estaba poniendo cachondo poco a poco y más cuando se juntaba a mi. Se notaba que teníamos conexión, que saltaban chispas, pues cuando podía pasaba mi mano cerca e sus pechos y pegaba mi ya erecta polla en su culo y ella no decía nada. Su marido era ajeno a todo, pues ya iba tan borracho que llegó un punto en el cual se quedaba dormido en el sofá.
R: Tu marido creo que debería ir a dormir... ¿Vivis cerca o quieres que os pida un taxi o que os lleve?
S: Si, debería subirlo... pero a ver con ll que pesa este... menos mal que vivimos tres portales adelante de aquí.
R: Bueno, pues yo cargo con el y te lo subo a casa.
S: Vale, muchas gracias
Pusimos rumbo a su casa. Estaba al lado pero al ir cargando con su marido dejándose caer se me hizo largo el paseo... Para mi suerte vivían en un tercero pero con ascensor.
Nos metimos en el y allí no pude dejar de mirar los pechos de Sofía mientras ella miraba a su marido. Llegamos y entramos en su casa.
S: La puerta del fondo a la derecha es nuestro cuarto, ¿puedes dejarlo allí en la cama?
R: Claro, pero ábreme la puerta.
Me abrió la puerta y lo tiré en un lado de la cama. Sofía y yo nos sentamos y empezamos a hablar, pero yo solo podía mirar sus tetas e imaginarme con follarla.
En un alarde de locura mientras ella me hablaba me avalancé sobre ella y la besé.
S: ¿Que haces? ¡Estoy casada y mi marido está aquí!
R: Tranquila, está borracho y dormido, no se enterará. Y no me digas que no quieres cuando no hacías más que frotar tu culo en mi polla. Mira como la tienes toda la noche.
Ella sin querer miró la zona y pudo observar el bulto que tenía. Quedó mirándolo por segundos si decir nada, así que me decidí a hablar yo y seguir hacia delante al ver que le gustaba ll que había y no me frenaba.
R: Ya que no dejas de mirarla te la enseñaré mejor para que la disfrutes más. -Dije mientras me sacaba la polla del pantalón-.
S: ¡Vaya rabo!
R: ¿Te gusta? Pues todo para ti.
Hazlo seguido agarré su cabeza y la acerqué a la polla y ella empezó a comerla como una auténtica experta.
Sin haberlo planeado me encontraba alli, con una pedazo de mujer con unas tetas enormes de pie delante de su cama mientras me la chupaba y estando su marido borracho y dormido en la cama al lado nuestro.
R: Dios que zorra, como la chupas. Tragatela enterra, joder
Estaba siendo una mamada brutal. Me comía la polla hasta el fondo y de vez en cuando me comía los huevos también mientras que ella se estaba tocando el coño.
No se cuando empezó a tocarse, pero cuando lo vi me puse más cachondo.
La levanté de la cama y la desnude rápidamente, después me desnudé yo y la tiré en la cama.
R: Ahora me toca a mi.
Me puse a comerle las tetas y poco a poc fui bajando hasta su coño. Le pasaba la lengua, se la metía, le succionaba el coño, jugaba con mis manos en sus tetas, se las agarraba y jugaba con sus pezones.
S: ¡Ven y follame ya joder!
Me agarró de la cabeza y me subió. Le metí la polla hasta el fondo y me puse a follarla duro y fuerte. La agarraba del cuello, le pegaba en las tetas o la cara, la escupía, me escupía, me arañaba la espalda, me agarraba del culo.
R: ¿Te gusta eh zorra? ¿Te gusta que te folle así al lado de tu marido?
S: ¡Dios si! Me encanta cómo me follas. Me encanta que me folles con mi marido al lado.
Seguimos follando así por un rato hasta que cambiamos de postura dejando atrás la típica postura del misionero.
R: Ponte a 4 que te voy a follar como una puta perra.
No dijo nada, simplemente de puso a cuatro mientras que abría su culo con las manos, por lo cual me puse a follarle el culo mientras la azotaba una y otra vez. Ella por su parte no dejaba de gritar y gemir. Su marido al lado ni se inmutaba gracias a la borrachera.
R: Mira al cornudo de tu marido que no se da cuenta que un extraño está follando a la puta de su mujer.
Sofía no decía nada, solamente gemía de placer.
R: Vaya puta joder... te voy a llenar la cara de mi corrida.
S: Hazlo ya que tengo el culo reventado... córrete en mi cara.
No hizo falta decir nada más. Saqué la polla y ella rápidamente se puso de rodillas frente a mi. 30 segundos de paja después me corrí en toda su cara salpicando ojos, cara, pelo... había sido una corrida exageradamente enorme.
Sofía cogió y recogió toda la corrida de la cara con los dos y se lo tragó.
R: Me ha gustado esto de follar con tu marido al lado. Tenemos que repetirlo.
S: Cuando quieras. Ya sabes dónde vivo, aún así apunta mi número y hablamos.
Nos intercambiamos números y quedamos en los siguientes días quedar los tres para tomar algo pero también ella y yo solos para repetir.
Cogí mis cosas y me fui a mi casa dejando a Carlos dormido en la cama, en la misma cama donde me follé a su mujer.