Fielmente infiel

En una oscura noche de invierno, la calidez de nuestros sentidos nos abordan en busca de sensaciones nuevas y excitantes.

Fielmente Infiel

Es una tarde de enero, fría muy fría, tras los cristales recorren húmedas antorchas de agua insinuando bellos trazos con los mas divertidos brillos y colores, una lata recorre la acera como kamicaze en busca de su rincón favorito, tan solo un humilde vendedor de rosas deambula con su chaqueta abrochada y un pequeño gorro que no resguarda mucho el frío solitario que se respira. Por lo demás la calle esta tranquila, deshumanizada, tan solo el juego de las luces de las farolas encontrándose frente al espejo húmedo del asfalto que juguetea dulcemente haciendo un poco mas especial el espectáculo de luces y colores, mientras, yo estoy dentro resguardado, fundido en mi soledad, una copa entre amigos invita a otra y otra mas, la charla amena aunque falta de sentido me hace transportarme a un rincón del local, aquel donde una acalorada pareja bailan y retuercen sus cuerpos, dando a deducir todo tipo de deseos.

Ella viste un vestido muy corto, excitantemente corto, sus piernas bronceadas, hacen que mi mirada se detenga en ellas, son realmente bellas, perfectas, esculpidas por las manos sensibles de un artista que con amor recrea y recrea todos sus inalcanzables sentimientos, mi mirada sigue subiendo, por su falda, poco a poco, su cintura, estrecha parece de avispa, sus pechos, firmes y sensuales, su cara, bien dibujada, ni exagerada, ni falta de detalles, unos labios insinuantes, perversos, llenos de fuego, capaces de aplacar hasta al mas fornido de los seres, unos ojos verdes, grandes, profundos, parecen sacados de una de esas revistas de play-boy, y una melena, larga, bronceada por el sol, espesa, pero a la vez sedosa, en definitiva una chica diez, su chico también bronceado, rubio, ojos claros, vestimenta acorde con la situación y la pareja que trae consigo, no desentonaban para nada..

Cierro los ojos, la imaginación juega conmigo, estamos desnudos, sin ningún miedo, ni pudor, por lo que los demás viesen, sus caderas se contornean poco a poco, rozando mi sexo, mientras mis manos dibujan en su figura, todo aquello que la realza, la toco, mis dedos juegan duras artimañas que hagan perder el control de su cuerpo, mis labios se acercan levemente a su cuello, siento su respiración acalorada, mientras mi suave lengua, da pequeñas pinceladas, desde su cuello al lóbulo de su oreja, sus labios me abarcan, me absorben, mi lengua se retuerce con la suya en una lucha encarnizada, donde no hay ganador, nos damos la mano, la dirigimos cada cual a la zona que mas deseamos que en ese mágico momento nos haga retorcernos de placer, mi pene sigue rozándola, cada vez mas fuerte, mas duro y dilatado, la atraigo contrayendo sus glúteos contra mi sexo, y se produce una penetración limpia, dura, enérgica, pero suave a la vez, sus movimientos se confunden con los míos, cuando yo paro, ella los inicia, suave, muy suave, haciendo círculos que abarcan todo mi ser y me hacen sentirla, húmeda, muy mojada, caliente, muy fogosa. Excitado, la atraigo hacia mí, sus cabellos los muerdo en un momento de rabia, sus pezones duros, resisten a la flexibilidad.

Abro los ojos, mis sentidos vuelven a la realidad, un breve toque en el hombro, me advierte de una presencia, le dije ¡!ah, eres tú!, (es pedro mi camarero y amigo) que me esta ofreciendo a otro rico veneno que corra por mis venas y encienda aún más mis palpitaciones. Cierro los ojos, mis sentidos vuelven a sumergirse en mis sueños, y mis manos la recorren de norte a sur, examinándola, recreándome en el tacto de una piel suave, mis pensamientos absorben tanto fuego transformándolo como sabio alquimista en energía, que a su vez la coronaba en fuertes movimientos, ella no podía más, sus brazos temblorosos sostenían frágilmente aquella columna, que a tantos otros les había servido de simple apoyo, yo quería más, lo buscaba, lo encontraba, mis dedos se encajaban en su piel como leves cráteres la oprimían, con la presión, su cabeza, sudorosa, la hacía gemir levemente, aguantándose, para no despertar mucho la atención, pero a veces esa situación era insostenible y se transformaban en gritos, sin música, pero que con el compás de nuestros cuerpos, rozaban nuestra propia locura que desinhibidamente rompíamos, para después volver a la calma, sus orgasmos llegaban y llegaban, primero, uno, el segundo se hizo esperar, el tercero llegó rápido, insosteniblemente, mientras yo daba y daba, sin recibir nada a cambio, seguía con mi funesto martirio, de martillazos rítmicos y constantes, estaba dispuesto a que aquella noche no la olvidase con facilidad, y llegué, me sentí balanceándome valientemente en una cornisa, debajo mía mientras divisaba hormiguitas que recorrían las calles llenas de luces y colores, mientras yo con mis manos en cruz sentía todas esas sensaciones, calor, frío, excitación, tras de mi, la luna me acompañaba como bello pasajero, y el viento agitaba fuerte cuando penetraba en mis poros, cortándolos como pequeñas agujas. Mire al suelo y salte, mi cuerpo flotaba y flotaba, estaba en la gloria, mi cuerpo se llenaba de eléctricas sensaciones a cual mas intensa, y al final de mi trayecto llegó la tranquilidad, mi orgasmo fue ejemplar, muy rico de sabores y sensaciones, cuando ...

Abrí los ojos, algo desconcertado mire a mi alrededor, me encontraba en mi cama, con una dulce sonrisa sellada en mis labios, a mi derecha esa chica de mis sueños tan despampanantes, que me hicieron sentir tantas cosas y tan bien, la mire con ternura, la besé en los labios, ella se estiró levemente y con una sonrisa picara me dio un sensual beso y me dijo "feliz aniversario, amor".

Autor: TheCatman