Fiel y abnegada esposa, aprende a ser infiel

Esa noche acostada al lado de su marido, pensó en la cara del nuevo amigo que conocía, se le veía lleno de inocencia, se le veía a un hombre con ganas de ser amado, se imaginó por un momento como sería estar con alguien como él.

FIEL Y ABNEGADA ESPOSA , APRENDE A SER INFIEL

Rosa, era tan temerosa como cualquier mujer al andar sola por la noche, quiere regresar temprano a su casa, sabe que ahí le esperan su hijo y su esposo Isaac. Su esposo un ex marino mercante, con el paso de los años a descuidado su aspecto físico, su modo de vestir, su modo de hablar incluso su modo de hacer el amor.

Ella acaba de cruzar la avenida Larco, avenida muy transitada y frecuentada por gente de buena posición económica. Miles de miradas se cruzan día a día entre la gente que frecuentan por estos lugares; incluso pareciese que existiese un tipo de saludo silencioso entre las personas que coinciden algunos días.

Una de las personas con quien Rosa coincide casi todos los días es un joven que al parecer a esa hora regresa a entregar algunos documentos a una empresa de correos y encargos en una empresa de correos y encargos.

Rosa al igual que todos los demás días va vestida con una falda de tubo color negra, y una blusa blanca. Esta combinación aparentemente sencilla, resalta la bella figura que regala a las miles de miradas diariamente.

Rosa es una mujer muy bella, que a sus 34 años de edad, esta en todo el esplendor de una mujer, y valla que en verdad ella es una verdadera mujer, es una HEMBRA. Por donde se le mire, derrama mucha sensualidad, su armonioso cuerpo adornado de una par de senos perfectos, unas deliciosas nalgas y unas piernas que a lo lejos transmite ese encanto de hembra que tiene.

Moisés el joven repartidor de documentos, de una agencia de correos, no es el típico conquistador que podríamos imaginar. Moisés es un joven con aspecto de intelectual, un tipo apasionado por la lectura. Resalta en su rostro sus enormes ojos, y sus cejas pobladas. Su nariz sin ser perfecta, va acorde con su rostro, tiene un rostro delgado, sus facciones hacen conjeturar que salió a la madre.

Cierto día por casualidades de la vida, se encontraron ambos personajes de esta historia. A diferencia de otros encuentros casuales, en esta oportunidad y por alguna razón que solo lo sabe el destino ambos se saludaron. Ella continuó con su camino y se detuvo en una panadería a darse un pequeño gusto con algún tipo de pastel agradable a su paladar.

Rosa estuvo sentada en una mesa grande, de repente, de algún lugar apareció Moisés y le pidió permiso para sentarse junto a ella en su misma mesa. Ella acepto del mismo modo que hubiera aceptado la solicitud de cualquier otra persona..

El silencio en la mesa fue roto repentinamente por él, preguntó en donde trabajaba que hace más de una vez la ve por estos lugares; ella respondió que era una secretaria en una empresa cercana, luego continuó el silencio. Ella al darse cuenta que su respuesta era muy corta, replicó con la misma pregunta a su interventor, este le respondió que era mensajero de una agencia de correos y envíos.

Por el dejo extraño que tenía a diferencia de los chicos de la ciudad, Rosa nuevamente preguntó de donde era él, este respondió que era de Cajamarca y hace años vive en la ciudad. Ambos se despidieron, al mismo tiempo que se preguntaron donde vivían y la respuesta fue grata para, ambos ya que vivían por la misma zona, por tanto ambos tenían que tomar el mismo camino. Él se ofreció a llevarla, ya que tenía un coche, ella rechazó la invitación en un inicio, fue después de tanta insistencia que por fin aceptó.

En el camino Moisés comentó que trabajó anteriormente en una empresa con un marino mercante, quien lo agarraba de punto toda la vida, ya que era muy tímido con las mujeres, y porque no había tenido relaciones sexuales con ninguna mujer en su vida hasta ese entonces.

Ella lleno de curiosidad al oír que trabajó con un marino mercante, le preguntó el nombre de este marino, y al momento supo que se trataba de su marido. Ella no le dijo que se trataba de su marido, más por el contrario, se calló y siguió preguntando si ese marido mercante era casado y otras informaciones, que Moisés no dudo en contarle que este marino mercante a pesar de ser casado y tener un hijo, se iba con algunos amigos a ver a chicas desnudas en un bar, se iban de putas, y se daban la gran vida, en hoteles de mala muerte junto a fulanas que hacían favores sexuales por un poco de dinero.

Al llegar a casa, se despidieron, ella no podía creer lo que se acababa de enterar de su esposo, quien por cierto hace mucho no le hacía el amor, y los pocos intentos de sexo, eran solo eso, intentos de sexo.

Ella en más de una ocasión tubo que masturbarse con tal de llegar a un orgasmo luego que su marido la follaba.

Esa noche acostada al lado de su marido, pensó en la cara del nuevo amigo que conocía, se le veía lleno de inocencia, se le veía a un hombre con ganas de ser amado, se imaginó por un momento como sería estar con alguien como él.

Los días pasaron y ella se hizo más amiga de aquel que su marido hizo su punto de burla, y a medida que lo conocía sentía que tenía algo de encanto este chico, sus ojos, sus manos, sus labios, no supo qué, pero había algo.

Uno de esos días, en que ella, andaba muy ardiente, al llegar a casa se dio un baño, y al acostar al pequeño de la casa, se fue a su recamara a ponerse algo ligero y seductor para su hombre, para su marido, este demoró en entrar a la recamara, y cuando lo hizo, se acostó y casi se queda dormido, de no ser por las caricias que ella le empezó a brindar para seducirlo, cogió su flácido pene, y lo trato de levantar, pero este no respondía, de repente ella acaricio su pecho su cuerpo de su hombre y este no respondía.

Finalmente por quedar bien ante su hembra, se arrodilló en la cama y se dirigió a su vagina, y empezó hacerle sexo oral, pero eso no era lo que ella quería, ella quería verga, y la lengua de su marido no era eso.

Luego se colocó en posición como para penetrarla, pero su miembro estaba tan flácido que no entraba, ella se dio cuenta y no insistió más, el siguió manoseándola, tocándola pero nada que le satisfaga, incluso le dijo un par de cosas sucias, como "uyyy mi hembra esta arrechita,,,, quiere su pinga verdad?,, quieres tu pinga no amor??,", ella respondía con un sí pero por seguirle la corriente.

Finalmente se quedó dormido el marido, ella se levantó se dirigió al baño, y buscó algo que meterse a esa deliciosa panocha deseosa de un falo, de una pinga, pudo meterse un pequeño desodorante por ahí, se complació de acuerdo a como pudo, pero no más que el placer de un pene de carne y nervios.

A la mañana siguiente cuando estaba en la estación de buses, pasó con su auto Moisés, la invitó a subirse ya que estaba en ruta para el trabajo, ella acepto. Aquella mañana ella se había dado un baño muy temprano, se había puesto unas pántis de ligas, que le llegaban sobre la rodilla y una truza de encaje muy pequeño tipo tanga.

Conversaron un poco, pero ella no dejo de fijarse que Moisés estaba excitado y que tenía un tremendo bulto en medio de las piernas, este manejo sin percatarse de la mirada de Rosa, al llegar al paradero se despidieron, y quedaron en encontrarse a la salida para platicar.

Esa misma tarde, recibió una llamada de su esposo diciéndole que tendría que viajar urgente ya que el trabajo lo mandaba fuera de la ciudad por tres días. Como no habría quien recoja al pequeño de la casa, pidió a su madre que se quede con el hasta la tarde, hora en la que pasaría a recogerlo. A la salida se encontró ella con Moisés, durante el camino conversaron, y le pidió que pasen por la casa de su madre ya que recogerían a su hijo, el sin problema alguno lo acepto y fueron.

Al llegar a casa invitó a pasar a Moisés, antes, durante el camino, se ganó un poco la amistad de Junior el pequeño de la casa, Rosa le pidió que espere un rato, ya que tendría que alistar al pequeño para que se acueste, el esperó viendo televisión.

Durante la espera, se percató de algo; que al lado del televisor estaba la foto del marino mercante que durante tanto tiempo hizo su vida miserable. Luego de un rato salio Rosa y le dijo bueno esta es mi casa, y él es mi pequeño hijo. Moisés la miró un rato, quiso decirle que ya sabía que era esposa del marino mercante que tanto odia, pero se aguantó por algún motivo, durante la platica, no dejaba de mirarla ya que en más de una ocasión el marino contaba a Moisés la forma en que cogía a su mujer, y eso con el fin de hacerlo sentir mal, al recordar sus palabras no podía evitar excitarse viendo que la mujer de sus pajas estaba al frente suyo.

Rosa le ofreció un trago, luego otro y otro, hasta que por fin ambos se soltaron, el se sentó más cerca, y más cerca, y cada vez que se aproximaba a ella, se acordaba de la forma como su marido la empezaba a seducir para excitarla y hacer de ella una verdadera perra como le dijo en más de una oportunidad.

Ella se dio cuenta que Moisés, estaba muy seductor, y ella no lo detenía, alentaba su conducta, fue ahí que el metió mano bajo de su falda ella no dijo nada, y de un moviendo raudo, le abrió la blusa y saco afuera esas enormes tetas, se las chupo bruscamente, ella se quedó sin palabras, el siguió chupándoselo como si supiese que ese es su punto débil, siguió y su mano cobraba vida en medio de sus piernas. Puso a un costado su ropa interior de Rosa, y empezó a sentir lo mojada que estaba, era exactamente como le había contado el marido, se excitaba con cada moviendo que este hacía, no dejaba de pensar en que se volvería una perra si lograba chuparle el ano.

Con su mano entre sus piernas, empezó a jugar con sus labios vaginales, como un verdadero experto, metió uno de sus dedos dentro de su vagina, y sentía la humedad de su hembra. Estaba completamente entregada a las jugadas de Moisés, no era ella, no respondía a su mente, su cuerpo tenía todo el control, se sentía tan puta, como para dejar que le haga todo en medio de su sala.

Continuo succionando sus pezones, y luego le dio un beso de lengua en la boca, la volvió loca con ese beso, y con sus manos levanto su falda hasta la cintura, dejando ver sus piernas cubiertas por esas medias de ligas, y su sexo con esa truza puesta a un lado dejando ver su vagina rasurada. Como estaban en el sillón, nuevamente tras un moviendo brusco, la puso boca abajo, saco la prenda como pudo, dejó sus nalgas a la vista y le dio un reverendo beso, paso su lengua por cada una de sus nalgas, ella enloquecía, era exactamente como su marido la emputecía las veces que se la cogía cuando era aún un marino mercante.

En eso sintió la lengua de Moisés a la entrada de su ano, no pudo más y gimió y dejo salir a la verdadera puta que tenía dentro.

Métemela papi, quiero sentir tu lengua dentro de mi ano, hazlo amor, soy tu perra, soy tu puta, quiero sentir tu lengua en mi ano.

Mmm te gusta,

Si mi amor, me gusta, me emputece, mmm así me quieres,,, mm así como una putita, dime papi,, dime.

Ella estaba transformada, cogió ella misma sus nalgas se las separó y Moisés introdujo su lengua en su ano, era una verdadera puta luego de eso.

Luego de un largo lengüeteo recordó que a ella le gustaba empezar por el ano, disfrutaba más el sexo duro que el sexo normal. Así que Moisés, agarró su pene y se lo puso a la entrada, ella gemía de placer de solo imaginar como sería cogida. El pene de Moisés no era pequeño, era considerable, empujo y ella jadeaba de placer, empujo más y ella gozaba, metió todo y ella sentía el placer más rico en medio de sus nalgas, se acomodó Moisés y empezó a cogerla a meterla, a tirársela a la mujer que tantas veces deseo en sus fantasías, ya que el marino mercante la describía tal cual, en verdad era una puta luego que se le comía el ano.

De esa posición sobaba sus senos, su lengua se perdía dentro de la boca de Rosa, se la tiraba a su más grato gusto, le perforaba el ano, la gozaba, y ella se entregaba, era una escena muy morbosa, ella con las nalgas que tenía absorbía practicante todo su pene. En eso cuando sintió que estaba por correrce, sacó su pene del ano de Rosa y lo dirigió a su rostro, ella abrió la boca y este terminó en la cara, el semen empezó a chorrear de su nariz asía su boca, ella sacó la lengua y se la tomo lo poco que pudo probar. Saboreó aquel semen saliente. Rosa sonrió y lo jaló para su lado, él se recostó y ella le dijo, esto es el inicio de las cosas que no has tenido durante muchos años, ahora tienes en mí, a tu perra.