Fidel 2: Una cuarentona y dos pollas

Ramón convence a su compañero de universidad para follarse juntos a una antigua profesora de 48 años

Raquel respondió al telefonillo de su piso en el centro y sintió una leve decepción. En la pequeña pantalla solo veía a Ramón, su antiguo alumno del instituto, claramente nervioso moviéndose de un lado a otro. No le extrañaba. Ramón no había cumplido lo que había prometido. Descolgó el telefonillo.

  • Hola, guapo. ¿No ibas a traer compañía hoy?
  • Estoooo, se lo está pensando todavía. Seguro que le convenzo para la próxima.- respondió por el interfono Ramón.

Raquel sonrió. Era una profesora de instituto de 48 años divorciada desde hacía tres años. Hace unos meses había coincidido con Ramón cuando este había ido al instituto a recoger su diploma. Raquel descubrió interesada que ya tenía 18 años. En su época de instituto había visto como Ramón salía con varias de sus compañeras de clase y siempre se había sentido atraída por el musculoso joven. Pero una relación con un menor y estudiante era totalmente tabú. Ya mayor de edad y con el apetito sexual de ella disparado tras su separación, había sido cuestión de invitarle a su casa y seducirle.

Raquel era muy atractiva, quizás un poco más entrada en carnes de lo que le gustaría pero con una figura voluptuosa con forma de reloj de arena con un busto y un trasero generoso. Una auténtica curvy y con una cara muy atractiva. Desde que su marido le dejó había descubierto que sus barreras sexuales se habían derribado y había experimentado con varias parejas y tríos. Ramón pensaba que era un chico con experiencia pero nada le había preparado para la madura cachonda.

Una noche, Ramón le había confesado las noches de masturbación con su nuevo amigo Fidel y el tórrido encuentro que habían tenido con una compañera transexual de universidad. Desde entonces ella no había parado de pensar en hacer un trío con los dos amigos y probar sus límites. Pero al parecer el amigo era tímido.

Raquel abrió la puerta a Ramón. Este la miró embobado. Sus curvas se apretaban en unas mallas de licra y una camiseta ajustada de deporte. Sin decir una palabra, le cogió de la mano y le llevó al dormitorio. Una vez allí lo situó frente a la cama y se pegó a él.

  • ¿Sabes lo decepcionante que es estar esperando todo el día dos pollas duras y acabar con solo una?- Le susurró mientras desabrochaba y le quitaba el cinturón de sus vaqueros y le lamía el cuello.
  • Lo siento, Raquel, en serio… No se atreve... Sé que puedo convencerle.
  • Inclínate y cógete los tobillos.- Le ordenó mientras Ramón se doblaba por la mitad.- Me creo que lo estás intentando y estoy demasiado cachonda para cabrearme mucho contigo. Pero será mejor que cumplas. Si no, no vuelvas por aquí. ¿Lo entiendes?
  • Sí, señora, lo entiendo.-Respondió Ramón a la vez que con un fuerte chasquido su cinturón aterrizaba en su culo.

Raquel siguió azotándole. El ruido era más grande que el daño que los golpes provocaba a Ramón a través de sus vaqueros. Pero reforzaba el juego de semidominación.

  • Tendría que mandarte a casa para que te hicieras una paja pero tengo ganas de un buen polvo.-Dijo muy seria Raquel.- Desnúdate y más te vale que ya estés totalmente empalmado para que vea las ganas que tienes de complacerme.

Ramón simplemente sonrió y empezó a quitarse la ropa. Exhibió su cuerpo con músculos y totalmente depilado. Su enorme erección de 17 centímetros apuntaba a Raquel y ya goteaba con líquido preseminal. Raquel se desprendió lentamente de sus prendas y se giró para agitar su hermoso trasero y bajarse el culotte de algodón. Ramón se estremeció. Como profesora, Raquel era la fantasía pajillera de toda su clase. No le importaba la edad, parecía que tenía 15 años menos. El cuidado triángulo de vello púbico sobre un coño totalmente depilado por lo demás igualaba el tono de su media melena cobriza.

  • Tengo prisa, así que tendrá que ser uno rápido. Y prefiero guardar mis energías para cuando tenga dos pollas para jugar.- Dijo Raquel con un evidente tono de enfado.- Ahora ven aquí y cómeme el coño.

Raquel se sentó en el borde de la cama y abrió ampliamente sus piernas. Ramón pudo apreciar la humedad que ya rezumaba por su labia. Ramón se agachó en sus manos y rodillas y se arrastró hacia ella, con el hambre y la lujuria marcados en el rostro. La madura agarró la despeinada mata de pelo del joven y empujó su cara hacia su raja.

  • Oooohhhh, síiiiiiii.- Exclamó con placer Raquel.- ¿Has enseñado ya esas putitas de la universidad lo que has aprendido de comer sus coñitos?

Ramón se separó lo justo como para poder responder.

  • Sí señora, consigo que se corran solo con mi boca.
  • Mmmmmm, adoro a un buen estudiante.- Gimió Raquel con una respiración entrecortada.- Espero que tu amigo aprenda tan rápido.

Ramón estuvo al menos diez minutos lamiendo las intimidades de Raquel, que encandenó un rápido orgasmo, antes de que ella le empujara y se levantara de la cama. El joven le agarró con firmeza del culo y ella rodeó su cuello con los brazos con su pierna derecha alrededor de la cintura, atrapándole en un abrazo los dos de pie. Compartieron un beso con mucha lengua y saliva, nada romántico, solo deseo carnal. Raquel movió su cadera mientras Ramón la sujetaba con fuerza. Retrasando su propia cintura, el ansioso rabo de Ramón encontró su objetivo y se deslizó con facilidad en el húmedo coño. Los dos empezaron a follarse el uno al otro, de pie, llenando la habitación con el sonido del sexo y de sus pesadas respiraciones.

  • Sí, sí, cariño, dame más fuerte, hijo de puta.- A Raquel le excitaba decir obscenidades.- Rómpeme el coño cabrón… reviéntame.

Ramón simplemente gruñía con cada empellón y ganaba confianza en sí mismo. Caminando hacia la cama, salió de dentro de Raquel y la empujó sobre la cama. Arrodillándose en el colchón, Ramón no dijo nada y puso a Raquel a cuatro patas y la montó a lo perrito por detrás. Sus tetas se bamboleaban cada vez que su polla entraba en su rezumante raja. Emitió un largo suspiro cuando su joven amante alcanzó con su mano bajo su cintura y jugueteó con su clítoris mientras empujaba cada vez más rápido.

  • Jooodderrrrr- Gritó Raquel cuando el segundo orgasmo del día recorrió su cuerpo.
  • Unnggg  aahhhhh.- Le siguió Ramón unos minutos después. Con los dientes apretados, se agarró de su culo redondo en forma de corazón y mantuvo su polla entera en su interior mientras se corría abundantemente.

Permanecieron unidos unos momentos más, recuperando el aliento, antes que el miembro de Ramón, ya flácido, resbalara del usado coño. Inmediatamente, la madura seductora se giró y limpió la polla de Ramón, lamiendo los restos de semén y sus propios fluidos.

  • Bueno, no hay nada malo con un polvete rápido de vez en cuando.- Se rió Raquel mientras le daba unos cachetes a Ramón en el culo.- Ahora vístete y recuerda que no volverá a pasar si no traes a tu maravilloso amigo contigo.
  • Sí señora, estará aquí aunque  tenga que traerle agarrado de los huevos.- Sonreía Ramón mientras se ponía los pantalones.
  • Mmmm, eso sería divertido.- Raquel le dio un rápido beso.- Ahora lárgate.

  • Tío, te lo juro. No te vas a arrepentir.- Dijo Ramón nerviosamente mirando el reloj. Estaba muy excitado pensando en la tarde que les esperaba. Era verdad que le había costado convencer a Fidel y este aún no había dicho que sí.-Pero date prisa que no le gusta la impuntualidad.

Los dos amigos se masturbaban juntos habitualmente en casa de Ramón. Fidel que vivía en un colegio mayor no tenía las oportunidades. Pero siempre cada uno con su herramienta. Los dos encontraban excitante la experiencia. Una noche habían incluso compartido a una amiga transexual, pero Fidel no había vuelto a hablar de aquella noche aunque si había inciado una amistad con Elisa. Ramón sospechaba que a Fidel no le importaría hacer algo más con ella, pero sus prejuicios de pueblo aún lo frenaban. Ahora tenían la oportunidad de follarse juntos a una madura impresionante, una fantasía de Ramón que nunca había podido cumplir del todo.

Fidel siguió a su amigo hasta la casa de la profesora que le tenía obsesionado. No estaba dispuesto a tirarse a una vieja, por muy guarra que fuera. Solo había accedido a ir para que Ramón le dejara en paz. Lo justo para tomarse algo y salir escopetado.

Los dos llegaron al portal y subieron al ascensor. Fidel no paraba de decirle que saludaría y si no estaba a gusto se iría pronto. Sus excusas volaron de su cabeza nada más abrir la puerta. Raquel sabía que tendría que seducir al amigo. Les recibió vestida con una blusa de seda transparente solo a medio abrochar. Debajo un sensual sujetador de encaje negro encerraba sus enormes tetas y la camisa solo llegaba hasta su cintura en el que un tanga también de encaje negro prometía maravillas. Fidel se sorprendió pensando que Raquel era muy guapa, con una media melena rojiza y una cara donde si bien se adivinaban ya algunas arrugas mantenía un atractivo de una mujer mucho más joven. Comprendió enseguida, viendo las curvas abundantes y sensuales, por qué Ramón estaba obsesionado con esta “vieja”.

  • Uhhhmmm, dos jóvenes llenos de hormonas llamando a mi puerta. No me imagino una mejor forma de pasar mi tarde.- Exclamó Raquel con una sonrisa.- Por favor, caballeros, pasen a la fiesta.

Cerró la puerta y después apretándose entre los dos, rodeó con un brazo a cada uno por la cintura y los condujo hasta el dormitorio. No iba a dejar que Fidel se lo pensase mucho. Este aún estaba asombrado por la sexual apariencia de Raquel cuando ella hizo que Ramón se sentase en la silla del dormitorio y Fidel en la cama. Los ojos de Fidel no se separaban de sus enormes tetas y su fantástico culo. Todas sus dudas se disipaban a medida que crecía su polla.

  • Tengo entendido que no estás convencido todavía de que nos lo pasemos bien juntos. - Dijo Raquel de pie entre los dos girándose para mirar a uno y otro.
  • Uhhmmm, sí, señora.- Balbució Fidel, tratando de no mirar directamente a sus tetas.- No sé si estaría del todo a gusto.

Ramón gruñó y se revolvió nervioso en la silla. Sabía que tenía que permanecer callado pero esperaba realmente que su amigo no le jodiera la relación con esta diosa.

  • Bueno, sé que puede asustar al principio. Pero quizás pueda convencerte.- Raquel empezó a utilizar su voz más sensual y mirando directamente a los ojos a Fidel se quitó la blusa y después el sujetador para dejarlos caer al suelo a sus pies. Como si no estuviera semidesnuda delante de dos adolescentes cachondos se sentó en la cama al lado de Fidel. Ramón podía ver claramente como los pezones de Raquel estaban completamente duros y el sudor que había aparecido en la frente de su amigo que miraba a todas partes menos a Raquel.
  • Ramón me ha dicho que eres un gran tipo y que tenéis mucha, mucha confianza. Debéis ser grandes amigos.- Susurró Raquel mientras su mano acariciaba el muslo de Fidel.- Por eso pensó en ti nada más oír mi petición. Además dice que estás muy bien dotado. ¿Le vas a dejar solo?
  • Es que… no estoy seguro…- Las manos de Fidel empezaron a temblar y su polla se levantó aún más dentro de sus pantalones al mirar directamente las enormes tetas de Raquel y sus invitadores pezones. Mirando de reojo a Ramón, vio un revelador bulto en su entrepierna.
  • Adelante… Tócame las tetas… Me encantan cuando me las tocan….- Dijo Raquel cogiéndole una mano y colocándola sobre su busto.- ¿No te gusta pasarlo bien?
  • Bueno, sí claro.- Respondió Fidel dando un suave apretón a uno de sus pechos.- No estoy tan seguro de hacerlo en grupo.
  • Ohhh, creo que eso no es verdad del todo. ¿O es que solo te gusta hacerlo con quién tiene polla?

Fidel miró acusadoramente a su amigo. No podía creer que Ramón fuera por ahí contando aquella noche con Elisa. No creía ser gay y aquella noche se le había ido el asunto de las manos. Ramón le devolvió la mirada pero no dijo nada. Solo podía pensar en chupar aquellas maravillosas tetas pero sabía que Raquel tenía el control. Sus artes de seducción era lo único que impedía que Fidel saliese corriendo. Ramón era abierto de mente y buscaba en Fidel una actitud similar para pasarlo bien.

-  Ramón, dime, ¿cuántas veces has visto la polla empalmada de tu amigo?.- Dijo Raquel mientras mordisqueaba el lóbulo de la oreja de Fidel.

  • Uhhhmmm,, unas cuantas..- Tartamudeó Ramón cuando la pregunta le cogió por sorpresa.

  • Fidel.. dime la verdad.- Siseó Raquel antes de pasarle la lengua por el cuello.- ¿Os masturbais juntos? ¿Le has visto correrse?

  • Bueno, sí, como dice Ramón, unas cuantas veces.-La respiración de Fidel se había vuelto entrecortada y su erección creció aún más.

Raquel estaba segura de que tenía a los dos jóvenes donde quería. Solo era cuestión de relajarlos y que creciera aún más su confianza en sobrepasar los límites.

  • Me parece que sois muy amigos. Lo que yo quiero es algo especial entre nosotros.- Agarrando a Fidel de la mano hizo que se levantara de la cama y se quedara de pie junto al borde.- Ponte de pie, Ramón, pero quedate ahí.- Raquel se giró y aplastó su espalda contra el pecho de Fidel.- Uhhmm, me encanta estar en los brazos de un hombre fuerte. Fidel, cariño, juega con mis tetas, pellizcame los pezones… pero sigue mirando a Ramón.

Fidel pensó que era una petición muy extraña, pero nada era normal aquella tarde de todas maneras. Tampoco ayudaba que ella estuviese frotando su culo contra su polla totalmente dura.

  • ¿Te está mirando tu amigo como le he pedido?- Preguntó Raquel mientras se humedecía los labios.

Ramón lanzó una risa nerviosa.

  • Sí, sí está mirando.
  • Desnúdate para mí, despacito. Enséñale a tu amigo como te gusta tu cuerpo.

De repente, Ramón sintió una punzada de incomodidad incluso aunque era un participante activo en todo el juego. Sabiendo lo que se avecinaba no se había puesto mucha ropa. Se quitó la camiseta y se demoró con el cinturón de sus vaqueros, notando que las manos de Raquel hacían lo mismo con el cinturón de Fidel, sus manos vueltas a la espalda. Los pantalones de Ramón cayeron al suelo y casi al mismo tiempo lo hicieron los de Fidel. Ramón se inclinó para quitarse los boxers y los calcetines y apartar la ropa a un lado. Cuando se incorporó estaba totalmente desnudo, su polla enhiesta hacia el techo.

  • Eso es lo que yo llamo un joven semental.- Gruñó Raquel en apreciación.- Acariciame el coño, Fidel. Mira lo mojada que me ha puesto tu amigo.

La mano de Fidel temblaba mientras bajaba por la piel de Raquel desde su pecho hasta dentro del tanga de encaje negro. Raquel tiró de los pequeños lazos que lo sujetaban a ambos lados de su cintura y la pequeña prenda cayó al suelo. Fidel pasó dos dedos por la humedad palpitante. Raquel se retorció contra su cuerpo mirando como Ramón frotaba despacio su polla.

Girándose para encarar a Fidel, quería apreciar más de lo que Ramón había atraído a sus redes.

  • Quítate la camiseta.- Ordenó bruscamente.

Fidel obedeció rápidamente. Fidel también se depilaba como Ramón y Raquel vio los abdominales marcados que indicaban el camino hasta sus calzoncillos. Fidel gimió cuando ella mordió uno de sus pezones y recorrió su torso con su lengua, finalmente arrodillándose frente a él. Viendo el tamaño de la carpa de circo enfrente de ella, supo que Ramón no había mentido. Tironeando del borde de su ropa interior, se los bajó rápidamente. La polla de Fidel le golpeó en la mejilla al liberarse de la prisión de tela. Raquel admiró aquel monstruo de carne. 20 gruesos centímetros con una ligera curva hacia arriba, circuncidada con una apetecible cabeza y un par de bolas pegadas a la base.

  • ¿Quieres que te chupe la polla Fidel?¿Soportaras que tu amigo nos mire?.- Dijo Raquel mientras se la meneaba y jugaba con sus huevos.- Si me dices que sí, accedes a jugar como yo quiera.
  • Sí, joder, sí, chupamela por favor.- Dijo Fidel, sobrepasado por la lujuria.- Ni una palabra de esto, ¿me oyes tío?
  • No, coño. Será nuestro secreto.- Replicó Ramón mientras veía como Raquel engullía casi entera el impresionante miembro de su amigo.

Fidel levantó la vista al techo cuando Raquel comenzó a chuparle expertamente. Solo Elisa, su compañera transexual, le había hecho una mamada y no podía creerse cuanto placer se obtenía. Sin pensarlo, agarró la parte de atrás de Raquel y ella clavó las uñas en sus nalgas para mantenerle cerca.

Raquel disfrutó la calidez de la polla de Fidel en su boca y en su garganta. Sabía que por su juventud, Fidel podía correrse muy rápido así que lo dejó cocerse a fuego lento. Sabiendo justo cuando bajar el ritmo para mantener el placer constante en su entrepierna. Mirando de reojo hizo señas a Ramón para que se acercase .Cuando estuvo a su alcance, le agarró de su pene y tiró de él hacia su amigo, dejándolos a escasos centímetros uno del otro.

Fidel bajó la vista cuando notó que Raqueal soltaba su miembro, ahora totalmente cubierto de saliva. No se había dado cuenta que Ramón estaba a su lado y observó como la madura devoraba ahora el miembro de su amigo.

  • Uhhhmm, deliciosas.- Se rió Raquel, sentándose en sus talones y bombeando los dos rabos empadados en su saliva.- Ahora no os asustéis. No quiero que arruineis mi aperitivo. Fidel pasa tu brazo por la espalda de Ramón y apoya tu mano en su hombro.- Cuando FIdel obedeció un poco reticente, ella le dio un rápido beso en el glande.- Ramón, tú pon tu brazo en su cintura.

Raquel estaba encantada consigo misma al mirar hacia arriba y ver que estaban alcanzando el nivel de confianza que necesitaba para sus juegos.

  • Mira tú. No ha pasado nada porque estéis el uno junto al otro. Espero que esto no sea sorpresa entonces.- Dijo la seductora con una sonrisa traviesa.

Los dos jóvenes se sobresaltaron cuando Raquel juntó las cabezas de sus miembros y rápidamente se las metió a la vez en la boca.

  • Joder.- Fidel se sorprendió e involuntariamente apretó el hombro de Ramón para no caerse. Nunca había rozado con otro hombre. El calor de las dos astas presionadas juntas se sentía extraño mientras Raquel las frotaba y chupaba los glandes inflamados.

Ramón, de espíritu más aventurero, estaba más intrigado que asustado. El ya había hecho pajas a otros amigos, incluso a su amiga transexual a quien se habáía follado. Pero se encontró fascinado por las sensaciones de frotarse contra otro miembro mientras buscaba el alivio en la boca de Raquel. Decidido a probar las aguas un poco más allá, dejó que su mano se deslizara despacio desde la cintura hasta el musculoso culo de su amigo. Fidel pareció no darse cuenta.

Raquel sabía que esta nueva experiencia pronto llevaría a los chicos hasta el climax. Apretó su boca totalmente distendida y los chupó más fuerte.

  • Dejadme probarla. Dadme vuestra leche.- Dijo retirándose un momento para volver meterse los trozos de carne en la boca.

Fidel fue el primero en correrse con una amplia descarga que llenó la boca de Raquel y pringó el miembro de Ramón. Los gemidos de Fidel llenaron la habitación mientras sus huevos se vaciaban y sentía la mano de Ramón apretarle el culo.

  • Joooodderrrr.- Exclamó Ramón, soltando su leche segundos después. Había esperado aguantar un poco más pero al sensación de la caliente semilla de otro tío resbalando por sus pelotas fue más de lo que pudo aguantar.

Ambos jóvenes trataban de recuperar el aliento cuando Raquel ansiosa limpió sus semiflácidos miembros. Se levantó rápidamente, aprovechando su complacida confusión, y los besó a ambos con su lengua y sus labios aún cubiertos de semén. Ramón parecía un poco confundido pero Fidel parecía a punto de vomitar.

  • Tranquilo, guapo.- Dijo Raquel viendo su cara de confusión.- Tan solo deja que baje por tu garganta. Yo lo hago todo el tiempo y con un poco de suerte lo harán tus futuras novias- Le calmó a la vez que le acariciaba la frente y le limpiaba los restos de los labios.- Si son tan guarras como yo, les encantara compartir.

Una vez pasado el shock inicial, Fidel se recompuso. Animado por Raquel, se sorprendió pensando que ni el sabor ni la textura estaba tan mal. Incluso se sintió tonto pensando por pensar que no podía aguantarlo cuando le ponía mucho pensar que una chica se lo tragase.

  • Tomaos un respiro.-Les dijo Raquel y les empujó para que cayeran sobre la cama. Ella se tendió entre ellos.- Como soy una envidiosa, creo que quiero que me devolváis el favor. Fidel, cielo, alguna vez te has comido un coño.
  • Bueno, no, nunca…- La falta de confianza se reflejaba en la voz de Fidel.
  • Sientate y juega con mis tetas. Y fijate como Ramón lo hace con mi clítoris.-exclamó Raquel y con la mano guió la cabeza de su amigo entre sus piernas.

Su cuerpo se retorció cuando Ramón puso en prácticas las lecciones de sesiones anteriores. Con su lengua penetrando su húmedo interior y su nariz rozando su botón del placer, la excitación de Raquel crecía por momentos. Fidel hacía lo que podía por permanecer atento y chupar y morder los duros pezones de Raquel a la vez.

  • Cámbiate con tu amigo. Enséñame lo que has aprendido, cariño.- ordenó la madura entre jadeos.- Meteme un dedo.

Aunque para Fidel era la primera vez, estaba ansioso por complacer a este demonio del sexo. Su aroma era caliente y dulce. Abrió sus labios inferiores y enterró su lengua en los cálidos pliegues del interior. Con Ramón susurrándole consejos al oído, empleó su pulgar para rozar su clítoris. Era la sesión de aprendizaje más extraña que había tenido en su vida, pero los flujos que inundaban sus papilas gustativas y el evidente deleite de Raquel lo mantuvieron centrado.

  • OOooohhhhh. Incorporaos. Dadme esas pollas enormes.- Exigió Raquel.

Con los dos de rodillas a cada lado de su cabeza, Raquel se alternó en chupar sus revividos miembros mientras ellos se turnaban en follar con sus dedos su coño empapado. Se sentía sobrepasada por conseguir lo que había buscado tanto tiempo y quería que durase para siempre. Pero era consciente que necesitaría una buena cogida en breve. Tocaba forzar los límites de los chicos un poco más allá.

  • Joderrrr, necesito que me folléis.- Dijo aplastando su entrepierna contra la mano de Ramón.- Pero os necesito a los dos centrados en un buen polvo. Sin tonterías ni vergüenzas. Fidel… tócale la polla a Ramón.
  • ¿Cómo?... ¿por qué?.- balbució Fidel, pillado con la guardia baja.

Raquel tenía los ojos cerrados para disfrutar del dedo, más bien mano, que le estaba haciendo Ramón. Respirando profundamente, miró directamente a la cara confundida de Fidel.

  • ¿Has visto esas pelis porno donde dos chicos se follan a una tía y casi ni se tocan entre ellos?..- Pasaron unos segundos, pero finalmente Fidel asintió. En realidad eran algunas de sus escena favoritas que veía con Ramón.- Siento decirte que es una tontería, cariño. Totalmente preparado para gilipollas. Permite a homofóbicos ver más de una polla sin sentirse culpables. El sexo es diversión pero es guarro. Y requiere estar cómodo con quien lo hagas, sea hombre o mujer.
  • Oh venga tío.- Dijo Ramón cogiendo la mano de Fidel y llevándola hasta su polla a media asta.- Acabamos de corrernos uno encima del otro. No creo que pase nada por menearsela el uno al otro.

Raquel se rió tontamente. Rodeó con su mano la de Fidel para obligarle a sentir como el rabo de su amigo se endurecía entre sus dedos. Fidel parecía a punto de protestar más pero Raquel tiró de su cabeza hasta la suya y le dio un baboso beso con mucha lengua.

  • Siempre puedes decir que no.- Le susurró insinuante Raquel al oído.- Pero entonces no podrás hacer nada más conmigo. Y no te estoy pidiendo nada totalmente gay… A menos que quieras… Eso sería muy caliente… Realmente soy una puta egoísta. Y todo esto solo es por mi placer. Quiero que te relajes, te diviertas y no preocuparte por estupideces.- Siguió mientras guiaba su mano en una lenta paja a su amigo.

El cerebro de Fidel estaba totalmente obnubilado por el deseo. Sabía que Ramón era un amigo y estaba abierto a un mundo de posibilidades. El tabú de la situación le tenía totalmente intrigado y má duro que lo que había estado nunca con su novia del pueblo.

  • Fóllame, Fidel. Te quiero dentro de mí.- Ordenó abruptamente Raque mientras se ponía a cuatro patas en la cama y colocaba a Ramón frente a ella.

Fidel se pudo lentamente detrás de ella, arrodillándose en el colchón y mirando el abundante culo en forma de corazón y su brillante coño. Su concentración solo se rompió cuando oyó gemir a Ramón al empezar Raquel una nueva felación. La polla de Fidel ya goteaba cuando la introdujo dentro de esa maravilla. La humedad de Raquel parecía atraerle como un imán, vibrando y contrayéndose de maneras que nunca habría soñado. Como ya se había corrido una vez, su aguante era mejor del esperado y Fidel disfrutó de cada empellón dentro de la cavidad mágica de esa milf.

  • Mmmmm, siiii, cariño!!! ¡Qué bien me follas!!!- Chilló Raquel mientras sus tetas bailaban con los empujones de Fidel por detrás.- Juega con mi clítoris, siiii, que bien se siente…

Fidel iba a alargar el brazo para obedecer a Raquel cuando se dio cuenta que no le estaba hablando a él. Movimientos en la cama le obligaron a sujetarse de las caderas de Raquel. Ramón se deslizaba por debajo del cuerpo de su anfitriona. Fidel permaneció quieto, con su polla enterrada dentro de Raquel, hasta que los botes en el colchón pararon. Solo podía ver las piernas de su amigo cuando Raquel bajó la cabeza para comerse otra vez la polla de Ramón. Fidel entonces vio como unas manos aparecían por encima del trasero de Raquel y notó como algo que solo podía ser la frente de Ramón presionaba sus huevos. Raquel se volvió loca en ese momento, gritando a todo pulmón. Sus paredes vaginales apretadas alrededor de la enorme polla de Fidel y con la lengua de Ramón lamiéndole el clítoris.

Ramón no sabía si esto supondría la gota que colmase el vaso para la inseguridad de Fidel. Sabía que él era un poco raro , dispuesto a probar casi todo aquello que no le matase y quería que Fidel le acompañase. Pero no quería asustar al que se estaba convirtiendo en su mejor amigo. Pero la lujuria también había podido con él.

Fidel no sabía qué hacer. Su polla ansiaba liberación y se ponía aún más dura con el ocasional roce de la nariz de su amigo contra la parte inferior de su mástil. Su instinto animal al final pudo con su sentimientos encontrados y retomó un ritmo constante dentro y fuera del resbaladizo túnel de Raquel.

Aunque Ramón quería seguir dando placer a su anfitriona, su cuello comenzó a dolerle así que apoyó la cabeza en el colchón. Se quedó hipnotizado. Lo había visto cientos de veces en películas porno pero ver en directo como una enorme polla dilataba un hermoso coño era increíble. La combinación de las vistas, olores y sonidos lo convertía en una de las vivencias más eróticas de su corta vida. Miró fascinado como las venas de la herramienta de su amigo aparecían al retirarse de la raja mojada. Solo pasó un segundo antes de que el impresionante trozo de carne, cubierto de brillantes fluidos, volviera a invadirla.

  • Joder, ¡qué bueno! Qué bien lo hacéis.- Gimió Raquel mientras se humedecía un dedo en la boca y se lo metía a Ramón por el culo.- Fóllame, más fuerte, estoy tan cerca.

Fidel no necesitaba que le dijeran que Raquel se corría. Las contracciones de su vágina lanzaban oleadas de placer desde su polla dura como una piedra. Gruñendo con empellones cada vez más fuertes, ni siquiera le importaba que Ramón, que había vuelto a su 69 con Raquel, ya no intentase evitar su polla mientras lamía ese coñito. Fidel rugió y apretó su pelvis contra el culo de Raquel y expulsó varios chorros de semén directamente en su útero.

Ramón cerró los ojos cuando gotas de semén salieron del saturado coño y cayeron en su cara y cuello. Su polla palpitaba sola en el aire pero Raquel había parado toda estimulación concentrada en disfrutar su orgasmo y en la polla palpitante en su interior. La cabeza le daba vueltas con la oleada de placer que recorría su cuerpo. Cuando Fidel se retiró y se derrumbó en la cama, Raquel no estaba dispuesta a desaprovechar ningún miembro duro.

Su cuerpo aún vibraba por el intenso orgasmo, pero rápidamente se giró sobre el cuerpo de Ramón y con un hábil movimiento se empaló en su polla.Tumbado en la cama, tratando de normalizar su respiración, Fidel vio como Raquel cabalgaba a Ramón como si estuviera poseída. Era casi surrealista ver como la entrepierna de su amigo se volvía blanca con el semén de Fidel que rezumaba del coño de Raquel. La habitación apestaba a sexo y el sonido de chapoteo inundaba sus sentidos.

  • Joooderrrr.- El segundo orgasmo de Raquel no le permitió seguir erguida y se derrumbó sobre el pecho de Ramón y empezó a lamer los restos de leche que habían goteado antes en su cara y cuello.

Ramón la abrazó con fuerza, disfrutando de sus tetas aplastadas contra su propio y aceleró sus embestidas hacia arriba. A pesar de la lubricación añadida, podía sentir el orgasmo de Raquel en su polla sobrestimulada. No pudo aguantar más y vació sus huevos dentro de Raquel añadiendo una segunda corrida.

Cuando los tres se recuperaron, Raquel les besó a los dos y les pidió ayuda para ir a la ducha. Esta era enorme y los tres entraron a la vez. Tras enjabonarse el pelo, ella les ayudó a lavarse prestando especial atención a sus pollas. Pronto estuvieron duras otra vez pero Raquel no les dejó hacer nada.

  • Cascarolas o chuparolas vosotros en casa. No me importa.

Raquel les despidió poco después en la puerta no si antes hacerles prometer que volverían cuando ella les llamase.