Fidel 1:Noche de pajas

Fidel, un universitario de 18 años, descubre los placeres de ver porno con un amigo. Una noche se les une una amiga transexual

Coloco este relato en grandes series para tener los varios capítulos agruapados. Incluye masturbación masculina, trío entre dos hombres y una transexual y descripción de escenas de orgías.

Con 18 años Fidel se mudó a una gran ciudad para asistir a la universidad. En el pueblo dejó a sus padres y a su novia con la que incómodamente había perdido la virginidad hacía  un año. Fidel llevaba ya tres meses viviendo en un colegio mayor masculino en una habitación compartida y con baños para toda la planta. No tenía confianza con su compañero. Así que solo encontraba alivio con alguna paja rápida en los baños con una revista porno que introducía a escondidas.

Aquella tarde iba en autobús a casa de Ramón un compañero de la universidad con el que tenía que hacer un trabajo. No se conocían mucho, no había hecho muchos amigos en la universidad,  y salía más con algunos compañeros del colegio. Pero Ramón había accedido a trabajar con él y además tenía casa propia, un apartamento de sus padres, que se habían mudado a otra ciudad. Así que podían quedar allí para terminar el trabajo. Bajó del bus y se acercó al portal del bloque y luego subió en el ascensor.

  • ¿Has llegado bien?.- Preguntó Ramón cuando Fidel entró en el apartamento.

Al momento, Fidel pudo distinguir el inconfundible olor de marihuana. Él tan solo la había probado un par de veces, con los amigos del pueblo. Pero al ser un sitio tan pequeño todo el mundo sabía lo que hacía todo el mundo. Así que para evitar problemas con sus padres evitaba ese tipo de vicios, se comportaba y esperó a salir del radar paterno para empezar a divertirse. Lo que no supieran sus padres no podía hacerles daño.

Teniendo en cuenta el trabajo de sociología que tenían por delante, dudaba que fumaran nada de hierba esa noche. Seguramente serían todo negocios. Pasó al pasillo mientras Ramón cerraba la puerta.

El apartamento estaba adornado como lo haría cualquier padre. Muebles clásicos con un gran sofá mirando hacia la tele y fotos familiares en las paredes. En el mueble del televisor se notaba la influencia de Ramón. Una gran cadena de música, una videoconsola, un sistema de sonido y varios videojuegos y dvds en las estanterías.

  • Joder, está muy bien, tío. Qué envidia disponer de este piso para ti solo.- dijo Fidel mientras se quitaba el abrigo y la mochila. Miró el resto del espacio. Una sala de estar, una cocina pequeña, pasillo al fondo donde estarían los dormitorios y los baños.

Ramán agradeció el ambiente caldeado del piso tras el frío del exterior. Aún no se había acostumbrado a la diferencia de temperatura con su pueblo. Comenzó a sacar las cosas de su mochila.

  • ¿Hace frío eh?.- Dijo Ramón sacando libros de su mochila también.- ¿Quieres algo para beber? ¿Café u otra cosa?

  • ¿Tienes cerveza?

  • Claro.- Ramón trajo dos botellas de la cocina y le pasó una. Brindaron y tomaron varios sorbos.

  • ¿Tarda mucho  el bus?

  • Bueno, casi como a la facultad. Una media hora.

  • Menudo coñazo, menos mal que tengo coche.

Fidel tuvo una punzada de celos por las posibilidades económicas de su compañero. Sus padres debían tener dinero obviamente. Pero no hacía alarde de ello y se mostraba natural. Fueron cogiendo confianza mientras comenzaban a trabajar.

Era una tarea aburrida reunir los datos y montar el esqueleto en el portátil de Ramón, otro lujo al que Fidel no podía aspirar. Pero según avanzaba la tarde fueron dejándolo listo antes de lo que esperaban. Cerca de las nueve ya solo les quedaban algunos flecos sueltos de presentación y decidieron que Ramón con más experiencia en informática, los terminaría por su cuenta. Ramón se excusó para llamar a una amiga antes de que fuera más tarde y salió de la habitación con su móvil. De nuevo algo a lo que Fidel no podía aspirar.

Fidel se levantó para estirar las piernas y curioseó por la habitación. Sus ojos fueron a una de las estanterías. Un montón de libros de texto estaba rodeado de videojuegos y películas. Tomó un largo trago de su última cerveza y empezó a repasar cuáles había visto.

  • Cada vez pirateo más. Pero es un rollo esperar a que se descarguen las películas.- Dijo Ramón mientras se unía a Fidel.- Así que compro mucho dvd todavía.

  • Bueno en el pueblo internet era malísimo así que…- Fidel se calló al notar varias películas diferente del resto. El tercer y cuarto estante estaban llenos de pelis porno.- Coño, tienes mucho porno.

  • Jjajaja, he visto colecciones más grandes. La mayoría las dejó mi hermano cuando se casó y se fue del piso.

  • ¿Y las tienes a simple vista?. En casa de mis padres solo tengo un par de revistas escondidas, nada como esto.

  • Bueno.-Ramón lanzó una risa nerviosa.- Desde que se separaron mi madre ya no viene nunca por el piso. Vive demasiado lejos. Y mi padre ni siquiera se pasa, y no creo que dijera nada. La única que podría asustarse sería Dalila, la chica que viene a limpiar. Antes no las tenía ahí, pero un día se me olvidaron varias fuera. Ella nunca ha dicho nada. Así que… Ahora me da cosa que te hayas sorprendido pero… ¿Todos vemos porno no?

  • Sí claro, pero la mayoría no tenemos tantas opciones. Yo entre el pueblo y el colegio he visto poco.

Ramón empezaba a arrepentirse de no haber escondido su colección. La verdad es que solo lo hacía cuando invitaba a alguna chica. E incluso, alguno de sus ligues había accedido a verlas con él. Pero Fidel parecía hipnotizado por las carátulas de los dvds. Aunque solo tenía 18 años, Ramón tenía bastante experiencia pero al parecer no todos eran iguales. Fidel estaba fascinado con una película titulada Dos pollas para cada una. Quizás había que darle una alegría. Sabía que era un punto de no retorno. No había hablado mucho con Fidel y no sabía si podía asustarse por su despliegue. Sin embargo, los ojos de Fidel iban de la estantería a la televisión.

  • ¿Quieres ver una? .- Preguntó finalmente.

Fidel dudó un instante. Nunca había visto porno con nadie. Pero ya no podía pensar en otra cosa. Tampoco era nada malo.

  • Seguro. ¿Alguna favorita?

Ramón sonrió.

  • Seguro que puedo encontrar alguna. Siéntate.

Fidel se sentó en el sofá de cara al televisor. Ramón escogió una de sus pelis favoritas y la metió en el reproductor. Bajó las persianas y se acomodó en el otro extremo del sofá. Ambos dieron nuevos sorbos a sus cervezas mientras el show empezaba.

En la pantalla una morena y una rubia vestidas de animadoras estaban en el centro de un garaje gritando si alguien les podía atender. A Fidel le hizo gracia que las dos actrices ya no tuvieran edad de ser animadoras pero la verdad es que daban mucho morbo. Con sus pantalones cortos y las camisetas ajustadas con el ombligo al aire y unas tetas bien colocadas. Cinco mecánicos jóvenes llegaban y les preguntaban que querían. La morena les explicaba que habían tenido un accidente con el coche de su padre pero que no tenían dinero para el arreglo del coche. El jefe de los mecánicos le decía que entonces tenían un problema. La rubia decía que no tendrían dinero pero que sí tenían estas mientras se levantaba la camiseta para mostrar unos pechos operados pero preciosos. El jefe de los mecánicos les decía que por qué no les dedicaban un show. Ellas empezaron a besarse y sobarse los pechos. La rubia empezó a acariciar la entrepierna de la morena por encima de la ropa.

Fidel dio un sorbo a su cerveza mientras seguía la acción en la televisión. No podía evitar sentirse cachondo pero claro ese era el propósito de ver porno en primer lugar.

  • Están muy buenas tío.- Dijo Fidel moviéndose en su asiento para colocar su cada vez mayor erección. Vio que Ramón le lanzaba miradas de soslayo en su dirección.

  • Sí, tío, buenas tetas.- Ramón se revolvió en su asiento también. No se había esperado que la noche tomara este giro. La idea era hacer el trabajo y una vez que se fuera Fidel fumarse un porro y jugar a la videoconsola, tal vez ver una porno él solo.

Nunca pensó que Fidel se quedaría tras terminar, menos aún que estuviera dispuesto a ver porno juntos. Y aquí estaban delante de la televisión y viendo una orgía juntos. ¿Quién lo habría pensado?

En la pantalla la rubia había desnudado a la morena y la había tumbado en el suelo. Se alternaba entre comerle el coño y follarsela con los dedos. Los mecánicos se habían sacado las pollas y se masturbaban mirando el espectáculo. Habían hecho un corro alrededor de las dos chicas. Fidel notó que los miembros de los hombres estaba casi siempre en primer plano con las chicas detrás, enfocando casi tanto en el onanismo como en el sexo lésbico. Sin embargo a Fidel parecía ponerle más cachondo.

Fidel estaba tan excitado que se sentía tentado a arrojar toda la lógica y compostura a la mierda. Sentía su palpitante erección pelear contra la tela de sus vaqueros y peleó con la urgencia de acariciarse entre las piernas y aliviar algo de la presión con un fuerte apretón. Las varias cervezas que se había tomado no ayudaban a mantener una semblanza de decencia.

  • Me encanta un buen gangbang doble.- Exclamó Ramón.

  • ¿Gangbang?

  • Ya sabes, varios tíos con una tía. Es la hostia. ¿Alguna vez has estado en sexo en grupo?

  • Qué va tío, ¿tú sí?

  • Bueno en un gangbang propiamente dicho no. Pero sí con dos tías. Y un colega y yo nos follamos a una tía que conocimos en el bar.

  • ¿Y? No creo que me atreviese.

  • Es la hostia tío. Pero mi colega se rayó y acabó enseguida. Pero bien hecho tienes que flipar.

  • No sé si me atrevería.

  • Bueno, todo hay que probarlo alguna vez. Es mi lema.

Ramón dejó la invitación no pronunciada en el aire. En la pantalla las animadoras por turnos se la estaban chupando a los mecánicos. Al rato pasaron a follarlas en diversas posturas.

  • ¿Te apetece fumar?

  • ¿Por qué no?

Ramón se levantó para sacar un porro ya liado de un cajón, se volvió a sentar y lo encendió. Tras un par de caladas se lo pasó a Fidel, que tuvo que acercarse para cogerlo. Lo compartieron con la peli de fondo hasta que se acabó.

Ramón sintió que su cuerpo se relajaba con los efectos de la marihuana viendo como las dos animadoras eran penetradas a la vez por el coño y el culo y la rubia se la chupaba al quinto en discordia. Tras unos minutos, se pusieron de rodillas y se alternaron en darles placer con la boca. Ellos se masturbaban cada vez más rápido. Fidel se imaginaba como uno de ellos, deslizandose entre los labios, sujetándolas de la cabeza y sintiendo su garganta.

Uno a uno empezaron a correrse sobre las caras y tetas de las dos actrices hasta que las dos estaban cubiertas de su esperma. La cámara se centró en el último y en la rubia que trataba de respirar mientras él acababa en su lengua, a la vez que ella sonreía y guiñaba un ojo. La morena preguntó si eso bastaba para pagar el arreglo del coche y todos rieron. La pantalla se fue a negro y empezó otra escena.

Fidel se dio cuenta que estaba colocado e intoxicado por su excitación. Aunque el resto de su cuerpo estaba relajado estaba duro como una roca y notaba como su pene latía como con vida propia. Sospechaba que le pasaba lo mismo con Ramón. ¿Cómo no podía estar totalmente cachondo con la acción en la pantalla?. Imposible.

La película había pasado a una escena de punto de vista. La cámara ofrecía la vista del actor masculino sentado en un sofá del que solo se veían las piernas. Dos bellezones de grandes pecho entraban en el salón, aparentemente de la piscina, porque iban en bikinis ridículamente pequeños. Las dos tenían curvas con grandes tetas y culos pero bien formados. Una de ellas. la novia del tío aparentemente, le explicaba a él que su amiga se acababa de enterar que le habían puesto los cuernos. Y que se les había ocurrido grabar un vídeo tirándose a otro tío y que él era el elegido. Pronto le habían quitado los pantalones y se alternaban en comerle el miembro o chuparle los huevos. La escena daba la impresión de que ellos estaban dentro de la peli.

  • Joder, esta me encanta. Están tan buenas. Mira los ojos de las dos, como disfrutan.

  • Sí macho. Como si les diera la vida.- respondió Fidel.

  • Colega, yo me estaría tocando ya . Es una tortura ver esto sin hacer nada. - dijo Ramón frotándose por encima de la ropa.

Fidel le miró extrañado e interesado a la vez. En un par de ocasiones se había masturbado con algún amigo en el pueblo. Allí no era cuestión de desaprovechar ocasiones. Pero siempre lo habían hecho casi sin verse. No tan cerca. Pero él también se estaba muriendo allí. Decidió que merecía la pena.

  • Bueno estás en tu casa

Ramón le miró en silencio por un momento.

  • Sí, claro, seguro que te acojonas.- comentó probando las aguas.

  • No, tío. Estoy igual que tú. Entiendo porque te gusta esta peli.- Fidel dejó de mirar la escena donde la amiga estaba montando al novio y la pantalla estaba llena de sus tetas enormes botando. Y vio que Ramón tenía los ojos fijos en el bulto de su entrepierna.

Los dos estaban muy cachondos y por su charla, aparentemente dispuestos a machacarsela en la presencia del otro. Alguno tenía que dar el primer paso, así que Ramón se levantó, fue al mismo cajón de antes y sacó una botella de lubricante.

  • ¿Te la has cascado con gel? Increible.- Le lanzó la botella a Fidel que la agarró al momento.

Por el rabillo del ojo, vio que Ramón se quitaba la camiseta y los pantalones y los dejaba en una pila al pie del mueble de donde había sacado el gel. Regresó al sofá, se sentó a medio metro de Fidel. Se bajó los boxers hasta los tobillos y exhibió con orgullo su impresionante erección. Fidel no se consideraba gay pero vio que era un ejemplar masculino. Con un cuerpo fibroso y una polla de al menos 17 centímetros y más gruesa en la base. Vio con asombro que se depilaba completamente para mostrar su hombría.

Fidel sintió un poco de vergüenza sobre todo porque él no se depilaba. Pero en tamaño sabía que quizás era incluso más grande. Su tamaño había sido objeto de bromas entre los amigos que se la habían visto e incomodidad con su novia. Al menos hacía ejercicio y estaba contento de su cuerpo con abdominales marcados.

Aceptó el reto. Se levantó, se quitó su camiseta, se desabrochó el cinturón y se bajó los vaqueros y los calzoncillos, para apartarlos a patadas. Su miembro se alzaba con una ligera curva hacia arriba. Ramón lanzó una exclamación cuando Fidel se dejó caer en el sofá con nada más que sus calcetines

Riéndose por la situación, Fidel se la agarró de la base y la agitó en el aire. Su vello púbico ahora le daba corte, al menos el del pecho no era muy largo. Ramón no tenía ningún pelo en el torso. Comparando las dos, Fidel superaba a Ramón en unos tres centímetros y era mucho más gruesa.

  • Joder, tío. Vas cargado.- Dijo Ramón, deslizando sus dedos por la longitud de su inflamado pene. Fidel levantó sus caderas, elevando su miembro en su plenitud. Los dos se admiraron el uno al otro.

  • Gracias macho.- Fidel abrió la botella de gel y la giró sobre su rabo que se movía sola de arriba abajo con su excitación. El líquido viscoso se deslizó por el obsceno apéndice.

Le pasó el bote a Ramón que le imitó, sin dejar de mirar a Fidel, que lo refregaba por toda su entrepierna. Notando la mirada de su amigo, abrió las piernas y lo extendió a sus huevos. Su vello se aplastó contra su piel.

  • ¿Te depilas?

  • Sí macho. No soporto el pelo. Lo hago desde siempre.-Replicó Ramón con un poco de demasiado entusiasmo.- Tienes que probarlo.

  • Lo pensaré.- Dijo Fidel sobando la punta de su miembro y disfrutando del ardor cosquilleante que le abrasaba la entrepierna..

En la película, el novio se follaba a lo perrito a su novia y esta le comía el coño a la amiga. Está se acariciaba a la vez el clítoris hasta que un chorro de squirt empapó la cara de la otra. Los dos nuevos amigos se la meneaban mientras se miraban primero de reojo, después a la peli y luego ya cada uno abiertamente.

  • Colega, en serio, ¿cuánto te mide?

  • Casi 20 centímetros.

  • Coño, y yo creía que era grande.

  • Bueno estás por encima de la media.

  • Ya, 17 pero hostias. Tengo que invitarte cuando venga alguno de mis amigos.

  • ¿Haces esto a menudo?.- Se extrañó Fidel

  • Bueno, con un par de amigos. Ya sabes empezamos juntos cuando alguno tenía la casa libre. Una paja con colegas siempre es mejor. Te puedo llamar si estás interesado.

La amiga estaba brincando con entusiasmo encima del afortunado protagonista, su culo agitándose con cada impacto. La novia lo observaba al lado con tres dedos dentro de su coño. Al momento la que estaba siendo penetrada anunciaba que se corría.

  • Joder tío, me voy a correr.- Gritó Ramón.

  • Dale macho. Correte.- Le animó Fidel.

Ramón aceleró sus vaivenes mientras se miraba su polla, el video y a Fidel

  • Me cooorrroooo.- Anunció Ramón mientras un chorro de semén salía disparaba de su miembro y aterrizaba en su pecho. Se masajeaba sus huevos con una mano y exprimía el asta con la otra.- Joder, mira como me voy tío.- Gimió mientras  seguía cubriendo su torso con su leche.

Excitado, Fidel aceleró sus meneos, dando a Ramón un espectáculo visual en los últimos momentos de su propio orgasmo. Una vez que Ramón redujo su ritmo con los temblores del intenso alivio, Fidel apretó su base alargando el placer hasta que no pudo más.

  • Me corro también.- Gruñó Fidel. Bombeó su apretada y lubricada mano a lo largo de su enorme erección cada vez más rápido. Aunque el climax de Ramón ya casi había desaparecido, seguía hipnotizado por lo que Fidel sujetaba en su mano y excitado en ver como la manejaba.

  • Mira esto.- Dijo Fidel cuando un grueso hilo de leche explotó desde la punta, se arqueó en el aire y aterrizó con un sonoro chasquido a sus pies. Ajustó su puntería y disparó la siguiente carga que acabó con fuerza justo debajo de su barbilla, dejando un brillante rastro por todo su pecho. Sin comprender por qué estaba tan excitado por la mirada de Ramón abrió sus piernas para que este viera mejor y siguió corriéndose abundantemente. El río del fluido blanco se desparramó por sus costados.

Ramón miraba con asombro como la polla de Fidel se agitaba y seguía expulsando más y más corridas de forma constante y en apariencia inagotable. Ramón había aceptado hace mucho que le ponía ver a otros hombres correrse. Por eso estaba interesado en compartir mujeres con colegas. Parecía que con Fidel había encontrado un buen aliado. Finalmente Fidel empezó a terminar y las erupciones se redujeron a leves espasmos. Con un suspiro Fidel ordeñó las útlimas gotas sobre su estómago y sonrió atontado.

  • Joder, lo necesitabas. Menuda corrida.-Dijo Ramón.
  • Gracias, tío. Siento el desastre.

Los dos se sentaron unos momentos cubiertos por sus fluidos, admirando el desastre mutuo con cierta admiración. Ramón se limpió con sus boxers y se levantó para traerle una toalla de baño a Fidel. Este se limpió como pudo y recogió lo que ha bía resbalado al sofá y arruinando la toalla en el proceso. Estaba empapada cuando se la devolvió a Ramón.

  • Creo que habrá que repetirlo alguna vez

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  • Coño, tío ya no puedo decirle que no venga. No seas tan cerrado.

Fidel miró a su amigo Ramón. No sabía lo que pensar. Desde la noche en que habían quedado para hacer un trabajo juntos y habían acabado masturbándose juntos, se había convertido en algo habitual. Ramón siempre había insinuado que lo hacía con otros colegas y que podían invitarles. Incluso había planteado sexo en grupo pero Fidel no se había atrevido. Ramón disponía de casa propia y Fidel vivía en un colegio mayor sin intimidad. Ese sábado habían quedado para pasar la noche y dedicarla a una noche de pajas. Durante todo el trayecto Fidel ya iba excitado. Pero ahora Ramón le había dicho que había invitado a una compañera de clase dispuesta a sumarse a los juegos. Bueno él decía compañera pero Fidel no estaba muy seguro de si podía llamarla así. Elisa era una mujer trans. Lo que en porno se llamaba shemale.

  • Joder, está muy buena, no me lo niegues, que tetas se puso y un buen culo.

  • Ya joder, pero tiene rabo tú.

Ramón se rió.

  • Que no vamos a hacer nada con ella. Solo quiere divertirse. Además, le encanta el porno y es bisexual. Tío, no te molesta ver como me hago una paja y con ella te va a importar.

Fidel lo pensó un momento. No sabía si él mismo era bisexual. No sentía deseos de acostarse con hombres pero le excitaba ver como se corrían. Y con Ramón había tenido algunos de los mayores orgasmos de su vida. Y la verdad es que si se ignoraba que Elisa tenía pene, era una diosa. Con una larga melena morena, una cara donde no se apreciaban rasgos masculinos y unas tetas operadas pero de escándalo. Sonó el timbre.

  • Bueno, última oportunidad, te quedas o te vas.

Al ver que Fidel no hacía ademán de levantarse del sofá, Ramón abrió la puerta y llegó con Elisa. Vestía una camiseta ajustada con el ombligo al aire y unos shorts vaqueros que se le ajustaban al culo. Ramón y Fidel llevaban una camiseta y unos pantalones cortos holgados cada uno. Fidel notó como su miembro se movía solo ante la visión de Elisa. No llevaba sujetador y sus pezones se marcaban a través de la tela.

Elisa dudó en la puerta del salón. Ramón ya era amigo suyo pero Fidel apenas había hablado con él. Enfrentarse a los prejuicios la había hecho precavida, pero Fidel la atraía mucho. Cuando una noche de borrachera Ramón le contó sus noches con Fidel y el tamaño de Fidel preguntó si podía apuntarse. Nada de sexo, no creía que Fidel aceptase, pero cada uno con su herramienta no debería haber problema.

Sin cruzar palabra con Fidel, Ramón la condujo a la habitación donde dormiría. Fidel y Ramón compartirían la principal con cama de matrimonio. Al rato regresó más cómoda con una camiseta y unos pantalones de pijama cortos pero más holgados. Ramón se excusó para sacar las pizzas del horno y Fidel y Elisa se quedaron en un silencio incómodo. Al final fue ella la que lo rompió.

  • Mira si te molesta demasiado que me quede, puedo irme. No quiero joderos la noche.

  • No te preocupes, solo que siempre me resulta incómodo hablar con gente nueva y bueno…- Fidel decidió mantener una mente abierta.- pues ya pajearme delante no veas.

Elisa se rió y desde ese momento se rompió el hielo. Los dos empezaron a hablar de conocidos comunes de la universidad y las clases hasta que Ramón regresó con la cena y unas cervezas. La tele emitía un programa anodino de fondo mientras los tres se sentaban en el sofá. Elisa se colocó en medio y los dos chicos se giraban para poder hablar con ella.

Cuando acabaron de cenar Ramón se levantó para llevarse los platos y traer otra ronda de cervezas. Fidel se limitó  hacer zapping mientras Elisa se movía nerviosa en el sofá. Ramón regresó y repartió las bebidas que todos acabaron en pocos sorbos. Estaban placenteramente atontados sin llegar a estar borrachos. Ramón tomó la iniciativa.

  • Vale, creo que podemos empezar la fiesta. Voy a prepararlo. Fidel ¿traes la toallas?

  • Claro, ¿dónde siempre?

  • Sí en el armario del baño.

Fidel fue al baño y Ramón bajó las persianas, no era cuestión de dar un espectáculo a los vecinos. Después del desastre del primer día compraban toallas en los chinos para estas ocasiones y las tiraban directamente después.

  • ¿Toallas?.- Preguntó Elisa.

  • Sí, bueno. Nos ahorra limpiar después. Coloca la tuya cerca y usala como quieras. Solo correte en ella.

Fidel regresó y repartió las toallas. Ramón introducía un dvd pirata, había invertido recientemente en una grabadora especial, y pasaba toda la semana descargando porno para estas ocasiones.

  • ¿Os importa si me siento donde pueda veros bien?- Preguntó Elisa.

Los dos chicos asintieron y Elisa se acomodó en un sillón que le permitía seguir la pantalla y ver a la vez a los dos amigos en el sofá. Imitó a Ramón y Fidel y colocó a su toalla en la mesita de café. Fidel miraba nervioso como Ramón encendía la televisión y ajustaba el volumen. Las películas estaban en inglés y eran difíciles de seguir, pero tampoco las veían por el argumento.

  • ¿Qué has metido esta vez?, ¿pusiste las lesbianas que te dije?

  • Claro, no te preocupes. Y una sorpresa.

Elisa se mordía los labios, Fidel se relajó echándose hacia atrás y Ramón pulsó el play

Ela menú del dvd desapareció y empezó la escena. Tres rubias con enormes pechos estaban en una celda con monos de prisión. Estaban abiertos lo suficiente como para mostrar que no llevaban nada debajo. Parecían dormidas en las literas, una de ellas arriba y otras dos en las camas de debajo. La chica de arriba se despertaba y empezaba a decir con voz impostada para sí misma que hacía mucho que no estaba con un tío y que estaba muy cachonda. Bajó la cremallera lo suficiente para que sus pechos quedaran al aire y una mano bajó hasta su entrepierna para masturbarse.

Fidel, Ramón y Elisa notaron como la sangre se acumulaba en sus pelvis, sus pollas endureciéndose por momentos

  • Oh, chicos es muy excitante.- susurró Elisa en voz baja, mientras su mano se acariciaba por encima de los pantalones de su pijama y su otra mano pellizcaba sus pezones por la camiseta. No podía creerse la situación, porno y dos de los chicos más guapos de la universidad cachondos como monos con ella en la habitación.

Fidel la miró de reojo dividido entre la pantalla y Elisa en el sillón, con un bulto enorme haciendo tienda de campaña en sus pantalones cortos. Notó que las manos de Elisa eran femeninas con las uñas pintadas de rojo. Imaginarse esas manos alrededor de su miembro y la visión de sus largas y torneadas piernas y sus pies en unos pinkis rosas que terminaban justo en los tobillos le hizo más duro todavía. Pero se abstuvo de tocarse todavía. Ramón por el otro lado  había metido una mano dentro de sus pantalones y se acariciaba.

La actriz en la película se había desnudado completamente y un plano de su coño mostraba como sobaba con abandono su clitoris y se acariciaba las tetas. Sus travesuras pronto llamaron la atención de las otras dos presas que se levantaron y se asomaron por el borde la litera para ver como su compañera se daba placer. Pronto las dos se deshicieron de sus monos y empezaron a masturbarse también.

Ramón dijo a la mierda y se quitó la camiseta, los pantalones y boxers y los tiró a un lado del salón. Agarró la botella de lubricante que había dejado sobre la mesa y se echó una buena dosis dejando brillante su depilada entrepierna. Fidel le imitó y su enorme polla botó en el aire antes de rebotarle en el estómago. Cogió el gel y se empapó también hasta los huevos. Los dos comenzaron con un ritmo lento, no querían disparar demasiado pronto.

Elisa soltó una exclamación cuando vio el tamaño de los dos amigos. Ramón era grande pero lo de Fidel ya era algo de otro mundo. Nunca con ninguno de sus numerosos amantes en el ambiente había visto eso. Se quitó rápidamente la camiseta y dejó a la vista dos tetas de tamaño medio y perfectamente redondas. Con las dos manos empezó a jugar con sus pezones mientras notaba que su miembro chocaba contra el tanga que se había puesto para la ocasión por debajo de su pijama.

  • Joder, ¡qué tetas!- Los dos chicos la miraban ya tanto a ella como a la película.

  • Joder, ¡qué pollas!.-Respondió ella y los tres se descojonaron.- ¿Me pasas el gel?

Fidel se lo lanzó y ella se deshizo de sus pantalones. Su erección forzaba la tela del tanga negro de algodón. Se lo bajó lo justo por debajo de sus pequeños huevos y dejó que la tela se los apretara. Le hacía sentirse femenina mantener la prenda. Se embadurnó su polla de tamaño medio y con esfuerzo volvió la vista hacia la tele, notaba que Fidel cada vez le lanzaba más miradas. Elisa vio que al igual que ella los chicos se depilaban completamente. Empezó a bombear al mismo ritmo que los otros dos.

En la película la primera chica vio lo que las otras dos hacían y simuló sorpresa. Tan pronto como las otras se dieron cuenta, se levantaron y la agarraron llevándola a las camas de abajo y empezaron a lamerle las tetas y besarla. Se turnaron en comerle el coño, una de ellas mirando y maturbándose, la otra ocupada con su lengua. La primera actriz gimiendo como una loca.

Después de conseguir que se corriera, le dijeron que era su turno  y se sentaron en una de las camas con las piernas abiertas esperando que les devolviera el favor. Pronto se puso a la tarea lamiendo a una y follando con sus dedos a la otra. Las otras dos presas se besaban a lengua abierta.La cámara giró y mostró las dos celdas adyacentes donde otras dos reclusas también preciosas se daban placer a sí mismas con el trío lésbico.

Ramón no pudo más y soltó el primer disparo de la noche. Rápidamente se levantó del sofá y apuntó a la toalla que había extendido en su parte de la mesa y comenzó a expulsar gruesos goterones de esperma. Fidel y Elisa distraídos de la película por el show, se pusieron a cien y sintieron la necesidad urgente de correrse pero se retuvieron, deseosos de alargar sus sensaciones. Con un suspiro de alivio Ramón se desplomó en el sofá limpiándose con la toalla.

De vuelta en la peli, la primera actriz hacía la tijereta con una de sus compañeras y la otra las miraba con casi toda su mano dentro de ella y soltándoles obscenidades. Las dos chicas estaban aplastando sus coños entre sí y la tercera había pasado a frotarse el clítoris con la otra mano mientras las urgía a correrse. La cámara se detuvo en la cara de cada uno captando sus extasiadas expresiones durante los consecutivos orgasmos.

Fidel cogió su toalla musitando joder y en cuanto estuvo en la mejor posición posible empezó a soltar disparos de semen con su cuerpo agitándose en temblores, su mano agitándose con rapidez para expulsar todo el placer que había acumulado en sus huevos.

Elisa miró fascinada como la enorme polla de Fidel lanzaba una de las mayores corridas que había visto. Deslizó su culo hasta el borde del sillón y con las piernas en ele empezó a mover las caderas. Más que pajearse, se estaba follando su propia mano a la vez que gritaba como las actrices en la película. Cogió rápidamente su toalla y cubrió su miembro con él para recoger toda su semilla que se expulsaba con fuerza. Echó la cabeza hacia atrás y levantó sus caderas hasta el techo con las olas de placer recorriendo su cuerpo.

Ramón no perdió comba del espectáculo de sus dos amigos mientras se acariciaba lentamente para ponerse duro de nuevo. Mientras los otros dos recuperaban el aliento, abrió otra cerveza sin dejar de pajearse. Elisa y Fidel hicieron lo mismo y mirándose a los ojos volvieron a menearse los rabos para seguir la diversión cuanto antes. En seguida los tres estaban duros como piedras de nuevo, pero pararon mientras Ramón volvía a coger el mando.

  • Lo de ahora es un poco fuerte. Se llama bukkake.
  • ¿Qué es sadomaso o algo así?
  • No, nada parecido, espero que os gusten las corridas.- Respondió Ramón mientras daba al play en la nueva escena.

La escena empezaba con un plano que mostraba una especie de templo romano. Entre varias columnas que se veían falsas había un altar cubierto de un paño rojo. La cámara siguió a dos figuras que entraron en la habitación: una morena con pelo corto rizado, vestida con una corta túnica transparente que no dejaba nada a la imaginación, la segunda era una pelirroja de enorme busto con una túnica igual de reveladora. Las dos llevaban sandalias y joyería anticuada para dar la impresión de ser del pasado. La morena llevó a la pelirroja al altar y le dijo que se preparara para el ritual.

La morena se retiró de plano y su compañera se sentó sobre el altar y se levantó la túnica para mostrar un coño totalmente depilado. Empezó a masajearse la entrepierna y aceleró según se iba mojando. La morena se tocaba los pechos mirándola tras dos columnas como mostró la cámara. El plano regresó a la pelirroja que se había sacado sus enormes tetas y sujetaba una hacia su boca para chuparse el pezón. Después de unos minutos del show, un grupo de hombres entraron en escena, eran unos 30 y todos estaban desnudos. Se colocaron alrededor del altar y empezaron a masturbarse junto con la actriz.

  • Entonces, ¿es un gangbang?.- Preguntó Fidel.

Los tres se masturbaban con calma esperando a ver como se desarrollaba el argumento.

  • Tan solo espera.- Respondió Ramón mientras los gemidos de la pantalla se intensificaban.

En ese momento, sin decir nada, Elisa se levantó del sillón y se sentó en el sofá en medio de los dos chicos. Ninguno dijo una palabra. Siguieron viendo la película como si fuera lo más natural del mundo. El espacio era limitado y las piernas de Elisa se rozaban con la de los dos. Fidel notaba el calor que despertaba la piel de ella mientras por el rabillo veía como se meneaba su rabo, aún enmarcado por su tanga, y sus tetas se movían levemente. Elisa se volvió y le sonrió de forma dulce.

  • ¿Todo bien?.- Le preguntó.

Fidel asintió y volvió a mirar a la película.

La morena había vuelto junto a la pelirroja y la ayudaba a quitarse la túnica. Sosteniendo la prenda con reverencia, anunció que el ritual de la fertilidad podía comenzar. Ordenó a la pelirroja que se arrodillara enfrente de los hombres., lo que hizo sin dejar de frotarse el coño. La morena se apartó y los hombres se acercaron aún más. Por tvodos lados comenzaron a bombear sus miembros cada vez más rápido y no pasó mucho tiempo hasta que uno de ellos se corrió sobre la cara de la pelirroja.

Nada más terminar se acercó otro y apuntó a la boca abierta de la actriz. Ella mantenía los ojos cerrados y se manoseaba ella misma los pechos y su entrepierna, jadeando con fuerza. Con un gruñido, el segundo hombre descargó una impresionante cantidad sobre la cara, el pelo y las tetas de la actriz.

Uno a uno los hombres desfilaron sobre ella para terminar sobre su cuerpo. Ella seguía masturbando y les pedía que le dieran más. Después de las diez primeras corridas, su cara goteaba semen cayendo sobre su pecho.

Fidel dio un respingo en ese momento. Elisa había alargado una mano y rodeaba su polla apartando la propia mano de Fidel. Giró la cara y vio los intensos ojos de Elisa mirándole fijamente. De momento solo sostenía su polla pero Fidel notaba que se endurecía aún más.

  • Lubrícala.- Dijo Elisa con voz seductora. Todos los prejuicios de Fidel se fueron al garete. Se inclinó para coger el gel y esparció una generosa dosis sobre la punta de su polla comprimida por la pequeña mano de Elisa.- Y la de Ramón.

Fidel vio que la otra mano de Elisa tenía en la misma posición a Ramón que le sonreía con malicia. Como pudo se inclinó sobre Elisa, pasando a escasos centímetros de sus tetas y apretó el bote de gel sobre el rabo de Ramón. Volvió a sentarse en su sitio del sofá mientras las manos de Elisa comenzaban a moverse.

Fidel estaba en el séptimo cielo. Elisa era toda una experta. Recorría toda su longitud para entretenerse en el glande. Su pulgar jugaba con la apertura y el líquido preseminal para después jugar con sus huevos. Cambiaba la orientación de la mano y jugaba con las velocidades llevándoles al límite para parar, recuperarse y comenzar de nuevo.

  • Fidel cómeme las tetas.- Elisa estaba como loca con los dos trozos de carne y palpitantes en sus manos. Su propia polla parecía a punto de estallar. Sabía que para Fidel podía ser demasiado, así que miró suplicante a Ramón. Este la sonrió, alargó la mano y le devolvió el favor.

Fidel flipó un poco al ver su amigo se la cascaba a la amiga trans. Pero aquellos pechos le estaban llamando. Se inclinó y atrapó uno de los pezones en su boca, envolviéndolo con la lengua y mordiendo ligeramente con sus dientes. Elisa moría de placer. La película estaba totalmente olvidada. Aumentó la velocidad de sus manos.

Fidel no podía más. Se apartó del pecho de Elisa y empezó a mover su cuerpo buscando el placer que irradiaba de la mano de su amiga. Con un joder anunció que se iba pero ella quería sentir a través de su palma el orgasmo así que no le soltó. Fidel empezó a descargar sin que Elisa parase y su corrida se disparó hacia la mesa pero Eliisa le levantó la polla para que descargara sobre sus abdominales. Casi a la vez, Elisa y Ramón comenzaron a eyacular en la mano del otro, vertiéndose cada uno sobre sus respectivos estómagos.

Los tres se quedaron gimiendo, con su sudor y semén brillantes en sus torsos. En la pantalla había saltado la siguiente escena, una más convencional, con una mujer madura chupandosela a un jovencito. Fidel, con el pecho subiendo y bajando agitadamente, miró el cuerpo brillante de Elisa. La verdad es que salvo el miembro a media asta de su entrepierna era una auténtica diosa. Ella le miró con una media sonrisa. Le acarició la polla que volvía a crecer entre los dedos femeninos. Miró a la pantalla y luego otra vez a Fidel.

  • ¿Alguna vez te la han chupado así?.
  • Nun… nunca me la han chupado…- gimoteó Fidel.

Ramón lanzó una risotada y Elisa le dio un cachete en la pierna para que se callara. Elisa estaba encantada. Adoraba dar sexo oral tanto a hombre como a mujeres. Con los primeros el rechazo a sus genitales masculinos ocasionaba que la acción se limitara a una mamada hasta comprobar si las cosas podían ir a mayores. Tener a un virgen en cuestión de mamadas aumentaba sus posibilidades de enganchar a Fidel para otros juegos. Y solo de pensar en comerse ese monstruo le excitaba a la vez.

Antes de que Fidel pudiese echarse atrás Elisa se bajó del sofá y se arrodilló frente a Fidel. Con una mirada sensual se ató en una coleta su larga melena para evitar que el pelo la molestase. Le abrió la piernas y se inclinó para limpiarle con la lengua los restos de la corrida anterior. Poco a poco recorrió sus abdominales disfrutando el sabor salado y acre de su semilla. Cuando llegó a su polla, estaba dura como una piedra. Elisa recorrió con lengua el asta desde la base hasta la punta y jugueteó con la punta de la lengua. Volvió a lamerle hacia abajo y utilizó su boca en sus huevos. Mientras se la meneaba con una mano y la mantenía en alto para un mejor acceso, primero se metió uno de sus testículos en la boca y comenzó a succionar, para después pasar al otro.

Ramón se masturbaba al lado del sofá mientras se reía y le comentaba a Fidel que era buena eh? Elisa se puso a cuatro patas y sujetó a Fidel por la base con su mano a unos pocos centímetros de la punta. Acumuló saliva en su boca y dejó que un grueso goterón saliera poco a poco para derramarse por el miembro de Fidel. Lo extendió con su mano y acercó sus labios. Con su boca creó una O y envolvió el glande de su polla en un sello húmedo y caliente. Lentamente bajó su cabeza con cuidado de que sus dientes no le rozaran. A mitad notó como entraba en su garganta. Resistiendo las arcadas, dejó que el miembro se adaptara su boca y movió la lengua para arrancar gemidos de placer de Fidel que la miraba extasiado. Quería metérsela entera pero era demasiado. Se la sacó y la lamió y refregó por su cara, empapándola con su saliva. Volvió a introducirla en la boca y con la mano que no pajeaba Fidel, comenzó a bombear su propia polla.

  • Joder tengo que follarme ese culo.

Fidel levantó la vista de los ojos de Elisa, que le miraba hacia arriba desde su entrepierna manteniendo contacto visual con su miembro en la boca. Ramón se había situado detrás de Elisa y masajeaba el precioso culo de esta. Tras quitarle el tanga, Ramón cogió el bote de lubricante y administró un generoso chorro en su ano y su propia polla. Apartó los cachetes y empujó para empezar a follársela.

  • Coño, que estrecha es. Tienes que probarlo colega es la hostia.

Con el cerebro confundido por la lujuria, Fidel vio como su amigo le sonreía mientras aumentaba sus empellones. Elisa lanzaba gemidos guturales con la boca y la garganta invadida de carne. Ramón atacaba por detrás su punto G y todas sus papilas gustativas estaban ardiendo por el sabor a sudor y líquido preseminal de Fidel. El ritmo de su felación era discontinuo por las acometidas de Ramón pero a Fidel no le importaba. Era una maravilla. Pero una frontera en su cabeza le decía que aún no sería capaz de follar a una transexual por el culo.

A los pocos minutos Fidel no pudo más y anunció que se iba a correr.

  • Joder. sí,vamos a corrernos en sus tetas, como en la peli.

Ramón se apartó de Elisa y cogiéndola de la cintura hizo que se tumbara boca en el suelo. Su polla se alzaba en toda la gloria. Elisa se pajeaba a toda velocidad y los dos amigos se arrodillaron al lado a la altura de sus pechos. Su lengua relamía sus labios a la vez que miraba los enormes rabos de Fidel y Ramón. Con un siiii prolongado Fidel empezó a correrse en las tetas de Elisa. Ramón le siguió enseguida y Elisa no tardó mucho en cubrirse con su propio esperma el estómago. Los tres se quedaron respirando profundamente, con el olor del sexo y el semén presentes en el ambiente. Fidel no se creía lo que acababa de experimentar y no sabía muy bien como reaccionar. Elisa se rió y anunció que se iba a la ducha. Ramón le sonrió y levantó la mano para que Fidel chocara los cinco.