Ficha de consulta

Una consulta a un sexólogo por una mujer hipersexual.

NOMBRE: Elsa XXX SEXO: Hembra

EDAD: 40 ESTATURA: 169 cm. PESO: 60 kg.

PROFESIÓN: Licenciada y Profesora de Historia de Enseñanza Media.

DESCRIPCIÓN: Mujer morena, muy proporcionada físicamente, con busto alto y destacado, de bello rostro y ojos negros; elegante y sexualmente atractiva.

MOTIVO DE LA CONSULTA: La paciente, con conocimiento de su marido, solicita la consulta por la preocupación que tiene, desde hace algún tiempo, de padecer una anómala hiperactividad sexual.

HISTORIAL: Interrogada por el firmante, la paciente dice que, si bien mantuvo ciertas relaciones sexuales con bastantes hombres, sin remilgos ("era bastante facilota", dice), relaciones cuyo límite fue la masturbación mutua, tuvo sus primera relación sexual completa – pérdida de la virginidad fisiológica – a los treinta años con el que habría de ser su marido, edad tardía, tanto por las costumbres del momento como por su propia edad. Su actividad sexual matrimonial fue siempre satisfactoria, con penetraciones tanto vaginal como analmente, sexo oral mutuo (confiesa tener gran atracción y excitación por introducirse el pene en la boca, y que ello le hace sentirse "muy puta"). Utilización de los denominados juguetes sexuales; tanto en los actos de pareja como en sus masturbaciones. Incitada por su marido, se masturba acordándose de tercera persona, si bien, "no sabe por qué" jamás tiene presente a otra persona mientras es penetrada por su dicho marido.

Es multiorgásmica y en sus relaciones, lo normal es que tenga ocho orgasmos, si bien su marido llegó a contar diecisiete en alguna ocasión.

Narra las fantasías sexuales de pareja que tuvieron: intercambio de pareja, relaciones con otros hombres, animándola su marido a mantener alguna relación extramatrimonial, etc., es decir, lo normal en parejas sexualmente activas y morbosas. Añade que, entonces, sentía deseos de "probar otra".

A la edad de treinta y tres años, con ocasión de hallarse en una localidad del sur visitando a una hermana, acompañó a un amigo de la familia, casado, en su automóvil. El tal era ya conocido, de anteriores ocasiones y le resultaba atractivo, habiendo él evidenciado su interés por ella. Fue consciente de lo que podría ocurrir y que, si ocurría, su intención era de mostrase de igual a igual. Efectivamente, tuvo una relación sexual con él apoyándose en el capot del auto. Al día siguiente, en ausencia de su hermana y su marido, tuvo un segundo encuentro con el mismo, siendo esta vez, según dice, muy satisfactoria la relación, practicándole una felación antes de la penetración vaginal. Tuvo varios orgasmos antes y durante la penetración.

A la vuelta al domicilio conyugal, inmediatamente, aún con miedo por la reacción que pudiera provocar, le contó a su marido lo ocurrido; el marido reaccionó con excitación sexual, le hizo detallar todo, incitándola a masturbarse y tener orgasmos pensando en el amigo, penetrándola después realizando un coito "muy salvaje".

Psicológicamente esto significó para Elsa y su marido una evidente complicidad que habría de durar hasta el presente, siendo de destacar que en sus relaciones maritales, se masturbaba pensando en dicho amante siempre bajo sugerencia marital.

Nada que reseñar durante cierto tiempo, hasta que en un viaje a X con su marido, éste le presentó a un antiguo compañero del que le había hablado como poseedor de un pene fuera de lo común; a reseñar que su marido la presentó como una amiga que le había acompañado en el viaje, y mantuvo con esa persona sexo oral y vaginal, delante del marido; según relata Elsa; el amigo del marido tenía un pene realmente grande, tanto en longitud como en grosor y fue muy satisfactorio el acto. Esa noche, con su marido y el citado, tuvo sesión de sexo y, por primera vez, después de hacerles alternativamente sexo oral, le practicaron una doble penetración, primero bucal y vaginal y, por último, vaginal y anal. Dice, literalmente, que creyó volverse loca del placer recibido.

A partir de ese momento, dice que "se envició" y empezó a desarrollar una muy alta actividad sexual, tanto en su domicilio (masturbaciones con utilización de consoladores, vibradores, etc., y con su marido) como con otros hombres cuando se presenta la ocasión; hace hincapié en que "no con cualquiera". Cada tres o cuatro semanas viajan a la ciudad de X, donde el amigo del marido referido precedentemente, les introdujo en un grupo de personas que, periódicamente, se reúnen para practicar sexo "en grupo" y en donde se inició la paciente en la bisexualidad.

En la actualidad, suele practicar la masturbación casi todos los días, tiene sexo con el marido y eventuales amantes, unas cuatro o cinco veces por semana, además de las relaciones mantenidas durante las reuniones de grupo citadas anteriormente, en las cuales, en fin de semana, amén de los juegos sexuales, es penetrada vaginal y analmente, unas quince veces, sin que pueda especificar el número de osgarmos consecuencia no solo de las penetraciones, sino de los juegos: caricias con manos, lenguas, etc..

Interrogada acerca de su actual relación matrimonial, dice que es excelente ("mejor que nunca") y su actividad profesional y social, en general, resulta de total normalidad, por lo que se llega a la siguiente

CONCLUSIÓN :

Si bien desarrolla una clara hiperactividad sexual, mayor de lo normal, y de gran satisfacción en lo personal, ello no perturba, al menos de momento, su vida laboral, etc., ya que no parece que padezca obsesión que repercuta. Un dato significativo es, evidentemente, el mismo hecho de haber solicitado la presente consulta.

Todo ello le viene comunicado, recibiendo el parecer con gran alegría por su parte.