¿Ficción o Realidad? Juzguen ustedes

Con un perdona y misericordioso susurro al oído de Rosaura, el viejo comenzó a descargar ráfagas de semen en el interior del trasero de ella, acompañadas de los espasmos incontrolables por el placer de soltar semejante lechada

La bochornosa y húmeda noche no dejaba dormir a Rosaura, que mojada en sudor sobre las sabanas de su cama se agitaba buscando un soplo de aire fresco que se le negaba a través de sus ventanas, mira el reloj una y otra vez  hasta que se incorporó a refrescar su  cuerpo en una ducha fría, vistiéndose tras esta con una ropa fina y fresca para pasear por el frondoso parque que hay cerca de su casa, ya que no conseguía conciliar el sueño.

Coge su bolso pues si  ve alguna cafetería abierta a la vuelta y  se tomara algo que calme el calor que la agobia, metiéndose en la profundidad del arbolado por los senderos que surcan estos, llegando a un banco donde  ve un hombre ya de edad avanzada, pues su desaliñado pelo blanco lo delatan, este duerme entre cartones con un bote de pedir limosna en los pies del susodicho banco.

Se queda mirándole al pasar, abriendo este los ojos al oír sus pasos crujir sobre las hojas caídas, viendo una mirada triste y dulce que le hace dar la vuelta para sacar de  su bolso  un billete de 5€ y alguna moneda suelta que tras depositar en el bote, a la vez le dice que al amanecer se tome un buen desayuno.

Le da las gracias acompañándolas de una agradecida y calida sonrisa cuando oye tras su espalda una voz ronca y fuerte que le dice, yo también quiero me de lo que llevas en el bolso, pero todo, no solo calderilla, girándose al instante y viendo un hombre de mediana edad con la cara tapada por un pañuelo al estilo bandolero y con una pistola en mano que le apunta amenazante con intenciones nada buenas.

Queda perpleja y asustada a la vez ve se levanta de un salto el viejo mendigo que también asombrado por los acontecimientos  intenta amedrentar a este con un bastón que junto al banco tenia.

El ladrón vuelve a dirigirse  a Rosaura  y al viejo con un tono más  amenazante acercándose a estos pon la pistola en mano y apuntando esta al cuerpo de ella, hace ademan de que no va en broma.

La sorprendente reacción de Rosaura, deja perplejos a  todos, pues instintivamente suelta una patada a la entrepierna de este que le hace agachase y soltar momentáneamente el arma, volviendo Rosaura a darle otra más que le hace caer al suelo donde insiste pisándole y golpeándole con su pie las partes nobles del sorprendido chorizo que no da crédito a semejante acto, protegiéndose con sus manos las continuas patadas de esta, que hacen se retuerza de dolor incluso hiriéndole en una mano.

El humillado ladronzuelo ve llegar al viejo con el bastón temiéndose lo peor para su integridad física  y entre el alboroto consigue retomar sus amenazas volviendo a coger el arma a la vez que se levanta y empuja  a Rosaura contra el mendigo que se acercaba con el palo en mano a rematar la faena.

Humillado y dolorido intensifica sus amenazas poniéndole la pistola en la cabeza de ella a la vez le dice al viejo que suelte el palo o la mata y luego a él.

Retoma este el control y sacando un rollo de cinta americana de la mochila que portaba así  como una navaja, corta un trozo y le tapa la boca a Rosaura para que no grite, cortando varios trozos del rollo que obliga al viejo mendigo a  atar a su agresora a una farola que junto al banco del mendigo había.

No deja de tocar sus martes doloridos y machados el humillado ladronzuelo, a la vez que obliga al viejo tirarse boca abajo al suelo, dirigiéndose a Rosaura que esta toda temerosa y temblorosa ahora tras darse cuenta del peligro que tomo con su heroica reacción  y tras ponerse en su espalda, le sube el vestido y le baja las bragas rompiendo estas con la navaja a la vez le dice “ahora vas a ver lo que bueno, pedazo zorra, ahora te voy a dar polla por tu culito para que te acuerdes de las patadas que me has dando en mis huevos”

El chorizo al que aún le duelen los humillantes golpes de esta, intenta restregar su encogido y aun dolorido rabo por  el trasero de la asustada Rosaura que intenta zafarse de las ataduras de este, e  impidiendo que la penetre moviendo el trasero, hasta que el poniéndole la pistola en la sien le dice…·eso muévete más que me levantes el rabo y veras como te voy a follar tu culito prieto, putita”.

Ella dándose cuenta del riesgo ceja en sus movimientos dejándose someter si bien nota este no empalma y no puede penetrar su asustado trasero que con el miedo esta contraído,  haciendo el morcillón rabo de este no pueda entrar, incluso ve este se queja aun del dolor y las heridas infringidas tras las humillantes patadas recibidas.

Desiste el chorizo al ver no empalma y el dolor de  su entrepierna, viendo sus  pateadas pelotas están rojas e hinchadas y su flácido pene medio lesionado, por lo que se dirige a coger el palo que portaba el viejo diciendo como escusas ante sus impedimentos sexuales que la va a follar por el culo con este, levantándose como un resorte el viejo del suelo y tras dirigirse valientemente a él, le dije que si hace eso lo tendrá que matar a el primero.

El chorizo no da crédito a la chapuza robo que comenzó esa noche y se le ha complicado hasta el punto de casi piensa desistir y marcharse, aunque el poco ego que aún le queda hace le ponga la pistola en la frente al viejo y tras balbucear duditativo, pues no sabe bien lo que decir y hacer, le dice a este… “viejo bájate los pantalones”..

El viejo vagabundo ante la amenaza real, suelta el cinturón y deja caer estos al suelo para bajarse después los cayumbos, dejando al aire un lustroso y gordo miembro que deja anonadado al chorizo, pues este sin pensarlo dice… “joder con el viejo que pedazo rabo tiene.”

Vuelve a dirigirse a él con la pistola en la cabeza y para decirle que va a ser el quien folle a Rosaura por su culito, obligándole ponerse tras ella y frotarle su morcillón pero gordo miembro por su trasero.

El viejo le dice a ella que perdone que se relaje que no es su intención hacerle daño mientras Rosaura que en primer momento reacciona tratando de quitar su trasero del enorme miembro del vagabundo, pero  antes las reiteradas amenazas de la pistola y ahora  también de la navaja  de este, desiste dejando acaben cuanto antes los acontecimientos.

El atracador medio excitado ante la situación obliga al vagabundo a que este acaricie el sexo de ella para que se excite y poner penetrar su trasero, acercando la mano este al asustado conejito de ella y tras acariciarlo levemente nota como su miembro va creciendo sin control.

Le vuelve a pedir disculpas a ella diciéndole que no  puede controlar, cortándole el ladrón sus palabras a la vez le dice que se la meta ya por atrás o le mete el, el palo.

El viejo se separa un poco y escupe en su gruesa cabeza que ahora dirige con su mano agarrando el grueso y largo tronco de su polla y tras frotarla por el encogido agujero de Rosaura, este se va abriendo ante el empuje de  la fuerza y dureza de aquel enorme miembro.

Termina entrando ante los sordos gemidos de dolor de ella pues sigue con su boca tapada con cinta americana que apenas le deja respirar por la nariz, mientras el viejo comienza unos suaves movimientos de cadera sin dejar de acariciar su sexo con la mano para que ella no sufra dolor ante sus acometidas.

No se puede creer Rosaura  que los primeros dolores tras la incursión de aquel grueso inquilino , ahora estos se están transformados en placer y más con la sapiencia que acaricia su chochito el viejo vagabundo, pues sus nudillos acariciaban sus ya húmedos labios vaginales  que se abrían invitando a una incursión, que no tardó en llegar y ejecutada por uno de sus dedos que sabía en qué tecla tocar, haciendo la presa y violentada figura gimiera imitando el dolor a sabiendas era un placer incontrolable.

El ignorante ladronzuelo gruñía eufórico pensando Rosaura estaba sufriendo por las acometidas del vagabundo que a sus  impuestas ordenes  con una pistola en la cabeza  y ahora con el filo de su navaja rozando  en su  musculoso  trasero, iba acelerando el ritmo metiendo hasta el fondo toda la longitud de aquel coloso y encabezonado miembro que estaba haciendo las delicias de esta, poniendo énfasis en su acto teatralizado  para que pareciera sus gemidos eran causa del dolor y sumisión.

Al escuchar un ruido provocado por el viento en el frondoso follaje del parque, el furtivo e ignorante atracador hizo que el  obligado  y sometido vagabundo tuviera que acelerar para terminar su trabajo, insistiéndole   que tenía que llenarle el  agujero con su lechada  para que la putita siquiera lo que era un buen macho e igual el, después la follaba también… tarea difícil esta pues su castigado miembro seguía aun encogido y dolorido con los taconazos y patadas de Rosaura, tocándoselo de vez en cuando y viendo como sus rojas y castigadas pelotas estaban inflamadas por los golpes, apareciendo latigazos de dolor  con mayor frecuencia e intermitencia, de ahí sus deseos que el viejo vaciara ya sus gordos depósitos que miraba el susodicho ladrón con envidia  por no ser el, el portador de semejante armamento.

Con un perdona y misericordioso   susurro al oído de Rosaura, el viejo comenzó a descargar ráfagas de semen en el interior del trasero de ella, acompañadas de los espasmos incontrolables por el placer de soltar semejante lechada que hizo besara su nuca mientras resoplaba y contenía el placer de aquella colosal corrida.

El atracador grito de júbilo y con una falsa e hipócrita carcajada le dijo a ella, “ves puta lo que te pasa por maltratar a un macho”, cogiendo acto seguido  el bolso y el poco dinero que tenía el vagabundo y tras maniatarlo pegado como estaba desnudo y con su miembro fuera pero humeante de leche junto al trasero de Rosaura  con la cinta que aún le quedaba, se perdió por la oscuridad del sendero, aprovechando el viejo tras observar la marcha de este y con  sus fuertes brazos  para romper la cinta y liberarse y soltar a la violentada y sometida mujer a la que acababa de follar por imposición.

La limpio con una camiseta que tenía junto a los cartones mientras entraba en conciencia ella pues aún no se creía lo que había pasado, por su  estado de  shock, bajándole el vestido si bien no pudo ponerse sus bragas pues estas habían sido cortadas y rotas por el atracador, diciéndole ella al viejo que se pusiera sus calzoncillos y su pantalón tras ver este aún seguía con su enorme miembro al aire que ahora había visionado bien , confirmando para su interior el porqué de tanto placer y gozo  en su  violentado trasero.

Este le pedio disculpas, diciendo ella que él también era una víctima y que  no era culpable de nada, todo lo contrario, gracias a su labor estaba ella viva, diciendo que deberían salir del parque y llamar a la policía para denunciar los hechos, insistiendo ella en omitir la violación de su trasero por su parte pues difícilmente los iban a creer o dudarían de su relato aunque si dirían que el atracador intento violarla sin conseguirlo, huyendo con su bolso y el poco dinero que él había recaudado en el día.

Tomaron las cintas como prueba así como las bragas rotas y tras contactar con la policía esta apareció llevándolos al lugar de los hechos para tomar fotografías y huellas y tras declarar posteriormente en la comisaria todo lo ocurrido salvo la penetración, un vehículo policial la llevo a su domicilio junto al vagabundo.

Este fue de a despedirse de ella en la puerta de su casa camino de vuelta al banco del parque donde dormía bajo los cartones, cuando esta insistió subiera a su casa pues las luces del alba ya levantaban y debería  asearse y desayunar algo en su casa.

Mientras tomaba un café el viejo vagabundo que  Rosaura le había preparado, ella  se ducho y aseo sus agujeros en especial uno que había sufrido una grata intromisión, pues aun esos pensamientos impuros del placer sufrido le inundaba la mente, haciendo en esta se reflejara aun el grueso miembro que había visionado en el viejo mientras ella se vestía en el parque.

Salió liada en un alborno, pidiéndole la ropa a él para ponerla a lavar, así como que este  pasara a la ducha y asearse, ya que suponia llevaba varios días sin haber visto el agua caer en su cuerpo.

Este agradeció la atención y  a los pies de la ducha se desnudó por completo ante la presencia de Rosaura que no había caído en salirse esperando le diera la ropa.

Ambos se miraron cuando el cogió toda la ropa y se la dio en mano mostrando ahora su torso masculino y peludo que le sorprendió pues este aún mantenía una vigorosidad nada desdeñable, volviendo a mirar ruborizándose un poco ahora al ver nuevamente su enorme y ahora colgante miembro que con la cabeza rosada y gorda,  apuntaba al suelo por su estado de relajación.

Tras ducharse se dio cuenta no tenía ropa que ponerse, diciendo ella que tenía una camiseta grande  y unos cayumbos nuevos que pensaba regalar a un amigo por su cumpleaños y que hiciera uso de estas prendas hasta que su ropa estuviera limpia y seca.

Se los dio y tras ponérselos aunque algo ajustados los slips, volvió a  la cocina donde ella preparaba un suculento desayuno que tomaron en una ya más calmada conversación donde ella le conto vivía sola y él le  que tras la muerte de su mujer en un accidente de tráfico, sus hijos le culparon  de ello y tras despedirse del trabajo vino aquí buscando rehacer su vida, aunque la crisis le había pillado de lleno y de ahí su estado en un banco del parque mendigando.

Conto tenía 63 años aunque por su aspecto anterior desaliñado en el parque aparentaba algunos más, pero ahora tras asearse y afeitarse con una de las  maquinillas de depilarse ella, había vuelto a parecer un hombre bastante  atractivo.

Le dijo que se iba a quedar unos días en casa aunque él se negó en principio, pues no quería molestar más, pero tras la  insistencia y al no tener ropa tuvo que aceptar, además le dijo que es tarde después de descansar iría a comprarle alguna prenda más de vestir, pues le había contado el  a ella que le habían sustraído una pequeña maleta que portaba ropa para cambiarse unos gamberros  en el parque una noche cuando dormía, y además también iría ella a  una cafería que estaba en la misma calle, pues conocía la dueño y tenían un cartel ya unos días que necesitaban un camarero.

Cuando ya recogían la cocina tras un largo  y reposado desayuno, disponiéndose a descansar un poco, sonó el teléfono  fijo de Rosaura pues el móvil se lo habían llevado con el bolso robado, comunicando la policía que acababan de detener al atracador pues este se había presentado en un ambulatorio de urgencias con unos fuertes dolores en sus partes y el médico y el enfermero suponiendo como se habían producido tras las incongruentes escusas de este los alerto, registrando una mochila que tenía el  figura de chorizo en el coche que había mal aparcado en la puerta, encontrando  la policía una pistola de simulación así como una navaja y numeras carteras y un  bolso así como varios móviles en su interior, entre ellos el suyo, por lo que le invito a que cuando pudiera pasara a identificar sus pertenencias y a recogerlas.

Se quedó el en la casa descansando, pues no tenía ropa que ponerse, dirigiéndose Rosaura a la comisaria para recoger todo, regresando a su domicilio dos horas después, y tras entrar en este, se encontró en el sofá durmiendo al invitado  vagabundo con la camiseta sola sobre su cuerpo, pues los slip le iban algo chicos, tapando levemente sus partes con la toalla que antes se había duchado.

Se despertó este al oírla dejar las cosas en la mesa, pidiendo disculpa por estar así durmiendo, calmándole rápidamente de  que no se preocupara que ya había recuperado  tarjetas y teléfono así como los carnet  y el dinero, y que pasara a la cama a descansar que tanto ella como él lo necesitaban.

Él dijo se quedaba allí pero ella insistió  ofreciéndole la cama de invitados, diciéndole pasara un momento a su alcoba a llevarse unas sábanas para poner en la cama.

Mientras ella buscaba unas sábanas fresca  para dárselas entre los cajones, él se sentó inocentemente sobre la cama de ella desnudo de cintura para abajo, tapándose a medias con la toalla que llevaba en mano, mirando ella a través del espejo de un tocador que en el cuarto tenia, observado  como el inocentemente  la esperaba, inundándole en segundos pensamientos lujuriosos con aquel viejo vagabundo en su cama.

Mira como no encuentro donde las guarde, quédate aquí en esta cama conmigo le dijo ella, que es grande y espaciosas, respondiéndole  el, que no quería abusar de tanta hospitalidad, insistiendo ella a la vez que con una frialdad que ni ella misma no esperaba haber dicho, le pidió  se quedara y le hiciera el amor esta vez sin presión y de mutuo  acuerdo pues no paraba de tener pensamientos lujuriosos con él tras haberla penetrado en el parque.

Sonrió el picaronamente mientras agarrándola por la cintura, la atrajo hacia a su entrepierna para  quitarle la ropa con sutileza  delicadeza, sin dejar de besarla  y acariciarle sus pechos, la atrajo ahora más  hacia su cuerpo dejándose caer de espaldas para besarla y abrazarla en un largo y caluroso retoce sobre la cama.

El sexo de Rosaura hacia aguas pensando ahora en tener aquel macho atendiendo su cuerpo ahora sin ahogos ni atosigamientos ni imposiciones y más con la maestría que se movia el viejo vagabundo sobre el ancho de la cama, besando y acariciando cada centímetro del cuerpo de ella, mientras esta gemía de placer ante tanta y grata atención.

Bajo tras una largo y pausado recorrido a besos hasta el sexo de ella y abriendo este delicadamente comenzó a jugar con su lengua tanto en sus labios como en su interior, haciendo la cadera de Rosaura se levantara  varios centímetros de la cama cuando esta bailaba  con su punto mágico, al que supo atender durante unos gratos minutos hasta que ella exploto de placer, quedando medio anestesiada sobre la cama.

Acto seguido él se posiciono delicadamente sobre ella abriendo con sus fuertes piernas los delicados y suaves  muslos de esta, y guiando con la mano su ya duro miembro lo dirigido hasta la puerta del conejito de Rosaura que mirando de reojo la operación, invitaba con leves momentos de cadera a ser penetrada.

Tras meter primero el enorme cabezón  se  dejó  caer sobre el deseoso y hambriento cuerpo de ella, incrustando en su totalidad los más de 20 centímetros de grueso musculo  que comenzó a bombear lentamente pero con sabiduría, haciendo la alcoba de Rosaura se convirtiera en un salón de opereta donde ella cantaba aleluyas por el placer que estaba recibiendo.

Estuvo unos quince minutos retozando sobre la cama mientras metía y sacaba una y otra vez su largo y grueso apéndice  en una faena memorable que provoco en ella  la explosión de dos nuevos  orgasmos antes de volver a regarla con sus jugos y quedar  exhausto y agotado por tan buen trabajo, bajándose del castigado pero agradecido cuerpo de ella que supuraba placer y agradecimiento por aquel memorable polvo.

Lo beso cariñosamente ella ahora, acariciando su masculina cara así como el frondoso y aseado pectoral que rezumaba aun el olor de su  reciente ducha mezclado con ese aroma a macho que tanto Rosaura  añoraba, bajando picaronamente su mano hasta su miembro que  se iba desinflando lentamente, y tras acariciarlo le dijo que durante una temporada lo iba a tomar prestado para sus servicios dada las buenas faenas que hacía.

Quedo ella dormida en esa postura  sin soltar de su mano su apreciado apéndice, cayendo el también en un profundo sueño tras el cansancio de la agitada noche y sus dos descargas efectuadas ante aquellos sorprendentes acontecimientos.

Tras varias horas  de un grato y reponedor descanso, pues  la oscuridad de la noche volvía a entrar por la ventana, despertó el al sentir su miembro era agasajado por unos húmedos labios que ahora envolvían gratamente y lubrificaban  la cabeza de este.

Ummmmm dijo que rico despertar, acariciando la cabeza de ella para verificar que aquello no era un sueño, mirándole ella con cara de lujuria mientras degustaba aquel enorme rabo que comenzaba a despertar ante las caricias de sus manos en sus dos gordos apéndices en los que se apoyaba  así como el trato de favor que recibía aquella gorda cabeza que era succionada con un deseo inagotable, haciendo su tronco se inflara en pocos segundos.

Relájate le dijo Rosaura haciendo un alto en el camino, para volver a tomarla y comerla con pasión, trabajando laboriosamente su cabeza así como su tronco hasta su base donde sus manos seguían agasajando  a aquellos enormes y peludos depósitos que tanta y gratificante  mana le habían regalado ya la noche anterior por ambos agujeros, quedando solo uno para terminar de cumplir el triplete deseado.

Necesito unos diez  minutos más o menos pues aquel semental no era de tiro rápido, más bien todo lo contrario, haciendo ella disfrutara hasta la extenuación con aquella larga mamada que al final le dio su preciado y compensatorio tesoro, pues comenzó a escupir ráfagas de espesa y pastosa  nata que engullo como si no hubiese comido en años  hasta dejar seca, aquella gruesa y larga herramienta que palpitaba con sus marcada venas aun después de aflojarse un poco tras una colosal corrida.

Tuvo el que esperar un rato en la cama para recuperarse mientras ella preparo una suculenta cena para mantener vivo y en forma aquel macho que acababa de descubrir y que no dejaría escapar en un tiempo hasta haberlo exprimido bien.

Según cuentan se instaló una larga temporada en su casa  haciéndola gozar numeras noches y días donde el dio lo mejor de sí y ella le complació  como la diosa de la cama que era.