Fetiches

El olor a macho vertido sobre su trusa me embriagaba,lo imaginaba febril tocarse, satisfacerse...

Fetiches

Desde que llegué a la ciudad a realizar un posgrado en una universidad privada, con media beca, tuve que hacer todos los esfuerzos posibles para economizar un poco, sobre todo en la vivienda. Encontré el lugar perfecto; un apartamento chico, rentado por recamaras, a escasos diez minutos de la universidad. En ese momento era mixto, eramos dos hombres y dos mujeres, comenzamos a llevar una excelente relación de compañeros, por seis meses. Al salir de vacaciones, encontré sendos mensajes de los compañeros, que al igual que los anteriores huespedes tuvieron problemas económicos y dejaron el departamento, y solo me quedé yo.

La casera me avisó:

  • Químico, no se preocupe si cuando llegue a casa encuentra una persona mas, se trata de un inquilino, va a rentar el cuarto de junto.

Al principio, la noticia de la llegada del nuevo compañero de cuarto,no fue muy de mi agrado. No sabía que clase de persona fuera a llegar, el tiempo que había estado solo en el departamento me había parecido delicioso, no había nadie y podía estar a mis anchas.

Cuando llegué, me encontré al tipo: un joven, Se trataba de Eduardo.

Eduardo es un joven de 24 años, procedente de Tabasco, que inicia sus labores en el Distrito Federal, y que por razones de economía,  y llega al departamento en el cual rento una recámara compartida al ver un anuncio en la Universidad, a la cual viene becado a realizar un posgrado, también en química.

-Hola, soy Eduardo - me dice el, amable - vine a la universidad a Hacer mi maestría en Química Inorgánica, y me queda perfecto este departamento, está muy cerca del campus..

  • Si, así es, yo estoy haciendo la maestría en Instrumentación Aplicada - le digo mientras disimuladamente veo al interior del cuarto, en donde el está arreglando muy diligentemente la habitación, ordenando la ropa por colores, se veían perfectamente ordenados ropa interior, camisas...

  • Pues yo soy Javier - dije con igual tono - y ya sabes, estoy para servirte.

El cabrón causó buena impresión en mi, a mis 30 años la presencia de carne joven siempre es un aliciente para mi bisexualidad, es más, este joven estaba de muy buen ver, y todavía tenía una cara de inocente....

Pasaron las primeras dos semanas, y fui conociendolo poco a poco, era segundo hijo de una familia de cuatro hermanos profesionistas, con padres empresarios, universitarios. Sus gustos, refinados, estudiaba escuchando a Bach, Mozart, conocía la obra de Verdi...en fin, culto, estudioso.

Una mañana, tuve que regresar de la facultad por unos reactivos que había conseguido, y que había dejado en la casa.

Eduardo ya no estaba.

Su puerta estaba abierta, se veía la cama destendida, revuelta, me acerqué a cerrarla y entonces, percibí un olor conocido.

Era semen.

Abrí la puerta suavemente, y mis ojos dieron con la fuente de olor que atraía poderosamente mi nariz, yo estaba empezando a manifestar una erección, que hacía que mi pene amenazara con salir por la bragueta de mi calzoncillo, rozando mi pantalón.

Era su cesto de ropa.

Me incliné y encontré una trusa de color azul oscuro, mostrando una contrastante mancha blanquecina, irregular, que mojaba el frente de la prenda, la tomé en las manos y acaricié esa superficie mojada y resbalosa, sintiendo como mis piernas temblaban ligeramente y como mi verga alcanzaba sus dimensiones maximas.

Era una mancha reciente, aun humeda, que mostraba sus rastros blanquecinos, espesos, sobre la prenda, que la humedecía por completo, y hacía que yo la sintiera pesada, mojada, sobre mi mano.

Dirigí mi mano a la cara, con su trusa mojada, mientras me desabrochaba el cinturón y pantalón, dejando que la verga se me saliera por la abertura de la ropa, ya mojada, húmeda, palpitando.

Acerco a mi nariz la prenda, y siento la humedad, el frio de la tela impregnada de semen y su penetrante olor penetrar por mis fosas nasales y golpear mi cerebro, sintiendo como al mismo tiempo mi verga se hincha aun mas, y se humedece

Disfruto el olor a semen, a macho, mientras con la otra mano comienzo a jalarme vigorosamente la verga, aprisionandola entre mis dedos, sintiendo como se lubrica con mis liquidos.

Me imagino a Eduardo, desnudo de la cintura hacia abajo, solo con camiseta, en su cuarto en la penumbra, mansturbarse suavemente, acariciarse los huevos, jugar con sus pelos, mientras se frota una verga de características desconocidas para mi, emitir quejidos.

Que caliente estaba.

Me lo imagino con la verga crecida, chorreante, babosa, con sus ojos entrecerrados y emitiendo quejidos, hasta emitir uno, dos, tres chorros de semen sobre su trusa.

Y quedarse quieto, respirando agitado, descansando.

Comienzo a sentir la inminente sensación de orgasmo y retiro la trusa de mi cara, y envuelvo mi verga en esa superficie fria, humeda, viscosa.

Comienzo a venirme, en una sensación que me recorre los huevos, que me sube por la verga, que contrae mi vientre y espalda.

Me descargo en su ropa, mezclando nuestros intimos líquidos en una tela.

Es una relación sexual de dos, pero en distintos tiempos.

Me quedo de pie sintiendo la placentera y unica sensación de venirme, aprisionando mi verga en su ropa, fundiendo mi semen con el suyo, descansando.

Ya recuperado, me termino de limpiar la verga en su tela, y coloco la prenda en el cesto, entro al baño a mear, y solo me aseo un poco, pues quiero seguir sintiendo el contacto del semen en mi verga.

Cuando el llegó por la noche, yo acababa de regresar del coctel, y lo ví ahora con mas atención, con la perturbadora visión del macho joven con necesidad sexual, con necesidad de tocarse y agarrarse la verga, como yo.

Ahora este incidente ha ocasionado que mis ojos y mi mente se fijen mas en el, que furtivamente en las noches, pegue mis oídos a su puerta, tratando de escuchar algun ruido, algún quejido.

Cuando pude, regresé a casa por motivos insignificantes, para acechar su cesto de ropa, y husmear nuevas señas de autosatisfacción.

Algunas veces, manchas resecas, otras veces, el olor provenía del bote de basura.

Entonces encontraba papel higiénico, humedo, rebosante.

El entraba mas tarde que yo a la facultad, casi una hora, y por lo visto, lo aprovechaba bien.

La sola vista de los papeles llenos de semen, me ponian a tono, mi verga crecía rapidamente, me mojaba, y tenia la imperiosa necesidad de mansturbarme.

Nuevamente, me mansturbaba freneticamente, aprisionando mis huevos y mi verga, entre los papeles, sintiendo la fria humedad que calidamente me llevaban al extasis..

Así pasaron algunos meses, hasta que un día me aborda Eduardo

  • Oye Javier, no sabes si ya comprometieron la otra cama de tu cuarto?

  • No creo, a estas alturas, hasta el próximo ciclo - le dije - porqué?

  • Me está saliendo muy caro, creo que va a ser mejor mudarme contigo, así ahorro algo de la beca.

Y sin mas ni mas, unos días después se mudó al cuarto.

Pude entonces, gozar el placer inmenso de tenerlo junto a mi. Con mas frecuencia, husmeaba la ropa sucia, y su cesto de basura, y siempre encontraba lo que deseaba.

Una noche, muy cansado, llegué y me tendí a dormir, estaba completamente rendido. Había tenido un día mortal, el ambiente del laboratorio me había aturdido.

Mucho mas tarde, ya de madrugada, siento la necesidad de mear, y despierto. Estaba a punto de moverme, cuando por la tenue claridad de la ventana, puedo ver a Eduardo mansturbarse.

La luz amarrillenta le da un tono calido a su piel, a su vientre, que sube y baja ritmicamente, tiene la camisa del pijama arremangada hasta encima del ombligo, y la trusa hasta los tobillos.

Muestra una pefecta erección en angulo recto, de una verga mediana, estándar diria yo, que se adivina mojada.

Con una mano, se acaricia el vientre y las tetillas, y con la otra, masajea su verga suavemente, recorriendola de arriba abajo, adivinandose el paso de sus dedos sobre las venas, sobre su firmeza.

Veo, escasamente a dos metros de mi, como respira con la boca abierta, como se mueve suavemente, con las piernas separadas, frotandose los huevos, acariciándose el area que va del culo a los huevos.

Lo veo.

Los ojos cerrados, ensimismado, caliente

¿En que piensa?

No lo se, pero yo estoy con la verga apretada entre mi cuerpo y el colchón de la cama.

Entrecierro los ojos, y respiro suavemente, no quiero que se de cuenta, no quiero que me vea, no quiero que deje de satisfacerse, el solo.

Estira una mano hacia una silla, y toma una tira de papel higiénico, lo dobla y lo pone en la punta de su verga.

Cierra las piernas, sus huevos emergen y se ve en la semioscuridad como ahora descansan entre sus muslos cerrados, mientras el sigue frotandose la verga, con suavidad.

Entrecruza sus piernas, y su mano ahora, con furia, se mueve hacia arriba y abajo, emitiendo chasquidos.

Se estira, y un apagado quejido se oye levemente, mientras su mano con el papel, cubren su verga, y se embeben de sus líquidos, mientras el emite su jugo masculino sobre el papel.

Se queda quieto, y veo como la verga pierde su dureza, y el, desfallecido, arroja el papel al cesto.

Se sube la los calzones y se arropa, está rendido, y en pocos minutos, su respiración se vuelve ritmica, suave, pausada, escuchandose un suave ronquido.

Me muevo suavemente y me siento en la orilla de mi cama, procurando hacer el menor ruido, y me pongo de rodillas, y casi repto hasta la orilla de su cama.

Y busco...busco el papel que acaba de tirar, y lo encuentro, mis dedos se mojan, el semen aun esta tibio, y esta impregnando por completo el papel, arrugado.

Regreso a mi cama, y ahora, de lado, me bajo los calzoncillos, y comienzo a mansturbarme, a ratos oliendo el papel, que me mancha los bigotes y los labios, y después, embadurnando mi verga...hasta que exploto en torrentes sobre el, mezclando mi semen con el de el, aun tibio, a escasos minutos de haber sido emitido por esa verga.

Deposito el papel de donde lo tomé y me recuesto, y duermo, soñando con mi compañero de cuarto.

Mañana, mañana veré, lo tengo tan cerca, puedo olerlo, sentirlo.

Despierto al oir su despertador y veo como se pone de pie y me saluda, al verme despierto.

  • Que onda Javier, ya listo para la facu?

  • Si, listo, ahora si descansé muy bien,

  • Yo igual - dice mientras sale del cuarto, con la toalla al brazo, directo al baño.

Yo, yo solo espero, no hay prisa...