Fernando y Juan (01)

Fernando, el trotamundos, regresaba a su pueblo natal donde Juan, el campesino estaba a punto de conocerlo.

FERNANDO Y JUAN -Parte 1-

Caminaba por la calle angosta como quien camina por los Campos Eliseos de Paris o la Quinta Avenida de New York. Su estilo era el de un trotamundos. A eso estaba acostumbrado. Pero era solo una calle polvorienta en su pueblo, el mas chico de todos los pueblos de la serrania. Pero para el aquel era el mundo del cual habia salido, aquel habia sido en algun momento su dominio, y el lugar donde creia que no regresaria.

Saludo a un par de ancianas que se lo encontraron. Alcanzo a escuchar que una de ellas le decia a la otra:

"Es Fernandito... el hijo de la Tulita..." "Esta guapo el chamaco"- le contesto la otra con una sonrisa de picardia mostrando los unicos dos dientes que le quedaban.

Y es que Fernando era guapo en realidad. Sus 1.75 mts de estatura estaban bien distribuidos, sus piernas eran fuertes, su pecho y abdomen duros como el acero y con una linea fina de vellos rubios, su cabellera rizada y rubia le caia en los hombros, sus ojos color miel le hacian un contraste increible con su sonrisa amplia que sus labios delgados dejaban entrever. Sus manos al final de sus brazos fuertes eran suaves y solo contaba con un anillo en uno de sus dedos. A los 24 estaba en la flor de la juventud, en esa edad en que se es joven aun pero ya se tiene el conocimiento de la madurez.

Fernando llego hasta la casa de adobe y teja. Toco la puerta y no recibio ninguna respuesta. Volvio a tocar. Nada.

"No estan"- escucho que una voz le gritaba desde el otro lado de la calle.

Volvio a ver hacia la casa del frente. La voz provenia de un muchacho poco menor que el quien estaba sentado en el dintel.

"Salieron temprano...y creo que no van a regresar hoy porque le dijeron a mi abuela que irian a la capital a hacer no se que cosas..."

Fernando sonrio y atraveso la calle en direccion a aquel muchacho.

"A la capital?"- pregunto mientras se detenia frente a su interlocutor. Este era un muchacho moreno, pelo lacio peinado hacia atras, ojos achinados y labios gruesos.

"Si. Se fueron tempranito".

Fernando suspiro y volvio a ver hacia la casa.

"Bueno..."- vio su reloj que marcaba las 5:20 pm -"Tendre que regresar entonces".

"Pero ya no hay buses a esta hora"- le dijo el muchacho viendo inconcientemente hacia la plaza del pueblo de donde venia Fernando.

"Ya no hay?"- pregunto Fernando con un dejo de preocupacion.

"No, el ultimo se fue hace como quince minutos..."

Fernando se puso la mano en su boca, volvio a ver nuevamente el reloj como si esto cambiara algo.

"Hay algun lugar donde pueda quedarme? Digo, un hotel o algo asi?" - le pregunto mientras su cabello rubio era movido por una leve brisa que bajaba del cercano cerro.

"Hotel?"- dijo el vecino mientras se paraba acercandose a Fernando en direccion a la calle. "No, solo hay una estancia en frente de la plaza...pero...quien sos? Sos familiar de la Tulita?"

Fernando se rasco el pecho por sobre su camiseta gris, pegada a su pecho ancho.

"Soy su hijo"- le respondio.

"Fernando?"- pregunto el lugareno mientras arqueaba sus cejas.

"El mismo"- le respondio mientras la picazon en el pecho persistia.

"Bueno, entonces...por que no dormis aqui...te podes quedar...tengo una cama extra..."- parecia que estaba nervioso con el ofrecimiento.

"Y tu abuela?"- pregunto Fernando tratando de ver hacia adentro.

"Mi abuela?"- pregunto el vecino -"Ah...no! Ella vive alli"- le contesto senalandole la casa de la par.

"Bueno...no quisiera imponer nada...pero la verdad es que necesito una ducha..."- dijo Fernando sonriendo mientras seguia rascandose el pecho -"creo que soy alergico al polvo o algo asi..."

"No tenemos ducha...pero si hay sufiente agua en la pila"- sonrio el anfitrion mostrando una dentura blanca y casi perfecta. Abrio la puerta de par en par y se hizo a un lado -"Me llamo Juan".

"Llamame Nando"- le dijo el estrechando su mano. Por algun motivo sintio que la mano de Juan, si bien era cierto estaba aspera, no era la de un macho comun y corriente. Penso que aquella era la mano suave de uno de sus amantes en el extranjero.

Juan lo llevo hasta un diminuto cuarto que solo contenia una cama sin sabanas y un armario. Luego lo condujo hasta atras de la casa donde una pila con agua le invitaba a darse un bano. Noto que no habia cortinas o paredes. Por que habria de haberlas? Si Juan vivia solo, no habia necesidad de ellas.

"Voy a ir donde la abuela, yo como alla. Le voy a decir que tenemos un invitado..."

"No, no...yo puedo conseguir donde cenar..."

"Ni loco...no te preocupes...que aunque sea frijolitos habra..."- Juan no hablaba como un campesino, sonaba mas refinado y esto comenzo a intrigar a Fernando.

El anfitrion salio mientras el invitado regresaba al cuarto donde habia dejado su maletin. Saco algo de ropa y se dio cuenta que no tenia una toalla, asi que abrio el armario en busca de una. Habia solo unas cuantas camisas colgadas y ropa interior. Vio hacia la puerta para cerciorarse que Juan no habia regresado. Su mano temblaba levemente mientras tomaba uno de los calzoncillos. Su mente volo en solo un instante pensando en el paquete que aquel muchacho guardaba detras de aquella prenda. Lo puso de regreso en su lugar. Sin encontrar una toalla se quito la camiseta, los zapatos, los calcetines y se dirigio hacia el patio. Alli se desvistio por completo y comenzo a echarse agua en su cuerpo. Tomo el jabon que estaba alli y se limpio lo mejor que pudo. Noto que al pasar su mano por su verga esta comenzo a pararse levemente. La limpio bien y continuo masejeandose las piernas musculosas. Luego se dio media vuelta para pasar el jabon por sus nalgas. Sus ojos se abrieron de par en par al ver a Juan a un par de metros con una toalla en la mano.

"No tenes toalla, verdad?"- le dijo mientras le parecia que lo miraba mas hacia sus nalgas que a sus ojos.

"No, no tengo..."- Nando no sabia si taparse o no. Le parecio que lo mejor era actuar naturalmente asi que se enjabono las nalgas.

"Te la dejo aqui..."- le dijo Juan poniendola en una rama del arbol que estaba a su lado. No le quito la vista mientras lo hacia. Se dio media vuelta y entro nuevamente a la casa. "Ah..."- dijo desde adentro -"la cena estara lista en una media hora".

Fernando termino de echarse agua, se seco y se puso la toalla alrededor de su cintura. Entro a la casa. Para su sorpresa encontro a Juan en "su" cuarto buscando algo en el armario.

"Te dejo las sabanas..."- le dijo sonriendo. "Y un espacio para que podas poner tu ropa"- Fernando noto que Juan llevaba en sus manos el calzoncillo, y otra ropa interior, que el habia tenido en sus manos hacia solo unos minutos. Tambien le parecio que Juan se detenia a ver su pecho mas que lo que un campesino lo haria. No estaba seguro, pero diria que su anfitrion lo miraba con ojos de lascivia. Y de todas maneras al sentir a Juan tan cerca de el en el estrecho cuarto sintio como su verga crecia.

La abuela de Juan era una anciana de las que no lo parecen. Oficiosa y definitivamente una excelente cocinera. Se desvivio en atenciones diciendo que la Tulita siempre hablaba de su hijo que vivia en el extranjero y que era mala suerte no encontrarla pues habia salido con su marido, el padrastro de Fernando, con rumbo a la capital.

Juan y Fernando se retiraron despues del cafe recien cocinado en la olla de barro. Ya habia anochecido y los grillos eran la unica distraccion de aquella noche estrellada en aquel pueblo enmedio del campo tropical.

Juan comenzo a hacerle preguntas a Fernando que este contesto con lujo de detalle. Donde vivia, a donde habia viajado, que estudiaba, cuantos idiomas hablaba, etc. De hecho Nando tambien hizo sus preguntas y se dio cuenta que a Juan le gustaba leer sobre el mundo y sus costumbres, que a pesar que solo tenia 19 habia leido mucho y por eso sabia mucho aunque lo mas lejos que habia viajado era a la capital.

Asi pasaron platicando por un par de horas a la luz de dos candiles humeantes hasta que Nando se estiro bostezando.

"Creo que voy a acostarme...el viaje me canso"- se disculpo.

Juan se puso de pie acercandose a uno de los candiles.

"Si quiza ya sea hora..." -dijo tomando el candil- "yo voy a orinar...y luego tambien me acuesto..."

"Por cierto"- dijo Nando con cierto recelo -"Hay algun...lavabo...letrina?"- trato lo mejor que pudo de encontrar la palabra correcta.

"Si, alli...por donde esta la pila, pero podes hacer pipi en cualquier lado...dicen que es bueno para los arboles"- sonrio.

"Pues entonces te sigo...porque ya necesito descargar mi vejiga"- le dijo poniendose de pie y siguiendo a su anfitrion.

Juan puso el candil sobre el borde de la pila, dio un par de pasos hacia los matorrales y se abrio el pantalon de corduroy que llevaba. Nando se puso a la par e hizo lo mismo. En unos instantes los grillos que estaban cerca se callaron para escuchar las dos meadas que caian profusas al suelo polvoriento.

"Que verga mas blanca tenes"- le dijo Juan sin tratar de disimular que estaba observando el pene de Nando.

Este realmente no supo que decir, pues el comentario lo tomo por sorpresa.

"Digo, hasta se te nota en la oscuridad"- se explico Juan mientras se sacudia su propia verga y se la metia nuevamente en el pantalon. Se dio media vuelta, se lavo las manos y entro sin hacer otro comentario.

Nando entro a los pocos segundos. Juan le dio el otro candil.

"Espero que podas dormir bien"- le dijo mientras se quitaba la camisa -"Ojala no haga tanto calor" - su pecho moreno y bien formado culminaba en un par de tetillas oscuras y bien paradas. No tenia ni un solo vello y casi brillaba en la tenue luz del candil.

"Parece que no"- le contesto Nando mientras notaba que el bulto intimo de Juan habia crecido desde la orinada.

"Buenas noches"- le dijo caminando hasta su habitacion a la par de la asignada a Nando.

"Que duermas bien"- le contesto este cerrando la puerta de madera. Esta no tenia cerradura, asi que sola la cerro. Se desvistio quedandose en sus boxer marca Calvin Klein. Se acosto sin cubrirse pues aunque no hacia calor, tampoco hacia frio. Le costo dormirse quiza porque era un lugar desconocido con una cama desconocida con una persona desconocida. Pero el cansancio pudo mas y finalmente sus ojos se cerraron hasta que un leve ruido afuera de la casa lo desperto.

Escucho pisadas sobre las hojas secas, luego escucho que abrian la puerta de atras. Se sento sobre la cama enmedio de la oscuridad. No sabia que hacer, asi que hizo lo unico que podia: esperar y escuchar.

Las pisadas pasaron por su puerta. Vio que una luz como de linterna pasaba por su dintel. Luego escucho como se abria la puerta de al lado, la de Juan. Contuvo la respiracion pues no sabia que iba a pasar. Se puso en pie en las puntas de sus pies descalzos.

"Sshhh!"- escucho a Juan diciendo en un susurro -"No hagas tanto ruido...hay otro dormido a la par..."

"Que?"- escucho la voz de otro hombre.

"Es el hijo de la Tula...se ha quedado a dormir aqui hoy..."- escucho nuevamente el susurro de Juan -"No hagas ruido...que nos va a escuchar. Me olvide que era viernes".

Por unos instantes Nando no pudo oir nada, solo un par de sonidos que a primera, le parecieron besos. Besos! No, no era posible, o si?

"Asi me gusta encontrarte ya desnudito...para que te pueda coger"- la voz del otro sonaba a un hombre mayor. Y no habia duda de lo que estaba a punto de ocurrir.

Nando escucho como el otro se quitaba los zapatos que dejo caer en el piso, seguramente estaba desnudandose mientras Juan le decia que no hiciera tanto ruido.

"Callate Mario...se va a despertar el gringuito"- le dijo Juan.

"Gringuito?"- pregunto Mario.

"Si lo vieras...parece gringuito...y vive en el extranjero..."- le dijo Juan siempre en susurro.

"Te gusta?"- le pregunto Mario mientras Nando se imaginaba, por los ruidos, que este se acostaba en la cama a la par, o quiza encima de Juan.

"Bastante. Esta rico...se ve rico...limpio..."- la confesion de Juan confirmo las sospechas de Nando. Inconcientemente su verga comenzo a hincharsele por debajo de su boxer.

"No como yo"- dijo el otro en tono de protesta.

Juan no contesto. Nando escucho como trataba de evitar un grito de dolor mientras, seguramente, Mario entraba en su culo.

"Hacelo despacio"- le dijo casi en tono suplicante.

Nando no pudo mas y mientras escuchaba el entra y sale de la cogida, abrio la puerta lentamente. Al estar en completa oscuridad no podia ser detectado alli en el umbral, mientras la linterna alumbraba el cuarto de Juan.

Mario era un hombre mayor, quiza de unos 50, con pelo canoso, grande, fuerte. A la luz de la linterna se veia imponente ante el muchacho que estaba cogiendo. Los huevos oscuros le colgaban viendosele por delante de las dos grandes nalgas. Los brazos le sostenian el cuerpo alrededor de la cintura de Juan que estaba tirado alli, indefenso pero sin protestar. Las piernas de Mario, estiradas cuan largas eran, se movian de atras hacia adelante mientras su verga, seguramente gruesa y grande, entraba y salia del culo de Juan.

Nando se toco su propia verga que ya sobresalia en su boxer. Casi se decidia a masturbarse alli mismo, cuando escucho que Mario llegaba rapidamente al orgasmo.

"Ahh... putita rica... ahh..."- dijo poniendo todo su cuerpo sobre el cuerpo del muchacho.

Fernando se retiro rapidamente hacia su habitacion cerrando suavemente la puerta.

Vio como la luz comenzaba a moverse un par de minutos despues.

"Hasta la proxima semana, Juancito"- dijo Mario mientras caminaba hacia afuera. Juan no le contesto.

A los pocos minutos de que Mario se retirara, Nando escucho como Juan salia de su habitacion en direccion a la pila. Escucho cuando el agua caia sobre el cuerpo de su anfitrion y decidio salir.

"Con calor?"- le pregunto mientras la oscuridad hacia que solo pudiera ver la silueta de Juan a la par de la pila.

"Te desperte?"- pregunto este con sorpresa.

"La verdad que si..."- Nando no sabia como decirselo, pero sabia que debia decirselo.

"Lo siento..."- dijo Juan mientras sus manos se pasaban una y otra vez por sus nalgas y su culo.

"Pero no te preocupes... no dire nada".

"Entonces...escuchaste..."- Juan no sabia como hilvanar las palabras. Fernando se acerco a el, enmedio de la oscuridad busco el jabon que Juan tenia en sus manos.

"Si, pero ya te dije...no dire nada...solo dejame ayudarte..."- Fernando sintio la mano temblorosa del muchacho mientras el tomaba el jabon y lo pasaba por su espalda...y luego bajaba lentamente hacia las nalgas redondas y duras de su anfitrion...

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