Feo y pollon
Tener una buena polla consigue sacarme de mi depresión
Todo empieza cuando termino el bachillerato, en el transcurso del verano hasta que empecé la universidad.
No soy un chico agraciado y aunque físicamente me conservo bien mi cara no es la más bonita del mundo, pero en cambio tengo un gran baza que radica en mi pene ya que sufro de gigantismo, en estado de excitación llega hasta los 23 cm y de un grosor un poquito más pequeño que una lata.
Ahora soy muy feliz con mi miembro pero no siempre fue fácil, en el colegio se metían conmigo y las chicas me llamaban guarro porque decían que siempre iba empalmado pero realmente era el tamaño de mi pene y yo no podía hacer nada, también tenía problemas para ponerlo totalmente erecto no conseguía nada que me pusiera en un estado de excitación plena.
Mis padres no sabían que me pasaba porque estaba deprimido ya que yo no les contaba nada, asique decidieron llevarme a un psicólogo.
Después de casi un año de terapia con el señor Jesús decidí contarle mi problema el sonrió diciéndome con son cosas típicas de la juventud y que por eso no me tenía que preocupar que la gente puede llegar a ser mala por fastidiar a los demás, pero yo le insistí que no era porque fuera un salido sino que era fruto del tamaño.
En un arrebato de desconsuelo me baje los pantalones dejando mi pene al descubierto. Jesús se quedo blanco y lo primero que me dijo que era de un tamaño descomunal, los ojos le brillaban asique decidí subirme los pantalones, nunca le había enseñado la polla a un hombre y en el fondo me había gustado ver su cara.
Jesús pensó que tenía la solución para ayudarme pero me hizo prometer que yo no diría nada, me dijo que ya que eres virgen y no conseguía desahogarme del todo me recomendaba meterme en páginas donde poder hacer cabérselo con Cam para ver si encontraba algo que me calmara. En una tarjeta me apunto una página, y con las mismas me fui.
Al llegar a casa fui corriendo al ordenador para meterme y experimentar. No llevaba ni media hora y ya varias chicas y parejas querían quedar conmigo a todos les impresionaba el tamaño de mi polla incluso alguna me decía que era mentira.
Ya cogí como costumbre meterme en la web para hacerme mis pajas alguna vez me apetecería quedar con ellas y ellos pero siempre eran de otra ciudad y yo aún no disponía de coche, pero entonces un buen día conocí una pareja de mediana edad muy simpáticos con los que me llevaba genial aparte de ser atractivos eran muy comprensivos y me hacían sentir muy cómodos llegando incluso hablar de la bisexualidad cosa que nunca me había planteado.
Después de hablar unos días con ellos decidimos dar el paso y quedamos, vivían en un chalet a las afueras de la cuidad asique cogí el autobús y después de un viaje de 45 min llegue a su casa.
Nervioso llame a la puerta y entonces me abrió ella, Marta una guapa mujer de 44 años tirando a rellenita pero con unas tetas enormes y un culo espectacular de cara era bastante guapa y su pelo pelirrojo a media melena la daba un toque muy sensual.
Después de presentarnos y darnos un abrazo me hizo pasar, la casa tenía un amplio salón donde como me conto ella era donde más tiempo pasaban, mientras me enseñaba la casa interrumpió para decirme que subiera arriba que me tenía algo preparado.
Subí y había tres puertas y solo una abierta, entre y allí encima de la cama había un bañador con una pajarita. No lo pensé dos veces y me desvestí dejando mis cosas sobre la cama y poniéndome el bañador y la pajarita.
El bañador me quedaba un poco pequeño no dejando mucho a la imaginación pero no importo y con las mismas baje. Marta me esperaba en el salón, ella también se había cambiado llevaba un diminuto bañador que apenas le tapaba los pezones, el verme exclamo y cogiéndome de la mano me llevo afuera.
En el jardín tenían una pequeña terraza donde habían puesto una piscina de plástico grande, nos metimos en el agua y enseguida ella empezó a besarme estuvimos un rato besándonos, ella se quito la parte de arriba y agarrando una de sus tetas me puse el pezón a la altura de la boca, yo empezó a chupar como cuando era un bebe, ella suspiraba y en un arrebato me agarro la polla y intento metérsela , a la primera no le entro como era de esperar, entonces se puso de otra manera y ya consiguió meterla un poco, empezó a cabalgar como buenamente podía chillado era gritos de dolor mezclados con una máximo disfrute.
Yo no estaba acostumbrado a esto y notaba que me iba a correr y la avise, ella me miro y poniendo cara de pena me saco de la piscina y me empezó a chupar la polla, o mejor dicho el glande que era más o menos lo que la entraba, a la vez que me chupaba la polla ella se tocaba imprimiendo más velocidad a la mamada. Fui avisarla que suele salir mucha cantidad, pero no me dio tiempo en menos que canta un gallo tenía toda la cara y tetas llenas de mi maravilloso néctar.
Ella me miro y se levanto dándonos un beso llenándome de parte de mi semen mientras estábamos besándonos oímos un ruido era su marido, pero para mi sorpresa lo conocía, era Jesús mi psicólogo, este a mi cara de sorpresa contesto con un ¿sorprendido?
CONTINUARA…