Feminizado por mi familia parte 2

Empieza realmente el programa de feminización. Mi hermanita cada vez está mas traviesa y pronto muestra mucha iniciativa...

A

ntes de comenzar el segundo relato debo aclarar una cosa de la que por suerte una lectora me hizo darme cuenta de fatal error: mi hermano en la historia no puede tener 25, pues mi madre sería muy joven, así pues tendrá 18 años. Pido disculpas por mi error.

Ahora sí, comencemos.

Salí vestida de nena de casa, a la calle. Llevaba una peluca morena con coletas. Al fijarme bien, vi que mi ropa era ropita de mi hermana. No había reparado antes en la cuenta. Estaba nervioso, excitado, a pesar de que no se me levantaba debido a mi castidad. Si iba todo bien, no tenía porqué pasar nada. Simplemente la gente creería que era una nena y ya.

La calle se encontraba desierta. Era casi hora de comer ya y no había demasiada gente en la calle. Caminamos tranquilamente. Algo que se me olvidó comentar es que llevo zapatitos planos de color negros, muy femeninos. Otra cosa que tal vez os hayáis preguntado es. ¿cómo me coloqué pendientes si soy chico? Bueno eso tiene fácil explicación: me hice los agujeros ya que los pendientes (no de chica) siempre me han gustado).

Siguiendo la historia, seguimos paseando hasta entrar ya más en lo que era la ciudad, dejando de lado las calles. El centro comercial no estaba muy lejos, aunque Papá dijo que primero pararíamos a comer algo. Había bastante gente en la calle: mujeres mayores, grupos de chicas hermosas, chicos que iban de aquí para allá. Bastante gente (no sabría decir si mucha o poca) se me quedaba mirando. Un grupo de chicos que me miró cuchicheó. Pude oírles por lo bajo cuando pasamos por su lado:

  • Está buena, eh Antonio.
  • ¿De verdad es una tía?
  • Tiene un aire masculino ¿verdad?

Cuando nos alejamos, dijo mi madre:

  • Quizá te haga falta un poco de maquillaje, pero parece que das bastante el pego. Seguiremos experimentando.

No rechisté. ¿Para qué? Ya había comprobado que era inútil.

Seguimos paseando, hasta entrar en un restaurante. La gente no me echaba ni cuenta, iba a su bola. Una mujer me miró pero enseguida dejó de prestarme atención para seguir conversando con el que sería su novio. Nos sentamos y pedimos la comida. Antes de que pudiera abrir la boca para pedir yo, mi madre pidió por mí. El camarero me guiñó un ojo (era bastante joven) y se marchó. Entonces me dijo mi madre:

  • Será mejor que no hables o se descubrirá el pastel. Tendremos que ayudarte a feminizar la voz. Luego buscaremos ayuda para eso, de momento seguiremos el programa establecido. Hasta entonces eres una chica muda.

Tras el almuerzo, seguimos paseando en dirección al centro comercial. Una vez entramos el efecto no fue diferente que en el resto de la ciudad. De hecho, aún menos gente me prestaba atención por el ir y venir. Solo unos pocos me miraban. Fuimos en primer lugar a la perfumería.

  • Mamá por favor... es esto...
  • ¿Necesario? Sabes que sí — me respondió ella. — Si hubieras leído el libro, sabrías que le programa incluye hacer todo lo que hacen las chicas: perfumarse, lencería, y mucho más. Te aconsejo que cuando volvamos a casa, lo leas para que dejes de quejarte tanto.

Tragué saliva y asentí. Tuve que elegir un perfume y no podía ser uno cualquiera. Indeciso, finalmente opté por channel. Si iba a oler a nena, que oliera bien al menos.

  • Excelente elección. Quizá el programa esté resultando y todo — comentó mi padre.

Aquello me asustó pero igualmente me perfumé el cuello, el pelo y las muñecas. Fuimos después a los pintalabios y claro, me pinté los labios de rojo. Seguimos en la planta superior, donde estaba toda la moda femenina. Miramos y tenía que escoger yo la ropa.

Miré a mi madre suplicante, pero su mirada bastó para que, tímidamente, empezara a buscar. Finalmente escogí unas braguitas de encaje negras, unas medias, un camisón blanco transparente y finalmente un mini top azul. Mi hermanita, muy graciosa ella, añadió a mi “carro” un mini top blanco de Hello Kitty y unas braguitas de Barbie. Fuimos entonces al probador.

Me quité la ropa de mi hermana y ella me preguntó cuando ya estaba desnudo, con solo la peluca y en castidad:

  • ¿Te gusta ponerte mi ropita?

No dije nada y entonces mi madre dijo:

  • Tu hermana te ha hecho una pregunta. Y espero que seas sincera preciosa.

Tragué saliva y orgullo:

  • Se siente cómodo.

Era verdad. En el fondo me excitaba aquello. Pero aún no lo quería aceptar. No aún.

Mi prima rió fuerte. Entonces ella me probó las braguitas de Barbie, el top de Hello y luego fue ayudada por mi madre, que me fueron probando el camisón, las medias, y todo lo demás. Cuando terminaron, me vestí como antes y pagaron mis padres la ropita.

  • Esa ropa la usarás a veces — me aclaró mi madre. — Tu hermana se ha ofrecido amablemente a dejarte su ropa.

Ella reía. Tenía quince años, pero su aspecto y su personalidad de niña pequeña hacían que de verdad parecía una niña pequeña. Por no hablar del tipo de ropa que vestía, siempre tan infantil.

Y como había prometido mi madre, regresamos a casa y ya allí todos procedieron a cambiarse: mi madre se desnudó, dejándome ver un precioso cuerpo desnudo, casi escultural y unos pechos redondos y bonitos. Su coño estaba recién depiladito. Se agachó para recoger sus braguitas, blancas, del suelo, mostrando su culito del que de repente tuve ganas de empotrar. Traté de quitarme esa idea de la cabeza. Era mi madre. Ya era bastante malo que estuviera cachondo, con mi verga queriendo crecer sin poder, como para encima empezar a pensar en como me montaría a mi madre. Mi padre y hermano no eran para menos. Intenté no quedarme mirando sus vergas, pero me descubrí mirándolas disimuladamente. Aunque no tan disimulado porque mi madre sonrió al verme. Aparté la vista. Eran vergas dormidas, aunque grandes. Más que la mía. Por un momento sentí algo... parpadeé para quitarme esa idea.

Ya solo quedaba mi hermanita. Me miraba traviesa, guiñándome el ojo, mostrando unas braguitas infantiles de Minnie que se bajó. No tenía mucho pecho, casi parecía una cría. Y olía tan bien...

Una vez mi madre y hermana se pusieron sus bikinis (el de mi madre era rojo completamente y el de mi hermanita era rosa claro) y mi hermano y padre el bañador, mi hermanita me ofreció la parte de abajo de su bikini color celeste con florecitas. Tuve que ponérmelas mientras ella reía. Por lo demás, me quedé como estaba, vestida de nena igual pero esta vez con chanclas de chica.

Y hecho eso nos encaminamos hacia la playa. Para eso tuvimos que montarnos en el coche. Mi padre fue conduciendo. Mientras mi hermana no paraba de picarme. Me tocó la castidad y susurró al oído:

  • Con lo caliente que estás y en castidad te podrías meter a monja.

Y se rió. Decidí pasar de ella, pero al rato empezó a mirarme sonriente, traviesa.

  • Deja de mirarme. Me pones nervioso.
  • Nerviosa — me corrigió ella. — Ahora eres una nena. Mi hermanita jijiji. Siempre he querido tener una.

Se me acercó al oído otra vez y dijo:

  • Eres tan puta... estoy deseando que mis amigos te cojan.

Me quedé de piedra al decir eso y no me atreví a decirle más nada. Entre risitas, ella me dio un besito en la mejilla y al mirarla me guiñó un ojo. Vaya con mi hermanita. Tan infantil que parecía... Por fin llegamos a la playa, cogimos las toallas, esterillas y fuimos abajo. Era aún comienzo de las vacaciones, pero ya había bastante gente allí. El sol aún estaba alto, ya que era solo media tarde. Ya allí, me tuve que quitar mi ropita de nena. Me quedé solo en bikini y con los accesorios de chica. Algunas personas me miraban, pero nadie decía nada. Como dijo mi madre, parecía que habría que retocarme un poco aún, pero no estaba seguro de si me miraban porque les parecía guapa, o un poco hombre, o qué. El caso es que daba el pego mas o menos, para mi alivio.

No hicimos gran cosa en la playa ese día (aunque hubo muchos días más). Lo único que hice fue dar un paseo con mi madre a solas. Hablamos bastante: sobre que no me gustaba aquello, que era lo mejor para mí, bla bla bla.

  • Vamos a hacer una cosa — me dijo mi madre — como estoy harta de que rechistes, cada vez que rechistes, le cuento a un conocido tuyo lo que te está pasando.
  • ¡Pero mamá!
  • Ni peros ni nada. Hijo, esto es importante. Te ayudará a poner en orden tu camino.
  • ¿Como siendo mujer me va a reenderezar?
  • Porque empiezas de cero, siendo mujer, y tu mente se va abriendo, permitiendo mas conocimiento.

No estaba muy convencido, pero lo dejé ahí. Sopesé si contarle lo de mi hermana, pero era tan fácil que ella dijera que yo había mentido y que me cayera un paquete que lo dejé estar. Solo eran palabras me dije.

Nunca pensé que cumpliría su amenaza de verdad. Más adelante, como yo, descubriréis lo realmente perversa que mi infantil hermana podía ser. Y la gran influencia que tuvo en mí.

Tras el paseo con mi madre, di uno con mis hermanos.

  • Ya verás, esto te hará bien — me aseguraba Luis, mi hermano.
  • Ojalá te quedes así para siempre. Me encantas como nena. ¿Sabes? Deberías salir con nosotras hermanita, de compras y tal jajaja — se reía mi hermana.

La ignoré.

  • ¿Sabes? — dijo ella pensativa — Necesitas un nombre de mujer. ¡Voy a decírselo a mami!

Antes de que pudiera detenerla, se fue corriendo.

Cuando volvimos, mi madre me miró maravillada.

  • María ha tenido una idea perfecta: de hecho, concuerda con el programa: mañana te irás con ella y sus amigas a bailar y de compras. Para ser más femenina.

Miré con cara de pocos amigos a mi hermanita, que sonreía traviesa.

  • Y tendríamos que buscarle un novio, jijiji.
  • Cielo, es un programa temporal, luego volverá a ser el de siempre.

Suspiré aliviado. Mi hermana no parecía nada contenta con esto y yo sonreí para mis adentros. Había ganado una batalla me dije. Tonto de mí. Cuando nos volvimos a montar en el coche, de vuelta, ella volvió a susurrarme. Y lo que dijo me aterró:

  • Te juro que voy a conseguirte un novio zorra. Y te gustará. Que digo gustará, te encantará. Me voy a encargar personalmente de que jamás recuperes tu hombría. ¿Quien te crees que dio la idea del programa de feminización?

De vuelta a casa, temblé como una hoja.

CONTINUARÁ

Espero que este relato os haya gustado tanto o más que el primero :) ya sabéis que si quereis decirme o enviarme contenidos calientes tenéis mi correo: nenitaviciosa69@hotmail.com o mi Twitter https://twitter.com/NenitaViciosa

Pasad un buen día :D