Feminizado en cuarentena por mi compi de piso VI

Mientras Andrés se convierte en Andrea, su novia Marta se da un baño en la piscina con su ex.

-Marta, es que me parece increíble que pongas esa foto en Instagram medio desnuda.

-¿Y a ti quién te ha pedido opinión? -Parece que continuaba enfadada después de haberla rechazado el día anterior.

-A ver, soy tu novio, ¿no puede parecerme mal que te muestres medio desnuda por redes sociales?

-Que salgamos juntos no significa que sea de tu propiedad, no tengo porque pedirte permiso y haré lo que me apetezca. Además, a David le ha gustado mucho la foto.

Sabía que aquello lo decía para cabrearme aún más. David era su ex, que además vivía cerca de su casa.

-¿Cómo que a David le ha gustado la foto?

-Me lo ha dicho antes por Instagram, además, ahora cuando he ido a pasear a Luna me lo he encontrado también paseando a su perro y he estado un poco hablando con él. Me ha invitado a su piscina.

-¿Estás diciendo esto sólo para cabrearme aún más? No pensarás en ir, ¿no? Además, no está permitido...

-No te creas el centro del mundo. Simplemente me apetece darme un baño en una piscina, ya sabes lo que dicen, quien no se fía es porque no es de fiar.

Capítulo 1: https://todorelatos.com/relato/168446/

Capítulo 2: https://todorelatos.com/relato/168551/

Capítulo 3: https://todorelatos.com/relato/170125/

Capítulo 4: https://todorelatos.com/relato/170249/

Capítulo 5: https://todorelatos.com/relato/172344/

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MARTA:

David vivía cerca de mi casa en un chalet con jardín y piscina, era de sus padres, pero él se había ido allí a pasar el confinamiento. La noche anterior me la había pasado hablando con él hasta las cuatro de la madrugada. Hace unos años estuvimos saliendo juntos y aunque quedamos como amigos, nos habíamos distanciado un poco y hacía tiempo que no hablábamos, en parte porque mi novio y él no se llevan muy bien.

Me depilé, ya que al estar tanto tiempo sin ver a mi novio y sin salir de casa me había descuidado un poco. Me puse crema para el bronceado, elegí un bikini verde, un vestido, unas chanclas y salí de casa con mi perrita Luna, la única excusa que tenía para salir a la calle.

Llamé a la puerta del perímetro de su jardín y me abrió sin camiseta, simplemente con un bañador puesto. Su torso estaba algo sudado, le debía haber pillado mientras hacía deporte. Hacía tiempo que no le veía sin camiseta y se notaba que estaba más musculado que cuando estuvimos juntos.

Al entrar me dio dos besos. Se me hizo muy raro porque hacía tiempo que no había tenido contacto con nadie que no fuese de mi familia. El riesgo era muy bajo porque en mi familia la única salida que se hacía era para hacer la compra y en su caso era similar, actualmente estaba en un ERTE.

Me llevó a una parte del jardín donde él había extendido su toalla al sol. Hice lo mismo y me quité el vestido quedándome en bikini. Le pillé llevando su mirada directamente a mis pechos. Después de tantas semanas sin recibir la atención de un hombre, me gustaba sentirme deseada.

Nos tumbamos un poco a hablar y a broncearnos, que él estaba muy moreno, pero a mí simplemente me daba el sol cuando bajaba a pasear a Luna.

Estuvimos ahí tumbados y hablando de cosas intrascendentes, me contó sus últimas semanas sólo allí en esa casa tan grande. Mientras, mi mente recordaba viejos tiempos en aquel chalet, era nuestro picadero cuando salíamos juntos, de hecho fue allí con él con quien perdí la virginidad, en la habitación superior de ese mismo chalet. También fue su primera vez, o eso me dijo, pero se notaba mucho la inexperiencia de ambos.

-¿Me estás escuchando, Marta?

-Sí, disculpa, que mi mente estaba en otro sitio. ¿Nos damos un baño? Me está entrando calor.

Fui a la ducha y me dirigí hacía las piscina. Sumergí sólo un pie en el agua, pero la notaba muy helada, me iba a costar entrar. Sin darme cuenta, David me cogió en brazos y me tiró a la piscina, lo mismo que había hecho tantas veces cuando fuimos novios.

-¿Pero estás tonto?-Al recomponerme me di cuenta de que había perdido la parte de arriba del bikini.

-¿Buscas esto?-Dijo él sosteniéndolo en alto en su mano, mientras yo me tapaba los pechos con mis manos. El frío de la piscina había puesto mis pezones totalmente erectos.

-Te lo devuelvo si me das un beso en la mejilla.

-No lo voy a hacer, devuélvemelo.

-Pues así te quedas.

No me quedó otra que acercarme a darle el beso. Cuando me acerqué a él intenté cogerlo, pero él era más alto que yo y no llegué. Finalmente tuve que resignarme y acerqué mis labios a su mejilla. Cuando estaba a punto de rozar su piel, giró la cara y terminé besando sus labios.

-Eres igual de tonto que siempre.-Le dije riendo, la broma era tan infantil que me hizo gracia.

Me devolvió el bikini y dándole la espalda me lo volví a colocar.

-No te preocupes, no he visto nada que no hubiese visto ya antes.

Cogió una pelota y nos la estuvimos pasando en la piscina. En una de esas, la pelota cayó entre ambos y fuimos los dos rápido nadando hasta ella a ver quién era el primero en cogerla. La cogí yo y la escondí entre mis brazos. Él intentó quitármela y desde detrás de mí empezó a hacerme cosquillas para que la soltase. En uno de esos movimientos noté su polla en mi nalga derecha, la tenía totalmente erecta. Al notarlo, instintivamente eché mi culo hacia atrás, buscando su roce.

Me asusté un poco por lo que había hecho. No quería ser infiel a Andrés, le quería mucho y aunque últimamente notaba como no me estaba haciendo mucho caso y parecía que no tenía muchas ganas de hablar conmigo, no quería hacerle daño.

Me giré y en ese momento David me dió un beso en la boca. La entreabrí y nos empezamos a besar, con cada vez más ansía, como si quisiéramos recuperar todos los besos perdidos de los últimos años. Su lengua se entrelazaba con la mía. Su boca se dirigió a mi cuello, me conocía y sabía que aquello me volvía loca, un gemido escapó de mi boca, un escalofrío recorrió mi cuerpo y se erizó la piel de mis brazos.

Volvimos a besarnos y me llevó contra la pared de la piscina. Notaba su polla erecta en mi pierna. Nos seguimos besando y su mano se dirigió a mi culo. Le dejé hacer y seguimos besándonos, pero después su mano derecha se dirigió a mi pecho, tengo los pezones muy sensibles y aún más con el frío de la piscina. Aquello me excitó, pero me pareció demasiado, así que aparté su mano y salí de la piscina. Me dirigí a la toalla a secarme.

Él salió conmigo y se tumbó en la toalla de al lado.

-Si me he pasado, lo siento, no era mi intención, pero estaba muy caliente y creo que tú también, no me he podido resistir, lo siento mucho. ¿Estás enfadada?

-No te preocupes, simplemente estoy enfadada conmigo misma. Estoy dividida y no sé qué debo hacer.

-A ver si esto te quita las dudas.-Y volvió a besarme.

-Yo también estaba muy caliente, estaba fuera de mí. Le tumbé en la toalla y me puse encima de él. Mientras le besaba empecé a rozar mis braguitas contra su polla erecta, la cual quería escapar, romper las telas y meterse dentro de mí. Me giró y ahora fue él quien se puso encima. Su mano se dirigió a mis braguitas y se deslizó por la intimidad de mis labios. Tuvo que notar lo mojada que estaba en ese momento. Aparté su mano y seguí besándole.

Dirigí mi mano hacia su bañador. No quería que él me tocase, pero el calentón que él llevaba también era culpa mía y me sabía mal dejarle así.

Su polla estaba durísima en ese momento. David se bajó el bañador y me dejó hacer. Su punta estaba húmeda y lubricada. Lentamente empecé a masturbarle. Su polla era más grande que la de mi novio, no sólo por longitud, si no sobre todo más ancha.

Hacerle una paja a otro chico simplemente era un juego, no podía ser catalogado como infidelidad.

Mientras yo movía arriba y abajo mi mano, él se envalentonó y volvió a buscar mis pechos. Me quitó la parte de arriba del bikini y besó mis tetas, succionando suavemente mis pezones.

Mientras hacía esto seguí masturbándole cada vez más fuerte hasta que noté su semen disparándose contra mi ombligo y sobre las braguitas de mi bikini.

-Tengo que irme-dije ruborizada.

-Cuando quieras puedes regresar y te devuelvo el favor.

Me fui dándole dos besos en las mejillas, cosa que quedó un poco extraña después de lo que había ocurrido aquella tarde.

Al llegar a casa me tuve que encerrar en la habitación y estuve acariciando mi clítoris por encima de las braguitas de mi bañador. Aún sentía un poco tirante la piel por el semen reseco de David sobre la parte superior de mi pubis y mi ombligo. Me di uno de los mejores orgasmos de las últimas semanas.

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Mientras Marta se daba el mejor orgasmo desde hacía semanas, su novio Andrés estaba totalmente vestido con su ropa, maquillado y con su pene encerrado en una jaula de castidad, mientras se besa con su compañero de piso tras una cena romántica, por primera vez como Andrea.