Feminizado en cuarentena por mi compi de piso V

Enfadado y frustrado quiero dejar mi vida atrás y ser una persona totalmente diferente

El siguió fuerte con sus embestidas hasta que noté que empezaba a descargar en mi boca. Tras obtener su orgasmo se quedó aún dentro de mi boca mientras yo tragaba todo su esperma. Había usado mi boca, me sentía simplemente como un juguete.

-Buf, ha estado muy bien, pero no es suficiente para obtener la llave.

-¿Qué?-Le dije cabreado empujándole de encima de mí y echándole a un lado en la cama

-Me gustaría verte con algún vestido de Marta.

En ese momento le habría dado un bofetón, pero sabía que si lo hacía tardaría mucho en conseguir la llave.

Me fui a mi habitación, cabreado y frustrado. Me miré en el espejo y se me había ido gran parte del pintalabios.

Mis braguitas estaban mojadas y estaba regresando de nuevo el dolor de huevos.

Me duché para refrescarme y quitarme el calentón y no me crucé con Juan, lo prefería.

Al llegar a mi cuarto, me tumbé tranquilamente en la cama a mirar Instagram y me encontré con una foto de mi chica en blanco y negro, tumbada en la cama y simplemente cubierta con la parte de abajo de un bikini. Los pechos se los tapaba con la mano, pero no dejaba mucho a la imaginación.

La foto, obviamente, tenía más de 300 me gusta.

Capítulo 1: https://todorelatos.com/relato/168446/

Capítulo 2: https://todorelatos.com/relato/168551/

Capítulo 3: https://todorelatos.com/relato/170125/

Capítulo 4: https://todorelatos.com/relato/170249/

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Aquella noche no pude dormir, con la frustración de estar excitando sin poder aliviarme y mi novia subiendo fotos suyas medio desnuda a Instagram. Le envíe un Whatsapp que no me contestó, aún estaría durmiendo y vi que en su hora de conexión aparecía que había estado conectada hasta las 4:00 de la madrugada.

Pasé la mañana en mi cuarto sin hacer nada, tumbado en la cama dándole vueltas a la cabeza con todo lo que había ocurrido. A mediodía logré hablar con mi novia.

-¿Qué quieres?

-Marta, es que me parece increíble que pongas esa foto en Instagram medio desnuda.

-¿Y a ti quién te ha pedido opinión? -Parece que continuaba enfadada después de haberla rechazado el día anterior.

-¿A ver, soy tu novio, no puede parecerme mal que te muestres medio desnuda por redes sociales?

-Que salgamos juntos no significa que sea de tu propiedad o algo, no tengo porque pedirte permiso y haré lo que me apetezca. Además, a David le ha gustado mucho la foto.

Sabía que aquello lo decía para cabrearme aún más. David era su ex, que además vivía cerca de su casa.

-¿Cómo que a David le ha gustado la foto?

-Me lo ha dicho antes por Instagram, además ahora cuando he ido a pasear a Luna me lo he encontrado también paseando a su perro y he estado un poco hablando con él. Me ha invitado a su piscina.

-¿Estás diciendo sólo esto para cabrearme aún más? No pensarás en ir, ¿no? Además, no está permitido...

-No te creas el centro del mundo. Simplemente me apetece darme un baño en una piscina, ya sabes lo que dicen, quien no se fía es porque no es de fiar.

¿Hasta qué punto podía yo reclamarle algo? Ella sólo había hablado con su ex, mientras que yo le estaba dando sexo oral a mi compañero de piso. Lo que me preocupaba es que si yo estaba tan desesperado por tener contacto físico, me preocupaba lo que ella podía hacer con su ex en una piscina.

-Marta, en serio, siento mucho lo de ayer. Puedes hacer lo que quieras, pero la verdad es que me molestaría que fueses a casa de David.

David y yo además nos llevábamos muy mal. Cuando él estaba saliendo con Marta, yo me fui metiendo por el medio y aunque nunca le fue infiel conmigo, sí que le acabó dejando en parte por mi culpa.

-Mira, haré lo que me apetezca y lo que me apetece es ir esta tarde a darme un baño.

-Haz lo que quieras....

Tenía un buen cabreo encima en ese momento. Mi novia se iba a ver por la tarde con su ex.

En mi cabeza aún resonaba además la frase de mi compañero de piso la noche anterior: “¿Por qué no te pones un vestido de Marta?”.

Estaba caliente y cabreado a la vez. Por la tarde me armé de valor y estuve decidido a lograr que Juan me diese la llave que me mantenía en castidad. Me puse a rebuscar en el armario de Marta

Estuve probando algún vestido pero no me entraba, finalmente encontré uno negro en el que aunque muy ajustado sí que me venía, de cuando Marta tenía un poco más de peso. Me miré en el espejo y me llegaba justo por debajo de las nalgas, las cuales se marcaban mucho en un vestido tan apretado. Ese me serviría.

Fui a ducharme y utilicé una crema depilatoria en todas las partes de mi cuerpo que aún conservaban pelo. Puse también en mii pubis, aunque algunas zonas eran complicadas con el cinturón de castidad. Las piernas y las axilas ya me las depilaba con esta crema, pero ahora lo puse también en mi pecho y brazos. Al salir de la ducha también me afeité, aunque no tengo mucho pelo en la barba y me afeito regularmente.

Regresé al cuarto y me puse de nuevo el vestido. Si me agachaba un poco el vestido se me levantaba suficiente como para que se viese mi culo. Soy muy delgado y no tengo mucho músculo, así que me quedaba una figura bastante femenina, aunque muy plano a la altura del pecho. Me puse un sujetador rojo y le puse calcetines de relleno, además de un tanga a juego.

En ese momento sólo quería ser una persona totalmente diferente.

Busqué unas medias negras que llegaban a medio muslo. Estuve viendo un tutorial en youtube y utilicé el maquillaje de mi novia, al terminar me puse también algo de colorete, un poco de rimel y finalmente me pinté los labios del mismo color que la ropa interior que llevaba, me quedaban unos labios muy sedosos y parecía que tuviesen más volumen.

Por último me puse una peluca pelirroja, que había utilizado Marta en los últimos disfraces. Me miré al espejo y el reflejo que vi era el de una persona totalmente diferente. Parecía una mujer de verdad, difícilmente alguien me podría reconocer vestido y maquillado así. La imagen que veía no era la de un hombre vestido de mujer, era la de una chica vestida algo provocativa pero sencilla, el vestido me daba un toque elegante, nada vulgar.

Probé a ponerme unos zapatos con tacón, pero a parte de que me venían pequeños, me resultaba muy difícil caminar con ellos, por lo que finalmente desistí.

Me excitó mucho verme así en el espejo, mi polla estaba a punto de reventar dentro del cinturón de castidad. No tenía claro si me excitaba estar vestido de mujer o si quería follarme a la chica que veía reflejada en el espejo.

Pasé así la tarde encerrado en mi habitación, la verdad es que no me atrevía a salir. Me tumbé en la cama y me quedé dormido.

Mi mente se evadió y me sumergí en un sueño. Había una chica joven sentada en un sofá. Iba vestida con una camisa blanca y una falda vaquera. De repente alguien llamó a la puerta, la chica abrió la puerta y se abalanzó a sus brazos. Empezaron a besarse, de forma efusiva como si hiciera tiempo que no se veían. Ella le cogió de la mano y se lo llevó a la habitación, se tumbó en la cama y siguieron besándose.  Léntamente el chico fue abriéndole los botones de la camisa. Los pechos de la chica quedaron a la vista, no llevaba sujetador. El chico empezó a comerle las tetas y la chica aunque con cara inocente parecía estar muy excitada.

Mientras él jugaba con sus pechos, ella intentaba llegar al botón del pantalón del chico, él la ayudó y se quitó los pantalones. Se sacó la polla y la puso entre esas tetas voluminosas. Mientras él le follaba los pechos, ella intentaba alcanzar la punta con su lengua. Se notaba que la chica estaba frustrada por no poder alcanzar su pene con la boca. Finalmente él reemplazó sus pechos por su boca y empezó a follarse esos labios. Ella lamía con ansía, hasta que se notó que aquello no era suficiente. Se dió la vuelta en la cama y se puso a cuatro patas como una perrita, bajó su cabeza dejándola en la almohada, pero con el culo levantado.

El chico levantó la falda vaquera hasta mostrar su culo cubierto simplemente por un tanga. Le bajó la ropa interior y se la quitó pasándola por sus piernas.

Él puso su polla erecta entre las nalgas de la chica. -Fóllame ya, Juan. Desvírgame, hazme tuya.

Se notaba algo mojada por el líquido preseminal y la saliva. Él empezó a empujar.

Sentía una presión en mi esfinter anal, me dolía. Aparté un poco el pelo rojizo que cubría mi cara. -Hazlo con cuidado.

¡Era yo la que estaba allí con el culo levantado implorando por ser follado!. Noté una presión fuerte en mi culo, intenté enderezarme y me dió la sensación de que me iba a caer de la cama. En ese momento me desperté sobresaltado.

-Vaya, por fin despierta la bella durmiente. -Juan estaba allí sentado en mi escritorio, a mi lado. ¿Cuánto tiempo llevaba allí?

-Me encanta como vas vestida, estabas muy mona ahí dormida, Andrea, creo que esta ropa te queda muy bien, deberías ir siempre vestida así por casa.

¿Me había llamado Andrea? En el fondo me excitaba que me tratase de forma femenina. Estaba tan descolocada, perdón, descolocado en ese momento, que no sabía qué decir.

-Voy a preparar la cena, ahora cuando esté te aviso, descansa un poco más si quieres y antes de irse me dió un pico en los labios.

¿Qué estaba pasando?

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Disculpad la espera, paciencia que aunque léntamente, la serie va a continuar. Gracias por todos los comentarios y correos que me habéis enviado.

cyf4853@gmail.com