Feminizado en cuarentena por mi compi de piso III

Mi compañero de piso me hace ponerme un cinturón de castidad, lo que llevará la situación mucho más lejos de lo que podía imaginar.

Su mano seguía tensa sobre mi nuca, por lo que no podía apartarme, así que empecé a tragar su semen, el cual sentí deslizarse caliente por mi garganta.

Aún con su polla palpitando en mi boca, me la fui sacando y le miré a los ojos. Se le veía acalorado, pero sobre todo algo avergonzado por lo que acababa de ocurrir. Volví a metérmela en la boca para limpiarla bien y eso parece que le indicó que a mí también me había gustado. Al sacármela de la boca, recogió con su dedo un poco de semen que al parecer se había quedado en mi labio, a lo que yo instintivamente y seguramente por el calentón que llevaba, lamí su dedo para no desperdiciar ni la mínima gota de su semen.

Tras la mamada que había hecho a mi compañero de piso me fui a mi cuarto, avergonzado por haberme comportado como una perra en celo, pero más caliente que nunca en toda mi vida.

Capítulo 1: https://todorelatos.com/relato/168446/

Capítulo 2: https://todorelatos.com/relato/168551/

Pasaron dos días desde que se la chupe a mi compañero de piso. No volvimos a sacar el tema y nos comportamos como antes de que todo aquello empezara. Todo iba normal hasta que al ir a acostarme por la noche, encontré sobre mi cama una cajita. Al abrirla me sorprendió lo que me encontré, pero venía con una nota. “Póntelo si quieres jugar, creo que será divertido para ambos. Lee sólo la segunda nota cuando te lo pongas”.

Era un cinturón de castidad metálico.

Tenía que pensar si aceptaba que mi compañero de piso controlara mis orgasmos, pero lo que tenía claro es que la idea me había excitado, porque ahora mismo era imposible ponerme eso.

De lo excitado que estaba me estuve masturbando, imaginando lo que tendría preparado y después de correrme cuando mi polla volvió a estar flácida no me lo pensé, me lo puse y cerré el candado. Fui rápidamente a por la segunda nota:

“Me alegra que hayas aceptado. La llave la tengo escondida, pero te la daré cuando me des 10 orgasmos. Eso pueden ser 10 días o menos, según te esfuerces”.

Era imposible que aguantara 10 días en castidad, incluso veía imposible aguantar 5, por lo que si quería quitarme esto rápido tenía que darle placer a mi compañero de piso varias veces al día.

A la mañana siguiente fui a su cuarto, rebusqué entre las sábanas hasta que llegué a su polla, la cual estaba algo dura, le desperté con una paja, mientras lo hacía bajó su mano hacia mi entrepierna y notó el duro metal que cubría mi polla. En ese instante se corrió.

-“Sólo quedan 9” -Me dijo con una mueca alegre.

Me sentía totalmente excitado con aquella situación, no podía darme placer y a la vez lo necesitaba. Mi compañero era el único que podía relajar aquel calentón.

Por la tarde, mientras se duchaba, entré con él, con mi pollita encerada. Era muy humillante estar así mientras su polla estaba en su máximo esplendor. Le estuve masturbando en la ducha y él rozaba su polla contra mi culo. Yo estaba muy caliente, no iba a poder aguantar tanto tiempo así y a cada orgasmo que le daba yo estaba más excitado. El agua se deslizaba por mi cuerpo mientras segúia con la paja.  Finalmente se corrió en mi nalga en la ducha, mientras notaba su acelerada respiración detrás de mi oreja izquierda.

Por la noche tenía un dolor de huevos insoportable. Mi polla estaba hinchada dentro de la jaula y era imposible darme algo de placer.

-Juan, por favor, necesito quitarme esto, tengo un dolor de huevos insoportable y necesito hacerme una paja.

-¿Cuánto lo necesitas?

-Mira, haré lo que quieras, pero dame la llave.

-¿Lo que quiera, eh? Marta se dejó aquí toda su ropa, ¿verdad? A partir de ahora quiero que lleves su ropa interior, que es más sexy que la tuya. Ve y vuelve con algunas braguitas puestas.

Estaba tan caliente que no podía ni reflexionar lo que estaba haciendo, simplemente fui a mi cuarto e hice lo que me estaban ordenando. Busqué nervioso en la mesita de mi novia, tenía una gran variedad de bragas, tangas y culotte, todo muy provocativo, de encaje, con transparencias y muy femeninas. Entre todos aquellos colores, finalmente opté por unas bragas negras, que me parecieron las que menos podían dañar mi hombría. Eran de encaje, tenían un lacito rosa y transparencias en la parte delantera y trasera.

Me desnudé y me puse esas braguitas. El tacto era muy suave en comparación con mis ásperos bóxer. Sentir ese suave tejido en mi piel me estaba excitando aún más si cabe. Me miré en el espejo y la imagen era muy humillante, pero la verdad es que mi culo lucía espectacular con la ropa interior de Marta. La parte delantera cubría el dispositivo de castidad, que hacía que hubiese un ligero bulto en esa zona.

Salí del cuarto muy avergonzado, Juan parecía divertirse viéndome con las bragas de mi novia, pero para mí era muy humillante.

Me arrodille entre sus piernas en el sofá y le bajé los pantalones. Empecé a acariciar su polla por encima de los bóxer, que ya estaba dura debajo de esa tela. Me puse a lamerla y a intentar meterla en la boca aún con sus bóxer puestos. Finalmente bajé su ropa interior y la dejé totalmente al descubierto. Estaba dura totalmente, se le marcaban las venas y miraba directamente al techo frente a mi cara.

Llevé mi lengua a sus huevos y empecé a ascender hasta llegar a la punta, la cual tenía ya algo de líquido preseminal. Podía sentir los latidos de su polla en mi lengua, y la fui introduciendo en mi cálida boca para sentir los latidos también en mi interior. Lentamente la fui introduciendo todo lo que podía mientras jugaba con mi lengua. Tras esto empecé un suave vaivén hasta que me di un sobresalto al sentir una mano en mi nalga.

Tras el ligero susto que me había erizado la piel, volví a meterme ese tronco en mi boca, mientras a cuatro patas notaba como mi amigo me estaba agarrando el culo.

Continué con el recorrido de mis labios desde la punta de su polla hasta cerca de su base. Su mano había abandonado mi culo y descendía por mi pecho bajando hasta las braguitas de Marta.

-Estás mojando las braguitas.

Me ruboricé y sentí mucha vergüenza, pero continúe con la mamada lo más rápido que podía e introduciendo su polla en mi boca. Escuchaba a mi amigo gemir levemente hasta que noté como se tensaba su cuerpo, su polla se hinchaba aún más en mis labios y empecé a notar las descargas del semen de mi amigo impactar en mi paladar e ir cayendo a mi lengua. No paré de chupar, seguí lentamente mientras los disparos de semén continuaban en mi boca. Fui tragando y su semen se fue deslizando por mi garganta, se sentía aún caliente.

-Es con diferencia la mejor mamada que me han hecho.-Mientras buscaba la llave en el bolsillo de sus pantalones.

Al dármela, abrí el candado del dispositivo y me fui corriendo a mi habitación. Allí aún nervioso y excitado me quité el cinturón de castidad y mi polla dolorida empezó a cobrar su tamaño natural.

A los pocos vaivenes ya me estaba corriendo abundantemente, pero mi excitación no desapareció. Aquella noche me tuve que masturbar unas tres veces para conseguir relajarme.

Había dejado las bragas tiradas en el suelo, al recogerlas noté que estaban algo pegajosas en su parte delantera debido a mi líquido preseminal.

¿Qué estaba haciendo? Había hecho una mamada a mi compañero de piso mientras estaba vestido con las bragas de mi novia. Aquello no iba a volver a ocurrir, nunca me volvería a poner el dispositivo de castidad y Juan y yo íbamos a olvidar todo lo que había ocurrido durante esos días. Me acosté con las ideas muy claras, iba a cortar aquello totalmente, de raíz.

A la mañana siguiente me sentía agotado, pese a que había dormido mejor que los últimos días. Al abrir los ojos vi allí la suave ropa interior que había llevado la noche anterior. Cogí el dispositivo de castidad de la mesita y sin pensarlo dos veces me lo puse y cerré el candado.

_______________________________________________________

Disculpad por la tardanza de esta tercera parte. Gracias por los comentarios, al ver que hay interés me anima a seguir con la historia.

Os dejo mi correo: cyf4853@gmail.com