Feminizado (2)

Continuando el plan de feminización de gabi silvina le pide colaboracion a su madre.

4)

La madre de mi novia Silvina era una mujer muy liberal, Su marido se había vuelto impotente con los años y el deseo insatisfecho la convirtió en una tigresa devoradora de hombres. Alguna vez la habíamos pescado in fraganti, paseándose con otro hombre por las calles y por eso nos habíamos vuelto un poco cómplices. Silvina que también había demostrado ser muy desinhibida a pesar de su corta edad, se animó a contarle aquello de que me estaba transformando en una chica. A su madre eso no solo no la perturbó en lo más mínimo, máxime que a ella simpatizaba más que su hija noviara con Martín que conmigo, sino que inclusive se ofreció a ayudarme a transformarme en chica. Un día me telefoneó y me dijo que fuera para su casa que me había preparado una sorpresa.

Cuando llegué, Raquel, era su nombre, me hizo pasar a su cuarto y me dijo que por una cuestión de imagen, precisaba una secretaría ejecutiva que la acompañara a una reunión de trabajo muy importante y Silvina estaba imposibilitada de hacerlo. Entonces me pidió que me desnudara, me dió ropa interior que de tan ajustado me disimulaba perfectamente la polla y pantys de lycra negra. Luego me hizo ponerme un conjuntito de minifalda y chaleco corto negros muy ceñidos de su hija Silvina, que me calzaban muy bien.

Ella misma fue quien me calzó unos tacones negros muy altos, me maquilló, y me prendió aros, pulseras y anillos. Finalmente peinó mi cabello que ya entonces tenía bastante largo recogiéndome con una hebilla algunos mechones. Al veme en el espejo, sonreí de felicidad. Nunca pensé que algún día podría ser una mujer tan atractiva y deseable como mi novia Silvina y competir con ella en la conquista de hombres. En la reunión de trabajo, nos esperaban un importante empresario de mediana edad, con su joven hijo, que apenas me vió quedó alelado. Era un muchacho muy buen mozo, alto, trajeado y con un físico espectacular. Raquel percibió que algo sucedía entre nosotros, y se apartó para conversar con el padre.

Lionel, así se llamaba, trataba de seducirme con su radiante sonrisa y simpatía, yo me hacía un poco la interesante, pero al mismo tiempo apelaba a todas las armas de seducción femenina que Silvina y su madre me habían enseñado. Me cruzaba de piernas haciendo que mi minifalda me cubriera lo menos posible, me recogía el cabello y me lo soltaba y hasta ensayé el arma de pintarme los labios delante suyo. Lionel no pudo más y me invitó a conocer su oficina y en cuanto ingresamos a esta, me tomó de la mano y me besó en la boca. Eso fue muy estimulante, había conquistado al varón de mis sueños en pocos minutos, me sentí como nunca, desenvuelta liberada, allí mismo me arrodillé frente a él, abrí su bragueta y comencé a mamarle la polla. Rítmicamente su enorme aparato se erectó en mi boca y yo se la lamía, se la besaba desesperadamente, yo estaba en el éxtasis, él comenzó a aullar de placer y me llenó toda la boca con su leche, allí recordé lo que Silvina hacía conmigo y la imité, me tragué todo su semen hasta dejarle la polla bien sequita.

Cuando salimos de su oficina nos esperaban Raquel y el padre de Lionel. Raquel tenía el cabello un tanto despeinado y sus labios se habían despintado y el padre de Lionel...tenía marcas de rouge, era evidente que ellos también habían disfrutado la entrevista. Cuando salimos Raquel me felicitó, el negocio se había concretado exitosamente. Fuimos como madre e hija a festejar a una cafetería y Silvina se nos juntó allí.

5)

Era un tanto extraño estar sentado en una cafetería con la madre de mi novia y mi novia, cual si fueramos una madre y sus dos hijas. Raquel le contó a Silvina acerca de lo exitoso de la entrevista que habíamos mantenido hace un rato y le dijo que había estado brillante haciendo de su secretaria ejecutiva. Silvina me interrogó acerca de Lionel y cuando le conté lo que había sucedido en la intimidad, ella se puso muy celosa y me dijo que siempre había querido tirarse a ese tio pero este no le había dado ni la hora.

Yo entonces en un momento que su madre no nos escuchaba le prometí que de alguna manera me las ingeniaría para que pudiera darse el gusto de ser follada por Lionel, a lo que Silvina me agradeció con un beso muy dulce en la mejilla. Podrán imaginarse que no me resultaría muy fácil contarle a mi madre con quien aún convivía acerca de mi cambio de hábitos.

Es que a ninguna madre le fascinaría ver a su hijito transformado en una muchachita. Silvina se ofreció a amortiguar el schock. Para eso me dijo que era necesario que mi madre me viera absolutamente divina, para que quedara fascinada con mi imagen y se quedara conforme con mi cambio. Raquel me dijo que debía la transformación deberíamos hacerla hasta en los más mínimos detalles. Entonces entre ella y su madre Raquel, se esmeraron en travestirme mas que nunca. Primero Raquel me depiló cada centímetro del escaso vello que tenía.

Después subimos a su terraza y tomamos un largo baño de sol, hasta que mi piel quedó bronceada. Cuando volvimos a su apartamento, entre ambas me limaron y pintaron las uñas de manos y pies con esmalte natural. Raquel me tiño mi cabello de color rubio platinado que era el mismo color que tenía Silvi, después con secador de cabello y cremas, me hicieron ondas y le dieron volumen dándole un estilo salvaje, me encantó. Silvina me prestó ropa interior blanca, rellenó mi busto y disimuló mi polla. Silvina también me prestó un vestidito suyo de color rosa con flores blancas que me dejaba la espalda y el inicio de los glúteos a la vista. Como estaba bronceado no precisaría pantys ni más maquillaje que un brillo de labios y delineado de ojos. Para terminar Silvina me prestó unas sandalias blancas de tacón y me puso alguna bijouterie.

Realmente había quedado muy bonita, me miraba en el espejo, con ese vestidito de Silvina tan sexi, contorneándome a cada paso por estas montada sobre esos tacones tan altos y no podía creerlo. Silvi, me palmeó la cola y me dijo que estaba lista para la guerra. Silvi me miraba fascinada y sin duda se había puesto cachonda conmigo. En cuanto su madre salió a hacer una diligencia, Silvina se me arrimó y comenzó a acariciarme mi espalda, luego mi cola, para terminar deslizándose por mis piernas. Me decía que si bien gozaba mucho con Martín y otros muchachos, yo era su novio ideal y por eso quería irse a vivir conmigo, me besaba y abrazaba y así terminamos revolcándonos como dos gatas en celo.

El aire se enardeció nos besábamos desenfrenadamente, ella comenzó a succionarme la polla y yo su vulva, hicimos el sesenta y nueve en el suelo, hasta alcanzar un potente orgasmo. Luego nos vestimos y salimos a enfrentar a mi madre contándole lo que ya era irreversible, mi decisión de pasar de dejar ser Gabriel, para convertirme en Gabriela.