Femdon y Castidad (I). Introducción

Manual de dominación femenina a través de la castidad

I. Introducción

[Este manual fue escrito en francés por una mujer que no lo firmó. Después se tradujo al inglés y de esa lengua lo ha traducido al español un lector de internet (aunque no está completo). Le agradecemos su trabajo pese a algunas discrepancias que expreso al final)

Mensaje a los hombres:

Si el tema de este articulo te interesa, debo advertirte: puede ser que simplemente te guste fantasear, en ese caso, puedes leerlo de un tirón y relajado. Pero si piensas que hay una oportunidad –chica, mediana o grande– de convencer a tu esposa de que entre contigo en una situación real de sumisión y castidad, en ese caso, te recomiendo encarecidamente que dejes de leerlo.

Si aún no tuviste el coraje de revelarle a tu mujer tus deseos íntimos, este artículo puede ser una ayuda muy valiosa. Está basado en mi experiencia personal, y lo escribí para las mujeres, especialmente para aquellas que no han practicado situaciones de dominación y castidad con su marido, y creen que pueden estar capacitadas para hacerlo.

Mi objetivo es convencerlas del interés y el placer que pueden obtener de ello. Explico las buenas razones que tu esposa podría tener para interesarse en mantenerte dominado y casto para su propio placer, y las etapas que debe hacerte pasar para tener éxito. Porque aunque estéis interesados los dos en el asunto, no es realista pensar que el objetivo se alcanzará instantáneamente: ambos necesitaréis un viaje de preparación, en el que a ti te surgirán cada vez más exigencias, mientras ella ira viendo cómo su vida se torna más completa y feliz. Si realmente quieres convencerla, lo mejor será que imprimas este articulo, y se lo ofrezcas en la ocasión que consideres más apropiada.

Señores: este artículo es mi contribución para que puedan lograr un matrimonio más feliz. Y he tratado de ordenar las cosas de forma y manera que sean útiles para ella. El contenido no es ni vulgar ni pornográfico, así que no la dejará estupefacta. No desarrollo recetas, sino principios; el más importante es: progresión paulatina. Nada es extremo ni imposible. Todo lo explicado es factible dentro del marco de tu pareja, sin dañar la calidad del amor que os une.

Y al mismo tiempo, si los pasos se van cumpliendo al ritmo al que vuestras personalidades lo puedan asumir, la pareja alcanzará un estado de gran felicidad, en el que el hombre vivirá adorando a su esposa y ella descubrirá un mundo que nunca se había imaginado.

Insisto en mi recomendación de que no leas el artículo, porque tus reacciones ante las acciones de tu esposa constituirán una inspiración para ella, y una motivación para continuar. Recuerda que el objetivo vale la pena, y requiere un cierto esfuerzo, así que prefiero reservar el factor sorpresa para ella.

Caballeros: si aún permanecen ahí, les pido que se vayan. Relean el mensaje anterior. Deben irse.

Señoras, ahora estamos solas. Bien, trataré de convencerte del interés que tiene para ti, y para él, que domines a tu marido, más precisamente dominarle sexualmente a través de la castidad (temporal o por periodos prolongados). Así que, antes de empezar, te proporcionaré una definición de la palabra castidad: ausencia de eyaculación. Este es el sentido en el que empleo la palabra en todo el artículo. Castidad no significa ausencia de caricias manuales u orales, o penetración, sino que estas practicas no terminen nunca con la eyaculación.

Decidí escribir esta pequeña guía porque no creo que haya ninguna sobre el tema. Una encuentra en Internet numerosos relatos contando historias sobre esposas que dominan a sus maridos utilizando la castidad, y el uso de los cinturones de castidad está bien extendido, pero, en general, las historias no detallan las motivaciones y el trayecto recorrido, el que ha facilitado llegar a esas practicas. En general, el objetivo de esas historias radica en describir los detalles de lo que sucede una vez que la relación de sumisión y la castidad han sido establecidas y se encuentran en un avanzado estadio.

Si lees este articulo es bien porque lo encontraste en Internet o bien porque tu marido, como yo le sugerí, te lo ha ofrecido porque está interesado en el asunto. Esto muestra un interés y una disposición que considero suficiente para que puedas hacer con él todo lo que describo en el articulo, y quizás mas. Significa que podrás llevarle de verdad a un estado de sumisión y obediencia que os haga felices a ambos en una nueva etapa de vuestra relación.

¿Porque la Castidad?

Para no entrar en detalles de psicología, simplemente pensemos que los hombres y las mujeres se acercan de muy diferente manera a la sexualidad. Las mujeres entran en una relación sexual, pasional y emocional en la que el componente físico es solo uno de los aspectos. Los hombres, en cambio, entran física y mentalmente; pero la parte mental es principalmente abstracta y simbólica, y los sentimientos juegan en ese momento un papel menor.

Una debe tener en cuenta que los maridos fieles lo son porque han decidido serlo, no porque les resulte desagradable mantener una relación sexual con otra mujer sin que se involucren sentimentalmente. A muchas mujeres les resulta difícil comprenderlo, pero es una realidad. Una prueba de ello la encontramos en la cantidad de maridos infieles que permanecen sinceramente ligados a sus esposas, mientras que es casi seguro que una mujer que engaña a su marido se planteará el divorcio muy pronto.

Por lo tanto, incluso los hombres fieles caen en la tentación de mantener relaciones fuera del matrimonio (de algún tipo), debido a la rutina en la que se instalan (¿necesariamente?) tras muchos años de matrimonio. Y esto sin que sus sentimientos para con su esposa puedan ser menos amorosos. Además, seguramente sabes que, después de los 30 años, las necesidades y las capacidades físicas de los hombres declinan notoriamente, mientras que las, digamos, necesidades de estimulación mental, de cierto rebuscamiento, crecen. De ahí el uso que muchos hombres maduros hacen de “servicios especiales” que atienden los crecientes niveles de sofisticación del hombre maduro e inteligente.

Aunque la frecuencia de las relaciones sexuales sea satisfactoria, tu marido no tiene, ni física ni mentalmente, las mismas necesidades ni el mismo deseo que tenía antes. Su motivación por mantener largos juegos previos decae, a lo que también contribuye el hecho de que no sea capaz de mantener una erección mucho más de unos minutos, como le ocurría a los 20 años. Sin duda, habrás comprobado la dificultad que tiene para mantener e incluso iniciar sus erecciones. Si durante el juego previo comienza a acariciarte, su erección decae después de unos minutos. Consciente o inconscientemente, intenta compensar ese inconveniente tratando casi siempre de acortar los preliminares y pasar a la penetración rápidamente.

Dejemos las consideraciones psicológicas. ¿Por qué digo que la castidad de tu marido te puede traer mayor satisfacción en el plano sexual? La respuesta la puedes hallar en observaciones que probablemente tú misma has hecho a lo largo de tu vida de casada: seguramente en alguna oportunidad estuviste separada de él unos días o unas semanas; el reencuentro generalmente transcurre en un lugar público como un aeropuerto, o quizá en presencia de los chicos, familiares o amigos; probablemente, los dos hayáis tenido que tener paciencia y esperar varias horas hasta poder disfrutar de intimidad; durante ese período de espera, notaste que su comportamiento era más cálido que habitualmente: busca tocarte, sus manos no se despegan de tu cuerpo, en esas horas recibes más besos, incluso a escondidas, que los que recibiste en meses, te habla dulcemente y hace todo tipo de alusiones sugestivas. En pocas palabras: durante unas horas disfrutas del esposo que toda mujer sueña con tener. Más tarde, llega el momento de la intimidad… todo es impaciencia, y después… ¡se convierte en el marido de todos los días!

¿Que salió mal?

Simplemente: mientras esta sexualmente excitado pero no puede satisfacerse (yo diría “descargarse”), tu marido es tierno, calido, atento, afectuoso, etc. De manera que la única forma de evitar que vuelva a la otra modalidad es mantenerle de esa manera, excitado, sin darle la oportunidad de satisfacerse. Así de simple. Así que retírale la posibilidad de llegar (¡en el sentido de la eyaculación, no en el aspecto de que tenga placer!), y tendrás un marido perfecto 24 horas al día todo el año.

Imagínate cómo seria tu vida si tu marido estuviera normalmente en este estado de forma permanente. Durante la jornada, te llamaría por teléfono sin dejar pasar un día. Sólo por el tono de su voz, te darías cuenta de que está pensando mucho en ti (¿cuánto hace que no te pasaba?). Después de que tengas tu orgasmo, tendrás un marido que continuará de muy buena gana acariciándote, abrazándote, y durante el tiempo que te apetezca (¿cuánto hace que no te pasaba?). Antes de que alcances tu orgasmo, te habrá mimado, besado, acariciado y abrazado largo rato, sin prisas, hasta que estés loca de deseo y desees que te lleven al orgasmo (¿cuánto hace que no se tomaba ese tiempo, que no eras tú la que decía cuándo y qué hacer?). A la tarde, cuando vuelves a casa, te será imposible dejar de pensar en el programa que te espera, cuando por fin los dos estéis solos en tu cuarto. Cada vez que estés aburrida, en alguna reunión de trabajo, o en cualquier actividad que no te complazca, tu mente puede escaparse hacia la ultima noche en que te hizo el amor y hacia lo que tienes ganas de que te haga en la próxima (¿cuánto hace que no te pasaba?).

¡Paremos aquí! Estoy segura de que, a esta altura, estás convencida de que por lo menos vale la pena probarlo.

¿Cómo lograrlo?

Cómo lograr que tu esposo acepte este arreglo, que, es muy importante saberlo, es mucho mas de lo que él espontáneamente piensa aceptar en este momento. No olvidemos que fue él quien te proporcionó este documento: quiere aceptar este acuerdo. Pero para que sea un éxito, tendrás que llevarle más lejos de lo que pensaba cuando te propuso comenzar. ¿Cómo hacerle admitir el hecho de que no sepa cómo terminará la cosa? ¿Cómo obligarle a aceptar el hecho de que deberá usar los otros medios físicos a su alcance para disfrutar? Desde ahora, deberá aprender a gozar a partir de tus caricias, besos, palabras de aliento. Deberá aprender que todo su goce, absolutamente, vendrá de ti. Paulatinamente, te convertirás en la dueña de su placer, y desde ahí, de su mente. El resto de este articulo te explicara cómo, por medio de actividades de dominación, puedes alcanzar este resultado que garantiza un matrimonio feliz.

Sin duda, pensarás que esto es imposible. “Mi marido nunca lo aceptará”, te dirás. “¡Sí algún juego, pero no esto!”. Quítatelo de la cabeza: una vez que hayas culminado con éxito el trabajo de preparación, verás como aceptará perfectamente esta situación; más aun, se convertirá en tu cómplice para mantener la castidad como ofrenda hacia ti. Veras que, correctamente educado, estará interesado en no hacer trampas y no aprovecharse de situaciones en las que podría llegar (por ejemplo, en el momento de la penetración). El marido entrenado es el mejor aliado de la mujer feliz: él no llegará si tú no se lo ordenas.

De hecho, este trabajo preparatorio, es decir, la introducción progresiva de tu dominación, es una fase mas difícil que la de castidad a largo plazo. Una vez hecha la tarea de preparación, el resto llega por lógica decantación. La fase preparatoria es complicada en el sentido de que tú (quien se beneficia de todas las ventajas) debes vencer un sentido de irrealidad, de que todo es un juego, o que es algo limitado en el tiempo o por las posibles exigencias que ejercerás. Tienes que llegar al convencimiento de que esto es real, que es lo mejor que te ha pasado en la vida últimamente, y que llegó para quedarse. Y para tu esposo, será difícil porque quizá él mismo ha fantaseado mucho tiempo con ser dominado por ti; pero tendrá que darse cuenta igualmente de que esto no es un juego para obtener un mejor orgasmo, o quizá para acabar mejor después de 24 horas.

Deberá ser educado en el cuidado y la atención de su esposa de forma permanente. Debe comprender –y eso lleva tiempo y preparación – que las cosas han cambiado y ya no tiene 20 o 30 años: es un hombre maduro, y desde ahora su sexualidad estará a tu servicio. Confía en mí: lo aceptará fácilmente, y te hará feliz.

Por supuesto, no se trata de cueros y cadenas, látigos y mascaras (aunque me gusta usarlas de vez en cuando, y lo hago porque es mi privilegio). Mi experiencia fue completamente diferente: se basa en el avance progresivo. No se trata de convertirte de un día para otro en la caricatura de una dominante profesional. Lo que yo te mostraré es un camino evolutivo, que te llevará con seguridad y eficiencia, a tu propio ritmo, a dominar a tu marido, mantenerle casto e incrementar su obediencia a ti. Las condiciones externas de esa dominación las decides tú, las inventas y las creas de acuerdo a tus gustos y ritmo. En esto, ¡no debes dejarte llevar por nadie!, ni por este programa, ni por lo que leas, ni, mucho menos y principalmente, por tu marido. Tus deseos, tus gustos, tus preferencias y personalidad, serán las que decidan (y por supuesto, también las de tu marido, aunque en segundo termino).

No obstante, si al leer este articulo, algunas practicas o situaciones no te gustan, no te extrañes por ello; por supuesto, podrás modificar lo que se te ocurra de acuerdo con tus gustos. Y lentamente descubrirás que algunas sugerencias, que al principio te puedan parecer raras, o poco atractivas, incluso provocarte rechazo, un día puede que te proporcionen mejoras en tu deseo, te exciten, te sirvan para generar una variante deliciosa en la cama. Puede que encuentres placeres que ni te habías imaginado. Pero todo a tu gusto y a tu ritmo.

Se trata principalmente de llevar las cosas de forma progresiva, para él y para ti. Déjate llevar por tus deseos a medida que vayan surgiendo. Sé curiosa, imaginativa, inventiva. No te dejes dominar por los prejuicios. Las cosas nuevas llegarán por sí mismas y a su debido tiempo. Te acabará sorprendiendo lo que consigue el paso del tiempo y la exploración de posibilidades crecientes.