Feliz pareja
Tímidamente y casi como por obligación He avanzado mi mano sobre su cuerpo. Su reacción ha sido extraña, me ha empujado, ha erguido su cuerpo y me ha dado una bofetada.
Feliz pareja
Tímidamente y casi como por obligación he avanzado mi mano sobre su cuerpo. Su reacción ha sido extraña, me ha empujado, ha erguido su cuerpo y me ha dado una bofetada.
Bueno, ya llevamos unos pocos años de feliz pareja, por las circunstancias que sean, no tenemos hijos, y si los hubiéramos tenido, yo creo que daría igual. Ya ni me mira, llega tarde del trabajo, o de donde sea, y cuando llega gruñe un poco y ya esta.
Yo por mi parte pues un poco lo mismo, voy a la oficina, vuelvo, limpio, cocino y salgo con mis amigas, remato el día viendo la tele.
A veces cuando estoy un poco bruta y deseo sexo, o sea joder, pues intento recordar viejos tiempos y le asalto a traición, intento despertar con la boca a su cuerpo, y a veces lo logro y consigo mi premio, pero últimamente se da la vuelta, gruñe todavía más y me deja con la entrepierna en ayunas.
Mis amigas me cuentan que les va muy bien con sus maridos, mentira y gorda, seguro, pero bueno, se trata de aparentar. Solo una, ha confesado que esta hasta el culo de su cónyuge, y que esta pensando en hacerse lesbiana. El comentario lo hemos tomado todas un poco a risa y medio escandalizadas, pero sin darle importancia. Esa noche mientras me duchaba, me he acordado de la aspirante a bollera, y me la he imaginado lamiéndome y recorriéndome, me he imaginado que sus labios serian mis dedos y me he masturbado, pensando en su saliva dentro de mi vagina, me he sentido impura.
Cuando tras la cena nos hemos metido en la cama, mi cuerpo desperezado por el ejercicio previo aun quería mas, lo he intentado de nuevo, calladamente, he tratado de abordar la fortaleza enemiga, y he sufrido un nuevo rechazo, tendré que pensar en cambiar de aficiones o comprarme un consolador.
Este fin de semana ha sido decisivo. Él se ha ido a una convención, seguro que ha estado feliz con jefes, clientes y compañeros, siendo tan brillante y hábil como es siempre que esta en público, yo mientras me he dedicado a vegetar, a ponerme hasta los topes de licorcillo de manzana y a soñar con amores perdidos.
Cuando ha vuelto, tras unas pocas frases rutinarias de rigor, cena reglamentaria y visionado obligado de la tele, hemos vuelto a nuestro lugar de desencuentro, el dormitorio. Tímidamente y casi como por obligación he avanzado mi mano sobre su cuerpo. Su reacción ha sido extraña, me ha empujado, ha erguido su cuerpo y me ha dado una bofetada. Me he quedado helada, nunca me había pegado, permanezco quieta, boca arriba, y él se ha puesto encima mis piernas encima de sus hombros y me ha penetrado bruscamente, con sus manos empuja mi cuerpo, no me deja que me mueva, mueve furioso su pelvis, se corre enseguida dentro de mi, posteriormente se ha dado la vuelta y se ha puesto a roncar como si no hubiera pasado nada.
He quedado con las piernas abiertas, con la sensación de su peso y de su pene, y un discreto ardor en la mejilla, no se, ha sido raro, ha sido diferente, ha sido nuevo, me duermo intuyendo un mundo por descubrir.
Al día siguiente mientras se ducha, intento hablar de lo que paso por la noche, se esta enjabonando ese cuerpo que tanto deseo, él me mira con desprecio, tiene la polla tiesa y se da la vuelta ante mi mirada, se masturba y derrama su semen en la pared del baño, yo solo puedo ver su culo, pero es suficiente para que se me humedezcan las carnes y se me caliente la mente, luego lameré con fruición el alicatado del baño.
Tras otro día de trabajo volvemos a casa, frases esquivas, cortantes, hirientes y hasta despreciativas, desde luego la cosa no va bien. Cuando vamos a la cama, no se que hacer, si intentar tocarle y arriesgarme a un golpe o quedarme quietecita y esperar acontecimientos. El decide por mi, me manda que me tumbe desnuda boca abajo, con unas cintas me quiere atar al cabecero de la cama. Una vez más, estoy estupefacta, y obedezco sin rechistar. Mientras me anuda, veo de reojo como se va empalmando, preveo el siguiente paso, no es difícil suponerlo. Pongo el culo en pompa, parezco que estoy adorando la pared. Él por detrás pasea su erecto miembro entre mis glúteos. Me habla, por fin parece que va a decirme algo nuevo. Me cuenta que en la convención se ha ido de putas, que estaba ya harto de mis malas folladas, que ha descubierto un mundo nuevo, y que lo que no va a hacer es gastarse dinero en mujeres, teniendo una guarra en casa. Todo eso lo dice mientras la punta de su glande se aproxima a mi ano, lo merodea y acecha. Yo mientras lloro, lloro por la infidelidad, lloro poro los insultos, lloro por el desprecio y lloro porque quiero que me rompa el culo ya.
Me escupe en el culo, y con tan escasa lubricación me va penetrando mientras me recuerda mis defectos, me llama fracasada, estéril, frígida y otras lindezas similares. Siento dolor, no es agradable que a una le den por culo, pero al mismo tiempo me parece una maravilla que por fin él me este haciendo caso, que aunque sea por este motivo yo este en su mente y no piense en otra cosa que en mí, en humillarme, en llamarme puta o lo que sea, pero piensa en mi. Se ha corrido en mi recto, sus espasmos me atormentan aun más, saca su polla goteante y poniéndose a horcajadas sobre mi espalda se termina de vaciar en mi pelo, es feliz , y yo creo que también.
He dormido de un tirón, cuando me despierto, me sorprendo con las muñecas aún atadas y boca abajo, no ha sido un sueño entonces. Tengo ganas de ir a mear, le pido que me desate, el medio entre sueños accede a mi humilde petición.
Otro día de trabajo, espero ansiosa a que vuelva, llega tarde, según abre la puerta, me pongo de rodillas ante él, no puedo esperar a la cama, quiero más, cuanto más me jode, más quiero. En medio del salón me agarro a sus piernas, él me patea, me escupe en la cara y me indica que me arrodille, lo cual hago nerviosa como una novicia en fase de desfloramiento.
Me ha cubierto la cabeza con una especie de saco, un saco que huele a zapatos, a sus zapatos, respiro entrecortadamente. Me pide que me desnude y a ciegas me voy quitando ropa, imaginando lo que ese cabrón que tengo por marido estará haciendo, cuando ya solo me quedan por quitarme las bragas y el sostén, me empuja, me hace perder el equilibrio, parezco un muñeco de esos de tentetieso, cada vez que me vuelvo a poner de rodillas recibo un empellón por el lado más imprevisto. Agotada he caído al suelo finalmente, yago tumbada en medio del suelo del comedor, sus manazas han cogido mis bragas y han tirado de ellas.
Estoy medio ahogada por la tela del capuchón, ahora quiere que me masturbe, mis dedos buscan mi coño ¿Qué hará él? Tal vez se este cascando una paja excitado por un cuerpo sin cara, sin esa cara mía que tanto conoce, o tal vez se este hurgando los dientes con un palillo, aburrido de mi cuerpo tantas veces ya penetrado por el suyo. No lo se, pero poco a poco me voy excitando, noto como se me humedecen los labios de la vagina, los de la boca los tengo secos, pero ambos están ardientes. Abierta de piernas, despatarrada, con el ruido de la televisión encendida de fondo, me froto, casi hasta hacerme daño, si estuviera mi amiga, la aspirante a lesbiana, no pararía jamás, soy una guarra indecente.
Cuando sofocada, me quito finalmente la caperuza, él ya no esta, restos de un bocadillo me indican que ha cenado mientras yo me desollaba la vulva, solo el descubrir que mis bragas tiradas por el suelo presentan la humedad pringosa de su semen me consuela de mis esfuerzos y mis gozos. Me quedo a ver como termina el programa de frivolidades que echan ese momento en la tele.
Al día siguiente he quedado con mis amigas, el tema de las parejas es un tema recurrente. No se que contarles, por un lado estoy feliz pues mi esposo me hace caso, me tiene presente, por otra parte la violencia, el desprecio, el abuso con el cual me trata no es habitual en él ni en mi, hasta ese momento siempre correctos y respetuosos. No es muy políticamente adecuado en estos tiempos decir que disfruto con sus rudos modales y sus brutales manías. Ellas hablan y hablan, mienten, yo también, criticamos sibilinamente y no nos atrevemos a exponer nuestros problemas, hasta la que renegaba de los hombres parece haber vuelto al buen camino, lástima, me siento bicho raro.
Hemos vuelto al barrio juntas, la frustrada lesbiana y yo, vivimos cerca y antes de irse a su casa, sube un momento a mi piso a recoger unos libros que me había prestado. Estoy un poco nerviosa, la conozco de toda la vida, desde el colegio, hemos compartido y discutido por chicos, ropa, amigas y todas esas cosas, pero su frustrada sexualidad me inquieta, aunque creo que la más peligrosa en cuestiones de bajas pasiones soy yo.
Mientras charlamos en el salón, ahí justamente donde anoche impúdicamente me masturbe ante un bocadillo de chorizo y su depredador, noto como se me humedecen las mucosas, el recuerdo de ayer, y la presencia de ella, hacen que este un poco turbada. Le invito a cenar, cualquier cosa, ella encantada, no quiere llegar a casa, el marido, los niños, que se busquen la vida. Me roza un pecho, yo creo que ha sido sin doble intencion, pero para mi ya esta todo dicho, le beso en la boca, hace tiempo que no doy un beso en la boca,, que no noto esa calidez, ese vacío que te recibe gozoso, y que desemboca en unos cuerpos de hembras casi cuarentonas amasándose, acariciándose recíprocamente. Cuanta diferencia con los golpes y maneras toscas del hombre que idolatro.
Como era previsible, mi marido nos ha pillado en medio de la faena, he notado como los muslos de mi amiga se tensaban al oír girar la llave en la cerradura, pero no hemos podido disimular la escena. Él nos ha mirado con cara de desidia, yo bajaba los ojos con humildad, se ha sentado en el sillón, se ha abierto la bragueta despreocupadamente y le ha dicho a mi amiga que se la chupase, ella con el nerviosismo aún en el cuerpo, se ha aplicado a la faena, yo mientras por detrás me he dedicado a su bonito pubis.
Lo he logrado, mientras ella se afana en comerle el capullo, él me mira, me mira solo a mi,yo le miro entre lamido y lamido al clítoris de su mamadora. Me desprecia, me odia por mi ruindad, pero le excita la situación, se va a correr en la boca de la que ya estaba harta de los machos, pero donde realmente se esta corriendo es en mi boca, en mi lengua. Yo no estoy chupando un coño, estoy chupando una verga caliente y amoratada. Mi amiga es solo un instrumento que tenemos para follar y no tocarnos. Cada chupetón que le hago al culo de mi amiga se transmite en un chupetón al dominante pene.
Se corre él, se corre ella, me emociono y lloro. Nos hemos quedado solos el matrimonio, la mamadora mamada se ha ido, medio farfullando una excusa referente a tener que hacer la cena en casa. El se pasea, por encima de mi con su miembro ya morcillón deshinchándose, yo lo único que anhelo es aun mas humillación, la deseo, se que es enfermizo, nunca se lo diré, que crea que me repugna esta actitud suya, pero por fin creo que somos una pareja feliz.