Feliz Navidad
Hace un año pase las mejores fiestas de Navidad de mi vida y recibí el mejor regalo que pude haber deseado.
Feliz Navidad
Por Georgina del Carmen
Cuando era adolescente, por ahí de los 14 años, creía que era un enfermo sexual, ya que pensaba que era el único en el mundo que deseaba sexualmente a su hermana, me masturbaba pensando en ella, no me cansaba de admirar su cuerpo que para mí era el mejor del mundo, y como todos, aunque eso aun no lo sabía, le espiaba cuando estaba desnuda y me masturbaba con su sensual ropa interior sucia. No obstante que me sentía sucio e inmoral al hacerlo, se me hizo un excitante vicio que me proporcionaba el placer más grande que pudiera tener.
Yenela, mi hermana, es 4 años mayor que yo. Cuando cumplió 24 años se casó, para mi fue algo muy triste, pareciera que se hubiera muerto. Solo de pensar en que ya no podría verla encueradita, ni podría gozar diariamente de sus aromas íntimos a través de sus brassieres y pantaletitas sucias e incluso sus pantimedias, me daba un sentimiento de abandono total, ya que se casó con un gringo que se la llevaría a vivir a Estados Unidos.
No obstante que en los días previos a su matrimonio le robé algunas pantaletas sucias para conservarlas como recuerdo, pronto las fui olvidando así como los deseos por ella, aunque nunca olvidaría los extraordinarios momentos de excitación que Yenela me proporcionó.
Pasaron 2 años para que Yenela volviera a México para visitarnos a mis padres y a mí, venia acompañada de su esposo a quien nunca vi con buenos ojos ya que sentía que me había quitado algo que me pertenecía y lo miraba con rencor y mucha envidia ya era quien gozaba del cuerpo de mi provocativa hermana. No desaproveché la ocasión para hacerme de un par de pantaletitas sucias de mi hermana, que descaradamente le robé para revivir aquellos excitantes días de mi adolescencia con sensacionales masturbaciones en las que disfrutaba de su exquisito cuerpo cogiéndomela en toda clase de poses y modos posibles.
Al año siguiente, en las Navidades recién pasadas, Yenela volvió a casa para pasar el fin de año, su marido no pudo acompañarla por motivos de trabajo, cosa que celebré como si fuera un triunfo personal. Quizá ya, sin motivo alguno, presentía lo que en ese fin de año pasado estaba por sucederme.
En cuanto vimos a Yenela toda la familia notó lo "bien que le había asentado el matrimonio", aunque en realidad lo que sucedía era que su marido le había pagado la cirugía plástica de los senos y las nalgas, así que no pierdo el tiempo describiéndola, simplemente estaba perfecta, buenisima, aun más de lo que de por sí ya estaba y mil veces mas sensual y provocativa.
Desde su llegada mi pene se erectó ante su presencia, lucia espectacular enfundada en un pantalón blanco ajustadisimos que delineaba a la perfección su escultural cuerpo haciendo que se le marcaran las diminutas pantaletitas que portaba y que se perdían por entre sus fabulosas nalgas, por el frente se podían adivinar claramente el contorno de sus labios vaginales y la marcada protuberancia de su velludo Monte de Venus, por arriba lucia un top que resaltaban sus nuevas chiches, no menos de una talla mas de las naturales, que no necesitaban usar sostén para permanecer erguidas, destacando sus parados pezones.
Todo el día y días subsecuentes anduve tras ella como perro en brama, mirando su espectacular cuerpo y con la verga permanentemente parada, el primer día reviví los "viejos tiempos" masturbandome con sus sensuales pantaletas sucias, ya que Yenela siempre ha tenido un gusto exquisito para la ropa interior.
Al siguiente día de su llegada, mi hermana se quejó de que no había podido dormir bien ya que, según dijo, estuvo oyendo ruidos extraños, mismo de los que se quejaba desde que era joven aduciendo que en su recamara "espantaban", cosa que nunca nadie le creyó.
A la noche siguiente, luego de un día muy excitante observando a mi hermana en una reducida minifalda que ponía ante mi morbosa mirada sus espléndidos muslos y al final de ellos sus sensuales pantaletas en color negro, lo que en incontables ocasiones me puso al borde de la eyaculación, me disponía a masturbarme fantaseando con mi hermana, cuando se oyó que tocaban en la puerta de mi recamara.
No podía levantarme ya que tenia la verga bien parada, solo dije "Pase", era Yenela, me sorprendió sobre manera que a esa hora mi hermana fuera a mi habitación, lo que incremento por supuesto mi excitación. Lucia divina en un camisón largo hasta los tobillos y aunque no era transparente se notaban con claridad sus pantaletitas negras que me había estado enseñando durante todo el día y sus poderosos senos firmes como nunca.
Me explicó que seguía oyendo ruidos y que tenia miedo, por lo que me pidió que le dejara dormir en mi recamara, me disponía a levantarme para irme a su recamara pensando en que podía revisar su ropa, esencialmente la lencería, pero mayúscula sorpresa fue que me dijo que quería que me quedara con ella por que tenia miedo estar sola.
Por supuesto que acepté de inmediato, evitándome el problema de levantarme con la verga bien parada, así que me hice a un lado para que Yenela se acostara en mi cama, ella se volteó a un lado y yo al contrario. Nos dormimos y ya de madrugada desperté y tenia abrazada a mi hermana por la espalda y mi verga endurecida estaba repegada a sus extraordinarias nalgas y una de mis manos bajo uno de sus suculentos senos. Me sorprendí, no me moví permaneciendo unos minutos en tal pose sintiendo su hermoso trasero pegado a mi falo. Por fin, contra mi voluntad, fingiendo seguir dormido me voltee para evitar problemas.
Mas tarde volví a despertar, Ahora era Yenela quien me abrazaba por la espalda, sentía claramente sus duros senos en mi espalda y su vientre en mi trasero, mi verga se paró como impulsada por un resorte y haciéndome el dormido permanecí en la pose con infinitas ganas de eyacular.
Al amanecer Yenela ya se había levantado y luego de bañarse se arreglaba en su recamara, era el día de noche buena, el 24 de Diciembre de 2005 y en casa preparaban todo lo necesario para la tradicional cena de Navidad.
En el árbol de Navidad ya estaban los regalos que cada uno había comprado para los integrantes de la familia y los que mi hermana había traído con el mismo fin. Sin embargo Yenela me adelantó que me había traído un regalo especial para mí, pero que, por su naturaleza, no podía ponerlo en el árbol y que me lo daría mas tarde. No dí mucha importancia al hecho aunque si me daba mucha curiosidad saber que me regalaría que los demás no deberían ver.
El día transcurrió en tremenda excitación, como desde que llegó mi hermana, mirándole su delicioso cuerpo y ayudado por su reducido y ajustado vestido le miraba incansablemente su bien delineado cuerpo y sus extraordinarios muslos y de vez en vez sus calzoncitos rojos, como lo marca la tradición para esa noche. A cada momento la veía mas buenota que el momento anterior, ya me dolía la verga de tanta excitación pero prefería no masturbarme a manera de una pequeña perversión masoquista.
La festividad empezó y llegaron algunos familiares y amigos a compartir la cena, a cual mas alababan el hermoso cuerpo de mi hermana en diferente comentarios y todos los varones, encabezados por mí, nos extasiábamos con su provocativa figura, de seguro deseándola sexualmente y mucho mas de uno traíamos la verga parada ante la arrolladora y sensual presencia de Yenela. Entre trago y trago de licor transcurrió la cena, algunos familiares y amigos se retiraron a otras festividades a las que habían sido invitados y ya solo quedábamos los muy allegados.
Se hizo la apertura de regalos y Yenela me recordó casi al oído que me tenia un regalo especial que me daría mas tarde. Mi hermana ya se notaba afectada por el alcohol como la mayoría de los que aun permanecíamos en casa, noté que sus poses eran mas provocativas y el contoneo de su excitante cuerpo se hizo mas pronunciado, en pocas palabras lucia sus encantos con toda premeditación, cuando se sentaba ya no tenia preocupación que se le vieran las diminutas pantaletitas rojas que dejaban por los costados parte de su vellosidad al descubierto. Por demás es decir como tenia la verga de parada y el sinnúmero de veces que estuve a punto de venirme en seco ante la excitante presencia de mi cachonda hermana.
Iniciaba la madrugada cuando mis padres se retiraron a sus habitaciones recomendándonos no desvelarnos mucho, ya solo estabamos mi hermana y un matrimonio de amigos suyos y yo, seguíamos bebiendo licor con la tranquilidad de estar en casa sin riesgos, y animado por el alcohol miraba sin recato el delicioso cuerpo de Yenela quien complaciente me daba grandes facilidades para hacerlo y varias veces la pillé mirando el bulto que hacia mi erección bajo mi pantalón.
Por fin sus amigos se fueron y aun nos tomamos la ultima copa brindando por "nosotros", ya el coqueteo mutuo era descarado y me enseñaba sin pudor sus cositas que guardaba bajo su corto vestido. Decidimos irnos a la cama, al llegar al pasillo de las recamaras me dijo que enseguida me llevaría a la habitación el regalo que me había traído, entre a la recamara a esperar a que Yenela regresara con el obsequio. Unos minutos mas tarde Yenela entró a la habitación sin llevar nada en sus manos, por un momento creí que lo habría olvidado debido a la borrachera que ya traíamos ambos.
Mi hermana cubría su cuerpo con una bata larga hasta los tobillos cerrada y asegurada por la cintura con una cinta del mismo material y conservaba las sandalias de altos tacones destalonadas que había calzado durante todo el día. Se paró frente a mí, que sentado en la cama, ocultando mi erección, esperaba su regreso. Me dijo "¿listo para el regalo?", le contesté afirmativamente y vino lo inesperado.
Yenela se desató la cinta de la bata abriéndose ésta, debajo traía un baby doll rojo totalmente transparente que le llegaba apenas abajo del vientre, bajo el pequeño camisón las pantaletitas translúcidas que me había enseñado toda la noche y que dejaba ver con toda claridad el negro manchón de vello púbico, dejó caer la bata y posaba en todos los ángulos exhibiéndome su estupendo y excitante cuerpo, "¿Te gusta como me veo?", Me dijo con sonrisa coqueta y con todo cinismo. "Por supuesto" fue lo único que acaté a decirle. "Demuéstramelo" me replicó, sin saber como demostrárselo, lo único que se ocurrió fue mostrarle en bulto de mi verga en erección.
"Déjame verlo bien" me pidió, con rapidez inusitada me saqué el pantalón y los calzoncillos mostrándole mi verga a todo lo que daba de parada. Me miró unos momentos y me dijo "Este es tu regalo" y paso las manos por su cuerpo. No daba crédito el regalo era su estupendo cuerpo, todavía ante mi desconcierto completó "Es todo tuyo durante el tiempo que este aquí de visita, así que disfrútalo como quieras".
Me arrojé a sus pies de rodillas poniendo mis manos en sus muslos y acariciándoselos en tanto frotaba mis mejillas en su velludo Monte de Venus sobre las pantaletas, la respiración de mi hermana se empezó a agitar y ella misma sacó sus fantásticas chiches de las copas del baby doll friccionándoselas, dio media vuelta invitándome con ello a que le besara sus espectaculares nalgonas, me dí un banquete besando y chupando sus agrandados y redondos glúteos.
Le hice a un lado las pantaletitas para besarle el culito, estaba totalmente poseído por la lujuria, Yenela se inclinó un poco para facilitarme la deliciosa tarea de lamer y besuquear su hermoso culito y con mis labios jalaba levemente los vellitos que rodeaban aquel apretado hoyito entre sus nalgas y de vez en vez pasaba mi lengua por su hendidura sexual absorbiendo los jugos vaginales que le escurrían.
Yenela giró nuevamente poniéndose de rodillas entre mis piernas y tomando mi verga la chaqueteó unos instantes y acercando su boca a la cabeza de mi mástil le plantó sonoros besos para luego introducirla entre sus labios procediendo a mamármela. Sí que mi hermana sabia eso de mamar verga, la introducía en su totalidad en su boca y garganta para luego sacarla toda y volverla a meter hasta que sus labios tocaban mis güevos y así varias veces.
"Quítame las pantaletas" me dijo una vez que se había puesto en pie, presuroso tiré de sus calzoncitos sacándoselos por completo, ella separó las piernas y abriéndose los labios vaginales me instó a chuparle la vulva, encantado lo hice degustando sus jugos íntimos que le brotaban a raudales y entre gemidos de placer me decía lo rico que estaba sintiendo.
"¿Me quieres coger?... ¡Cógeme!... Méteme la verga", me decía con voz temblorosa, se empinó apoyándose en la cama y mostrándome sus enormes y sabrosas nalgotas bien abiertas, me coloqué tras ella y dirigí mi falo a su vulva que babeaba de flujos, sin ningún trabajo mi verga se fue deslizando lentamente en el cálido interior de su sexo hasta que la tuvo totalmente metida y su cadera empezaba a moverse con cadencia, en tanto el vaivén de mi verga en su vagina tomaba velocidad haciendo que mi vientre chocara estentóreamente contra sus deliciosas nalgas.
El culito de Yenela se fruncía a cada embate de mi verga en su vulva, por lo que no podía resistir las ganas de besárselo, así que le sacaba la verga de su vulva para inclinarme y darle una tanda de besos y chupetes en su delicioso ano para luego volver a ensartarla en la vagina y continuar cogiéndomela, para ahora introducir mi dedo pulgar en su apretado culito mientras le seguía bombeando con mi falo en su sexo.
Mi hermana hizo una pequeña pausa sentándose en la cama para volver a chuparme la verga que estaba bañada en sus flujos vaginales "limpiándomelo" con su lengua y labios. Levantó la mirada y fijándola en mis ojos, con voz sensual me dijo "¿Quieres metérmela por mi culito?", Sin pensarlo le dije "Si quiero meterla en tu linda colita". Yenela se hincó sobre la cama en la pose de "perrita" y con sus manos separaba sus hermosas nalgotas exponiendo ante mi morbosa mirada su diminuto culito que se fruncía como invitándome a penetrarlo.
Momentáneamente le volví a meter la verga en la vulva, solo para mojarla en su flujo vaginal a manera de lubricante y enseguida la enfilé a su apetitoso agujerito, la cabeza de mi verga empezó a entrar en su conducto excretor que oponía débil resistencia dando paso al visitante, pronto mi glande desapareció entre los pliegues de sus ano ajustado a la perfección como si se tratara de un estrecho guante para mi verga, con lentitud mi verga fue avanzando hasta que solo mis güevos estuvieron fuera del hermoso culito de mi hermana.
"¡Qué rico tenerla en el culo... Me encanta la verga en el ano... Cógeme el culo... Enculame toda!", repetía Yenela sin cesar, en mientras mi verga entraba y salía de su preciosa colita, la tenia sujeta por sus ahora abultadas chiches e incesantemente mi verga entraba y salía de su culo. Mi hermana empezó a venirse en sonoro orgasmo repitiendo lo rico que sentía en su trasero y suplicaba que me la siguiera cogiendo por el ano.
Pase una de mis manos a su clítoris para hacerla venir nuevamente, sus jugos empaparon mi mano y escurrían por su entrepierna, sentí que no podía aguantar mas la eyaculación y así se lo hice saber a Yenela, ella sin decir nada se sacó mi verga de su culito y girando la introdujo en su boca chupándomela con fanatismo, no resistí más y empecé a derramarme en su boca, mi hermana tragaba mi esperma sin ningún pudor saboreándolo hasta la última gota.
Luego de unos minutos mi hermana me dijo que quería quedarse a dormir conmigo ya que tenia miedo en su recamara y así lo hicimos. Al amanecer volví a cogérmela y así diariamente hasta el día 6 de Enero en que se fue nuevamente al vecino país del norte. Fueron 14 días de placer con Yenela, quien entre otras cosas me regaló un álbum fotográfico con 120 fotos de ella al desnudo en poses muy sexys y 2 DVD de 2 horas de duración cada uno en los que diferentes tipos se la están cogiendo y su esposo es quien tomó los videos. Están inscritos en un club swinger y cada fin de semana se la cogen diferente sujetos que intercambian a sus esposas con mi cuñado. Yenela me prometio que la próxima vez que venga lo hará con su marido para que la disfrutemos entre los dos, que seguramente su esposo estará encantado de ver como cogemos entre hermanos.
Georgina del Carmen
Relato basado en los datos proporcionados por el amigo cibernético Gerardo25 quien asegura son verídicos y autoriza su redacción y publicación, por ello lo pongo a su consideración.
Aprovecho el tema para desear a todos los lectores una feliz Navidad y que el año entrante sea de infinita satisfacción sexual y se realicen todas sus fantasías eróticas, sobre todo las de carácter incestuoso.