Feliz Cumpleaños, Primo!

Un regalo de cumpleaños inesperado (fantasía personal)

Saludos, lictores y lectores de TR. Como podrán intuir, éste es el relato del que había comentado, el de mi día especial. Una fantasía personal pero que algunos tenemos en común, dormir hasta tarde un sábado jejeje

José dormía apaciblemente en la cama. Era un chico de apenas 19 años que, de haber estado despierto; habría recibido las felicitaciones de cumpleaños de sus padres y leído los mensajes de amigos y otros familiares. En cambio, el chaval estaba allí, luego de haberse ido la noche anterior a beber con sus colegas y ponerse hasta arriba.

Era lo que más disfrutaba hacer, despertar tarde un sábado y no hacer nada. Nada de nada, literalmente; aunque por la enorme resaca que llevaba había medio olvidado que ese sábado, precisamente era su cumpleaños. Las horas transcurrían con una lentitud asombrosa a medida que los rayos del sol penetraban por la ventana de la habitación.

Su madre abrió la puerta alrededor de las nueve y encontró a su hijo profundamente dormido. El chico no se dio por enterado y ocurrió lo mismo cuando su padre entró veinte minutos después. Para ellos era lo más surrealista pero no dijeron nada y comenzaron a hacer llamadas y preparativos para la celebración con la familia y unos pocos amigos.

Una hora después, todo seguía igual y ya la madre de José sopesaba hacer algo más drástico que sacudir el hombro de su hijo cuando escuchó el timbre de la entrada. Al abrir la puerta, vio que se trataba de su hermana Alejandra y su hija Daniela, Dani para la familia. Intercambiando saludos y besos, ambas entraron y se dirigieron a la cocina para sentarse a charlar.

“Y donde esta mi sobrino?” preguntó Alejandra a su hermana.

“En su habitación,” respondió ella con desgana. “Llegó hace pocas horas… no creo que vaya a despertar pronto,”

“Que mal… pero esperemos que se recupere rápido y podamos celebrar en familia,” repuso Alejandra.

Las hermanas siguieron conversando tranquilamente de sus vidas diarias y Dani apenas escuchaba lo que decían. Había esperado ese día por varias semanas y ahora su primo estaba con una gran resaca que probablemente le haría dormir casi todo el día. La chica de 18 años y de largo cabello castaño claro y ojos café, se mantuvo allí junto a su madre y su tía con la esperanza de que su primo apareciese pronto, pero el muy bruto seguía dormido. Decidió al menos intentar despertarle.

“Tía, hay problema si subo e intento despertar a José? Es que quiero darle su regalo de cumpleaños,” dijo la chica con tono inocente y sin insinuar algo diferente.

“No, claro que no. Pero dudo que tu primo vaya a despertar fácilmente,” comentó ella.

“Dejadle descansar, Dani. Luego puedes felicitarle,” le dijo su mamá.

“Solo haré un intento y sino, regresaré…” contestó Dani y se puso de pie y fue escaleras arriba.

Mientras subía las escaleras, la jovencita no pudo evitar sentir aprensión y la adrenalina. Aquello le recordaba en cierto modo su cumpleaños y avanzó lenta y decididamente hasta detenerse frente a la habitación de José. Respirando hondo, Dani se dijo a sí misma que todo funcionaría como había planeado.

Con mucho sigilo, abrió la puerta. Aunque eso no era muy necesario, ya que su primo seguía dormido, tal como su tía le había dicho. Cerrando la puerta con seguro, se acercó despacio con una sonrisa de oreja a oreja, trepando lentamente en la cama hasta recostarse al lado de su querido primo, José respiraba apaciblemente, feliz en su ensoñación.

“Despierta primo, feliz cumpleaños,” murmuró Dani en su oído.

Pero José no se inmutó.

“Primo… soy yo… es hora de celebrar,” volvió a insistir la muchacha, zarandeando su hombro con insistencia, aunque sin éxito.

La chica adoptó una mirada de desdén y negaba con la cabeza. Sin embargo, tuvo una mejor idea y con una sonrisa traviesas deslizó su mano hasta la entrepierna de su primo, bajo su short y acariciando su pene flácido. Luego de unos pocos segundos, obtuvo una ligera erección y podía sentir como el rabo de su primo respondía al estímulo, José comenzó a emitir pequeños ruidos, después fueron un poco más audibles y cuando ya su polla estaba dura como roca, balbuceó unas palabras, aun medio dormido.

“Ya… no sigas Carla…”

Dani no pudo reprimir una risitas, sin dejar de acariciar la virilidad de José. Su mano comenzó a abarcar el grosor de esa polla y comenzó a estimular con mayor ahínco, consiguiendo que su primo gimiese con voz ronca hasta que, empezó a abrir los ojos.

“Ya era hora. Pensé que tendría que hacer algo más,” musitó Dani con picardía.

Al escuchar esa voz familiar, José despertó por completo. Una chica de cabello castaño y ojos café le miraba con una gran sonrisa en ese rostro tierno e infantil, y al sentir una mano agarrando su rabo duro, abrió los ojos muy sorprendido.

“Dani!! Pero que coño…?” pudo exclamar en voz baja.

“Feliz cumpleaños, primo…” respondió Dani con alegría y sin dejar de acariciar su pene duro.

“Pero como… ya deja de sobarme la polla,” murmuró José.

Dani apartó su mano de la polla de su primo y le abrazó fuertemente. Inmediatamente pudo detectar el aroma de licor y cigarrillos de José, que aun parecía algo somnoliento. La chica le arrancó la sábana de un tirón y se puso de pie en el colchón, José miraba a su hermosa prima desde abajo, sus largas y torneadas piernas estaban descubiertas pues el short apenas alcanzaba a cubrir sus muslos. Llevaba una camisa de tirantes blanca que le favorecía al estar bien ceñida a su figura esbelta y sinuosa, mirando su rostro de estupefacción con una radiante sonrisa típica de ella.

“Y piensas quedarte aquí todo el día? No todos los días celebras tu cumpleaños y tu querida prima te viene a despertar,” comentó Dani y José asintió levemente.

“Es cierto, gracias y bueno, también por lo otro…” dijo José algo cohibido por el temple de su prima.

“No es nada. Recuerdas como tu también te colaste en mi habitación el día de mi cumpleaños?” le recordó ella al mismo tiempo que se sentaba a su lado.

“Si… claro que lo recuerdo,” musitó él con una sonrisa genuina, aquello fue algo arriesgado pero sin duda alguna consiguió su objetivo, metérsela hasta el fondo por el corvejón.

La muchacha jugueteó con un mechón de cabello sin dejar de mirar a su primo con emoción y ansiedad. José se preguntaba la verdadera razón de su presencia allí, pues podía haberle felicitado en cualquier momento del día. No, aquello debía ser algo más y al pensar en ello su corazón comenzó a latir más rápido.

“Y… porque no esperaste a que bajase? Aun sigo con algo de resaca,” admitió José tras un momento de silencio.

“Vale, no solo es para desearte feliz cumpleaños. Creo que eso ya lo sabes,” contestó Dani bajando un poco la voz, su mirada era intensa y parecía querer decir mucho más.

“Vale, pues que es? Ya me teneis intrigado.”

“Quiero daros vuestro regalo en privado, así es mejor. Casi como la última vez,” dijo Dani casi en un susurro sensual que erizó la piel de José, aquello sonaba demasiado bueno para ser real, pero su polla comenzaba a reaccionar con sus palabras.

“Ah… entonces cual es?” inquirió José ansioso y con la voz entrecortada.

Dani movió un poco los labios y hundió la mano en el bolsillo de su diminuto short. José estaba a la expectativa y finalmente, vio de que se trataba. Una pomada para golpes, solo eso.

“Feliz cumpleaños, primo!” volvió a repetir Dani con una gran sonrisa. José no entendía nada.

“Y eso… en que puede ayudarme?” preguntó confundido.

“Pues es para golpes, tonto! Siempre es útil tener una a la mano,” respondió ella.

Lo único que se le ocurría a Jose es que su prima le estaba jugando una especie de broma… y muy mala, pues aun no captaba la gracia.

“Si, eso lo sé. No te ofendas, pero…”

“Si no la quieres pues la conservaré para cuando la necesites,” dijo Dani alegremente.

“Vale… esta bien. Supongo que es todo, iré a ducharme,” balbuceó José entre dientes.

“Eso no es todo. Falta otro regalo,” le detuvo ella antes de que se levantase y quedo con la espalda apoyada contra la cabecera de la cama, quedando parcialmente sentado.

Ese giro inesperado le dio un vuelco de corazón y José pensó que esta vez si se dejaría de bromas tontas. Dani clavó la mirada en su entrepierna con una sonrisa traviesa, José solo llevaba puesto su calzoncillo y una camisa, la chica miró rápidamente a su primo y el chico se mordió el labio, sabía que su prima le tenía un regalo especial como el que le había dado y en eso no estaba errado.

La muchacha se acercó más e introdujo su mano y acarició suavemente su polla. José se relajó y dejó escapar un suspiro de satisfacción, era su cumpleaños y su prima estaba en su cama, dándole un regalo especial. Dani sonrió y guiñó un ojo a José, que cerró los ojos y echó la cabeza hacia atrás un poco para disfrutar de esa mano en su hombría y… tal vez algo más.

Dani descendió un poco hasta que logró alcanzar los huevos de su primo, uno por uno los masajeó delicadamente y luego ambos. José no tenía ninguna prisa porque sabía que lo mejor estaba por venir, había quedado con los testículos cargados ya que no pudo ligar la noche anterior pero eso estaba a punto de cambiar.

Su prima le miró por varios segundos, José respiraba satisfecho y con la guardia baja. Aun permanecía con los ojos cerrados y supo que era el momento. Sin vacilar y sin miramientos Dani apretó ambas gónadas con todas sus fuerzas, José abrió los ojos completamente sorprendido y un leve quejido salió de su boca. Dani continuó apretando sin romper el contacto visual con José, que por reflejo trató de apartar su mano pero las oleadas de dolor eran insoportables, el chico dejó de forcejear y su prima tenía una mirada triunfante.

“Feliz cumpleaños, primo… con esto estaremos en paz,” murmuró Dani y con un último y fuerte apretón, soltó los huevos de José.

Finalmente pudo agarrar sus testículos con ambas manos y retorcerse de dolor sobre la cama. La vista la tenía nublada, las piernas le temblaban y sentía una extraña sensación en su bajo vientre, como si le hubiesen dado un puñetazo pero multiplicado por diez. José no paraba de gimotear y sollozar como un niño, en tanto Dani se colocaba a su lado y le apartaba las manos de sus joyas.

“Todavía no he terminado de daros vuestro regalo. Relájate y trata de no gritar,” aconsejó ella.

“Porqué?” fue lo único que pudo decir José.

“Y teneis el descaro de preguntar. Te follaste a tu propia prima, degenerado…” respondió Dani y su mano encontró el testículo izquierdo de José y volvió a apretar con energía.

Aquello era una auténtica pesadilla. Rápidamente había pasado del cielo al infierno en una fracción de segundo, jamás podría haber imaginado que su linda prima fuese capaz de algo así pero no podía creer en la posición que estaba: suplicando que dejase de apretar su testículo, apretaba con tanta fuerza que pensó que lo exprimiría en cuestión de segundos.

“Parad… parad…” chilló indefenso y sin poder apartar la mano de Dani.

“Creo que no, primo. Nos vamos a divertir mucho, después de todo, es tu cumpleaños.”

Al cabo de un minuto liberó su testículo, enrojecido y muy sensible a cualquier roce. José ya no estaba empalmado ni de casualidad y le dolía el izquierdo a horrores. El dolor subía por el lado izquierdo de su vientre y trataba de contener las lágrimas, sin duda alguna era el peor cumpleaños de su vida pero Dani no se iba a quedar con solo apretar.

“Vamos, sé bueno y agradece mi regalo de cumpleaños, es lo menos que puedes hacer,” repuso Dani.

Aunque no sabía si responder o no, no lo hizo pero a ella no pareció importarle mucho. Separando sus muslos para dejar expuestos sus pelotas, Dani agarró la base del escroto con una mano, provocando nuevas oleadas de dolor en su primo, que reprimió un grito de dolor. La chica, sin advertencia golpeó con su otra mano sus cojones, cerrando el puño con fuerza y logrando que José se retorciese por el golpe aunque no demasiado pues le tenia agarrado de los huevos.

Nuevamente repitió el golpe, pero esta vez a su magullado testículo izquierdo, José bufó y levantó las piernas pero no por mucho. Dani continuó golpeando sus huevos, cada golpe en su zona noble provocaba náuseas y mucho dolor a José, que tensaba su cuerpo tratando de aguantar las arremetidas de su prima, que disfrutaba mucho de la situación.

La chica se detuvo un momento y su primo pudo respirar con más tranquilidad, pero el dolor era agobiante. Arrodillada y acomodándose entre sus piernas, apoyó su rodilla en los maltratados huevos del varón, que puso los ojos en blanco al sentir la enorme presión sobre su punto débil, Dani hundía su rodilla más y solo los huevos de José eran el único punto de apoyo. Haciendo un par de giros de rodilla, la joven machacó esos huevos y levantó la rodilla.

“Mierda… que dolor, ya para…” volvió a insistir José.

“Pobre José… no se ven tan mal, un poco hinchados nada más,” dijo Dani por respuesta, acariciando los muslos de su primo.

José no paraba de gemir y quejarse, así que su prima le dio un corto respiro. Sentía los huevos al rojo vivo luego de esas agresiones y ni siquiera tenía fuerzas para incorporarse y llevarse las manos allí para sujetarlos. Dani en cambio tenía la sensación de que faltaba algo más para el regalo perfecto.

“Descuida primo, todo estará bien,” le animó.

Agarrando cada testículo con una mano, tiró de ellos y a la vez apretó. José se quedo sin aire al notar como su prima apretaba y tiraba de sus joyas, como si todos sus órganos los estuviesen arrancando. La visión se le nubló definitivamente y con un leve quejido, quedó inconsciente y Dani se detuvo al obtener ese resultado. Al menos José se olvidaría del sufrimiento por un momento en el que la inconsciencia era su única amiga.

Despertó varios minutos después, y por un momento llegó a pensar que todo había sido un mal sueño, pero el dolor regresó con mayor intensidad. Dejando escapar gemidos de dolor, José vio a su prima a su lado, aún seguía con esa típica sonrisa.

“Vale, me he divertido como nunca. Te estaré esperando abajo,” repuso Dani y se puso de pie.

Con mucho esfuerzo José se incorporó y le echó una rápida ojeada a sus huevos. La piel del escroto estaba enrojecida y si bien sus gónadas no estaban muy hinchadas, se hallaban a medio camino entre huevos de gallina y pelotas de tenis. Dudaba en tener fuerzas para levantarse o de usar calzoncillos, entonces recordó algo.

“Dani… la pomada…” balbuceó José.

“Vaya! Mira quien quiere su regalo ahora. Pensé que era un regalo tonto, pero si que es útil,” contestó Dani y se devolvió, sacó la pomada y con mucho cuidado la aplicó en sus testículos.

José no paraba de quejarse pero su prima estuvo muy atenta y masajeó suavemente sus cojones, y aunque el dolor no disminuyó de inmediato, ya no le ardía el escroto y con la ayuda de Dani pudo vestirse y salir de la habitación, si bien caminando muy despacio y teniendo cuidado al sentarse.

El resto del día transcurrió sin sobresaltos y el resto de la familia fue llegando para celebrar su cumpleaños. Su prima no le quitó el ojo en todo el día y a cada poco José esquivaba las preguntas sobre porque caminaba de forma tan extraña, Dani le miraba de reojo tratando de contener la risa con las excusas que daba. Después de la celebración, cuando se iba; Dani se acercó a despedirse y susurró en su oído.

“No te preocupes, te vas a recuperar pronto. Prometo que te lo compensare… si puedes enpalmarte.”

A pesar de la oferta tentadora, a José no le hacía gracia estar a solas con Dani, o si? Su rabo, que estuvo inerte durante el día, dio pequeñas señales de vida. Debía estar muy loco si en verdad le había gustado su particular regalo de cumpleaños…