Feliz cumpleaños a mi amor!
...Me haces subir a la cama y recostarme. Quieres jugar, y yo muero porque lo hagas, sino fuera así, no hubiera traído este regalo para ti. Me atas a la cabecera de la cama, buscas el otro par y me los pones en los tobillos para que quede abierta a ti...
¡Hoy es tu cumpleaños! Y me he preparado lo mejor posible.
Estas en casa, me encanta que pudieras venir. ¡Conseguí algo de champagne y un buen plato de quesos para combinar, y de paso unas riquísimas fresas con chocolate!
Después de comer y beber un poco de todo, de platicar despreocupadamente y de reírnos un rato, te llevo a la recamara, y sobre la cama está un pequeño paquete envuelto y amarrado con un listón dorado. Me he traído las fresas y tú el champagne, las cual los colocamos en el buró, a lado de la cama.
“Para ti” te señalo el regalo sobre la cama
“¿Ahora qué hiciste?” me preguntas mientras me das una palmada en las sentaderas
Te recuestas con calma en la cama y tomas el paquete para abrirlo. Me recuesto a tu lado para observar tu reacción.
Te veo sonreír mientras estas desenvolviendo el regalo, y tu sonrisa se vuelve una carcajada cuando está totalmente abierto.
Es un juego de correas para atar manos y pies, un antifaz para cubrir los ojos y un vibrador con mando a distancia.
“¿Por qué te inventas tantas cosas?” me preguntas una vez que has abierto y observado todo con detenimiento.
“Porque me das la confianza de hacerlo…y porque me encantan la forma en que reaccionas a mis locuras” te contesto, coqueta.
Me besas y siento en tu beso la sonrisa aún en tus labios. En verdad adoro como reaccionas a mis planes perversos.
“Pues sí me gustó. Mucho, ya quiero hacer uso de el” me dices mordiendo mi labio inferior. El beso se vuelve más apasionado, tu mano baja a mis piernas y sube hasta mi cadera por debajo de la falda de mi vestido; es un vestido negro de falda suelta, amplia, pero es el conjunto que traigo debajo lo que me interesa que veas. Te separas un poco y me miras divertido, cuando sientes mi ropa interior.
“Lo preparaste todo ¿no?” sonríes.
Te levantas de la cama y me ayudas a hacer lo mismo.
Una vez de pie me tomas de la cintura y me pegas mucho a ti, para pueda notar tu erección, mientras vuelves a besarme.
“Que rico” murmuro en tus labios.
Vuelves a acariciarme, esta vez con ambas manos y comienzas a quitarme el vestido. Debajo del vestido tengo un conjunto de encaje y liguero muy provocativos, para deslumbrar, aun y cuando no tengo un cuerpo de modelo.
Pero tú me haces sentir así de sexy, me haces sentir hermosa, con tus acciones, con tus miradas, con tu pasión.
Sonríes cuando te deshaces de mi vestido y quedo solo con en ese conjunto sugerente, paseas tus manos por el encaje de las prendas.
Te empujo para que te sientes en la cama y comienzo a desnudarte yo a ti, mientras me observas con detenimiento. Me miras con intensidad mientras voy quitándote la camisa y la camiseta, quiero acariciar tu piel, tus hombros fuertes, tus brazos, quiero pasear mis manos por tu cuerpo desnudo, quiero que te des cuenta de cuanto me gustas. Me acerco con decisión a tu boca y te arranco un beso provocándote más, acariciando tus labios con la punta de mi lengua.
Me pongo de rodillas frente a ti, quiero quitarte el pantalón, así que comienzo a desabrochar tu cinturón, bajo mis manos por tus piernas para quitarte el calzado. Todo tan lentamente como puedo, como mi propia urgencia me lo permite, quiero que sea sensual, y me urge sentirte, que me hagas tuya, pero me contengo.
Empiezo a abrir tu pantalón decidida a que quedes solo con el bóxer, para que estemos un poco más parejos, pero no me dejas, me tomas de las manos y las llevas a tus labios para besar mis dedos, y después de esto, veo con picardía como vuelves a sonreír mientras te ocupas de ponerme las esposas de cuero en las muñecas.
Me haces subir a la cama y recostarme. Quieres jugar, y yo muero porque lo hagas, sino fuera así, no hubiera traído este regalo para ti. Me atas a la cabecera de la cama, buscas el otro par y me los pones en los tobillos para que quede totalmente abierta a ti, para que quede a tu entera disposición, es excitante porque yo sé, que lo que sea que esté cruzando por tu cabeza me va a volver loca de gusto.
Te levantas de la cama y me observas con detenimiento, disfrutando de la visión que tienes frente a ti. Me besas y muerdes mis labios mientras murmuras contra mis labios "Eres mía!" Por ultimo me pones el antifaz sobre los ojos para que no pueda ver nada, solo sentir.
Estoy bastante excitada en este momento.
Te escucho moverte por la habitación y no sé qué haces, siento la cama moverse con tu peso y me besas profundamente, respondo con ganas a ese sorpresivo beso, y te retiras de nuevo.
Silencio por unos momentos, y empiezo a escuchar un ruidito constante, solo puedo imaginar lo que es mientras no me digas o te acerques a mi, solo estoy suponiendo, pero eso basta para tenerme excitada.
Siento de nuevo la cama moverse con tu peso y siento tus manos en mis piernas, acariciándolas desde los tobillos hasta la unión de ellas, y siento tus dedos acariciar mi más sensible zona. Con suavidad abres mis labios mayores para pasar un dedo por la entrada a mi vagina que ya está escurriendo de deseo.
-Huy que rico… tan mojadita!- siento tu respiración muy cerca y estoy deseando que me comas, que pases tu lengua para saborear mi humedad, solo me das un ligero beso y siento algo más frío en la entrada de mi vagina, algo que vibra, eso es lo que suena, no puedo evitar retorcerme un poco al contacto, y lo paseas por toda mi zona sensible, despacio y repetidamente mientras yo gimo de gusto; me sostienes con una mano mientras introduces el vibrador en mi hasta dejarlo totalmente dentro.
Te levantas de la cama y escucho que sirves más champagne.
Sin acercarte a mi, siento el vibrador moverse en mi interior, aumentar y disminuir de velocidad a tu voluntad, el aumento de mis gemidos no se hace esperar, lo estoy disfrutando totalmente, se detiene el vibrador y siento tu mano acariciando mis labios, abro la boca y metes dos dedos en ella, los chupo con deseo absoluto, me encantas. Sacas tus dedos y esta vez acercas una fresa con chocolate a mi boca, la muerdo y en seguida me besas apasionadamente y vuelves a accionar el vibrador, no puedo evitar gemir, casi gritar en tu boca por la sorpresa.
Estas haciendo conmigo lo que te place, eso me gusta. Soy tuya, toma de mí lo que quieras. Subes a la cama y, por la posición en la que te acomodas, se lo que viene, restriegas tu miembro erecto en mi cara, en mis labios y yo inmediatamente abro la boca para permitirte la entrada, y lo metes sin contemplaciones, me comienzas a follar la boca profundo y con calma mientras siento el vibrador aumentando o bajando el ritmo. Me levantas el antifas solo lo suficiente para que pueda ver que estas grabandome. Eso me gusta, quiero verlo despues. Vuelves a colocarme el antifaz y sigues follandome la boca, me provoca arcadas de lo profundo que llegas "Mi vida, que delicioso" me dices. Y en verdad es delicioso comerte mientras el vibrador sigue en mi interior, me estoy volviendo loca, te detienes y sales de mi boca, me besas profundamente y muerdes mi lengua.
Te alejas una vez más, siento que me observas. El vibrador sube y baja de intensidad mientras yo me retuerzo de gusto, y me dejo llevar por la situación hasta que mi orgasmo es inevitable, entre temblores y espasmos que me invaden grito en mi éxtasis. Detienes el vibrador un momento después, y yo me puedo relajar y recuperar aliento por un momento.
“Que exquisita te vez” te escucho hablar. Y mis sentidos se encienden de nuevo. Me encanta tu voz, me prende mucho.
Enciendes el vibrado otra vez y lo dejas actuar unos minutos, puedo sentir como te acomodas entre mis piernas y sin esperármelo, me penetras, no profundamente, solo a medias, pero sentirte dentro de mí y sentir el vibrador me lleva a un nuevo nivel de excitación. Y mientras entras y sales despacio de mí, tomas mis senos y me muerdes deliciosamente los pezones. Mis gemidos son sonoros otra vez, quiero que me penetres más profundo, más rápido. Pero te tomas tu tiempo, comiendo mis pezones, mordiendo cada centímetro de piel que encuentras desnuda. Me recorres lamiendo y mordiendo mientras bajas una mano hasta meterla entre nuestros cuerpos para acariciar mi clítoris. Me estas volviendo loca y yo gimo y gimo cada vez más alto, con más ganas. Mi orgasmo llega más rápido de lo que esperaba, y tiemblo incontrolable entre tus brazos. “Eso, así, disfrútalo mi vida, disfruta para mí, me encanta como tiemblas” me susurras.
Tener mis manos y mis pies atados en pleno orgasmo, retorciéndome, pero restringida es más placentero de lo que jamás imaginé. Quiero abrazarte, profundizar tu penetración con mis movimientos, pero estar atada me lo impide y le añade ese toque perverso. Estoy a disposición de lo que quieras hacer conmigo.
Te levantas y sales de mi. Tiras del vibrador hasta sacarlo.
“¿Quieres que te desamarre?” preguntas. Meneo la cabeza negando, no, todavía no. “¿Te gusta?” mi voz no sale, pero asiento, mi corazón aún está latiendo muy rápido y mi boca está seca de tanto jadear. Metes dos dedos en mi vagina y yo gimo al sentir el contacto, te acercas y me muerdes los labios “¿Es como lo esperabas?” preguntas moviendo tus dedos dentro de mí.
“Mucho...mucho mejor” respondo y trato de lamer tus labios porque los siento cerca. Muerdes mi lengua y la enredas con la tuya. “Me encantas” te digo cuando liberas mi lengua. Y en verdad es mucho mejor de lo que lo imagine. Tienes ese asombroso poder, de ser más delicioso de lo que yo misma me puedo imaginar.
Me das una fresa para morder, lo agradezco porque necesitaba liquido en mi boca. Y como con la fresa anterior, me besas para comerla conmigo. Bajas despacio mordiendo y besando mi piel, mis pezones, mis costillas, mi cadera y te detienes en mi clítoris que está totalmente hinchado de deseo. Sentir tu lengua es la gloria total.
"Sí!, así amor…que rico!" No dejo de decirte y de alentarte para que continúes. Me derrito en tu boca mientras lames insaciable mis fluidos, metes dos dedos que una vez más me hacen jadear con fuerza y en segundos ya estoy en pleno orgasmo.
Subes de nuevo a mi boca y besarte es una delicia, una mezcla del sabor del champagne, las fresas y de mis fluidos, y mientras estoy disfrutando de ese riquísimo beso me penetras de una embestida profunda. Te quedas quieto, sales de nuevo y lo vuelves a hacer, de un solo profundo empujón.
Mientras haces esto por un par de ocasiones más, aflojas solo un poco las amarras de mis muñecas, lo suficiente para poder soltar mis manos, que inmediatamente se enredan en tu cuello. Y entonces aumentas la velocidad de las embestidas, yo aferrada a ti, mis piernas aun atadas, mientras muerdo tus hombros y saboreo con la lengua tu cuello, y empiezo a temblar, incontrolablemente entre gemidos muy sonoros.
"Sí, eso… así! Que rico cuando tiemblas así!"
¡Y me dejo llevar en ese orgasmo intenso, mientras te beso y te escucho gemir y disfrutar de tanta pasión desbordada, siento que estas a punto de acabar, tomo tu cara entre mis manos, beso y muerdo tus labios mientras murmuro lo rico que es todo esto, mientras te aliento a terminar dentro de mi!
Y siento esos empujones erráticos que suceden cuando te vienes y me aferro de nuevo a tu cuello con los brazos para disfrutar más de esos temblores que te recorren.
Nos quedamos quietos, tratando de recuperar el aliento. Los besos y las caricias se vuelven suaves, tiernos, cariñosos.
Sales de mi provocando una deliciosa sensación al sentir como escurre de mi vagina tu semen.
Me ayudas a quitarme las ataduras de los tobillos y te recuestas a mi lado, me encaramo a tu costado y nuestros latidos aún son rápidos. Exhaustos nos quedamos dormidos así.
Me fascina tu pasión, pero también la forma en que me permites descansar en tu pecho.
La sesión por el momento se terminó…por un rato al menos, es tu cumpleaños y no voy a perder ni una sola oportunidad de disfrutar de esta perversa locura por un rato más… ahora te tocará a ti, estar atado