Feliz Cumpleaños (2)

Rafael me levanto de la cintura como si fuera una muñeca y me puso sobre la mesa, me abrió las piernas y empezó con su ataque de lengua en mi chucha, me hacía ver las estrellas esos movimientos, de pronto sentí como su rico pene entraba en mí, era delicioso, cada vez lo hacía con más fuerza y bofete

Por la mañana Alejandro se despertó  y no se cansaba de pedirme disculpas por haberse dormido temprano dejándome sola en la fiesta, diciéndome que no entendía que es lo que le sucedió, que era la primera vez que le pasaba eso y que se sentía mal por Rafael ya que él también se tuvo que acostar temprano por culpa suya.

Antes de bajar  al comedor a servir el desayuno para que Alejandro se vaya a trabajar, decidí ponerme un pequeño short de pijama, ya que Alejandro podía tener sospechas por la forma en la que estaba vestida y Rafael estaba en casa.

Una vez en el comedor con Alejandro tomando desayuno y conversando lo bonita que salió la fiesta (obviando la parte de Rafael), bajo Rafael a acompañarnos. Alejandro le pedía disculpas una y otra vez, respondiéndole Rafael que no se preocupara, que la próxima ya nos podríamos amanecer y que de todas maneras quería acostarse temprano, pero que sin embargo al ir al cuarto no pudo dormir –lanzándome una mirada que indicaba que ese insomnio fue por mí-.

Rafael nos dijo que por ese día había quedado con un amigo para visitarlo y se despidió de Alejandro, subiendo a su cuarto a “alistarse”. Minutos después Alejandro se despidió ya que se iba a trabajar. Espere unos minutos que Alejandro este más alejado de la casa hasta la casa–sabiendo que después Alejandro ya no regresaba a la casa- y subí a mi cuarto esperando ver a Rafael esperándome, sin embargo no estaba y de su cuarto se podía escuchar la ducha abierta, lo que quería decir que de verdad iría a salir.

Decidí entrar a mi cuarto y quedarme como me había acostado a dormir, con la pequeña bata anti calor y otro hilo dental (mis favoritos). Baje a limpiar la casa y al estar en la sala empecé a recordar la noche prohibida y tan rica a la vez, sin embargo el compañero de goce no aparecía, lo que me hacía suponer que el remordimiento le estaba ganando y eso hacía que yo también me empezara a sentir mal por lo que le hicimos a Alejandro.

Habían pasado ya muchos minutos y  cuando estaba en la cocina lavando los servicios, pensando  en lo rico que la pase y a la vez con el remordimiento que me estaba ganando, en eso sentí como mi bata se levantaba y a la vez un rico beso en mi huequito, era Rafael, inmediatamente me voltee y el empezó a besar mi chucha, la besaba como si estuviera besando mis labios, metiéndole la lengua como si mi chucha le respondiera, aunque mi alma se enloquecía, de pronto se levantó, me quito la bata y me empezó a lamer las tetas como loco, el solo estaba con un pantalón de deporte así que sentí su rica pinga parada y empecé a palparlo cada vez con más desespero, así que le baje el pantalón y quise probar esa pinga nuevamente y me lo metí a la boca, estaba tan sabroso como unas horas antes, lo lamí a mas no poder. Rafael me levanto y mientras me besaba me dijo: te digo un secreto? – dime – yo le metí una píldora a Alejandro en su trago para que nos pudiera dejar solos anoche y poder cumplir mi fantasía contigo – así? eres un bandido, cómeme toda porque Alejandro ya no regresa hasta la tarde.

Rafael me levanto de la cintura como si fuera una muñeca y me puso sobre la mesa, me abrió las piernas y empezó con su ataque de lengua en mi chucha, me hacía ver las estrellas esos movimientos, de pronto sentí como su rico pene entraba en mí, era delicioso, cada vez lo hacía con más fuerza y bofeteaba mis nalgas, como si siempre hubieran sido de él. Decidí parar la escena, me baje de la mesa, le sujete la pinga a Rafael y le dije: Ven cachero, vamos arriba; y lo lleve de la pinga como si fuera mi perro, yo me sentía poseída otra vez. Lo lleve a mi cuarto, en la misma cama en donde duermo con Alejandro todas las noches y lo acosté, viendo su pinga más grande cada vez y empecé nuevamente con la mamada, luego Rafael se levantó y puso mi chucha en su boca, la 69 en mi cama, algo fascinante. Estuvimos un largo tiempo chupando nuestros miembros, consientes que serían uno de los últimos y por eso lo hacíamos con más desesperación. Vale decir que en ese momento hasta cachamos en el suelo y todo mi cuerpo estaba lamido al igual que toda su pinga y sus bolas. Luego de 2 round Rafael decidió “descansar” y me acosté sobre su pecho, a lo que Rafael sobaba mi espalda, como si fuésemos pareja. En ese receso yo le agarraba el pene, el cual estaba dormido, y lo miraba con mucha atención, era la primera vez que veía otro pene desde que me case sin embargo actuaba como si fuese toda una maestra y – en mi interior- le echaba la culpa a esa pinga, supongo que por eso no le quitaba la mirada de encima. Conversábamos de nosotros, de cómo sucedió lo nuestro y comprometiéndonos a que no volvería a pasar porque si no nos enviciaríamos y Rafael perdería su amistad con Alejandro. Quedamos en que solo lo volveríamos a hacer el día en que el regresara a la ciudad o cuando nosotros (Alejandro y yo) vayamos a visitarlo.

Rafael me dio un gran beso, esta vez sin lengua, que me supo a gloria y nos abrazamos, luego se dirigió a su cuarto a bañar. Cuando Rafael estaba en la ducha decidí entrar para “despedirme”. Rafael estaba de espalda y le agarre la pinga que estaba flácida pero larga, y le bese la espalda y masajeaba su pene, en eso Rafael volteo hacia mí y me levanto hacia su pene, este había “resucitado”, arremetiéndome una y otra vez contra la pared, nunca olvidare esa sensación que me clavaban y el agua tibia recorriendo todo nuestro cuerpo, sentía como si fuésemos uno solo y sus besos recorriendo mi cuello. Ese momento de despedida fue eterno y con una mezcla entre placentero y triste, ya que dudara que volviera a suceder. Sentía el aliento de Rafael junto con las gotas de agua en mi cara y todo se selló con un largo beso. Una vez fuera del baño de Rafael, calcule la hora en la que llegaba Alejandro y con miradas nos despedimos, cerrando su puerta y poniéndome una ropa más “decente” a fin de esperar a Alejandro.

Cuando estaba bajando recordé algo importante: No había cocinado. Sentí el carro llegar a casa y solo se me ocurrió una cosa: hacerme la dormida en el sofá (el mismo que use con Rafael en la noche) y cuando Alejandro se acercó a mí le dije que me quede dormida de estar limpiando, a lo que Alejandro comprendió y me dijo para comer fuera. Me pregunto por Rafael y le dije que no lo sentí salir así que suponía que se había quedado dormido y Alejandro lo invito a comer también, sin saber que ambos ya habíamos “comido” toda la mañana, ja ja.

Luego de eso Rafael regreso para su ciudad y no nos volvimos a ver hasta ahora, ya que Alejandro y Rafael incursionaron en un negocio y Rafael le jugo chueco (también en el negocio) y se casó el año pasado. Sin embargo me hizo pasar el mejor cumpleaños de mi vida. Gracias Rafael, por si lees este relato.