Federico 6

Federico, su hermana, su amiga, su novio, todos planeando una gran fiesta, mientras disfrutan de su sexualidad

FEDERICO   VI

Liliana y Graciela no se separaban un minuto, todo el día se las veía juntas, se mimaban dentro de nuestra casa en mi presencia o a solas sin ningún tipo de restricción, a mi no me sorprendía verlas tan calientes a toda hora. Lo que si notaba, que cuando salían, debían hacer un gran esfuerzo por no tocarse, besarse o acariciarse.

Por otra parte Graciela eventualmente, tenía a su alrededor, algún pretendiente varón, lo que alteraba el sistema nervioso de Liliana,  dejándose ver como una chica posesiva.

La vida de Graciela era mucho más que lo que tenía a la vista Liliana, tenía su trabajo como secretaria administrativa en una empresa y en ese, su lugar de trabajo, había trabado relación con uno de los gerentes de la firma. Esa relación para ella era muy importante, ya que además de permitirle posicionarse en su trabajo, le brindaba algunos beneficios extras que hacían a una vida más relajada. Esta persona a la que me estoy refiriendo, se llama Alejandro (Alex), es un hombre sesentón, con una familia constituida, una  buena posición económica y demasiado generoso con mi hermana desde todo punto de vista. Solía visitar a Graciela dos veces a la semana, quedándose muchas veces a cenar, cenas éstas a las que solían invitarme.

La relación que Graciela tenía con Alex, ponía muy mal a Liliana, ya que mientras ellos estaban juntos, debía separarse de Graciela, para que pueda recibirlo en la casa. Yo, estando al corriente de esas visitas, dejaba la casa libre y aprovechaba para visitar a don Ramón en el mismo momento en que se producía la llegada de Alex.

Ahora con Liliana conviviendo con nosotras, arreglábamos para que se fuera a visitar a su familia y yo me iba con don Ramón o bien salíamos las dos juntas a dar una vuelta o a tomar algo en algún bar, en donde tenía que escuchar los lamentos de mi amiga por la vida que llevaba mi hermana.

Así fue que en una de esas tardes, le propuse que me acompañara a casa de don Ramón.

  • No, ni loca te acompaño, le tengo miedo a tu novio – me contestó tajante.

  • Pero Lili, don Ramón no te va a hacer nada si tu no quieres, además te puedes quedar en la cocina mientras él y yo . . . bueno, tu sabes. O si quieres ver lo que hacemos, puedes hacerlo, a mi también eso me da mucho morbo y por don Ramón, ni te preocupes, para él todo está bueno.

  • Ok Vivi, la próxima vez que venga Alex a visitar a Gra, te acompaño a casa de don Ramón, con la condición de que él a mi no me toque, de acuerdo? – propuso Liliana, yo acepté el trato, ya que a mi me resultaba mas placentero estar con don Ramón cogiendo que estar en un bar tomando café.

En tanto se acercaba la fecha para desarrollar el evento, crecía la adrenalina entre nosotras y también el número de invitados, por lo que debimos consultar con las personas que nos alquilaban la casa, quienes nos dijeron que hasta ese número de personas (25) se iba a poder, pero ahí mismo debíamos cerrar la lista, ya que mas personas incomodarían el evento.

Durante la permanencia de Liliana en nuestra casa, decidimos unificar el dormitorio de Graciela y el mío, para poder tener más tiempo para charlar de nuestros intereses comunes. Además nada que ellas hicieran podían a mi sorprenderme, porque las conocía de memoria tanto vestidas como desnudas.

Lo primero que dispusimos fue juntar las camas, de forma de poder dormir las tres juntas. La segunda disposición que adoptamos fue la de convivir sin ropas el mayor tiempo que nos fuera posible, para ir adaptándonos a la práctica de la vida nudista. Ellas (Graciela y Liliana) se adaptaron inmediatamente, mientras que a mi me costó un poco mas, dada la diferencia que había entre el cuerpo de ellas y el mío. Cuando me pude adaptar a esa diferencia de cuerpo, pude disfrutar del encanto del nudismo y eso se lo debo a ellas, que tanta fuerza me dieron.

Si bien Graciela conocía tanto mi cuerpo como yo misma, Liliana no tenía ese conocimiento tan a fondo, observando yo como ella disimuladamente me miraba. Graciela siempre conocedora de las distintas situaciones, provocó para distender mas la situación algo que me resultó genial y que terminaría con la historia de andar espiándonos.

  • Lili, hoy quiero que me ayudes con Vivi, necesito que hagas algo por mí. Necesito que repases su depilación, porque mañana tiene que verlo a don Ramón y mi hermanita siempre tiene que estar impecable, puedes? Te animas?

Graciela le pedía a Lili que me depilara para que ésta tuviera que tomar con sus propias manos mi pito y huevos, levantarlos, correrlos, agarrarlos, teniéndolos a muy poca distancia de su cara, bien al alcance de su vista, además de abrir mis nalgas quitando hasta el último vello. Lili tendría la oportunidad de jugar con un cuerpo masculino, sin que eso le provoque tener que entregar alguna parte de su cuerpo a cambio.

  • Claro Gra, sabes que nunca hice algo así, pero lo voy a hacer con mucho cuidado de que quede bien.

  • Yo en un rato salgo, así que aprovechen que no tienen nada que hacer y hagan lo que les dije – nos dijo Graciela mientras se alistaba para salir con un amigo.

Al quedarnos solas, Lili y yo decidimos hacer lo que nos había dicho mi hermanita, juntamos todo lo necesario para la depilación y me acosté en mi cama, sobre un amplio toallón. Lili comenzó su trabajo por mis piernas, siguió por mi cola, ponderando la piel de mis nalgas y terminando por mi parte de adelante.

  • Pero que buena piel que tienes en tus nalgas, es la típica piel de durazno – me dijo.

  • Si, a los tipos les encanta.

  • Como? Se supone que tú te entregas solamente a don Ramón. Que es eso de a los tipos les encanta?

  • Mira Lili, esto que no salga de tu boca, pero yo tengo otros amigos en el curso de decoración y a veces . . . bueno, a veces se da algo, tu me entiendes.

  • Ah, pero que sinvergüenza que me resultaste, después tienes que contarme de ese tema.

  • Ok, después lo hablamos, pero mantiene el secreto, solo Gra y ahora vos, saben de eso.

  • Bueno ya da la vuelta y acuéstate boca arriba, vamos a ver como terminamos.

Una vez que me acomodé como ella me pidió, Lili puso la lámpara que iluminara bien la zona a depilar, me pidió que abriera bien las piernas y que no me moviera, así lo hice. Ella tomo mi pitito y lo levantó acercándose bien para mirarlo lo más cerca posible, me causaba gracia porque allí no iba a encontrar vellosidad. Como Lili no soltaba mi pitito, yo comenzaba a tener sensaciones por el calor de su mano y la cercanía de su rostro. Con su otra mano buscaba la forma de poder hacer la depilación de la forma mas eficiente posible, para lo cual tomaba mis huevos y los acomodaba para acá o para allá, viendo como era la forma mas conveniente de realizar su tarea.

Prácticamente se había zambullido sobre mi entrepierna y no soltaba ni mi pito, ni mis huevos. Mi pito, había crecido en tamaño, ya que había mucho movimiento a su alrededor por parte de Lili.

  • Parece como si te latiera tu ehhhh mmm pito – me dijo tímidamente Lili, sin soltarlo, como si se le fuera a caer al piso.

  • Es que tu no paras de soltarlo y el calor de tu mano y todo lo que estás tocando, bueno . . . tu sabes Lili, es algo sensible esa parte del cuerpo – mi pito seguía creciendo y ya era algo que no podía dominar, además podía sentir hasta el aliento cálido de Lili sobre toda la zona, que me provocaba mas calentura todavía.

Notando como crecía, Lili, mas allá de soltarlo, lo seguía apretando y soltando y volviéndolo a apretar, descubriendo como era en realidad que crecía una verga, la dureza que alcanzaba, sorprendida por la transformación, había pasado de ser un gusano arrugado a una zanahoria rosada, dura y consistente.

  • Es increible, no pensé que se podía desarrollar tanto un pito, entonces . . .  estás excitada Vivi? – preguntó luego de su conclusión Liliana.

  • Y si, me hiciste excitar con todo lo que me tocaste y acariciaste, no lo pude evitar. Y vos, no estás excitada, Lili? – le pregunté, ya que algo raro notaba en ella, incluso le había cambiado hasta el tono de la voz.

  • Yo? Excitada?

  • Si Lili, vos, estamos las dos solas, quien mas, no estás mojada por casualidad? – le dije haciéndome la tonta.

  • Si Vivi, estoy mojada, me excitó todo esto, nunca había tenido un pito en la mano y mucho menos jamás pensé que iba a poder hacerlo poner tan duro.

Mientras Lili me hablaba, seguía con mi pito en su mano, sin largarlo, lo miraba fijamente, había empezado a acariciarlo suavemente, no me miraba cuando me hablaba, sino que hablaba mirando a mi pito. Incluso acercaba su cara tratando de olerlo, estaba muy cerca y todo eso me provocaba a mí también bastante calentura.

  • Déjame olerlo, no te molesta? – me dijo mientras lo olfateaba como quien aspira el perfume de una flor.

  • No solo no me molesta, sino que me gustaría que te acercases más y me lo chupes o por lo menos me lo beses, pásale la lengua, pruébalo – era lo que faltaba decir para que se animara a envolverlo con su boca.

  • Tengo . . . bueno . . . yo no se que . . . – ante el tartamudeo de Liliana, empujé su cabeza hacia abajo y su cara rozó mi pito, por lo que tuve que maniobrar para meterle la verga en la boca.

  • mmm Vivi mmm por favor, mmmm, es rica, splassff, mmmmm está bueno . . . – y se metió mi verga en la boca, se notaba que disfrutaba lo que hacía.

Liliana fue la primera mujer que me chupó la verga y lo hizo tan bien que nunca voy a olvidarme de aquella mamada, que empezó con ingenuidad y terminó como experta mamadora. No duró mucho esa chupada, porque no pude contener mi acabada, le llené la boca de leche, que ella disfrutó muchísimo y tragó sin protestar. Y mientras esto estaba sucediendo en mi cuerpo, a ella le llegaba un orgasmo que la sacudió con espasmos y entre que tragaba mi leche lanzaba gemidos de placer, apretando su cabeza contra mi verga y huevos, mientras con sus manos se acariciaba su pecho y su clítoris, alternadamente.

Cuando recobramos el aliento, nos juntamos para abrazarnos, felices de nuestra particular relación.

  • No te enojas si digo que fue mi primera vez con un hombre? Aunque convengamos que no hubo sexo convencional, por lo menos te hice sexo oral.

  • No, porque me podría enojar, si yo nací hombre.

Ese día fue muy importante, no solo para mi, sino también para Lili, ambos habíamos tenido una primera vez, ella con un hombre y yo con una mujer.

Al otro día, una hora antes de ir a casa de don Ramón, mientras me vestía como Viviana, Lili me daba vueltas para ayudarme con mi cabello, sin moverse de mi lado. En un momento la miré a los ojos y le dije:

  • Lili, hoy quiero que la pases de primera, tal como lo pienso hacer yo.

  • Yo te prometí acompañarte y lo voy a hacer, pero también te prometí que solo iba a mirar lo que Ustedes van a hacer, porque se que a vos eso te calienta, no se, a lo mejor me anime a algo más . . .

  • Bueno, vayamos dispuestas a pasarla bien, somos amigas y nos vamos a cuidar la una a la otra – y así nos fuimos hasta lo de don Ramón.

  • Hola, buenas noches – nos dijo don Ramón demasiado educado para lo que es su estilo – pasen hermosas, las estaba esperando. Vivi, vos seguí derechito al dormitorio, ahí me esperas, yo quiero hablar con Liliana unas palabras, siéntate chiquita – don Ramón le había indicado a Liliana que se ubicara en el mismo sofá en donde tiempo atrás había estado yo con su hijo, chupándosela hasta que él nos sorprendiera en plena acción. En esta oportunidad, nos había recibido vestido con una bata de toalla, recién bañado por el aroma que se podía percibir.

  • Como Usted diga don Ramón – la miré a Lili, me hizo comprender que no había problemas, así que seguí para el dormitorio a esperarlos muy tranquila.

  • Me dijo Vivi que venías solo a mirarnos a nosotros, eso me calienta mucho Liliana, pero no te gustaría participar en algo, aunque sea un poquitito? – le dijo don Ramón queriendo ganar la simpatía de Liliana, apretándola con su cuerpo en el sillón.

  • Es que lo mas que hice en mi vida, fue verlos a Ustedes una vez, no he tenido nada con un hombre nunca, . . . bueno, algo he hecho con Vivi, pero no mucho.

  • Está bien, aunque sea, porque no te quitas algo de tu ropita, eso me calienta mucho, me gustaría verte algo mas desnudita, sin tanta ropa, te animas?

  • Me desprendo la camisa un poco, si quiere . . .

  • Claro que quiero, también me gustaría ver tus piernas, porque no te quitas esa pollerita y te quedas en bombacha? Nada te va a pasar, solo harás que me caliente mas, espera un momento – don Ramón se incorporó y se quitó la bata, dejando ver toda su desnudez a la muchacha y su verga ya bastante agrandada.

  • Te gusta como me veo así? – don Ramón se tomaba la verga y los huevos, moviendo todo su cuerpo como si estuviera cogiendo, parado frente a Liliana que lo miraba con los ojos que se le salían de las órbitas.

  • Don Ramón, no es necesario que se muestre así, me asusta un poco.

  • Ven, vamos para el dormitorio, vas a ver como Vivi disfruta con mi cuerpo y yo con el de ella. A lo mejor después de animas y hacemos algo juntos los dos o porque no los tres.

Tomándola de la mano, ingresaron en el dormitorio en donde yo estaba ojeando una revista de actualidad. El viejo al verme me increpó al instante.

  • Pero a que has venido tu? A leer revistas o a coger conmigo? Ven y atiéndeme inmediatamente y enséñale a tu amiga como es que se tratan a los hombres.

Dejé la revista de lado y lo miré a don Ramón a los ojos, él con una seña me hizo comprender que debía arrodillarme ante su cuerpo y encargarme de su verga, de que creciera mas aún y se pusiera en estado óptimo. Me arrojé a sus pies, me arrodillé sin que me avergonzase la presencia de Liliana, tomé la verga de don Ramón y luego de besarla en toda su extensión, pasándole bien la lengua, me la llevé a la boca y la chupé con mucho gusto, con toda mi pasión.

Chupaba esa pija y acariciaba los huevos, luego lamía los huevos, para acariciar la verga y alternaba esas posiciones hasta que las manos de don Ramón presionaron mi cabeza haciéndome tragar toda la verga y adentro y afuera y me cogía por la boca, traspasando mi garganta y siguió hasta casi terminar.

Entre tanto él miraba la reacción de Liliana, sentada al pié de la cama, con su camisa desprendida y su pollera levantada sobre sus piernas, medio abiertas, ofreciéndole algo de vista al viejo.

Como ya estaba por acabar don Ramón me hizo acostar en la cama, en posición de perrito, sin quitarme la ropa, levantando mi pollera, corriendo la tanguita, para penetrarme con esa verga parada, dura y llena de saliva, por mi cola. Al lado mío estaba Lili, quien me tomaba con una de sus manos y don Ramón parado al borde de la cama apoyando una de sus manos en el hombro de Liliana, como para darle alguna participación en lo que estaba por hacer conmigo.

Llevó su verga hasta encontrar la puerta de mi cola, notando que no me había puesto la crema lubricante, por lo que me dijo.

  • No te pusiste la crema, perra, ahora vas a saber lo que es tener una verga en el culo.

Cuando escuché esto me quise morir, me iba a penetrar sin lubricante, eso me iba a doler y mucho.

  • Espere don Ramón, me pongo cremita y . . .

  • Te voy a coger sin crema, puta, vos te lo buscaste, vos lo quisiste así.

Liliana apretó con fuerza mi mano, como compadeciéndose de mi y juro que estuvo a punto de decir algo pero se contuvo. El viejo estaba radiante, tenía mucho de sádico y eso sería un placer extra para él. Me tomó con su mano libre por mi cadera, para que yo no fuera hacia adelante y con su verga pujó para entrar en mi interior.

  • Ayyyyy ahhhhh me duele mucho don Ramón, póngame crema, algo, escúpame por favor, ahhhh ayyy ajjjjj.

  • Aguanta que esta la buscaste vos, eres muy puta, te tienes que aguantar.

  • Ahhh ahiii despacito, ahora, despacito por favor, me duele mucho – yo me largué a llorar desconsolada por tanto dolor, estaba todo muy seco, era imposible que me la metiera así.

Don Ramón viendo que no le entraba, la sacó y metió un escupitajo en mi culo y otro en la cabeza de su verga y volvió a pujar, suavecito, despacito y mi cola se abrió un poquito para que entrara su cabeza y ahí empujó fuerte y entró.

  • Ahhhh ajjjjj mmmm ahora despacio, despacito, me sigue doliendo.

  • Ya está ahora te la mando toda, vas a ver como te va a gustar, dentro de un rato vas a querer mas y mas.

  • Ahh ajjjj si, mmmm, pero despacio – sentí que ya estaba casi toda adentro y empezaba a sentir placer de tanto dolor recibido, se lo trasmití a Lili mediante caricias en su mano, ella lo entendió y se relajó un poco, estaba mas tensa que yo misma.

  • Ah ya no te quejas putita, te ha empezado a gustar, no quieres que te la saque ahora? – me decía burlonamente don Ramón.

  • No don Ramón, me gusta, no me la saque, muévase despacito por favor.

Así empezó con el mete y saca, suave al principio, hasta que fue creciendo en intensidad, al mismo tiempo que con su brazo atraía al cuerpo de Lili junto a nosotros. La cara de Lili estaba apretada contra el pecho de don Ramón, que con su brazo la presionaba por la espalda. La muchacha a su vez se había animado y había pasado uno de sus brazos por detrás de las piernas del hombre, acariciándoselas tímidamente y yo seguía en cuatro aguantando las embestidas de mi macho.

Así seguimos hasta que don Ramón acabó, llenándome la cola de leche caliente, sentí entrar toda la leche, como llenó mi cola hasta que se desplomó encima de mí. Yo quedé acostada boca abajo sobre la cama, mirando hacia mi derecha. Don Ramón arriba de mi cuerpo mirando hacia el mismo lado que yo y Lili acostada de lado, con un brazo sobre don Ramón y éste con su brazo acariciando a ella.

Esto lo tenía a full de calentura a don Ramón, que seguía sin sacarme la verga de adentro de mi culo, esa verga que se había achicado apenitas, ahora volvía a tomar volumen gracias a que su mano se paseaba por la cola de mi amiga y ésta no lo rechazaba en absoluto.

Así que empezó a bombear en mi culito de nuevo, a la vez que metía cada vez más la mano en el culito de mi amiga. Lili acercó su cara a la mía y me dio un beso sobre los labios, coronando este beso con una lamida en mi cara. El viejo quiso recibir algo también y sacó la mano de la cola de Lili para tomarle la cabeza arrimándola a la suya para que también lo besase. Pero Lili se opuso y no quiso besarlo, esto lo enojó a don Ramón y bombeó con fuerza en mi culo, mientras que su mano tomó con fuerza la cola de Lili, que ahora se había puesto boca abajo.

Al notar que no tenía resistencia por parte de Liliana, la apretó más contra nuestros cuerpos y separándose de mí, se lanzó sobre ella como desesperado. La dio vuelta, Lili había abandonado su cuerpo, no ofreciendo ningún tipo de resistencia a la embestida de don Ramón, por lo que éste, le sacó la bombachita, le abrió las piernas y se puso a mamar su concha, al parecer muy mojada, super excitada, dejándome a mi con las piernas y el culo abierto, chorreando la leche que antes me había inyectado. Yo los miraba y para mejor ver me puse de costado, notando que mi pito también había tomado volumen y me venían sensaciones muy lindas al ver lo que pasaba a mi lado con mi amiga y mi hombre.

Me acerqué nuevamente hasta el rostro de Lili que estaba con los ojos cerrados gozando de la mamada que le estaban haciendo, igual notó mi cercanía y sacó la lengua de su boca en punta que yo me acerqué para chuparla y guardarla dentro de mi boca y recibí mucha saliva de ella, que denotaba que la estaba pasando muy bien.

No se que fue lo que hice, pero me desprendí de Lili y de un movimiento lleve mi pito hasta su boca y ella lo cobijó con su boca y lo chupó mucho mejor que como lo había hecho el día anterior, que según ella me había confesado había sido su primera vez. Al ver esto que estaba pasando, el viejo suspendió su mamada y de rodillas en el piso, contra la cama, atrajo tirando desde las piernas el cuerpo de la muchacha, dejando la concha bien abierta y expuesta, muy lubricada, lo que le facilitó la penetración sin inconvenientes. La penetró de una hasta el fondo, solo se sintió un suspiro profundo por parte de Lili, en señal de que ya tenía toda la verga adentro, don Ramón tomó las piernas de la chica sobre sus brazos y luego sobre sus hombros y la penetración fue total, al máximo. Empezó a bombear suavemente y siguió con mayor ímpetu, terminó cogiéndola con todas sus fuerzas y Lili soltando gemidos de placer, gritos de euforia y vinieron sus orgasmos tanto tiempo contenidos y de pronto a mi me pasa lo mismo cuando siento que estoy acabando en la boca de ella y me sale mucho mas leche que de costumbre, la que Lili se traga hasta la última gota, con placer entre medio de sus orgasmos y del estremecimiento del viejo, por la acabada que le está llegando. Nos fundimos tres personas con acabadas simultaneas, máximo de placer y goce, fue un momento inolvidable en mi vida.

Cuando nos repusimos, observé que don Ramón sonreía, algo que nunca antes había visto, nos invitó a ir al baño, llenó la bañera en donde entramos Lili y yo. Don Ramón nos baño y enjuagó a las dos, encargándose mas de Liliana que de mi, se había concentrado en las tetas, redondas y pequeñas, que no había podido disfrutar hasta el momento, ya que ella permaneció vestida de la cintura para arriba, luego que se sació de chupar esos pechos, nos secó y luego nos dijo que le tocaba ducharse a él, que nos vistiéramos y lo esperáramos que quería celebrar este momento vivido tomando una copa con nosotras. Así lo hicimos, fue una noche de sumo placer.

Marcela ( marce459@live.com.ar )