Federico 4

Mi hermana y yo tuvimos sexo con mi hombre, mientras Lili nos miraba asombrada

FEDE III

Este relato es continuación de los anteriores, Fede I, II y III.

Al otro día, nos levantamos tarde, yo seguía con la ropa interior de Graciela, para dormir había utilicé uno de sus camisones cortos, me gustaba sentirme mujer. El portero eléctrico nos despertó, sonó y atendió mi hermana. Le pregunté quien llamaba y no me contestó, por lo que supuse que sería algún vendedor ambulante.

  • Por que no te vistes y te maquillas sola, Vivi? - me dijo mi hermana, tratándome con mi nueva personalidad - quiero ver como te arreglas sin mi.

Corrí al vestidor, me puse ropa de ella, bien sexi, luego al baño para arreglar mi cara y colocarme la peluca, la misma que había usado la noche anterior. Me maquillé bastante bien, no era la primera vez que lo hacía, lo había hecho en varias oportunidades totalmente a escondidas.

Cuando salgo del baño totalmente producida, incluyendo unos suecos altos y el mismo perfume que usé la noche anterior, me voy al living a reunirme con Graciela. Se escuchaban voces, supuse que era el sonido de la televisión, pero no era así, estaba equivocada, era una sorpresa que me iba a dar mi hermana.

Abro la puerta del living y me encuentro de frente a mi charlando sentada con mi hermana a Liliana, mi compañera de la universidad.

  • Fede!!!, pero que haces con esa ropa de mujer!!! y maquillado!!! que sorpresa!!! - exclamó sorprendida Liliana, mientras yo veía a Graciela que se mataba de risa.

  • Te voy a explicar - le dije, totalmente ruborizado - resulta que . . .

  • Yo voy a explicar mejor que vos Vivi - interrumpió Graciela - Mira Liliana, esta chica que vez enfrente tuyo es Viviana o Vivi como preferimos decirle. Es la chica que llevaba Fede adentro, que ahora la dejó salir. Me gustaría saber que piensas de esta transformación Lili?

  • Me parece estupenda, muy acertada. Fede no podía contener más a su verdadera personalidad. Bienvenida Viviana, aunque te llamaré Vivi igual que lo hace tu hermana.

  • Gracias por comprenderme amiga, sabes que te quiero mucho y ahora mas.

  • Bueno y que tal si almorzamos las tres juntas, hay muchos temas para charlar? - propuso Graciela, aceptando Liliana inmediatamente.

Nos preparamos la mesa, pedimos comida a un negocio cercano, comimos con un rico vinito que nos produjo bastantes risitas y un poco mas de desinhibición, nos sentamos a ver una película en nuestro sofá, las tres juntitas, yo sentada al medio un poco apretujada por mi hermana y por mi amiga. Es que la temperatura había descendido bastante y aún no estaba encendida la calefacción.

  • Mejor traigo una frazada y nos tapamos las piernas, chicas, les parece? - propuso mi hermana.

  • Si, regio - gritamos al unísono Liliana y yo.

Mientras Graciela buscaba la manta, Liliana y yo nos abrazamos para darnos calor. Llegó Graciela con su frazada y éramos las tres un solo cuerpo. El brazo de Liliana, pasaba por debajo de mi cintura y llegaba hasta el cuerpo de Graciela y así nos quedamos muy cómodas viendo la película. Al rato me levanto para ir a preparar una taza de café, sintiendo cuando me retiro, que se juntan mi hermana y Liliana, en mi lugar. Cuando vuelvo haciendo equilibrio con la bandeja con los pocillos de café, ni Graciela, ni Liliana estaban en su lugar, lo primero que pensé que podrían estar en el baño y no me equivoqué.

Se había levantado Liliana para ir al baño y cuando salía del baño, se encontró con mi hermana que la esperaba en el pasillo, en donde la arrinconó tomándola de la cintura y la comenzó a besar y a acariciar por todo su cuerpo.

Liliana era innegable que gustaba de Graciela, yo sabía que uno de los motivos por los cuales venía a estudiar a mi casa, era para poder ver a Graciela. Y Graciela era una mujer muy sensual, que disfrutaba mucho de su sexualidad y que no estaba dispuesta de dejar pasar un solo momento de placer. Por eso se decidió a avanzar a mi compañera.

Del pasillo frente al baño, fueron directo al dormitorio, no cerraron la puerta, la dejaron entreabierta, lo que me permitió a mi escuchar los jadeos, gemidos y hasta los suspiros, que esa relación provocaba. Me acerqué a la puerta del dormitorio, para cerrarla, cuando escucho que me dicen:

  • No Vivi, deja la puerta como está, no nos incomoda, mmmm - era la voz de mi hermana - deja que atienda a esta perra mmmm, vas a ver como te la dejo.

No contesté nada, noté que tenía el pitito duro, me lo acomodé entre las piernas, hacia abajo, lo ajusté con la tanga para que no se note su crecimiento. Inmediatamente se me cruzó la imagen de don Ramón, me dió terrible deseo de estar con él, quería que me cogiera y maltratara un poco, me sentía muy puta, además yo era su puta.

Sin poder controlar mi ansiedad, tomé el teléfono para llamar a don Ramón, me atendió enseguida, me dijo que estaba viendo el partido de futbol por la televisión. Como es habitual en él, me atendió con su dulzura característica.

  • Pero que quieres puta, por que me llamas?

  • No se don Ramón, me acordé de Usted y lo llamé sin pensarlo siquiera.

  • Lo que tu quieres es que te de verga como anoche, si es eso ven a mi casa y si quieres trae a tu hermanita y me las cojo a las dos de nuevo.

  • Yo si puedo ir don Ramón, pero mi hermana está . . . ocupada . . . no creo que pueda ir ahora - le contesté no sabiendo bien si decirle la verdad o callarme la boca.

  • Como que tu hermana está ocupada, se puede saber que está haciendo la puta esa?

  • Está con una amiga don Ramón . . .

  • Y que venga con su amiga, me las cojo a todas.

  • Es que ella no va a querer ir, es lesbiana don Ramón.

  • Que venga y mire como me cojo a vos y a tu hermana, no hay problema, si no quiere coger conmigo, es su problema.

  • Les voy a decir don Ramón y si no quieren ir ellas, puedo ir yo solo para estar con Usted? - pregunté tímidamente, ya que veía que me quedaría sin mimos.

  • Si no me traes a esas dos putas, por lo menos trae a tu hermana o si prefieren voy yo para allá, me entendiste perra?

  • Si don Ramón, ahora mismo hago les pregunto - colgué el teléfono y me fui haciendo un poco de ruido al dormitorio de Graciela para contarles lo que había hablado con don Ramón. A pesar de que tosí fuerte, tropecé con la puerta y golpeé un mueble, las dos chicas seguían teniendo sexo como si estuvieran solas.

  • Permiso, Graciela y Liliana, las tengo que interrumpir un instante, me permiten, puedo pasar?

  • mmm si, mmm, pasa Vivi, no te asustes por el desorden, esta perra me está dando mas trabajo que el pensado - contestaba Graciela.

  • mmm pasa Vivi, pasa, estamos bien, no vas a ver nada que te puedas asustar.

El desorden en la habitación era total, solo habían estado unos pocos minutos y parecía que había pasado un tornado. La cama deshecha, el placard abierto, cajones a medio abrir, ropa por el piso y las dos perras tapadas y enrolladas en la cama, asomando apenas sus cabezas, con sus cabelleras totalmente despeinadas, tipo brujas.

Les conté el motivo de la interrupción, les dije que don Ramón quería participar de la fiesta, pero antes yo debía conversar esto con Ustedes.

  • Nos quiere a mi y a vos, Gra. Aunque también me dijo que la quiere a Lili, que nos puede coger a los tres juntos. Es un bárbaro el tipo, pero bueno, es lo que tengo por ahora y a mi me hace feliz.

  • Quiero hablar con Gra, Vivi, pido un minuto para hablar con ella - dijo Liliana.

  • Lo que quieras hablar conmigo, puedes hablarlo frente a Vivi, ella y yo somos una misma persona - objetó Graciela, molesta por lo dicho por Liliana.

  • Ok, estuve mal, lo siento. Debes disculparme Vivi, por no confiar plenamente en ti.

  • No problem, cerremos el asunto - le contesté - di lo que quieras decir y decidamos que hacemos entre las tres.

  • Lo mío es básico - dijo Liliana - yo quiero terminar lo que estábamos haciendo con Gra, en otras palabras antes que nada, quiero echarme un polvo con tu hermana, Vivi - clarificando su situación.

  • Yo también, apoyo la medida, te quiero seguir cogiendo y quiero escucharte gritar que nunca te cogió nadie como yo, perra - recalcó Graciela - agregando después - pero después quiero ir con Vivi a lo de don Ramón y si quieres vernos o participar, te llevamos con nosotras.

  • Y por que no le dices a tu hombre que se venga para acá y mientras nosotras hacemos lo nuestro, Ustedes pueden hacer lo suyo en el living y después vemos como seguimos - propuso Liliana.

  • Siiiiii, apoyo la idea - remarcó Graciela, caliente como ella era.

  • Yo también adhiero, ya lo llamo a mi hombre - y salí corriendo a llamarlo a don Ramón. El viejo, a los 10 minutos estaba tocando el timbre de casa, traía algo en la mano que no pude ver que era por la mirilla de la puerta, porque el hombre ponía la mano tras su cuerpo.

Al entrar don Ramón, lo primero que hizo, fue tocarme el culo por debajo de mi pollerita, apretarme fuerte contra su cuerpo y meterme un mordisco en el cuello, que me hizo ver las estrellas, además no se había afeitado y su piel pinchaba la mía, por lo que me zafé de él para preguntarle que traía en su mano tan escondido.

  • La crema, porque me quiero volver a coger a tu hermana por el culo y no quiero que grite como anoche - dulce y diplomático para decir las cosas.

  • Pero don Ramón, nosotras tenemos crema acá en casa - le contesté.

  • Bueno, mejor todavía, a ver donde me acomodo, donde está tu hermana y la otra perra? - me bombardeaba a preguntas el viejo.

Yo me le acerqué como para contarle un secreto y le dije que las chicas estaban en el cuarto de Graciela, cogiendo, que se estaban echando un polvo y después venían con nosotros, mi hermana seguro y la otra chica, probablemente. Don Ramón dió un vistazo al living y se encaminó hacia donde estaba ubicado el sillón. Se acomodó ahí, dejando la crema sobre la mesa y aflojando un poco su pantalón, me hizo señas con su dedo índice para que fuera a hacerle mimos. Supuse que querría besarme, no, estaba equivocada, deseaba que se la chupara, porque cuando me acerqué a él, ya había bajado su cremallera y buscaba con su mano sacar el gigante afuera.

Me arrodillé sobre la alfombra, entre medio de las piernas de don Ramón, abrí mi boca y me tragué esa verga, totalmente dormida y doblada. Me había acomodado con mis manos tomadas por detrás de mi cuerpo, que era lo que me pedía que hiciera don Ramón. En poco tiempo la verga de don Ramón estaba en su estado ideal, grande, parada, dura y yo se la chupaba con ganas, adentro de mi boca, hasta el fondo, la sacaba de mi boca, lamía en todo su contorno al maravilloso tronco que el viejo me metía en el culo hasta lo último. Estando en eso, se abre la puerta del dormitorio de mi hermana y siento los pasos de ella y Lili, que avanzan por el pasillo hacia donde estoy con don Ramón.

Suelto mis manos para apoyarme y levantarme de la posición en que me encontraba, arrodillado entre las piernas de don Ramón con la verga dentro de la boca.

  • De ahí no te mueves, pon tus manos atrás de tu cuerpo y sigue chupando, quiero que te la tragues toda, hasta lo último - mientras decía estas palabras, apoyaba sus manos en mi cabeza para que quedara su verga clavada hasta lo último. La cabeza de la pija, había traspasado la garganta, la tenia a la verga metida hasta mi cuello, no podía respirar, empecé a desesperarme.

  • Veo que la están pasando bien - dijo mi hermana - déjelo respirar don Ramón, lo va a ahogar - lo increpó mi hermana, salvándome de descomponerme.

Liliana, se escondió atrás de mi hermana, la tenía tomada desde la cintura con sus dos manos, la escena la había impactado. Como mi hermana se encaminó para sentarse junto a don Ramón, Lili se separó de ella y se fue a sentar en frente nuestro, en un sillón de un cuerpo. Desde ahí miraba atónita lo que nos hacía hacer el hombre. Se había acurrucado sobre el sillón, tomando sus piernas con sus brazos, hecha un ovillo, escondiendo la cabeza, no miraba hacia nosotros, espiaba lo que hacíamos con asombro y timidez total.

Graciela, se ubicó al lado de don Ramón, mirándolo a los ojos hizo las presentaciones correspondientes.

  • Don Ramón ella es nuestra amiga Liliana, es compañera de estudios de Vivi. Lili, este señor es don Ramón, es el portero de este edificio y además pareja de Vivi desde hace unos cuantos meses.

  • Mucho gusto - alcanzó a decir Lili, con una tímida sonrisa, agitando su mano, replicando don Ramón con su natural cordialidad.

  • Mucho gusto lo que te has comido recién, es un bomboncito esta minita o me equivoco? - directo como siempre, sin perder tiempo. Lili quedó un poco aturdida por el comentario de don Ramón, pero Graciela salió al cruce.

  • Don Ramón, que modales, con Lili recién fue nuestra primera vez, además como puede notar es bastante tímida, tenemos que darle tiempo a que se acostumbre a nosotros, sobre todo a Usted.

  • Ok, pero que haces acá al lado mío con ese ropa, desnúdate que te quiero chupar las tetas, después vamos a ver que hacemos, creo que me los voy a coger a los dos juntos.

Lili, cada vez se hacía mas chiquita en el sillón, yo no daba mas de la calentura y la perra de mi hermana se desvestía provocando no solo al viejo, sino también a la misma Lili. Una vez que se desnudó totalmente mi hermanita, el viejo me apartó a mi para ordenarme que me desnudara igual que mi hermana, despacito, sensualmente. Mientras nosotros nos desvestíamos, él se sacó la ropa en un santiamén y se paró desnudo en medio de nosotras dos, tomándonos con sus brazos por sobre nuestros hombros, para arrastrarnos al sofá. De pasada, le mostraba su verga parada, durísima a Lili, agitándola con una de sus manos, haciéndole señas para que se uniera al trío. Pero Lili, no reaccionaba, solo espiaba lo que a un par de metros de distancia de ella, sucedía.

El viejo tomó el pote de crema, lo destapó y nos gritó:

  • Se acomodan las dos con las piernas bien abiertas, la espalda doblada, sacando bien el orto para atrás, así las encremo y después me las cojo.

  • A mi primera don Ramón - dijo Graciela, yo me quedé dura, no esperaba que deseara tanto al hombre - a mi, a mi, así después me voy con mi chica, que está solita, la quiero mimar - ahí me tranquilicé, porque mi hermana quería darle el culo al viejo un rato y después dejármelo a mi solita.

  • Pero que puta que resultaste, se ve que son hermanas Ustedes, una mas puta que la otra - don Ramón no cambiaba su forma de ser - a ver, a ver, quiero que te la comas todita como tu hermana, ya te la pongo, a ver, relájate muchacha, estás temblando - el viejo maniobraba con su pija en la mano sobre el culo de mi hermana, que temblaba recordando lo sufrido la noche anterior,  ella me confesó mas tarde, que le gustaba tanto como a mi sentir ese dolor que provoca una verga grande cuando penetra.

  • Despacito don Ramón, me gusta pero me duele, mmm ajjjjjj despacito, no escucha don Ramón, hayyyyy, espere, ahhhhh mmmmm ajjjj, por favor despacio hombre - don Ramón había apoyado la cabeza de la verga en el culo de Graciela, con un pequeño envión pasó la cabeza, gracias a la cantidad de crema que había puesto y luego sin detenerse siguió hasta tenerla completamente adentro.

  • Ya está, perra, la tienes toda adentro, ahora disfrútala, vamos muévete tu, que yo me quedaré quieto viendo como lo haces, muéstrame como te gusta.

  • Siiii, don Ramón, espere que me pase un poquito el dolor y verá como me voy a mover para gustarle a Usted - Graciela de a poco empezó a mover su cola, enloqueciendo de calentura a don Ramón, éste le empezó a dar nalgadas que a su vez volvían loca de la calentura a Graciela, a la vez que pellizcaba sus pezones al abrazarla y así siguieron un rato bien largo.

Yo, aprovechando que don Ramón estaba quieto, lo besaba en la espalda, bajé hasta sus nalgas, estiré mi lengua tratando de llegar a besar sus huevos, le chupé las piernas, le dí todos los mimos posibles y se que le gustaron mucho a don Ramón, porque en algún momento estiró uno de sus brazos y me abrazó junto a su cuerpo, devolviendo besos y caricias, cosa que no es habitual en el hombre. Cuando se sintió satisfecho de hacer el orto de mi hermana, pidió que me ubicara igual que Graciela, para penetrarme a mi.

  • Ahora te toca a vos, ven putita, acomódate al lado de tu hermana, que te mereces que te haga bien el orto.

Graciela, una vez que el viejo le sacó la pija del culo, se incorporó y se fue hasta el sillón en donde estaba Liliana, se abrazó a ella, cubriéndola con sus brazos, permaneciendo totalmente desnuda. Liliana la besaba a mi hermana con toda la pasión que era capaz de dar, quería que supiera que la amaba, aunque no podía entender porque se había hecho culiar por ese hombre.

Por otra parte don Ramón no perdía tiempo, ni bien quedé acomodado en la misma posición de mi hermana, me apoyo la verga y como si nada, la mandó para adentro, penetrándome de un solo envión hasta el fondo, sin siquiera avisarme.

  • Ayyyyyyyyyyy don Ramón, que hace, mmmm ajjjjjjj no don Ramón, así duele mucho, voy a llorar don Ramón, ayyyyy me duele don Ramón - me quejé porque nunca me había penetrado tan fuertemente, yo sabía que me iría a doler, pero supuse que no tanto, esperaba que la apoyara sobre mi culito y que pasara primero la cabeza y luego fuera metiendo el resto de a poco, como lo hacía siempre. No esta vez fue distinto, de un solo envión metió toda su verga, la que estaba mas dura que nunca de cogerse a mi hermana.

  • Tengo el remedio para que no te duela mas, puta de mierda, te la saco y no te duele mas, quieres eso perra? - me gritó don Ramón enojado.

  • No don Ramón, Usted sabe que no, no me la saque, me duele, pero no me la saque - le contesté un poco asustado.

  • Usted es un bruto, don Ramón - le dijo mi hermana, que seguía acurrucada junto a Lili.

  • mmmm como aguanta todo eso? - le preguntaba Lili en secreto a Graciela.

  • Aguanta porque le gusta, histeriquea Vivi, siempre hace lo mismo, don Ramón hace mas o menos un año que se coge a Vivi, quédate tranquila, no sufre, al contrario, le gusta que la traten así, bien fuerte.

Sin contestarle a Graciela, don Ramón empezó a moverse fuerte dentro mío, pero tan fuerte, que en cada envión hacía adentro corría de lugar el sillón, me tomó fuerte de la cintura, apretando mi espalda contra su pecho, de modo que no se saliera la verga de adentro de mi culo y se incorporó conmigo clavado a su pija y me depositó parado junto a la mesa, apoyando mi pecho sobre ella, colocó sus manos en mi cintura y continuó con sus entre y saca hasta que pudo acabar. Cuando lo hizo, grito como un desaforado, me pegó tan fuerte en mis nalgas que las dejó enrojecidas y ardientes.

Me sacó la verga, aún chorreando leche, para mostrársela a las chicas que miraban con grandes ojos la forma en que don Ramón me cogía.

  • A ver Vivi que haces con esto - me dijo señalando su pija chorreada de semen.

  • Ya me encargo don Ramón - y me apuré a chuparla y tragarme todo ese semen que era mío, que yo le había podido hacer expulsar de su verga.

Graciela miraba despreocupada como yo le mamaba la verga para limpiarla y los huevos. Liliana, no podía dar crédito a lo que veían sus ojos, para ella, todo esto era una novedad.

Debido al desgaste de la noche anterior y al propio de esta tarde, todos habíamos quedado muy cansados. De a poco nos fuimos vistiendo, primero se marchó don Ramón, muy satisfecho por todo lo que le dimos y nosotras por lo que él nos dió. Luego la acompañamos a Lili hasta la parada de colectivo, charlando de temas varios, nada que ver con todo lo vivido.

Al aproximarse el colectivo, Liliana nos comentó que todo lo vivido le había gustado mucho y que esperaba poder pasar otra jornada con nosotras y tal vez con don Ramón.

  • Entonces . . . - comenzó a preguntar mi hermana.

  • Entonces me gustó mucho la experiencia, obvio lo que me encantó fue lo que hicimos juntas, pero me calentó un poco lo que vi después. Me gustaría volver a estar en otra oportunidad junto a Ustedes y ese hombre u otro hombre, no se, es algo que me pasa ahora por la cabeza.

  • Te vamos a invitar, Lili, sos nuestra amiga y sabes nuestros gustos.

federi-56@live.com.ar

Marcela