Favor, con favor, se paga (7)

“Hijo mío, la felicidad está hecha de pequeñas cosas. Un pequeño yate, una pequeña mansión, una pequeña fortuna...”, Groucho Marx. Relato en 11 trozos.

FAVOR, CON FAVOR, SE PAGA

(7-11)

ESCRITA POR: SALVADOR MORALES

© Todos los derechos reservados.

Sabrina se salió lentamente, para tragarse mi polla hasta que me corrí en ella. Cerró los ojos y tragó, para seguir mamándomela. Luego le pedí que me acercara su corrido coño y sentado como estaba, le comí hasta hacerla correrse en varias ocasiones más de las que ya lo había hecho. Luego la senté a mi lado.

. - cada vez me gusta más que me folles, además de comerme tu pene.

. - a mí también, cariño. Anda, escúchame un momento, tengo que hablarte de algo importante.

. - no irás ahora a rajarte y dejarme en la estacada.

. - no, cariño. Es sobre tus padres.

. - ¿qué les pasa a mis padres?, ¿te han dicho algo malo?, ¿se han echado atrás en algo?

. - no, lo que pasa es que les prometí no revelarte nada.

. - ¿nada de qué?

. - de que he tenido sexo con tu madre y con tu padre.

. - ¿qué te follas a mamá y a papá?

. - sí, Sabrina. Surgió sin más y me gustó. Quiero pedirte permiso para continuar haciéndolo.

. - sí lo haces con ellos, no lo podrás hacer conmigo.

. - no, ni mucho menos. Ellos no deben saber que te lo he dicho y así poder seguir disfrutando tú y yo del mejor sexo del mundo.

. - ¿cómo has podido follarte a mis padres y peor todavía, como han podido ellos hacerme esto?

. - tu padre y tu madre son sexualmente activos y no deben tener suficiente con la otra parte y necesitan buscar un aliciente, ahí entro yo. Los dos saben que la otra parte y yo follamos y no les importa. De hecho, lo saben perfectamente y hacen que no, como si fuera un juego. No sé si me entiendes.

. - que se ponen los cuernos contigo el uno al otro y no se dan por aludidos.

. - eso es. La cosa es que me gusta ese juego que se llevan, pues me gusta follarme a tus padres por igual.

. - vale, pero quiero que seas más efusivo conmigo delante de ellos.

. - ¿cuánto más efusivo?

. - pues que cuando estemos los cuatro viendo la televisión, me permitas comerte el pene delante de los dos.

. - no jodas, tía. Eso es muy fuerte.

. - si no me lo permites, echo abajo este chiringuito que os habéis montado los tres.

. - no jodas, Sabrina. Estropearías también lo nuestro. Bueno, vale, pero haremos un pequeño añadido. Será mejor coger el toro por los cuernos.

. - ¿y eso como se hace, aparte de lo literal?

. - que cuando me la saques y me la mames un segundo, invites a tus padres, a los dos, a seguir mamándomela.

. - no jodas tú ahora.

. - ¿y por qué no?, no puedes darte por aludida, pero si follo contigo con su consentimiento, follo con tu madre, con el de tu padre y follo con tu padre, con el de tu madre, ¿qué más da que follemos los cuatro al mismo tiempo y no por separado?, así no habrá malos entendidos en el futuro y así podré ir a tu casa cuando quiera y delante del que esté en ese momento, follarte o follarme a cualquiera de ellos, pongamos, por ejemplo. ¿No te gustaría tener sexo sin tapujos sin que puedan decir nada?

. - esto último me gusta, ¿pero cederán?

. - hay una posibilidad entre mil que… no. Pero creo que les interesa más a ellos que a nadie, pues están muy calientes con mi herramienta.

. - vale, lo haremos así. ¿Y para cuando mi culo?

. - no vuelvas a meter tu culo en esta ecuación, Sabrina. Engorda y crece y te romperé ese culo tuyo, pero no ahora.

. - bueno, vale. Pero quiero hartarme a follar como una chica normal.

. - ya eres una chica normal, pero anoréxica. El trato sigue igual, iré a verte si engordas, que si no…

. - okey, lo cojo. Vamos a casa, quiero poner en marcha la cosa.

. - tranquila, tía. Aparte de que están durmiendo los dos porque anoche les rompí el culo y les duele como a ti tu vagina, aún es temprano para ellos y para mi polla, que me la acabas de matar. Quedémonos un buen rato más aquí hasta que recobre fuerzas.

. - ah, perdona. Sí, esperaré lo que haga falta –dijo dándome un beso. Luego se recostó sobre mi hombro-.

Una vez en la casa de Sabrina…

. - ya estáis aquí, chicos –dijo besando a su hija y luego a mí, a ambos en los labios, como si nada- estoy haciendo cordero asado, os vais a chupar los dedos-.

. - muy bien, mamá. Me gusta el cordero.

. - ah, ¿sí?, no lo sabía –se echó a reír su madre-.

. - voy a ser testigo de ello. Anoche no comió mucho, que digamos –dije-.

. - ¿no me bebí el vaso de leche?

. - pero el plato de sopa de pollo que hiciste, casi no lo tocaste.

. - la verdad es que no me salió muy bien, sabía raro. Además, tenía que hacer hueco para la leche. Tengo el estómago muy delicado.

. - no me cuentes milongas, ya me dirá tu madre sí has engordado algo la próxima semana.

. - ya verás que sí. ¿Vamos a ver un poco de televisión, Salvador? –me dijo guiñándome un ojo-.

Cogida de mi brazo izquierdo, nos sentamos junto al viejo, que estaba leyendo un diario.

. - hola, hija –le dijo besando sus labios, luego me dio un apretón de manos a mí, sentándome junto a Sabrina y ella junto a su padre-.

Busqué una cadena y encontré una película del oeste y allí la dejé.

Media hora después, la madre de Sabrina dejó de trastear en la cocina, dando por terminada la faena de hacer la comida. Como aún era un poco temprano, decidió llegarse donde nosotros y sentarse junto su hija.

. - vamos a esperar un poco a que sea la hora de comer, chicos. Así damos tiempo a que se enfríe un poco.

. - no hay prisa, mamá.

. - no, si tú nunca tienes prisa para comer, así te va.

. - tranquila, mamá, me pondré como una vaca dentro de poco.

. - de eso nada –dije- ¿sales de un pozo para meterte en otro más profundo?

. - eso es, nada de ponerte como una vaca, pero sí comer lo necesario para que te pongas bien.

. - vale, mamá. ¿Sabes de lo que tengo hambre ahora?

. - ¿de unas chuches?

. - no, mamá. De chuches no. Eso es de niñas.

Ni corta ni perezosa, puso en marcha el plan “ todo o nada ”. Se arrodilló frente a mí, y en menos de lo que se tarda en pestañear, me sacó la polla y se puso a mamármela allí mismo, delante de sus progenitores, que no daban crédito al puterío que estaba haciendo su hijita del alma.

Dejó de mamármela, sin soltarla.

. - mamá, ¿por qué no la pruebas un poco?, está muy rica. ¿Puede, Salvador?

. - bueno…, no sé, pero si gusta…

La mujer, paralizada por el hecho de que su hija le estuviera mamando la polla a su noviete delante de sus padres y de que encima, la invitara a seguir mamando al invitado, tuvo que consultar sin abrir la boca con su cornudo marido.

. - querida, si te ha invitado el propietario, ¿por qué no? Adelante, cariño.

. - de acuerdo, pero solo un poquito. Por probarla nada más –dijo inclinándose hacia mi tranca y relevando en el manejo de mi polla a su hija. Me la mamaba como si su hija le fuera a quitar el chupete de la boca-.

. - mamá, ¿porque no dejas que papá también la pruebe un poco?, seguro que nunca ha tenido algo tan sabroso en su boca. ¿A qué no, papá?

. - tú lo has dicho, hija, pero soy un hombre y como comprenderás…

. - no tengo reparos en que la pruebe también –le dije con una sonrisita-.

. - mamá, deja que papá también la pruebe o no podrá hacerlo si lo haces correrse en tu boca.

. - perdona, hija. Adelante, querido. Desde luego está bien sabrosa. Tienes mucha suerte, hija.

. - lo sé, mamá.

El padre no se lo pensó mucho que digamos. Me la cogió y para adentro, mamándomela con fruición.

. - mamá, ahora deberías darle algo a cambio a Salvador, ¿no?

. - sí, claro. Elige tú mismo, querido.

. - gracias –dije y le saqué la camiseta por encima de la cabeza, para de inmediato, apartarle la copa de un pecho y mamarlo con sabiduría juvenil, mientras una mano libre se iba directamente a su ardiente coño. Los gemidos de la mujer eran arto elocuentes-.

El padre dejó de mamar y dándose una prisa inusitada, se levantó y se sacó los pantalones y calzoncillos, para de inmediato ponerse con el culo al aire en el suelo y a cuatro patas.

. - por favor, por favor Salvador.

. - ay, papá, que caliente que estás. Salvador, mi amor. ¿Puedes dejar un momento a mamá y…? -dijo mirando a su padre. Sabrina se había vuelto la directora de aquella función de pollas y tetas-.

Su madre entendió que debía ceder en la atención de un servidor y no ser acaparadora.

Sonreí y me levanté con la polla por las nubes. Sin preámbulos ni coñas marineras, me coloqué un condón y se la enterré hasta el fondo.

. - oh, Dios mío. Oh, Dios mío –decía el viejo-.

. - ¿qué te ocurre, querido?, ¿tu corazón?

. - que corazón ni que niño muerto, que estoy en el cielo, querida.

. - y yo no podría también ir a ese cielo, chicos –dijo mirándome a mí y luego a su hija la putativa madre-.

. - claro, mami. Salvador tiene para todos, ¿verdad?

. - bueno, se hará lo que se pueda.

. - vamos, mamá. Ponte como papá.

No tuvo que repetírselo, se sacó la falda y luego las bragas, colocó su orondo culamen junto al de su marido. Mientras le daba al viejo, le metí varios dedos en su vagina, para luego meterlos en su ojete. Segundos después, cambié de agujero anal, ensartando el de la cornuda esposa del farmacéutico.

. - Salvador, no te corras ni en mamá, ni en papá, la quiero en mi garganta.

. - pues ve preparándote, que ya viene de camino –le dije-.

La delgaducha morena se colocó junto al culo de su madre con la boca abierta. Se la saqué a la madre y se la metí a la hija. Allí me saqué el condón y me vacié con un sonoro orgasmo de caballo. Luego me siguió mamando, para después de salírsele muerta de su boca, meterme entre las piernas de la madre y succionar y comer chochín caliente.

. - no se quede ahí, mi culo esta sediento de una buena herramienta como la suya –le dije al viejo calentorro folla-niños-.

. - gracias, hijo. No sabía cómo pedírtelo.

Y una mierda, me dije. Me la enterró y me folló el culo como si la vida le fuera en ello. Al poco me entregó el fruto de sus huevos, como buen hijo de vecino.

Luego y en silencio, los esposos se marcharon al baño. Una vez salieron, entramos mi novieta y yo.

. - lo hemos conseguido, cariño –me dijo-.

. - creo que sí, pero que sean ellos los que den el siguiente paso, no los fuerces. Ahora vamos a comer como si nada, ya saltará la liebre –sonreí-

. - eres un genio, Salvador –dijo comiéndose mi rabo descargado-.

Al llegar a la cocina, la esposa estaba llenando los platos de la mesa. Nadie reía, ni lloraba, solo había caras circunspectas a punto de algo, pero, ¿de qué?

Una vez todo el mundo con su plato, llenó el de ella y se sentó a comer. Se podía oír una mosca verde no sé dónde, así de silencioso estaba todo allí.

. - Salvador –comenzó a decir la madre-.

. - ¿sí, señora?

. - por favor, no me llames ya de señora. Te he comido el pene y me has ensartado analmente. Llámame cariño, querida o si quieres, mamá. Después de lo de antes, no admito otro nombre.

. - cómo quieras, querida.

. - gracias. Mi marido y yo el tiempo que estabais en el baño hemos estado hablando y… -de ahí no arrancaba, así que fue su marido quien la relevó en su discurso-.

. - mi esposa quiere decir que ya que parece que nos compenetramos tan bien y a la vista ha estado, ¿porque no nos compartes con nuestra hija? podríamos ser algo más que sus padres de hoy en adelante. Para ti tendría muchos beneficios, como los tendríamos mi esposa y yo, pues con el tiempo la rutina ha ido estropeando algo tan bonito que teníamos y quisiéramos renovarlos contigo. Eso sí, absoluta discreción, nadie debe saberlo. De esa manera, siempre que lo desees, viene y te sirves de cualquiera de nosotros, cómo y dónde más te plazca y por supuesto con Sabrina, pues doy por sentado que querréis continuar disfrutando el uno del otro.

. - pero eso no estaría bien para su hija. Lo que hemos hecho ha sido un momento de debilidad por parte de todos -dije yo, muy serio-.

Debajo de la mesa, la negra y delgaducha azabache, me dio una buena patada en la espinilla, como diciéndome que ¿qué estaba haciendo?, pues era aquello lo que queríamos oír.

. - aunque debo decir que ha sido muy satisfactorio para mí, también debo decir que la última palabra la tiene su hija, sin la cual yo no estaría aquí. ¿Qué opinas, cariño?, ¿puedo compartirte con tus padres?

. - bueno, lo que empezó como un juego, se ha demostrado que lo disfrutasteis todos, yo también, claro. ¿Y por qué no, Salvador?, pero con un par de condiciones.

. - dilas hija y dalas por hecho, menos lo de dejar de comer.

. - sí dejo de comer, Salvador se larga y no lo tendremos ninguno de los tres.

. - eso es. Solo si ganas peso, vendré por aquí a recogerte o a otras cosas… -dije mirando a la pareja con una sonrisa-.

. - lo sé. La condición es que quiero que Salvador desvirgue mi ano.

. - no, eso no cariño, por favor –dije-.

. - no he terminado, que me desvirgue analmente y de que no me impidáis tener sexo donde quiera con Salvador, aunque estéis a nuestro lado. Yo tampoco me interpondré si lo hacéis sin invitarme y delante de mí o en el pollo de la cocina, pongamos, por ejemplo.

. - hija, lo de tener sexo cuando quieras y donde quieras de esta casa, no tengo problema en concedértelo, pues es algo que papá y yo haríamos con Salvador, pero lo de desvirgarte el ano, no lo veo factible, dado tu precario estado de salud y tus estrecheces.

. - cariño –dijo su marido- ¿y por qué no?, anos más estrechos que el suyo han podido ser penetrados, si no a los libros de medicina me remito-.

. - cariño, es nuestra hija y no ningún experimento médico.

. - tengo una solución Sabrina –dijo el padre-.

. - ¿cual, papá?

. - agrandarte el ano para ser penetrada en condiciones.

. - ¿y cómo se hace eso?

. - con un juego de agranda-anos que se venden en tiendas del sexo.

. - ¿y tú como sabes eso, querido? –quiso saber la esposa-.

. - uno que es muy leído. Puedo comprar un juego y que la niña lo use. Se irán añadiendo mayores tamaños hasta que sea factible su petición de ser desvirgada analmente por Salvador.

. - bueno, puede funcionar, pero que decida ella y que lo lleve a cabo a rajatabla, además de alimentarse adecuadamente.

. - te lo prometo mamá. Lo haré. ¿Cuánto tiempo tendré que usar esas cosas?

. - el que haga falta, Sabrina –dije- tu madre me avisará el día que pueda usar ese estrecho ano tuyo. ¿Entonces hemos hecho un trato los cuatro?

. - si –dijeron los otros tres comensales- perfecto, ahora comamos, que hoy la siesta va a ser movidita-.

Los padres y yo comimos el cordero, que estaba bien sabroso. Sabrina no es que vaciara el plato, pero al menos hizo esfuerzos para tragar algo, como una cuarta parte del plato. Nada dije, no quería forzarla mucho, no fuera que reventara y dijera que me lo comiera yo o mis P. padres .

Ya estábamos los cuatro desnudos en la cama del matrimonio. En este momento estaba penetrando vaginalmente a Sabrina, mientras la madre me ofrecía, apretándose con sus manos, uno de sus sabrosos pechos. Yo le mamaba el pezón y su padre, con la cabeza bajo mis huevos, se los comía con buen apetito el cabronazo.

Follada la hija, su madre se tendió con las piernas bien separadas y claro, hacia allí fue mi polla como hipnotizada por aquel espléndido coño materno.

Le di polla en cantidad, mientras el padre no dejaba de mirarle el coñito a su hija. Ella se dio cuenta y sonrió.

. - papi, ¿te gusta mi coñito?

. - hija, qué pregunta más tonta haces –se lamió los labios el viejo mientras sonreía-.

. - mamá, quiero que papá y tú misma disfrutéis también de mi coñito.

. - ¿estás segura, hija? –dijo la madre como si le preguntara la chica que quería un helado u otro-.

. - sí, madre. Ya puestos. Además, luego quiero probar el tuyo y también la herramienta de papá.

. - de acuerdo. Cariño –por su marido- hazle el gusto a tu hija, pero no seas violento, por favor-.

. - no, que va –y todo ello mientras me la follaba, luego me salí de su coño y le pedí el culo, cosa que no dudó en ofrecerme poniéndose a cuatro patas-.

El padre se metió entre las piernas de su hija y allí se estacionó para comerle el coño súper corrido. La chica gemía del placer que le estaba dando su viejo. Yo, por mi parte, me agarraba de las tetorras de la mujer y le daba polla una y otra vez a todo lo que podía y más.

Los gemidos de unos y otros se entremezclaban, pareciendo aquello un burdel ambulante.

Pronto el viejo quiso probar el coño con su polla y no tardó nada en tenerla encima de ella. El hombre estaba loco por follarse a su negrita hija.

Una vez penetrada su hija, los gritos de Sabrina sobrepasaron los decibelios permitidos por los sensores sexuales y es que se la estaba follando por el culo, equivocándose el puto viejo de agujero.

. - para, para, estás penetrándola por su ano –gritó la mujer, zafándose de mi polla que tenía metida en su culo. Casi me la arranca de cuajo-.

. - oh, lo siento, lo siento, cariño. Me equivoqué, perdóname –dijo el padre sin aún sacársela-.

. - sácala con cuidado. Despacio, así, así –una vez fuera la polla del viejo, la madre se abrazó a una llorosa Sabrina –lo siento, mi amor. No debí permitirlo, ni siquiera por la vagina-.

Casi no se le entendía a Sabrina por los lloros, pero algo sí.

. - no, mami, fue un accidente. Quiero seguir pudiendo tener sexo con todos.

. - date la vuelta, hija. Quiero verte si tienes algún desgarro.

Sabrina se giró y su madre le separó las nalgas, aunque no hacía falta. El boquete de la polla paterna era bien patente.

. - parece que no lo tienes desgarrado. Iré a buscar una crema para los dolores.

. - mamá, ya casi no me duele.

. - es igual, hija, ya te dolerá.

. - mamá, que Salvador aproveche que tengo abierto el agujero hecho por papá y me penetre, así no tendré que usar eso que dijo papá para agrandármelo.

. - hija, no seas bruta.

. - mamá, por favor. Si se me cierra de nuevo, perderemos esta oportunidad.

. - pero te seguirá doliendo, cariño.

. - lo sé, pero menos que si comenzamos desde cero.

. - ¿qué hacemos, cariño? –le dijo a su compungido marido por el craso error cometido-.

. - lo que ha pasado ha sido mi mayor estupidez en mi vida, pero como dice ella, ahora que está abierto, aunque no por su gusto, y ya que está empeñada en que la penetre analmente, Salvador debería aprovechar el momento. Él la tiene más pequeña que la mía y con vaselina, todo será más fácil ahora.

. - ¿qué dices, Salvador?

. - que están todos locos, eso es lo que pienso.

. - por favor, Salvador –la súplica de Sabrina era también de locura-.

. - tus padres serán los responsables, no yo.

. - de acuerdo, querido, saca de ahí la vaselina –le indicó la esposa al marido la mesa de noche-.

El viejo abrió una mesa de noche y sacó la puta vaselina. Untó en cantidad el ojete de Sabrina y otro tanto mi polla.

. - Salvador, hazlo con cuidado y despacio.

. - vale. Date la vuelta, Sabrina.

Ella se la dio y mordió la almohada esperándome mi entrada en su culo.

Era cierto, el agujero dejado era tan grande como el grosor de mi polla y allí se la enterré despacio. La vaselina hacía milagros en aquel culo, llegando hasta el tope de mis huevos en un santiamén.

Aun así, el dolor anal no era moco de pavo y dejé que cogiera resuello la chiquilla.

. - déjala que respire y se acostumbre a tenerla dentro de ella –decía la madre, la puta de su madre-.

. - adelante, Salvador, ya puedo aguantar.

Me la fui follando lentamente, y lentamente fui aumentando la velocidad de crucero.

. - ¿aflojo un poco, cariño? –le dije-.

. - no, sigue aumentando hasta lo que quieras, quiero acostumbrarme pronto.

Será tonta la tía, me dije. Sus padres aguantaban la respiración, la chica no.

La follada prosiguió y prosiguió in crescendo la velocidad hasta que la corrida se me echaba encima. Entones me salí y descargué en su nalga derecha. Hasta allí llegó la madre y se tomó mi lechita calentita, para luego el padre agenciarse mi chorreante polla y tragársela también.

Su madre, con su lengua, lamió el culo y luego el coño de su hija para aliviarle los dolores que tenía. No contenta con ello, le dio la vuelta y colocando su propio coño en la cara de su hija para que se lo lengüeteara, ella hizo lo propio y con más énfasis sobre el coño de Sabrina.

Mientras tanto, mi polla era disfrutada por el patriarca, que cuando me la dejó grogui, la suya fue a mi boca, para de inmediato, darle mi ano y enterrármela hasta el corvejón, una vez más. Así hasta que disfruté como un enano, para finalmente servirme de un cortado de su leche desnatada, pues me entregó la polla segundos antes de correrse.

Los gemidos de madre e hija ahora eran de placer y junto a ellas nos fuimos los machos, metiendo nuestras lenguas allí donde podíamos. Yo me fui junto a Sabrina y la ayudé con el coño de su madre y el padre lo mismo con el coño de su hija que degustaba su esposa. Así hasta que alguien pidió socorro y marchamos al baño en tropel, solo disfrutando de dos en dos las delicias del agua cayendo encima de nuestras cabezas, aunque nuestras lenguas allí tampoco descansaron, sobre todo la mía.

La madre acostó a su hija una vez aseados todos. Le dio un par de pastillas y una crema vaginal y anal para los dolores y la dejamos descansar.

En silencio regresamos al dormitorio matrimonial, y después de cambiar sabanas y mantas, se acostaron el matrimonio, quedándome yo de pie.

. - voy a dormir con Sabrina, cuando despierte, quiero que vea una cara conocida y no se sienta desplazada –le dije-.

. - gracias, sí, hazlo y cuida de nuestra niña –dijo la madre-.

. - si –le dije, porque vosotros dos no lo habéis hecho, permitiendo lo que permitieron, jodidos cabrones, me dije de camino a la habitación de Sabrina-.

Eran sobre las siete de la tarde y me desperté. Algo me había tocado la cara. Abrí un ojo y era Sabrina, que me estaba besando.

. - hola, preciosa. ¿Cómo estás?, ¿te duele mucho ahí abajo?

. - sí, la verdad es que sí, pero ya no tanto. Gracias por hacerme la mujer más feliz del mundo y no solo por la penetración anal.

. - ¿sabes que estás loca?, loca tú y tus padres por permitirlo.

. - lo han hecho porque me quieren. A partir de mañana, me penetrarás por ambos lugares. Quiero que no tengas que buscar en ningún sitio el placer que yo pueda darte.

. - tú no estás bien de la cabeza, cariño y creo que, por eso, me gusta tanto hacerte el amor.

. - gracias y yo que me lo hagas. ¿No te importará que papá y mamá también me amen, no como hija, sino como tú lo haces?, ¿verdad?

. - no tengo celos de ellos, cariño. Lo de tu padre fue un error, un estúpido error, y que te hagan el amor como yo será un aliciente en su matrimonio.

. - eres un santo, mi santo particular. Quiero que me folles otra vez.

. - no, mañana lo haré. Ahora es imposible, debes recuperarte de tus dolores. No tengas prisa, cariño.

. - es que mañana nos vamos.

. - pues mañana antes de irnos volveré a disfrutar de tu vagina y de tu ano, no antes y no hay más que hablar.

. - aguafiestas. Bueno, esperaré, pero si estás caliente, ahí tienes a papá y a mamá.

. - es lo que haré, descuida.

. - serás cabrito.

. - es lo que hay –dije sonriendo y besando sus labios. Así nos encontró su madre-.

. - hola tortolitos. Levantaros ya, vamos al pueblo a pasar el rato.

. - mamá, no quiere penetrarme hasta mañana. Dile que me ame de nuevo.

. - pero hija, no seas acaparadora. Esta noche descansa, que Salvador va a dormir con tu padre y conmigo. Ya lo amaremos nosotros de tu parte –dijo la madre sentándose en el borde de la cama y buscando y encontrando mi boca, para un segundo después apartar la manta y ofrecerle mi rabo. Directamente se lo tragó la madre putativa-.

. - lo que hay que ver, que una madre le coma el rabo al novio de su hija-.

. - amigos íntimos, cariño –le dije dejando a la madre que siguiera comiendo mi rabo, para yo, tendiendo a la hija, comerme su coño que siempre estaba húmedo y dispuesto para ser devorado-.

. - Jo ¿y no avisan? –dijo el viejo entrando por la puerta. Se bajó la bragueta y sacándose la polla, apartó las bragas de su mujer y se la endilgó en todo el culo-.

Aquellas dos pollas explotaron, la mía en la boca materna y la del viejo en la de Sabrina. Luego pasamos al baño y nos vestimos de guapo y bajamos bien contentos los cuatro al pueblo, donde celebraban las fiestas patronales.

Pasamos el rato visitando chiringuitos, pero estaba visto que la madre no se podía aguantar mucho más sin tener una buena polla en sus dos agujeros y si, además, se comía el chumino de su hija, pues para de contar.

Así fue como el regreso a la casa fue pedida expresamente por la madre, pues estaba caliente como un macho, algo que los mismos machos firmamos sin leer el contrato.

Nos obligamos a comer algo, para luego irnos los cuatro a la cama grande y allí empezar un nuevo servicio sexual completo. Solo una excepción, ningún macho osaría tocarle con el rabo el coño o el ano a Sabrina, por petición expresa de los facultativos farmacéuticos.

Eso sí, su coño, el de la Sabrina, soltó los orgasmos que había fabricado y los que estaban en proceso, no en vano sus padres y yo mismo nos deleitamos comiéndoselo cantidad de tiempo. Ella quedó bien servida por los tres, para después pasar al plato fuerte, el enculado y envaginado de su santa y puta madre.

Si creía que iba a ser una follada normal, erró grandemente. Sus gritos cuando fue penetrada por ambos agujeros al mismo tiempo, se podían oír en el pueblo vecino por encima de las tracas de los voladores. Aun así, no permitió que nadie se saliera y siguiéramos dándole mandanga de la buena y se la dimos, vaya si se la dimos.

Al día siguiente y antes de partir para casa, una nueva follada por mi parte a Sabrina por su vagina y su ano, más otra follada doble a la madre que parecía estar en celo las 24 horas del día, fue el detonante de algo inesperado, pues nos interrumpieron inesperadamente con las pollas metidas en los susodichos agujeros maternos.

Ante nuestras narices estaba una rechoncha mujer mirando con los ojos como platos la cosa enculadora de nuestra follada. En su mano tenía un juego de llaves.

. - Dios mío, querida. ¿Qué te están haciendo?

. - hola, vecina. ¿Cómo tú por aquí? –dijo ella sin intentar zafarse de ambas pollas, ni tapar su desnudo cuerpo-.

. - venía a… -se atragantó la mujer-.

. - díselo, Elvira –dijo el padre de Sabrina- ya no hay secretos en esta casa-.

. - bueno, siendo así…, venía a follar con tu marido.

. - joder, más claro agua –dijo la esposa-. Bueno, pues adelante y fóllatelo. ¿Está por ahí tu marido?

. - le dije que fuera limpiando el auto mientras os visitaba.

. - pues dile que venga, que tengo ganas de que me vuelva a romper el culo.

. - ¿mi marido te folla?

. - ¿y por qué no?, tú te follas al mío. Anda, dile que venga, quiero su polla en mi boca mientras mis dos sementales me siguen sodomizando por todos lados.

. - vale, vengo enseguida –dijo la gordita corriendo-.

Las risas de los tres, más luego la mía, se sucedió.

Al poco llegó otro gordito, el marido según supuse. También quedó estupefacto al ver el panorama sexual que tenía delante.

. - acercaros tú y tu mujer y cerrad la puerta. Desnudaros y venid a la fiesta, al fin y al cabo, ya nos conocemos todos, ¿verdad? -dijo el marido-.

Con una sonrisa no disimulada, los visitantes fueron desnudándose mientras su marido y yo proseguíamos follándonos a la madre de mi chica, la cual estaba en un segundo plano después de la comida de coño interminable. Sonreía, pero no participaba, hasta que llegaron ante nosotros la pareja. Entonces Sabrina se fue directamente hacia el rabo del tío gordito recién llegado, que, con una mirada a sus padres, los cuales asintieron, se dejó mamar.

Yo mismo alargué una mano y cogiéndole la mama enorme de la gordita vecina, me la llevé a la boca. Al final se liaron la manta a la cabeza y actuaron como lo que aquello parecía, una bacanal de tomo y lomo.

El marido y yo nos salimos de la follada doble y me dediqué en exclusiva a la gordita, a la que hice tenderse en el suelo, encima de la alfombra, para enterrar mi boca entre su masa ingente de grasa que tenía en su entrepierna, consiguiendo apartar lo justo para llegar a su clítoris, de donde no lo abandoné mientras le metía varios dedos a su culo. Gemía como una perra, la gordita.

El viejo se arrodilló ante la polla de su vecino que disfrutaba su hija y sin pedirle permiso al mamado, casi se la quitó de la boca a la chiquilla para metérsela en la suya. Aquello casi le da algo al mamado, pues no había sido mamado en su puta vida por un marica de tomo y lomo como parecía ser aquel farmacéutico amigo suyo.

Sabrina no se alejó y se dedicó a comerle los huevos allí mismo. Visto lo visto, al tío no le disgustó lo que aquellos dos le estaban haciendo a su polla y huevos e inclinándose, le susurró al oído al viejo un deseo, éste sonrió y se dio la vuelta, colocándose en posición enculadora.

Como si de una garrapata se tratara, Sabrina seguía mamando huevos mientras el vecino se iba a encular a su padre. Al final consiguió su objetivo de enterrarle su polla al viejo y éste, tan contento. Y allí seguía Sabrina comiendo huevos, hasta que la velocidad de la penetración anal fue demasiado alta que tuvo que desistir e irse hacia la gordita, donde yo seguía comiendo conejo grasiento al pil-pil.

Allí se dedicó a mamar las grandes ubres de la invitada de última hora, para después colocarle su coñito en las narices, mientras ella le cogía las tetorras y seguir mamándoselas desde la nueva posición.

La mujer no tuvo más remedio que lanzar su lengua una y otra vez en busca del coño de Sabrina y viendo que aquello no le disgustaba, le agarró su nalgar con ambas manos y acercándoselo a su boca, se lo comió por tiempo largo y tendido.

Como pude, la invité a darse la vuelta, pues yo solo no podía con su peso. Sabrina se las ingenió para que la mujer siguiera comiéndole el coño mientras ponía sus manos bajo su cabeza, dejándose hacer.

En aquel culazo de cojones, se la endilgué a la primera, acertándome de buen grado en su orondo culo, una vez apartada la masa grasienta.

Aun así, se dolió grandemente, donde sus gritos me importaron una puta mierda, pues seguía dándole y aumentando la potencia. Así hasta que me salí y le di el premio gordo a mi chica morena, que se deleitó con mi corrida.

Nos dimos una lavada general antes de partir definitivamente a casa, pues eran ya las 11 de la mañana.

. - cuando visites a éstos –por los farmacéuticos- haznos a nosotros otra visita. Hemos quedado muy impresionados de tu potencial sexual –dijo la gordita, con la sonrisa de su marido y del resto de los presentes, mientras me comía a besos. Yo la sobé bien sobada sin recato alguno-.

. - lo tendré en cuenta -y le comí la boca. Para luego hacer lo propio con su también rechoncho marido. El cual aprendía a marchas forzadas a comerle a uno la boca. Sin duda se había pasado al lado oscuro sexual en un plis-plás-.

Cerramos la casa y subimos al auto con destino a la ciudad.

Por la tarde-noche del domingo llevé a Sabrina al cine. Poca película volvimos a ver. Se dejaba hacer de todo, la morena. Acabó tragándose mi lechita como era de recibo.

Al salir estaba por allí Alicia, mi gordita Alicia tomándose un dulce. Al verme, casi se le caen las bragas.

. - lo siento, Salvador –me dijo al verla con el puto dulce-.

. - dámelo, Alicia.

. - pero…

. - Alicia, dámelo.

Al final me lo entregó.

. - para ti, Sabrina. Tú sí lo necesitas.

. - ¿quieres que me lo coma?

. - inténtalo al menos.

Sabrina le dio algunos bocados, mientras miraba a Alicia.

. - Alicia, ésta es mi amiga Sabrina y si engorda, salgo con ella, si no, no.

. - Salvador, no le digas esas cosas nuestras.

. - Sabrina, cariño. Ella está en el lado contrario a ti. Si no adelgaza, le hago sudar tinta. Las dos tenéis un gran problema y debéis poner de vuestra parte. Vayamos a un parque cercano. Quiero comeros a las dos.

. - ¿a mí también? -dijo Alicia-.

. - sí es a las dos, es a las dos.

De camino al parque, Sabrina tuvo que preguntarlo.

. - Salvador, ¿con cuantas estás saliendo?

. - yo no salgo con Salvador –dijo Alicia enseguida-.

. - si no lo haces, ¿porque te dejas meter mano?, yo lo hago porque lo quiero y me gusta que me sobe bien.

. - ¿te gusta?

. - y no solo eso, ¿eh, Salvador?

. - Sabrina te está diciendo que tenemos sexo completo ella y yo. ¿Lo coges, Alicia?

. - pero si está en los huesos.

. - y tú, todo lo contrario –contra-atacó la aludida-.

. - pero no vas a comparar. Conmigo tiene donde agarrarse.

. - pues aquí donde me ves, Salvador ya ha disfrutado de todo mi cuerpo. Y cuando digo todo, es todo.

. - ¿se la has clavado a esta flacucha por el culo?

. - ya te lo ha dicho ella. Mira, sentémonos ahí mismo. Es solitario y estaremos tranquilos.

El parque estaba desierto de gente. No solo por la hora, sino por el frío que hacía que pelaba, aunque yo apenas lo notaba, por lo caliente que estaba...

. - dadme las dos las bragas y no me hagáis repetir la petición –dije muy serio-.

Sabrina casi las tenía en sus manos antes de terminar de pedírselas. Me las dio y se las olí. Sonreí y besé sus labios.

Alicia tardó más, pero me las dio también. Eran bien grandes, como no. También se las olí y olía a refrito encoñado.

. - oled la de la otra y decirme a qué huelen.

Con cierto asco, cada uno olió las bragas de la otra.

. - a coño de flacucha –dijo Alicia-.

. - sus bragas huelen a diablos. ¿Es que no te lavas, guarra?

. - oye, no me llames guarra. Soy gorda y los gordos sudamos más que las flacuchas como tú.

. - Alicia, ¿cuántas veces te lavas al día?

. - depende.

. - ¿de qué?

. - de las ganas que tenga, joder.

. - mala respuesta. A partir de hoy te lavarás después de levantarte, después de los ejercicios conmigo, a eso de las 4 de la tarde y antes de acostarte.

. - ¿cuatro veces?, ni loca me lavo yo 4 veces al día.

. - entonces mañana no iré a recogerte para los ejercicios.

. - no, coño. Hicimos un trato.

. - ya sabes que el trato no es fijo. Yo no voy a ir por ahí con una guarra que no se lava el chichi lo suficiente. Que seas gorda no te da derecho a apestar al que va a tu lado.

. - siempre me estás jodiendo la marrana con cosas diversas.

. - es por tu bien.

. - bueno, vale. Cuatro veces no, tres y no sigas añadiendo más cosas o lo dejamos.

. - ¿de verdad?, oh, gracias, Dios mío. Entonces rompemos el trato, ¿no?

. - qué no, coño. Mañana me recoges y estaré oliendo a rosas.

. - mierda, creí que me había librado de ti.

. - no tendrás esa suerte.

. - bueno, entonces que sean tres las veces que te lavas, pero cómo te huela de nuevo las bragas y huelan como las de hoy, te enculo en plena calle. Bueno, a otra cosa, mariposa. Quiero que una se siente sobre mi polla ahora mismo. Vuelvo a tener ganas –dije sacándome el miembro-.

Sabrina, la más rápida de nuevo, me la cogió y fue a mamármela, pero un manotazo de Alicia, la apartó casi tirándola al suelo.

. - ¿qué coño haces, Alicia?

. - voy a sentarme en tu polla, ¿no es lo que querías?

. - nunca debes usar la violencia, Alicia. Que tengas más fuerza en uno de tus brazos que en todo el cuerpo de Sabrina, no te da derecho a desplazarla cuando ella llegó antes que tú a mi polla. Deja que Sabrina la use primero.

. - pero…

. - ni peros, ni gaitas. Sabrina, es tuya.

. - gracias, mi amor. Esta chica es una bestia, casi me hace daño.

Sabrina se subió encima de mi polla colocándose frente a mí. Me cogió del cuello y nos besamos, mientras se enterraba la polla una y otra vez. Alicia miraba.

. - cómo me gusta tragármela, Salvador.

. - y a mi tenerla en tu prieto culo –dije para joder a Alicia-.

Me la estuve follando un rato, hasta que paré.

. - ahora deja a Alicia que la disfrute un poco. Además, sus tetas quiero comérmelas también.

. - sí, hasta esa suerte tiene la tía. Yo no tengo tetas, pero ya las tendré y estarás todo el día mamándomelas.

. - así se habla, con dos cojones.

Sabrina se bajó e invité a Alicia. Ella se vino hacia mí y su peso casi me desloma.

. - no te pases con tu peso. Solo tienes que tragarte mi polla, no me pongas el peso de tu cuerpo encima también, joder.

. - perdona, lo hice sin querer.

. - ja, sin querer dice la tía –se rio la flaca-.

. - tú, calla, que te doy un mamporro.

Un rato después, la hice bajarse.

. - sentaros y abriros de piernas. Voy a disfrutar vuestros coñitos.

. - el de ella será un coñazo, ¿no?

. - no te pases, Sabrina. Que tú no puedes presumir mucho tampoco –dije-.

. - ahí te han dado, flaca –dijo la gorda-.

. - haya paz, chicas.

Me comí primero el de Sabrina, haciéndola vibrar su cuerpo. Con la misma, me comí el coñazo, como decía Sabrina, de Alicia. Su olor no era nauseabundo, pero se acercaba. Aun así, me deleité comiéndome su clítoris, haciéndola vibrar también.

. - las dos estáis muy buenas. Ahora os voy a encular.

. - oh, sí. Cómo me gusta –dijo la flaca-.

. - oye, que yo nunca he tragado por ahí-.

. - pues qué suerte la mía –dije- date la vuelta-.

A regañadientes se dio la vuelta y se agachó. El enculado de Sabrina fue como esperaba, doloroso, pero aguantable. Aun así, ella presumió que tuvo mucho placer cuando me salí.

Alicia tragó saliva y no queriendo ser menos que la puta de la flaca, según ella, aguantó mi entrada anal. Viendo que se hacía la fuerte, me la follé como me gusta follar un culo, a toda velocidad y con cierta violencia, tanta que la corrida ya venía en camino.

Me salí y puse mi polla entre las dos. Ninguna quiso dejar de tomarse mi corrida. Al final la ganadora fue Alicia, que, con otro golpe, desplazó a Sabrina.

. - ¿otra vez con artimañas, Alicia? –dije sacándosela de la boca una vez descargué, para dársela a Sabrina, que me la mamó bien mamada hasta dejármela seca-.

Cuando me limpié el cipote, me lo guardé y me fui hacia Alicia. Le desabotoné la camisa y sacándole un pecho de su sujetador, me lo comí.

. - dale el otro pecho a Sabrina por darle esos dos golpes.

. - y una mierda.

. - Alicia, Alicia. No me toques los cojones.

. - mierda de tío –dijo sacándose el otro pecho. Sabrina estaba al loro y la mamó sin recato- puta lesbiana –añadió para joderla-.

. - tu madre –dijo Sabrina, para volver a mamarla-.

. - Sabrina, cómele el coño a ésta.

. - no, por favor. Que huele a estercolero.

. - se acerca, pero no huele a eso y lo sabes. Anda, cómele el coño, luego ella te lo comerá a ti.

. - sí, quiero saber qué tipo de coño tienes, si es que tienes alguno –dijo la gorda-.

Sabrina tragó saliva y se metió entre las piernas de la gorda. Casi se desmaya allí abajo.

. - no me está comiendo el chichi –se chivó Alicia-.

. - Sabrina, cómetelo, mujer.

. - Joder, Salvador… –al poco Sabrina le comió el chichi a la gorda, haciéndola retorcerse, para luego salirse y respirar hondo- joder, casi me asfixio-.

. - no será para tanto –dijo Alicia separándole las piernas a la flacucha. Se comió el chichi de Sabrina a base de bien. Al salir puso cara de asco.

. - vaya mierda de vagina.

. - pues yo no tengo tu opinión, es muy sabrosa y huele a lo que huelen las vaginas, no como la tuya que te lavas una vez a la semana.

. - vale, ya con mis olores vaginales. Ya te he dicho que me lavare más veces al día.

. - venga, un morreo de reconciliación y no quiero que ninguna diga nada malo de la otra.

Se comieron la boca y nada dijeron. Luego se las comí yo a ellas, entregándoseme las dos.

. - así me gusta. Cada una tiene algo que la otra no tiene y que le sobra también lo que a la otra le falta. Quiero que seáis amigas íntimas, muy íntimas. Así os ayudáis mutuamente viendo lo que la otra tiene o le falta.

. - pero si ni siquiera nos aguantamos –dijo la gorda-.

. - sí, no tenemos nada en común.

. - lo tenéis, pero no os dais cuenta. Volved a besaros y no os separéis hasta que os reconciliéis.

Se besaron y besaron. Fue un buen rato, pues ninguna quería dar su brazo a torcer. Al final acabaron sonriendo.

. - perdona, me he pasado con los golpes –dijo la gorda-.

. - no es nada, sé que soy un alfeñique y aguanto poco. Pero por favor, lávate el coño más veces, que casi me muero asfixiada–dijo riendo. Alicia también lo hizo y se abrazaron y besaron de nuevo-.

. - así me gusta. Por cierto, Sabrina, ¿te interesa levantarte cada día a las 5.30 de la mañana para salir a correr con Alicia y conmigo a las 6.00?, estaríamos una hora sudando. Así cuando llegues a casa, el hambre te hará comer y engordar.

. - un poco temprano, ¿no te parece?

. - tengo clases por la mañana y no me gusta llegar tarde. Debo regresar a casa, ducharme y desayunar.

. - bueno, lo hablaré con mamá y papá.

. - no te dirán que no, pues el ejercicio es algo importante y si te entra hambre… -sonreí.

. - bueno, vale. Recógeme a las 6.00 entonces.

. - más bien a las 6.15, antes recogeré a Alicia.

. - oye, ¿seguirás follándome en ese tiempo? –dijo Sabrina-.

. - por descontado. A las dos me las follaré.

Al día siguiente, en el portal de la casa de la delgaducha…

. - pero qué frío –dijo Sabrina al salir a la calle. Su madre salió con ella-.

. - cuídala, Salvador.

. - por supuesto –dije acercándome a ella y besando su boca-.

. - vamos, dormilona –le dije a Sabrina-.

Alicia se nos unió cuando llegamos a la esquina donde estaba, no quería llegar hasta la casa.

. - cada vez que os veáis, os coméis la boca. Os quiero conjuntadas y contentas de haberos conocido.

Se besaron y Sabrina, además, le sobó las tetas. Aquello hasta me hizo gracia.

(Parte 7 de 11)

FIN