Favor, con favor, se paga (6)

“Hijo mío, la felicidad está hecha de pequeñas cosas. Un pequeño yate, una pequeña mansión, una pequeña fortuna...”, Groucho Marx. Relato en 11 trozos.

FAVOR, CON FAVOR, SE PAGA

(6-11)

ESCRITA POR: SALVADOR MORALES

© Todos los derechos reservados.

. - ¿puedo hablar a solas con Salvador un momento, por favor? –dijo Alicia, la gorda Alicia, a mis dos concubinas mientras me comía el bocata de la mañana-.

. - chicas, por favor. Dejadnos un momento.

. - ¿es otra de las tuyas?

. - aún no, pero pudiera ser. ¿Por qué lo dices?

. - por saberlo –dijo sonriendo Marisa, para luego comerme la boca. Manuela la imitó y se fueron ambas-.

. - vaya, las tienes comiendo de tu mano –dijo una Alicia ácida-.

. - no solo comen de mi mano, Alicia. También comen otras cosas…

. - entiendo, no te explayes. No hace falta.

. - tú dirás, es mi hora del bocata.

. - mis padres quieren verte.

. - ¿para qué?

. - ¿otra vez con ese juego?

. - ¿sabes que un día me siguió un detective privado mandado por alguien?, los únicos que me tienen ganas deben ser tus padres.

. - mis padres no lo ha mandado, si no, me hubiese enterado. ¿Vas a venir?

. - no.

. - ¿no?, ¿por qué?

. - porque no me da la real gana. Estoy hasta arriba de trabajo.

. - me prometiste que, si te daban permiso mis padres, cumplirías el trato.

. - ¿te lo han dado?

. - si.

. - ¿y eso?

. - no quieren, pero no tienen más remedio, me quieren demasiado. A todos los especialistas que ha pedido ayuda para mí, le han dicho lo mismo, que debo operarme y reducirme el estómago y papá es acérrimo enemigo de las operaciones de este tipo. Así que solo les quedas tú.

. - no pienso ir a tu casa. Puede ser una encerrona y allí darme una paliza y enviarme al hospital o a un hoyo detrás de vuestra casa.

. - pero oye, que mis padres no son unos mafiosos. Heredaron lo que tienen y nada más. Ninguno trabaja, solo viven.

. - qué no, coño. En un lugar neutral o nada. Y de la que menos me fío es de ti. Un día me mandas al diablo y otra me pides ayuda. Luego al revés. No, ni un pelo me fío yo. Y lo quiero por escrito, que luego si te veo, no me acuerdo.

. - mierda de tío. Serás cabrón.

. - ¿lo ves?, ya estamos en las mismas. Luego me pedirás perdón.

. - pero coño, eres la leche. ¿No es lo que querías?, vas a joderme bien jodida. Estaré a tu merced para que hagas conmigo lo que te salgas de los huevos ¿Qué más quieres?

. - una disculpa de tu parte y ver a tu padre en un lugar neutral. Solo eso.

. – vale, tendrás lo que pides. Me disculpo por lo que te digo día sí y día también.

. - no sé yo si lo sientes de verdad.

. - ¿quieres que me ponga de rodilla y aquí mismo te haga una mamada?

. - estaría bien, pero hay demasiada gente alrededor. Disculpas aceptadas. Ahora lo de tu padre y el papel.

. - vale, ¿dónde quieres reunirte con papá?

. - como sois ricos, en un restaurante de ricos. Nunca he ido a ninguno y claro, pagáis vosotros.

. - vale, ¿te va bien el restaurante Excélsior del centro comercial?

. - me vale.

. - ¿esta tarde sobre las 8?

. - allí estaré.

. - ahora sigue con tus dos zorrillas.

. - oye, no jodas. ¿Has vuelto a las andadas insultándome?, tú no tienes remedio.

. - pido disculpas de nuevo –y se largó marcando y no culo, culazo-.

. - será cabrona –dije, pero ella ya había desaparecido-.

Mis chicas regresaron y se aposentaron a mí alrededor.

. - no te sientes, Manuela. Necesito chuparte la polla. Esa tía me puso de los nervios-.

. - Marisa, vigila, por favor.

. - eso está hecho.

Pasamos a nuestra oficina y sin preámbulos, Manuela se sacó la polla y me la dio a mamar. Ya era una deliciosa costumbre comerme su rabo, el cual expulsaba una leche que solo podía provenir de una chica. Era cremosa y bien sabrosa. Luego le ofrecía la mía y se la tomaba como agua de mayo.

Como aún no podía follármela, su coño sí que me lo comía, además de sus pechitos.

Cuando regresé con Marisa, estaba con el feng-sui o como quiera se llame, bien relajado.

Una vez vuelto a sentarme, tomé a su amiga para que no hubiera discusiones tontas y mientras la besaba, le metí mano a sus bragas, haciéndole una deliciosa paja que ella agradeció gimiendo como una puta. Bajito, pero como una puta.

Se estaba acostumbrando Ángela a que cuando la follaba, usara condón, cosa que alabé por no decirle que se fuera al diablo, pero su coño y su culo eran de lo mejorcito, incluso mejor que el de su santa madre. Al menos ponían los condones, que ya era algo.

Sin embargo, con la madre, era a pelo, esperando un nuevo desliz por mi parte que no se volvió a producir y ella tampoco volvió insistir en ello.

Una vez me iba de la casa, madre e hijas corrían en busca de mi condón usado y como oro en paño, lo introducían en una polla de sex-shop que la usaban para darse placer, claro, pero que incluía un mecanismo para imitar la salida de semen, siendo el agua lo que salía. Ellas sacaban el agua e introduciendo mi semen, la madre se metía aquella polla de goma y apretando el émbolo, se tragaba mi leche como si de una verdadera polla se tratara, así fue como al fin quedó preñada la profesora Adelaida de matemáticas, con muy malas artes por su parte.

Un par de días antes de dejarnos la maestra, nos informó a todos los alumnos y luego a mí en particular, que se iba a otro pueblo a impartir clases y que allí ya no volvería, siendo relevada por otra maestra que estaba al caer y que en cuanto llegara, se haría efectivo el relevo.

Siendo el cambio de aires muy repentino, me mosqueó la cosa, pues estábamos en medio del curso actual. La coña era que no había conseguido nada con las cámaras, pues ni siquiera las habían encendido, pero paciencia era mi segundo nombre y voy a esperar, que el troyano me avisará cuando enciendan el puto ordenador.

Al menos tuvieron la delicadeza de despedirse el último día a lo grande. Nos dimos placer a gogó, dejando mi polla y mi lengua para el arrastre y es que las tías aguantan la de Dios. Cuando salí de allí, pensé que nunca más las volvería a ver. Tiempo al tiempo.

La calidad del restaurante era de súper lujo. La vestimenta de los empleados así lo atestiguaba, pues vestían mejor que algunos clientes, no en vano en cuanto más dinero se tiene, peor se visten ellos y ellas.

Aunque fui con mi mejor traje, no podía compararme con el que llevaba el gordinflón que me esperaba fumándose un puro. Era de los caros y no es que yo entienda una mierda de trajes caros, ni de puros caros, pero uno ve muchas películas.

. - buenos días –dije llegando ante la mesa-.

. - siéntese, joven Salvador –dijo el tío sin apartar el puro de su boca. El humo ya me estaba provocando arcadas y solo acaba de llegar-.

. - puede… -le señalé el puro-.

. - no puede. Me cuestan 60 euros la unidad.

. - entonces me voy.

Me levanté y me detuvo con la mano.

. - de acuerdo, apago el puro. Eres muy susceptible, chico.

. - no, solo que no puedo respirar con ese humo que suelta.

. - de acuerdo. ¿Qué quieres comer?

. - estaría bien un solomillo bien gordo con papas fritas y una cola.

El gordo avisó y pidió lo que le dije. El barman se retiró.

. - entonces tú eres ese Salvador del que tanto habla mi hija Alicia.

. - sí, debo ser yo.

. - ¿qué es eso de un trato de adelgazamiento por sexo?

. - lo que oye. Si quiere mi ayuda, el costo será tener sexo conmigo.

. - ¿y cómo se te ocurrió esa majadera idea?

. - en un plis-plás.

. - ya. Aquí tienes mi permiso. Pero óyeme bien, jovencito. Si a mi hija le pasa algo donde tú seas el responsable, no habrá agujero donde te puedas esconder. ¿Te queda meridianamente claro?

. - perfectamente claro. Ahora déjeme hablar a mí.

. - ¿cómo dices?, a mí no me hables en ese tono.

. - o atiende a mis peticiones o me largo de aquí, joder.

. - bueno, vale, no te sulfures y suelta por esa boca.

. - ponga atención, es muy sencillo. Voy a cambiar los términos del contrato.

. - ¿Por qué?, ya quedamos en…

. - déjeme hablar, señor. De nada me vale que me mate a correr con su hija, si luego en casa se atiborra de porquerías.

. - lo veo lógico. Digo que no debe atiborrarse, claro.

. - pues a eso voy. Yo le haré sudar la gota gorda y como sabe, tener sexo con ella cuando me apetezca y donde me apetezca. De hecho, alguno lo tendré en su casa.

. - ¿cómo dices?

. - lo que ha oído, en su casa. ¿Dónde mejor?, más cosas.

. - ¿más?, ¿no se está pasando, jovencito?

. - todo es por lo mismo, para hacer adelgazar a su hija. Gástese la pasta y monte un gimnasio decente en su casa. Lo usaré con Alicia y con quien quiera también, como usted mismo. Bueno, a lo que iba, su señora esposa será la responsable de controlar lo que su hija se come y como debe tener más de una lista de comidas apropiadas para Alicia, que se las coma y restrinja las negativas.

. - ¿algo más?

. - la más importante. Cada semana Alicia se pesará desnuda y su madre anotará el peso. Si no baja, aunque sea un gramo, no me llame porque no me acercaré a su hija para ayudarla, si reduce, me llama y me lo dice. Hay que obligar a Alicia a no meterse en el estómago comidas que no le hacen ningún bien. Mientras vaya reduciendo peso, yo estaré allí para ayudarla, si no, ni se molesten en llamarme. Eso es lo que quiero decirle, ah, las salidas a correr son a las seis de la mañana de lunes a viernes –dije cogiendo el papel que me había dado y echándole un vistazo. En eso llegaron con el solomillo, al que le pegué el diente de inmediato, no fuera que me lo quitaran antes de tiempo-.

Cuando Alicia me echó la vista encima en el instituto…

. - oye –era Alicia, caliente como un macho- ¿tú los tratos te los pasas por el forro de los cojones y los cambias a tu gusto según te da la gana?, ¿por qué lo has hecho?

. - porque puedo, Alicia. Si no te interesa, dolor de cabeza que me ahorro contigo y tu familia.

. - ¿qué es eso de si no adelgazo, no corres conmigo?

. - ¿de qué me vale si te hinchas en casa donde no puedo vigilarte?, la única manera de que seas franca contigo y conmigo, es que vayas adelgazando, aunque sea gramo a gramo y ahí entra tu madre como testigo fidedigno. Si cuando te pesas, estás igual o más pesada que la semana anterior, te haces una paja, porque no correremos juntos.

. - vaya cabrón que estás…, mierda, mierda.

. - sigue, aún quedan epítetos en el diccionario.

. - cómo no me hagas adelgazar, te la corto.

. - hay que joderse. Ahí te has pasado. Dile a tu madre que te enseñe educación, además de a comer. Eres una deslenguada. Mañana te espero en la puerta de tu casa a las seis en punto y no me hagas esperar o me largo. Vete a uno de esos comercios deportivos y compra ropa para sudar la gota gorda, perdón por lo de gorda, no lo decía por ti.

. - mentiroso.

. - no, es verdad. Perdóname. Bueno, ropa para sudar. Lleva también una botella de agua de esas isotónicas y una toalla. No necesitas nada más. ¿Tienes alguna duda?

. - muchas, pero me las callo-.

. - pues arreando, de ahora en adelante, te quiero ver corriendo a todas partes, aunque no estemos haciendo ejercicios juntos, pues es tu cuerpo y no el mío, el que necesita bajar peso.

. - ¿aquí?, ¿ahora?, no voy preparada.

. - mierda, Alicia. ¿Y por qué no vas preparada?

. - llevo ropa de marca que no es para correr.

. - pues olvídate de esa ropa y vete a esa tienda y compra algo más bonito para ir por la calle sin que te disguste llevarla, pero que sea deportiva. Ahora lárgate, mis chicas me necesitan.

. - tus zorras, querrás decir. Bueno, al final, soy yo una zorra más.

Se largó enfadada como vino.

Esta vez le tocó a Marisa ir tras el árbol y ponerme su culo para disfrutarlo. Así un día una y otro día la otra. La otra solo ponía su polla, que no era moco de pavo en una chica.

. - tu chico es un portento –dijo la madre de Manuela cuando entró en su habitación-.

. - ¿cómo dices, mamá?

. - tu chico, Salvador. Ese con quien sales, es un portento.

. - ¿por qué lo dices?

. - según un informe que pedí de él y su familia, aparte de no tener donde caerse muerto, ese Salvador tiene más amantes que yo.

. - lo sé.

. - ¿lo sabes?

. - sí, no me voy a casar con él, solo quiero tener relaciones sexuales completas, nada más. Además, así me lo ha dicho explícitamente.

. - ¿entonces solo estamos hablando de sexo y luego si te he visto, no me acuerdo?

. - así es.

. - haberlo dicho antes y me habría ahorrado el informe. Tienes mi permiso para traerlo y hacerlo en tu habitación, eso sí, que use condón siempre.

. - oh, gracias, mamá.

. - y papá no necesita saberlo, no sea que ponga el grito en el cielo.

. - ¿no será mejor que lo sepa también?

. - ya tienes mi permiso. Él está poco por casa ¿y si te dice que no?

. - cierto, será mejor que no se entere –acabó aceptando- ¿puedo traer a Marisa también?

. - ¿también te quieres acostar con ella?

. - no, pero Salvador sí.

. - bueno, como quieras, pero no arméis mucho ruido, ya sabes.

. - dudo mucho que salga algún ruido de aquí –le dije señalando las paredes-.

. - vaya, es verdad. Se insonorizaron todas las habitaciones desde que aquella vez tu padre y yo…

. - sí, fue sonado.

. - bueno, a lo que íbamos, hazlo seguro y no te me quedes preñada y si te quedas, me lo dices y vamos corriendo a la farmacia a buscar la pastillita.

. - gracias, mamá. Pero espero que no sea necesario.

Al día siguiente…

. - Cinco minutos tarde –le dije a Alicia-.

. - lo siento, no me entraba el tanga.

. - te voy a dar yo tanga. Anda, a paso ligero.

Marchamos hasta fuera de la vista de la casa, a un parque enorme que usaría en principio como base de operaciones. Luego me senté en uno de los muchos bancos.

. - siéntate aquí, entre mis piernas –le dije- un poco de masaje corporal.

Alicia sentó una parte de su culamen en un minúsculo trozo de asiento que dejaba mi entrepierna libre. Allí la rodeé con mis manos y cogiéndole los de ella, se los alcé, moviéndolas como quería que ella lo hiciera.

. - ejercítate los brazos.

Ella los movía, para yo luego cogerle ambas mamas y sobárselas a conciencia.

. - ¿qué haces?

. - esos brazos, no te he dicho que los bajes.

. - vale.

Los subió y continué sobándoselos.

. - no los bajes y sigue. Mueve al mismo tiempo los pies.

La marioneta que era Alicia hasta hacía gracia. Seguidamente metí mis manos bajo su ropa y llegué hasta su sostén XXL, metiéndole mano bajo él, llegando a sus pezones que disfruté un rato.

. - mamonazo.

. - calla, coño y sigue. Cuando estés bien caliente, me lo dices.

. - ya lo estoy.

. - y una leche, sigue un poco más –yo también seguí jugando con sus pezones-.

Un rato más tarde, le dije que se levantara y se diera la vuelta.

. - acércate -Lo hizo y le saqué ambos pechos de su sujetador sin destrabáselo. Luego le levanté la ropa y los miré. Eran muy mamables, pero ahora no pensaba en eso-.

. - ¿qué haces?

. - quiero ver cuánto caen. Si puedes estar sin el sujetador o no. Y no caen demasiado para ser tan grandes. Como prueba, dejátelos fuera del sujetador, sin sacarte el mismo sujetador.

. - pero…

. - ni peros, ni gaitas. Corramos por la pista de bici del parque. Ve siempre a mi ritmo.

Estuvimos corriendo media hora. Los sudores le caían a chorros y sus pechos se bamboleaban cantidad. Detrás, su tanga humedecido, se notaba también cantidad.

. - no puedo más. Por favor, Salvador. Un descanso.

. - vale, sentémonos y saca la botella de isotónica.

. - ¿la qué?

. - ¿cómo que la qué?, ¿no te dije que te compraras ropa y una botella de isotónica?

. - ya sabía yo que me faltaba algo.

. - ¿y ahora qué?, esa agua tiene electrolitos para que no desfallezcas. Como la palmes, tu padre me mata. ¿Es que no se puede confiar en ti, joder?

. - lo siento, se me olvidó.

. - no estarás boicoteándome el trabajo, ¿verdad?

. - no, lo juro.

. - bueno, hoy te salvas porque te voy a dar de la mía, pero la próxima vez bebes agua del grito si hay algún grifo por aquí.

Le di mi bote y se tragó toda la botella.

. - gracias por dejarme algo, tragona. Ahora tendrás que tragarte otra cosa.

. - ¿el qué?

. - ¿tú qué crees? –dije sacando la polla allí sentado- arrodíllate y empieza, que me tienes caliente con ese tanga tuyo-.

Ella tragó saliva y arrodillándose, comenzó a mamarme la polla. Lo hacía de pena.

. - oye, ¿cuántas pollas te has comido tú?

. - deja que las cuente… ¿ninguna?

. - ya decía yo. Anda, sigue y hazlo más despacio, que la tengo muy sensible

. - tu madre –y siguió mamando-.

. - no te pases. Y no me digas que nunca te has tragado una polla por la vagina, aunque si no has mamado ninguna…

. - tampoco he tragado por ahí.

. - a ver, ¿qué experiencia tienes relativo al sexo?

. - cero patatero.

. - pues estamos bien.

. - ¿me vas a desvirgar ahora?

. - me lo estoy pensando. No, hoy no. Siéntate ahora tú y déjame que me haga una cubana.

. - ¿y eso que es?

. - una paja con tus tetorras.

. - ah.

. - se sentó y se levantó la ropa, agarrándose ambos pechos. Yo metí mi polla entre los dos y me los follé tal cual, así hasta que le volví a meter la polla en la boca y me corrí.

. - no intentes escupir nada, trágate toda mi corrida.

Tosiendo, tragó.

. - sigue mamando hasta que no salga ni gota.

Así salió mi polla de su garganta, limpia de todo semen interno.

. - listo. Otra sesión de correr, luego te voy a comer el coño.

. - joder, tío.

. – eso, otro día.

No le comí nada. Dimos la vuelta corriendo hasta su casa. Allí, antes de nada, se colocó los pechos en el sujetador.

. - ¿mañana a la misma hora? –preguntó-.

. - no, cinco minutos antes.

Luego se metió en la casa. Y yo me fui para la mía. Mientras, en la casa de Sabrina…

. - ¿cuánto, mamá?

. - has ganado 7 gramos. No es mucho, cariño.

. - pero son siete gramos. Ya lo oíste, aunque fuera un solo gramo más.

. - tienes razón, lo llamaré.

. - mamá, ¿por qué no lo invitamos a nuestra casa del campo todo el fin de semana?

. - sí, querida. Eso estaría bien y así, lo conoceríamos un poco mejor. Vendríamos el domingo por la mañana  -dijo el padre-.

. - tenéis razón –dijo su madre, recordando cómo le metía mano en la puerta de su casa- sí, le llamaré y lo invitaré-.

Después de la invitación, vía móvil…

. - mamá, he sido invitado por los padres de una amiga para pasar este fin de semana en su casa de campo.

. - ¿los conozco, hijo?

. - no lo sé. Son los dueños de la farmacia que hay en la calle Juan Ramón Jiménez. Salgo de vez en cuando con su hija adoptada, una chica negra.

. - bueno, no te hará ningún mal conocer gente nueva y comerte otras comidas. ¿Cuándo regresas, cariño?

. - el domingo por la tarde –mentí en medio día, pues pensaba hacer una inspección sorpresa a cierta gordita-.

. - vale, hijo. Te prepararé ropa para ese tiempo.

Pero antes de esa salida, fui a casa de Manuela. Ella era mi guía.

. - ésa es –dijo Manuela, llevándome por primera vez a su casa-.

La residencia era un chalet con valla de tres metros de alto.

. - esa chabola cuesta una pasta.

. - sí que lo cuesta. Papá es un tío importante en no sé qué ministerio.

. - ¿entonces es ministro?

. - no, está a las órdenes de un ministro, pero papá, no lo es.

. - ¿y estás segura de que te dieron permiso?

. - sí, mamá me dio permiso, siempre que lo hiciera en mi habitación.

. - ¿tu madre?, ¿y tu padre no?

. - no te preocupes, papá nunca está en casa. Está siempre ministrando.

. - oye, que esa palabra no creo que exista.

. - ¿cómo qué no?, la acabo de inventar yo –dijo riendo.

. - esto me huele a chamusquina, Manuela. Si me coge el viejo encima de ti, me desloma.

. - que no va a estar, hombre. Descuida. Además, prefiero hacerlo aquí, es más limpio y seguro.

. - para ti, que vives aquí, pero para mí…

. - ¿ahora no te estarás escabullendo?

. - ¿y si lo hacemos en otro sitio donde no me pueden apalear?

. - de eso nada.

Manuela metió la llave en la puerta adosada a la grande para que entraran los vehículos y entramos. Directamente llegamos por detrás, a la cocina.

. - hola, Lety –le dijo a la cocinera- ¿hay alguien en casa hoy?

. - tu padre, que ha venido a buscar unos papeles

. - vaya –se le escapó a Manuela-

Le tiré de un brazo y le hice una señal de que nos largáramos. Ella otra señal de que no. Con otra más de que la siguiera.

Como si fuéramos dos ladrones, caminamos pasillo adelante mirando a todos lados, para después subir una escalera a paso rápido. Cuando estábamos en los últimos peldaños, un vozarrón sonó a nuestras espaldas.

. - Manuela, ¿a qué te dedicas?, creí que estarías con tu amiga.

. - no, estoy con un compañero de clase, vamos a estudiar.

. - ¿no me lo presentas?, apenas conozco a Marisa, pero a ningún de tus otros amigos.

Manuela me hizo una señal y bajamos los dos hasta los pies de su padre. Iba maqueado como un político, que lo era.

. - papá, te presento a Salvador, un amigo.

. - buenos días, señor –le lancé la mano. El viejo me la cogió y me la apretó-.

. - espero que te portes bien con mi niña.

. - sí, señor.

. - pero papá, suéltale la mano a mi amigo.

. - perdona, estoy acostumbrado a apretar muchas manos y suelo hacerlo fuertemente.

. - ya me he dado cuenta –dije masajeándome la mano con la otra-.

. - ¿ya te vas, papá?

. - sí, solo vine a coger unos papeles. Mamá fue al centro a comprarse un vestido, como siempre.

. - sí, como siempre.

. - bueno, te dejo y portaros bien.

. - sí, papá.

Volvimos a subir y llegamos a su habitación, para luego cerrarla tras ella con llave.

. - joder, casi nos coge –dijo ella nerviosa-.

. - vaya problemón, como nos coja.

. - ya se ha ido. Al fin solos, como se suele decir –dijo enganchándose de mí y besándome por toda la cara con pequeños besitos- como te prometí, hoy es el gran día-.

. - sí, eso parece –dije no muy convencido mirando hacia la puerta cerrada-.

. - ¿trajiste condones?

. - sí, aquí los tengo –dije echando mano de mi bolsillo trasero y sacando medio paquete-.

. - luego lo echas en esa papelera. Ahora vamos al tajo, guapito de cara –dijo desabotonándome la camisa y besándome el pecho-.

. - anda, sube a la cama, calienta-pollas, que me tienes muy caliente -le dije-.

. - es lo que quería. Tu Tarzán, yo Jane –se tiró encima de la cama, tirando la manta al suelo, para después desabotonarse y tirar también la camisa al suelo. Yo la imitaba, hasta quedarme en bolas. Ella ya estaba sin el sostén, todo lo tiraba al suelo-.

. - no te quites nada más, yo lo haré por ti –sonreí, ella también-.

Me subí a la cama y le saqué por debajo, la falda, luego sus bragas recorrí con mis dedos, buscando y encontrando su pene, que había despertado. Se lo recorrí a todo lo largo por encima de sus braguitas. Ella se tensó, gimiendo. Luego besé allí donde tenía la protuberancia, para luego apartar a un lado la braguita y sacar el pene, para de inmediato, tragármelo y mamárselo.

Sus gemidos aumentaban exponencialmente. Seguidamente le saqué las bragas y las eché fuera, levantándole el trasero hasta poder devorar tranquilamente sus huevos y luego su vagina que olía a magnolias. Allí metí me lengua dentro de ella, haciéndola retorcerse mientras disfrutaba alocadamente con cada orgasmo que tenía.

Dejé su cuerpo sobre la cama y sacando uno de los condones, se lo coloqué en su pene, para usar otro y ponérmelo en el mío. Luego me fui hacia su boca, pasando por sus pechos que devoré por el camino.

Sus labios mordí y disfruté, hasta ir colocándome en la mejor posición para tragarme su dura polla, la cual me entró de un tiro.

Los movimientos pélvicos, follándome el culo, comenzaron y yo colaboraba con los míos. Así hasta que se corrió, estando dentro de mí. Luego volví a devorarle sus pechitos hasta hartarme.

Una vez su polla disminuyó, le saqué el condón y mientras lo tiraba a la papelera, mi boca se tragaba su rabo para tomarme un tentempié sémico, mientras ella se retorcía de gusto.

Como me tenía más que caliente, su vagina se la iba a desvirgar de una puta vez. Y comencé con una metida suave, pero constante hasta la mitad de mi polla. Sus gritos no fueron tan altos como hubiera pensado, sin duda reservados para cuando le rompiera el culo.

Acabé metiéndosela hasta los huevos, para de inmediato follármela por otro rato más, en que ella se corría vagina abajo.

Una vez desvirgada su vagina, tocaba su culo, pues lo habíamos hablado antes de comenzar esta aventura sexual entre un hetero-homo y una hetera no sé qué.

Le pedí darse la vuelta y lo hizo no con mucho énfasis, pero así es la vida, me gustaba los desvirgamiento 2 por 1 en tías y 1 por 1 en los tíos.

Con su culo a mi merced, apreté mi polla y se la enterré un cuarto, gritando la receptora con decibelios bien altos.

Sabía de la insonorización de la habitación por ella misma, aun así, no iba a desvirgarla a lo bestia, se merecía un respeto que mi polla estaba dispuesta a darle.

La penetré en cortos intervalos de un cuarto de polla cada vez y todas las veces hasta la penetración total, gritándome la muy jodida, dejándome los tímpanos tocados.

Visto que le pedí que podía dar marcha atrás cuando iba por la tercera y penúltima etapa y negárseme tal hecho, así la follada se completó en toda regla. Ahora mismo me la estaba follando con velocidades cada vez más altas hasta que exploté dentro del condón.

Con un lengüeteado de su culo, de su coño y de su polla, entregué la mía libre del condón para que se tomara los restos de mi corrida. Apenas tuvo fuerzas para hacerlo, pero, aun así, me dejó seco de toda lechada.

. - ya está hecho, querida -le dije tendiéndome junto a ella, que seguía cara abajo- ya Marisa no podrá decir que no lo hemos hecho-.

. - sí, es verdad, pero qué dolor de culo que tengo.

. - ya te acostumbrarás, pues lo usaré todas las próximas veces que lo hagamos, al igual que lo uso con Marisa. Ella ya casi ni se queja por acostumbrarse, lo mismo que tú harás con el tiempo.

Su culo fue sodomizado de nuevo antes de salir de aquella habitación. Allí la dejé media dormida, previa ducha y unos calmantes. Una vez en el pasillo, me tropecé con el espléndido cuerpo de su madre, que salía desnuda del baño con destino a su dormitorio. Ella, que se secaba por el camino la cara y el pelo con la toalla, no me había visto, pero yo a ella sí y muy bien.

Sus tetas anchas y puntiagudas eran de cirugía. Su coño en forma de pezuña, eran una delicia, pero lo que más me gustó fue su cacho polla digna de la de papá que apuntaba al techo en aquel momento.

Cuando se dio cuenta de que no estaba sola, se alarmó un escaso segundo, para después mirarme y sonreír, sin hacer nada por taparse su espléndido cuerpo.

. - ¿eres el amigo de mi hija?, Salvador, ¿verdad?

. - sí, señora.

. - ¿lo habéis hecho ya?

. - sí, así es.

. - cómo se suele decir, ¿un completo?

. - un completo, señora y veo que lo del pene en su hija, viene de familia-.

. - así es. Lo heredó de mí y yo de mi abuela. ¿Cómo se encuentra mi hija?

. - la dejé descansando, como comprenderá, siendo la primera vez…

. - entiendo. ¿Me quieres hacer un favor?

. - por supuesto.

. - estoy que no me aguanto –dijo mirándose su polla- si fueras tan amable…

. - sin problemas. Pasemos a su habitación, por favor. Aquí, en el pasillo, como que no.

. - no, claro –dijo sonriendo la muy puta-.

Ella se tendió en la cama y antes de subirme, me saqué los pantalones y calzoncillos, para de inmediato, ponerme a comerme su pollazo. Gemía como una gatita en celo.

Un rato después, me senté encima de su polla, algo que no esperaba de mí, cosa que le gustó a posteriori. Cuando se corrió en mi culo, me salí y después de comerme su chorreante polla, puse mi culo encima de su cara y ella se encargó del resto, dejándome el ojete sin lechada a base de lengüetazos certeros.

Al poco me dediqué en exclusiva a su húmedo coño y no por haber salido recientemente del baño. La hice correrse de lo lindo, para confirmar momentos después que mi polla ya estaba lista para un nuevo round, pero un round que no fuera muy largo.

Me la follé salvajemente, primero por su coño, para después por su ojete anal, pues aquella puta mujer ya hacía tiempo que había perdido la vergüenza vaginal y anal, hasta que me corrí encima de su nalgar derecho y luego lanzar mi lengua y tomarme mi leche.

Un morreo final y salí de allí, follado y follador, para meterme en el baño del que había salida ella y caerme detrás la zorrona de la madre de Manuela, para ser ella quien me limpiara mis partes y después darme una comida de huevos y polla muerta que casi me hace correr de nuevo.

El aire de la calle me despertó del sueño de haberme follado a la hija y a la madre por todos sus agujeros, además de disfrutar como un loco de sus herramientas extras que devore cantidad.

Fin de semana con la familia de la anoréxica Sabrina. Hoy viernes solo han venido el padre y Sabrina, pues la madre tenía que abrir el negocio familiar, la farmacia. Vendría mañana sábado a acompañarnos, según me dijo su hija.

Tanto Sabrina como el padre estaban de buen humor, humor que se me pegó a mí también.

Una vez llegamos a la casita de descanso de la familia, el viejo dijo de darse una ducha, para luego Sabrina salir a un comercio cercano para comprar algunas provisiones que necesitaban para la cena de esta noche. Dijo que le acompañara, pero estaba algo mareado por tandas curvas de la carretera hasta la casa y le dije que no.

. - vale, vendré en media hora, ponte cómodo, cariño –y nos besamos largamente, para después salir por la puerta-.

Segundos después me llamó el padre desde el baño, acercándome a ver que quería.

. - ¿dígame señor?, ¿qué necesita? –le dije, iluso de mí-.

. - una buena polla, hijo. Una buena polla que me pueda tragar. Entra, por favor.

Sonreí. Vaya con el viejo. Así me gusta, sin perder tiempo en chorradas dando vuelta sin llegar a ningún sitio. Entré y con una sonrisa en mi cara y otra en la suya, me acerqué a la mampara, donde estaba el hombre con la puerta abierta y en bolas.

. - ¿te gusta algo de lo que ves, hijo? –dijo con su polla en sus manos-.

. - sí, me gustan muchas cosas, pero sobre todo una –dije desnudándome rápidamente, pues solo tenía media hora-.

Entré en el plato ducha y cerré tras de mí. De inmediato el viejo me cogió la cara y me estampó un largo beso, para después agacharse y lanzar su lengua y lamerme la polla, para de inmediato, tragársela toda.

. - que rica está. Tendrás a mi niña contenta…

. - mucho, sí señor. Pero disfrútela usted también. No se prive de nada.

. - gracias, hijo. Espero que mañana cuando venga mi mujer te la puedas beneficiar como te mereces por lo que estás haciendo con nuestra niña.

Aquello me sorprendió y no me sorprendió. Sin duda, el tío sería informado por su puta mujer de cuando le metí mano a su esposa y pensaría, pues, ¿por qué yo no también disfrutar del noviete de mí niña?

. - no hable y póngamela dura, su culo se lo agradecerá.

. - por mi culo no, gracias.

. - por su culo sí, o me salgo del baño.

. - pero no puedes hacerme eso, nunca he tenido una dentro de mí por ahí.

. - pues se va a hartar de tenerla, es mi especialidad. Dese prisa, tenemos menos de 20 minutos, antes de que su hija regrese.

No dijo nada y siguió mamando, hasta que se la saqué de la boca. Al segundo después, le obligué a darse la vuelta y según lo agaché, se la enterré hasta los huevos y no paré de follármelo hasta que me venía la corrida en camino, por lo que, saliéndome, le hice girar la boca y metérsela en ella, corriéndome hasta vaciarme totalmente.

Le obligué a mamarme hasta que se le salió. Luego y sin perder más tiempo, me agaché y se la mamé hasta ponérsela más dura de lo que ya la tenía, para seguidamente, darme la vuelta y ofrecerle mi ojete.

Sí, eso sí que le gustaba al muy cabrón. Me la endilgó hasta los huevos y me folló hasta hartarse. Cuando se dio cuenta que se le escapaba la corrida, ya era tarde y me llenó el culo de leche, así que le hice agacharse bajo mis huevos y tomarse su leche directamente de mi agujero anal. Luego ya fue todo normal, entre comillas. Nos duchamos y acabados, un morreo final y nos secamos ambos, poniéndome el pijama de noche, pues ya eran pasadas las 9 de la noche.

En el sofá me encontró Sabrina, que volvió a morreárseme delante de su padre, para luego ir a la cocina y hacer algo de comida para los tres.

Una vez la cena tragada, ella poca, la verdad. dicha cena estaba algo insípida, por cierto. Pasamos un par de horas viendo la televisión, siempre con mi chica a mi lado y haciéndonos morritos, hasta que se decidió ir a la cama.

Mientras el viejo se iba su dormitorio, Sabrina y yo nos fuimos a una habitación juntos. Allí me la pasé comiéndole el coño y haciéndola gemir bien alto, tanto que su padre tuvo que hacerse una paja en nuestro nombre.

. - desvírgame, Salvador.

. - a la orden, jefa –era algo pronto, pero con los permisos paternos, ya no veía por qué no disfrutar de aquel coñito virgen-.

Bien engrasada mi polla sin condón, se la metí hasta el tronco, lentamente, pero hasta el mismo tronco sin parar en ningún momento. Sus gritos de dolor, sin placer por ningún lado, y me refiero a ella, que lo que era yo, estaba en la gloria puta. Dichos gritos los oyó el viejo de nuevo, que no se movió de su cama. Así, hasta que me salí de su vagina sin correrme y todo sudoroso yo, y dolorida ella.

No me corrí, cosa que ni ella con sus dolores se hubiese dado cuenta. Luego la dejé dormir, hasta que entró en sueño Rem.

De la cama me salí con la polla aun cargada y solo había un sitio hacia dónde ir.

No toqué en la puerta, ni falta que hacía, pues me esperaba. Apartó la sábana y entré junto a él. Nos morreamos y le di para el pelo de nuevo con mi polla más caliente aún. Mordía la sábana para no gritar de dolor culero y yo aumentaba la follada, hasta que se la di en su boca de nuevo. Me la dejó bien escurridita.

Una vez follado, el follado debía follar y me coloqué en posición enculatoria. Vamos, a cuatro patas.

El viejo apuntó con su mano su polla y me la enterró como yo a él antes, a lo bestia, algo que esperaba y deseaba. Me jodíó el culo hasta que le vino el orgasmo de nuevo, pero esta vez fue capaz de salirse y dármela en la boca y disfrutar de su leche viejuna que tragué sin dejar gota. Luego destrocé su polla hasta escurrírsela bien. Un morreo intensivo y salí de allí con destino al baño, baño donde me di una ducha y eché una buena meada para regresar con la negrita para dormir la mona.

Al día siguiente me levanté a las cinco y media de la mañana, creyendo que iba reunirme con la gordita Alicia, pero no, no tocaba, me había despistado. Así que me fui al salón a ver algo de televisión, cuando oigo la cerradura de la puerta. Era la dueña de la casa que regresaba al hogar.

. - hola, ¿ya estas despierto?

. - sí, no tenía sueño.

. - voy a darme una ducha, estoy derrengada.

Sonreí y dejé que entrara y se desnudara, para luego hacerlo yo también fuera y entrar junto a ella en bolas.

. - oh, qué atrevido que eres.

. - de atrevido nada. Se lo contó a su marido, ¿verdad?

. - no tuve más remedio.

. - pues su marido ya está servido y enculado. Así que no tiene que guardar las apariencias con él, es más, me dijo claramente que esperaba que me pudiera servir de usted una vez llegara y aquí estoy.

. - si eso ha dicho mi marido, sírvete y sírvete bien. Pero que la niña no se entere, no sabe nada.

. - no hay problema. Intente no hacer mucho ruido para no despertarla.

. - eso haré.

Su cuerpo sobé y lengüeteé, mientras ella me recorría todo el mío con sus dedos, para de inmediato, engancharse de mi polla, que devoró.

Yo también la devoré a ella, pues me comí sus pechos, me comí su boca, me comí su grupa y su orto y sobre todo su vagina me comí, haciéndola correrse a mares. Así hasta que me la follé vaginalmente en primer lugar hasta que pidió socorro, para después darle polla por su culo hasta pedirme lo mismo. Al final se tomó mi lechita gratis.

Una ducha decente y salí, vistiéndome y yendo al sofá a echar una cabezadita, mientras la mujer se iba a la cama a dormir la larga y duda noche en la farmacia, más la corta y placentera mañana.

. - ¿Llegó mamá, papá? –preguntó Sabrina a su padre al encontrárselo de camino al baño-.

. - sí, está durmiendo, no la despiertes –le dijo el viejo-.

. - voy a hacer tostadas, ¿te apuntas?

. - cuando termine en el baño, me volveré un rato más a la cama, cariño, me duele un poco la cabeza, no he dormido mucho –sustituyamos cabeza por culo y habrá dicho la verdad-.

. - vale, cúrate pronto, papi –dijo besando a su padre en la frente-.

. - gracias, hija.

Sabrina salió y me vio en el sofá durmiendo aún.

. - despierta, Salvador, ya son las 9 de la mañana.

. - hola, cariño –nos besamos como dos enamorados-.

. - voy a hacer tortitas, ¿quieres?

. - sí, gracias.

. - te las hago en cinco minutos y luego damos un paseo.

. - vale.

Por descontado, era mala haciendo tortitas. Pero por no desairarla, me comí un par, como si fueran hechas por mamá.

Una vez en la calle, caminamos un rato cogidos de la mano como dos enamorados.

. - Mira, ese es el pueblo a donde fui a comprar anoche. ¿Quieres que echemos un vistazo?

. - prefiero estar contigo bajo un árbol, que recorriendo viejos edificios.

. - pues tienes suerte, allí tenemos uno. Desde allí se ve toda la planicie.

Hacia allí nos dirigimos y nos tendimos a su sombra. Con mi brazo rodeé sus hombros y puso su cabeza en el mío.

. - ¿te hice mucho daño anoche?

. - no, para nada –mintió la chica- quiero hacerlo de nuevo y aquí.

. - ¿no vendrá nadie?

. - que vengan, estoy haciendo el amor con mi novio.

. - Sabrina, Sabrina, nada de novios, por favor.

. - ya lo sé. Con un amigo íntimo. Anda, fóllame y no me jodas este amanecer tan hermoso –dijo y sonreí, pues de hermoso no tenía nada, estaba algo ventoso y friolero, pero en fin…-.

. - sácala y hazme disfrutar, flacucha.

. - a la orden, capitán.

Me la mamó un rato hasta que le pedí que se la clavara ella misma.

Sabrina miró a todos lados y sentándose en la perpendicular de mi polla, se deslizó a un lado sus braguitas. Su cara hablaba bien alto, además de sus gemidos dolorosos. Al final se sentó y se tragó toda la polla.

. - ¿lo ves?, sin problema ninguno. Me cabe toda en mi vagina y antes de irnos, quiero probar el otro agujero también. Sí pudo Ángela, ¿porque yo no?

. - no seas pesada, que, por ahí, no. Anda, disfruta de mi verga moviéndote arriba y abajo. Ya te avisaré para que te salgas y no dejarte preñada.

Ella gritaba bajito cada vez que se tragaba mi sable, aumentando el ritmo hasta casi sonreír con cada entrada vaginal.

. - salte y cómetela toda y no dejes ni gota.

(Parte 6 de 11)

FIN