Favor, con favor, se paga (10)

“Hijo mío, la felicidad está hecha de pequeñas cosas. Un pequeño yate, una pequeña mansión, una pequeña fortuna...”, Groucho Marx. Relato en 11 trozos.

FAVOR, CON FAVOR, SE PAGA

(10-11)

ESCRITA POR: SALVADOR MORALES

© Todos los derechos reservados.

Al poco me sacó los pantalones, quedando en slip y su abultamiento correspondiente.

. - Jo, estás empalmado como un toro. ¿La has visto, hermanita?

. - tú qué crees, tontita. Si hasta me la he comido varias veces también –dijo palpándome la polla por encima del slip-.

. - jope -dijo poniendo la mano encima del slip y tocándome la polla. Me gustó su contacto y no aumentó más de tamaño porque no podía-.

. - cuidadito, sin brusquedades, Alejandra. Por cierto, ¿qué edad dijiste que tenías?

. - 18 recién cumplidos, ¿verdad, hermanita?

. - es verdad. Ya puede mamar pollas sin problemas -dijo la muy cabrona-.

. - anda, prosigue, mocosa.

La jodida no me sacó el slip, sino que metió su mano bajo él y primero tocó y luego cogió entre sus dedos mi polla.

. - oh, está calentita y muy dura –decía. Luego sacó la mano y entre la dos, me bajo el slip, saltando mi polla para ponerse mirando al techo-.

. - la ostia puta, que grande y que…

. - ¿hermosa? –añadió su hermana-.

. - ¿puedo? –dijo casi rosándola con una mano-.

. - venga, acaba ya.

La recorrió suavemente. Solo la rosaba, como si fuera una imagen de la Virgen María. Yo, mientras tanto, me saqué el slip y lo tiré al suelo.

En ese momento, algún cable se le debió cruzar, que inopinadamente, la cogió entre las dos manos y se la tragó, mamándola con una ferocidad y velocidad que no sabía que poseía la chica.

. - ¿tú has visto?, has creado un monstruo –le dije a Rebeca señalándola-.

. - lo siento, tenía que suceder. ¿La dejamos?

. - ya puestos, pero enséñale como me gusta que me la mamen.

. - hermanita, afloja un poco, así le haces daño.

La hermana, casi sin salirse, preguntó cómo se hacía. Entonces su hermana le dijo que aprendiera de una profesional y la hizo separarse de mi polla para ponerse Rebeca a mamármela cómo debía mamarse un cacho rabo como el mío.

. - ahora prueba tú. Sin prisas y sin violencias. Tienes que disfrutarla y que Salvador también disfrute de tu mamada.

La chiquita volvió a mamármela. Intentando coger el ritmo que le marcó su hermana. Aun tendría que practicar más, pero se le notaba que la cosa la iba a aprender muy bien y rápidamente.

. - Alejandra, deja que Salvador te vaya desnudando.

. - ¿para qué?

. - tu estas disfrutando de su cuerpo y él también desea disfrutar del tuyo.

. - ¿me vas a follar por el culo?

. - ni por el culo, ni por la vagina –dije mirándole- no, solo disfrutaré de tu cuerpo con mi lengua y a la vez, tú lo harás también.

. - bueno, pero no me folles, aún no estoy preparada para eso.

. - descuida. Tu hermana me mataría si lo hiciera –dije llevándole su boca a mi polla para que continuara. Cuando lo hizo, lo primero que le quité fue las bragas. Luego la faldita. Su hermana la desabotonó la camisa que llevaba sin que Alejandra dejara de comerme el rabo.

El enganche del sujetador que tenía en la espalda fue abierto y su hermana se lo sacó por debajo.

. - vale ya, cariño. Ahora déjame darte placer –le dije separándole de mi tranca. Cuando lo conseguí, la hice levantarse. Su cuerpo ya estaba desarrollado, aunque no tanto su hermana mayor.

Le recorrí los pechos con ambas manos, para atraerla y comérmelos. Luego me levanté de la cama y la tendí a ella con los pies por fuera.

Le separé los muslos, mientras ella miraba a Rebeca y Rebeca a ella. Ambas se cogieron de la mano.

Me arrodillé y comencé a darle la primera comida de coño a una virginal Alejandra, que me parecía a mí, que, a su edad, de virgen, nada. Pero, en fin, si querían jugar…

Sus gemidos de placer me pusieron los huevos por corbata. Se corría a borbotones, como su hermana mayor.

De su vagina pasé a sus pechos de nuevo y de nuevo los disfruté. Eran pura almíbar sexual.

. - ahora voy a usar mi pene para pajearte el coñito, pero no te preocupes, no te penetraré.

Me cogí la polla y con ella, le hice una paja a la chica. Su clítoris sobé con insistencia con la punta, haciéndola vibrar y casi saltar de la cama.

. - eso lo tienes que practicar conmigo, Salvador.

. - lo haremos, me lo acabo de inventar. Soy todo un autodidacta.

Entonces Alejandra hizo algo que no estaba en el guion. Se cogió con ambas piernas de mi cintura, cruzándolas detrás de mí y se apretó contra mi cuerpo, con el consiguiente final de una penetración vaginal.

. - no lo hagas, cariño. No estás preparada, tú misma lo has dicho –le dijo su preocupada hermana-.

. - mejor ahora, que luego si te he visto, no me acuerdo.

Con media polla en su vagina, intentaba evitar que la chica, con la fuerza de sus piernas, se metiera el resto. Miré a su hermana pidiéndole que dijera algo a favor o en contra.

. - adelante, si es lo que quiere, pero hazlo con cuidado.

Esta vez fui yo quien la cogí a ella de la cintura y la tendí mejor en la cama, después de apartar la manta.

La penetración fue lentamente, pero los dolores vaginales de la chiquita no iban acordes, pues se dolía cantidad, dada su estrecha vagina aún, según ellas, no acostumbrada a meterse pollas de mi calibre. Se aguantaba, pero se dolía.

Cuando atravesé el himen, gritó una vez más, para luego ya enterrársela hasta todo lo que daba mi tranca y que no era poco. Y si, le había perforado el himen, por lo tanto…

Con mi polla toda dentro de ella, me interesé por su salud.

. - ¿cómo estás, cariño?

Sin palabras me dijo lo puta que era mi madre. Cuando la voz le volvió, me pidió que siguiera y seguí.

Las entradas y salidas de Alejandra aumentaban de intensidad y velocidad. Tanta que no sabía si la chica pedía una cosa o la contraria. Lo cierto era que estaba disfrutando de su coño y tanto disfrutaba, que casi me olvido que era una vagina y no un culo donde podría correrme sin problemas, pues no tenía condón alguno en mi polla.

Me salí y allí estaba Rebeca para comerse mi rabo ensangrentado y yo dedicarme a comer coño también ensangrentado, pero menos, de su hermana.

La comida de coño la alivió un poco. Aunque el que más se alivió fui yo al tener a mi Rebeca con su boca mamándome la polla. Me corrí y me vacié. Luego silencio y la visión del cuerpo desnudo de una Alejandra que prometía futuros disfrutes, respiraba con fuerza encima de la cama, sin poderse mover.

. - Salvador, llevémosla al baño.

La cogí en brazos y la senté en un banco en el plato ducha. Su hermana entró, pues no cabíamos tres allí dentro.

Mientras yo echaba una meada, Rebeca se dedicó a limpiar a la chica y despejarla un poco.

Ya cuando espabiló, ella misma se duchó y también Rebeca. Una vez fuera ambas, Rebeca le dio un calmante y una pomada vaginal. Yo me metí en el baño y me duché. Salí con una toalla alrededor de la cintura.

La cosa era que me había corrido y cuando llegara Pátrick no tenía leche que entregarle en todo su culo.

. - estarás contenta. Sales de aquí desvirgada y hecha una mujer –le dijo su hermana a modo de reproche-.

. - es lo que quería –dijo con una media sonrisa- gracias, Salvador. No me ha dolido tanto como creía-.

. - me alegro. Ahora cuando tengas relaciones con chicos, no olvides nunca que se ponga el condón. A mí no me diste tiempo.

. - todo el mundo dice que a pelo se disfruta más.

. - es verdad, pero ahí fuera hay muchas enfermedades sexuales y no es necesario que cojas una, aparte de que puedes quedar preñada. Me ha gustado desvirgarte, espero que te gustara mamarme el pene.

. - yo lo que mamé fue una polla como una olla –dijo sonriendo-.

. - eso es verdad y lo sabrosa que es –añadió Rebeca- ahora vístete, mamá te espera en casa-.

La ayudamos a vestirse, no sin antes comerme ambos pezones de nuevo. Luego besó a su hermana y de nuevo a mí más prolongado, para luego meterse debajo de mi toalla y mamarme una polla alicaída, algo que no le importó. Todo ello mientras sonreía y miraba a su hermana.

. - volveré a por más –dijo la jodida saliéndose de allí y yendo hacia la puerta, largándose de la casa-.

. - sí, he creado un monstruo –dijo Rebeca sonriendo-.

. - sí, un bello monstruo –me quedé mirando la puerta, para luego a Rebeca – ¿dónde lo habíamos dejado? –sonreí-.

Disfrutando de Rebeca nos cogió de nuevo el timbre de la puta puerta. Y de nuevo se fue ella al baño a esconderse, por si acaso no fuera Pátrick.

Pero no, era Pátrick, con una mochila a la espalda. Lo hice entrar y después de cerrar, nos besamos la boca.

. - pasa para dentro. Sal, Rebeca. Es Pátrick –grité-.

Enfundada en la toalla, al igual que yo, salió ella.

. - hola, guapo –dijo besándole la boca. En eso se le cayó la toalla o fue ella quien se la soltó, que de esta Rebeca se puede esperar todo-.

. - joder, estás impresionante Rebeca.

. - gracias, tú también estas muy bueno. Voy a hacer unas lentejas –dijo llegándose desnuda a la cocina. Se puso el delantal y a trajinar-.

. - joder, que suerte tienes, cabrón.

. - la suerte hay que buscarla. Quítate esa ropa y ponte una toalla.

Pátrick se fue al baño y se cambió, dejando allí la ropa, pues al día siguiente se la tendría que poner de nuevo.

Con la toalla salió y un bulto ya se adivinaba en su entrepierna.

. - ¿ese bulto es para mí?

. - a no ser que ella lo quiera.

. - ¿lo quieres, Rebeca? –le dije-.

. - acabo de comerme uno, lo siento.

. - otra vez será –dijo Pátrick, apartándose la toalla. Su empalmada polla era una delicia vérsela-.

Se la cogí con mi mano y marchamos a mi cama, dejando mi toalla en una silla. Una vez allí, le acaricie los huevos, tensándose de placer Pátrick.

. - Rebeca, haremos un poco de tiempo mientras haces las lentejas.

. - no os preocupéis, por mí. Como si no estuviera.

. - lo que tú has dicho, un encanto de mujer –dije-.

Aunque estaba con mi polla descargada, aún había una pistola intacta y esa pistola ya la tenía en mi boca. La disfruté cantidad, comiendo huevos también.

. - ahora mismo la pólvora la dejé en Rebeca, pero tu pistola está bien cargada. La quiero en mi culo. Fóllame como mejor te plazca.

. - ¿nos ponemos condón?

. - sí, solo tú, de momento. Ya me lo pondré yo cuando empalme de nuevo.

Saqué un condón de la mesa de noche y se lo coloqué. Luego me puse encima de él y nos comimos la boca cantidad. Mientras tanto Pátrick intentaba penetrarme, pero o no sabía dónde tenía el culo, o era un manazas enculando y esto último creo que es lo más cierto, así que yo mismo le cogí la polla y la puse en la entrada de mi culo y allí la dejé. El resto es disfrute, puro disfrute.

Me follaba el culo como si le debiera algo y no era así, era yo quien le estaba cobrando y muy bien cobrado que me sentía.

Colocándome sentado sobre su polla, nos cogimos de la mano ambos y ahora fui yo mayormente quien se subía y bajaba de su polla, aunque él tampoco era manco y alzaba la pelvis para penetrarme bien el culo, algo innecesario, pues mi nalgar hacia tope con sus huevos cada vez que me la tragaba.

. - sin salirte, voy a ponerme a cuatro patas. Los tíos sabemos lo que nos gusta dar polla a cuatro patas –dije al follador de Pátrick, aunque la verdad, era yo quien me lo estaba follando a él, pero aún no se había enterado. ¿O sí?

Una vez colocado, me dio polla y más polla. Su respiración era alta y clara, hasta que se corrió. Su condón evitó que disfrutara la caliente lechada, pero es lo que hay.

Cuando Pátrick se salió de mi culo, se sacó el condón y cuando buscó donde echarlo, allí estaba Rebeca para recogérselo, no sin antes adueñarse de algo que era mío por derecho propio, su polla.

La hembra le mamó hasta no dejarme para mí ni gota. Luego y con un guiño de ojo, se fue a la cocina y sin que Pátrick le pudiera ver, pues estaba de espaldas, vertió el contenido del condón en el caldero donde estaban las lentejas. De seguido le dio la vuelta al preservativo y le pasó la lengua y tragó lo que encontró, luego lo tiró a la basura, lanzándome un beso aéreo. Seré cabrona, me dije.

Lo invité ir al baño y allí, más morreos hasta que me lavé bien el ojo del culo. Luego embutidos en otra toalla, pasamos a la cocina después de retirar la sábana usada, poniendo otra.

Patrick se sentó sobre un par de cajas de la compra. No era muy seguro sentarse allí, pero aguantaba de momento.

. - os vais a chupar los dedos –dijo echando un cucharon tras otro en los platos correspondientes. Al probar el mío, sabía a algo especial. Sin duda era por la fórmula mágica de la cocinera, leche de polla recién ordeñada-.

No hice ningún comentario y me lo comí todo, pues los potajes de lentejas y de judías eran mis platos favoritos, siempre que no anduvieran por allí otras cosas que no fueran papas y lentejas o judías, que las putas cebollas las aborrecía cordialmente de toda la vida.

. - Salvador, no hay derecho –dijo Pátrick-.

. - ¿por qué lo dices?

. - aquí, la cocinera.

. - ¿qué pasa conmigo? –dijo la aludida-.

. - que te gusta mamarme la polla y yo aún no he disfrutado de tu coño-.

. - pues tiene razón el menda, Rebeca. Has de ser consecuente con lo que haces o dejes de hacer.

. - tienes razón, Pátrick. Toda la razón del mundo. Termina y podrás comerme el coño y lo que no es coño, pero ni se te ocurra follarme ninguna cavidad que no sea la boca.

. - bueno, menos da una piedra. Me parece que esta noche no lo voy a pasar tan mal –dijo en voz alta- con vuestro permiso, voy al baño un momento-.

Se levantó y desapareció. Rebeca se me acercó y me cuchicheó al oído.

. - ¿qué hago?, ¿le dejo que me folle también?

. - creo que sí, ya quisiera hacerlo yo, pero como tengo intención de aguantarme todo el año, será mejor que folles con Pátrick. No parece mal chico cuando se le conoce.

. - recuerda que me has dado permiso.

. - no tienes que pedírmelo. Eres libre de usar tu cuerpo como mejor te plazca y si te parece, le digo que no hemos follado ni follaremos nunca.

. - como quieras

. - eres un sol –le dije besándole la boca y luego apartando un poco el delantal, comiéndome un pezón. Así fue como nos cogió Pátrick-.

. - seguid, seguid, yo espero.

. - no seas tonto. Pátrick. Acércate, Salvador quiere decirte algo.

. - tú dirás –dijo el chico-.

. - dos cosas. La primera es que Rebeca y yo nunca hemos follado. Vamos, que no la he penetrado por su ano, ni por su vagina, aunque sí he usado y seguiré usando mi lengua para disfrutar de su cuerpo y ella del mío. Eso es una. La otra es que vas a ser tu quien tenga el honor de tener sexo con nuestra Rebeca. Eso sí, será ella y solo ella, quien ponga los límites. Si un día no tiene ganas o no le da la real gana de follar, te alejas de ella o te rompo un brazo. ¿Lo has cogido?

. - Creo que sí. Rebeca y yo seremos amantes, pero sin violencia de por medio.

. - ahora diré yo algo –dijo la aludida- Quiero que cuando tú me folles, Salvador te folle a ti al mismo tiempo. Eso me pone a cien. Ah, y usa condón siempre.

. - perfecto. Lo he entendido.

. - y no seas tan remilgado. Si quieres comerme algo, cómemelo. Con la reacción que yo te dé, sabrás si eres bienvenido o no. Por ejemplo, ahora estoy de un caliente que no veas y la quiero dentro de mí. Puedes usar ambos agujeros siempre que te dé la gana, pues yo siempre tengo ganas, sobre todo que me enculen a cuatro patas.

. - pues esa va a ser mi especialidad, a cuatro patas contigo y con Salvador.

. - este chico aprende pronto, pero habla demasiado –dijo Rebeca llegándose a su cama y retirando la manta. Allí lo esperó-.

Con una sonrisa de oreja a oreja caminó un paso, para detenerse. Su polla estaba muerta y no se acordaba.

. - la puta, no voy a poder penetrarte, no la tengo dura.

. - joder y yo que me había hecho ilusiones de disfrutar de tu polla…

. - lo siento, pero la descargué antes en Salvador.

. - pues usa la lengua, que esa no se te ha caído a cachos, joder. Salvador, vas a tener que darle unas lecciones de las tuyas.

. - será mejor que aprenda sobre el terreno –dije llegándome ante Rebeca y comiéndome el cuerpo de ella. Pátrick, a mi lado, no estaba sin hacer nada, lanzaba su lengua aquí y allá hasta que Rebeca comenzó a fabricar orgasmos tras orgasmos.

Como la noche era larga, al final Rebeca consiguió de Pátrick que su polla funcionara en su vagina primero y en su culo después. Y no solo eso, sino que el mismo Pátrick recibió de mi polla las entradas suficientes para descargar toda mi mala leche en su culo.

Como dijo el tío, no sé si al día siguiente iba a correr derecho, algo que me importaba una mierda, pues siempre que se me ponía a tiro su culo y mi polla respondía, se la estaba enterrando, lo mismo que hacía él con los agujeros de Rebeca. Eso sí, siempre con condón, que una cosa no quita la otra.

. - Anoche dije que eras un tío con suerte –dijo Pátrick corriendo en medio de Rebeca y yo. No caminaba perfectamente, pero ahí estaba- pero me equivoqué. Eres un tonto de capirote-.

. - gracias por decírmelo en la cara. Ya sé por dónde vas y puede que tengas razón.

. - es que tengo razón. Mira que no disfrutar plenamente con Rebeca y dejarlo a medias…

. - eso le dije yo, pero no, no quería suspender ni una asignatura.

. - prefiero no estar todo el día dale que te pego con mi compañera de piso. Los estudios para mí son lo más importante. Hay gente que me ha ayudado económicamente y no quiero fallarles por entretenerme excesivamente en el sexo, que haré, eso no lo pongáis en duda y la prueba está en tu culo, además, sobre todo, follaré fuera de la casa y no pocas, pero siempre con mesura, dejando tiempo para el estudio.

. - yo no tengo ese problema. Ahora que te he encontrado, Rebeca, pienso venir todos los días y si suspendo, papá tiene dinero y empresas donde meterme un día.

. - tú y yo pensamos de diferente manera y todo por el puto dinero.

. - Pátrick –dijo Rebeca- Salvador, después de todo, no va demasiado desencaminado. Si quiere sacar la carrera, tendrá que hincar los codos. Por desgracia, el muy cabrón, me ha hecho adicta a su polla y ahora a la tuya. Yo estoy perdida entre dos hombres y no sé si sacaré los estudios para los que me apunté.

. - Rebeca, debes plantearte si te interesa aflojar un poco y aprobar o, todo lo contrario. Yo lo tengo muy claro, menos follar y más trabajar, como dice un conocido refrán.

. - según transcurra los estudios y vea que fallo demasiado, pensaré por donde cortar.

. - joder, ya sé por dónde vas a recortar, por mi polla, seguro.

. - dale tiempo al tiempo, Pátrick, hasta que llegue ese momento, te vas a hartar de romperme el culo.

. - ¿y por qué no ahora? –dijo-.

. - ¿y por qué no? –dijo la propia Rebeca metiéndose en una arboleda-.

Aún sudados los tres, Rebeca nos hizo una buena mamada a los dos y nosotros otra a ella. Luego sacamos los condones y mientras rebeca era enculada salvajemente por Patrick, su propio culo lo era por mí. Al final ambas descargas las recibió la boca de una tragona Rebeca, que nos la dejó hecha unos zorros. Cuando llegamos a la casa, una comida de coño en profundidad por parte de los dos machos, más otra follada doble y para la ducha.

. - ¿tienes un boli que te sobre, por favor? –me dijo una gordita hembra, sentada junto a mí. Las clases aún no habían empezado, aunque el profesor ya estaba ocupando su sitio-.

. - sí, creo que sí –dije rebuscando entre mis cosas. Cuando lo encontré, se lo entregué-.

. - gracias, luego te lo devuelvo.

. - quédatelo, tengo más en casa.

. - gracias. ¿Eres de los nuevos?

. - ¿se me nota?

. - sí, un poco. Me llamo Constanza.

. - yo no.

Ella sonrió.

. - sé cómo te llamas. Salvador no sé qué.

. - sí, ese mismo soy yo, Salvador no sé qué.

. - eres muy gracioso.

. - uno que es un chistoso. ¿Eres de segundo o tercer año?

. - segundo, pero suspendí algunas y estoy repitiéndolas, más las del segundo año. ¿Cómo se te dan las mates?

. - no me quejo. ¿Tienes problemas?

. - sí, es una de las que fallé. ¿Me darías clases?, te pagaría.

. - ¿cómo?

. - cómo no, cuánto tendrías que preguntar.

. - no, me interesa más cómo.

. - ¿qué quieres decir?

. - que te podría echar un mano con las mates si tu hicieras algo por mí.

. - ¿cómo qué?, no pienso acostarme contigo por darme clases.

. - no será necesario. Conque me enseñes el canalillo generosamente, me doy por servido.

. - ¿nada de sexo?, ¿nada de dinero?

. - nada de eso, solo el canalillo.

. - eres un viciosillo, ¿eh?

. - silencio, que empieza a hablar el profe –le dije poniéndome un dedo en los labios para que se callara-.

Al salir del aula, me cayó detrás la tal Constanza.

. - ¿a dónde vas tan deprisa?

. - a echar una meada. ¿Me acompañas?

. - no, que va. Es otro de tus chistes, ¿verdad?

. - no, es que tengo ganas de mear de verdad.

. - ah, perdona. Te espero.

. - como quieras.

Entré a echar la meada y cuando salí allí estaba ella con una pierna pegada a la pared. Al verme se vino hacia mí.

. - oye, me interesa tu proposición, pues no ando muy bien de recursos económicos. Me ayudas y te enseño el canalillo. Era eso, ¿no?

. - sí, pero ha de ser generoso, muy generoso, tanto que debo verte el ombligo, si no, no me sale a cuenta. Además, sin sostén.

. - oye, eso no fue lo hablado en el aula.

. - se me ha ocurrido ahora y antes de que firmemos el contrato, lo he añadido. Puedes echarte atrás si quieres.

. - pero tendrá que ser en mi cuarto. No voy a ir por ahí enseñando el canalillo hasta el ombligo y sin sostén.

. - lo veo lógico. Pero el horario lo marco yo según mis necesidades.

. - ¿y las mías?

. - poco a poco las iremos acercando, según pase el tiempo.

. - bueno, me parece bien. ¿Cuándo empezamos?

. - esta tarde mismo. ¿Te va bien sobre las cinco de la tarde?

. - perfecto. Me va bien esa hora. ¿Te molestaría si estuviera mi compañera de piso?

. - para nada. Pero si también quiere clases, ha de respetar las normas, sin sostén y con canalillo generoso.

. - no me ha dicho que necesite de alguien que le dé mates, pero si lo pide, ya lo hará, supongo.

. - okey, ahora te dejo, tengo otra clase.

. - sí, claro. Te anotaré donde estoy viviendo.

En un trozo de una hoja de un block anotó la dirección y un número de móvil y me lo entregó. Me lo guardé y me fui a la siguiente clase.

A la hora señalada toqué en la puerta que tenía anotada en el papel que me dio la gordita. La casa estaba fuera de la universidad, aunque cerca de ella.

La puerta me la abrió otra chica de características similares en cuanto a peso se trataba.

. - hola, busco a Constanza.

. - tú debes ser Salvador.

. - sí, ese mismo.

. - está en el baño, pasa.

Entré y cerró detrás de mí.

. - siéntate por ahí.

Mientras me iba a uno de los sofás, le pregunté si ella también vivía allí-.

. - sí, soy su compañera de piso. Es pequeño, pero suficiente para las dos y además es más barato que dentro de la universidad.

La tía me dio más información de la que le había pedido.

. - tienes una manera muy rara de dar clases.

. - ¿por qué lo dices? –sabía por qué lo preguntaba-.

. - por lo del canalillo y lo del sostén.

. - no quería pedirle dinero y tenía que pedirle algo.

. - ya y yo voy y me lo creo.

. - ¿y a ti que más te da?

. - es mi amiga y no quiero que le hagas daño.

. - si estás interesada en mi ayuda, puedes hacerlo –dije para desviar la conversación-.

. - ¿y me cobrarías de igual manera?

. - lo mismo.

. - no me interesa, gracias.

. - de nada.

La chica salió del baño y se me acercó.

. - hola, ya has llegado –dijo Constanza viniendo en bata-.

Nos dimos un beso de cortesía en los carrillos.

. - pasemos a mi habitación.

Fui detrás de ella, y cerré detrás de mí. Nos llegamos a una mesa con dos sillas. Ella se sentó y yo también. Luego se sacó el albornoz y lo puso sobre la cama que estaba allí mismo.

. - veo que no llevas sostén –dije-.

. - así es. He cumplido –dijo ruborizada-.

. - y también que tienes un generoso canalillo. Tan generoso que no llevas nada en la parte superior y me enseñas los pechos.

. - me dije que, si hacía lo que me pedias, ibas a estar todo el tiempo adivinando como sería el resto. Así que me decidí por un canalillo bien amplio, ya me entiendes.

. - sí, ya lo creo. Preciosos pechos que tienes.

. - algo caídos por el peso, ¿no te parece? –se los cogió y los levantó. Sus manos no los abarcaban en su totalidad-.

. - es lo que tienen los kilos que te sobran. Eso se soluciona con ejercicio, mucho ejercicio y una dieta equilibrada. ¿Bueno, empezamos?

. - sí, empezamos.

Tocaron en la puerta y Constanza dio el pase. Era la compañera.

. - Constanza, puedo… -al ver a su amiga con los pechos fuera, se quedó muda- pero Constanza, ¿qué haces?

. - coger el toro por los cuernos y como sabía que quería verme los pechos tarde o temprano, pues se los enseño y así me da las clases más tranquilo.

. - pero eso es exhibicionismo, puro y duro.

. - me es igual. Son mis pechos y yo se los enseño a quien me da la gana. ¿Qué querías, Filo?

. - ¿Filo? –pregunté-.

. - sí, de Filomena.

. - ah.

. - ¿qué querías, Filo? –volvió a preguntar-.

. - bueno, quería hacerle una pregunta al profesor, ya que está aquí. Es sobre la fórmula de Fourier.

. - no puedo ayudarte.

. - ¿no puedes?

. - no, ya que no puedo hacer distingos. Si Constanza me enseña los pechos, tú también tendrías que enseñármelos para darte clases.

. - pero yo solo necesito información de una sola fórmula matemática –insistió ella-.

. - me es igual. Enséñamelos y estaré encantado de ayudarte.

. - serás… –dijo y salió dando un portazo en la puerta-.

. - bueno, empieza por decirme dónde estás atascada, Constanza.

Las clases empezaron y durante un cuarto de hora nadie interrumpió. Pasado ese cuarto de hora, de nuevo la puerta volvió a sonar.

. - pasa, Filo.

Y Filo pasó. No llevaba en la parte de arriba nada. Los pechos los tenía al aire como su compañera de piso.

. - ¿me puedes ayudar ahora?, dijo ella roja como un tomate con una libreta en la mano-.

. - anda, tráete una silla y vente para acá –le dije. Constanza sonreía-.

Cuando llegó con otra silla y la puso en un lado de la mesa, se sentó. Intentó ocultar los pechos.

. - no los escondas, quiero vértelos bien, como los de tu compañera.

Una vez los puso sobre la mesa, lo mismo que Constanza, los comparé. Tenían los pezones diferentes, pero igualmente era muy, muy mamables ambos.

. - bueno, dispara. Tú, Constanza, termina con la formulación de antes.

Una pregunta siguió a otra y Filo acabó quedándose a recibir clases de un servidor. Así hasta una hora estuve dándoles clases.

. - bueno, chicas, es hora de marcharme.

. - ¿ya?, ¿tan pronto? –inquirió Constanza-.

. - creo que, con una hora diaria, menos los fines de semana, es suficiente.

Me levanté de la mesa y ellas también. Fui a darle un beso en el carrillo a Constanza, pero no me dejó.

. - dame el beso aquí, porfa –dijo levantando ambas mamas y ofreciéndome cada pezón suyo. Sonreí y besé allí donde me lo pidió. Luego fui a besar a la otra en la cara, pero también me frenó y sonriendo con cierta vergüenza, levantó cada pecho y también besé cada pezón-.

. - bueno, chicas, hasta mañana entonces.

. - no nos falles -dijo Constanza-.

. - vendré, descuida –salí de la habitación y de la casa. Me la habían puesto dura aquellas dos hembras de cuidado-.

Una vez me hube ido de la casa de las dos gorditas…

. - ¿es que nos hemos vuelto locas, Constanza? –dijo Filo a su amiga-.

. - debe ser eso. Lo acabo de conocer y ya le estoy poniendo el pezón para que me lo bese.

. - lo malo es que yo he hecho lo mismo.

. - ¿y no te has sentido viva por un momento?

. - ¿crees que volverá mañana?

. - espero que sí, porque le pediré que me lo bese con más tiempo. El que quiera emplear, vamos.

. - no jodas, Consta. ¿No estaremos jugando con fuego?, no lo conocemos de nada. ¿Y si es alguien violento y nos hace daño?

. - no creo que Salvador sea de esos ¿cuántos novios tienes?, ¿cuántos tengo yo?, a nuestra edad y aún no nos hemos estrenado. Salvador puede ser nuestro salvavidas. Yo no sé tú, pero si le gusta las gorditas…

. - ¿qué harás?

. - lo que sea.

. - estás loca de remate.

. - puede que sí, puede que no –dijo sonriendo-.

Al día siguiente, volví a la casa de las gorditas.

. - aquí estoy de nuevo, Filomena –nos dimos un beso en los labios bien cortito-.

. - llámame Filo, como hace Constanza.

. - perfecto, Filo. ¿Está?

. - sí, y yo también.

. - ¿más clases necesitas?

. - muchas clases, necesito.

. - perfecto.

Filo estaba en bata, como la otra vez Constanza. Una vez entré, salió de la habitación también en bata la susodicha.

. - hola, Salvador –se vino hacia mí y nos dimos un beso en los labios bien prolongado por parte de ella, más que por mí, pues no quería forzar la cosa, intuía que de aquella casa iba a sacar oro, mucho oro- ¿empezamos? –dijo sacándose la bata. Esta vez estaba toda desnuda-.

. - vaya cuerpazo que te gastas, tía.

. - ¿y yo? –dijo Filo sacándose también la bata-.

. - tal para cual. Dos cuerpos de ensueño. Pasemos a mi despacho –dije y entramos en la habitación de Constanza-.

Una vez las clases empezaron, se extrañaron que no intentara nada, solo mirarlas. Una de las veces que me levanté para mirar lo que escribían, Constanza hizo algo que no esperaba. Se agachó y en un santiamén, como si lo hubiese estado practicando con un maniquí, me sacó la polla y se puso a mamármela.

. - ¿qué haces, Constanza?

. - llámame Consti, como Filo.

. - ¿qué haces, Consti? –repetí-.

. - ¿haciéndote una paja?

. - déjamela en paz y levántate, por favor.

. - ¿no quieres que te la mame?

. - por favor, levántate y sentémonos de nuevo los tres.

Una vez se despegó de mi polla, me senté y cuando lo hicieron ellas dos, les hablé claro.

. - exactamente, ¿qué queréis de mí, chicas?

. - es obvio, Salvador.

. - no, lo quiero oír de vuestras bocas.

. - queremos que nos des clases y de que nos folles también.

. - ¿es eso cierto, Filo? –dije mirándola-.

. - así es, eso hemos hablado ella y yo.

. - ¿y por qué no me lo habéis dicho claramente? Somos adultos, ¿no os parece?

. - teníamos miedo de que no te gustaran las gorditas.

. - pues os equivocáis. Me gustan las gorditas, las flaquitas y sus madres también. Soy un multiuso y también tengo relaciones con chicos y sus padres, si se tercia. Si queréis sexo, estaré encantado de dároslo.

. - ¿sí?, ¿de verdad? –puso Consti los ojos como platos-.

. - de verdad de la buena, pero no así. Bajo mis condiciones.

. - di las que quieras, las aceptamos, ¿verdad Filo? –dijo girándose hacia su amiga-.

. - sí, sí. Las que sean.

. - pues ahí van. Nunca más me recibáis en bata y desnudas.

. - ¿no te ha gustado?

. - no, para nada, aunque os he echado un piropo era por cortesía. Me gusta que insinuéis, no que enseñéis todo el material de golpe. La próxima vez os quiero vestidas con bragas, y sin sostén, pero con una camisa a botones que esté a punto de explotar, pero que no lo haga, con su abertura de escándalo. Que solo yo con mover un dedo os pueda sacar el o los pechos.

. - no hay problema.

. - hay más. Ahora cuando terminemos la hora lectiva, nos vamos a la cama los tres y nos desahogamos. Es lo que queréis, ¿no?

. - sí, sí, claro –dijeron las dos-.

. - pues muy bien, pues yo también tengo ganas de hacerlo con vosotras dos, pues estáis para mojar con pan.

En eso, Filo, que era la que estaba más cerca, se me comió la boca y la detuve en seco.

. - aún no he acabado Filo. Ya te hartarás de mi boca.

. - perdona, pero estoy tan caliente…

. - termino para que no te enfríes. Yo he venido aquí para daros clases de mates y así podáis superar la asignatura correspondiente. No vine a aquí a tener sexo con vosotras, pues sexo lo tengo fuera cuando quiera, pero si es lo que queréis, lo tendréis y me dará gusto dároslo y vosotras, a mí. Pero como dije, con mis condiciones.

. - ¿más condiciones? –interpeló Consti.

. - son sencillas. Lo principal serán las clases. Siempre las clases. La primera hora será para ello, luego durante un rato que no excederá de la media hora, pues tengo otros asuntos que atender, las dedicaremos a darnos placer mutuo y…

. - ¿más? –dijo Filo-.

. - sí, las reglas, lo primero. Como decía, después de las clases las dedicaremos al placer, y durante las clases no intentaréis besarme o sacarme el pene, a no ser que os lo pida expresamente yo. Además, si os pido que os sentéis sobre mi polla, lo hacéis y continuaréis desarrollando el problema que se esté estudiando en ese momento. O si me da por sacaros un pecho y mamároslo, seguiréis con los deberes también, sin interrumpirlos. ¿Lo entendéis u os lo repito?

. - a ti lo que te va es el morbo.

. - menos mal que una lo ha cogido. Tenéis que insinuar, más que enseñar. ¿Estamos entonces de acuerdo en lo hablado?

Se miraron y sonrieron. Ambas afirmaron con la cabeza.

. – entonces, vestiros como os he dicho y volved a la mesa. Y daros prisa, el tiempo empezó cuando llegué.

Filo salió disparada, bamboleando sus protuberantes mamas. La compañera como estaba en su habitación buscó la ropa adecuada y se sentó en la cama mientras se la ponía. Su coñazo deslumbraba por lo grande que era, al igual que el de la otra chica.

. - ¿te gusta mi chochito?

. - ya lo creo.

. - pues te vas a hartar de comértelo.

. - gracias, es lo que haré.

Se puso bragas y una falda, luego rebuscó y encontró una vieja camiseta con botones que ya no la podía llevar. Aun así, se la abotonó hasta donde pudo, dejando buena parte de su delantera fuera.

. - ¿está bien así?, no puedo abotonarme más. Es muy vieja.

. - así estás buenísima.

Se sentó e iba a darme un beso, pero la miré de esa manera en que una cara habla más que las palabras que pudiera proferir y se abstuvo de hacerlo y se sentó. Un rato después llegó la compañera. Aún tenía más apretadas las tetorras.

. - ¿así te gusto?

. - separa un poco las piernas –pedí-.

Llevaba un estrecho pantalón elástico que se clavaba en su vulva dibujándola perfectamente. Le hice dar la vuelta y su culamen también estaba impresionante.

. - estás perfecta. Tu vulva es preciosa y habla por sí sola.

. - Salvador, yo también tengo unos como esos. Me los pondré –hizo amago de levantarse Constanza-.

. - mañana, cariño. Hoy ya llevamos mucho retraso. Empecemos. Retomad los deberes de ayer que se quedaron a medias y preguntadme lo que queráis. Filo, coge tu libreta y siéntate en mis piernas y no me mires así, Consti. Ya te tocará a ti la próxima vez.

. - pero si no he dicho nada –dijo ella mordiéndose el labio inferior-.

. - por si acaso.

Sonriendo, Filo se sentó en mi rodilla izquierda, mientras le cogí el hombro izquierdo.

. - estudia y no pierdas el tiempo, Filo.

. - sí, perdona. Seguiré con lo de ayer, entonces –e hincó los codos. Mientras escribía, su respiración era acelerada y más que se le iba a poner, pues ya estaba bajando mi mano hacia su pantaloncito y metiéndola entre sus piernas, bajo sus bragas, tipo tanga- aaaaahhhhh-.

. - no te distraigas.

. - ¿es que…?

. - es que nada, Filo. Estudia y déjame estudiarte yo a ti.

. - sí, perdona. Continúo y continúa.

. - eso es –dije besándole su mejilla derecha, para después profundizar con mi mano derecha y llegar a su vulva. Vibró, pero no dijo nada-.

Eran enorme sus labios vaginales y cuando le encontré el clítoris, no pudo reprimir gemir. Allí mi mano se quedó haciéndole una suave paja.

. - esa operación está mal, corrígela, Filo. Y tú, Constanza, no te distraigas y dedícate a lo tuyo.

Mis dedos estaban húmedos de sus orgasmos y aumenté la cantidad de dedos, primero a dos y luego a tres, para de inmediato metérselos en la vagina y pajearla con algo más de ritmo.

. - aaahhh, aaahhh, aaaahhhh –decía ella, pero continuaba con lo que estaba haciendo, que era lo que yo quería-.

Saqué la mano y me llevé un dedo a la boca y saboreé su coñito o coñazo por el tamaño. Sabía bien, cosa rara en una gordita. Sin duda se había duchado antes de llegar yo.

Le llevé los otros dos dedos a su boca, que abrió y me los chupó. Seguidamente le aflojé otro botón y otro más hasta que salieron disparados ambos pechos sobre la mesa. Le cogí el más cercano y me lo llevé a la boca. Su textura era lisa y armoniosa y tenía unos pezones que mamé cuanto me dio la gana mientras ella intentaba sin conseguirlo, poner atención a las fórmulas matemáticas que le había puesto el día anterior.

. - coño Salvador y a mí, ¿cuándo? –saltó Consti-.

. - tu sigue con lo que estabas haciendo y no quiero volverte a oír. Pero si tantas ganas tienes de hacer algo que no sea estudiar, bájame los pantalones y el slip y luego lo mismo a Filo. Levanta cariño.

Filo se salió de mi muslo y ambos de pie, esperamos. Al poco Consti se vino hacia nosotros y me sacó los pantalones, colocándolo sobre la cama. Luego el slip. Fue a cogérmela, pero se lo impedí.

. - no la toques, es para Filo. Bájale a ella la ropa.

. - ¿por qué yo?

. - porque te lo pido, ¿no lo puedes hacer?

. - sí, claro –y bajó y le sacó el pantaloncito y el tanga-.

Me senté de nuevo y cogí mi empinada polla y la puse bien vertical.

. - vamos, Filo. Siéntate en mi pene.

La gordita aludida no se hizo de rogar. Aunque nunca se había tragada uno, no iba a decir que no ahora, más si cabe si era antes que su colega de piso.

Se sentó, no sin dolor por su parte, pero acabó tragándosela.

. - muy bien, Filo. Continúa estudiando, y tú también, Consti.

Conforme agacharon las cabezas, comencé a follarme su vagina y ella mi polla al subir y bajar poco a poco.

Sus tetas se las apretaba, dejándole las marcas de mis manos. No se quejaba. Al poco paré, solo quería ponerla a prueba y la había superado con matrícula de honor.

. - gracias, cariño. ¿Puedes sentarte un momento en la mesa y dejarme que te coma ese chichi tuyo?

. - sí, por supuesto, Salvador. Cuanto quieras.

Se sentó y la coloqué como era de mi agrado. Le separé las piernas y metí mi boca. Sus jugos eran bien sabrosos, ya lo sabía de antes. Ella se lo estaba pasando en grande corriéndose a gusto.

. - gracias, cariño. ¿Puedes sentarte en tu sitio?, pero no te vistas y deja los pechos fuera.

. - vale, y gracias.

. - de nada. Consti –llamé a Constanza-.

. - ¿sí?, ¿sí?

. - acércate y cómeme la polla.

. - enseguida –y enseguida se puso a comérmela- Filo, tú a lo tuyo.

Filo agachó la cabeza y siguió con las operaciones. Mientras, Consti me mamaba con sabiduría. Estaba seguro que no era la primera polla que se tragaba.

Le levanté la falda y metí mi mano bajo sus bragas, introduciéndole un par de dedos en su ojete. Ella se tensó, pero siguió mamando.

. - ya vale, Consti. Apóyate contra la mesa, voy a encularte.

. - ¿ya?, ¿tan pronto?

. - tú también preguntas cada cosa... Hazlo, por favor.

Tragando saliva, se levantó y apoyó ambas manos en la mesa, mientras miraba a su compañera, la cual sonreía maliciosamente.

Me coloqué detrás de ella y lancé mi lengua a todo sus nalgar, llegando rápidamente a su culete donde añadí un par de dedos. Ella se tensaba que daba gusto sentirla.

. - destensa los músculos, menos te dolerá si lo haces.

. - sí, perdona.

Dejé que cogiera aire y coloqué mi polla en la entrada de su ojete. Sin avisar, se la enterré hasta los huevos.

. - aaaaahhhhh, aaaaahhhhh, aaahhh.

. - estás muy tensa, déjate llevar –dije sin parar de darle polla por su orondo culo- Y tú no te rías, Filo. Acerca tu culo aquí y ponte junto a tu amiga-.

. - ¿pero si ya me follaste?

. - no cuela, tu culo sigue intacto. Ven o voy a buscarte.

. - ¿y si digo que no?

. - lo puedes decir perfectamente. Entonces no me acercaré a ti, solo a Consti.

. - entonces voy –dijo con mala cara-.

Se colocó junto a Consti con las manos sobre la mesa como ella. Me salí de Consti y le comí el culo a Filo, para de inmediato darle por su santo culo igualmente con premeditación y alevosía. Nuevos gritos y nuevo enculado al gusto mío. Así estuve saltando de un culo al otro hasta que mi polla dijo que lo dejara o se correría. Y como no quería correrme hasta habérmelas follado bien por sus vaginas, me salí.

. - gracias, chicas. Limpiaros un poco y volved a vuestros asientos, así como estáis. Voy un momento a limpiarme el pene, luego os follaré de nuevo ambos agujeros y no quiero que cojáis ninguna infección urinaria –no esperé respuesta y me fui y llegué al baño. Allí me limpié bien el pito y salí con él bien empinado-.

Las chicas estaban con las cabezas gachas y me senté. Les fui corrigiendo lo que hacían. Así hasta que se completó la hora lectiva.

. - Chicas, acabó la clase por hoy.

. - por fin –dijo Consti-.

. - desnudaros y subid a la cama, por favor –dije mientras me sacaba la ropa que me quedaba encima-.

Me tiré en la cama y me senté con los brazos en alto, agarrándome al respaldo. Cada una se puso por un lado, para luego bajar mis manos y apoderarme de cada mama más alejada, apretándoselas y jugando con sus pezones. Ambas se apoderaron de mi pene casi a la vez. Era como un trofeo para ellas.

. - que deseáis de este humilde soldado del sexo.

. - que me folles, folles y refolles. Pero no me preñes, por favor –dijo Consti-.

. - descuida, no tengo ganas de ser padre aún –mentí descaradamente. Besé sus bocas soltándoles ambos pechos y acercando cada boca de mis dos chicas, porque eran eso, mis chicas para todo- ¿y tú, que es lo que quieres? –me dirigí a Filo-.

. - que me dejes preñada –miró a otro lado-.

. - pero Filo, estás loca. ¿Y los estudios? –dijo Consti-.

. - este segundo año será aún más difícil que el año pasado y no creo que lo supere. Al menos, regresaré a casa con algo mío.

. - yo te ayudaré con los estudios y dándote placer, pero no te preñes y disfruta de la libertad que da no tener ataduras, cariño. Aun eres muy joven y hermosa para eso –le dije-.

. - no te rías de mí. Y no es solo mates, son otras que cada vez me cuestan más.

. - aun así, tienes que hincar los codos. Si de verdad lo deseas, me pides ayuda y te ayudaré, pero si solo es para tenerme más tiempo a tu lado para tener sexo, no lo hagas, pues puedo enfadarme y pagarlo las dos.

. - yo, ¿por qué? –saltó la otra-.

. - eres su amiga y tienes la obligación de echarle una mano, al igual que ella a ti si fuera el caso contrario. Solo os pido que no juguéis con fuego, os podéis quemar.

. - no me jodas, Filo. ¿Sabes el chollo que hemos encontrado con Salvador?, si la jodes, si la jodes…

. - no discutáis, Filo sabe lo que tiene que hacer. Estudiar más, que no se confirme lo que se dice de las personas gruesas, de que son unas gandulas.

. - yo no soy gandula, pero me cuestan los estudios- dijo la interpelada-.

. - cuanto más te cuesten, más los apreciarás y podrás exhibirlo delante de otras personas más ignorantes que tú. Pídeme ayuda de corazón y en esa hora de estudio abarcaré las otras asignaturas para ti y para ti también, guapa –dije besándole los labios a la compañera-. No soy de dieces, pero pienso aprobarlas todas. Se lo debo a quienes han confiado en mí y pagado los estudios, que no son baratos. Y ahora dejaros de negatividades y vamos al tajo. Quiero que os hagáis un 69 entre las dos.

. - ¿pero eso no es lesbianismo?

. - eso es sexo, puro sexo. Yo, mientras tanto, disfrutaré de ambas. Venga, que no puedo estar toda la tarde aquí.

Con dificultad, pues nunca se habían comido el coño la una a la otra, las coloqué reglamentariamente.

. - vamos, comeros el coño de la otra y yo la de ambas. Me encanta comer coños –dije metiendo la cabeza por los espacios que me dejaban y lanzaba la lengua, para de vez en cuando comerme la boca de la que chupaba coño-.

Como no podían mantenerse encima la una de la otra por el peso, se pusieron de lado. Así fue mejor para mí, pues tuve más accesibles sus culos y coños.

Tan pronto metí mi polla en un coño, como en el otro, para a la vez dejar que me la mamara un rato la que estaba comiendo chumino al pil-pil.

. - ahora poneros las dos a cuatro patas. Voy a terminar con vuestros culos. Luego os tomáis mi lechita.

Como dos rinocerontes bien gordos, se pegaron culo con culo y esperaron.

Con una comida de chumino y de culo, me las fui follando culonamente. Joder, aquello era mejor que una terapia contra la ansiedad, contra el alejamiento familiar, contra todo.

La suerte que había tenido con aquellas dos hembras de campeonato. Así fue y así será mi relación con estas dos mujeres deseosas de que un macho se hiciera dueñas de ellas y de sus agujeros.

Salí ordeñado y contento. Para nada echaba de menos no follarme a mi compañera de piso. Así solo sería un rato diario donde echar toda la mala leche del día y empezar el siguiente con renovadas energías.

Allí mismo me duché con una de ellas. Luego de sobarla bien, entró la otra y es que no había ducha para ellas juntas, más un servidor.

Con una comida final de coño gordo, salí por la puerta con destino a casa.

No había ni Dios por el vecindario y es que hacia un tiempo de lo más ventoso. Conforme pasaban los minutos, el viento arreciaba. En eso que veo a un abuelo con la vista perdida agarrado de uno de los bancos de la calle.

Me acerqué al viejo para preguntarle si necesitaba ayuda.

. - buenas tardes, abuelo. Hace mucho viento, ¿necesita ayuda?

. - ¿tú quién eres? –me dijo el abuelo. Un hombre mayor, pero limpio y bien afeitado. No debía tener menos de 80-85 años-.

. - Salvador, señor.

. - Salvador, ¿me llevas a mear?

. - claro, abuelo. Veamos… -dije mirando a mi alrededor y buscando un meadero público- creo que hacia allí había un parque público. Vayamos hacia allí –le dije cogiéndole del brazo y sujetándolo bien para que el viento no lo tirara al suelo-.

. - ¿cómo es que anda solo en la calle con este viento que hace?

. - dice mi nieta que tengo Alzheimer, pero yo no me lo creo.

. - ah, es eso –dije bajito-.

Paso a paso llegamos al parque que sabía que andaba por allí. Por el viento, no había un alma. Subimos unos escalones y nos llegamos a los baños. El de caballeros, como no, estaba cerrado. Joder, me dije. Luego empujé el de damas y estaba abierto. Hay que joderse, también me dije.

. - ¿hay alguien ahí?, entro con un anciano –grité desde la puerta. Como nadie me respondió, entré de la mano del abuelo-.

Había excusados y lavabos. Los machos teníamos excusados y urinarios, más los lavabos.

Hacia uno de los excusados llegamos y dejé que entrara solo.

. - entra, hijo y ayúdame.

Entré y le ayudé a bajarse los pantalones y los calzoncillos y lo coloqué frente a la vasija con las tapas levantadas.

. - hazme otro favor, hijo.

. - usted dirá, abuelo.

. - ¿me puedes hacer una mamada?

. - pero abuelo. ¿Usted tenía ganas de mear o era solo para que se la mamara?

. - para que me la mamaras –dijo tan tranquilo-.

. - vaya con el abuelo.

. - ¿me la vas a mamar o no?

. - ¿está seguro, abuelo?, no me importa mamársela.

. - sí, sí. Quiero que me la mames.

. - de acuerdo. Déjeme sentarme en la vasija antes.

Lo rodeé y bajando las tapas de la vasija, me senté. Su polla que ya había sacado antes, estaba falta de consistencia. Le bajé hasta las rodillas los pantalones y los calzoncillos y me dediqué a mamar al anciano su, en principio, polla pequeñita, pero conforme iba empalmando, aquella pequeña pollita, crecía y crecía hasta ponerse que no veas. Cada vez me gustaba más y más y más se la mamaba yo hasta que se me corrió en la boca. Sonreí. Saboreé su corrida, que no era moco de pavo, para luego re mamársela y limpiársela a base de lengua.

. - oh, gracias, hijo. Ahora llévame a casa, no me acuerdo donde vivo.

. - claro, abuelo –dije secándole el rabo con un papel y subiéndole los calzoncillos y pantalones-.

Salimos fuera del baño de señoras, no quería broncas innecesarias. Una vez fuera y sentado en un banco, le dije que lo iba a revisar para saber dónde tenía su documentación.

La encontré y un número de móvil. Saqué el mío y marqué el número. Nadie me lo cogió, por lo que miré el carnet y la dirección que allí ponía. Estaba cerca, según creía.

Del brazo del viejo, caminamos y caminamos hasta llegar a una linda casita. Era pequeña, pero coqueta.

Toqué el timbre. Esperamos poco. Nos abrió una chica despampanante. Tenía una delantera impresionante, en un cuerpo diez y era joven de cojones, como de mi edad. Me cogió mirándole las tetas y sonreí para salir del paso.

. - abuelo, has vuelto a escaparte –dijo abrazando al viejo-.

. - ¿y tú quién eres? –dijo el viejo-.

. - tu nieta, abuelo. Soy tu nieta, acuérdate. Entra en casa.

. - este chico tan guapo me mamó la polla –dijo el cabronazo del viejo. Me quedé pasmado-.

. - ¿es cierto eso? –dijo mirándome-.

. - lo es. Y lo siento. Me engañó para que lo llevara a un baño a orinar y allí me pidió que se la mamara y lo hice.

. - abuelo, ¿es verdad que lo engañaste?

. - ¿y tú quién eres?

. - abuelo, soy tu nieta, recuerda.

. - mi nieta, ah. Sí, mi nieta. Luego te como el coño de nuevo. –y se fue hacia dentro, dejándonos allí-.

. - bueno, tengo que irme –dije. Aquello se estaba volviendo un poco enrarecido-.

. - ¿no creerás que yo y el abuelo…?

. - no, para nada. El Alzhéimer es lo que tiene.

. - vamos, nieta, que ya no tienes que mamármela esta noche. Solo te comeré tu chochito. Me gusta comerme tu chochito.

La chiquita estaba roja granate.

. - es mejor que entres o seguirá soltando por esa boca suya –sonreí y me di la vuelta-.

. - sí, perdona y gracias por traérmelo.

Me di la vuelta y me fui a casa definitivamente. Tenía un hambre canina.

Como no, Patrick le estaba dando fuerte a rebeca en todo su culo y como el viejo me la puso dura de nuevo. Sin decir buenos noches, me la saqué, me coloqué rápidamente un condón y poniéndome detrás suyo, se la enterré hasta mis huevos. Descargué rápido, pues poco tenía de leche fabricada.

Me saque el condón y dejé que rebeca le hiciera los honores a mi tranca, para seguidamente tomarse mis espermatozoides directamente del condón. Luego un beso a ambos y llevándome el condón usado, dejé que continuaran disfrutando.

Me di una larga ducha y luego me hice una tortilla de tamaño mediano. Ellos seguían dale que te dale. Ahora estaba Patrick comiéndole el coño a una receptiva Rebeca.

Me comí un tercio de la tortilla y me acosté. No eran ni las 8 de la noche, y ya estaba derrengado, los culos me tenían derrengado.

. - hola Salvador –me dijo Consti y nos dimos un beso en toda la boca, estábamos sentados en el aula esperando al profe de turno-.

. - hola preciosa. Qué bien hueles.

. - sí, amor de hombre . Así se llama.

. – Jo, con los nombres de las colonias.

. - ¿la conoces?

. - ¿a quién?

. - a esa que sube. No te quita ojo.

Miré en la dirección que me señalaba con la mirada y allí estaba la despampanante chica, del despampanante cuerpo, con la despampanante delantera.

(Parte 10 de 11)

FIN