Favor, con favor, se paga (1)

“Hijo mío, la felicidad está hecha de pequeñas cosas. Un pequeño yate, una pequeña mansión, una pequeña fortuna...”, Groucho Marx. Relato en 11 trozos.

FAVOR, CON FAVOR, SE PAGA

(1-11)

ESCRITA POR:  SALVADOR MORALES

© Todos los derechos reservados

La luz del sol me ha despertado y como siempre, tengo un empalme del carajo. Me paso la mano por la polla por fuera de los calzoncillos y me hago una suave paja. No, será mejor irme al baño y terminar de hacérmela allí, pues el olor del semen acabará delatándome en la cama, y la vieja, mamá, no es tonta.

Tengo 18 años y estoy caliente como un macho todo el puto día. Fuera de la habitación no hay moros en la costa y hacia el baño me dirijo. Los viejos aún no han despertado, mejor para mí, así no me molestarán hasta que haga explotar mi rabo.

Me bajo la tapa de la vasija y me saco los calzoncillos. Luego me siento. Joder, cacho polla que me gasto, una pena lo despellejada que la tenía, pero, ¿qué se le va a hacer?, todo sea por el placer que me da cada vez que veo volar mi leche, una leche que ya disfruto bucalmente y que, para no ser de vaca, es bien sabrosa.

Con la mano en la masa me cogió el viejo, nunca mejor dicho.

. - joder, hijo, pero, ¿qué haces?

. - coño, papá. No entres si está ocupado.

. - pero hijo, te estás despellejando el pene.

. - es que no lo puedo evitar. Siempre estoy pensando en lo mismo.

. - pero mira que eres tonto. ¿Para qué está tu padre?

. - ¿para darle sablazos los fines de semana? –me hice el loco-.

. - sí, también para eso. Pues para que lo sepas, también estamos para ayudar a nuestros hijos cuando lo necesitan. ¿No has oído nunca que un padre o una madre matan por sus hijos?

. - sí, ¿pero a qué viene esa frase, en este caso?

. - eres de lo que no hay. Ese pene tuyo, que, por cierto, como siga aumentando se parecerá al mío, es una joya de la familia y no lo puedes tratar así. Cuando tengas necesidad de hacerte una paja, me lo dices y yo te la hago como tienes que hacértela, si no, te vas a quedar sin ella.

. - pero papá, como voy a ir ante ti y decirte, ¿papá, me haces una paja que estoy muy caliente?

. - ¿qué crees que le decía yo a tu abuelo que en paz descanse?, pues eso. Anda, déjame tu herramienta –dijo papá arrodillando una pierna frente a mí. Me apartó la mano y me la cogió- joder, cómo está –dijo revisándomela como si fuera un plátano en sus manos-.

. - papá, ¿de verdad me vas a hacer una paja?

. - hijo, yo no bromeo con estas cosas –dijo y agachó la cabeza, comenzando a mamarme la polla. Yo alucinaba en colores, pues me la estaba mamando de verdad y no era ningún cuento-.

. - oh, Dios mío, qué bien me siento. Gracias papá, gracias.

Tan bien me sentía que me olvidé de todo y exploté en la boca de papá. Ello le hizo detener la mamada. Mi leche en su boca también le hizo cambiar el tono de voz al abroncarme.

. - pero coño, hijo. Se avisa antes de correrse uno.

. - lo siento, papá. Se me fue el santo al cielo.

. - bueno, tampoco es tan malo –dijo saboreando mi leche- creí que no, pero sí, es bien sabrosa tu corrida. Mira, no te preocupes y continúa entregándomela cuando te corras las próximas veces.

. - ah, pero, ¿habrá próximas veces, papá?

. - hijo, solo si vuelves a empalmar y yo creo que lo seguirás haciendo, ¿no te parece?

. - sí, creo que sí. Todos los días amanezco así y algunas veces hasta dos y tres veces el resto del día.

. - pues aquí tienes a tu padre para cada vez que lo necesites. Ahora voy a ducharme, que llego tarde al curro.

Delante de mí, se bajó los calzoncillos y me enseñó su cacho cipote. Era tremendo y estaba empinado.

. - padre, es que mamá y tú no… -dije mirándole la polla-.

. - tu madre y yo como que no estamos estos días muy bien avenidos. Y todo porque no fui al funeral de su hermana. Joder, estaba en el quinto pino. Pero bueno, que se le va a hacer, ya me haré una paja.

. - ah, no papá. Eso sí que no. Favor, con favor, se paga –le dije cogiéndole la polla y acercándola hacia mi boca y tragándomela-.

. - hijo, no tienes por qué hacerlo, ooohhh, aaahhh –dijo agarrándose de mis hombros. Mientras le mamaba, ponía la cabeza hacia atrás. Estaba disfrutando de mi primera mamada a papá y esperaba que no fuera la última-.

Como yo antes con él, se olvidó de todo y se corrió en mi boca. Me la llenó de semen y casi me asfixio, tosiendo fuertemente.

. - perdona, hijo. No estaba en lo que tenía que estar.

Yo, levantando una mano porque no podía hablar, intentaba tragar aquella cantidad ingente de leche. Una vez lo hice, respiré y pude gesticular palabra.

. - no papá, está bien. No sabía que las corridas de un tío fueran tan ricas –mentía, pues la mía me la tomaba día sí y día también- La quiero en mi boca cada vez que tengas ganas de correrte y que mamá no esté por la labor.

. - gracias, hijo. Ahora sigue un poco más. Mi polla aún está súper sensible y le queda un poco de leche residual que conseguirás sacármela si sigues mamándomela hasta que desfallezca –según lo dijo, me la volví a meter en la boca y efectivamente, le saqué más semen y encima, papá volvió a disfrutar con pequeñas vibraciones de varios micro-orgasmos-.

. - gracias, papá, por compartir conmigo estos buenos momentos.

. - ¿sabes lo que pasa?, que al igual que con el abuelo, las mujeres no comprenden las necesidades de los hombres y será mejor que esto quede entre tú y yo. Mamá no debe enterarse de nuestro pequeño secreto.

. - punto en boca. ¿Puedo un poco más, por favor?

. - adelante, pero date prisa, debo ir a trabajar.

Me agarré de sus nalgas y me tragué de nuevo su polla ya menguada. Así como estaba, también era muy sabrosa tenerla en mi boca y la volví a disfrutar. Luego ya tuve que dejarla libre. Papá se metió en el plato ducha y comenzó a ducharse. Yo hice lo propio junto a él. Una vez ambos duchados y sin que lo esperara, le hice agachar la cara y besé a papá en los labios por tiempo que no conté en segundos, pero fueron muchos. Papá tampoco se separaba de mis labios, es más, estaba tan animado como yo mismo.

Cuando me separé, ambos sonreímos y papá me dio un beso extra cortito.

. - gracias, hijo. Era lo que necesitaba para comenzar el día de la mejor manera. Salgamos o mamá va a venir a ver qué nos pasa.

Con una toalla alrededor de la cintura, cada uno se fue a su habitación a vestirse. Una vez hecho, pasamos a la cocina, donde mamá estaba haciendo el desayuno.

. - buenos días, mamá –dije llegándome hasta ella y besándole en los labios, ella se quedó pasmada, pues no era normal en mí-.

. - ¿y esto?

. - mamá, hoy es el primer día, del resto de mi vida. Como eres la mejor madre del mundo, voy a ser el mejor hijo del mundo también. Y cada vez que salga por esa puerta hacia el instituto, te daré un beso en los labios y otro al regresar. ¿Qué te parece?

. - hay, mi niño. Cuanto deseaba este beso. –Dijo llegándose hasta mí y comiéndome la cara a besos-.

. - bueno, mamá, tampoco te pases.

. - ¿y qué pasa conmigo?, ¿es que soy de piedra o qué?, a mí también puedes darme todos los besos que quieras en casa, pero cuando haya gente que no seamos nosotros o estemos en la calle, ni se te ocurra besarme, que yo soy muy macho.

. - será posible este hombre –dijo mamá enfurruñada en broma-.

Sonriendo, me acerqué a papá y le besé los labios con la misma intensidad que con mamá. Luego me senté y mamá me entregó el tazón de leche de cada mañana. Le eché cacao y me la tomé, quedándoseme los labios pintados de blanco.

Cuando fui a limpiarme los labios con el paño, mamá me lo impidió.

. - Deja que mamá te los limpie –dijo cogiéndome la cara y besándome allí donde tenía la leche- y así todos los días, mi amor –dijo besándome finalmente de nuevo en los labios-.

. - gracias, mamá. Te quiero y a ti también, papá. Ahora me voy o llego tarde –dije cogiendo la mochila-.

. - eh, que se te olvida algo –dijo papá-.

. - ¿el qué, papá?, lo llevo todo en la mochila.

Papá se señaló los labios.

. - ¿te marchas y no me vas a dar el beso de cuando te vas?

. - lo mismo digo yo, hijo. Ya que has empezado… –añadió mamá-.

. - Pero cómo sois. Si os lo acabo dar a cada uno.

. - en esta casa se besa muy poco, así que tengo que aprovecharme –dijo papá-.

. - vale, ya voy.

Fui hacia papá y nos besamos más tiempo que antes. Luego a mamá, de la misma manera.

. - ten cuidado, mamá. Que tus pechos pinchan-.

. - mis pechos no han matado nunca a nadie, bien que te gustaba mamar de pequeños –dijo apretándolos más aún contra mí-

Luego y sonriendo, salí corriendo hasta salir de casa. Mamá y papá se quedaron mirando.

. - amor mío, enterremos el hacha de la paz por nuestro hijo –dijo mamá-.

. - gracias, cariño. Esperaba que dijeras eso. ¿Qué te parece si le damos un hermanito a Salvi?

. - que me has leído el pensamiento. ¿Empezamos ahora?

. - sí y no. Sí empezamos, pero mi semen no podrás catarlo, pues me hice una paja en el baño. Estaba que explotaba y como tú no me dejabas…

. - lo siento, mi amor. Aun así, tengo deseos de que me ames aquí mismo antes de que partas para el trabajo, hoy tienes guardia y no te veré hasta la noche.

La sonrisa se dibujó en papá y se fue hacia su esposa. Se besaron largamente para luego comenzar a desnudarse el uno al otro. Una vez despelotados, la puso encima de la mesa y dio rienda suelta a comerle el conejo que tanto añoraba.

Ella jadeaba como en los mejores tiempos, ayudándose con uno de sus dedos en su clítoris. Sus orgasmos salieron a la luz, tanto que allí olía a coño frito.

Al final la polla de papá cogió algo de consistencia, suficiente para penetrarla, pero poca leche logró sacar de allí. Una mamada rápida en el suelo de la cocina haciéndose un 69 y volvieron a explotar en mini corridas hasta que lo dejaron por falta de tiempo y marcharon al baño para una ducha rápida.

Papá salió feliz y contento, pues tenía a su merced de nuevo a su señora esposa y ahora también a su querido hijo. Con ambos había disfrutado esta mañana y más que disfrutaría más adelante.

. - pásala, pásala –decía Rogelio en el partidillo que estábamos jugando en el instituto-.

Se la pasé y disparó encima del larguero.

. - vaya mierda de tiro, joder. Mejor la hubiese tirado yo –le dije-.

. - vete a freír, fue un fallo, leñe.

En otro lance del juego, la pelota salió despedida hacia las gradas. En su base había dos muñecas que no nos quitaban ojo. La pelota se fue a meter bajo la falda de una de ellas y hacia allí fui a buscarla.

Las conocía, una era Marisa y Manuela, la otra. La primera era la más lanzada y tenía una buena delantera. La otra más recatada, apenas tenía pechos, pero era más guapa y más rica en dinero, pues sus padres eran dueños de una papelera de renombre en el país.

. - hola, preciosas, ¿me devolvéis la pelota?

. - hola, guapetón –dijo Marisa- ¿de qué pelota nos hablas?

. - la que tiene Manuela bajo la falda.

. - lo que está debajo de mí, es mío.

. - anda, ya. ¿Acaso estás encubando un balón?, ni que fueras una gallina-.

. - ¿me estás llamando gallina, cabronazo?

. - ¿me devuelves la pelota, monina o te meto mano?

. - que más quisieras tú. Si lo haces voy al director y te lee la cartilla.

. - por la cartilla hasta me como a besos esos labios de terciopelo.

. - serás salido –dijo Marisa sonriendo- ¿y a mí que me comerías?

. - a ti te comería toda enterita. Hija, tienes una delantera, que ya quisiera yo en el partidillo-.

. - ¿eso es bueno o malo? –dijo la aludida-.

. - bueno, muy bueno. Vamos, que estás para mojar con pan y lo mismo digo de la gallina de los huevos de oro. Estáis para comeros, pero como ahora no tengo hambre, preferiría que me devolvierais el balón. Anda, porfa.

. - ¿viene o no viene ese puto balón, Salva? –gritó Rogelio impacientándose-.

. - ya va, ya va, estoy hablando, leñe. Coño, que bicho más feo –las chicas saltaron aterradas de que fuera una serpiente o similar y me dio tiempo de coger el balón- pero qué inocentes sois, pardillas-.

Le tiré el balón a los compañeros y me giré hacia las chicas.

. - ha sido un placer platicar con vosotras, como dicen los argentinos. La próxima vez, que no haya un balón de por medio para hacerlo –dije y me regresé al partidillo-.

. - ¿por qué no se lo dijiste, tonta?

. - haberlo hecho tú.

. - mierda, era una buena oportunidad ésta que hemos perdido.

. - ¿y si cogemos el toro por los cuernos y nos presentamos ante él y se lo decimos? –dijo Marisa arreglándose los pechos-.

. - más tarde, cuando se haya cambiado.

. - tú siempre, más tarde. La próxima vez que le eche la vista encima, me tiro encima de él.

. - no tienes cojones.

. - cojones no, pero ovarios tengo en cantidad –y las dos rieron-.

A la ducha llegamos los últimos Rogelio y yo. Los compañeros ya se habían duchado y cambiado. Nos desvestimos y uno al lado del otro, nos metimos bajo las rosetas de la ducha.

Rogelio no disimulaba mirándome el cipote que lo tenía en todo su apogeo de nuevo. Aquellas dos cabronas me la pusieron dura.

. - a que te gustaría… -dije señalando mi rabo-.

. - eh, que va. Yo no soy marica.

. - yo tampoco, pero me gustaría probar con la tuya.

. - ah, entonces sí. Solo por probar.

. - no cuela, Rogi. A ti te va la marcha.

. - coño, que no, pero probar, sí que me gustaría. Por saber, más que nada.

. - ¿entonces nos la mamamos recíprocamente?

. - ¿tú quieres?

. - ya te dije que sí. Más que nada por saber lo que se siente estando en el lado oscuro. Hasta me gustaría metértela por el culo.

. - coño, ¿eso también?, entonces yo también tendría que metértela a ti, por saber, ya sabes.

. - me parece justo. ¿Qué te parece esta tarde? ¿no están tus padres fuera por no sé qué fiesta del pueblo?

. - en mi casa, no coño.

. - pues en la mía no puede ser. Allí están mis viejos –mentí en lo de papá, pero bueno, era una mentirijilla a medias, pues mamá, sí que estaría-.

. - ¿y si buscamos un sitio abandonado?

. - no seas capullo, ¿prefieres hacerlo sobre tierra, cuando lo podemos hacer sobre una mullida cama?, no se darán cuenta.

. - bueno, vale, pero como se enteren…

. - mientras no se lo digas tú, que a mí no me interesa divulgarlo. ¿Tienes vaselina en casa?

. - sí, un poco me queda.

. - para las manuelas, ¿eh?

. - tú, ¿no?

. - yo a pelo, pero sí, voy a tener que comprar un tubo, pues me la estoy despellejando a pajas y ya está bien, joder.

. - Salvador, quédate un momento y cierra la puerta con llave, por favor –dijo la profesora de mates, Adelaida. Era una hembra no muy agraciada, pero tenía todo lo que un hombre necesitaba para descargar la polla. Buenas tetas, buen culo y fea cara, pero era una buena enseñante, eso tenía que dárselo y no era una cabrona como algunos profesores compañeros suyos.

. - usted dirá, profesora.

. - me he fijado que no está tu nombre entre los que desean intervenir en el concurso de matemáticas con el instituto del pueblo vecino. Ya sabes que después nos enfrentaremos con los mejores del año pasado, pero para eso hemos de ganarle a estos primero.

. - profesora, como que no tengo muchas ganas, la verdad.

. - Salvador, por favor. Eres el mejor de mi clase con creces. Si no vas tú, no pasaremos de ésta. Tengo la compañera ideal para el concurso, que precisamente estuvo allí estudiando y ahora lo hace en nuestro instituto. Los dos juntos sois invencibles.

. - ¿y quién es ella?, ¿la conozco?

. - es Alicia, una chica gordita.

. - no me joda, profesora. Perdón. ¿Gordita, dice?, pero sí parece un tonel andante.

. - no seas malparido, Salvador. Alicia tiene un cerebro privilegiado para las mates y está a tu nivel o casi.

. - pues entonces con ponerle a su lado a cualquiera que desee participar en el concurso, servirá. Si ella es el coco, el otro solo tiene que decir sí a todo.

. - no me hagas esto, por favor, Salvador. Te necesito a ti.

Si aceptas inscribirte, te dejo en paz lo que queda de trimestre.

. - no, con eso no me va a comprar. Quiero dos cosas de usted. Bueno, una de usted y otra de su hija.

. - ¿cómo dices?

. - sé cómo lo está pasando su hija por esa enfermedad del demonio. Y sé también qué le dijo a una amiga común que antes de…, ya me entiende, antes de…, joder. Antes de morirse, lo siento. Antes de morirse, quería irse desvirgada de este mundo.

. - ¿te dijo eso mi hija?

. - no, no a mí, sino a una amiga común. Bueno, dicho lo dicho, lo que le propongo es lo siguiente. Aceptaría inscribirme en el concurso de mates si arregla las cosas para que yo me haga la prueba de compatibilidad de médula ósea para con su hija –iba a decir algo, pero se lo impedí con la mano- No, no diga nada aún, a lo mejor no le gusta el resto-.

. – continúa entonces.

. - para el caso de que la médula mía sea compatible y le funcione a su hija, que, por cierto, ¿cómo se llama?

. - Ángela se llama.

. - precioso nombre, no podía llamarse de otra manera. Pues eso, si le funcionase, no me acercaría a ella, a no ser que ella me lo pida, pero entonces la sustituiría usted de por vida. Y déjeme terminar -dije antes de que dijera nada- Si no funciona lo de la médula, usted hará todo lo posible para que me elija a mí para desvirgarla. Ese es el trato al que me comprometo, apuntarme al concurso y hacerme la prueba. Ahora la pelota está en su tejado.

. - oh, Dios mío –dijo llorando y abrazándome, algo que me dejó perplejo, pues esperaba que me diera una ostia en toda la cara- gracias, gracias de todo corazón-.

. - ¿a qué viene esto, profesora? –tuve que preguntarle-.

. - que quieras hacerte la prueba de compatibilidad es lo más importante para mí y ni niña. Si fuera posible el trasplante que salvara a mi Ángela, me tendrías a tus pies toda la vida.

. - bueno, parece que hemos hecho un trato.

. - lo hemos hecho y para que veas que lo cumpliré a rajatabla, sírvete de mí, cuanto quieras.

. - no es necesario. Todo se andará cuando suceda lo que tiene que suceder.

. - no, por favor. Insisto –dijo desabotonándose la blusa de terciopelo que llevaba. El sujetador era feo de cojones y no la hacía guapa, al contrario. Cuando se apartó el sujetador, me enseñó unos pechos preciosos. Pechos al que se me iban los ojos. Joder, ¿voy o no voy a por ellos?

Ella me solucionó el dilema. Me cogió la cabeza y me la apretó contra ambos pechos. Entonces sí, entonces me volví un sediento hijo de puta de pechos femeninos. Comencé a mamarla, desaforadamente. Ella gemía y respiraba entrecortadamente. Al final no pude evitar bajar una mano y llevarla bajo sus bragas y allí sodomizarle el coño. Sus gemidos aumentaron y para que no me jodiera la jodienda, valga la redundancia, mi boca se pegó a la suya fuertemente, mientras seguía pajeándola. Luego la hice apoyar contra su mesa y allí mismo, le aparté las bragas a un lado y me comí su coño, el cual olía a gloria puta. Luego recapacité y pensé donde estaba y la hora que era y me levanté.

. - arréglese, no es lugar, ni el momento.

. - gracias, tienes razón.

. - por favor, no use ese sujetador tan horrendo, no la hace femenina, sino todo lo contrario. Haga que despunten sus preciosos pezones y que sus alumnos nos corramos de gusto. Cuando esté lista, dígamelo.

Ella terminó de arreglarse, no sin antes pasarse varios papeles desechables por su húmedo coño, para secárselo. Los tiró a la papelera y terminó de arreglarse la blusa.

. - adelante, ya puedes abrir.

. - okey, avíseme para la prueba.

. - ¿puede ser esta misma tarde?

. - sin problema. Ahora la dejo –dije abriendo y saliendo de allí, la próxima clase ya estaba próxima a comenzar-.

Una vez terminó la clase, era hora del bocata y me fui a un árbol que solía usar para estos menesteres, pues le daba el sol de frente toda la mañana.

Allí estaba yo zampándome el bocata cuando una sombra me tapó el sol. Miré y allí estaban aquellas dos tías buenorras.

. - ¿podemos hablar contigo un momento?

. - apartaros del sol, que me estoy calentando.

Se apartaron y prosiguieron con su cháchara.

. - Salvador, queremos ser de tu equipo –era Marisa, la tetuda-.

Las miré mejor y entrecerré los ojos

. - ¿qué dices?

. - que queremos ser amigas íntimas tuyas.

. - no podéis, para eso tendríais que ser mis amantes. Novietas, es la palabra correcta. Novietas de mi harén particular.

. - estás de broma, ¿verdad? –dijo Manuela-.

. - no, no bromeo –dije pegándole un mordisco al pan-.

. - ¿exactamente dinos en que consiste eso de ser de tu harén? –repreguntó Manuela-.

. - estar a mi disposición las 24 horas del día.

. - vamos, ser tus putas particulares.

. - ahí has dado en el blanco monina.

. – monina, tu puta madre, y te puedes meter tu harén por donde ya sabes. Vamos, Marisa, aquí no se nos pierde nada.

Mientras Manuela salía por patas, Marisa no se movió de su sitio.

. - ¿y bien? –le dije-.

. - y bien, nada. Yo me quedo. Quiero ser tu puta particular.

. - coño, tienes cojones, sí señor.

. - y a mucha honra.

. - anda, siéntate a mi lado.

Marisa se sentó a mi derecha.

. - ¿quieres un poco de mi bocata?

. - no, gracias.

. - mala respuesta. Tienes que decir que te dé un trozo.

. - ah, eso. Pues dame un trozo.

. - eso es. –partí un trozo y se lo di. Luego se lo comió mientras nos mirábamos- ¿Marisa, qué coño haces todavía aquí? –Tuve que preguntarle a aquella tetuda chica-.

. - me gustas, me gustas mucho.

. - ¿tanto te gusto?

. - mucho, mucho.

. - ¿y si te quisiera meter mano y comerme tu boca aquí mismo?, ¿qué dirías?

. - que estás tardando –dijo entre sonriente y nerviosa-.

. - me gusta lo que oigo y más me gustas tú y tus tetas. Estoy muy, muy caliente –dije cogiéndole la cara y besando sus gruesos labios. De inmediato lancé mi mano izquierda hacia su pecho izquierdo, retorciéndoselo-.

La muy jodida no era manca y mientras nos comíamos la boca y le sobaba una teta, la tía mandó su mano derecha hacia mi polla sobándola cuanto podía.

Despegué un segundo mi boca de la suya para pedirle una mamada rápida.

. - ¿serias capaz de comerme la polla?

. - ¿aquí, ahora?

. - ahora, sí, pero entre los árboles de ahí atrás.

. – vamos, entonces.

. - pero Marisa, ¿qué coño haces aun aquí con este degenerado? –Dijo Manuela viéndome como le seguía sobando el pecho a su amiga-.

. - Manuela, estoy cumpliendo mis sueños y que también eran los tuyos, ¿qué te pasó?

. - monina, ¿nos haces un favor?

. - ¿cuál, degenerado?

. - vigila que nadie nos importune a Marisa y a mi mientras hacemos manitas ahí atrás.

. - serás… serás…

. - porfa, Manuela. Solo será unos minutos –dijo Marisa-.

. - pero Marisa, que te va violar.

. - no te pases, Manuela. Si ella no quiere, no pasará nada, ahí detrás -dije-.

. - Manuela, solo unos minutos, porfa –insistió Marisa-.

. - mierda, eres una idiota. Ya te lo he advertido. Vale, id a follar como conejos.

Y fuimos atrás, Marisa y yo. Donde nos detuvimos no se veía nada desde fuera. Allí, sobre un buen pedrusco, me senté y la senté en mis rodillas.

. - mejor dejar los preámbulos para otro día con más tiempo, ¿no te parece, Marisa?

. - ¿no me irás a desvirgar aquí?

. - no, para eso hay otros sitios más cómodos.

. - ah, entonces vamos al tajo.

. - sí, al tajo.

Un fuerte morreo bucal y los botones de su camisa hicieron mutis por el foro y su sujeta-tetas ya estaba a mi alcance. No se lo quité, se lo subí hasta dejar libres ambos pechos que comencé a mamar sin parar.

Eran bien grandes y muy sabrosos, comérmelos. Sus gemidos afloraron de inmediato. Al poco ya la tenía sobre la piedra apartando a un lado sus braguitas-tanga para penetrarla bucalmente. Se corría que era un gusto oírla y saborearla.

Lo siguiente fue ofrecerle el premio gordo de un tío y vaya si se lo había ganado. Me senté sobre la piedra con los pantalones bajados y ella, con un ansia que no sabía que tenía encima, cogió mi polla con sus dos manos y mientras me pajeaba con ambas, se metía la parte sobrante en su boca, mamándome.

. - oh, sí. Qué bien la mamas, chica. Sigue así, sigue así.

Y siguió por unos segundos más, para después detenerse abruptamente.

. - qué coño. A la mierda todo –dijo y no comprendí al principio, pero cuando se alzó y se apartó el exiguo tanga y se agachó lentamente hasta tragarse mi rabo, comprendí que quería ser desvirgada de una puta vez y fue lo que pasó-.

. - aaahhh, aaahhh –gritaba la condenada-.

. - no grites tanto, joder. Trágatela más despacio o…

O nada, allí venía corriendo Manuela a socorrer a su amiga.

. - hay que joderse –dijo frenándose- al final la estás violando, jodido mamón.

. – pero, ¿quién viola a quién? –dije señalando a Marisa que subía y bajaba por su propia voluntad- vuelve a tu sitio y vigila, coño-.

La chica comprendió que allí, de violación, nada. Así que volvió sobre sus pasos. Mientras, Marisa ya le había cogido el tranquillo a tragarse mi sable y apenas se dolía, solo se tragaba una y otra vez mi polla.

Un rato después me la quité de encima, so pena de enlecharle el conejo. Cuando la senté en la piedra, le metí prácticamente la polla en la boca y me la follé bucalmente.

Me corrí largamente en su boca, mientras ella hacía por darse el atracón de semen. Una vez no salió más leche de mi polla, se la saqué bien escuálida.

Como sus bajos me llamaban a gritos, me agaché entre sus piernas y de allí saqué un buen vaso de zumo vaginal a base de lengua, ya luego la cosa se fue serenando, hasta que lo dejamos, no fuera que me envalentonara y mi polla resurgiera cual Ave Fénix y dándole la vuelta, meterle la polla por el culo. No, ni allí, ni ahora, tocaba.

Nos arreglamos la ropa. Una vez en forma los dos, le cogí la boca y me sacié de ella y ella de la mía, que tampoco era manca la tía. Luego ya salimos como dos tortolitos que lo habían pasado de miedo.

. - estarás contenta –dijo Manuela-.

. - ya lo creo, he hecho lo que quería hacer –dijo Marisa-.

En eso tocaron a clase. Un prolongado beso con Marisa y nos separamos.

Adelaida me cogió en un aparte y me habló.

. - Salvador, ¿te va bien a las cinco?, he llamado y podemos ir a esa hora.

. - perfecto, profesora. Vaya, ¿no lleva sujetador?

. - ¿te has dado cuenta?, así es. Crees que mis alumnos empalmarán así.

. - ya lo creo, yo entre ellos –dije sonriendo-.

. - gracias. ¿Te recojo en tu casa?

. - ni loca, recójame en la entrada de la librería Solidaridad.

. - de acuerdo, entonces. Allí nos veremos.

Llamé a mamá para decirle que me retrasaría cosa de una hora para que no se enfriara la comida. Dijo no importarle y corté.

. - Démonos una ducha antes del parto.

. - ¿qué parto?

. - el que van a parir nuestras pollas, tonto –le dije a Rogelio, estábamos en su casa y parecía que estaba muy nervioso.

Pasamos al baño y yo mismo le saqué los pantalones, luego dejé que me quitara los míos, el resto lo hicimos cada cual. Una vez dentro de la mampara le cogí la cara y me la comí a besos con lengua. Rogelio no sabía dónde estaba.

. - disfruta de mi polla un poco.

Rogelio arrodilló una pierna y comenzó lanzando su lengua, como si fuera a comerse una mosca.

. - tragátela, joder. Chupámela como en las pelis.

Se tragó mi polla y comenzó a mamármela, así pude cogerle la cabeza y follármela de paso.

. - okey, ahora déjame disfrutar la tuya.

Dejó de mamarme y me hice dueña de su polla, que era algo más delgada que la mía, pero igualmente sabrosa en mi paladar. Gemía al sentirse muy bien. Cuando la tuvo dura, era la hora del enculado.

. - ahora dame por culo y disfrútalo.

. - no tengo aquí la vaselina.

. - estoy tan caliente, que he fabricado mi propia vaselina. Vamos, fóllame, que a eso hemos venido.

Me di la vuelta y me apoyé en la pared, abriéndome de nalgas. Mi trasero se lo puse en bandeja, tanto, que sentí su polla entrarme como una exhalación ano adentro. La ostia puta, debí usar la vaselina, joder.

El tío, excitado como estaba, me daba polla a diestro y siniestro. Yo, poco a poco sentía que me amoldaba a su polla y el dolor disminuía, aunque no en la cantidad que hubiera deseado, pero ya era tarde para pedir tiempo y embadurnarme de grasa.

Tan contento estaba enculándome, que se corrió dentro de mí. De inmediato me la saqué del ano, para cogérsela y tragarme, aunque fueran los últimos espermatozoides que aún le quedaban en la chorreante polla.

Se la mamé bien mamada, escurriéndosela toda, tanto, que cuando salió, estaba escuchimizada al máximo.

. - ¿has disfrutado con mi culo?

. - sí, mucho. Gracias, Salvador

. - Pues acabemos de ducharnos, que luego me toca a mí romperte el tuyo.

Aún allí y mientras nos duchábamos, su boca y la mía no podían estarse quietas. Eran besos exploratorios y donde mi lengua profundizaba en su interior bucal.

Una vez pasamos a su dormitorio, quitamos las mantas y me tiré encima de la cama.

. - anda, ven, culito mío.

Pero Rogelio no se movía de donde estaba, junto a la cama.

. - venga, hombre, que no tengo todo el día.

. - no puedo.

. - no puedes, ¿qué?

. - no puedo dejar que me folles el culo.

. - ¿cómo es eso?, ¿no venimos aquí para joder como dos maricas y probar lo que ellos suelen hacer todos los días? Además, la parte en que te pongo mi culo y me lo follas, ya la he hecho.

. - no puedo, lo siento. Tengo miedo del dolor que me producirá.

. - joder, tío. No me vengas ahora con esas ostias. Sube, anda. Con la vaselina será menos doloroso.

. - no, lo siento.

. - Rogelio, sube y ponme el culo o tú y yo hemos terminado para siempre. Hay que estar para lo bueno y para lo malo, que tampoco es para morirse el que te follen el culo, si no, mírame a mí. Me dolió, claro que me dolió un huevo, pero es lo que esperábamos, joder y nunca mejor dicho. Ultima oportunidad, Rogelio.

El chico tragó saliva y salió corriendo de la habitación y se encerró en el baño. La leche que me han dado, que me han dado por culo, por cierto.

Como no soy yo de obligar a nadie a ponerme el culo o lo que sea, me fui al baño y pedí mi ropa.

. - Rogelio, dame la ropa, me largo de aquí.

Esperé un rato a que se decidiera. Abrió un poco la puerta y me la tiró fuera. La recogí y me la puse allí mismo, no antes de taponarme el culo con un trozo de papel de cocina por si salía algo de leche que no era mía, aunque lo dudaba, pues me había lavado bien el ojete cuando me duché. Sin despedirme, me fui a casa.

. - ya estoy en casa, mamá –grité una vez dentro-.

. - ven al baño, hijo.

Me extrañó su petición, pero me acerqué, pues podía estar recogiendo la ropa sucia para lavarla. Pero no, mamá estaba en la ducha en pelotas y con la puerta abierta.

. - anda, desnúdate y pasa aquí dentro.

. - ¿contigo, mamá?

. - claro, hijo, conmigo. Tengo que decirte algo importante.

. - luego cuando te duches me lo dices fuera.

. - no, quiero decírtelas aquí dentro. Venga, no seas morrúo.

. - vale, ya voy.

Me desnudé y entré. Lo primero fue cogerme la cara y besarme largamente, no en vano había llegado del instituto y era lo pactado esta mañana-.

Mamá estaba impresionante, con sus pezones tipo agujas que, si me descuidaba, me sacaba un ojo.

. - ¿te gustan mis pezones, hijo?

. - sí, madre. Son muy bonitos.

. - pues te doy permiso para que los toques y hasta si quieres, puedes mamarlos como cuando eras pequeño.

. - mami, ¿de qué va todo esto?

. - hijo, esto va de que me has llegado al corazón con lo de esta mañana y he decidido darte unas clases prácticas de sexo con chicas.

. - ¿clases prácticas?, ¿cómo es eso?

. - eres mi único hijo y voy a enseñarte todo lo que hay que saber sobre las artes amatorias con una mujer. Así que vas a disponer de tu madre las veces que haga falta para practicar sexo explícito y de paso enseñarte mi cuerpo para que lo conozcas con los ojos cerrados y así poder darles el mayor placer a las mujeres, pues yo te diré dónde debes y cómo debes hacer para que los orgasmos femeninos se produzcan y salgas triunfante de tus relaciones sexuales. ¿Tienes alguna duda más?

. - no, madre, te explicas como un libro abierto. ¿Cuándo empezamos? –dije muy serio-.

. - ya hemos empezado. Métete entre mis piernas e investiga como es mi vagina. No te preocupes usar tus dedos para apartar los labios inferiores o superiores. Yo te iré guiando sobre lo que debes hacer en cada momento. Usa tu lengua para darme placer, así como tus dedos. Vamos, comienza.

Y comencé aquellas clases tan suigéneris de mamá. Comparé la vagina de mamá con la de Marisa y eran prácticamente iguales, solo las diferenciaba el tamaño de cada cosa.

Mi lengua y mis labios disfrutaron de lo lindo, mientras mamá gemía y me guiaba por los lugares más erógenos de su anatomía.

Al final acabamos en su dormitorio metiéndole la polla por su vagina, para, finalmente, y a petición mía, por su culo.

Mamá se tragó la primera lechada de su retoño allí mismo, en la cama. Luego una vez descargado, no paró de mamarme hasta que pedí socorro, pues mi polla seguía excitada al máximo.

Mamá no lo sabía, pero a excepción de follar con tíos, que era bien reciente o casi, pues no lo llegué a consumar, ni con papá, ni con mi capullo ex amigo, lo de disfrutar con tías, para eso, ya no era virgen y no lo digo por Marisa, sino por algunas putillas que conocía, con las cuales, ya había follado, aunque no aún por sus culos, pero visto lo visto con mamá y próximamente, con Marisa, la cosa iba viento en popa.

Mamá y yo nos dimos una ducha rápida y comimos el almuerzo, no muy caliente, pero nada dije, dada las circunstancias.

. - hijo, de esto, ni palabra a papá. Está chapado a la antigua y no lo entendería.

. - ni palabra –dije. Si supiera lo chapado a la antigua que estaba…-.

. - ¿te ha gustado yacer, como dicen los finos, con tu madre?

. - ya lo creo, madre. ¿Puedes abrirte el albornoz?, me gusta verte tus pechos tan hermosos que tienes.

. - claro, hijo. Tú pide por esa boca y tu madre te lo dará todo.

Se sacó el albornoz y lo colocó en el respaldo de la silla. Estaba impresionante.

. - por cierto, madre. Tengo que salir sobre las 4.

. - ten cuidado hijo, aléjate de las malas compañías.

. - sí, madre. Además, aún tengo que aprender mucho de ti, ¿verdad, mamá?

. - ya lo creo, precisamente salí esta mañana a comprar el libro del Kama Sutra para practicar un poco –dijo ella riendo-.

Ya en el hospital me metieron en una camilla mirando al piso y me llevaron a una habitación. Cuando vi entrar a una enfermera con unas agujas de medio metro, casi me desmayo allí mismo. Encima no podían ponerme anestésico y dormirme, así que me pincharon y me hicieron un desgraciado. Lo que yo pasé allí no se lo deseo a nadie. La follada de Rogelio sin vaselina fue mucho menos dolorosa que con las clavadas que sufrí con aquellas putas agujas XXL.

Una vez en la calle, iba como mareado y pedí sentarme en un banco público. Cuando lo hice, allí mismo me desmayé.

Adelaida se alarmó y con ayuda, me metieron de nuevo en urgencias, donde estuve por espacio de 40 minutos con oxígeno y un puto gotero clavado en el brazo. Luego me devolvieron a la calle.

. - te llevo a tu casa directamente –afirmó, más que preguntó Adelaida-.

. - no, ya estoy bien. Solo necesito un poco de aire.

. - tú no estás bien, Salvador.

. - a casa no me lleves, no saben nada.

. - ¿no se lo dijiste a tus padres?

. - no, seguramente me lo hubieran impedido.

. - Dios, no debiste hacerlo. Mira, te voy a llevar a mi casa para que descanses en mi cama el tiempo que quieras. No puedo dejarte ir solo vagando por ahí.

Dicho y hecho, llegamos a su casa. Me dijo que su hija dormía y no la molestamos. Directamente me llevó a su dormitorio. Allí me sacó los zapatos y me acostó con ropa y todo. No tardé nada en quedarme dormido.

. - ¿es él mamá? –dijo Ángela desde su silla de ruedas-.

. - sí, hija. Es Salvador.

. - es guapo, ¿verdad?

. - sí, que lo es.

. - si no funciona la prueba, tienes que hablar con él.

. - ¿de qué, hija? –dijo su madre sabiendo de lo que iba la cosa-.

. - de que deseo agradecerle su ofrecimiento, ofreciéndome yo. Quiero irme sabiendo lo que se siente siendo amado por un chico.

. - pero hija, tú no te vas a morir.

. - mamá, por favor. Tú y yo sabemos que él es mi última oportunidad. Ya no tengo fuerzas para seguir luchando.

. - tienes que pelear contra esa enfermedad. No te des por vencida.

. - mamá, no insistas. Para estar cada vez peor… –dijo quitándose el pañuelo de la cabeza, una cabeza sin un pelo por las radiaciones a la que había tenido que someterse- más vale que me muera. Además, el cáncer no respeta a nadie-.

. - lucharemos juntas, hija. Se me había olvidado, el viernes y el sábado que viene tengo que ir al concurso de mates. Te cuidará esos dos días una enfermera amiga mía, aparte de la que viene todos los días.

. - no te preocupes. Todavía aguanto unos días más, aunque no muchos más, me temo.

Madre e hija se abrazaron y lloraron. Sus lloros me despertaron. Había dormido casi una hora.

. - hola dormilón.

. - ¿por qué lloráis?

. - nada, son cosas nuestras. Mira, ésta es Ángela.

. - hola, Ángela. Pero qué guapa eres.

. - aparte de guapo es bromista.

. - no, de verdad. ¿A que tu hija Ángela es preciosa?

. - sí, es cierto. Mi Ángela es muy bonita.

. - un poco blanca, pero eso con un par de días de playa, se cura solo.

. - sí, estoy yo para ir al a playa.

. - ¿no te gusta la playa? –dije sentándome en el borde de la cama, mientras buscaba los zapatos-.

. - sí me gusta, pero no puedo ir.

. - ah, no. ¿Y eso por qué?

. - ¿no lo sabes?, me estoy muriendo.

. - serás negativa –dije agachándome y cogiendo uno de los zapatos y colocándomelo, luego cogí el otro y me lo puse también-.

. - mamá, ¿podrías traerle a Salvador un zumo de naranja?

. - sí, claro. Que tonta soy. Enseguida te lo traigo, Salvador. ¿Quieres tú, hija?

. - no, madre, gracias.

Ángela dejó que su madre saliera de la habitación, se abrió la bata y me enseño su desnudo pecho.

. - ¿llevarías tú a una chica a la playa como yo?

Me quedé pasmado, pues solo tenía un pecho. El otro, el derecho, había sido extirpado quirúrgicamente.

. - no veo por qué no. ¿Puedo verlo de cerca y tocarlo?, nunca he visto a alguien sin un pecho.

. - acércate si quieres, pero seguro que te daría vergüenza estar en una playa con alguien a quien le arrancaron el pecho y que el otro, de seguir así, también me lo quitarán.

Me puse frente a ella y alargué la mano derecha, tocando allí donde no había nada. La cicatriz era casi imperceptible, pero sin duda le habían vaciado el pecho. Luego acerqué mis labios y besé el inexistente pecho. Ella fue ahora quien se quedó patidifusa, no sabiendo qué hacer.

Una vez besada allí, me giré unos grados y besé el pecho intacto. Ella gimió y cerró los ojos. Con su consentimiento tácito, le cogí de los hombros y apreté mis labios un poco más y más gemidos por su parte.

En eso apareció Adelaida con la bandeja y el zumo. Se paró en seco y sin decir palabra, reculó lo justo para salir del ángulo de visión de los dos.

En ese momento Adelaida se dijo que su hija estaba en buenas manos. Fuera se quedó, junto a la puerta, mientras oía gemir de placer a su hija.

Mi siguiente paso fueron sus labios, que rosé apenas al principio, para luego ella cogerme de los hombros y apretarlos contra los míos.

No contento con ello, la chica, al mismo tiempo, me metió mano al paquete bajo los pantalones, consiguiendo hacerse dueña de mi polla. Eso me dio más alas y abriéndome los pantalones, dejé que el miembro saliera a la luz con libertad absoluta. Una mirada a sus ojos me dijo que el siguiente paso era su boca.

Ni siquiera me preocupaba ver aparecer a su madre por la puerta con el zumo, pues no era nada violentada su hija.

Me alcé lo justo para que se tragara el pene y lo disfrutara como lo que era, una pieza primordial para darse uno y dar placer a los demás.

Con mi polla metida en su boca apareció por fin Adelaida. Sobre todo, su hija, Ángela, se aterró de ser cogida con algo así en su boca. Era algo que no debió suceder, pero que tantas veces quiso que sucediera en sus eróticos sueños.

. - no, chicos, continuad por favor. Como si no estuviera aquí.

(Parte 1 de 11)

FIN