Farmacia de turno.

La anciana quiere que su asistenta tenga un "buen novio", pero sobre todo le gusta mirar.

FARMACIA DE TURNO.

Me acerco a la farmacia cercana a mi casa. No me he dado cuenta que ya es tarde, la encuentro cerrada. Me llama la atención una chica que contempla atónita la puerta cerrada incrédula y como sorprendida de que ya esté cerrada.

Poco a poco se va acongojando y casi rompe a llorar. Me intereso por ella y me confiesa que se ha distraído al hacer unas compras y que necesita sin falta un medicamento.

-       "Puedes ir a una farmacia de guardia si tan necesario es", le digo para animarla.

Como la veo tan afligida me ofrezco a llevarla con mi coche. Por el camino me explica que vive y cuida de una anciana de bastante mal carácter y el medicamento es para aliviar su dolor. Si no vuelve con él seguro que pasaran ambas la noche sufriendo.

Cuando finalmente conseguimos el medicamento me pide que la acompañe hasta su casa, y así podrá explicar a la anciana la causa del retraso. Me incomoda bastante pero accedo finalmente tratando de hacerle un favor (aunque bien mirado le haría muchos favores pues la chica se los merece)

Le explica a la anciana todas  las peripecias y esta después de farfullar algunos improperios acepta las excusas. A continuación toma la iniciativa y se pone a hablar conmigo. Resulta ser una mujer con mucho mundo y entabla conversación conmigo de forma muy natural y afable. Mientras Carme se va a la cocina a preparar la retrasada cena.

-       "Prepárale cena para él… se quedara a cenar con nosotras… ", le grita desde su sillón del salón comedor.

Cuando Carme se acerca le dice:

-       "Te tendrías que buscar un novio como Javi… y no como es que tienes que no vale tres céntimos…. Que sea guapo… simpático…", "… y que sea cariñoso y atento", "Seguro que tú eres muy cariñoso, verdad Javi", dice dirigiéndose a mí.

-       "Además… ¿a que a ti también te gusta Carmencita?... está muy bien… es un poco boba e inocente pero tiene un buen cuerpo", "…jejejeje", ríe la señora.

-       "Con un poco de entrenamiento seria además una buena pareja para ti…", añade.

-       "Déjelo ya señora Enriqueta… ya sabe mis gustos", dice Carmen.

La chica recoge la mesa y se va a la cocina. La señora Enriqueta y yo charlamos con desenfado.

-       "Te gustaría llevártela a la cama ¿eh?... esta buena la condenada... si no fuese porque es algo boba... si me hiciese caso a mí... en vez de ir con ese novio malcarado que tiene..."

-       "Anda ve a la cocina y le tocas un poco el culo a ver si se anima, y te la llevas a dar un paseo", casi me ordena.

Voy a la cocina y parece que Carmen nos ha oído, pues está terminando de poner los platos en el lavavajillas, presentándome su bonito culo en pompa, como invitándome a darle un empujón.

Al verme, se incorpora y me advierte:

-       "No le hagas caso, según me ha contado de joven era una artista a la que no se resistía ningún hombre, y ahora sigue teniendo una mente muy vital y calenturienta...en realidad lo que desea es verte a ti desnudo e imaginar que haces el amor con ella", me cuenta para mi sorpresa.

-       "A mí no me importaría que mire, si con eso consiguiera hacer el amor contigo", le digo con osadía,"... la verdad es que tienes un cuerpo de ensueño... y se me pone dura nada más imaginarlo".

La señora Enriqueta me llama a voces. Vuelvo al salón comedor y ella enseguida directa como un tiro me propone:

-       "Dile a esa guarra que le doy el doble de lo habitual... pero con la condición de que pueda hablar", "... anda ve y díselo ya antes de que me arrepienta".

Así lo hago y Carmen me explica que la señora Enriqueta se conforma en ver a escondidas como ella hace el amor con su novio, y en compensación le da días de fiesta extra, y así todos quedan contentos.

-       "Dile que acepto", dice Carmen.

Siento como mi polla da un brinco dentro del pantalón y salgo disparado a dar la noticia.

-       "siéntate aquí... a mi lado", me ordena la sra. Enriqueta.

Minutos más tarde viene Carmen trayendo el café en una bandeja. Viste un uniforme antiguo azul celeste con ribetes de encaje, rematado con una cofia. Es extremadamente corto y en cuanto se inclina un poco para servir el café se le ven sus bonitas bragas blancas y parte de sus redondeados glúteos.

Sus pechos pugnan por salir de su ajustado corpiño. Mientras va y viene repartiendo el café tropieza torpemente conmigo hasta que vierte un poco en mi pantalón.

Como si fuese una obra de teatro, la señora empieza a despotricar por la torpeza de ella y la obliga a limpiarla. Para ello, empieza frotando con un paño sobre mi pantalón haciendo que crezca más y más mi polla.

Luego me hace levantar y me quita el pantalón completo, quedándome solo con el calzoncillo que apenas puede contener el empuje hacia arriba de mi miembro.

La señora sonriese maliciosamente mientras comprueba con la mirada las dimensiones de mi aparato. Carmen hace el numerito tratando de limpiar la mancha del pantalón, inclinándose y moviéndose a mi alrededor para que pueda ver los estupendos atributos de su cuerpo.

-       "¿crees que es forma de tratar a mi invitado?...ven aquí ahora mismo y pídele perdón antes de que se termine de enfadar...", ordena la señora.

-       "Quítate la ropa para que él no esté tan incómodo...y como has sido una nena torpe... debes dejar que te azote en el culo....venga ven aquí...apoya las manos sobre la mesa"

-       "Tu..."dirigiéndose a mí, "... quítale las calzas y dale unos azotes...."

Carmen muy solicita hace todo cuanto se le manda y mueve graciosamente el culo mientras espera mi castigo.

Yo le paso la mano desde la espalda hasta los muslos, le quito las bragas y pellizco cariñosamente los glúteos.

-       "Vamos...vamos... dale su merecido... ", me apremia la señora.

Me levanto y me coloco detrás de Carmen, unas manos expertas me tiran de los calzoncillos hasta que estos caen a mis tobillos, liberando mi verga erecta como el mástil de un barco.

Vista la exquisita sumisión de la criada y el entusiasmo de la señora decido tomar la iniciativa e interpretar mi papel con propiedad.

-       "Has hecho quedar muy mal a tu señora por tu torpeza... seguro que estabas pensando en algún novio... y eso te ha distraído... por eso te voy a castigar follandote así como estas... y la señora Enriqueta va a ver cómo te castigo", le amenazo mientras restriego la punta de mi verga por la rajita de su culo y la entrada de su conchita.

-       "Señora Enriqueta...Ud. cree que será bastante castigo?", le pregunto mientras le muestro mi verga, haciendo subir y bajar el pellejo para que se descubra mi desafiante y enorme capullo.

-       "Siii, si, si, dale su merecido... dale fuerte, y enséñame como lo haces por favor.... ", "...hacia mucho tiempo que no disfrutaba del sexo como ahora", dice la señora.

Después de acariciar largamente la espalda de Carmencita, dirijo mi verga hacia su coñito y la penetro hasta clavar totalmente mi miembro.

Ella no espera que sea demasiado grande y ante cada acometida gime y suspira sospechando que ya está toda dentro, pero cada vez la sorprendo con unos milímetros más de polla que van agrandando su vagina. Esta me recibe agradecida y hospitalaria después de unos instantes de adaptación.

Cuando la tengo toda dentro, ante cada embestida gime y se deshace en gritillos que muestran que su cuerpo reacciona muy positivamente a mis caricias, hasta que llega su orgasmo... y el mío.

Deverano.